miércoles, 6 de noviembre de 2013

La educación de los niños



 Observamos en la actualidad que la educación y las reglas de urbanidad brillan por su ausencia en los jóvenes y en los niños, (el hombre del futuro), en su mayoría, carece de principios y reglas de conducta para dirigirse en la actualidad.
Es a través de la educación que las generaciones se transforman y mejoran. Para obtener una sociedad nueva es preciso  que haya hombres nuevos. Así, pues, la educación  de la infancia es de capital importancia.
La educación es un proceso de socialización y endoculturación de las personas a través del cual se desarrollan capacidades físicas e intelectuales, habilidades, destrezas, técnicas de estudio y formas de comportamiento ordenadas con un fin social (valores, moderación del diálogo-debate, jerarquía, trabajo en equipo, regulación fisiológica, cuidado de la imagen, etc.).
Pero el término educación se refiere sobre todo a la influencia ordenada ejercida sobre una persona para formarla y desarrollarla a varios niveles complementarios; en la mayoría de las culturas es la acción ejercida por la generación adulta sobre la joven para transmitir y conservar su existencia colectiva. Es un ingrediente fundamental en la vida del ser humano y la sociedad y se remonta a los orígenes mismos del ser humano. La educación es lo que transmite la cultura, permitiendo su evolución.
En la actualidad el uso excesivo del término "educación" conlleva que una parte importante de la población no conozca su significado. Y lo que es peor que se utilice de forma incorrecta.
Es importe que sepamos que la educación no se adquiere de manera individual, sino que es necesario un proceso de socialización, es decir, es imprescindible relacionarse con otras personas.
La educación se basa principalmente en los procesos de asimilación y acomodación de conocimientos. Además, es necesaria una concienciación de nuestra cultura y conocimiento de las conductas más adecuadas en cada situación.
El proceso educativo se materializa en una serie de habilidades y valores, que producen cambios intelectuales, emocionales y sociales en el individuo. De acuerdo al grado de concienciación alcanzado, estos valores pueden durar toda la vida o sólo un cierto periodo de tiempo.

En el caso de los niños, la educación busca fomentar el proceso de estructuración del pensamiento y de las formas de expresión. Ayuda en el proceso madurativo sensorio-motor y estimula la integración y la convivencia grupal.
Sin embargo, la educación formal o escolar es la más conocida. Consiste en la presentación sistemática de ideas, hechos y técnicas a los estudiantes. Una persona ejerce una influencia ordenada y voluntaria sobre otra, con la intención de formarle. Así, el sistema escolar es la forma en que una sociedad transmite y conserva su existencia colectiva entre las nuevas generaciones.
La educación permanente o continua, que establece que el proceso educativo no se limita a la niñez y juventud, sino que el ser humano debe adquirir conocimientos a lo largo de toda su vida.
No basta enseñar al niño las nociones de la ciencia. Tan esencial como saber leer, escribir y calcular es aprender a gobernarse, a conducirse como un ser racional y consciente, es entrar en la vida armado no solamente  para la lucha material, sino, sobre todo,  para la lucha moral. Lamentablemente de la parte moral es de la que menos nos ocupamos, pues procuramos desarrollar  las facultades  y los aspectos brillantes del niño, y no sus virtudes.  Es por es razón, que cuando entra en la vida pública  se encuentra expuesto  a todas las asechanzas, a todas las atracciones de la pasión, en un ambiente sensual y corrompido.
La moral de las escuelas que frecuentan,  están desprovista de sanciones efectivas, sin finalidad universal,  no es más que una moral estéril, incapaz de reformar la sociedad.
También suele ser pueril la educación en los colegios religiosos, donde el niño se convierte  en presa del fanatismo y de la superstición adquiriendo nada más que ideas falsas acerca de la vida presente y del más allá.
Para despertar en el niño las primeras aspiraciones  al bien, para enderezar un carácter difícil, se necesita a la vez perseverancia, firmeza y un afecto del que solo es susceptible  el corazón de un padre o de una madre. Si los padres no logran corregir a sus hijos ¿Cómo podrá conseguirlo el que dirige a un gran números de ellos? Rara vez es una buena educación moral  la obra de un maestro.
Sin embargo, esta tarea no es tan difícil como creemos. No exige una ciencia profunda. Grandes y pequeños  podemos realizarla si nos hallamos penetrados de la finalidad  y de las consecuencias de la educación.  Hay que tener siempre presente una cosa, y es que los Espíritus  han acudido a nosotros con el fin de que les ayudemos a vencer sus defectos y a hacer las preparaciones para los deberes de la vida. Nosotros lo aceptamos por medio del matrimonio, la misión de dirigirlos;  la realizamos con amor, pero con un amor exento de debilidad, pues el amor llevado  al límite extremo está lleno de peligros.  Estudiemos desde la cuna  las tendencias adquiridas  por el niño en sus existencias anteriores,  y dediquémonos a desarrollar  las buenas y hagamos desaparecer las malas. No proporcionándoles demasiados goces con el fin de que, acostumbrados desde el principio al desencanto, sus almas jóvenes comprendan  la ardua vida terrenal, y que solo hay que contar con uno mismo y con su trabajo: únicas cosas que proporcionan  la independencia y la dignidad. No intentando desviar  a estos niños de la acción de las leyes eternas. Hay piedras en el camino de cada uno de nosotros: solo la sensatez nos enseña a evitarlas.
No debemos  confiar a nuestros hijos a otros si no es absolutamente necesario. La educación no puede ser mercenaria. ¿Qué le importa a una nodriza que un niño hable  o ande de tal o cual modo? No tiene el sentido, ni el amor maternal. En cambio una madre, siente mucha alegría, cuando el niño empieza a caminar, cuando empieza a chapurrear las primeras silabas. Una buena madre, tiene más solicitud para su hijo, que para su propio cuerpo.
La educación, basada en una concepción exacta de la vida, cambiaría la faz del mundo. Todas las llagas morales se deben a la mala educación. Reformarla, establecerla sobre nuevas bases, tendría para la humanidad consecuencias incalculables. Instruyamos a la juventud e iluminemos su inteligencia; pero ante todo, hablemos a su corazón enseñándole  a despojarse de sus imperfecciones. Recordando siempre  de que la ciencia por excelencia consiste en hacernos mejores.
- Mercedes Cruz-


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                                            “la Vida en Familia”

RELACIONES SEXUALES EN EL MATRIMONIO


“Que cada hombre tenga su mujer y cada mujer, su marido. Que el marido realice su deber en relación a la mujer y de la misma forma la mujer en relación a su marido. La mujer no dispone de su cuerpo, pero si el marido. De la misma suerte, el marido, no dispone de su cuerpo, pero si la mujer. No os rechacéis el uno al otro, a no ser que sea de común acuerdo y por algún motivo… Después retornad  a la vida en común, para que  seáis tentados a prevaricar. (Paulo)

La perfección moral, entre nosotros, solo existe como una luz distante que ilumina  nuestros pasos, que son tardíos y vacilantes, por las asperezas y los escollos del camino. 

Urge que reconozcamos, sin hipocresía, que el impulso sexual  es todavía uno de los factores predominantes de la conducta humana, debiendo ser tomado en la debida cuenta,  tal como es y no como nos gustaría que fuese, ya que ejerce gran influencia en la vida conyugal.

Un perfecto ajustamiento sexual garantiza el equilibrio sentimental de los cónyuges, predisponiéndoles a una reciproca tolerancia, del mismo modo que las insatisfacciones, en este dominio, les hace sentirse desarmonizados, con ellos mismos, inclinándoles a considerar imperdonables las más mínimas delicadezas.

Las relaciones sexuales de los recién casados, de los esposos de mediana edad y de los que estén próximos a conmemorar las bodas de oro, aunque crecientes en lo tocante  a frecuencia, pues cada edad tiene  su ritmo propio, deben conservar, siempre, el mismo valor, o sea, deben continuar  siendo la expresión máxima del amor que los unió un día, prometiendo la felicidad.

Es lamentable que algunos cónyuges, encaren el matrimonio como una especie de negocio que, una vez cerrado, les dispensa del cualquier  cuidado  en el sentido de agradar, amarrar, seducir al compañero, con lo que matan todo el encanto de la vida en común.

Muchos olvidan  que el contrato matrimonial les impone deberes recíprocos, unilateralmente rompen  los compromisos  asumidos, sin la menor atención  para con el compañero, ofendiéndole, así, en sus legítimos derechos.

Las dos causas mayores de la declinación de la vida de casado son la desvalorización del acto amoroso y la negligencia del clima sentimental. El hombre y la mujer  no toman en debida consideración las exigencias de la naturaleza del otro;  el amor masculino, al lado de un tierno impulso hacia un objeto definido, supone una necesidad  física cuya satisfacción no depende enteramente del objeto que la provoca.  El amor femenino es igualmente hecho de una necesidad  personal, (necesidad de atenciones delicadas  y pequeños cuidados afectuosos)  que se ven acrecentar  en la elección amorosa, pero no depende enteramente de ella. Por no aceptar esas verdades y no querer comprender , muchas mujeres se enojan  por tener que satisfacer  una necesidad para la cual  no se siente insustituible y acaba por repeler  los agrados de los maridos, mostrándoles impiadosamente  el poco placer que tiene en eso, muchos maridos, igualmente, incomprensibles,  se olvidan de  mostrar  a la esposa  el lugar  elección que ella ocupa  en su vida; más, arto de sentir  que su amor es soportado como una tediosa obligación, lo reducen cada vez más, apenas a  lo que parece esencial, pudiendo  esa actitud  aumentar así  la decepción de aquella  de quien le gustaría  sentirse amado.

El hombre, no comprende, el valor de los “pequeños obsequios”  y se olvida de que se puede dar regalitos  incluso a la esposa; esta no comprende  que hay en las necesidades  físicas de su marido algo de mucha importancia, incluso desde el punto de vista moral, para la felicidad del hogar, e , incluso para  el interés de los hijos. Hay esposas que se enorgullecen  casi de saber evitar las tentativas de aproximación del esposo;  no se admiren después  de que haya tantas parejas desajustadas  o que, aparentemente unidas, viven dominadas por un nerviosismo creciente, siempre a punto de traducirse en un mal humor, cuyo origen escapa  a los observadores superficiales: los niños sufren los efectos  del ambiente insoportable que reina en casa , sin poder comprender la razón. Después entran en juego  las decepciones, los rencores se acumulan  y raros son los que saben subir la cuesta  fatal.

Tanto uno como otro cónyuge  pueden hasta llegar a buscar fuera  compensaciones que oscurecen  todavía más el horizonte. A veces, el hombre huye, consagrándose cada vez más en su profesión; o la mujer se dedica solo a los hijos. Esa solución del problema no satisface, porque si es normal, bueno y útil que el hombre tenga una profesión por la cual se interese y se apasione, que la mujer  tenga ternura con los hijos a quienes ama y de quienes se ocupe con amor, ternura y dedicación, no deja de ser muy triste  que la profesión ultrapase la vida conyugal o que el amor  de los hijos se contraponga al amor conyugal.

“La comunión sexual injuriada o pérfidamente interrumpida acostumbra a generar repercusiones en la conciencia, estableciendo problemas cármicos  de solución, a veces, muy difícil, pues nadie hiere a alguien sin herirse a sí mismo.”

 Francisco Cándido Xavier  “la Vida en Familia”
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Oración de la mañana

Señor, concédeme la conciencia de mis muchos errores.
No permitas que viva engañado acerca de mí mismo.
Tengo la claridad suficiente para saber quién soy.
Tengo más que otros, puedo detectar los puntos débiles son comunes.
Dame tu fuerza para que yo me pueda superar, no su luz para caminar en la oscuridad, tu paz en la lucha que me aqueja.
Siempre voy a ser sincero en mis intenciones y humilde de mi actitud,fiel a mi palabra, y fiel a mis compromisos.
Señor, no permitas que sea entregado a invigilancias y al acoso del mal.
Sé mi refugio y mi inspiración! ...

Que así sea.

Casa André Luiz

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