Hoy tenemos aquí:
. Jesús y el Evangelio (2)
- Mediumnidad torturada
-¿ La Ciencia ha investigado alguna vez el Más Allá?
- Mundos Primitivos
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JESÚS Y EL EVANGELIO ( 2ª Parte)
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El permaneció fiel a su compromiso, sin alterarlo para ilusionar o congregar simpatizantes.
Vino a instruir y consolar mediante el ejemplo de dedicación, abriendo surcos nuevos en el suelo de los corazones para en ellos sembrar las palabras seguras y medicamentosas para la preservación de la salud y de la vida.
Por ser el camino, único además, para llegar a Dios, no tuvo otra alternativa sino afirmar Venid a mí, todos los que estáis afligidos y sobrecargados, que yo os aliviare.
Casi siempre el individuo inmerso en la sombra, de la que tiene dificultad de libertarse, disfraza sus imperfecciones proyectando la imagen irreal de un comportamiento que está lejos de poseer pero que se torna, comúnmente, severo pararon los demás y muy tolerante con los propios errores.
Establecida esa transferencia psicológica de conducta, pasa a vivir en un torbellino de pasiones y tormento de aflicciones que procura disimular con habilidad.
Cuando alguien se yergue para censurar y condenar sin autoridad moral el hecho también produce escándalo, por esconder la deficiencia y resarcirse en aquel en quien proyecta la inferioridad que le gustaría eliminar de sí.
Todos debemos respetar las decisiones y acciones del `prójimo, y el que se levanta para impedir el desarrollo de otro, sea por el motivo que fuera, realiza un escándalo de agresión a su libre albedrío, envolviéndolo en su sombra, de la que no consigue liberarse.
Son bienaventurados los pacíficos, aquellos que trabajan con método y confianza tranquila a favor de la renovación del mundo y de sus criaturas, consiguiendo ser llamados hijos de Dios que representan toda la paz. La paz debe constituir la meta del ser pensante que lucha en continuas tentativas de adquirir la plenitud.
La paz es un tesoro que no puede ser afectado en circunstancia alguna, que la lleve a desaparecer.
Hay sufrimientos ocultos y revelados muy variados y complejos que son desafiantes de la sociedad. Algunos seres se encuentran tan enfermos moralmente y tan incrédulos de la caridad, que se tornan agresivos, difíciles de ser ayudados, exigiendo paciencia perseverante y desinteresada para alcanzarlos. Cuanto más enferma, más atención paciente necesita el ave humana herida en su vuelo de crecimiento interior. No siempre es fácil entender la desesperación de otro, cuando no se sufrió algo semejante.
Jesús vino a ayudar a sus hermanos a enseñarles como podrían ser felices. No obstante, no anhelo que esa felicidad fuese lograda solamente después de la muerte, sino en el instante mismo de la renovación interior, que es el momento propicio para aspirar a la paz y a la armonía.
Dios es la meta, es el Medio, la vida es el camino que Él ilumina con ejemplos para que todos se encuentren y se engrandezcan.
Surgen, entonces, con la psicología profunda una nueva imagen de Jesús, el Hombre que ama, que sirve, que espera, que enseña y pacientemente intercede ante el Padre por todos aquellos que están en la retaguardia.
El deja de ser un recuerdo de la ortodoxia o de la teología para tornarse vivo y actuante, próximo siempre de quien Lo quiera escuchar y seguir Sus enseñanzas actuales y palpitantes.
Su propuesta no es para huir de este mundo enfermo, de la sociedad empobrecida moralmente, sino para que se consiga curar la dolencia con la conquista de la salud para cada miembro del planeta, y haya enriquecimiento moral de todas las criaturas miembros del organismo social. Tal empresa es un grave desafió que solamente los espíritus pacientes lo han de conseguir y por eso, serán llamados hijos de Dios…
Las palabras de Jesús fueron:
“Y cuando yo sea elevado de la Tierra a todos atraeré hacia mí”. – Juan 12:23
Iluminado por una indefinible claridad Jesús ascendió lentamente ante las lágrimas de los compañeros y las esperanzas de redención por el trabajo del porvenir.
En Betania, la montaña disminuía, los horizontes del mundo se ampliaban y Sus ojos bañaban de ternura el fecundo campo de acción, donde las flores del amor deberían abrirse a través de los tiempos bajo Su inspiración.
Convivió entre aquellas gentes sencillas, donde estableció las bases de edificación fraterna para los espíritus.
Se olvidó de sí mismo, para suministrar la lección máxima de la humildad, y descendió de lo Alto para servir mejor.
Para el cumplimiento de sus planes, dispensó intermediarios y ÉL mismo participó de los mínimos preparativos, demorándose diariamente y a cada instante, con el más esmerado desvelo, para infundir, por medio del ejemplo, las lecciones firmes del deber y de la abnegación.
Previendo las consecuencias políticas, sociales y espirituales de Su mensaje en la Historia de los tiempos, pudo vislumbrar desde entonces, las legiones de los que no titubearían en sacrificarse y sufrir los tormentos que fueran necesarios para permanecer fieles a los postulados de la Verdad, hasta alcanzar la muerte infamante…
Y pensando así, el rabí se envolvió en una inusitada alegría.
Los conquistadores preparaban soldados y mercenarios infundiendo terror, combatían los cuerpos, despojaban ciudades, apagaban las aspiraciones de los pueblos debilitados…
Jesús llegó anónimo, y partió humildemente humillado. No obstante, legó a los que quedaron confiados, la armadura de la paciencia, las armas del amor y la estrategia del bien incesante e infatigable.
El campo tal vez, quedó muchas veces cubierto de cadáveres… cadáveres de sus legionarios que se entregaron al sacrificio, pero jamás sacrificaron a otro.
Les ofreció instrumentos hasta entonces desconocidos de concordia y mansedumbre, e inauguró un extraño y singular modo de combatir. El combate de la no- violencia.
Y sin embargo, por esa misma razón, no hubo lugar para El en la Tierra… y aun así, de Sus lecciones vivas e incorruptibles de amor, brotaron bendiciones, y el puñado de espíritus encarnados que quedaron en la retaguardia, alcanzaron paulatinamente los elevados e inamovibles objetivos que después tendrían que conquistar.
En lo infinito de las horas, habría de llegar el momento de la comunión final con los amados y el triunfo final sobre las miserias que convulsionan las mentes y los corazones.
Eran simple polen que a pesar de ello, fecundarían a la humanidad entera, venciendo las distancias y los tiempos. Eran hombres y mujeres arrancados de sus quehaceres diarios, para cumplir con la incomparable jornada del socorro fraternal. Ellos mismos no se percibieron de la profunda significación que encerraba el abandonar todo y seguirlo…… Durante meses, guardaron extrañas e ingenuas esperanzas; lucharon entre sí, disputándose la supremacía, soñaron quiméricos triunfos, aspiraron tener honras banales…
Después, lentamente, aclarados los interrogantes que perturbaban su facultad de razonar y nublaban sus sentimientos vacilantes, pudieron presentir la elevada responsabilidad de la que estaban investidos.
Recorrieron la tierra como discreto perfume de poderoso aroma, y por donde pasaron, sin siquiera percibirlo, dejaron señales imborrables.
Los escogió de diversas procedencias, siendo todos ellos, corazones comprometidos con el quehacer diario y la rutina de sus vidas sencillas.
A una mujer habituada a los cojines de seda y a la seducción, le ofreció fuerzas y valor, para que renovada se convirtiese en ejemplo vivo de la victoria del espíritu sobre la carne perecedera.
Conmovió a un orgulloso “doctor de la Ley” enseñándole la profunda interpretació n del complejo mecanismo de los renacimientos purificadores.
Aun fiel administrador le enseñó las esperanzas del Reino, restituyéndole su hija enferma, en elocuente testimonio del valor de la salud espiritual.
Confundió con el verbo simple y las actitudes sencillas a los hipócritas y mentirosos, a los engañadores y a todos aquellos que se complacían en malversar los valores de cualquier naturaleza.
A los amigos – íntimos compañeros de todas las horas – los eligió de entre aquellos que cumplían las modestas funciones del pueblo, adiestrándoles en un régimen de austera disciplina e incesante dedicación, a fin de prepararlos para las luchas interminables sin límites…
Sabía que ellos llevarían Su voz cantando, sudorosos y sacrificados, pero también, resueltos y conscientes, a todos aquellos espíritus que la necesitaban, mitigando así las ulceras terribles que minaban el organismo de la humanidad.
El sabía también que las manos de la codicia y del crimen se levantarían y que habría toda clase de obstáculos. Que las armas más crueles serian utilizadas contra ellos mientras permanecieran fieles a su testimonio, recorriendo la tierra.
Vislumbró las crueldades sin par y las persecuciones implacables que organizarían contra ellos, sin disminuir su ánimo, ni quebrantar su coraje, puesto que se apoyaba en la Iglesia de la revelación que estaba asentada en la roca de la verdad con la argamasa de Su sangre y con el sello de su resurrección, quedando reservado al futuro el resultado de su sacrificio por amor…
El cordero confraternizarí a con el lobo y la cizaña cedería lugar al trigo, floreciendo la gleba humana con las bendiciones de la paz integral.
Voces angélicas saludaban al rey Excelso diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad” cuando llegaba al trono del Altísimo.
El Divino Amigo, lejos de las sombras donde quedaron los hombres, envueltos en sus pasiones y ansiedades, abriendo sus brazos con el espíritu lleno de confianza y, todo armonía, balbuceo pensando en aquellos que Lo seguirían a través de los tiempos:
“Padre nuestro que estás en el Cielo” Retornando al seno de Aquel que lo Envió., sin apartarse, de los luchadores que quedaron en la retaguardia terrena hasta la “consumación de los evos”
Desde entonces el sufrimiento y el dolor encontraron amparo en manos débiles que se fortalecen con el contacto del trabajo cristiano.
Por donde pasa la hiedra de la guerra sembrando cadáveres y destrucción, corazones abnegados avanzan tras de ella atendiendo a la viudez, a la orfandad, al abandono y a la miseria.
La impiedad jamás volvió a instalarse en la tierra ni la persecución consiguió el triunfo total.
En todas partes, El estuvo presente y la simple pronunciación de Su nombre, es un vigoroso estímulo para la libertad y la paz espiritual.
A pesar de no haber triunfado en el mundo, Jesús venció las vicisitudes y estableció las balizas del Nuevo Mundo de la Humanidad Feliz, en cuya construcción todos nosotros, encarnados y desencarnados, estamos unidos en el ejercicio de aprendizaje y la vivencia evangélica.
Por eso hermanos que Dios nos ilumine a todos e instale en nuestros corazones el amor porque el acrecentará nuestras virtudes y destruirá la imperfección que aun nos domina poco a poco.
Porque solo por el amor será salvado el hombre.
Trabajo de Merchita, extraído de los libros:
(Las Primicias del reino) y (Jesús y el Evangelio)
Ambos de Divaldo Pereira Franco
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