lunes, 4 de noviembre de 2013

Joanna de Ângelis: reencarnación de Sor Juana Inés de la Cruz


Un Espíritu que irradia ternura y sabiduría, despertándonos para la vivencia del amor en su más elevada expresión, incluso que, para vivirlo, nos sea impuesta una gran suma de sacrificios. Se trata del Espíritu que se hace conocido por el nombre de Joanna de Ângelis y que en los caminos de los siglos, vamos a encontrarla en la mansa figura de Juana de Cusa, en una discípula de Francisco de Asís, en la grandiosa Sor Juana Inés de la Cruz y en la valiente Joana Angélica de Jesús.

Conozca ahora cada uno de estos personajes que marcaron la historia con su ejemplo de humildad y heroísmo.

JOANA DE CUSA

Juana de Cusa, según informaciones del Espíritu Humberto de Campos, en el libro «Buena Nueva», a través del médium F. C. Xavier, era alguien que poseía verdadera fe. Narra el autor que: «Entre la multitud que invariablemente acompañaba a Jesús en las predicaciones del lago, se encontraba siempre una mujer de rara dedicación y noble carácter, de las más altamente colocadas en la sociedad de Cafarnaúm. Se trataba de Juana, consorte de Cusa, intendente de Antipas, en la ciudad donde se trataban intereses vitales de comerciantes y de pescadores».

Su esposo, alto funcionario de Herodes, no compartía las enseñanzas de espiritualidad, no tolerando la doctrina de aquel Maestro que Juana seguía con purificado amor. Afligida por el peso de las obligaciones domésticas, angustiada por la incomprensión e intolerancia del esposo, buscó oír la palabra de consuelo de Jesús que, en vez de invitarla a engrosar las filas de los que lo seguían por las calles y caminos de Galilea, le aconsejó a seguirlo a distancia, sirviéndolo dentro del propio hogar, convirtiéndose en un verdadero ejemplo de persona cristiana, en el cuidado al prójimo más próximo: su esposo, a quien debería servir con amorosa dedicación, siendo fiel a Dios, amando al compañero del mundo como si fuera su hijo.

Jesús le trazó una ruta de conducta que le facilitó vivir con resignación el resto de su vida.

Más tarde, se convirtió en madre.

Con el paso del tiempo, las atribulaciones se fueron agrandando. El esposo, después de una vida tumultuosa y desdichada, dejando a Juana sin recursos y con el hijo para criarlo. Valiente, buscó trabajo. Olvidando «el confort de la nobleza material, se dedicó a los hijos de otras madres, se ocupó con los más subalternos quehaceres domésticos, para que su hijito tuviese pan». Trabajó hasta la vejez.

Ya anciana, con los cabellos blancos, fue llevada al circo de los martirios, junto con el hijo joven, para testimoniar el amor por Jesús, el Maestro que había iluminado su vida invitándola con esperanzas de un mañana feliz.

Narra Humberto de Campos, en el libro citado:

«Ante el vocerío del pueblo, fueron ordenadas las primeras flagelaciones.

–¡Abjura!... –exclama un ejecutor de las órdenes imperiales, de mirada cruel y sombría.

La antigua discípula del Señor contempla el cielo, sin una palabra de negación o de queja. Entonces el látigo vibra sobre el muchacho semidesnudo, que exclama entre lágrimas: –«¡Repudia a Jesús, mamá!... ¡¿No ves que nos perdemos?! ¡Abjura!... ¡por mí, que soy tu hijo!...»

Por primera vez, de los ojos de la mártir corre la fuente abundante de las lágrimas. Los ruegos del hijo son espadas de angustia que le rasgan el corazón. Después de recordar su existencia entera, responde:

« –¡Cállate, hijo mío! Jesús era puro y no desdeñó el sacrificio. ¡Sepamos sufrir en la hora dolorosa, porque, por encima de todas las felicidades transitorias del mundo, es preciso ser fiel a Dios! »

Enseguida, las lenguas de fuego consumen su cuerpo envejecido, liberándola hacia la compañía de su Maestro, a quien tan bien supo servir y con quien aprendió a sublimar el amor.

UNA DISCÍPULA DE FRANCISCO DE ASÍS

Siglos después, Francisco, el «Pobrecito de Dios», o «El Sol de Asís», reorganiza el «Ejército de Amor del Rey Galileo»; ella también se hace candidata a vivir con él la simplicidad del Evangelio de Jesús, que a todo ama y comprende, entonando la canción de la fraternidad universal.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

En el siglo XVII ella reaparece en el escenario del mundo, para una vida más dedicada al bien. Renace en 1651 en la pequeñita San Miguel Nepantla, a unos ochenta kilómetros de la ciudad de México, con el nombre de Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, hija de padre vasco y madre indígena.

Después de 3 años de edad, fascinada por las letras, al ver a su hermana aprender a leer y escribir, engaña a la profesora y le dice que su madre la manda a pedirle que la alfabetice. La maestra, acostumbrada a la precocidad de la niña, que ya respondía a las preguntas que la hermana ignoraba, empieza a enseñarle las primeras letras.

Comenzó a hacer versos a los 5 años. A los 6 años, Juana dominaba perfectamente el idioma patrio, más allá de poseer habilidades para la costura y otros quehaceres comunes a las mujeres de la época. Supo que existía en México una Universidad y tuvo la idea de, en el futuro, poder aprender más y más entre los doctores. Don Manuel, como buen español, se rió y le dijo bromeando:

« –Sólo si tú te vistieras de hombre, porque allí sólo los muchachos ricos pueden estudiar.» Juana se quedó sorprendida con la novedad, y luego corrió a su madre pidiéndole insistentemente que la vistiese de hombre desde ya, pues no quería, bajo ninguna hipótesis, quedarse fuera de la Universidad.

En la Capital, a los 12 años, Juana aprendió latín en 20 clases, y portugués, sola. Más allá de eso, hablaba nahuatl, una lengua indígena. El Marqués de Mancera, queriendo crear una corte brillante, en la tradición europea, invitó a la niña-prodigio de 13 años para dama de compañía de su mujer.

En la Corte encantó a todos con su belleza, inteligencia y simpatía, haciéndose conocida y admirada por sus poesías, sus ensayos y piezas de buen humor. Un día, el Virrey decidió probar los conocimientos de la vivaz niña y reunió a 40 especialistas de la Universidad de México para interrogarla sobre los más diversos asuntos. La platea asistió, pasmada, a aquella joven de 15 años responder, durante horas, al bombardeo de las preguntas de los profesores. Y tanto la platea como los propios especialistas, la aplaudían al final, quedando satisfecho el Virrey.

Pero, su sed de saber era más fuerte que la ilusión de proseguir brillando en la Corte.

A fin de dedicarse más a sus estudios y penetrar con profundidad en su mundo interior, en una búsqueda incesante de unión con lo divino, ansiosa por comprender a Dios a través de su creación, decidió ingresar en el Convento de las Carmelitas Descalzas, a los 16 años de edad. Desacostumbrada a la rigidez ascética, enfermó y volvió a la Corte. Siguiendo la orientación de su confesor, fue para la orden de San Jerónimo de la Concepción, que tenía menos obligaciones religiosas, pudiéndose dedicar a las Letras y a la Ciencia. Tomó el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz.

En su confortable celda, rodeada de numerosos libros, globos terrestres, instrumentos musicales y científicos, Juana estudiaba, escribía sus poemas, ensayos, dramas, piezas religiosas, cantos de Navidad y música sacra.

La linda monja era conocida y admirada por todos, siendo sus escritos popularizados no sólo entre los religiosos, así también entre los estudiantes y maestros de las Universidades de varios lugares. Era conocida como la «Monja de la Biblioteca».

Se inmortalizó también por defender el derecho de la mujer a ser inteligente, capaz de enseñar y predicar libremente.

En 1697 hubo una epidemia de peste en la región. Juana socorrió durante el día y la noche a sus hermanas religiosas que, juntamente con la mayoría de la población, estaban enfermas. Fueron muriendo, poco a poco, una a una de sus asistidas y cuando no restaba más religiosas, ella, abatida y enferma, cayó vencida, a los 44 años de edad.

SOR JOANA ANGÉLICA DE JESÚS

Pasados 66 años de su regreso a la Patria Espiritual, volvió, ahora en la ciudad de Salvador, en Bahía, Brasil, en 1761, como Joana Angélica, hija de una acomodada familia. A los 21 años de edad ingresó en el Convento de la Lapa, como franciscana, con el nombre de Joana Angélica de Jesús, haciendo oficio de hermana de las Religiosas Reformadas de Nuestra Señora de la Concepción. Fue hermana, se encargó de la contabilidad del convento y superiora, cuando, en 1815, se hizo Abadesa y, el día 20 de febrero de 1822, defendiendo valientemente el Convento, la casa de Cristo, así como el honor de las jóvenes que allí vivían, fue asesinada por soldados que luchaban contra la Independencia de Brasil.

En los planos divinos, ya había una programación para su vida en Brasil, desde antes, cuando había reencarnado en México como Sor Juana Inés de la Cruz. De ahí, su facilidad extrema para aprender portugués. Es que, en las tierras brasileñas, estaban reencarnados, y reencarnarían brevemente, Espíritus unidos a ella, almas comprometidas con la Ley Divina, que formaban parte de su familia espiritual y a los cuales deseaba auxiliar.

De entre esos afectos de Joanna de Ângelis, destacamos a Amelia Rodrigues, educadora, poetisa, romancera, dramaturga, oradora y escritora de cuentos que vivió a final del siglo pasado y al inicio de éste.

JOANNA EN LA ESPIRITUALIDAD

Cuando, en la mitad del siglo XIX, «las potencias del Cielo» se conmovieron, y un movimiento de renovación se extendió por América y por Europa, llevando a los «cuatro vientos» la canción de la esperanza con la revelación de la vida inmortal, Joanna de Ângelis integró el equipo del Espíritu de Verdad, para el trabajo de implantación del Cristianismo revivido, del Consolador prometido por Jesús.

Y ella, en el libro «Después de la Tempestad», en su último mensaje, refiriéndose a los componentes de su equipo de trabajo dice: «Cuando se preparaban los días de la Codificación Espírita, cuando se convocaban a los trabajadores dispuestos a la lucha, cuando se anunciaban las horas predichas, cuando eran reunidos sembradores para la Tierra, escuchamos la invitación celeste y nos apresuramos a ofrecer nuestras parcas fuerzas, en cuanto a nosotros mismos, a fin de servir, en la ínfima condición de los que surcan el suelo donde deberían caer las semillas de luz del Evangelio del Reino.»

En «El Evangelio según el Espiritismo» vamos a encontrar dos mensajes firmados por «Un Espíritu amigo». El primero en el Cap. IX, ítem 7 titulado «La paciencia», escrito en El Havre, 1862. El segundo en el Cap. XVIII, ítem 13 y 15 titulado «Al que tiene se le dará», psicografiado en el mismo año que el anterior, en la ciudad de Burdeos. Si observamos bien, veremos a la misma Joanna que nos escribe hoy, dictando en el pasado una bella página, como el modelo de nuestras actitudes, en cualquier situación.

En el mundo Espiritual, Joanna se estaciona en una bonita región, próxima a la superficie terrestre.

Cuando varios Espíritus unidos a ella, antiguos cristianos equivocados se preparaban para reencarnar, los reunió a todos y planeó construir en la Tierra, bajo el cielo de Bahía, en Brasil, una copia, aunque imperfecta, de la Comunidad en donde se encontraba en el Plano Espiritual, con el objetivo de, redimiendo a los antiguos cristianos, crear una experiencia educativa que demostrase la viabilidad de vivir en una comunidad, realmente cristiana, en los días actuales.

Espíritus gravemente enfermos, no necesariamente vinculados a sus orientadores encarnados, vendrían en la condición de huérfanos, proporcionando oportunidad de perfeccionamiento, al tiempo en que, ellos mismos, se irían liberando de las imposiciones kármicas más dolorosas y avanzando hacia Jesús.

Ingenieros capacitados fueron invitados para trazar los contornos generales de los trabajos e instruir a los pioneros de la futura Obra. Cuando estaba todo esbozado, Joanna buscó entrar en contacto con Francisco de Asís, solicitando que examinase sus planes y auxiliase en la conclusión de los mismos, en el Plano Material.

El «Pobrecito de Dios» estuvo de acuerdo con la Mentora y se prestó a colaborar con la Obra, desde que «en esa Comunidad jamás fuese olvidado el amor a los infelices del mundo, o negada la Caridad a los «hijos del Calvario», ni se estableciese la presunción, que es un parásito que destruye las mejores edificaciones del sentimiento moral».

Casi un siglo pasó, cuando los obreros del Señor iniciaron en la Tierra, en 1947, la materialización de los planes de Joanna, que inspiraba y orientaba, secundada por Técnicos Espirituales dedicados, que esparcían ozono especial por la psicósfera conturbada de la región escogida, donde sería construida la «Mansión del Camino», nombre dado en alusión a la «Casa del Camino» de los primeros cristianos.

En ese ínterin, los colaboradores fueron reencarnando, en lugares diversos, en épocas diferentes, con instrucciones variadas y experiencias diversas para, poco a poco, y cuando fuese necesario, ser «llamados» para atender a los compromisos asumidos en la espiritualidad. No todos, sin embargo, residirían en la Comunidad, pero, desde donde se encontrasen, enviarían su ayuda, extenderían el mensaje evangélico, solidarios y vigilantes, unidos al trabajo común.

La institución fue creciendo siempre comprometida a asistir a los sufridores de la Tierra, a los caídos en las pruebas, a los que se encontraban a un paso de la locura y del suicidio.

Gracias a las actividades desarrolladas, tanto en el plano material como en el plano espiritual, con la terapia de emergencia a recién desencarnados y atenciones especiales, la «Mansión del Camino» adquirió una vibración de espiritualidad que suplanta a las humanas vibraciones de los que allí residen y colaboran. 

El Libro de los Espíritus

La raza humana de nuestros días ha traído, para sí misma, violencia, delincuencia e insatisfacción, como resultado del progreso de la Tecnología y de la loca persecución de muchos conceptos. 

Mientras tanto, los urgentes problemas íntimos del hombre encuentran respuesta dentro de los principios espíritas. 

El Libro de los Espíritus es la llave para contrarrestar las cuestiones perturbadoras del comportamiento social y emocional de nuestros tiempos. 

El Libro de los Espíritus vuelve conscientes a muchas personas acerca de sus responsabilidades, a través de la fe racional bien fundada sobre hechos. Esto traerá el renacimiento del Cristianismo en toda su pureza.

De esta forma, El Libro de los Espíritus es la síntesis de la Ciencia, de la Filosofía y de la Religión, al traer la respuesta de Dios a los clamores del hombre –el Consolador prometido por Jesús.

Joanna de Ângelis 

(Pictografía al espejo, en inglés, recibida por Divaldo Pereira Franco, durante el 2º Congreso Espírita Brasileño, en Brasilia, el día 14 de abril de 2007. 

Traducida al portugués, en el momento, por João Dalledone, presidente de la 

British Union of Spiritist Societies (BUSS).


Joao Cabral
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APUNTES SOBRE LA MEDIUMNIDAD


Estudiosos del espiritismo, devotos y honestos, reconociendo los escollos del campo mediúmnico, crearon la hipótesis del fantasma anímico del propio medianero, el cual actúa en el lugar de las entidades desencarnadas.

La tesis animista es respetable. Partió de investigadores conscientes y sinceros, y nació para cohibir los probables abusos de la imaginación; entre tanto, es usada cruelmente por muchos encarnados, que hacen de ella un órgano inquisitorial, cuando deberían aprovecharla como elemento  educativo, en la acción fraternal. Millares de compañeros huyen al trabajo, amedrentados, retroceden ante los obstáculos de la iniciación mediumnica, porque el animismo se convirtió en cancerbero.

Afirmaciones serias y edificantes, tornadas en opresivos sistema, impiden el paso de los candidatos al servicio por la gradación natural de aprendizaje y de la aplicación. Se reclama de ellos precisión absoluta, olvidándose lecciones elementales de la naturaleza. Recogidos en el castillo  teórico,  innumerables amigos, no aceptan, por lo común a los servidores, que han de crecer  y perfeccionarse con el tiempo y el esfuerzo. Exigen simples aparatos de comunicación, como si la luz espiritual se transmitiese igual que la luz eléctrica por una lámpara vulgar. Ningún árbol  nace produciendo, y cualquier facultad noble requiere perfeccionamiento.

La mediumnidad tiene, pues, su evolución, su campo, su ruta. No es posible premiar  al estudiante en el curso superior, sin que él  haya tenido suficiente aplicación en los cursos preparatorios, a través de algunos años de lucha, de esfuerzo, de disciplina. La tesis animista, pretende reunir toda la responsabilidad del trabajo espiritual  en una cabeza únicamente, esta es, la del instrumento mediúmnico.

Es necesario, animar a los cooperadores incipientes, proporcionándoles recursos más amplios de conocimientos en la senda recorrida por ellos mismos, con el fin de que la espiritualidad santificante penetre los fenómenos y estudios relativos al espíritu. Nadie recibirá las bendiciones, de la cosecha, sin el sudor de la sementera. Lamentablemente los aspirantes a la mediumnidad desconocen las imposiciones del trabajo y de la cooperación: exigiendo, facultades completas.

Para ser un instrumento relativamente exacto, le es imprescindible haber aprendido a ceder, y no todos los artífices del taller mediúmnico realizan, en breve trecho, tal adquisición, que reclama devoción a la felicidad del prójimo, elevada comprensión del bien colectivo, avanzado espíritu de concurso fraternal y de serena superioridad en los atritos con la opinión ajena. Para conseguir edificación de esa naturaleza, se hace menester el refugio frecuente en la “morada de los principios superiores”

La mediumnidad más estable y más bella comienza, entre los hombres, en el imperio de la intuición pura. En la mediumnidad común, el colaborador servirá con la materia  mental que el es propia, sufriendo las imposiciones naturales delante la investigación terrestre; después de adaptarse a los imperativos más nobles de la renuncia personal, edificará, no de improviso, sino a costa de incesante trabajo, el templo interior de servicio en el cual reconocerá la superioridad del programa divino por encima de sus caprichos humanos. Alcanzada esta realización, estará preparado para sintonizarse con el mayor número de desencarnados y encarnados, ofreciéndoles, como el puente benefactor, oportunidad de reencontrarse unos con los otros, en la posición evolutiva  en que permanezcan, a través de entendimientos constructivos. No nos referimos aquí a las facultades accidentales, que aparecen y desaparecen entre candidatos al servicio; sin espíritu de orden y disciplina, verdaderos balones de ensayo para los vuelos del porvenir; nos referimos a la mediumnidad aceptada por el cooperador  y movible  en cualquier situación para el bien general. Comentando actividades o tareas, deberemos destacar los patrones que le correspondan, y esto es lo característico de la instrumentalidad espiritual en las esferas superiores. Lógicamente, es imposible alcanzarlo de una vez; toda obra impone comienzo.

Es muy importante en la mediumnidad, la elevación de las cualidades receptivas para alcanzar la necesaria sintonía con los manantiales  de la vida superior.

El hombre encarnado, casi siempre entusiasmado por el sueño de la ilusión, podrá comenzar por el fenómeno, pero, a la manera que despierte las energías más profundas de la conciencia, sentirá la necesidad del reajuste y regresará a la causa para perfeccionar los efectos. Obra de construcción, de tiempo, de paciencia…

En materia de mediumnidad, hay tipos  idénticos de facultades, pero enorme desigualdad en los grados de capacidad receptiva, los cuales varían infinitamente, como las personas.

Identificados en la construcción del bien, y trabajando en la asistencia a los enfermos, el servicio pertenece a la buena voluntad unida a la fe viva. Y la sementera reclama  trabajadores abnegados, que ignoren cansancio, tristeza y desanimo.

Cada pequeña demostración de esfuerzo propio, en las realizaciones de la caridad, recibirá del señor la Bendición Divina. Aprendamos, pues, a socorrer a nuestros amigos enfermos.

Los lóbulos frontales, son una exteriorización  fisiológica de centros importantes,  reposan millones de células, a la espera, para funcionar, del esfuerzo  humano en el sector de la espiritualización. Ningún hombre entre los más arrojados pensadores de la Humanidad, desde el pretérito hasta nuestros días, logró utilizarla en la décima parte. Son fuerzas de un campo virgen, que el alma conquistará, no solo en continuidad evolutiva, sino también a golpes de auto educación, de perfeccionamiento moral y de elevación sublime;  tal servicio, es  solo de  la fe vigorosa y renovadora encendida, como indispensable lámpara a la vanguardia del progreso espiritual.

Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “En un Mundo Mayor”, de Chico Xavier

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MENSAJE DE UN JOVEN PARA SU FAMILIA
MENSAJE PSICOFÓNICO DE UN JOVEN DESENCARNADO EN ACCIDENTE AUTOMOVILÍSTICO, PARA LOS PADRES Y HERMANOS EN EL DÍA 10-10-08 EN EL CENTRO ESPÍRITA DOCTOR ADOLFO BEZERRA DE MENEZES, DE PATO BRANCO - PR, A TRAVÉS DEL MÉDIUM LUIZ MARINI.

Divaldo y Chico, todo un ejemplo
de facultades mediúmnicas.
¡Cuánta luz!

Jesús me permitió venir. Ahora, ahora conozco y agradezco...

¿Jesús me permitió venir a ver la señora, sabe por qué?

Porque yo no obedecí la señora. La señora me decía: ¡"Ten cuidado mi hijo", y yo no me cuidé!

Caminaba siempre junto con mis amigos pensando que era lo mejor para mí.

En esta nueva vida, Jesús me mostró, entonces, que las locuras que yo hacía eran cosas que venían de otros tiempos, que yo tenía que hacer frente a mi espíritu, que yo necesitaba romper mi espíritu. Ah, y sólo fui a comprender eso después que llegué a la espiritualidad. ¡Ah, yo juro por mi abuela, que cambié, y, mi abuela dice que yo tengo que pedir perdón para ustedes!

- ¡Yo ya te perdoné hijo, te amo mi hijo! - Dijo la madre.

Cuántas noches yo vi a ustedes, despertándose de madrugada, orando por mí, y yo no sabía lo que hacía.

Cuántas noches en claro la señora pasó, y yo sin cabeza, nunca te obedecí y siempre fui detrás de mis amigos. Pero yo sé, no eran sólo las compañías no, yo tenía que pagar alguna cosa, supongo, de otros tiempos que me hicieron de esta manera. Vivía loco, para correr, para caminar, yo  no tenía paz y mi casa, ah, mi casa era aquí en frente del Centro Espírita.

- ¡Cuántas veces la madre dijo C..., vaya hijo al centro!

¿Porque yo no vine en el centro? Tenía una fuerza negativa que me atraía y entonces yo perecí.

- Pero yo te perdoné hijo. Yo te amo mi hijo, te amo demasiado - dijo la madre.

Yo sé de eso. Yo sé que en la verdad tenía muchas cosas inferiores molestándome, yo no tenía paz, no encontraba paz, entonces yo corría, cuando salía con mis amigos.

Ai. Eran caminos malos. Yo fui ver en el mundo espiritual que nosotros, ah, nosotros somos espíritus que caminamos juntos. ¿Cuántos somos nosotros que caminamos juntos?... Y yo siempre fui rebelde y vi también que en otras vidas fui rebelde con usted. Y Dios me dijo, nosotros venimos para acertar las cuentas y yo no quise, porque si tuviese venido en el centro, yo tendría creado juicio, habría hecho la cosa cierta. ¡Ah! ¡Cómo habría hecho cosas ciertas! Yo sería como mis hermanos, que yo sé que ellos te ayudan.

- Pero usted era bueno también, usted ayudó mucho a las personas y era muy bueno.

- ¡Yo tenía buen corazón, pero no tenía cabeza, no tenía cabeza!

- Usted tenía corazón. ¡Yo te amaba demasiado hijo!

Imagine se yo hubiese trabajado con ellos, junto con ellos en este lugar. ¡Que joven que yo sería! ¡Pero vamos olvidar!

- ¡Sí!

Porque el Dr. Bezerra me dijo así, y nuestra madre María, ah que espíritu bueno, ella viene todos los días a verme, charlar conmigo, explicarme las cosas y trajo libros para yo leer, para aprender.

Él me dijo así que si yo no tuve oportunidad de aprender en cuanto estuve en la tierra ahora voy a tener oportunidades en el mundo espiritual.

¿Por eso ahora yo estoy feliz, sabe por qué? Ustedes me perdonaron. ¡No era bien yo, era la influencia negativa que yo tenía, y tenía un destino de otra vida que me perseguía y yo no tenía paz, no tenía paz!

Pero ahora yo tengo paz. El Dr. Bezerra me llevó en una ciudad donde no merezco estar, junto con mis amigos de espíritu, junto con mis parientes. La abuela María viene a visitarme todos los días, y ella viene con una chica muy hermosa llamada Marion, que ayuda a tratarme, me traen libros y charlan conmigo por mucho tiempo.

¡Ah, yo soy otro espíritu, y soy feliz!

- ¡Que bueno!

Yo sé que ahora ustedes están en el camino cierto, amando, haciendo el bien, entendiendo la mediumnidad, entendiendo las personas y yo estoy siempre junto con ustedes aquí en el Centro.

Yo no veo el momento de poder trabajar con ustedes aquí. Y ellos me dicen, que con el tiempo, yo voy a mejorar mucho, yo voy ser un espíritu de mucha luz, voy a trabajar mucho, y Dios va permitirme que yo vuelva en la familia de ustedes. Tal vez sea de aquí a diez, veinte, treinta, cincuenta años, no importa.

Yo voy volver allí, pero también, yo voy al Centro desde pequeño, voy aprender a ser bueno, voy aprender a comprender Jesús, aprender la mediumnidad, y nunca más voy hacer estas cosas que yo hacía.

Por eso, tengan calma, dejen que el tiempo nos ayude. El tiempo va barrer toda esta tristeza. Yo ahora estoy bien, no tengo más las perturbaciones de antiguamente que molestaban mí espíritu.

Por eso, avisen a aquellos jóvenes, aquellas personas que no tienen el espíritu equilibrado, que están en desunión con ellas mismas, que no tienen paz un segundo siquiera, avisen que vengan en el centro, que no cuesta nada. Este mi aparato (el médium) atiende todas las personas; nunca lo vi negar alguna cosa a alguien.

Él atiende, él charla, pueden venir. Muchas, muchas personas mueren, se suicidan porque ellos no tienen entendimiento de Jesús. Si ustedes ven a alguien así manden venir.

- La madre manda, pero ellos son rebeldes y no obedecen.

Yo sé que sus vecinos no quieren nada de aquí.

- Ellos se alejaron hasta de mí porque yo vengo en el Centro.

Usted hizo su misión, su misión se cumplió.

- Hablé mucho para ellos y luego ellos se alejaron de mí, me dejaron sola aquí.

Usted no está sola, usted tiene a nosotros. Tiene sus hijos, su esposo que es mi padre. Usted sabe de eso. Tiene eses amigos aquí en el Centro, que ese Centro es nuestro. ¿Sabía que es nuestro?

- Sí, es nuestro.

Doctor Bezerra dijo que es nuestro y entonces yo digo que es nuestro.

- Es nuestro, yo también digo que es nuestro, hay un pedazo mío aquí también.

¡Yo no lo sé, pero es nuestro!

Es nuestro. ¿Esta casa tiene un dueño? Tiene un dueño, pero él es Jesús. Él es el único propietario de esta casa. Tiene el Dr. Bezerra que nosotros amamos mucho. Si la señora supiese cómo el me ayudó. ¡Qué espíritu bello!

- Que bueno saber que usted está bien hijo.

Yo estoy bien, extraño a ustedes, pero cuando extraño ustedes yo voy allá en la casa de ustedes y todos los miércoles yo vengo aquí. Por eso no llores más madre, no llores más.

- Sea feliz, tenga mucha luz, mucha paz.

No llore más. Un día nosotros vamos a encontrarnos en la espiritualidad.

- Yo lloro porque yo te amo mi hijo, te amé demasiado.

Te pido perdón porque yo erré madre.

- No, usted fue bueno para mí.

Yo quería ser igual a estos mis hermanos, estos sí.

- Usted sólo sabía trabajar en esta tierra, trabajó demasiado mi hijo.

Jesús bendiga a todos y bendiga la señora.

- ¡Un abrazo hijo, un beso querido!

Bendiga la señora.

- ¡Te amo hijo, te amo demasiado!

Te amo también. La señora no sabe el cuánto...

- ¡Te amo hijo, te amo!

¡Y no llore! Ahora la Doña María me dijo que cuando yo quiera yo puedo venir. Gracias padre.

- ¡Yo te amo! – Habló el padre.

No se culpen de nada. Yo sé que en su corazón tiene resentimiento, usted piensa muchas veces así, solo, que usted tiene culpa. Usted no tuvo culpa de nada. Creo que era mi destino, porque la paz que buscaba no encontré. No piense así porque usted no tiene culpa de nada. El único culpado soy solo yo en este caso. Si yo obedeciese a ustedes, yo sería otro. Yo obedecí hasta cierto punto, hasta cierto punto...

¡Gracias! Que Jesús bendiga ustedes.

No llore, no llore, no llore.

Yo envejecí a ustedes, yo podría ser un médico también... Pero todo bien, cumplo con ustedes mi misión, yo voy a cumplir aquí en el Centro, y después yo vuelvo para la Tierra. Todavía voy a ser el bebé de ustedes, chiquito, pero fuerte. Jesús bendiga esta tierra y nos reciba en paz. Un abrazo bien fuerte, para el F....

Ah, yo voy a decirte una cosa ahora, viste madre, este aparato dijo para el F... Cuando él fue a trabajar en aquella empresa, en la C... Lleva alguna cosa para comer allá, no corra para delante y para atrás de coche porque el camino es peligroso. Hasta que pasó un problema no es, madre.

- Ocurrió.

Y este mí aparato dijo para el con el mayor corazón, porque él esperaba que iba a ocurrir alguna cosa y gracias a Jesús, fue sacado el malo camino y no fue nada madre.

- Fue.

Entonces, haga para él una marmita y diga para él eso que estoy diciendo: Que él quede allá.

- Yo ya hablé para él.

Caliente, almuerce allá. Haga así, una comida ligera. Que el coma por la mañana, una comida ligera en el almuerzo y coma bien por la noche. Que él no ande en estas carreteras. Eso mi médium dijo para él.

- También yo dije para él que no es para viajar y él  sigue viajando.

No, pero los viajes con la empresa todo bien. ¿Sabe por qué? Él necesita. Eso él tiene que hacer. Pero cuida de este negocio que yo hablé. ¿Todo bien?

- Sí, yo voy a decir para él.

Yo tenía advertido a través de este mi aparato. Gracias a Jesús fue desviado un mal mayor.

- Para ellos no pasó nada.

Viste, él va a ver que en cinco, seis, diez días él va estar acostumbrado. Él almuerza, puede dormir un poco allá porque el tiempo de correr el descansa y no tiene el peligro de la carretera.

- Sí, ya hablé eso para él, muchas veces yo hablé.

¿Decile que yo dije eso para él ahora?

- ¡Sí, Gracias C... Gracias!

No haga como yo hice que no obedecí a ustedes.

- Hacer lo que, usted era nuevo todavía.

Envía aquel abrazo para el F... Para el V... también.

Nosotros somos cuatro hermanos con valentía. No es porque yo estoy en la espiritualidad que no soy más hermanos de ustedes. Ahora yo soy más hermano todavía.

- ¡Gracias C...!

Cuatro hombres sin miedo.

- Gracias por venir aquí. Que bueno estamos juntos de nuevo.

¡Gracias y que Jesús te bendiga! Usted lo merece. Que Él ayude a usted.

Déjame yo dar un abrazo en esta dulce mujer. Que bueno ver usted bien. No llore más, ya dije que yo también no voy más a llorar. Cuide bien de la Cris, cuida de esta mediúmnidad hermosa que ustedes tienen. ¿Y sabe lo que me gusta en el estudio Cl...? ¿Es que si ustedes no quieren trabajar no necesita no es? ¿Solo sentarse allí, descansa y deja que este mi aparato trabaje no es? Todos los pepinos él cuidan. Entonces usted solo viene allí y descansa. Es broma. Con el tiempo quiero ver ustedes enfrentaren a estos espíritus malos ahí mis hermanos.

Jesús te bendiga. Que Él te de la luz mi hermana. Mira como yo estoy llorando. ¿No debería no es?

Este mi aparato casi nunca llora, él enfrenta en el hueso del pecho todas las cosas. ¿Sabe de eso? Soledad, tristezas, pena muchas veces. ¿No lloren, tengo que venir yo aquí para llorar no es? Él (el médium) obedece a mí. Que Jesús te bendiga. Deseo toda la luz en su corazón. No llore. ¿No llore más, está bien?

- ¡Te amo hijo, te amo demasiado!

¿Decirle para el F lo que yo te dije, está bien?

- Sí, yo voy a decir para él. Te amo hijo.

La abuela está muy bien.

- ¿Mi madre?

Sí.

- ¿Querida, está hermosa, sabida no es? Qué bueno que ella vino también hablar conmigo, quedé muy feliz.

Sí, ella es un espíritu muy bueno. ¿Cuál es el nieto que no ama a las abuelas? No, decirme. Todas las abuelas. Estos días hablaron para este aparato así, para ese médium, dijeron así: ¿lo qué es un abuelo? Abuelo, dijeron para él, "Abuelo es un burro que el hijo domina para el nieto montar”.

- (Risas).

Él me dijo que esto es verdad.

- Sea feliz allá con la abuela.

La abuela que gusta mucho de mí.

- Sea feliz allá con la abuela y el abuelo.

Ellos están siempre juntos de mí. Y con ustedes también. Yo estoy siempre junto con ustedes.

- Que bueno. ¡Gracias!

Perdón todo ese lloro. Perdón. ¿Mi hermano me gustó de ver usted aquí, viste? ¿Si yo hubiera obedecido bien, yo estaría aquí con ustedes trabajando no es? Aquí en el Centro. Pero todo bien, eso es cosa que pasó. ¡Que Jesús bendiga ustedes!

- ¡Que así sea!

Nosotros somos todos hermanos. Doy la bendición a ustedes. Qué bueno ver a ustedes. Ustedes son nuestros compañeros.
- Ernesto Bozzano-

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