miércoles, 26 de agosto de 2015

SEXO Y SEXUALIDAD


SÓCRATES Y LA INMORTALIDAD DEL ALMA



En el año 399 antes de la era cristiana, el Tribunal de los Heliastas, compuesto por representantes de las diez tribus que componían la demócrata Atenas, se reunía con sus 501 miembros para cumplir una obligación bastante difícil.

Representantes del pueblo, escogidos aleatoriamente, estaban allí para juzgar al filósofo Sócrates.

El pensador era acusado de rechazar a los dioses del Estado, y de corromper a la juventud.

Figura muy controvertida, Sócrates era admirado por unos, criticados por otros.

Tenía la costumbre de andar por las calles con grupos de jóvenes, enseñándolos a pensar, a cuestionar sus propios conocimientos sobre las cosas y sobre sí mismo.

Sócrates desenvolvió el arte del diálogo, la mayéutica, este momento del “parto” intelectual, de la búsqueda de la verdad en el interior del hombre.

Su decir “Sólo sé que no sé nada” representa la sapiencia mayor de un ser, reconociendo su ignorancia, reconociendo que necesitaba aprender, buscar la verdad.

Por eso fue sabio, y además de sabio, dio ejemplos de conducta moral inigualables.

Vivió en la simplicidad y siempre reflexionó al respecto del mundo materialista, de los valores ilusorios de los seres, y de las creencias vigentes en su sociedad.

Frente a sus acusadores fue capaz de dejarles lecciones importantísimas, como cuando afirmó:

 “No tengo otra ocupación sino la de persuadiros a todos, tanto viejos como jóvenes, de que cuidéis menos de vuestros cuerpos y de vuestros bienes que de la perfección de vuestras almas.

El gran filósofo fue condenado a la muerte por cerca de 60 votos de diferencia.

La gran mayoría quería que él intentase negociar su pena, asumiendo el crimen, e intentase librarse del castigo capital, con el pago de algunas monedas.

Con seguridad, todos saldrían con las conciencias menos culpables.

Todos, menos Sócrates que, de ninguna forma, se permitió ir contra sus principios de moralidad íntimos. Así, aceptó la pena impuesta.

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Preso cerca de 40 días, tuvo oportunidad de escapar, dado que sus amigos consiguieron una forma ilícita de darle la libertad.

No la aceptó. No permitió ser deshonesto con la ley, por más que esta lo hubiese condenado injustamente. Una vez más ejemplificó la grandeza de su alma.

Y fueron extremadamente tranquilos los últimos instantes de Sócrates en la Tierra.

Una calma espantosa invadía su semblante, y causaba admiración en todos los que iban a visitarlo.

Indagado al respecto de tal sentimiento, el pensador reveló lo que le animaba el espíritu:

 “¡Todo hombre que llega adonde voy ahora, que enorme esperanza no tendrá de que poseerá allí lo que buscamos en esta vida con tanto trabajo!

Este es el motivo de que este viaje que ordenan me trae tan dulce esperanza.”

Sí, Sócrates tenía la seguridad íntima de la inmortalidad del alma, y dejó eso bien claro en varios momentos de sus diálogos.

La perspicacia de sus pensamientos y reflexiones ya habían llegado a tal conclusión lógica.

El gran filósofo partía, cierto de que continuaría su trabajo, de que proseguiría pensando, dialogando, y de que desvelaría un nuevo mundo, una nueva perspectiva de la vida, que es una sola, sin muerte, sin destrucción.

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El Codificador de la Doctrina Espirita, Allan Kardec, indagó a los inmortales:

 “En el momento de la muerte, ¿cuál es el sentimiento que domina la mayoría de los hombres? ¿La duda, el miedo o la esperanza?

A los que los Espíritus le respondieron:

 “La duda para los incrédulos endurecidos; el miedo para los culpables; la esperanza para los hombres de bien.”

Que podamos todos, a ejemplo de Sócrates, dejar este mundo con el corazón repleto de esperanza.

REDACCIÓN DE MOMENTO ESPIRITA

                                                                      ***********************

 
REFLEXION DE  REY FORMOSO PARA HOY MIERCOLES. 
TANTO QUE APRENDER, TANTO QUE ESTUDIAR, TANTO QUE VENCER, Y TANTO TIEMPO QUE DESPERDICIAMOS. 

Vinimos a este planeta con un propósito bien definido: vencer nuestras imperfecciones morales y saldar las deudas contraídas en la vidas anteriores: deudas que son resultado del mal uso de la libertad concedida por nuestro Creador: practicamos la indiferencia, la apatía, el desinterés por los asuntos verdaderamente transcendentales e importantes; Dios, la mente y el Espíritu: el porqué vinimos a este planeta, cual es la misión que nos corresponde, hacia donde vamos… 
Pongamos un ejemplo: Dios nos entrego un lugar para vivir que después de ver algo de lo que hay allá afuera, de cómo lucen otros lugares, y planetas, no cabe duda que el nuestro es UNA JOYA,: no una joya cualquiera, sino una joya de incalculable valor: sin embargo, a pesar de que este es un mundo materialista, y que el hombre por lo general vive para acumulara ‘tesoros en la tierra’, y que debiera cuidar y preservar ‘ESTA JOYA” como algo irremplazable”, hacemos conscientemente TODO LO POSIBLE por destruir la casa, nuestro Hogar, la Tierra. Podríamos verdaderamente llamarnos ‘seres inteligentes’? 
Y de verdad que este planeta es BELLO, de eso no tenemos ninguna duda; por donde quiere que miremos: infinitos mares, lagos y ríos, 70% de agua. Sera una coincidencia que nuestro cuerpo está formado por un 70 % de agua y liquido también? 
Pero como no destruir el planeta si destruimos nuestro cuerpo: lo alimentamos con chatarra, lo intoxicamos, no lo cuidamos, no lo respetamos, si no nos amamos nosotros, como vamos amar al Planeta, a la Creación, a Dios? 
Nuevos niños nacen, y con ellos nuevos espíritus más avanzados: esa es la esperanza de vida. Lo viejo caduca, tiene que caducar: se necesita una nueva siembra: el fuego debe arrasar con lo viejo, con las malezas; el suelo hay que prepararlo para plantar la nueva semilla. Esta escrito; “un cielo nuevo…una nueva Tierra… 

“Y el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego” Mateo 3:10. 
Que el Señor los Bendiga hoy, mañana y SIEMPRE!

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 SEXO Y SEXUALIDAD,


ENTRE LOS IMPULSOS DE LA ETAPA PRIMITIVA DEL SER Y EL EQUILIBRIO DE LA RAZÓN.


“Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer”. Esta frase extraída del poema “Canción de otoño en primavera” de la autoría del poeta nicaragüense Rubén Darío, me sirve de abrebocas para el tema que queremos desarrollar, pretendiendo buscar respuestas al complejo enigma del uso del sexo por el ser humano, en las diferentes etapas de su vida como encarnado.


Fotografía tomada de la Web http://galleryhip.com/etapas-del-desarrollo-humano.html

El ser humano a lo largo de su historia ha usado y abusado del sexo, involucrándose de esta manera en serios compromisos que lo vinculan con el despilfarro de las energías genésicas.  No existen dudas respecto a la forma en que la sexualidad ha evolucionado de la mano con la mentalidad del ser humano. Desde la prehistoria, donde las necesidades del impulso reproductivo era una manifestación natural del deseo del macho atraído por el aroma de las mujeres, hasta los reatos sexuales derivados de las imposiciones religiosas que convirtieron el sexo en algo pecaminoso y tabú, generando prohibiciones coercitivas que derivaron en represión y persecuciones en nombre de Dios. 

Actualmente, ante el auge tomado por los medios de comunicación como el Internet, el uso masivo de celulares y la televisión abierta, desde el niño, pasando por el joven y la irresponsabilidad de algunos adultos, el ser humano tiene un fácil acceso a contenidos de sexo explícito que generan desinformación y desequilibrios difíciles de superar, causando necesidades apremiantes, que necesitan ser drenadas.

En nuestra larga historia como docente, hemos sido testigo de cómo adolescentes desorientados desde sus hogares, se involucran desde muy temprana edad en un coctel peligroso para su futuro espiritual que pasa por el consumo de alcohol, la iniciación a las drogas y los embarazos no deseados debido a la falta de orientación.

Y es que el ser humano en su larga lucha por alcanzar niveles de crecimiento espiritual, reformando sus valores morales, se ha movido entre la intemperancia y el frenesí de la juventud y las apremiantes necesidades de la mayoridad, donde el adulto mayor varón, termina siendo denominado peyorativamente como “viejo verde”, al no comprender que el declive sexual forma parte de un proceso normal en el ser humano. Sin embargo para muchos de estos adultos mayores apareció en 1998 la pastilla azul o viagra, solucionándoles en parte, los serios problemas que representaban para su ego masculino sus problemas de impotencia a causa de la edad.

En el campo de la educación del instinto sexual, el Espiritismo a través del Espíritu Emmanuel, en “El Consolador prometido por Jesús”, psicografiado por Chico Xavier, nos elucida que “En vez de la educación sexual para la satisfacción de los instintos, es imprescindible que los hombres eduquen su alma para la comprensión sagrada del sexo”.  Asegurando que, “Cada vez que una persona convida a la otra a la comunión sexual, o que acepta de alguien una propuesta en este sentido, por afinidad y confianza, se establece entre los dos un circuito de energías por lo cual los dos se alimentan psíquicamente de esas energías recíprocamente”.

El sexo como departamento orgánico programado por la divinidad para la reproducción de las especies, le permite al Espíritu acumular experiencias en el campo de la sexualidad, asumiendo la polaridad masculina o femenina sin detrimento de sus adquisiciones del pasado, en la constante búsqueda del mandato divino de alcanzar la plenitud espiritual. Pero, la clave del éxito en las diferentes experiencias reencarnatorias, con relación a la programación de los sexos, es su conducta moral. Los reconocemos por las experiencias vivenciadas por Espíritus que luego de dejar la envoltura corporal, a través del fenómeno natural denominado muerte, reaparecen en el Mundo de los Espíritus cargados de aflicciones, remordimientos y el sufrimiento natural de aquel que reconoce haber sido inferior al compromiso que asumió al regresar a las luchas terrenas; también los encontramos felices y dichosos por haber alcanzados niveles de progreso inherentes a su condición espiritual.

Reconocemos en Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, uno de los principales investigadores del psiquismo humano y su actitud comportamental ante el sexo, estableciendo “las fases psicosexuales”, las cuales se desarrollan en cinco etapas, sosteniendo que el ser humano desde su nacimiento posee una libido instintiva (energía sexual). Para Sigmund Freud, las experiencias que mayor influencia ejercen en la vida sexual del ser humano y en especial la infancia y la adolescencia, tienen que ver con el manejo de la libido y la atención prestada por el mismo a las partes sensibles del cuerpo humano, denominándolas zonas erógenas parciales. Estas zonas corresponden en su orden a la boca, el ano, y los órganos genitales, las cuales seguirán ejerciendo su influencia en el ejercicio de la sexualidad en nuestra etapa como adultos.

De esta manera, Freud describió 5 etapas de desarrollo en el ser humano: el estado oral (de 0 a 1 años), la fase anal (de 2 a 3 años), la fase genital o fálica (de 3 a 4 años), la fase de latencia de 5 años a la pubertad y después la etapa genital madura, a la edad adulta.

A pesar de que Freud no fue más allá del materialismo científico de la época, trasfiriendo para la libido (deseo sexual) la responsabilidad de casi todos los trastornos, rompió con el puritanismo del s. XIX abriendo el campo para las futuras contribuciones, especialmente las de su discípulo Carl Jung, que se aparta definitivamente del maestro austriaco, al concebir la libido como energía general de la propia vida, no manifestándose necesariamente, según él, sólo como energía sexual, sino que puede también ser energía creadora, artística, etc. Las aportaciones espiritualistas y, especialmente, la revelación espiritista, sintoniza con los postulados arriba señalados, afirmando que todo lo que se agita, crece y germina es energía creadora, ya sea una planta, un impulso o la fuerza de una idea.

Para poder comprender la importancia que tiene los estudios realizados por Freud y sus predecesores y las enseñanzas que nos ofrece la Doctrina Espírita, nos remitimos al artículo “Sexo, Sexualidad y Amor”, de la obra Hacia las Estrellas, psicografiada por Divaldo Pereira Franco y de la autoría de Humberto Mariotti, quien en su mensaje asegura que:

Se puede utilizar el sexo por instinto o corrupción de costumbres, sin que ejercite la sexualidad. El sexo atiende a impulsos de la etapa primitiva del ser, mientras que la sexualidad obedece al equilibrio de la razón, que establece las condiciones necesarias para su aplicación. En la sexualidad se hace indispensable el amor, que se manifiesta por medio de los sentimientos y que alcanza las expresiones que se canalizan en favor de la función sexual”.

Mariotti completa estas orientaciones afirmando que “para dichas realizaciones – la sexualidad y el sexo -, la mente es factor de vital importancia, puesto que es la estimuladora de las funciones pertinentes a ambas. Normalmente se practican actos sexuales sin el equilibrio de la sexualidad, así como sin amor, aunque se informe que sexo y amor son cosas idénticas”.

Allan Kardec durante la organización doctrinaria de los libros de la Codificación, recibió muchas comunicaciones de Espíritus del Tercer Orden de la Escala Espírita, Espíritus Imperfectos, en los cuales predomina la materia sobre el Espíritu y su inclinación hacia el mal; además, el orgullo, el egoísmo y la sensualidad caracterizan su comportamiento. En la obra “El Cielo y el Infierno”, Cap. IV, Espíritus Sufridores, “Los lamentos de un hombre sensual”, Instrucciones del guía del médium, encontramos la siguiente comunicación que nos explica la situación del Espíritu en el Mundo Espiritual:

“¿Sabéis cuál es la situación de esos hombres de vida sensual, que no han dado a su Espíritu otra actividad aparte de la de inventar nuevos placeres? La influencia de la materia los acompaña más allá de la tumba, y la muerte no pone término a esos apetitos que, estimulados por la vista –tan limitada como lo fue en la Tierra–, en vano procuran satisfacer. Como nunca han buscado el alimento espiritual, su alma deambula en el vacío, sin una meta, sin esperanza, presa de esa ansiedad propia del hombre que no tiene delante de sí más que la perspectiva de un desierto sin límites. La nulidad de las ocupaciones intelectuales durante la vida del cuerpo acarrea naturalmente la nulidad del trabajo espiritual después de la muerte. Dado que ya no pueden saciar al cuerpo, sólo les resta satisfacer al Espíritu. De ahí un tedio mortal cuyo término no llegan a ver, y en cuyo lugar preferirían la nada. Pero la nada no existe… Pudieron matar al cuerpo, pero no pueden aniquilar al Espíritu. Es preciso, pues, que padezcan esos tormentos morales hasta que, vencidos por el cansancio, se decidan a dirigir su mirada hacia Dios”.

De esta comunicación rescatamos la afirmación “es preciso, pues, que padezcan esos tormentos morales” de los cuales se sienten presos los Espíritus sensualistas, al punto de ocasionar graves disturbios en el área genésica a muchísimos encarnados que se sintonizan con ellos, por sus preferencias sexuales, buscando la oportunidad propicia para vampirizarlos.

Según Herculano Pires, tendencias y desvíos sexuales tienen procedencias diversas y sus raíces genésicas pueden venir de profundidades insondables. Él pondera que “la propia filogénesis del sexo, que comienza aparentemente en el reino mineral, pasando por el vegetal y el animal, para después llegar hasta el hombre, presentando enormes variaciones de formas, inclusive la autogénesis de los virus y de las células y la bisexualidad de los hermafroditas, justifica la aparición de desvíos sexuales congénitos.

Nuestras tendencias en el campo sexual, muestran claramente el patrimonio espiritual del cual somos portadores, lo cual se refleja en el periespíritu, el cual actúa como archivador de todas nuestras experiencias en el campo de la carne. He ahí porque el Maestro Kardec en La Génesis, ítem 18, nos orienta que: El periespíritu, por tanto, lleva impreso las cualidades morales de sus pensamientos y sentimientos, como huella inequívoca de la evolución moral y "...no cambiará, hasta tanto el espíritu no se modifique".

Y esa modificación conlleva una profunda transformación en la conducta moral del hombre, planteamientos estos implícitos en la propuesta espírita, la cual encontramos en “El Evangelio según el Espiritismo”, cap. XVII, Sed Perfectos:

“Se reconoce al verdadero espiritista por su transformación moral y por los esfuerzos que realiza para dominar sus malas inclinaciones”.

El ejercicio responsable del sexo representa una de las mayores conquistas del Espíritu, como encarnado, alcanzado el “equilibrio de la razón” en el manejo de la sexualidad, de acuerdo a los planteamientos de Humberto Mariotti. Sin embargo, aún deambulan en la carne millones de Espíritus encarcelados en los vicios sexuales, primando el instinto animal por encima de la conciencia lúcida, siendo permeados permanentemente por desencarnados que sacian en ellos apetitos inconfesables.

Es nuestro deber evitar la censura y la condenación para quienes aún transitan por estos difíciles caminos, encarando con naturalidad, comprensión y tolerancia el difícil camino que han elegido seguir, entendiendo que cada quien se enfrentará, tarde o temprano, ante el tribunal de su conciencia. Recordemos que los vicios no son del cuerpo sino del espíritu que lo anima.

Todos, invariablemente, tendremos que enfrentarnos al esfuerzo del perfeccionamiento y la ascensión espiritual, correspondiendo de esa manera a los designios de la divinidad que espera por sus hijos, a través de los procesos regeneradores que sus leyes disciplinarias establecen.

Para los que aún transitan en las fajas inferiores de sus pasiones absorbentes y viciosas, André Luiz nos esclarece que: “El cautiverio en los tormentos del sexo no es problema que pueda ser solucionado por literatos o médicos actuando en el campo exterior, es cuestión del alma, que demanda proceso individual de cura, y sobre ésta, solo el espíritu resolverá en el tribunal de la propia conciencia. Es innegable que todo auxilio externo es valioso y respetable, pero debemos reconocer que los esclavos de las perturbaciones del campo sensorial solo serán liberados por sí mismos, es decir, por la dilatación del entendimiento, la comprensión de los sufrimientos ajenos y de las dificultades propias, por la aplicación, en fin, del “Amaos unos a otros”, en el adoctrinamiento como en lo íntimo del alma, con las mejores energías del cerebro y con los mejores sentimientos del corazón.

Y enfatiza que: “El éxtasis del santo fue un día simple impulso, como el diamante –gota celestial elegida para reflejar la claridad divina– vivió en el aluvión, ignorado entre piedras brutas. Claro está que, así como se pule el diamante para alcanzar el pedestal de la belleza, así también el instinto sexual, para coronarse con las glorias del éxtasis, ha de doblegarse a los imperativos de la responsabilidad, a las exigencias de la disciplina, a los dictámenes de la renuncia”.

Queremos finalizar estas líneas trayendo a colación las orientaciones de Joanna de Ángelis, cuando afirma que: “los seres humanos se dividen en hombres fisiológicos y hombres psicológicos. Los primeros, buscan satisfacer sus necesidades sensoriales, como comer, dormir y mantener relaciones sexuales. Los últimos no se restringirían a esas manifestaciones y, presentando valores más elevados, serían portadores de ideales superiores, o sea, objetivos existenciales mayores en las áreas del trabajo, de la educación, de la fraternidad, de la religiosidad etc. Además, los hombres psicológicos desarrollarían sus actividades fisiológicas con profundo respeto a sí mismos, al cuerpo físico de que son portadores y a los hermanos envueltos en esas manifestaciones, evitando excesos que pueden acarrear procesos kármicos de difícil resolución”.

-Juan Manuel Ruiz- 
( Asociación Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís)

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    LOCOS ERRANTES

              Locos errantes, que cruzáis la tierra
             oyendo un eco que en los aires zumba;
             los que sufrís encarnizada guerra
             porque en vosotros el ayer retumba;
            los que decís que el porvenir se encierra
             en la perpetua vida de ultratumba;
              a vosotros, ilusos y utopistas,
              me dirijo:¡escuchadme, espiritistas!
            Yo vine al mundo y penetre en la vida
               con la incredulidad por patrimonio;
                 nunca acepté la gloria bendecida,
             ni el limbo, ni el infierno, ni el demonio.
Yo he buscado otro punto de partida
que del gran Ser, me diera testimonio,
ninguna religión, dogma, ni rito,
me ha mostrado de Dios el infinito.
Yo admiro en las gigantes catedrales
de los nobles artistas el desvelo,
que en el mármol grabaron los anales
de la bíblica historia de este suelo;
escucho las salmodias celestiales
y murmuro después, con desconsuelo:
la inspiración del hombre es portentosa,
mas la causa primera es otra cosa.
Contemplo con placer y con respeto
a la ermita en el monte solitaria ,
en donde un hombre por su fe sujeto,
eleva a Dios monótona plegaria
mas para adivinar el gran secreto
inútil es la vida estacionaria;
pues Dios dijo a los hombres;(( Acercaos,
y en un eterno amor multiplicaos.))
Y aunque dice Volney : que la gran ciencia
es el saber dudar; yo, francamente,
anhelaba tener una creencia
para no ser a todo indiferente;
porque la destructora indiferencia
es la lepra moral, que el hombre siente:
!ay de aquel que murmura con hastió:
(( No me impresiona ni el calor ni el frió!))
En el materialismo, del problema
no halle definición satisfactoria;
porque este niega la Verdad suprema,
y su vida es un sueño sin memoria.
Yo no puedo aceptar el anatema
que nos deja sin nombre y sin historias,
que, el hombre, sin ayer y sin mañana,
es un delirio de la ciencia humana.
Con noble afán y con tenaz empeño
le seguí a las escuelas preguntando
por el gran Ser, del Universo dueño,
y todas me lo fueron presentando;
mas era raquítico el diseño,
que, a mi pesar, quedabame dudando,
hasta que el viento que en los bosques zumba,
trajo hasta mi los vientos de Ultratumba.
Ecos vagos, extraños, confundidos......
que pretenden cambiar la faz del mundo;
por unos, con asombro recibidos,
por otros con desprecio sin segundo;
pero el caso es, que fueron sometidos
a un examen y análisis profundo,
y que las muchedumbres repetían:
que los muertos hablaban y sentían.
Allan kardec, filosofo eminente,
se asemejo a Colon, que tras los mares
vio las palmas de un fertil continente
y escucho de otros hombres los cantares;
y Allan Kardec, que fue constantemente
el sabio explorador de nuevos lares,
también veía rodar por los espacios
planetas con techumbres de topacios.
El vio la irradiación del infinito
en algo que su mente presentía ,
y el porvenir del hombre, lo vio escrito
con torrentes de luz y de armonía;
halle en sus obras el Jordán bendito
que calmara la sed del alma mía,
y desde entonces, sigo mi jornada
esperando tranquila y resignada.
Inmensa gratitud guarda mi mente
al que nunca debemos olvidarle .
¡Espiritistas!Nuestro afán ardiente
uno solo ha de ser, el imitarle;
el fue nuestra lumbrera refulgente,
debemos por su ciencia venerarle;
que el nos profetizo mejores días
y del progreso eterno, fue el Mesías.
¡Gloria a su nombre, a sus virtudes gloria!
del adelanto infatigable obrero,
el alcanzo del bueno la victoria.
¡Feliz aquel que siga su sendero!
Honremos del profeta la memoria
con nuestro amor profundo y verdadero.
¡Oh! Regenerador de las ideas...
¡Bendito Allan Kardec !¡Bendito seas!

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