. ¿Cuál es el medio práctico más eficaz para mejorarse en la presente existencia y resistir a las instigaciones del mal?
Un sabio de la antigüedad os lo dijo: “Conócete a ti mismo”.
Bien comprendemos toda la sabiduría de esa máxima, pero la dificultad estriba precisamente en conocerse a sí mismo. ¿De qué manera podemos lograrlo?
- Haced lo que yo hacía cuando moraba en la Tierra. Al término de la jornada interrogaba a mi conciencia, pasando en revista cuanto había realizado ese día, y me preguntaba si no había faltado a algún deber; si nadie había tenido que quejarse de mí. Así llegué a conocerme y a averiguar qué era lo que debía reformar en mí. Aquel que, llegada cada noche, recuerde todas sus acciones de la jornada y se pregunte qué ha hecho de bien o de mal, rogando a Dios y a su ángel de la guarda que lo iluminen, adquirirá gran energía para perfeccionarse: porque, creedme, Dios ha de asistirlo. Formularos preguntas, pues, inquiriendo sobre lo que habéis hecho y con qué objeto obrasteis en determinada circunstancia; si hicisteis algo que censuraríais a otra persona; si habéis ejecutado una acción que no os atreveríais a confesar. También preguntaos esto: “Si determinara Dios llamarme en este preciso instante, al retornar al Mundo de los Espíritus, donde nada permanece oculto, ¿tendría que temer el ver de nuevo a alguien?” Examinad lo que pudierais haber hecho contra Dios, después contra el prójimo, y por último contra vosotros mismos. Las respuestas serán un descanso para vuestra conciencia, o la indicación de un mal que es menester curar.
El conocimiento de sí es, por tanto, la clave del mejoramiento individual. Pero, alegaréis vosotros, ¿cómo juzgarse a sí mismo? ¿Acaso no nos engaña nuestro amor propio, empequeñeciendo las faltas que cometemos y haciendo que nos las excusemos? El avaro se cree simplemente ahorrativo y previsor. El orgulloso piensa que lo que posee es tan sólo dignidad. Esto es demasiado cierto, pero vosotros disponéis de un medio de control que no puede induciros a error. Cuando os halléis indecisos acerca del mérito de una de vuestras acciones, preguntaos cómo la calificaríais si la realizase otra
persona. Si la reprobáis en los demás, no podría ser más legítima para vosotros, porque Dios no tiene dos medidas para la justicia. Asimismo, tratad de averiguar lo que piensen de ella los otros, y no descuidéis tampoco la opinión de vuestros enemigos, porque éstos no tienen interés alguno en hermosear la verdad, y con frecuencia Dios los pone a vuestro lado como un espejo para advertiros con más franqueza que la que usaría con vosotros un amigo. Aquel que tiene el serio propósito de mejorarse explore su conciencia, pues, a fin de extirpar de ella las malas inclinaciones, del modo mismo que arranca de su jardín las malas hierbas. Haga, pues, el balance cotidiano de su jornada moral, así como el comerciante hace el de sus pérdidas y ganancias, y os aseguro que al primero le dejará más beneficios que al segundo. Si puede afirmar que su jornada ha sido buena estará en condiciones de dormir en paz y aguardar sin temor su despertar en la otra vida.
Plantead, pues, preguntas claras y precisas, y no temáis abundar en ellas. Bien es posible gastar a diario unos pocos minutos para conquistar una felicidad eterna. ¿Acaso no trabajáis todos los días a fin de reunir bienes que os proporcionarán descanso en la vejez? Ese reposo, ¿no es el objeto de todos vuestros anhelos, la meta cuyo logro os hace que soportéis fatigas y privaciones momentáneas? Pues bien, ¿qué es ese descanso de algunos días, perturbado por los achaques del cuerpo, si se compara con el que aguarda más adelante al hombre de bien? ¿No vale la pena que por este último se hagan algunos esfuerzos? Sé que muchos objetan que lo presente es positivo y lo por venir, incierto. Ahora bien, esta es precisamente la idea que estamos encargados de quitaros, porque queremos lograr que comprendáis ese futuro de una manera que no pueda dejar la menor duda en vuestra alma. Por eso hemos llamado primero vuestra atención con fenómenos tales que impresionaran vuestros sentidos, y después os hemos dado instrucciones que cada uno de vosotros está encargado de difundir. Con este objeto hemos dictado.
El Libro de los Espíritus.
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PONDERACIONES DE MERCHE
La vida transcurre a veces sin grandes cambios, y a veces el alma dice que se aburre, pero no debemos permitirlo, el Espíritu cada día que nace, tiene una tarea diferente, por muy parecidos que parezcan los días, no lo son para el espíritu, siempre surgen momentos que cambian mentalmente nuestro panorama y forma de ver las cosas.
No debemos permitir que el tedio y el aburrimiento, haga estéril nuestros emprendimientos cotidianos, siempre con un toque de optimismo y atención, pueden hacer más alegres y dinámicos nuestros días. Todo va en función del cristal con que se mira, si lo miramos despectivamente, sin ánimo e ilusión, puede ser negativo, frustrado, hasta desesperante por la forma de cómo encaramos la circunstancia o el momento, por eso debemos procurar de poner al mal tiempo buena cara.
Deslígate, del pesimismo y desanimo, y recuerda que la vida que disfrutas en sus orígenes profundos, no es obra de tus manos.
El poder te dotó de movimiento, que te desenvolvió las percepciones, que te condujo al impulso irresistible del amor y que te encendió en el pensamiento la luz del raciocinio, guarda recursos suficientes para rectificarte, suplementarte las energías, ampararte en la solución de cualquier empresa difícil o retirarte de cualquier precipicio donde hayas caído, en perjuicio de ti mismo. Pero para que asimiles el apoyo, es , imperioso que te integres en el sistema de trabajo en el bien de todos, sin rendirte a la inutilidad o a la deserción.
Recordemos que el gusano herido y los árboles dilacerados se rehacen para permanecer fieles al trabajo que la sabiduría de la vida les confirió por naturaleza.
Sea de la especie que sea la prueba que te amargue las horas, continua trabajando en la sustentación del bien general, porque si te ajustas al privilegio de servir, sea cual sea la prueba en que te encuentras, reconocerás, inmediatamente, que el amor es un sol brillando para todos y que nadie existe sin esperanza y sin Dios.
Amigos sonriamos a la vida, aprendamos a dar toques de color y alegría a todos nuestros momentos frustrados, miremos el lado bueno de las cosas, la vida es dura, pero porque aun no adquirimos la capacidad de verla y valorarla en su real sentido.
Recordemos que del estiércol nacen las flores más bellas y perfumadas, de un problema o vida frustrada puede salir perfectamente un alma sublimada, siempre que esta sepa actuar como es debido. Entre ladrones y gente de mal vivir fue Jesús crucificado, El que era el espíritu más perfecto que ha pisado la Tierra. Entonces amigo adquiramos el cristal que nos permita de ver las cosas positivamente, con alegría y buena voluntad para que nada sea tan difícil de escalar y duro de soportar, hasta el punto de hacernos débiles e infructuosos.
Con mucho amor y cariño de vuestra amiga Merchita
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Amalia nos habla de la ley de Consecuencias
EL HOMBRE NO ES CASTIGADO siempre o completamente castigado, 'en su existencia presente'. Pero nunca se evade a las consecuencias de sus faltas. La prosperidad del malo sólo es momentánea, y si no la expía hoy, 'la expiará mañana', mientras que el que sufre, sufre por expiación de su pasado. La infelicidad que en un principio parece inmerecida, tiene su razón de ser, y el que sufre puede decir siempre "Perdóname Señor, porque he pecado".
Los sufrimientos por causas anteriores, son a menudo, como los de las faltas actuales, consecuencia natural de la falta cometida; es decir que, por una justicia distributiva y rigurosa, el hombre sufre lo que ha hecho sufrir a los otros; si ha sido duro e inhumano, podrá a su vez ser tratado con dureza y con inhumanidad; si ha sido orgulloso, podrá nacer en una condición humillante; si ha sido avaro y egoísta, o si ha hecho mal uso de su fortuna, podrá carecer de lo necesario; si ha sido mal hijo, los suyos le harán sufrir, etc.
Así es como se explican, por la pluralidad de existencias y por el destino en la Tierra como mundo expiatorio, las anomalías que presenta la repartición de la felicidad y la infelicidad entre los buenos y los malos en la Tierra. Esta anomalía sólo existe en apariencia, porque se toma su punto de vista desde la vida presente. Pero si uno se eleva con el pensamiento de modo que pueda abrazar una serie de existencias, verá que a cada uno se le ha dado la parte que se merece, sin perjuicio de la que se le señala en el mundo de los Espíritus...
Los sufrimientos por causas anteriores, son a menudo, como los de las faltas actuales, consecuencia natural de la falta cometida; es decir que, por una justicia distributiva y rigurosa, el hombre sufre lo que ha hecho sufrir a los otros; si ha sido duro e inhumano, podrá a su vez ser tratado con dureza y con inhumanidad; si ha sido orgulloso, podrá nacer en una condición humillante; si ha sido avaro y egoísta, o si ha hecho mal uso de su fortuna, podrá carecer de lo necesario; si ha sido mal hijo, los suyos le harán sufrir, etc.
Así es como se explican, por la pluralidad de existencias y por el destino en la Tierra como mundo expiatorio, las anomalías que presenta la repartición de la felicidad y la infelicidad entre los buenos y los malos en la Tierra. Esta anomalía sólo existe en apariencia, porque se toma su punto de vista desde la vida presente. Pero si uno se eleva con el pensamiento de modo que pueda abrazar una serie de existencias, verá que a cada uno se le ha dado la parte que se merece, sin perjuicio de la que se le señala en el mundo de los Espíritus...
AMALIA DOMINGO SOLER (De: La Luz de la Verdad)
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DESCUBRIENDO COSAS DEL MUNDO ESPIRITUAL
Los más grandes sabios de la antigüedad, conocían ya las relaciones con el mundo espiritual aunque aun no conocían el Espiritismo.
El alma humana, está ligada continuamente a una sociedad toda inmaterial, actúa con el Mundo Espiritual y recibe de ese mundo impresiones que, como hombre no percibe mientras el orden perfecto no esté establecido.
Solo después de la muerte somos seres espirituales, el periespíritu se puede separar del cuerpo Material, aunque por poco tiempo.
No se muere, y todos los que llamamos muertos continúan viviendo.
La relación de nuestro periespíritu con el Mundo Espiritual es más frecuente de lo que podemos imaginar, principalmente cuando estamos adormecidos. Durante la vida terrenal, somos espíritu y actuamos como espíritu, realizando una especie de espiritismo ignorado. En ese invisible intercambio con el mundo espiritual, recibimos pensamientos elevados y aclaraciones, los cuales solemos denominar inspiraciones, intuición etc.
Es una especie de Espiritismo ejercido inconscientemente.
Todos los espiritistas gozan de excelente salud, si se guían por la enseñanza de los espíritus. Los espíritus nos aconsejan indefectiblemente, una vida moral. Un espíritu sano responde por un cuerpo sano.
Las apariciones de los fallecidos, en nuestro mundo, se realizan,ciertamente, por el mucho amor que nos dedican.
Vienen a avivar en nosotros la fe y la esperanza de que nos encontraremos en un futuro próximo. Nosotros nos admiraremos cuando despertemos en el más allá.
Muchos de los que creen en la inmortalidad, se suponen que somos abandonados en una eterna oscuridad. Eso no tiene lógica alguna.
Cada uno de nosotros será recibido por seres espirituales, nuestros parientes y amigos, que nos llevan junto a ellos. Morir aquí es nacer en el Más Allá.
La bibliografía espiritista es inmensa, hay una gran literatura a disposición y alcance de todos al relacionarse el Espiritismo muy cerca con casi todas las ciencias, nos aclara muchos enigmas, ayuda a hacerlos más comprensibles.
El Espiritismo, ha traído una infinidad de hechos a la luz del día. El nos ha facilitado los conocimientos de que el Hombre está dotado de un espíritu inmortal, y la vida terrena es una especie de escuela preparatoria.
El hombre percibe sus deberes por un instinto sentimental, como por la intuición que los Espíritus Guías le transmiten. Del cumplimiento de esos deberes, dependen su progreso y su felicidad. Cumpliendo con sus
deberes se desenvuelven en él fuerzas espirituales. Y, más, cada vez más, comprende cómo y dónde puede encontrar su verdadera felicidad.
La existencia en la Tierra, es apenas una fracción mínima de la vida.
Siempre y siempre, son buenos los resultados del buen proceder. Los buenos actos siguen al frente del espíritu y captan intuiciones puras y elevadas. Así, cuando el espíritu penetra en la esfera superior, es bien recibido y pasa de continuo a ser auxiliado, en el sentido de proseguir en su propio progreso. Todas las vidas que hemos vivido y
que viviremos son una existencia sola. Es una evolución continua, de grado en grado, para la sublimación.
Las leyes son eternas e inmutables, todo lo rigen, influencian a todos los seres, sin excepción, para el bien. No hay seres privilegiados.
Nadie es castigado por los errores cometidos que no puede evitar.
Justicia eterna, amor eterno, es lo que impera.
Debemos recordar el deber para con Dios, el deber para con el prójimo y el deber para con nosotros mismos, teniendo en cuenta el espíritu y el cuerpo.
Por el mecanismo de la reencarnación, el ser astral trae consigo, en su regreso a la Tierra, sus antiguas conquistas. Recorre otra vez los años terrestres y, si es sabio, aprovecha al máximo las oportunidades que le son ofrecidas. Es como el alumno que va siendo transferido a clases más y más elevadas, pero siempre que sea aprobado. Si fue
haragán y le falto buena voluntad, volverá a repetir el curso, hasta terminarlo con distinción.
No siempre el ser astral regresa a la Tierra para rectificar errores cometidos o para repetir lecciones mal aprendidas. Los hay que, espontáneamente, se ofrecen para el retorno: son los misioneros.
De nuevo en la Tierra, se distribuyen entre los más diversos sectores de la experiencia humana, como guías, misioneros del bien y del amor, del saber y de la ejemplificación.
Guían a los grupos humanos y los animan, estimulándoles el progreso espiritual. Son como los profesores de instrucción superior que van a dar clase a los alumnos ya iniciados en el saber, para enseñarlos y hacerlos progresar.
Son entidades como Buda, Rafael, Confucio, Galileo, Euler, etc. Seres privilegiados que aceptaron venir a la Tierra sacrificándose, por su amor a la Humanidad y por el deseo de hacerla progresar y mejorar.
En el más allá, cada uno de nosotros, vamos a ocupar el lugar que merecemos.
De acuerdo con nuestra elevación moral, alcanzaremos nuestro bien.
Nuestro procedimiento en la Tierra, es la balanza que determina nuestro valor en el Más Allá. Es por eso que, incesantemente, los espíritus y el Espiritismo pregonan el cumplimiento de los deberes, la acumulación de los valores morales, el perfeccionamiento espiritual.
El que huye de estos imperativos, paraliza su propio progreso.
Cada conquista del ser astral, es la ganancia que se obtiene a costa de arduos trabajos, ya que nada nos es regalado. Cuando dejamos de hacer algo en una existencia física, volvemos a la Tierra para realizarlo, y tal vez, con el agravante de colocarnos en dificultades mayores, como consecuencia de la implicación que guardamos los unos para con los otros, para quien comprende el Espiritismo, hay siempre buena voluntad y alegría para enfrentar los deberes y las dificultades, pues eso representa nuestra ascensión.
Muchos sonámbulos o médiums se resisten a regresar del trance, las maravillas y las bellezas que contemplan cuando están en trance los atraen irresistiblemente hacia las armonías celestiales.
Al despertar se quejan de la oscuridad existente en la sala y se muestran tristes. Es que ven las bellezas para las cuales nuestro oJo físico está ciego. El Más Allá, no dista tanto de nosotros, como mucha gente imagina. El Más Allá, en realidad, comienza en donde acaba el “Aquí” Y se extiende hasta donde no podemos comprender: Dios en su infinita sabiduría, creo el infinito para que la vida lo pueble.
Pero, con nuestros groseros sentidos, con nuestra tibia comprensión,no podemos alcanzar esos objetivos. Nuestros ojos ven puntos luminosos a los cuales llamamos estrellas y apenas podemos decir que son soles de otros mundos esparcidos por lo inmensurable.
Como todos los seres vivos son de naturaleza cósmica, también son etéreos y es por eso que el inmenso espacio etérico nos pertenece, es nuestro elemento, nuestra verdadera patria, en donde encontramos la plenitud de nuestra felicidad. En verdad, es nuestro hogar. La Tierra es una simple estación durante un gran viaje. Como seres
materializados que somos, no podemos imaginárnosla. Nuestra comprensión no va más allá de la materia de que está hecho nuestro cuerpo y lo que nos rodea.
Los científicos físicos, quieren probar que la materia no existe, que ella se reduce a la sustancia etérea. Así, llegamos a comprender que, aun nuestra casa planetaria, la Tierra, no es otra cosa que unadensidad astral, que también ella es una materialización. Las últimas novedades sobre la radioactividad, nos convencen de que la materia se forma como resultado de inmensas velocidades y ciclones del éter.
La doctrina espirita avanza, dilata sus fronteras, vence a sus opositores, está presta a probar que el cuerpo es un producto del espíritu.
Las confusiones y las incertidumbres se acabaron. El Espiritismo es sencillo y cristalino. Con el vemos la vida y el Mundo bajo una nueva y viva luz.
Trabajo realizado por Merchita
Los más grandes sabios de la antigüedad, conocían ya las relaciones con el mundo espiritual aunque aun no conocían el Espiritismo.
El alma humana, está ligada continuamente a una sociedad toda inmaterial, actúa con el Mundo Espiritual y recibe de ese mundo impresiones que, como hombre no percibe mientras el orden perfecto no esté establecido.
Solo después de la muerte somos seres espirituales, el periespíritu se puede separar del cuerpo Material, aunque por poco tiempo.
No se muere, y todos los que llamamos muertos continúan viviendo.
La relación de nuestro periespíritu con el Mundo Espiritual es más frecuente de lo que podemos imaginar, principalmente cuando estamos adormecidos. Durante la vida terrenal, somos espíritu y actuamos como espíritu, realizando una especie de espiritismo ignorado. En ese invisible intercambio con el mundo espiritual, recibimos pensamientos elevados y aclaraciones, los cuales solemos denominar inspiraciones, intuición etc.
Es una especie de Espiritismo ejercido inconscientemente.
Todos los espiritistas gozan de excelente salud, si se guían por la enseñanza de los espíritus. Los espíritus nos aconsejan indefectiblemente, una vida moral. Un espíritu sano responde por un cuerpo sano.
Las apariciones de los fallecidos, en nuestro mundo, se realizan,ciertamente, por el mucho amor que nos dedican.
Vienen a avivar en nosotros la fe y la esperanza de que nos encontraremos en un futuro próximo. Nosotros nos admiraremos cuando despertemos en el más allá.
Muchos de los que creen en la inmortalidad, se suponen que somos abandonados en una eterna oscuridad. Eso no tiene lógica alguna.
Cada uno de nosotros será recibido por seres espirituales, nuestros parientes y amigos, que nos llevan junto a ellos. Morir aquí es nacer en el Más Allá.
La bibliografía espiritista es inmensa, hay una gran literatura a disposición y alcance de todos al relacionarse el Espiritismo muy cerca con casi todas las ciencias, nos aclara muchos enigmas, ayuda a hacerlos más comprensibles.
El Espiritismo, ha traído una infinidad de hechos a la luz del día. El nos ha facilitado los conocimientos de que el Hombre está dotado de un espíritu inmortal, y la vida terrena es una especie de escuela preparatoria.
El hombre percibe sus deberes por un instinto sentimental, como por la intuición que los Espíritus Guías le transmiten. Del cumplimiento de esos deberes, dependen su progreso y su felicidad. Cumpliendo con sus
deberes se desenvuelven en él fuerzas espirituales. Y, más, cada vez más, comprende cómo y dónde puede encontrar su verdadera felicidad.
La existencia en la Tierra, es apenas una fracción mínima de la vida.
Siempre y siempre, son buenos los resultados del buen proceder. Los buenos actos siguen al frente del espíritu y captan intuiciones puras y elevadas. Así, cuando el espíritu penetra en la esfera superior, es bien recibido y pasa de continuo a ser auxiliado, en el sentido de proseguir en su propio progreso. Todas las vidas que hemos vivido y
que viviremos son una existencia sola. Es una evolución continua, de grado en grado, para la sublimación.
Las leyes son eternas e inmutables, todo lo rigen, influencian a todos los seres, sin excepción, para el bien. No hay seres privilegiados.
Nadie es castigado por los errores cometidos que no puede evitar.
Justicia eterna, amor eterno, es lo que impera.
Debemos recordar el deber para con Dios, el deber para con el prójimo y el deber para con nosotros mismos, teniendo en cuenta el espíritu y el cuerpo.
Por el mecanismo de la reencarnación, el ser astral trae consigo, en su regreso a la Tierra, sus antiguas conquistas. Recorre otra vez los años terrestres y, si es sabio, aprovecha al máximo las oportunidades que le son ofrecidas. Es como el alumno que va siendo transferido a clases más y más elevadas, pero siempre que sea aprobado. Si fue
haragán y le falto buena voluntad, volverá a repetir el curso, hasta terminarlo con distinción.
No siempre el ser astral regresa a la Tierra para rectificar errores cometidos o para repetir lecciones mal aprendidas. Los hay que, espontáneamente, se ofrecen para el retorno: son los misioneros.
De nuevo en la Tierra, se distribuyen entre los más diversos sectores de la experiencia humana, como guías, misioneros del bien y del amor, del saber y de la ejemplificación.
Guían a los grupos humanos y los animan, estimulándoles el progreso espiritual. Son como los profesores de instrucción superior que van a dar clase a los alumnos ya iniciados en el saber, para enseñarlos y hacerlos progresar.
Son entidades como Buda, Rafael, Confucio, Galileo, Euler, etc. Seres privilegiados que aceptaron venir a la Tierra sacrificándose, por su amor a la Humanidad y por el deseo de hacerla progresar y mejorar.
En el más allá, cada uno de nosotros, vamos a ocupar el lugar que merecemos.
De acuerdo con nuestra elevación moral, alcanzaremos nuestro bien.
Nuestro procedimiento en la Tierra, es la balanza que determina nuestro valor en el Más Allá. Es por eso que, incesantemente, los espíritus y el Espiritismo pregonan el cumplimiento de los deberes, la acumulación de los valores morales, el perfeccionamiento espiritual.
El que huye de estos imperativos, paraliza su propio progreso.
Cada conquista del ser astral, es la ganancia que se obtiene a costa de arduos trabajos, ya que nada nos es regalado. Cuando dejamos de hacer algo en una existencia física, volvemos a la Tierra para realizarlo, y tal vez, con el agravante de colocarnos en dificultades mayores, como consecuencia de la implicación que guardamos los unos para con los otros, para quien comprende el Espiritismo, hay siempre buena voluntad y alegría para enfrentar los deberes y las dificultades, pues eso representa nuestra ascensión.
Muchos sonámbulos o médiums se resisten a regresar del trance, las maravillas y las bellezas que contemplan cuando están en trance los atraen irresistiblemente hacia las armonías celestiales.
Al despertar se quejan de la oscuridad existente en la sala y se muestran tristes. Es que ven las bellezas para las cuales nuestro oJo físico está ciego. El Más Allá, no dista tanto de nosotros, como mucha gente imagina. El Más Allá, en realidad, comienza en donde acaba el “Aquí” Y se extiende hasta donde no podemos comprender: Dios en su infinita sabiduría, creo el infinito para que la vida lo pueble.
Pero, con nuestros groseros sentidos, con nuestra tibia comprensión,no podemos alcanzar esos objetivos. Nuestros ojos ven puntos luminosos a los cuales llamamos estrellas y apenas podemos decir que son soles de otros mundos esparcidos por lo inmensurable.
Como todos los seres vivos son de naturaleza cósmica, también son etéreos y es por eso que el inmenso espacio etérico nos pertenece, es nuestro elemento, nuestra verdadera patria, en donde encontramos la plenitud de nuestra felicidad. En verdad, es nuestro hogar. La Tierra es una simple estación durante un gran viaje. Como seres
materializados que somos, no podemos imaginárnosla. Nuestra comprensión no va más allá de la materia de que está hecho nuestro cuerpo y lo que nos rodea.
Los científicos físicos, quieren probar que la materia no existe, que ella se reduce a la sustancia etérea. Así, llegamos a comprender que, aun nuestra casa planetaria, la Tierra, no es otra cosa que unadensidad astral, que también ella es una materialización. Las últimas novedades sobre la radioactividad, nos convencen de que la materia se forma como resultado de inmensas velocidades y ciclones del éter.
La doctrina espirita avanza, dilata sus fronteras, vence a sus opositores, está presta a probar que el cuerpo es un producto del espíritu.
Las confusiones y las incertidumbres se acabaron. El Espiritismo es sencillo y cristalino. Con el vemos la vida y el Mundo bajo una nueva y viva luz.
Trabajo realizado por Merchita
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