Para algunas personas, la idea de una “psicología en el más allá” puede parecer difícil de aceptar o de comprender.
Es innecesario decir que para el que no cree en nada más que en la materia y piensa que con la muerte del cuerpo físico se extingue la existencia, una psicología al otro lado de la tumba no es más que una fantasía. Sin embargo, tampoco está del todo claro qué puede ofrecer una terapia psicológica en el plano espiritual entre aquellos que sabemos que somos seres espirituales inmortales en transitoria experiencia corpórea. Esto sucede porque no deja de estar extendida una percepción un poco mágica del momento de la muerte. Son muchos los que ignoran que hacer balance de lo vivido en la última encarnación puede llegar a ser una tarea muy difícil y penosa, aunque esencial. La comprensión de la vida en el plano espiritual y la planificación de futuras existencias están íntimamente relacionadas con la capacidad del desencarnado de sopesar sus recientes logros y fracasos con sinceridad y serenidad, armonizándolos con los archivos del inconsciente aún inaccesibles al desencarnado en los primeros momentos del regreso a la patria espiritual.
Gracias a la psicografía, hoy conocemos relatos que nos exponen cómo los espíritus desencarnados son amparados psicológicamente en el plano espiritual. Reciben así el auxilio terapéutico necesario para que puedan comprender la nueva etapa de vida que se revela ante sus ojos tras la muerte física. No hay que subestimar el choque que puede suponer para una persona que no creía en nada más que en la materia, que despierte al otro lado de la vida, habiendo dejado atrás todo cuanto pensaba ser lo único que poseía. Tampoco hay que infravalorar el inmenso desamparo emocional que experimentan algunos espíritus que, creyendo saberlo todo sobre la vida espiritual cuando están encarnados, se encuentran algunas veces como niños que deben reaprender tantas cosas. Todo esto, sin mencionar la angustia que puede provocar la separación de la familia o la decepción que resulta de la constatación de que los méritos conquistados en la Tierra, si no están avalados por una conducta ética, moral y humana, no tienen ningún valor en el más allá.
La verdad es que la muerte nos devuelve a la realidad creada y alimentada por nuestra propia conciencia durante nuestra jornada en la Tierra. Despojarse del cuerpo físico no implica un conocimiento inmediato de las vidas pasadas del espíritu, ni tampoco una capacidad de auto-análisis sincera y realista. Puesto de otra manera, el paso por la carne deja reminiscencias en el periespíritu que no se eliminan tan fácilmente con la muerte.
Cuanto más apegados estamos, más ayuda necesitamos para eliminar los registros asociados al orgullo, a la vanidad y al egoísmo. Desencarnado, el hombre debe verse frente a frente con su propia verdad. Pero nadie puede ver la verdad mientras tenga la visión ensombrecida por el orgullo, el egoísmo o la vanidad. Precisamente por esto, en la condición evolutiva en la que nos encontramos en la Tierra, es muy raro que un desencarnado se acuerde automáticamente de todo cuanto vivió en otras encarnaciones. El acceso sin restricciones a la información archivada en el propio espíritu sobre la historia evolutiva de cada uno es tan raro como lo son la auténtica humildad y el altruismo legítimo en nuestro planeta.
El hombre encarnado es de una triple naturaleza: cuerpo, periespíritu y espíritu. Durante su jornada física todo lo que hace, piensa y siente queda registrado en todas las zonas de su ser, que son interdependientes. Se podría decir que el objetivo de la psicología en el más allá es ayudar al hombre a enfrentarse a su nueva situación, en la que ya no posee un cuerpo físico, sino que vive según la cosecha de lo que haya cultivado durante su paso por la carne. No se pretende que el desencarnado supere imperfecciones como el orgullo, el egoísmo y la vanidad, tarea que le corresponde en el transcurso de su inmortalidad. Se trata, sin embargo, de ofrecer al ser situaciones en las que, analizando su propia condición, cada uno sea capaz de reducir su orgullo, vanidad y egoísmo apenas lo suficiente para comprender el presente, empezar a armonizar el pasado en su fuero interno y posibilitar la elaboración de planes más realistas y útiles para el futuro.
La atención psicológica en el más allá se ocupa fundamentalmente de la delicada tarea de ayudar a los recién llegados de la jornada física a comprender por qué están donde están. Es importante observar que para acceder a este tipo de tratamiento el espíritu debe estar en posesión de sus facultades mentales, aunque se sienta aturdido o tratado injustamente. Para los espíritus que desencarnan en penosas condiciones de inconsciencia y desequilibrio mental y emocional hay que ofrecerles, antes de la atención psicológica, los servicios de primeros auxilios. Solamente una vez que el espíritu ya se encuentra en posesión de sus facultades mentales podrá obtener el debido provecho de las sesiones psicológicas que le serán ofrecidas.
La literatura mediúmnica nos ha ofrecido relatos en los que queda evidente que el apego es uno de los principales obstáculos al que nos enfrentamos en la condición de recién desencarnados. Podemos sentir diferentes niveles y diferentes tipos de apego. Por ejemplo, podemos sentir apego a las condiciones transitorias de la vida de encarnados, echando en falta los bienes materiales o la condición de superioridad que el poder o los recursos económicos nos concedían en la Tierra. Esta forma de apego está directamente relacionada con la vanidad y el desencarnado debe comprender que en la nueva realidad en la que ha penetrado, tras su muerte física, el único valor es el bien que haya hecho o el esfuerzo de educación que haya realizado.
Otra forma de apego es el que sentimos por las personas que quedan atrás, como familiares, cónyuges y amigos. Pese a que lo que inicialmente anima dicho afecto sea un sentimiento positivo, el apego a los lazos establecidos en la Tierra puede dificultar que el desencarnado se centre en lo que es su nueva tarea: armonizarse con su pasado, comprender su nueva situación y empezar a caminar hacia adelante. El egoísmo es la emoción desequilibrante que ofrece el trasfondo de este tipo de apego, sea porque deseamos ardientemente volver a disfrutar de la compañía de los que amamos, sea porque nos creemos indispensables para la vida de los nuestros, olvidando que en los planes de la Espiritualidad Superior no existe espacio para improvisaciones. Podemos además experimentar el apego a un sentimiento de superioridad espiritual o auto-iluminación. Personas que, cuando estaban encarnadas, desempeñaban posiciones de orientación espiritual, pueden experimentar el apego por las ideas que defendieron en el campo religioso o filosófico al que estaban afiliadas. Éstos necesitan hacer grandes esfuerzos para superar el orgullo por su conocimiento de la realidad espiritual o por la elevación moral que creen tener.
La psicología del más allá está fundada en el tratado psicológico más sencillo y sublime del que se tiene conocimiento en la Tierra, el Evangelio de Jesús. ¿En qué se basa esta terapia? El Médico de Almas ofrecía información a sus discípulos en la medida de su capacidad de comprensión de las cosas del cielo y de la tierra; también dialogaba con ellos, les hacía preguntas, desafiándoles a pensar sobre el significado de sus parábolas; Jesús no esperó hasta que sus discípulos fueran moral o intelectualmente perfectos para enviarles a difundir su palabra. Por el contrario, el Maestro consideró que el propio trabajo edificante, aliado a lo que habían escuchado de él, les enseñaría a superar sus límites y crecer espiritualmente. Hay diversos ejemplos en la literatura mediúmnica que nos demuestran cómo estos principios son aplicados de forma sistemática en la espiritualidad para ayudar a los desencarnados a enfrentarse al orgullo, la vanidad y al egoísmo del que llegan impregnados a la patria espiritual.
En Nuestro Hogar, André Luiz nos cuenta, por las manos del inolvidable Chico Xavier, cómo tras recibir los primeros auxilios y sentirse más fuerte, le invadió un gran deseo de colaborar con los demás. Su orgullo de la condición de médico en la Tierra, sin embargo, le hizo creer que sus conocimientos serían útiles en la colonia espiritual que le acogiera. Nuestro querido amigo tuvo que empezar colaborando en la limpieza de la enfermería, trabajo que, hasta entonces, había considerado inferior. Durante la realización de esta tarea, pasó a observar a los pacientes allí ingresados. Abandonando la máscara del médico de la Tierra que sólo veía a pacientes, pasó a ver hermanos de sufrimiento. Durante su trabajo en la enfermería, mientras hacía tareas que nunca había realizado en su última encarnación, André Luiz aprendió a amar el servicio y a servir con humildad. La forma como consigue autorización para la tarea tampoco debe ser olvidada. André Luiz solicita una cita con Clarencio, Ministro del Auxilio, y se da cuenta que el honorable bienhechor recibe a los que le vienen a consultar de dos en dos. De esta manera, cada uno de los entrevistados no sólo tiene que superar la vergüenza de exponer su caso ante otra persona, sino que también tiene la oportunidad de aprender de las elucidaciones recibidas por su compañero de cita.
En Memorias de un Suicida, psicografiado por Ivonne do Amaral Pereira, vemos cómo las labores educativas se entremezclan con la revisión del pasado delictuoso de los espíritus “aprisionados” en la Torre. Allí, espíritus, antes criminales en la Tierra o en la espiritualidad, reciben lecciones sobre los derechos de cada individuo en la sociedad terrena y en la
Yvonne do Amaral |
No podría terminar esta colaboración sin recordar al Hospital Esperanza, que conocemos en el libro Lirios de Esperanza, psicografiado por Wanderley de Oliveira y dictado por el espíritu Ermance Dufaux. El objetivo de dicha institución erguida en la psicosfera brasileña, es ofrecer socorro y orientación a los seguidores de Cristo de distintas tradiciones filosóficas y religiosas, que no supieron o no quisieron asumir el compromiso con su mensaje de amor. Quizá sorprenda al lector saber que en este hospital existe un área, denominada Judas Iscariote, dedicada especialmente a la recuperación mental de líderes espiritistas que analizaron con gran atención las necesidades de los demás, pero se olvidaron de su propia liberación. Los que ingresan allí entienden el mensaje de Jesús y del Espiritismo por las vías de la razón, pero son adictos a la admiración y a la notoriedad, aún principiantes en el amor desinteresado y fraterno.
En conclusión, debemos comprender que el hombre desencarnado es simplemente el hombre desprovisto de su cuerpo físico. Cuando volvemos a la espiritualidad llevamos con nosotros todo el progreso moral que hayamos realizado, pero obviamente también cargamos con todas nuestras imperfecciones. Éstas siguen poniendo trabas a nuestro progreso en la espiritualidad, así como lo hacían en la carne. Gracias a la misericordia divina y a la tolerancia y dedicación de la Espiritualidad Superior, el hombre no estará jamás desamparado en cualquiera que sea el plano en el que se encuentre. Los métodos y equipos utilizados por los trabajadores de la psicología del más allá lo demuestran. Demos gracias a Dios y a los amigos y mentores que, pese a nuestras imperfecciones, nos siguen ofreciendo la oportunidad de armonizarnos con el pasado, comprender el presente y construir un futuro de más luz para toda la humanidad.
Janaina Minelli de Oliveira ( Doctora en Lingüística Aplicada y profesora de Habilidades Comunicativas en la Universidad Rovira i Virgili. Colabora en los proyectos de asistencia social y divulgación del Centro Espírita Amalia Domingo Soler de Barcelona.)
Tomado de la Revista Espírita Número: 4 • Edición Septiembre 2012
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SEXO Y OBSESIÓN
El
sexo es un departamento orgánico programado por la vida para la
reproducción de la especie.
Asexuado,
el Espíritu renace en una como en otra polaridad, a fin de adquirir
experiencias y comprensión de deberes, que son pertinentes a ambos
sexos. La intrepidez masculina y la docilidad femenina son capítulos
que dan al Espíritu equilibrio y armonía. De esa forma, en una
reencarnación puede el Espíritu tomar un cuerpo masculino y en otro
femenino, o realizar un vasto programa de renacimiento en un sexo
para después comenzar los procesos experimentales en otro, sin
ningún prejuicio emocional para su estructura íntima.
Abocado
al progreso, que es ilimitado, el Espíritu debe vivir cada
reencarnación ennobleciendo las funciones de que se constituye su
cuerpo, de modo a desarrollar los valores que le duermen latentes.
Gracias
a la conducta moral en cada polaridad, más fácil se le vuelve,
cuando es edificante, escoger el próximo cometido. No obstante,
cuando se permite corromper o desviarse del rumbo de sus funciones,
genera perturbaciones emocionales y psíquicas que le imponen duros
procesos de recuperación, de lo que no se puede hurtar con
facilidad.
La
correcta aplicación de las fuerzas genésicas propicia al Espíritu
alegría de vivir y entusiasmo en el desempeño de las tareas que le
dicen al respecto, constituyéndose emulación para el progreso y la
felicidad.
No
obstante, el sexo es uno de los capítulos más complejos de algunas
ciencias psíquicas, tales como la psicología, el Psicoanálisis, la
Psiquiatría, en razón de las disfunciones y de los desconciertos
que ocurren en muchas vidas como resultado de las experiencias
atormentadas próximas o remotas, que les generan desequilibrios y
falta de armonía, hoy reflejados en su comportamiento. Valiosos
capítulos de la Medicina están dedicados a las psicopatías
sexuales, que se presentan como aberraciones morfológicas y
psicológicas, llevando al individuo a estados graves de conducta y
de vida.
Eminentes
estudiosos de la sexología vienen buscando desmitificar las
funciones sexuales, que la ignorancia medieval vistió de fantasías
y de pecados, generando perturbaciones emocionales muy graves en las
criaturas humanas. Como derivado de la noble propuesta, la liberación
sexual, exagerando sus licencias
morales, trae trastornos graves y desarmonías profundas en muchos
individuos que viven conflictivamente en razón de las dificultades
para adaptarse a las exigencias comportamentales del momento.
Es
natural que, en un momento de transición de valores, campeen lo
absurdo y lo fantasioso, intentando adquirir ciudadanía moral, al
tiempo en que empujan a los ciudadanos en la dirección del foso de
la prosmicuidad y de la desesperación, de la fuga por el tabaco, por
el alcohol, por las drogas adictivas, por la alucinación, por el
suicidio…
Se
vuelve indispensable como inmediata una nueva ética-moral, a fin de
que los valores nobles granjeados por la sociedad en el curso de los
milenios, no se pierdan en el charco de las pasiones y en el
desprestigio de las instituciones, como el matrimonio, la familia, la
castidad, la salud comportamental, el grupo social…
El
matrimonio y la monogamia son conquistas valiosas logradas por el ser
humano después de torpes experiencias de convivencia dolorosas a
través de los tiempos. Intentar reducirlos a recuerdos del pasado,
es una aventura macabra cuyas consecuencias son imprevisibles para la
propia sociedad.
Se
vive en la Tierra, la hora del sexo. El sexo vive en la cabeza de las
personas, pareciendo haber salido de la organización genética donde
se sitúan. Naturalmente, el pensamiento es fuerza actuante y
desencadenadora de la función sexual. Reducir al individuo apenas a
las imposiciones reales o estimuladas del sexo en desaliño, conforme
viene ocurriendo, es transformarlo en esclavo de una función
pervertida por la mente y atormentada por las fantasías mórbidas.
El
ser humano son sus valores éticos, sus aspiraciones, sus sueños,
sus luchas, sus grandezas y también aprendizajes dolorosos. Gracias
a todos esos fenómenos del día a día, él crece y se perfecciona,
saliendo de los límites en que se encarcela para los incomparables
vuelos de la amplitud. Lo sitúa en el gozo sexual y lo asfixia en
los vapores de la libido perturbada, constituye una agresión
injustificable a sus conquistas emocionales, psíquicas e
intelectuales, que le han dado sabiduría para discernir y para
realizar.
Progresamos
siempre, el Espíritu jamás retrocede en su proceso reencarnatorio.
Nada no obstante, en razón de una conducta irregular puede
estacionar, aguardando reparación de los errores graves cometidos,
cuando ya no mas se debería permitir. En ese desenvolvimiento
intelecto-moral, se vincula a aquellos a quien ama o de quien se
distanció por el crimen y por la iniquidad,experimentando
el apoyo de los seres queridos y la persecución de los enemigos, que
no lo perdonan por las ofensas de que fueron víctimas.
Es
en ese campo de luchas que surgen las lamentables y dolorosas
obsesiones de graves consecuencias.
El
sexo, mal conducido, en razón del envolvimiento emocional y de las
dilaceraciones espirituales que produce en otros, como en aquel que
lo utiliza mal, abre campo para terribles convivencias obsesivas, al
mismo tiempo que, practicado de forma vil atrae Espíritus igualmente
atormentados y enfermos que se vinculan al individuo, llevándolo a
procesos de parasitosi terrible y de difícil liberación.
Desvíos
sexuales, aberraciones en las prácticas del sexo, conductas
extravagantes y desarticuladotas de las funciones establecidas por
las Leyes de la Vida, generan perturbaciones de curso largo, que no
se recomponen con facilidad, sino a lo largo de dolorosas
reencarnaciones depuradoras y purificadoras.
Tormento
de la libido y de la función sexual tiene sus matrices en los
comportamientos anteriores que el Espíritu se permitió, cuando, en
otras reencarnaciones, abusó de la facultad procreadora, aplicándola
para el placer exorbitante, o explotó a personas que se le volvieron
víctimas, estimuló abortos y se permitió experiencias perversas y
anormales, o derrapó en los excesos con explotación de otras vidas…
Todas esas conductas arbitrarias se fijaron en los tejidos sutiles
del periespíritu, imponiendo
necesidades falsas,
que ahora los pacientes procuran atender, ampliando el complejo campo
de problemas íntimos.
El
respeto y la consideración por las funciones sexuales constituyen la
mejor terapia preventiva para la manutención de la salud moral, así
como el esfuerzo para la recomposición del carácter, cuando alguien
ya se permitió corromper, al lado de la terapéutica especializada,
se hace imprescindibles para la conquista de la armonía.
Nadie
se engañe en cuanto a los compromisos del sexo delante de la vida y
cuide de no engañar a otros.
Cada
uno responde siempre por lo que inspira y por lo que hace.
El
sexo no fue elaborado para el placer vulgar, sino para las emociones
superiores en la construcción de las vidas, o para las sensaciones
compensadoras cuando es amparado por las dulces vibraciones del amor,
manteniendo la afectividad y la alegría de vivir.
En
este libro intentamos hacer un estudio cuidadoso sobre el
sexo y obsesión, basado
en hechos reales, que vamos acompañando desde hace varios años.
Procuramos
suavizar el relato, evitando chocar con algunos lectores menos
preparados o desconocedores de la Doctrina Espírita, sin embargo
evitamos disfrazar la realidad de los acontecimientos, quitándoles
la legitimidad, de forma que nuestro mensaje pueda alcanzar las
mentes y los corazones desenvolviéndolos de diversos conflictos y
despertándolos para algunos hechos de parásitos envueltos.
El
padre Mauro aun se encuentra en la Tierra, habiendo recibido a los
Espíritus que se encarnaran para rescates imperiosos e ineludibles
conforme se comprometiera en nuestra esfera de acción espiritual.
Su
hogar de niños deficientes hoy hospeda a numerosas antiguas víctimas
suyas, que reciben cariño y afecto, recuperándose de las
alucinaciones que se permitirán, él mismo estando en proceso de
rehacimiento espiritual, avanzado, sin embargo, para los años de la
vejez con paz en el corazón y con la conciencia tranquila en razón
del bien que viene ejecutando.
La
ciudad perversa viene siendo vaciada por el amor de Dios, ya que sus
habitantes, en número bastante expresivo, se encuentran
reencarnados, desde hace algunas decenas de años, dando curso a las
aberraciones y hediondez que se permitían, cuando estaban allí…
El
denominado cambio de comportamiento de los años sesenta, con la
liberación sexual, tiene mucho que ver con la inspiración y llegada
de esos Espíritus que están volviendo a la Tierra, a fin de
disfrutar de la oportunidad de renovación antes de la gran
depuración que experimentará el planeta, transfiriéndose de mundo
de pruebas y de expiaciones para mundo de regeneración. La
oportunidad de que disfrutaron les fue valiosa, por cuanto no siendo
aprovechada conforme debieran, les conducirán a otras enseñanzas,
que solamente serán recuperados en otras penosas situaciones en
Mundos inferiores…
Este
es, pues, el gran momento para todos nosotros, que aspiramos por una
vida mejor y más dichosa.
Reflexionar
y obrar de manera correcta en relación a las funciones sexuales es
deber de todo ser que piensa y que comprende la finalidad de la
existencia humana.
En
esta hora de conturbación moral y de violencia, de agresividad, de
aberraciones sexuales, de descontrol general y de sufrimientos de
toda clase, nos cabe, a todos, sumar esfuerzo a favor de los
principios de la dignidad humana y de la honradez del equilibrio en
el comportamiento y de la educación de las generaciones nuevas,
único medio de ofrecer al futuro una sociedad menos conturbada y
desentendida de los consecuencias de la obsesión. A la educación
moral cabe la tarea de construir un nuevo hombre y una nueva mujer,
que formarán una nueva y saludable sociedad para el porvenir.
Como
doctrina de educación el Espiritismo ofrece los mejores recursos y
métodos para esa realización, colocando a disposición de todo y
cualquier investigador su patrimonio de informaciones y su excelente
laboratorio mediúmnico, para que allí encuentren el confort y el
coraje necesario para el enfrentamiento que se presenta en todos los
instantes, en el cual, por ahora, predomina lo vulgar y lo perverso,
teniendo los nobilísimos ejemplos de dignificación y nobleza de
incontables ciudadanos dedicados al bien y al deber.
***
Reconozco
que algunos compañeros de lid espírita y otros vinculados a
diferentes creencias religiosas y diversas filosóficas de
comportamiento dirán que nuestro libro es un libro de fantasías y
destituido de sentido literario o cultural. No entraremos en el
mérito de la opinión, que todos tienen el derecho de sentir e
incluso de expresar.
Cada
cual habla de aquello de lo que está lleno su corazón e iluminado
su sentimiento.
(Del
libro Sexo y Obsesión de Divaldo Pereira Franco/Manoel F. de
Miranda)
NOTA:
Los lunes, miércoles y jueves a las 22,30 podéis participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes en la misma sala de chat a las 23,00 horas podéis asistir a una conferencia impartida por el grupo "Estudios espíritas sin fronteras", dirigido por Cárlos Campetti.
Los domingos a las 21,30 horas comienzan las clases de estudio de la Doctrina Espírita, a las que estáis todos invitados.
Recomiendo ver también:
Inquietudes espíritas- inquietudesespiritas.blogspot.com.es
El espirita albaceteño.- elespiritadealbacete.blogspot.com.es
kardeciano.blogspot.com
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ade-sergipe.com.br
elblogdeazucena.blogspot.com
espiritistas. es
Revista virtual: www.amorpazycaridad.com
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