EL PORVENIR DEL
ESPIRITISMO
En cuanto al porvenir del Espiritismo, los espíritus afirman unánimemente que el triunfo está cercano, a pesar de los obstáculos que se le oponen.Esta profecía les resulta fácil, en principio, porque la propagación es obra personal de ellos. Ayudando al movimiento o dirigiéndolo, saben bien lo que deben hacer. Y en segundo término, les basta abarcar un período de corta duración para ver en él a los poderosos auxiliares que Dios enviará y que no tardarán en manifestarse.
Sin necesidad de ser espíritus desencarnados, vosotros, espíritas, podéis transportaros con vuestra imaginación treinta años en el futuro para encontraros en medio de la generación que se eleva. Considerad, entonces, lo que sucede hoy, seguid la marcha progresiva y veréis agotarse en vanos esfuerzos a quienes se creen convocados para destruir al movimiento. Los veréis desaparecer poco a poco de la escena, al lado del árbol que crece y cuyas raíces se extienden cada día un poco más.
12. Los acontecimientos comunes de la vida privada son, generalmente, consecuencia de la manera de actuar de cada cual; éste triunfará con su capacidad, su prudencia, su perseverancia y su energía. Aquél, en el mismo caso, fallará en razón de su ineptitud. De manera que se puede decir que cada uno es artífice de su propio destino, el cual no está sujeto a ninguna regla ciega y fatal independiente de la persona. Conociendo el carácter de un individuo, se puede intuir con facilidad la suerte que le espera en el camino tomado.
13. Los acontecimientos que se relacionan con los intereses generales de la Humanidad se encuentran reglamentados por la Providencia. Cuando algo se halla en los designios de Dios, ha de cumplirse, ya sea de una manera o de otra. Los hombres ayudan a su ejecución, pero ninguno es indispensable, ya que de lo contrario Dios estaría a merced de sus criaturas. Si quien está encargado
de una misión comete errores, otro vendrá a reemplazarlo. No existe la misión fatal, obligatoria.
EL GENESIS, ALLAN KARDEC
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¿Qué es el “viaje astral?
MARIE-NOËLLE COURTIOL
Si
ustedes tienen la curiosidad de buscar en Internet la definición de
esta expresión, descubrirán un gran número de sitios que incitan y
explican cómo practicar y realizar una salida astral. Por haber visitado
muchos de ellos, he podido comprobar que las precauciones son muy poco
numerosas.
Muy
por el contrario, en varios lugares he leído a internautas, que se
dicen experimentados, y que afirman que practicar conscientemente “una
salida astral” no es peligroso en absoluto.
Además,
a través de numerosos testimonios que podemos ver aquí o allá, todo
parece demostrar los beneficios de tal experiencia. En cuanto a los
relatos de experiencias más negativas que sirven de advertencia,
desgraciadamente han sido ahogadas por todos los demás. Y cada uno da
allí su testimonio, relatando las menores sensaciones, de plenitud, de
vuelos sobre los tejados, de percepciones extra-sensoriales desconocidas
hasta entonces. Algunos piensan que por su simple voluntad, pueden,
entrenándose y repitiendo ciertos ejercicios de relajación, hacer salir
conscientemente su espíritu de su cuerpo para llegar a una forma de
éxtasis. Esos experimentadores, novicios en su mayoría, están lejos de
sospechar que en realidad, ponen en peligro su cuerpo y su espíritu.
Cada
noche, cuando nuestro cuerpo físico está en reposo, nuestro espíritu
necesita regenerarse y para hacerlo, aprovecha los momentos de sueño
para liberarse y, acompañado por su periespíritu, volver a su verdadera
naturaleza. Es lo que llamamos, no viaje astral, sino “desincorporación
nocturna”, fenómeno natural que se opera repetidas veces en una noche,
fenómeno indispensable que responde a necesidades fisiológicas para la
buena vitalidad del cuerpo físico.
El
espíritu puede aprovechar estos desdoblamientos nocturnos para
encontrarse con espíritus desencarnados. Entonces, la desincorporación
es una función natural del espíritu que, con su periespíritu, puede
franquear el más allá.
En
el caso del viaje astral, ya no se trata de una desincorporación
natural inducida por el sueño, sino de un desdoblamiento provocado
artificialmente. En esta situación, el espíritu puede encontrarse en un
estado mal manejado, que no va a poder controlar.
Esta
desincorporación no se opera dentro del orden natural de las cosas y el
espíritu desdoblado se siente con posibilidades asombrosas de
desplazamiento espiritual en el espacio y a veces puede arrastrar
consigo su cuerpo, con riesgo de un accidente mortal. Algunos testimonios mencionan a personas que se han balanceado en una ventana y la caída les ha costado la vida.
El
segundo riesgo en este género de experiencia es que en el momento del
desdoblamiento, el cuerpo físico, dejado libre momentáneamente, podría
ser ocupado por una entidad mal intencionada. Esto puede producirse en
la medida en que la envoltura carnal está en plena posesión de su
vitalidad, al contrario del estado de sueño, pues el viaje astral es un
desdoblamiento consciente que no supone adormecimiento. Sin duda, este
hecho no es muy frecuente, pero sin embargo hay que medir esta parte de
riesgo, en particular para una persona que tenga un potencial
mediúmnico.
Aconsejaremos
pues no intentar este tipo de experiencia, por cuanto esos viajes son
vividos cada noche, de manera natural y espontánea, y sobre todo sin
peligro, pues la desincorporación nocturna consecutiva a la necesidad de
reposo del cuerpo, es inherente a la naturaleza espiritual de cada
espíritu encarnado.
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Suicidio
Acto de extremada rebeldía, reacción del orgullo desmedido, venganza de alto porte que busca destruirse ante la imposibilidad de aniquilar a otro, el suicidio revela el estado de brutalidad moral en que permanece la criatura humana…
Por un minuto apenas, la rebelión arroja al ser al laberinto del desvarío,
consiguiendo un intento de desdicha que se alarga por decenios oscuros de
amarguras e infortunios indescriptibles.
Por una interpretación precipitada, el amor propio herido arroja al hombre
que desea librarse de un problema, al pozo sin fondo de más infelices coyunturas, a las que solamente a cambio de demorados remordimientos y agonías consigue vencer…
Bajo la constricción de injustificables celos, la criatura se despoja de la vida,
naufragando en aguas encrespadas que la ahogan sin calmarla, de cuya asfixia
incesante y tormentosa no logra liberarse…
En nombre de la dignidad echada por tierra, la persona geniosa se lanza a la
cobarde fuga por la vía sin fin de la cavilosa ilusión, en la que recoge, inconsolable,
el llanto del arrepentimiento tardío…
Evitando la enfermedad de prolongada presencia que conducirá a la muerte, el
impaciente anticipa el momento de la liberación y a través de ese gesto se esclaviza por tiempo interminable a la desesperación y al dolor que lo afligían, agravados por la suma de nuevos infortunios infligidos a la existencia que no le compite exterminar…
Temiendo el sufrimiento, el suicida se impone mayor cantidad de aflicciones, en
el supuesto de que el acto de cobardía experimentado sería sancionado por la
extinción de la conciencia y el sueño de la nada…
…En el fondo de todas las razones predisponentes para el autocidio,
exceptuándose las profundas neurosis de persecución, las maníaco-depresivas - que proceden de antiguas fugas espectaculares a la vida y que el Espíritu trae en los pliegos del ser como predisposiciones a la repetición de la falencia moral - se encuentra el orgullo intentando, por la violencia, de solucionar cuestiones que
solamente la acción continua en el bien y la sistemática confianza en Dios pueden regularizar con indispensable eficiencia.
Condicionado para los triunfos exteriores, el hombre no se arma para las conquistas interiores, mediante cuyas realizaciones se inmunizaría para las dificultades naturales de la lucha con la cual se encuentra comprometido en pro de la propia ascensión.
Cambian las circunstancias, se alteran los componentes, varían las condiciones, por peores que se presenten, mediante el concurso del tiempo.
A la desdicha se sobrepone la ventura, al desaire la alegría, al infortunio resignado la esperanza, cuando se sabe convertir las espinas y pedruscos del camino en flores y bendiciones.
El hombre está destinado a la ventura y a la plenitud espiritual.
No siendo autor de su vida, no obstante se convierta en usufructuario no siempre responsable, le es vedada la permisión de aniquilarla.
Por impulso irreflexivo rompe la manifestación física, mas, no obstante, jamás destruye los engranajes profundos que le accionan la exteriorización orgánica.
Toda embestida negativa se convierte en sobrecarga que debe conducir el infractor del código del equilibrio, que rige en todo lugar.
Algunos se dicen religiosos, más, desatinados, acostumbran aseverar, irreflexivos, que prefieren posponer el rescate, aunque sean constringidos ulteriormente a imposiciones más graves… incapaces, entretanto, de soportar lo mínimo, se atribuyen, después de la falencia, posibilidades de asumir responsabilidades y encargos mayores. Presunción vana y justificativo engañoso para desertar del deber.
Se engañan así mismos los que escapan a los compromisos para con la vida.
No morirán.
Nadie se destruye ante la muerte.
Provincias de infortunio, regiones de sombras se expanden a ambos lados de la vida. De la misma forma prosiguen más allá de la muerte los estados de conciencia ultrajada, de mente rebelada, de corazón vencido…
Considerando la problemática de las graves e imprevisibles desgracias resultantes del suicidio, conviene examinar, también, la larga lista de autocidas indirectos, de aquellos que precipitan la hora de la desencarnación mediante los procesos más variados.
Son también suicidas los sexólatras inveterados, los viciados de uno u otro tenor, los que ingieren altas cargas de tensión, los que se envenenan con el odio y se desgastan con las pasiones deletéreas, los glotones y ociosos, los que cultivan el pesimismo y las enfermedades imaginarias…
La vida es un poema de amor y belleza esperando por nosotros.
Una gota de agua transparente, una nervadura de hoja, una partícula de adobo, un pétalo perfumado, una semilla fértil, un rayo de sol, el titilar de una estrella, son desafíos a la imaginación, a la inteligencia, a la contemplación, a la meditación, al amor…
Existen, sin duda, agravantes y atenuantes, en el examen del suicidio… Sin embargo, sea cual sea el motivo, la circunstancia para el crimen de retirada de la vida no consigue otro resultado sino el de llevar al delincuente al encuentro de la vida ferviente, en circunstancia análoga a aquella de la cual pensó evadirse, con los agravantes que no esperaba enfrentar…
Expurgan, así en la Erraticidad, en inenarrables condiciones, los gravámenes de la decisión funesta, y en la tierra, cuando regresan, en cruentas expiaciones, los que defraudan a la sagrada concesión divina, que es el cuerpo plasmado para la gloria y elevación del espíritu.
Espera por mañana, cuando tu día se te presente sombrío y aterrador.
Aguarda un poco más, cuando todo te empuje a la desesperación.
La Divinidad posee soluciones que desconoces para todos los enigmas y recursos que te escapan, a fin de elucidar y dirimir equívocos y dificultades.
Ama la vida y vive con amor- a pesar de estar constringido muchas veces por la incomprensión, bajo un clima de martirio y sobre un suelo de cardos…
Recupera hoy el desperdicio de ayer sin pensar, jamás, en la actitud simplista del suicidio, que es la más compleja e infeliz de todas las cosas que le pueden suceder al hombre.
Si te pareciesen insoportables los dolores, acuérdate de Jesús, en la suprema humillación de la cruz, sin embargo, confiando en Dios, y de María, Su Madre, en total angustia, mirando al hijo traicionado, aparentemente abandonado, de alma también traspasada por el dolor sin nombre, por medio de cuya confianza integral se convirtió en ejemplo insuperable de resignación y paciencia, en su incuestionable fe en Dios, convirtiéndose en la Madre Santísima de toda la Humanidad.
DIVALDO P. FRANCO
DESPUÉS DE LA TEMPESTAD
Dictado por el Espíritu de
JUANA DE ANGELIS
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Solo pienso y guardo silencio!
La Sociedad de Naciones (SDN) o Liga de las Naciones fue un organismo internacional creado por el Tratado de Versalles, el 28 de junio de 1919. Se proponía establecer las bases para la paz y la reorganización de las relaciones internacionales una vez finalizada la Primera Guerra mundial. Aunque no logró resolver los graves problemas que se plantearon en los años veinte y treinta, es importante porque fue la primera organización de ese tipo de la historia y el antecedente de la ONU.
Sin embargo, cuando la situación internacional se enturbió tras la depresión de 1929, la Sociedad de Naciones se mostró totalmente incapaz de mantener la paz.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial a mediados del siglo XX, la SDN fue disuelta el 18 de abril de 1946, siendo sucedida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Fracasos y escándalos
Pero, recordemos con más detalle algunos de los fracasos de la ONU en situaciones de conflicto.
Uno de los fantasmas que ha perseguido desde 1994 a Naciones Unidas ha sido precisamente el genocidio de Ruanda, del que el año pasado se cumplieron 20 años, uno de los mayores fiascos de la organización, ya que no supo actuar para detener la masacre de 800.000 personas.
El genocidio de Ruanda fue el intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu de Ruanda en 1994, año en el que llegó a ser eliminado el 75% de los tutsis.
“El genocidio en Ruanda nunca habría debido producirse, pero se produjo y ni el secretariado de Naciones unidas, ni el Consejo de Seguridad o los países miembros en general, ni los medios internacionales le acordaron suficiente atención a las señales que anunciaban el desastre”, declaró en abril de 2004 el entonces secretario general Kofi Annan.
Un año después del fracaso en Ruanda se produjo el de Srebrenica. La Masacre de Srebrenica consistió en el asesinato de aproximadamente unas 8.000 personas de etnia bosnia musulmana en la región de Srebrenica, en julio de 1995, durante la Guerra de Bosnia por parte de serbios.
Ese asesinato masivo, llevado a cabo por unidades del Ejército de la República Srpska, el VRS, bajo el mando del general Ratko Mladić, así como por un grupo paramilitar serbio conocido como “Los Escorpiones”, se produjo en una zona previamente declarada como “segura” por la ONU, ya que en ese momento se encontraba bajo la supuesta protección de 400 cascos azules holandeses.
Aunque el objetivo de ese genocidio era la eliminación de los varones bosnios musulmanes, la masacre incluyó el asesinato de niños, adolescentes, mujeres y ancianos, con el objetivo de conseguir la limpieza étnica de la ciudad.
-Rey Formoso-
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