domingo, 21 de enero de 2018

Intercambio con el Más Allá




Buenos días amigos,
Hoy os ofrezco:

- Olvido del pasado
- Intercambio con el Más Allá
-Autotransformación moral e intelectual
-Parábola del festín de bodas y otras reflexiones





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                               OLVIDO DEL PASADO 

PREGUNTA- No me explico cómo puede aprovecharse el hombre de la experiencia adquirida en las anteriores existencias si no conserva el recuerdo de las mismas; porque, desde el momento que no las recuerda, cada existencia viene a ser como la primera, lo cual equivale a empezar siempre. Supongamos que al despertarnos cada día perdiésemos la memoria de lo que habíamos hecho en el anterior. Es indudable que no estaríamos más adelantados a los sesenta que a los diez años, mientras que recordando nuestras faltas, nuestras fragilidades y los castigos recibidos, procuraríamos no volver a incurrir en ellas. Sirviéndome de la comparación hecha por usted del hombre en la Tierra con el alumno de un colegio, no comprendería que este último pudiese aprovechar las lecciones del quinto año, por ejemplo, si no recordase las aprendidas en el cuarto. Estas soluciones de continuidad en la vida del espíritu interrumpen todas las relaciones, haciendo de él un ser nuevo hasta cierto punto, de donde puede concluirse que nuestros pensamientos mueren en cada existencia, para renacer sin conciencia de lo que hemos sido. Esto es una especie de anonadamiento. 

RESPUESTA DE A.K. - De cuestión en cuestión me conducirá usted a hacer un curso completo de Espiritismo. Todas las objeciones que usted hace son naturales en el que nada sabe en este asunto, y que encontraría, en un estudio profundo, una solución mucho más explícita que la que puedo dar en una explicación sumaria, que por si misma debe provocar incesantemente nuevas cuestiones. 

Todo se encadena en el Espiritismo, y cuando se estudia el conjunto, se 
ve que los principios se desprenden los unos de los otros apoyándose mutuamente, y lo que parecía entonces una anomalía contraria a la justicia de Dios, parece completamente natural y viene en confirmación de esa sabiduría y de esa justicia. 

Tal es el problema del olvido del pasado que se relaciona con cuestiones de igual 

importancia, por lo cual no haré más que desbrozarle. 

Si a cada nueva existencia se corre un velo sobre el pasado, nada pierde el espíritu de lo que ha adquirido en aquél; olvida únicamente la manera como lo ha adquirido.

Sirviéndome 
de la comparación del alumno, poco le importa recordar dónde, cómo y con qué profesores cursó el cuarto año, si, al entrar en el quinto, sabe lo que se aprende en el cuarto. ¿Qué le importa saber que fue castigado por su pereza o por su insubordinación, si tales castigos le han hecho estudioso y dócil? De este modo, el hombre, al reencarnarse, trae instintivamente y como ideas innatas lo que ha adquirido en ciencia y en moralidad. Digo en moralidad, porque si durante una existencia se ha mejorado, si ha aprovechado las lecciones de la experiencia, cuando se reencarne será instintivamente mejor; su espíritu, robustecido en la escuela del sufrimiento y del trabajo, tendrá más solidez; lejos de tener que empezar, posee un abundante fondo, en el que se apoya para adquirir más y más. 
La segunda parte de su objeción, respecto del anonadamiento del pensamiento, no es 
menos infundada, porque semejante olvido sólo tiene lugar durante la vida corporal. Al 
dejarla, el espíritu recobra el recuerdo del pasado: puede entonces juzgar del camino 
recorrido y del que aún le falta recorrer; de modo que no hay solución de continuidad en la 
vida espiritual, que es la normal del espíritu. 

El olvido temporal es un beneficio de la providencia, ya que la experiencia se adquiere a 

menudo por rudas pruebas y expiaciones terribles, cuyo recuerdo sería muy penoso, 
viniendo a juntarse a las angustias de las tribulaciones de la vida presente. Si parecen 
largos los sufrimientos de la vida, ¿qué no parecerían si se aumentase su duración con el 
recuerdo de los sufrimientos del pasado? Usted, por ejemplo, caballero, es hoy un hombre 
honrado, pero acaso lo debe a los rudos castigos sufridos por faltas que hoy repugnarían a 
su conciencia; ¿le gustaría a usted recordar el haber sido ahorcado alguna vez? ¿No le 
perseguiría constantemente la vergüenza, pensando que el mundo sabe el mal por usted 
cometido? ¿Qué le importa a usted lo que haya podido hacer y lo que haya sufrido para 
expiarlo, si es usted actualmente un hombre apreciable? A los ojos del mundo, es usted un
nuevo hombre. A los de Dios, un espíritu rehabilitado.
Libre del recuerdo de un pasado 
importuno, obra con más libertad; la vida actual es un nuevo punto de partida; las deudas 
anteriores de usted están satisfechas, le corresponde ahora no contraer otras nuevas. 

¡Cuántos hombres quisieran poder, durante su vida, correr un velo sobre sus primeros años! 

¡Cuántos se han dicho al fin de su existencia!: "Si volviese a empezar, no haría lo que he 
hecho." Pues bien, lo que no pueden deshacer en esta vida, lo desharán en otra; en una 
nueva existencia, su espíritu traerá consigo, en estado de intuición, las buenas resoluciones tomadas. Así se realiza gradualmente el progreso de la Humanidad. 

Supongamos aún, lo que es muy ordinario, que entre sus relaciones, en su misma familia, 

se encuentre un individuo del cual esté usted quejoso, que quizá le ha arruinado o 
deshonrado en otra existencia, y que viene arrepentido a encarnarse junto a usted, a 
unírsele por lazos de familia para reparar los agravios por medio de su interés y afecto, ¿no se encontrarían ustedes mutuamente en la posición más falsa, si ambos recordaran sus enemistades? En lugar de apaciguarse éstas, se eternizarían los odios. 

Deduzca usted de todo esto que el recuerdo del pasado perturbaría las relaciones sociales y 
sería una traba al progreso. ¿Quiere usted una prueba de actualidad? Si un hombre 
condenado a presidio tomase la firme resolución de ser honrado, ¿qué sucedería a su 
salida? Sería rechazado por la sociedad y esta repulsión casi siempre volvería a arrastrarle 
hacia el vicio. Si suponemos, por el contrario, que todo el mundo ignora sus antecedentes, 
sería bien recibido, y si él mismo pudiese olvidarlo, no seria menos honrado y podría   caminar con la cabeza alta, en vez de bajarla a la vergüenza del recuerdo. 

Esto concuerda perfectamente con la doctrina de los espíritus acerca de los mundos 

superiores al nuestro. En ellos, donde sólo el bien reina, el recuerdo del pasado no es nada penoso, y por eso sus habitantes recuerdan la existencia precedente como nosotros lo que hemos hecho el día anterior. En cuanto a lo que ha podido hacerse en los mundos 
inferiores, viene a ser como un sueño pasado. 

QUE ES EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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     INTERCAMBIO CON EL MÁS ALLÁ
                                                       

                                             

( Por Janaina Minelli de Oliveira)

El materialismo silenció durante mucho tiempo el análisis científico de la relación entre el mundo tangible y las esferas imponderables para los encarnados. Sin embargo, esta realidad empieza a cambiar. «El materialismo es una hipótesis, todavía no es un hecho científicamente demostrado, como muchos creen», afirma el investigador Alexander Moreira-Almeida, coautor del estudio Neuroimaging during Trance State: A Contribution to the Study of Dissociation y director del Centro para la Investigación sobre la Espiritualidad y la Salud (Nupes), Universidad Federal de Juiz de Fora, en Minas Gerais, Brasil. El estudio publicado en 2012 por la revista científica Plos One, reunió durante diez días a médiums brasileños que se pusieron a disposición de un equipo de científicos de Brasil y de los EEUU. Los científicos utilizaron la producción de la neuroimagen (conocida como tomografía por emisión de positrones) para investigar el cerebro de los médiums durante el trance mediúmnico. Los médiums fueron divididos en dos grupos: médiums experimentados (más de diez años en el intercambio espiritual) y los médiums no tan experimentados (menos de diez años). Los participantes produjeron textos durante el trance mediúmnico y, como tarea de control para rigor científico, también produjeron textos de su propia autoría (sin asistencia espiritual).

   Los científicos querían investigar si habría cambios específicos en la actividad cerebral durante la psicografía. Si los hubiera, ¿cuáles serían? Los autores del estudio partieron de la hipótesis siguiente: Las áreas del cerebro asociadas con la creatividad y la planificación (corteza prefrontal) serán activadas por igual tanto durante la producción de textos psicografiados como durante la producción de textos producidos sin asistencia espiritual. Pero eso no fue lo que pasó. Cuando se comparó el mapa cerebral de las dos actividades, los resultados causaron sorpresa.

  Sorprendentemente para los investigadores, durante la psicografía, los cerebros activaron menos las áreas relacionadas con la planificación y la creatividad, pese a que los participantes (médiums) produjeron textos más complejos que aquellos escritos sin interferencia espiritual. Cuando fueron comparados entre sí, el grupo de los médiuns más experimentados demostró una actividad en la corteza pre-frontal significativamente inferior a la de los médiums con menos de diez años de experiencia en el intercambio mediúmnico.

  Para los científicos, los resultados parecen indicar que los médiums dicen la verdad cuando afirman que la autoría de los textos psicografiados no es suya, sino de los espíritus que se comunican. En otras palabras, el cerebro físico del médium no crea las ideas de las que es intermediario, sólo las plasma en palabras. La actividad creativa, por tanto, queda a cargo de los espíritus comunicantes, de forma más acentuada cuanto más acentuada sea la experiencia y educación mediúmnica del intermediario.

  Estos resultados no hacen más que confirmar una realidad experimentada en los centros espíritas de forma cotidiana. El estudio también demuestra de forma científica lo que el profesor Hermínio Miranda, desencarnado en julio de 2013 –nuestro humilde homenaje y enorme gratitud por toda su dedicación a la causa espírita–, llama «espacio psíquico»: la capacidad del médium de desdoblarse durante el trance mediúmnico, facilitando al espíritu comunicante que asuma el control de sus centros nerviosos. La hipótesis elaborada por el profesor, a partir de su experiencia con médiums, es que cuanto más espacio psíquico hay durante el trance mediúmnico, es decir, cuanto mejor sea la capacidad del médium de ceder al espíritu comunicante el control de su cuerpo físico, aunque manteniendo vigilancia, menos esfuerzos se requieren del espíritu comunicante para actuar sobre los centros nerviosos del cerebro encarnado para la trasmisión de sus ideas. El desarrollo y educación de la mediumnidad, aliados a la experiencia que sólo se consigue con la práctica, ayudarían al médium a facilitar este proceso. Dicha hipótesis se podría considerar confirmada por el estudio referido anteriormente, una vez que los médiums más experimentados demostraron menor actividad cerebral de planificación y creatividad para la producción psicográfica, cediendo más espacio psíquico a los espíritus comunicantes.

   Vemos así como, pese a que no muchos estén dispuestos a reconocerlo, el paradigma científico oficial empieza a tener que reconocer la realidad de las comunicaciones mediúmnicas. Como ciencia del espíritu, el espiritismo es una filosofía dinámica, que dialoga incluso con sus opositores para mejor explicar los fenómenos propios del intercambio entre encarnados y desencarnados. Un ejemplo es el caso de Eduard von Hartmann, filósofo autor de El Espiritismo, que elaboró la que se podría decir que fue la primera contestación reconocidamente inteligente a la Doctrina Espírita. Afirmaba el filósofo que las comunicaciones mediúmnicas en realidad tenían origen en el subconsciente de los médiums. Alexandre Aksakof tomó la decisión de contestar sus críticas. De hecho tanto él, como Ernesto Bozzano, eminentes pensadores espíritas, estuvieron de acuerdo con Hartmann por lo menos en parte.

  En efecto, fenómenos idénticos a los mediúmnicos pueden ocurrir sin que sea necesario evocar la interferencia de los desencarnados. A dichos fenómenos, Aksakof los denominó anímicos, producidos por el alma de los encarnados. Fenómenos anímicos quedaron así definidos como aquellos producidos por el alma del encarnado, tales como los sueños, contactos personales en desdoblamientos con otros encarnados o desencarnados de su afinidad, telepatía, catalepsia, muerte aparente, sonambulismo, éxtasis y doble vista.

   El animismo, cuando no es analizado en profundidad, puede convertirse en el fantasma de la duda, que paraliza al médium y siembra desconfianza en el equipo mediúmnico. Sin embargo, en la codificación de la Doctrina Espírita, los espíritus ya habían definido el alma como el espíritu encarnado e incluso advertido que, así como el espíritu de un desencarnado puede hablar por el médium, también lo puede hacer el espíritu del propio médium (pregunta 223 de El Libro de los Médiums).

   Así, hay fenómenos de naturaleza anímica, producidos por el espíritu encarnado, con o sin el concurso de espíritus desencarnados; y hay fenómenos de naturaleza mediúmnica, generados por espíritus temporalmente desprovistos de cuerpos físicos, algunas veces con, otras sin la conformidad de los encarnados que les sirven de médiums. Esta es la realidad y la existencia de estas dos clases de comunicaciones, como explica el profesor Herminio Miranda, no se excluyen, todo lo contrario, se complementan y se explican mutuamente.

  Por ejemplo, el desdoblamiento es una facultad anímica, nunca mejor dicho: hace falta tener el cuerpo denso para separarse de él. Sabemos que el espíritu encarnado desarrolla una prodigiosa actividad durante sus habituales desprendimientos parciales del cuerpo físico, principalmente, pero no exclusivamente, durante el sueño común. Siempre que puede, él aprovecha estos momentos de libertad relativa para realizar proyectos, promover estudios, ponerse en contacto con personas amigas que viven en la carne o en la dimensión espiritual e incluso solucionar problemas personales a partir del contexto de un punto de vista más amplio, sereno y bien informado. Esta facultad que todos ejercemos de forma natural es extremadamente útil durante el trance mediúmnico, pudiendo, si el médium no es capaz de hacerlo por sí solo a través de la concentración, ser inducido magnéticamente por los amigos espirituales que coordinan la reunión. Vemos en este ejemplo que existe auténtica complementariedad entre los fenómenos anímicos y mediúmnicos. Por esta razón, diferentes autores son contundentes al afirmar que no existe mediumnidad sin animismo. Como nos aclaran los espíritus en el El Libro de los Médiums, el concurso del médium (alma) es siempre necesario en la comunicación mediúmnica (Pregunta 223 – El Libro de los Médiums).

   Es necesario aclarar que el fraude y la mistificación no tienen nada que ver con el animismo. En casos de fraude o mistificación, el médium no es honesto consigo mismo y con su grupo mediúmnico, deliberadamente modificando la comunicación o añadiendo nombres de espíritus elevados. En este caso, a falta de metodología que pueda determinar a ciencia cierta cuánto o qué pertenece al espíritu y cuánto o qué es obra del médium, cada grupo debe, por una parte, analizar los mensajes recibidos con criterio doctrinario, y por otra, analizar la naturaleza de la relación del grupo con el médium. ¿Le estamos alimentando la vanidad? ¿Es posible que el médium sienta que debe impresionar al grupo con la notoriedad de los espíritus comunicantes para sentirse estimado, aceptado o respetado? El desafío y la responsabilidad son del grupo, no sólo del médium, y éste debe ser tratado con firmeza, serenidad y compasión. La palabra de la codificación no deja lugar a dudas: los frutos positivos o negativos del trabajo de un equipo mediúmnico son responsabilidad de todos sus integrantes, incluso de todos los que frecuentan el centro espírita.

231. 1. ¿El centro en el cual se encuentra el médium ejerce alguna influencia sobre las manifestaciones? Todos los Espíritus que rodean al médium le ayudan, tanto en el bien como en el mal.

   Es natural que el propio médium se cuestione si lo que dice en una comunicación psicofónica es fruto de su propia mente o de un espíritu desencarnado; es igualmente natural que nos preguntemos hasta qué punto una comunicación psicográfica proviene del médium o de un ser comunicante. Es inútil buscar el bisturí capaz de diseccionar la parte mediúmnica de la parte anímica en una comunicación, puesto que ambas están interrelacionadas. La duda paraliza la espontaneidad de las comunicaciones, causando enorme perjuicio a la formación de los médiums y al trabajo de los equipos mediúmnicos. En todo caso, los mensajes no deben ser aceptados si son de origen espiritual y rechazados si son de origen anímico. Hay que recordar que toda comunicación mediúmnica tendrá siempre un componente anímico, y que es el cerebro físico del médium encarnado el último responsable por traducir las ideas del ser comunicante, revistiéndolas de palabras.

   Cuanto más experimentado sea el médium, mayor y mejor espacio psíquico ofrece al espíritu desencarnado; a medida que se hace más experimentado, también traduce de forma más fiel la idea del ser comunicante. No es necesario, sin embargo, que los dirigentes espíritas se obstinen con la perfección, puesto que los mismos espíritus de la codificación nos advierten que la perfección no es de este mundo.

   «226 - 9. ¿Cuál es el médium que podríamos llamar perfecto? ¡Perfecto! ¡Ah! Vosotros sabéis que la perfección no está sobre la Tierra; de otro modo no estaríais en ella; di, pues, médium bueno, y esto será ya mucho, porque son raros. El médium perfecto sería aquel a quien los malos Espíritus no se hubieran atrevido jamás a hacer una tentativa para engañarle; el mejor es aquel que, no simpatizando sino con buenos Espíritus, ha sido engañado menos veces.» El Libro de los Médiums.

  Es interesante observar que no sólo el médium debe perfeccionarse para convertirse en un intérprete más fiel de los espíritus. Los espíritus igualmente deben prepararse para la labor de intercambio entre los dos mundos a través de la mediumnidad.

   Se concluye de ahí, que lo que debe refinarse es la relación entre el médium, juntamente con el equipo mediúmnico, y el espíritu o los espíritus que se comunican por su intermedio. Dicha sintonía requiere disciplina, esfuerzo, elevación de propósitos y mucha humildad por parte de todos los encarnados y desencarnados que colaboran con la mediumnidad tal como la concebimos los espíritas.

Revista nº 8 de la FEE

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Autotransformación Moral e Intelectual

"Nadie esta exento de regresar a la espiritualidad y quedarse en un mundo de Luz o de Tinieblas.
En verdad, en verdad, que iremos a coger exactamente lo que sembramos en actitudes, actos y acciones individuales.....
No somos nada que pueda quedar oculto en el mundo espiritual.
Somos conocidos por nuestros pensamientos y vibraciones...
Seremos tan enfermos o sanos en cualquier espacio de tiempo, felices o infelices...

Tan nuestro será el disfrutar de Paz, o de desdicha, siempre conforme con nuestras vivencias.
Buscar la Autotransformación moral e intelectual, el conocimiento de nosotros mismos, la práctica del bien, a través de actitudes renovadas, es compromiso de cada uno."
- Vera Jakubowski-

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Parábola del Festín de Bodas y otras reflexiones



 “Y Jesús se puso a hablar de nuevo en parábolas: El reino de Dios es semejante a un rey que celebró las bodas de su hijo. Envió sus criados a llamar a los invitados a las bodas, y no quisieron venir. Mandó de nuevo a otros criados con este encargo: Decid a los invitados: Mi banquete está preparado, mis terneros y cebones dispuestos, todo está a punto; venid a las bodas. Pero ellos no hicieron caso y se fueron, unos a su campo y otros a su negocio; los demás echaron mano a los criados, los maltrataron y los mataron. El rey, entonces, se irritó, mandó sus tropas a exterminar a aquellos asesinos e incendió su ciudad. Luego dijo a sus criados: El banquete de bodas está preparado, pero los invitados no eran dignos. Id a las encrucijadas de los caminos y a todos los que encontréis convidadlos a la boda. Los criados salieron a los caminos y recogieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de invitados. El rey entró para ver a los invitados, reparó en un hombre que no tenía traje de boda y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener un traje de boda? Pero él no contestó. Entonces el rey dijo a los camareros: Atadlo de pies y manos y arrojadlo a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el crujir de dientes. Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.” (Mateo, XXII, 1-14).

 En esta parábola, Jesús claramente se refería al estado espiritual que debemos conquistar como convidados por el Padre tras un camino de evolución espiritual.
  Este es un festín que está destinado para el disfrute de toda la Humanidad, aunque vemos como en la parábola se refiere en principio al pueblo hebreo que es quien recibió en primer lugar esta invitación de Jesús, porque nació en su seno y en medio de él desarrolló su doctrina.

   Ciertamente somos muchos los llamados, pero en función de nuestra disposición moral son muchos menos los elegidos.  Esta elección para llegar a participar en el banquete del Reino Celestial no la hace el Padre a capricho, sino que toda la Humanidad se auto-elige en función del deseo y de  la disposición por transitar por la senda de progreso basado en el Amor y la Caridad. Precisamente estas son las vestiduras necesarias para alcanzar y gozar de este festín de la parábola. No basta con llamarnos cristianos o espíritas; es necesario que el Amor y la Caridad sean nuestro estandarte en esta vida, formando parte de nuestro ser y personalidad habituales.

   En estos días de tránsito hacia una nueva forma de sociedad en el mundo, es de considerar que no nacimos por casualidad en esta época. No es casual que hayamos nacido en el seno de una sociedad cristiana, ni menos que hayamos conocido el Espiritismo y seamos espíritas. Pero no por esto nos podemos envanidecer, pues tal vez estamos en el Espiritismo precisamente los más endeudados y los que mas cosas tenemos que rescatar.

    Los espíritas somos en parte esos “obreros de la última hora” a quienes también se refirió Jesús en otra parábola. Somos igualmente esos llamados al  “banquete nupcial” y no podemos perdernos por los laberintos de la vida y dar la espalda a esa  invitación del Maestro Jesús, a la que hemos venido preparados para  aceptar y seguir.  Pero sin embargo no podemos pretender acceder a ese festín sin las galas necesarias de la práctica del Amor y de la Caridad, viviendo el día a día con los pies en la tierra y la cabeza en unión y relación con la Mente Creadora.


    Sintamos cada día la responsabilidad como invitados al banquete celestial y luchemos por ser siempre dignos de esa invitación. Tenemos la responsabilidad moral de ser buenos espíritas en todo momento de nuestras vidas y para ello debemos y podemos hacer mucho mas de lo que hasta ahora hicimos , pues tengamos presente que a quienes mas se ha dado mas se les va a pedir, y a los espíritas se nos está dando un conocimiento muy valioso, capaz de transmutar la fe religiosa en conocimiento humano, y nuestras imperfecciones en valores morales positivos, dentro de un continuo proceso de auto-perfeccionamiento.

     Llegado a este punto, nos podemos preguntar: ¿ Qué medios tenemos para nuestra transformación moral?.
   Son varios, valiosos y necesarios: el auto-análisis sincero; programación de nuestros actos; fortalecimiento de la voluntad mediante la auto-disciplina; realización de un trabajo íntimo contínuo para nuestra transformación moral; sirviendo al prójimo con Amor, y finalmente evaluándonos cada día.
   Pero, ¿ Cómo se ama al prójimo?. Comprendiéndolo, ayudándole,  sirviendo sin condiciones , teniendo gratitud hacia los demás por sus acciones positivas hacia nosotros, y  perdonando siempre.
   Finalmente , aquí nacen otras nuevas preguntas: ¿ Qué es el perdón?. ¿Qué es la gratitud?   
El perdón supone dar la oportunidad de rescatar la falta mediante una acción de bien, no guardar odios ni rencores, y estar dispuesto a dar siempre nuevas oportunidades, como el Padre nos las da a todos nosotros siempre para poder rescatar las deudas por nuestras torpezas y errores y poder volver a comenzar. 
   En cuanto a la gratitud, esta supone retribuir con el bien posible, las acciones de bien que los demás hacen por nosotros.  Es un concepto tan popular y tan extendido, que ya hace tiempo que nos lo recordamos en forma de dichos y refranes: "Amor con amor se paga"....

- Jose Luis Martín-

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