viernes, 21 de julio de 2017

Evolución Sexual




Hoy presentamos:
 

-¿ Dios nos juzgará después de la muerte?
-¿ Qué es la muerte?
- La Fe
- Evolución Sexual
-



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      ¿ DIOS NOS JUZGARÁ DESPUÉS DE LA                                  MUERTE ?


           Generalmente esto es lo que afirman  las religiones en general, pero  hay cierta confusión en ciertos conceptos como este, que vienen de la tendencia ancestral de personalizar a Dios  como un alguien todopoderoso, como un Ser concreto y delimitado, como los demás seres creados por Él, pero a su vez lo consideran un Ser  abstracto que está ahí arriba, vigilándonos para ver si hacemos el bien o el mal, o si somos dignos de premio o de castigo. Y es que realmente el considerar a Dios como  un Ser concreto y delimitado,  ajeno y externo a nosotros, que nos hará un severo y minucioso juicio al final de la vida, dándonos después de este juicio, una condenación  o una absolución para toda la eternidad, es un absurdo inadmisible para cualquier conciencia humana normal,  pero si se admite que ese “alguien” o ese “algo” vive en nosotros y nos juzga a través de nuestra conciencia,  nos acercamos entonces algo más a la Verdad.
         Dios no es “alguien”; no es un Ser delimitado por una forma corporal y por lo tanto un ser limitado. Sabemos ahora que nuestra Fuente de Origen es un ser ilimitado y eterno en su perfección y atributos; en nuestra limitada mente lo podemos  concebir como  la Energía  Primaria de toda la Creación, la Inteligencia Suprema,  Causa, Principio y fin de todo cuanto existe;  el es el Único y Soberano Juez que vive en cada uno de nosotros porque somos  creación de Él, a su  imagen y semejanza en cuanto espíritus, o sea  con los atributos  de  su  propia Esencia, con el fin  de desarrollarlos y  acercarnos progresivamente a Él, a través de un  largo proceso que llamamos evolución del espíritu,  y   por eso, aunque ciertamente  Dios nos juzga al final de la vida,  se entiende que, estando en nosotros, lo hace través del tribunal  inexorable de la propia conciencia de cada uno; un tribunal en el que el Juez Supremo es Dios.  Esto se comprenderá mejor cuando hablemos del concepto de Quién o  Qué es Dios.
        Este juicio final se produce naturalmente  en la propia conciencia del Ser cuando abandona este mundo, ya desencarnado, porque la conciencia no muere, comprendiendo  así en qué se equivocó, lo bueno y malo que hizo o lo que pudo  y debió hacer y no hizo. Esto le hace experimentar dolor y remordimientos ante sus errores,  o  felicidad y paz cuando  lo que hizo de bueno en esa vida, le hace penetrar en el mundo espiritual  en medio de  una indefinible dicha y placer. Ese juez, infinitamente justo, bondadoso, pero inexorable, nos acompaña ahora, en nuestra vida de seres encarnados, pues lo llevamos con nosotros, instalado en la conciencia y nuestro juicio ya está en curso en esta vida, desde que por primera vez esa conciencia despertó en lo más íntimo del alma humana.

- Jose Luis Martín-


 “Después de mis investigaciones, he llegado a la conclusión de que morir no es otra cosa que expandir la conciencia”.

                                                       -  Dr. Raymond Moody -

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              ¿ QUE ES LA MUERTE ? 

     Variadas pueden ser las repuestas, según los conocimientos y creencias de cada cual. 
     Para muchos, es el final de la vida, el final de todo. 
     Para otros, es un fantasma aterrador que «arbitrariamente» les priva de la vida, de sus placeres y lujos, de sus comodidades o del poder de autoridad que disfrutan. Y a todos éstos, les asusta pensar en lo que pueda haber después de ese accidente. 
     Para otros, sin embargo, es el descanso, el final de una vida de sufrimientos, entre quienes hay que esperan un más allá feliz, aunque desconocido, y quienes no esperan nada (pero, aún éstos tienen sus dudas). 
     Muchos esperan ser recibidos en el Cielo, por pertenecer a alguna de las creencias religiosas y haber cumplido con los dogmas y requisitos que la misma establece. Sin embargo, las religiones, por sí mismas, no salvan a nadie; porque todas las religiones y seudorreligiones, con sus rituales y dogmas contrarios a la lógica y a la razón, son creación de los hombres. Al pasar el umbral del Más Allá, al entrar en la cuarta dimensión: ASTRAL, las religiones no tienen valor alguno y sólo cuentan las buenas obras realizadas. La verdadera religión es la que profesó el sublime Nazareno y otros grandes mesías: la religión del amor universal, sintetizada en estas frases: «AMA A TUS SEMEJANTES COMO TE AMAS A TI MISMO», porque «SOLO POR EL AMOR SERA SALVO EL HOMBRE». 
     Para algunos otros, la muerte es el final de una jornada más, de la cual llevan un bagaje de conocimientos y experiencias, o de una misión cumplida, y esperan la muerte con confianza y hasta con deseo; porque, para éstos, la llamada muerte no es más que el tránsito de una vida a otra vida plena de actividad y esplendor, es disfrutar de la libertad, libre ya de la prisión que para el Espíritu es el cuerpo carnal. 
     Como puede apreciarse, aunque igual en apariencia, cada cual tiene formada una idea diferente de ese trance: acertada a desacertada. 
     En realidad, la muerte viene a ser el final de una jornada y el comienzo de una nueva vida, para mejor o para peor. según haya sido el comportamiento. Es el fenómeno de la resurrección, ya que el ser real resucita verdaderamente a una vida nueva. Por medio de ese trance, tan temible para algunos, el Ser real, Espíritu, deja el vehículo físico-carnal que ya no necesita ni le sirve para la vida en esa otra dimensión. Diremos, desencarna. 
Ahora bien. Debemos tener presente que, al cruzar el umbral de entrada en esa otra dimensión desconocida (desconocida para la gran mayoría, por haber sido ocultada y su divulgación perseguida por los convencionalismos), llevamos los mismos pensamientos y sentimientos, creencias y tendencias, amor u odio, y deseos que mantenemos en la vida humana. 
     De inmediato se produce una turbación que varía mucho en cada caso, es un oscurecimiento de las facultades mentales, como cuando encarnó, pero más bien corto, aunque depende de la condición moral. Esto acontece en la generalidad de los casos por enfermedad; pues, en las muertes violentas, es muy diferente. Los seres ya muy progresados, despiertan momentos después de entrar el cuerpo físico en estado de coma y agonía (muy suave y apenas perceptible en los buenos), surgiendo a la vida espiritual y asisten conscientes a la extinción de la vida de su cuerpo carnal, elevándose seguidamente a las moradas celestes, cuyo resplandor ya vislumbran. Pero para los egoístas, malvados y aquellos apegados a la vida material, esa turbación puede durar mucho tiempo, años, según haya sido su vida. Y aquellos que sólo hayan vivido para los placeres de los sentidos, acumulación de riquezas y poder mal habidos; los hipócritas, malvados y criminales en diversas clases sociales; todo aquél que haya abusado de su autoridad, haya engañado o estafado, etc.; son los que sufren mayor turbación, despertando en una oscuridad tenebrosa, denominada también tinieblas, y en las cuales pasan sumidos por un tiempo que varía también en cada caso, y que es causa de la desesperación que es de suponer. En muchos casos, estas tinieblas van acompañadas de horribles visiones y sufrimientos, cuyo fin no pueden vislumbrar. Y aquí es... «el crujir de dientes» que refiere el Evangelio. 
      EL ALMA COMIENZA, ENTONCES, A PENETRAR EN LA ESENCIA DE LA LEY DE CONSECUENCIAS, ENCONTRANDO EN SI MISMA LOS RESULTADOS DE SU VIDA FINITA. 
     ¡Cuánto pesan las creencias equivocadas al pasar ese umbral! 
     ¡Cuántos van engañados con promesas de salvación gratuita que no pueden ser cumplidas! ¡Qué doloroso despertar les espera! 
      Sólo la práctica del bien, las buenas obras practicadas con verdadero amor en nuestro diario vivir, serán las que únicamente podrán salvar el alma de los sufrimientos al pasar el umbral, y elevarse hacia las moradas de felicidad. 
       La llamada muerte, ese trance inevitable, suave en unos y doloroso en otros, no cambia en lo más mínimo la condición psicológica del ser; ni puede transformar un ser inferior en superior. En este aspecto, sigue vibrando en la misma tónica; más cuanto que, en muchas de las veces, ni se percata que ha fallecido (especialmente los materialistas y negadores de la supervivencia del alma), hasta pasar un tiempo que varía mucho en cada caso. 
      Necesario es quitar de la mente, ese concepto del «descanso eterno«, esa creencia en el eterno descanso del alma; ya que, la mente humana jamás descansa. La muerte no existe como realidad; pues, todo individuo sigue existiendo como ente real, toda vez que sigue pensando y sintiendo. «Cogito, ergo sum» —de Descartes. Pienso, luego existo. La muerte existe como trauma psicofisiológico, como fenómeno transitorio de una modalidad de vida a otra, de un cambio o tránsito de una vida vegetativa a una modalidad diferente de vida espiritual, al igual que la metamorfosis de la crisálida en mariposa. Es un acto de liberación del Espíritu, que vuelve a la vida del espacio, a la cual pertenece, vida más real que esta vida física actual; contrario al nacimiento, que es una prisión por un tiempo, pero necesaria como vía de progreso. Porque, en realidad, la vida del Espíritu es en el espacio. 

Sebastián de Arauco.

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                                                                LA FE

La fe es en el hombre el sentimiento innato de sus destinos. Es la conciencia que tiene de las ingentes facultades cuyo germen ha sido depositado en él, al principio en estado de latencia, y que él debe hacer brotar y crecer por medio de su voluntad actuante.^
Hasta hoy, la fe sólo ha sido comprendida en su aspecto religioso, por cuanto Cristo la preconizó como palanca poderosa, y no han visto en Él más que al jefe de una religión. Pero Jesús, que obro verdaderos milagros, mostró con ellos lo que el hombre puede cuando tiene fe, esto es, voluntad de querer y certidumbre de que esa voluntad puede ser realizada. A ejemplo de Cristo, ¿no hicieron también milagros los apóstoles? Ahora bien, ¿qué eran esos milagros, sino efectos naturales, cuya causa desconocían los hombres de aquel entonces, pero que hoy se explican en gran parte y que terminarán por ser comprendidos del todo mediante el estudio del Espiritismo y del magnetismo?
La fe es humana o divina, según el hombre aplique sus facultades a las necesidades terrenas o a sus aspiraciones celestiales y futuras. El hombre genial que persigue la realización de una gran empresa triunfa si tiene fe, porque siente en su fuero íntimo que puede y debe llegar, y esa certeza le da una fuerza inmensa.
El hombre de bien que, creyendo en su porvenir celestial, quiere llenar su vida con nobles y bellas acciones, extrae de su fe, de la certidumbre de la felicidad que le aguarda, la fuerza necesaria, y en este caso también se operan milagros de caridad, sacrificio y abnegación. Digamos, por último, que con fe no hay malas tendencias que sean invencibles.
El magnetismo es una de las mayores pruebas del poder de la fe puesta en acción. Cura por medio de la fe y origina fenómenos extraños que en otros tiempos eran tenidos por milagros.
Lo repito la fe es humana y también divina.
Si todos los encarnados estuvieran suficientemente persuadidos de la fuerza que poseen en sí, y quisieran poner su voluntad al servicio de esa fuerza, serían capaces de llevar a cabo lo que hasta el presente se ha denominado
milagros y que, en rigor de verdad, es tan soló un desarrollo de las facultades humanas.

Un Espíritu protector.
El  Evangelio la luz del Espiritismo.
Allan Kardec. 

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Evolución sexual

Queridos amigos, hola buenos días, la sexualidad es un tema muy actual, los hombres siguen aun sin respetar a la mujer, y lo vemos en las noticias casi todos los días, pues la mujer es engañada, y prostituida aun sin ella querer. “Debido a la incomprensión sexual, incontables crímenes campean en la tierra, determinando extraños y peligroso procesos de locura en todas partes.
Son millones de hermanos los que se conservan medio locos en los hogares o en las instituciones; son incapaces de la devoción y de la renuncia, sumergiéndose poco a poco, en el cenagoso pantano de las alucinaciones... Con la mente desvariada, fija en el socavón de la subconsciencia, se pierden en el campo de los automatismos inferiores, obstinándose en conservar deprimentes estados psíquicos. El celo, la insatisfacción, el desentendimiento, la incontinencia y la liviandad les traen terribles fenómenos de desequilibrio.
“La endocrinología podrá hacer mucho con una inyección de hormonas, a guisa de socorro rápido a las colectividades celulares, pero no sanará lesiones del pensamiento. La genética podrá interferir en las cámaras secretas de la vida humana, perturbando la armonía de los cromosomas, en el sentido de imponer el sexo al embrión; todavía, no alcanzará la zona más alta de la mente femenina o masculina, que mantendrá características propias, independiente de la forma exterior o de las convenciones estatuidas. La medicina inventará mil modos de auxiliar el cuerpo alcanzado en su equilibrio interno; ella es merecedora siempre de sincera admiración y ferviente amor; entre tanto, nos compete practicar la medicina del alma, que amparé al espíritu embrollado en las sombras...
“El amor espiritualizado, hijo de la renuncia cristiana, es la llave capaz de abrir las puertas del abismo donde rodaron y ruedan millones de criaturas todos los días.
El sexo con respecto al amor, es como los ojos para la visión, y el cerebro para el pensamiento: no más que la herramienta de exteriorización. Es un lamentable error suponer que solo la perfecta normalidad sexual, acorde a las respetables convenciones humanas, puede servir de templo a las manifestaciones afectivas. El campo del amor es infinito en su esencia y manifestación. Insta huir a las aberraciones y a los excesos; con todo, es imperioso reconocer que todos los seres nacieron en el Universo para amar y ser amado.
La construcción de la felicidad real no depende del instinto satisfecho. La permuta de células sexuales entre los seres encarnados, garantizando la continuación de las formas físicas es proceso evolucionista, es apenas una aspecto de las multiformes permutas del amor. el intercambio de fuerzas simpáticas, de fluidos combinados, de vibraciones sintonizadas entre almas que se aman, está por encima de cualquier exteriorización tangible de afecto, sustentando obras imperecederas de vida y de luz, en las ilimitadas esferas del Universo.
El cautiverio en los tormentos del sexo no es problema que pueda solucionar el literato actuando en el campo exterior: es cuestión del alma, que demanda proceso individual de cura, y sobre esta, solo el espíritu resolverá en el tribunal de la propia conciencia. Es innegable que todo auxilio externo es valioso y respetable, pero los esclavos de las perturbaciones del campo sensorial solo por si mismos serán liberados, esto es, por la dilatación del entendimiento por la comprensión de los sufrimientos ajenos y de las dificultades propias por la aplicación del “amaos los unos a los otros”, así en el adoctrinamiento, como en lo intimo del alma, con las mejores energías del cerebro y con los mejores sentimientos del corazón.
LA energía sexual jamás será suciedad u oscuridad, porque la suciedad que nosotros los humanos queremos endilgarle se encuentra realmente en nuestros corazones, aun muy distantes del ejercicio del amor espiritualizado.
Hemos de creer en la Ley de la Evolución y hemos de buscar el crecer, paso a paso, esfuerzo a esfuerzo, subiendo la escalera de nuestro perfeccionamiento espiritual.
En los siglos futuros, con la evolución del instinto sexual, la Humanidad experimentará en el campo afectivo una vida sexual sublimada, decretando la felicidad verdadera en la unión conyugal.
Sin olvidarnos como principio, que el aparato sexual es un órgano que también hemos de dignificar.
Amigos hemos llegado al fin de semana, el tiempo va pasando, y las lecciones van llegando a nuestras manos, como pequeñas luces “toques de atención” y es nuestro deber identificarlas en nuestro espíritu, para ver si ellas concuerdan con el y las ejecutamos como es debido.

Feliz fin de semana a todos y que Dios nos bendiga Merchita

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