"Obsesores" en acción: cómo tratar con ellos (I)
Existe una cuestión que genera bastante debate en la Doctrina. Se trata del tema de la obsesión, sobre el que se ha escrito mucho. En el presente artículo vamos a desarrollar este asunto desde una perspectiva un tanto diferente, ayudándonos de la aportación de la psicología, que como ciencia de la conducta tiene que decir mucho al respecto, pues después de todo, nos situamos frente a una dificultad que afecta al pensamiento tanto del que genera el problemaobsesivo como de aquel que lo padece. Por último, entrecomillo los términos “obsesor” y “obsesado” porque el Diccionario de la lengua española no los reconoce como tales y sin embargo, son muy utilizados en la literatura espírita. Dedicaremos tres capítulos a desarrollar esta materia, porque es importante tanto describir cómo se origina y mantiene este proceso como luego, saber cómo operar para combatir su influencia y librarnos definitivamente de tan acosadora presencia.
Para entender este fenómeno, debemos partir del concepto de existencia de una solarealidad aunque en dos planos: el espiritual y el material. La interacción entre ambas dimensiones es total y continua. Aunque la mayoría de nosotros tan solo apreciamos lo que atañe al mundo físico, lo cierto es que el espacio espiritual se imbrica, atraviesapermanentemente lo tangible y sobre todo, lo afecta. Del mismo modo y al mismo tiempo, se produce el fenómeno inverso. Todo cuanto hacemos, decimos o incluso pensamos ejerce un considerable influjo sobre lo inmaterial. Esto se asemeja al aire, al que no podemos ver ni tocar pero del cual tenemos clara conciencia de que existe.
Al producirse este hecho que hemos descrito como de constante interacción, el proceso de obsesión es recíproco y se efectúa en todos los sentidos. Unos espíritus “obsesan” a otros, ellos a nosotros, nosotros a ellos y no olvidemos, por supuesto, porque todos somos espíritus aunque unos con envoltura carnal y otros sin ella, que también los seres de “carne y hueso” nos estamos influyendo de modo permanente no solo con la acción sino también con el pensamiento. La obsesión, por tanto, entre seres humanos encarnados es tan real como la que habitualmente se describe en los libros espíritas. Hace ya muchos decenios que lapsicología demostró el formidable efecto que los pensamientos tenían para uno mismo y en la relación entre las personas. Sin embargo, con ser interesante este último aspecto, nos vamos a centrar exclusivamente en el proceso más conocido, o sea, en la influencia negativa que los espíritus “obsesores” realizan sobre nosotros y en cómo combatirla, ya que puede llegar a resultar muy perjudicial para nuestro camino evolutivo, sobre todo por el efecto de malestar, angustia y estancamiento que genera en quien lo recibe.
En cualquier caso, conviene efectuar una serie de aclaraciones al respecto de todo este procedimiento, pues alguien no muy experto en la materia podría pensar que este hecho es una especie de condena o sufrimiento añadido que recae sobre algunas personas sin unaexplicación aparente. Si bien es cierto que muchos casos de obsesiones tienen que ver con lareencarnación y con cuestiones del pasado (enemigos del ayer o del presente pero que ya han “desencarnado”) y que se relacionan con el engranaje de la ley de causa y efecto, tanto en estas como en las restantes obsesiones, siempre debemos contar con un elemento fundamental: el libre albedrío del que padece esa influencia. En otras palabras, lo mismo que la entidad que pretende perjudicarnos tiene la libertad de influirnos, así nosotros también gozamos del perfecto derecho y de la posibilidad de rechazar o anular ese efecto intimidatorio.
Como todo espírita conoce, existe la denominada ley de afinidad, mediante la cual todos los espíritus se atraen mutuamente en función de unospatrones vibratorios similares y que incluyen por ejemplo la similitud de gustos o inclinaciones o si se quiere llamar de otra forma, la semejanza decaracteres o tendencias. Este tipo de almas son propensas a unirse, a vincularse y a realizar gran número de tareas de forma conjunta. Consideremos unejemplo sencillo que nos ilustre. Es posible que la primera vez que vaya a una licorería a tomar unos tragos y salga del local ebrio, algún ente que se deleita en absorber los vapores del alcohol que desprendo se me acerque. Pero no nos engañemos: lo que de verdad refuerza y ata a ese “obsesor” conmigo es mi regreso a ese bar con asiduidad, mi marcada querencia al consumo y al abuso de las sustancias tóxicas. Es precisamente este último y decisivo factor el que aproxima mis vibraciones a las de lasentidades que se mueven como “peces en el agua” en esos antros donde reinan la insensatez y la evasión de las pruebas vitales que nos atañen. Antiguamente, solía decirse que las personas “bebían para olvidar”, pero desde luego la amnesia de los problemas duraba tan solo unas horas, pues cerrar los ojos a los desafíos de la vida no eliminaba los obstáculos de nuestra carrera por el progreso. Se trataba de una mera ilusión en la que se envolvía el sujeto y que le golpeaba en el rostro con la fuerza de un martillo en cuanto recuperaba el sentido de la realidad. Parece obvio que no podemos engañar ni aletargar a la conciencia sin sufrir serios disturbios internos. Afirmamos pues, sin temor a equivocarnos, que en estas situaciones de abandono y de falta de vigilancia consigo mismo, el individuo abre de par en par sus puertas al dominio por parte de los “obsesores”.
Como todo espírita conoce, existe la denominada ley de afinidad, mediante la cual todos los espíritus se atraen mutuamente en función de unospatrones vibratorios similares y que incluyen por ejemplo la similitud de gustos o inclinaciones o si se quiere llamar de otra forma, la semejanza decaracteres o tendencias. Este tipo de almas son propensas a unirse, a vincularse y a realizar gran número de tareas de forma conjunta. Consideremos unejemplo sencillo que nos ilustre. Es posible que la primera vez que vaya a una licorería a tomar unos tragos y salga del local ebrio, algún ente que se deleita en absorber los vapores del alcohol que desprendo se me acerque. Pero no nos engañemos: lo que de verdad refuerza y ata a ese “obsesor” conmigo es mi regreso a ese bar con asiduidad, mi marcada querencia al consumo y al abuso de las sustancias tóxicas. Es precisamente este último y decisivo factor el que aproxima mis vibraciones a las de lasentidades que se mueven como “peces en el agua” en esos antros donde reinan la insensatez y la evasión de las pruebas vitales que nos atañen. Antiguamente, solía decirse que las personas “bebían para olvidar”, pero desde luego la amnesia de los problemas duraba tan solo unas horas, pues cerrar los ojos a los desafíos de la vida no eliminaba los obstáculos de nuestra carrera por el progreso. Se trataba de una mera ilusión en la que se envolvía el sujeto y que le golpeaba en el rostro con la fuerza de un martillo en cuanto recuperaba el sentido de la realidad. Parece obvio que no podemos engañar ni aletargar a la conciencia sin sufrir serios disturbios internos. Afirmamos pues, sin temor a equivocarnos, que en estas situaciones de abandono y de falta de vigilancia consigo mismo, el individuo abre de par en par sus puertas al dominio por parte de los “obsesores”.
Hay que dejar entonces muy clara nuestra responsabilidad en el inicio, mantenimiento yconsolidación de los procesos de obsesión, no vaya a ser que algún ingenuo pretenda contemplarlos tan solo desde la perspectiva de la “mala suerte” o lo atribuya a los vaivenes de la vida cuando estamos comprobando diariamente que no es así. Como en otras tantasenfermedades (pues el proceso obsesivo no deja de ser una “patología espiritual”), el efecto de prevención es probablemente el mejor seguro para eludir ese tipo de “intervenciones” negativas sobre nuestro psiquismo, sobre todo alejándonos física y moralmente de lugares y personas que nos atraen tanto con su fatídico magnetismo como el anzuelo a la presa.
Partiendo pues del efecto nocivo de este lance, cabe preguntarse cuántas veces al cabo del día, tenemos la sensación de que un pensamiento negativo se instala en nuestra cabeza resultando dañino para nuestros intereses y difícil de expulsar. Veamos un caso revelador: estoy hablando con alguien que me pide ayuda y cuando tengo que decidir qué actitud adoptar ante esa tesitura, empiezan a llegarme pensamientos a la mentecomo… “no merece la pena”, “él no lo haría por ti”, “se trata de una pérdida de tiempo”, “tienes asuntos más importantes que atender”…Hay que tener en cuenta un aspecto esencial que concierne a esta cuestión. Como se observa en las expresiones citadas, el “ataque” que efectúan los “obsesores” se caracteriza por su sutileza intelectual, por el uso de una estratagema que implica una gran carga de argucia sobre el “obsesado”. Si su influencia fuera manifiestamente lesiva, resultaría más fácil rechazar esos argumentos que se posan en nuestro juicio, ya que implicarían un embate demasiado evidente contra nuestra integridad. Y el ser humano, cuando es agredido frontalmente y de un modo palmario, se defiende mejor que cuando no capta directamente de dónde procede la acometida y quéarmas se están empleando contra él.
Solo en los casos en los que el espíritu “obsesor” se ha apoderado casi de su víctima(como son las coyunturas citadas de fascinación y subyugación), aquel halla ya un terreno tanabonado para su maléfico influjo que ya presiona al afectado de forma meridiana, sin cortapisas, porque sabe que la persona se halla bajo su control y que no va a ejercer ningún tipo de filtro crítico a su dominio sobre la mente del receptor. Por fortuna y aunque resulten supuestos muy llamativos cuando se producen, estos casos constituyen una minoría, por lo que lo más común es que el espíritu en cuestión tenga que conformarse con desplegar una coacción pero de carácter sutil, perspicaz, a fin de no despertar excesivas sospechas en el damnificado, no vaya a ser que se disparen las alarmas y al final, lo que era un impulso decidido de someter al “obsesado” se transforme en un rechazo frontal a sus deseos demandar en él. Insisto que por este motivo, es mucho más frecuente comprobar la existencia de este proceso pero realizado desde la agudeza. Esta muestra nos aporta la verdaderasignificación de lo que supone toda esta técnica de la obsesión y cómo opera, casi siempre a través de la “presión inteligente” y no desde la confrontación directa, pues en el primer caso las posibilidades de irse apoderando paulatinamente de la voluntad de la víctima son mayores.
¿Qué expresa esto? Pues que luchamos en general contra un enemigo listo, preparado (sabe lo que hace y disfruta haciéndolo) y que emplea una gran carga de avispada maldad en sus actuaciones. En definitiva y como cualquier estratega sabe, para defenderseeficazmente contra algo hay que utilizar las mismas armasque el atacante. Es como si quisiéramos rechazar la embestida de un gigantón de cien kilos de peso y de complexión fuerte con nuestros débiles puños pertenecientes a una persona de estatura baja y aspecto frágil. La derrota es previsible salvo que echemos mano de la inteligencia. Así pues, llega el momento de repeler el ataque que el “obsesor” de turnolanza sobre nosotros ¿Qué hacer?
Si la ofensiva que estos seres realizan sobre nosotros se introduce por el pensamiento, habrá que utilizar indefectiblemente esta misma herramienta, a fin de que el ente atacante tomeconciencia de que no se halla ante un rival endeble sino ante un opositor de entidad que va acontraatacar con las mismas armas con las que ha sido provocado.
En la segunda parte, estudiaremos con la ayuda de la psicología, (el espiritismo no está reñido con ninguna ciencia) un método práctico para llevar a cabo una respuesta eficaz ycontundente contra el asalto de estas formas “obsesoras” que tanto pueden llegar aamargarnos la existencia.
El espíritu siempre será un ser perfectible que inicia su progreso en las especies inferiores,
“El espíritu duerme en el mineral, sueña en el vegetal se agita en el animal y razona en el hombre”.
- León Denis -
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Es muy común hacer la distinción entre casa y hogar. Acostumbramos a llamar de casa la construcción de material, de madera, de albañilería, de piedra, sea lo que sea, en cuanto el hogar es lo que pasa dentro de esa construcción. Muchas veces, conseguimos construir la casa, pero no llegamos a formar el hogar. Vivimos dentro de esa casa de formas tan extrañas, que no configuran el hogar. El hogar es lo emocional, es lo sentimental, es lo racional, es lo vivencial. Es la interacción de las personas. La casa es el edifico. Muchas veces las personas dicen: Estoy yendo para casa, pero, aborrecidos, porque están yendo para casa y, posiblemente, al llegar a casa, no encontraran el respaldo del hogar.
Es muy importante saber porque el hogar nos es tan importante. Exactamente porque allí se reúnen Espíritus, criaturas, individuos procedentes de las más variadas esquinas de la naturaleza. Venidas, esas criaturas, de las experiencias de las más variadas y, al encontrarnos dentro de casa, para formar el hogar, tendremos obligatoriamente que intercambiar esas experiencias. La esposa tubo una educación, una formación, una instrucción o dejo de tenerla. El marido otra y, ahora, son dos personas que se van a reunir, en la tentativa de forjar otras personas y educarlas, los hijos.
El hogar representa ese crisol, ese campo de pruebas, donde las diferencias se friccionan, donde trocamos aquello que sabemos con lo que el otro sabe. De ese modo, es muy importante que construyamos nuestro hogar en bases de equilibrio, de entendimiento, lo que no siempre es fácil. Todas las veces que nos reunimos, personas diferentes, sea en lo que sea, eso nos da una cierta inestabilidad, eso genera una cierta inestabilidad. Hay siempre una diferencia entre el esposo y la esposa, entre los padres y los hijos, entre los hermanos. ¿Por qué? Porque si la esposa tiene un poco mas de cultura, si el marido tiene un poco menos, eso deja un nivel de frustración. Ella va a hacer de todo para mostrar que también sabe, cuando sería tan fácil admitir que no lo sabe. Podrá aprender. Si la esposa se torna sumisa porque su marido es doctor, su marido sabe, ya se desequilibra el hogar. Sería tan normal si ella admitiese que, de hecho, el preparo lo que sabe, el sabe más y ella no está prohibida de aprender y de saber también. Pero, cada cual respetando al otro, sin sentirse lesionado, sin sentirse frustrado, sin sentirse disminuido.
En el hogar, tenemos la ocasión de cambiar todo esto. Sabemos que aquel hombre notable, notable medico en la sociedad, llega a casa. El es carente de lo que la cocinera hace, de los cariños de la esposa, de los hijos. Aquel grandioso ingeniero respetado en su empresa, en la sociedad, pero cuando llega a casa, es aquel gatito carente de cariño, de atención de su esposa, de sus hijos. Somos movidos a la emoción, al sentimiento. El ser humano no es meramente racional, somos sentimentales. Entonces, aquel hombre que hace presión en la sociedad, el gran político, el gran administrador, cuando llega a casa quien manda en todo es su mujer. No, nosotros no vamos. No, yo no quiero. No, no lo vas hacer. No, no lo aceptaras. Y para que el amor pueda fortalecerse es necesario que aprendamos a escucharnos uno al otro. El hogar es así. Es esa gran olla, es ese gran crisol, dentro de cuya estructura todos vamos aprendiendo, unos con los otros, ofreciendo lo mejor que tengamos y aprendiendo lo que los otros tienen para ofrecernos. Es muy importante la estructura del hogar. Nada tiene que ver con la casa. El hogar de dentro.
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Una vez que esa estructura del hogar es de dentro de la criatura humana, es muy importante que cada elemento del hogar se preocupe con el otro y se ocupe también con él. Cada vez que pensamos en la familia que vive en ese hogar que estamos abordando, ciertamente que cabe a los esposos determinados compromisos entre sí, para la manutención del hogar. Si ellos no hicieran esos cuidados, el hogar no se sustenta. Para la estructura del hogar es importantísima la fidelidad, el respeto, la pareja, el acompañamiento, el compañerismo. Si hubiera hijos en la relación, los cuidados con la dirección de los hijos en este mundo atormentado de la actualidad. ¿Dónde están nuestros hijos? ¿Con quién están nuestros hijos? ¿Qué estarán haciendo nuestros hijos? Esos cuidados que, hay muchos, pasaran a ser cosas fuera de moda, necesitan volver a las preocupaciones nuestras, necesitan retornar a los cuidados domésticos.
Cuando oímos las noticias de que tal niño fue maltratado, fue llevado, fue conducido, eso nos lleva reflexionar sobre las desatenciones, muchas veces, de los padres. ¿Con quién está mi hijo? ¿Dónde está en este momento? Vivimos días en que nuestros hijos son mandados para dormir en la casa de los amigos, de los colegas. Pero no sabemos quiénes son los padres de esos amigos, de esos colegas. No sabemos cuál es la formación moral de esa familia para donde estamos mandando a nuestros hijos. Muchas veces, despertamos demasiado tarde. La estructura del hogar exige buen sentido, exige cuidado, exige raciocinio. No es una prisión. Todos disfrutan libertad. Pero, en la estructura del hogar, la libertad jamás estará alejada, distanciada de las nociones de responsabilidad.
Todos los que tienen libertad en el hogar, también han de tener responsabilidad. ¿Y si fueran niños? Vamos enseñando a los niños a tener responsabilidad con las cosas de ellos. Guardar los juguetes, colocar la ropa que saco del cesto, en la medida en que ellos van pudiendo. ¿Cómo los niños aprenden a ayudar en casa? Trae para mama, coge la escoba. Coge aquello. Trae aquello. Lleva aquello para la mama. Ayuda a mama. Sin ninguna imposición, para que el niño aprenda a gustarle colaborar. Ven aquí con papa, ponte aquí para que para pueda estirarse. Creando vínculos. Cuando nuestros hijos comienzan a ir para la escuela, temprano, será nuestro deber, de papa o de mama, llevar el asunto con ellos.
¿Cómo te fue hoy el día? ¿Con quién jugaste? ¿Qué te enseño la profesora? ¿O la tía? ¿Y tu merienda, la comiste? ¿Compartiste con alguien? Para qué enseñemos a nuestros niños, desde temprano, a conversar con nosotros sobre lo que paso con él. Después que el aprenda a conversar con nosotros, no necesitamos preguntar nada. Cuando agarramos la puerta de la escuela, el ya nos viene contando. Cuando lo ponemos en el coche, el ya comenzó a hablar. Y es de esa manera que vamos creando una compañía domestica. Los hijos no necesitan esconder a sus padres las cosas que viven. Los padres no deben negar orientación a los hijos, para que ellos sepan guiarse. Estar siempre acompañando. Cuando nuestro hijos comienzan a crecer y no hacen aquellas intrigantes preguntas, sobre sexo, sobre eso o sobre aquello, que los padres no imaginen que ellos no saben, que ellos son inocentes. Admitan que ya aprenderán, de forma equivocada y, porque aprenderán de forma equivocada, tengan vergüenza de hablar con nosotros.
Cabe, entonces, para que el hogar se levante, todos nosotros envolvernos con todos. Con cariño, con atención, con sonrisa, con seriedad, cada cosa en su lugar. Pero, que no falte entre nosotros jamás la ternura, el respeto reciproco, en la certeza de que somos hermanos en Dios, momentáneamente situados como marido, mujer, padres, hijos, hermanos. Para que nuestro hogar sea feliz, para que utilicemos ese crisol, como la gran oficina de las almas, no podrá faltar el amor. El amor que genera respeto, el amor que imprime responsabilidad.
Raúl Teixera
Transcripción del Programa Vida y Valores, número 186, apresentado por
Raul Teixeira, bajo coordinación de la Federación Espírita de Paraná. -Lista Luz_Espiritual-España
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Jorge Hessen
Christian McPhilamy, un chaval de 8 años, de Melbourne, en Florida, EUA, decidió dejarse los cabellos crecer a fin de hacer pelucas para los niños con cáncer. McPhilamy tuvo la idea hace algunos años, asistiendo a un comercial de cáncer pediátrico. En aquella ocasión descubrió que los niños quedaban calvos con la quimioterapia y que podría ayudarlas donando los propios cabellos. Para eso, dejo sus cabellos crecer. Quedó tan cabelludo que comenzó a sufrir asedio moral en la escuela, todavía, soportó las críticas y el asedio moral. Fueron dos años de provocaciones de colegas y adultos que lo llamaban niña. Cuando las la melena ya estaba bien larga, el rapó la cabeza y dono 30 centímetros de cabellos a una institución que hizo pelucas gratuitas para los cancerosos.
Por hablar de eso, en Irá, el profesor Ali Mohammadian percibió que Mahan Rahimi, de ocho años, uno de sus alumnos, era portador de una enfermedad rara que provoca la pérdida de los cabellos. Rahimi quedó muy aislado después de haberse quedado calvo, su alegría desapareció completamente y el profesor, preocupado con el desempeño escolar del niño por causa de la calvicie, decidió rapar la cabeza y quedar calvo como el niño a fin de parar las agresiones verbales y físicas que Mahan sufría en el colegió. Algunos días después, inspirados por el profesor, todos los colegas del profesorado de Mahan decidieron rapar el cabello también, generando una ola de solidaridad que sorprendió a todos. La corajosa actitud del profesor fue ampliamente divulgada en los medios de comunicación do Irá y Ali Mohammadian se tornó un héroe nacional.
Cuando visitamos al enfermo en el lecho de un hospital, cuando extendemos las manos al preso en la cárcel, cuando escribimos una carta de “feliz aniversario” para un amigo, cuando donamos la compra con los utensilios básicos para la familia carente, cuando telefoneamos a alguien que no vemos desde hace mucho tiempo, cuando prestamos atención al prójimo, establecemos un vínculo solidario.
Obviamente, la solidaridad es una palabra que asombra a los individualistas, porque inflige la movilización de recursos en favor del prójimo, sin embargo nos guste o no es la ley de asistencia mutua y de la dependencia recíproca, sin la cual todo progreso, en el planeta, es prácticamente imposible. La Ley que rige las relaciones sociales impulsa al hombre a la solidaridad y al amor, chispa sublime que todos, sin excepción, tiene en el corazón, a la vista de que un hombre, por más abominable que sea, quiere a alguien, a un animal o a un objeto cualquiera vivo y ardiente.
¿Allan Kardec indagó a los Espíritus si “el hombre, al buscar la sociedad, obedece apenas a un sentimiento personal o hay también en ese sentimiento una finalidad providencial de orden general?” Los Benefactores esclarecieran: “el hombre debe progresar, más solo no lo puede hacer porque no posee todas las facultades; precisa del contacto de los otros hombres. En el aislamiento, el se embrutece y se sofoca”.1]
Ser solidario es sentir necesidad íntima de dividir algo o alguna cosa con el prójimo. A solarización es el deseo de identificación con las dificultades de los otros, que lleva a las personas auxiliarse mutuamente. Es el compromiso por el cual nosotros percibimos en el comprometimiento de ayudarnos unos a los otros. Sin el debido culto a la solidaridad nuestros pasos, por más firmes que sean, no sorprenderían al frente sino intranquilidad y agitación, discordia y destrucción. Todo es interdependencia y sustentación recíproca en toda la naturaleza, para que disfrutemos la experiencia de la existencia física rumbo a la noble elevación de la inmortalidad vencedora.
En Devon, Inglaterra, la señora Molly-Mole Povey, preocupada con su hijo Román que reclamo no tener amigos en la escuela, deliberó poner un mensaje en Facebook solicitando a las personas que colocasen un “feliz aniversario” al hijo. El mensaje de Molly “se propagó”[2] y centenas de cartas llegaron a la casa de la familia, hasta incluso de lugares distantes como Nova Zelandia, Dubái, Finlandia, Dinamarca, Egipto, Noruega, Alemania y Australia. En verdad , Molly-Mole aguardaba apenas que algunas personas de la escuela la felicitaran una tarjeta “virtual” a su hijo , más (o post) fue muy compartido y las personas del mundo entero se ofrecieron para enviar tarjetas de “muchas felicidades”. Eso es una prueba cabal de que el ser humano tiende a la solidaridad
Aristóteles, el filósofo griego, afirmó que “el hombre es un animal social”, esto es, el no basta a sí mismo, pues (re) nació para interactuar con su semejante. Emmanuel enseña que la Tierra debe ser considerada escuela de solidaridad para el perfeccionamiento y regeneración de todos nosotros. “En el dolor como en la alegría, en el trabajo feliz como en la experiencia escabrosa debemos considerar la reencarnación un proceso de sublime aprendizaje fraternal, concedido por Dios a sus hijos, en el camino del progreso y de la redención.”[3] Todavía, diversas criaturas, de un modo general, aún tienen mucho de la tribu encontrándose encarcelados en los instintos propiamente humanos, en la lucha de las posiciones y de las adquisiciones, dentro de un egoísmo casi feroz, como si guardasen consigo, indefinidamente, las herencias de la vida animal. “La fraternidad [solidaridad] conquista una nueva expresión en lo íntimo de la criatura, a fin de que el Espíritu pueda alzar el gran vuelo para los más gloriosos destinos.” [4]
Fraternidad [solidaridad] puede traducirse “por cooperación sincera y legítima, en todos los trabajos de la vida, y, en toda cooperación verdadera, el personalismo no puede subsistir, resaltándose que quien coopera cede siempre alguna cosa de si mismo, dando el testimonio de abnegación, sin el cual la fraternidad no se manifestaría en el mundo, de modo alguno.” [5]
Dentro dos auténticos manifiestos cristianos, nace la solidaridad, que sólo puede ser ejercida por los que no viven solamente para sí. Atendamos a los impositivos de la solidaridad y comprendamos que la Ley Divina, en tiempo alguno, nos sugiere aislamiento que, en verdad, es siempre egoísmo, aun mismo cuando nos ausentemos de la batalla humana, bajo la argumentación de cultivar la virtud y garantizar la fe.
Observemos que la propia familia consanguínea es un orden de auxilio mutuo. Nadie reencarna sin el desvelo de la cuna y la cuna es sucesivamente el desvelo de la madre, el arrimo del padre para deshacerse en disposiciones de paz y luz. La solidaridad es una actitud que tiene una función preponderante en esta batalla trabada por el hombre contra si mismo. Algunos infelizmente permanecen bajo el yugo de la soledad, del estar en si mismo, en el seno de un agrupamiento de siete billones de personas. Ser solidario es acudir incondicionalmente a los que carecen de ayuda. No podemos caer en la fosa profunda del egoísmo, o sea la fosa que la experiencia ya demostró no ser tapada con los bienes materiales. Un agujero que sólo puede ser llenado por una vida honorable, cuyo diseño básico es ser solidario, por el simple placer de serlo.
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¿ Podría ser que personas que coinciden juntas en esta vida, hayan coincidido en alguna vida anterior?
Con frecuencia, sucede así , pues siempre durante la vida con “diversos compañeros de viaje” se crean lazos de Amor o de odio, o cualquier otra pasión, que perduran después de la muerte del cuerpo, y por igualdad de sintonía, atraen y unen a esos Seres que se buscan en el Mas Allá y después también aquí , en donde regresan de nuevo al mismo escenario físico en donde ya estuvieron juntos anteriormente. Así puede suceder porque la Ley de Causa y Efecto y la de Afinidad, funcionan inexorablemente como toda ley moral establecida.
En estos casos es muy frecuente que cada uno venga con otro papel que representar en este escenario de la vida, lo que significa que muchas veces la relación personal o familiar entre ellos cambia de una vida a otra, así por ejemplo, quienes tuvieron en una vida pasada una relación de amigos, ahora podrían coincidir de nuevo juntos pero como esposos; otras veces volverán como padre e hijo, otras lo serán como jefe y subordinado, etc.
En cada vida humana, el Ser espiritual va jugando papeles o roles diferentes , con el fin de reafirmar mejor los valores y aspectos positivos que haya entre él y quienes le rodean, así como para pulir y superar otros aspectos negativos que también nos ligan con otros Espíritus. Somos semejantes a los actores que van representando una tras otra, diferentes obras , con diferentes papeles en cada una de ellas, y así vamos perfeccionando nuestras representaciones con arreglo a las experiencias que vamos acumulando.
- Jose Luis Martín
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“La doctrina espírita nos muestra el verdadero significado de la vida social ,especie de terreno espiritual en que plantamos y cosechamos, e igualmente la escuela donde debemos aprender la ciencia del bien.
-Chico Xavier-
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