jueves, 5 de junio de 2014

EL VALOR DE LA RIQUEZA



EL VALOR DE LA RIQUEZA

Existen libros y libros, orientando los diversos servicios, indispensables a la administración de la moneda que surge, en todas las regiones del mundo, como símbolo de poder adquisitivo, entretanto, esta charla se refiere únicamente a esclarecer la aplicación de los recursos financieros, en el cambio del amor al prójimo.
En el mundo existe los avaros de la inteligencia, que se ocultan en las floridas trincheras de la inercia; los provistos de la salud que desamparan a los afligidos y a los enfermos; los privilegiados de la alegría que cierran la puerta a los tristes, aislándose en el oasis del placer; los felices de la fe que procuran la soledad, con el pretexto de preservarse contra el pecado; los exponentes  de la juventud que menos precian la vejez; los favorecidos de la familia terrestre, que olvidan los andarines de la penuria que vagan sin hogar.
Todos esos ricos de la experiencia común contraen pesados débitos con la humanidad.
Recordemos que el Tesoro Real de la vida está en nuestro corazón.
Quien no puede donar algo de sí mismo, en la buena voluntad, en la sonrisa fraterna o en la palabra sincera de bondad, en balde extenderá las manos repletas de oro, porque solo  el amor abre las puertas de la plenitud espiritual y siembra en la Tierra la luz de la verdadera caridad, que extingue el mal y disipa las tinieblas.
Habitualmente, atraemos  la riqueza  y suponemos detenerla para siempre, adornándonos  con las facilidades que el oro proporciona… un día, sin embargo, en las fronteras de la muerte, somos despojados de todas las posesiones exteriores y si algo nos queda será simplemente la plantación de las migajas de amor que hemos distribuido, valoradas  en nuestro nombre  por la alegría, aun mismo que sean precarias y momentáneas, de  aquellos que nos hicieron la bondad de recibirlas.
Cuando traspasamos el horizonte y volvemos al otro lado de la vida, todo el bagaje de aquello que no necesitamos  nos es confiscado, entretanto, las Leyes Divinas  determinan que recojamos, con gran alegría, todo lo que dimos de lo que  somos, de lo que hacemos, de lo que sabemos y de lo que tenemos, en socorro a los otros,  transfigurándonos  las concesiones en valores eternos  del alma, que nos aseguraran amplios recursos  adquisitivos en el Plano Espiritual.
En las horas de peligro, todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden en su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Todos los hombres, desde el más encumbrado hasta el más miserable, están hechos con la misma arcilla. Revestidos de harapos  o de suntuosos trajes, sus cuerpos son animados  por Espíritus del mismo origen, y todos volverán a encontrarse confundidos en la vida futura. Solo su valor moral los distinguirá. El más grande en la Tierra puede convertirse en uno de los últimos del espacio, y el mendigo puede vestir  un traje resplandeciente. No tengamos la vanidad  de los favores y de las ventajas pasajeras. Nadie sabe lo que no reserva el mañana.
Si Jesús prometió a los humildes y a los pequeños  la entrada en el reino celestial, es porque la riqueza y el poder engendran con demasiada frecuencia la soberbia, , en tanto que una vida laboriosa y oscura  es el elemento más seguro del progreso moral. En la realización de su tarea diaria, las tentaciones, los deseos y los apetitos mal sanos  asedian menos al trabajador; puede entregarse a la meditación y a desarrollar su conciencia; el hombre de mundo, por el contrario, es absorbido por las ocupaciones frívolas, por la especulación o por el placer.
La riqueza nos liga a la Tierra con lazos tan numerosos y tan íntimos, que rara vez  consigue la muerte  romperlos y liberarnos de ellos. De aquí las angustias del rico en las vidas futuras. Sin embargo, fácil es comprender  que nada es nuestro en este planeta.  Los bienes  a los cuales  nos consagramos  a toda costa  no nos pertenecen  más que en apariencia. Muchos han creído poseerlos, y todos más tarde o más temprano los abandonan. Nuestro cuerpo mismo es un préstamo  de la Naturaleza, y ella sabe muy bien recobrarlo cuando le conviene. Nuestras únicas adquisiciones duraderas  son de orden intelectual y moral.
Delante de la exuberante tierra, paraíso donde Dios nos ha colocado, existen infinidad de posibilidades de progreso y de engrandecimiento de valores, pero el hombre se manifiesta la mayoría de las veces con mezquindad y avaricia, creyendo que solo la  posesión efímera, le garantizará la perennidad de la vida y la seguridad existencial.

Dice un dicho que “allí donde está tu corazón, se encuentra tu tesoro” por ignorancia el hombre no sabe ver la variedad de recursos que existen a su alrededor y le servirán para la preservación de la vida.
Del amor a los bienes materiales nace la envidia. El que lleva en si este vicio puede despedirse  de todo reposo y de toda paz. Los éxitos la opulencia del prójimo despiertan en él ardientes codicias y una fiebre de posesión que le consumen.
La riqueza no es, sin embargo, un mal en sí misma. Es buena o mala, según el empleo que se hace de ella. Lo importante  es que no inspire soberbia ni dureza de corazón. Es preciso que seamos dueños de nuestra fortuna y no sus esclavos; es sensato que nos mostremos superiores a ella, desinteresados y generosos. En estas condiciones, la prueba peligrosa  de la riqueza se hace más fácil de soportar. No ablanda los caracteres, no despierta esa sensualidad casi inseparable del bienestar.
Es una fuerza, as central afincada en el ego, que es la responsable  por los conflictos sociales  y económicos, políticos  y psicológicos, que le arrastran  a muchos a la desesperación, esclavizando los sentimientos y las aspiraciones, por la posesión, que se expande en el área de la afectividad como herencia patriarcal  de que todo cuanto se encuentra a su alrededor es de su propiedad. En ese sentido, la familia, los amigos, los objetos son siempre suyos, sin que, a su vez, se permita donar a los otros.
La prosperidad es peligrosa por las tentaciones  que da, por la fascinación que ejerce sobre los Espíritus. Puede, sin embargo, ser la fuente de un gran bien cuando se dispone de ella con prudencia y mesura. Con la riqueza se puede contribuir  al progreso intelectual de los hombres, al mejoramiento de las sociedades, creando instituciones benéficas o escuelas, haciendo participar  a los desheredados de los descubrimientos de la ciencia y de las revelaciones de la belleza. Pero, sobre todo, la riqueza debe orientarse  hacia aquellos que luchan contra la necesidad, en forma de trabajo y de socorro.
Jesús cuando un hombre se le acerco para pedirle que recomendase a su hermano que dividiese la herencia con él, que era motivo de litigio entre los dos, el Maestro le respondió, interrogando. ¡Hombre! ¿Quién me designó  para juzgaros  o para hacer vuestras particiones? Y enseguida a continuación, y tras una breve reflexión, agregó: Tened cuidado de preservaros de toda avaricia, por cuanto, sea cual fuere la abundancia en la que el hombre se encuentre, su vida no depende de los bienes que posee.
Para que esa lección se tornarse inolvidable, narró entonces la parábola del rico que era dueño de tierras, quien cuidaba de ampliar la fortuna hasta el exceso, y cuando no tenía ya más donde almacenar los bienes, se propuso dormir y gozar, y disfrutar de todo lo que le pertenecía,  olvidado de que en aquella noche el Señor de la Vida tomaría su alma.
Jesús jamás vino para juzgar y condenar, dividir y justificar. Eso significaría destruir el sentido profundo de Su mensaje, tornándolo trágico en Su construcción de Amor. El no era juez, no imponía la ley, la vivía y la sufría, enseñando sumisión a los códigos, aun cuando eran injustos, con el fin de estimular  a cada ser a ascender  a los niveles superiores del pensamiento y de la conciencia, liberándose de cualquier  permanencia de egoísmo, o en la inferioridad existente en los peldaños inferiores de la transitoriedad carnal.
Consagrar los recuerdos a la satisfacción exclusiva de la vanidad y de los sentidos, es perder la existencia y crearse penosas dificultades. el rico deberá  dar cuenta  del depósito que se ha puesto en sus manos  para bien de todos. 
La cuestión de la riqueza asumió en la Buena Nueva una postura relevante, porque verdaderamente los ricos no son los  poseedores  de cosas y volúmenes de la ambición, sino aquellos que se convirtieron en pobres del espíritu de avaricia, de pasiones inferiores,  de angustias, enriqueciéndose en el reino de los Cielos que se inicia en la Tierra, con los dones de la renuncia, de la abnegación, del amor que se engrandece hasta alcanzar la postura de la caridad.
Esa es la búsqueda ininterrumpida a la que se debe entregar el ser humano, es el desafío psicológico del auto encuentro, del descubrimiento de la realidad espiritual, del sentido profundo de la existencia más allá del campo de las formas objetivas y sensuales.
La misión inteligente del ser humano en la Tierra, es la de promover el progreso propio así como el general, y ahí reside el fin providencial de la riqueza, que estimula la creatividad con fines nobles y la dignificación espiritual, mediante la ampliación del pensamiento que se despoja de las corazas del mito para realizar obras a favor de su crecimiento emocional y moral.
A través de la postura del amor surge la comprensión de cómo aplicar la riqueza, multiplicándola en obras que favorezcan a todos los seres con oportunidades  de desarrollo de los valores internos, alterando los paisajes íntimos por medio de las conquistas que le son presentadas.
Hay que vivir el presente, como presente, en un constante servicio de construcción interior, es el deber que cabe a los poseedores de riquezas, que las tornaran bienaventuradas por la cooperación que expande en derredor de sus recursos.
Los bienes más importantes que los acumulados en las arcas y en los bancos, son los bienes de carácter emocional y espiritual, social y moral: la inteligencia que sabe administrar la existencia corporal;  la memoria que se encarga de archivar las experiencias, las tendencia hacia el bien, lo bueno, lo bello, lo eterno; los sentimientos del deber que nacen  de la conciencia que actúa en consonancia con las soberanas Leyes de la Vida.
Estos tesoros, sin duda alguna, son  más preciosos que los materiales, ya que se pueden transformar en valiosos emprendimientos  salvadores de vidas, como la instrucción, la educación, la liberación de los vicios en razón del amparo en el campo de la salud y del trabajo, propiciando felicidad en todas partes.
La fortuna, sea como sea que se manifieste, es una alta responsabilidad, que el que la posee tendrá que rendir cuentas, inicialmente a si mismo, por la incitación de la conciencia responsable y cuando despierta e impone la culpa por el mal empleo, y delante de la Conciencia Cósmica, de la cual nadie se evade por presunción, capricho o infantilidad emocional…
En la pobreza y en la riqueza el ser adquiere experiencias valiosas que constituyen su patrimonio de crecimiento en el rumbo Infinito, en la marcha inexorable por la búsqueda de Dios, ampliando la capacidad de servir y amar, porque nadie está libre, de que a la noche, suene la voz que le dirá: ¡Que insensato! Esta misma noche tomaran tu alma… ¿Y qué sentido tendrá todo cuanto fue almacenado, si no fue aplicado con elevación y sabiduría.
Francisco de Asis, Miguel Angel, Vicente de Paul y tantos nobles Espíritus  que vivieron en este mundo, sabían que el trabajo, las privaciones  y el sufrimiento desarrollan las fuerzas viriles del alma, en tanto que la prosperidad las aminora. En el desprendimiento de las cosas humanas, unos encontraron la santificación  y otros el poder  que proporciona el genio.
La pobreza nos enseña a compadecernos de los males de los demás, haciéndonos conocerlos mejor; nos une a todos los que sufren; da valor a mil cosas hacia las cuales son indiferentes los dichosos. Los que no han conocido sus lecciones ignoran uno de los aspectos más conmovedores de la vida.
No envidiemos a los ricos, cuyo esplendor aparente  oculta tantas miserias morales. No olvidemos que bajo el cilicio de la pobreza se esconden las virtudes más sublimes, la abnegación y el espíritu de sacrificio.
Reflexionemos en los talentos divinos que nos bendicen en todas las esferas de la existencia y, deseando la felicidad y la victoria, a todos los amigos que se mueven, en el mundo, bajo el peso de la fortuna transitoria, con difíciles problemas  a resolver, anotemos  con imparcialidad como empleamos, día a día, los créditos del tiempo y los tesoros de la vida, para que vengamos a saber con seguridad lo que estamos haciendo realmente de nosotros.
Consideremos los talentos imperecibles que ya retenemos en la intimidad de la propia alma y recordemos  que transportamos en el corazón y en las manos los recursos inefables para extender, infinitamente, los tesoros de trabajo y las riquezas del amor.
Solamente el trabajo sentido y vivido es capaz de generar la verdadera fortuna y acrecentarla infinitamente, y, por eso, amando la tarea  que el Señor nos confió por más inquietante o sencilla que sea, valgámonos del tiempo para enriquecernos hoy de luz y amor, comprensión y merecimiento, a fin de que el tiempo no nos encuentre mañana  con el corazón fatigado  y las manos vacías.
 Derrama el tesoro del amor que el Padre Celestial te situó en el corazón, a través de bendiciones  de fraternidad y simpatía, bondad y esperanza para con los semejantes, y en cualquier grupo social en el cual te veas, serás, invariablemente, la criatura realmente feliz, bajo las bendiciones de la Tierra y de los Cielos.
Trabajo realizado por Mercedes Cruz Reyes, extraído del libro Jesús y el Evangelio de Divaldo Pereira Franco Y DEL LIBRO: DESPUÉS DE LA MUERTE DE “LEÓN DENIS

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  La serenidad interior no se presta.
                                        Espíritu Marco Prisco  Médium Divaldo Pereira.  
                            
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 SERIEDAD EN EL EJERCICIO DE LA MEDIUMNIDAD


No basta que se evoquen a los buenos Espíritus; es preciso, como condición expresa, que los asistentes estén en condiciones propicias, para que ellos consientan en venir.
 “Todo médium, que sinceramente desee no ser juguete de la mentira, debe, por tanto, buscar producir en reuniones serias.
Una Sociedad Espirita  debe evitar toda causa de perturbación y de distracción, ha de organizarse,  y  prestar mucha atención  a las medidas apropiadas.  Las Sociedades  regularmente constituidas exigen organización más completa.  La que tenga sus engranajes internos menos complicados será siempre la mejor.  De ello resaltamos que “toda reunión  espirita  debe, pues, tender a la mayor homogeneidad posible, para llegar a resultados serios y verdaderamente útiles.  Si lo que se desea es obtener  comunicaciones, sean las que sean, sin ninguna atención a la calidad  de los que las den, evidentemente se tornan innecesarias todas esas precauciones; pero, entonces, nadie tiene que quejarse de la calidad del producto”.
El Movimiento Espírita, que tiene como actividad-medio la Unificación y como actividad-fin promover el estudio, la difusión y la práctica de la Doctrina Espírita, ha de tomarse muy en serio esta labor ya que   con el estudio enriquecerá el caudal de conocimientos de dirigentes, Mediums, adoctrinadores  y asistentes de la practica mediúmnica, que puede considerarse la excelencia de la caridad, por su elevada misión de liberar conciencias, lo que requiere la busca constante de la espiritización, de la calificación y de la humanización.
Siendo el Centro Espírita la escuela educativa y la oficina de trabajo donde el amor y el conocimiento orientan las vidas en rumbo de la autoconciencia, ahí deben estar las posibilidades para que se adquiera calidad en la práctica mediúmnica.
El médium es, esencialmente, un Espíritu en prueba, rescatando equívocos y deudas que le quedaron en la retaguardia moral. La presencia de la facultad no le concede cualquier tipo de privilegio o destaque en la comunidad, no debiendo serle motivo de orgullo o de ostentación, antes siéndole un especial instrumento para ayudar en la reparación de deudas y adquirir el equilibrio espiritual.
Incluso cuando el fenómeno se le presenta ostensivo, ello no significa destino para ser misionero de un  momento a otro.
El mediunato es adquirido mediante sacrificio personal y mucha renuncia, trabajo incesante y humildad en el desempeño de las tareas que le dan respeto.
La práctica mediúmnica, en consecuencia, debe ser realizada con seriedad, elevación y constancia, siguiéndose, al pie de la letra las directrices establecidas en El Libro de los Médiums, de Allan Kardec y la contribución complementaria que viene siendo presentada, después de la Codificación, por estudiosos encarnados y por los Espíritus encargados de mantener la Obra conforme se encuentra consolidada en la Doctrina Espírita.
La mediúmnidad   es espontánea, surge en cualquier edad, posición social, denominación religiosa o escepticismo en el cual se encuentre el individuo.
Normalmente llama la atención por los fenómenos insólitos de que se hace portadora, produciendo efectos físicos e intelectuales, así como manifestaciones en el área visual, auditiva, presentándose con una variada gama conforme las diversas expresiones intelectuales, materiales y subjetivas que se exteriorizan en el día a día de todos los seres humanos.
La mediúmnidad surge como una explosión de relativa  violencia en determinados individuos, gracias a cuya manifestación surgen perturbaciones de variada orden, en otros aparece sutilmente, favoreciendo la penetración en más amplias franjas vibratorias, aquellas de donde se procede antes del cuerpo y para cuyo círculo se retorna después del desgaste carnal.
Al principio, surge como sensaciones extrañas de presencias psíquicas o físicas algo perturbadoras, generando miedo o ansiedad, inquietud o incerteza. En algunos momentos, se turba la lucidez, para, en otros, abrirse brechas luminosas en la mente, percibiéndose otro tipo más sutil de realidad.
El médium debe proceder ante estos registros de presencias de seres desencarnados, silenciando la inquietud y penetrándose a través de la meditación, auscultando su conciencia, procurando desdoblar la percepción psíquica sin ningún recelo así oirá palabras confortadoras, y verá a personas queridas que se le acercan.

A veces, cuando aparece la mediúmnidad, surgen varios disturbios, sea en el área orgánica, a través de desequilibrios y dolencias, o mediante inquietudes emocionales y psiquiatritas, por debilidad de su constitución fisio psicológica.
No es la mediúmnidad que genera el disturbio en el organismo, sino la acción fluídica de los Espíritus que favorece la atonía o no, de acuerdo con la calidad de que esta se reviste.
Por otro lado, cuando la acción espiritual es saludable, una aura de paz y de bienestar envuelve al medianero, auxiliándolo en la preservación de las fuerzas que lo nutren y sustentan durante la existencia física.
La mediúmnidad, en sí misma, no es buena ni mala, antes, se presenta en carácter de neutralidad, dándole la oportunidad al hombre de utilizarla conforme desee, de ese uso derivarán los resultados que acompañarán al medianero hasta el momento final de su etapa evolutiva en el cuerpo.
La mediúmnidad, cuando surge, en la mayoría de los casos, es bajo acciones obsesivas, pues el periodo inicial de la educación mediúmnica siempre se da bajo acciones tormentosas. El médium es un Espíritu endeudado, en sí mismo, con vasta copia de compromisos a rescatar, cuando se desdobla, trayendo matrices que facultan el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá, que lo impelen al trabajo de auto-perfección, sobre el ejercicio de la caridad, de la paciencia y del amor para con los mismos. Aparte de eso, considerando sus débitos, se vincula a los cobradores que no quieren perder de vista, sitiándole la casa mental, afligiéndolo con el recurso de un campo precioso y vasto, como es la percepción mediúmnica, intentado impedirle el crecimiento espiritual, mediante el cual lograría liberarse del infeliz yugo. Crean estratagemas, situaciones difíciles, predisponen mal a aquel que las sufren, rodeándolo de impresiones, porque viven en diferente franja vibratoria, peculiar, diversa a los que no poseen disposiciones medianímicos.
La fase inicial del ejercicio y desdoblamiento de la mediúmnidad es un bendito calvario. Por otro lado, este es el medio de ampliar, desarrollar el entrenamiento del sensitivo, que aprende a discernir el tono psíquico de los que lo acompañan, en espíritu, tomando conocimiento de las “leyes de los fluidos” y armándose de resistencia para combatir las “malas inclinaciones” que son los imanes que atraen a los que se encuentran en estado de Erraticidad inferior.
(En las Fronteras de la Locura, Cap. 23, Manuel Philomeno de Miranda/Divaldo P. Franco
Manuel Philomeno de Miranda 
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        SER AGRADECIDOS ES DE BIEN NACIDOS

En España principalmente, así como en otros paises, el pasado día 2, saltó la noticia de la voluntaria abdicación de S.M. el Rey de España, D. Juan Carlos de Borbón, que a todos nos ha sorprendido por lo inesperada.
Han sido 39 años de reinado, en donde como en todos los estamentos humanos, han habido luces de éxito en la gestión monárquica, aunque también alguna sombra, pues estamos refiriéndonos a un ser humano en una familia humana.
Hay en España una minoría ruidosa (solo una minoría G. a D.), que han intentado o están intentando, aprovechar esta coyutura del relevo constitucional, para engañar a quien pueden, vendiéndoles la panacéa de que la solución a todos los males de nuestra crisis, es la República, como si el que la forma de gobierno que haya, sea Monarquía Constitucional o fuera República, no fuesen gobernados y legislados por personas, que bajo una bandera u otra, tienen que trabajar por nuestros problemas, y a veces acertarán y otras se equivocarán; sin embargo no son los partidos ni las formas de gobierno los que trabajan, sino las personas.
Realmente, yo soy de los que creen que en España, seguimos habiendo todavía una mayoría de monárquicos o mejor dicho, de Juan Carlistas. Y es que podría ser  que al paso del tiempo valoremos más la figura de lo que este Rey ha sido para todos los españoles.
Otro de los problemas que están surgiendo estos días es que una gran parte de esas gentes que saltan a la calle o a las plazas, exibiendo pancartas y consignas, eso sí, con todo el derecho del mundo, reclamando una votación en referendum, para que podamos elegir República o Monarquía. Esa pretensión – y mas si no está hecha en un marco de legalidad vigente- creo que es inviable. En primer lugar, porque el sistema democrático que tenemos, con el Rey a la cabeza,ya fué votado y entronizado con la Constitución Española, que juraron todos los Diputados. Durante la ceremonia de nombramiento de un nuevo rey, en el caso de España,  el Congreso somete a una votación la validez y aprobación del que van a proclamar Rey Constitucional, lo que quiere decir, que al rey para llegar a serlo ya lo votaron y aclamaron como tal,  nuestros representantes en el Congreso, y el que nuestra forma de Estado sea desde entonces  una Monarquía Constitucional, significa que el Rey, en este caso no gobierna ni manda, pues esa no es su función; para eso ya está el gobierno salido de las urnas; el Rey  solamente tiene un papel representativo de todos los españoles en el mundo, y simbólico de unión de toda España y su Constitución, dentro y fuera de nuestras fronteras, donde ejerce como el gran embajador y la imágen de España, como imágen y símbolo, también lo son la Bandera o el Himno Nacional. En sus relaciones internacionales se ha dedicado con éxito a abrir muchas y nuevas perspectivas económicas con otros países, beneficiosas para España. De ahí que sea tan admirado y querido, especialmente entre los países sudamericanos y los países árabes.

Desde estas modestas líneas, yo quiero agradecer publicamente a S.M. el Rey, por el estado de convivencia democrática que junto con el inolvidable Presidente Suarez, supieron ir implantando en España tras 40 años de dictadura, y porque  fué gracias a él, cuando en 1881  los golpistas del 23-F, no nos pudieron hacer dar un paso atrás trágico y tal vez de unas consecuencias  incalculables  para todos los españoles. 
Soy, por tanto consciente, de que gracias al Rey principalmente, hoy todos los españoles vivimos en  esta democracia que nació débil y titubeante, pero que al paso firme de D. Juan Carlos, se ha ido consolidado cada  vez más al paso de estos años. Nuestros hijos  nacieron en este periodo tan apasionante de la Historia de España, en donde se han forjado hombres y mujeres en ella, y no han conocido otras formas de Gobierno o de Estado, si acaso lo que les han contado o lo que han leído en panfletos, muchas veces llenos de informaciones partidistas o verdades sesgadas, por lo que en estos grupos antimonárquicos( que precisamente los integran sistemáticamente los partidos de extrema izquierda, como si la Denominación de Republicanos les perteneciera en exclusiva. En estos grupos o seguidores de consignas de la izquierda, solemos encontrar  gente muy jóven, de una formación media-baja, que han crecido en una sociedad monárquica. Estos "protestantes", parecen  ideológicamente manipulados y  convencidos de que los problemas de la crisis económica ( y de todo orden, diría yo), tendrían solución si en vez de un Estado Monárquico, tuviésemos un Estado Republicano Yo les diría: Bien, ¿ y luego qué?, ¿ acaso tiene la República, por el hecho cambiar la bandera nacional y ser dirigida por otra persona ( importante dirigente de izquierdas), la llave maestra que arregla esta sociedad que tenemos, sin más ?. 
¿ No será que no es la Monarquía en sí misma lo que les estorba, sino la Carta Magna jurada por la familia real y por todos los miembros del gobierno y la oposición?
Sin embargo, para  seguir en el tema que aquí abordamos, hay que reconocer que es la Monarquía la que ha permitido el restablecimiento de tantas libertades que habían permanecido prohibidas y perseguidas durante 40 años, entre otras el resurgir en libertad del Espiritismo   y el que este haya podido alcanzar  los niveles sociales y de expansión que ya hemos alcanzado, de modo que si no hubiera sido por esta Constitución de Libertades para todos los españoles que firmó el Rey, ( pero que no fue redactada por él), ahora sería impensable la existencia de tantos grupos y centros espíritas, federados y reconocidos en España, y que en total libertad, podemos divulgar la enseñanza espírita organizando actividades públicas, conferencias, seminarios, congresos, etc,  para una mejor contribución al progreso moral de la sociedad. Por ejemplo, en estos momentos yo soy conciente de que yo no podría estar ahora divulgando conocimientos espíritas en mis blogs, etc.
Ya no es necesario que nos camuflemos bajo el paraguas de la Parapsicología u otra denominación que no sea la de  "Espírita", sin disimulos ni vergüenzas, y sintiendo el honor de serlo de verdad.
Asimismo, quiero expresar mis deseos de que el nuevo Rey Felipe VI, tenga la inspiración espiritual necesaria para seguir y ampliar la gran labor que ha hecho su padre, que no merece sino nuestra gratitud, por haber sabido ser el rey de todos los españoles, manteneniendo la concordia y el hermanamiento de todas las tierras y pueblos de esta gran nación que es España.

!Muchas gracias Don Juan Carlos ¡, !el tiempo y la historia harán justicia a su labor ¡

- Jose L. Martín-

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