Sebastián de Arauco |
No
existe ninguna filosofía o doctrina que la contenga en su totalidad,
de modo que pueda ser aceptada por todo el mundo, pues el conjunto de
los seres humanos somos una enorme mezcolanza en diversos grados
de desarrollo evolutivo, o sea que cada cual tenemos
diferente grado de inquietud e inteligencia para poder buscar,
comprender, aceptar y aprender.
Buscar y encontrar
aspectos de verdad, supone adquirir conocimiento, y este genera en el
ser humano un placer intelectual al analizar, comprender, sintetizar,
ampliar, sacar conclusiones, etc.
La
Verdad absoluta no ha sido nunca ni será patrimonio exclusivo de
ninguna religión, ciencia o filosofía,
porque solo alcanza en parte a quien la busca sinceramente, con una
mente abierta y libre de pre conceptos y fanatismos de cualquier
índole, y estando predispuesto a lo que sea necesario por ayudar a
los demás.
No podemos
pretender encontrar en ninguna religión o doctrina una verdad total
y ajustada a nuestro particular punto de vista, pues a causa de
nuestros condicionamientos particulares,que nos han transmitido con
las ideas de todas clases, culturales, religiosas, políticas, etc,
la mente entrenada para bucear en complejas filosofías y dogmas
científicos y religiosos, no suele quedar libre para identificar la
verdad profunda y a veces simple de las cosas. Por eso, a veces los
conceptos de Verdad son comprendidos y aceptados antes por personas
sencillas poco letradas, que por otras personas cuyo bagaje cultural
les es como un bosque que les impide ver el árbol de la realidad que
está tras él.
Cada
cual ve la realidad bajo una perspectiva personal y diferente a los
demás, pero esto es normal porque son factores infinitos los que
componen la Verdad total, y su diferencia debe enriquecernos
mutuamente en un diálogo auténtico en busca de una más amplia
verdad consensuada.
Podemos
considerar que la Verdad tiene múltiples aspectos, pero solo debemos
aceptar los que nuestra mente sea capaz de comprender. Lo importante
es descubrir la Verdad, venga de donde venga, y allí en donde todas
las verdades parciales coinciden y convergen , porque la auténtica
Realidad sobre las cosas es solo una .
Hay
que buscar la Verdad con valentía y sinceridad . Es este un proceso
de revisión sin rechazo de ningún concepto, pero cuestionando con
una mente abierta y limpia, todo cuanto hemos heredado y nos han
inculcado. Nos debemos cuestionar todo observando desde fuera, como
un espectador objetivo, argumentando y sencillamente pensando,
procurando no mezclar en nuestro análisis, sentimientos ni
emociones.
Jose Luis Martín, basado en el "Curso de Conocimiento Espiritual" de Sebastián de Arauco-
*******************************************************
“No creáis en nada porque lo
diga la tradición, o porque muchos lo crean,o porque lo hayan creído
los Sabios de otras épocas. Creer únicamente en lo que vosotros
mismos habéis experimentado, verificado y aceptado después de
someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia”
-
Buda -
**************************************
AMALIA DOMINGO SOLER
Carlos Alberto Iglesia
Durante los siglos en que el sol no se ponía en el vasto imperio español - que cubría las Américas y se extendía por el Pacífico - la ciudad donde Amalia nació, Sevilla, era el principal puerto de acceso a los territorios más allá de los mares. Riquezas de todos los rincones fluían por sus almacenes y de allí seguían para financiar las incontables guerras que tramaron sus reyes.
Fue justamente después del desmoronar de ese imperio, herido mortalmente por las guerras napoleónicas y por la pérdida de la mayoría de sus colonias americanas, que nació Amalia, el 10 de noviembre de 1835. Estaba en el trono de España una niña, la reina Isabel II, con su madre María Cristina - como regente. Este reinado se convirtió en un periodo extremadamente conturbado, marcado por ministerios de corta duración, crisis religiosas, epidemias y una guerra civil - las guerras Carlistas - cuyas secuelas todavía se harían sentir en el siglo siguiente.
Consecuencia directa de tantas dificultades fue la penuria económica que caracterizó la vida de gran parte de la población.
Es en este escenario problemático que pasa la infancia de Amalia Domingo Soler. Infancia que no puede ser considerada feliz. Ya antes de nacer, tiene su primera gran pérdida, pues su padre parte a un largo viaje y no regresa jamás. A los ocho años de edad queda ciega, siendo curada a los tres meses por un farmacéutico. Los problemas con la vista la siguieron durante toda la vida, siempre amenazándola con la ceguera.
Los años siguientes de su vida pasaron con relativa seguridad, amparada por la madre, con quien tenía gran afinidad:
«En mis ojos, que quedaron muy imperfectos, no se lo que veía, pero lo cierto es que se consagró en absoluto a mi y no tuvo otro afán sino el de hacerme feliz, celando para no descuidarse, ni un poco con mi educación; basta decir que cuando cumplí los dos años ella empezó la penosa tarea de enseñarme a leer, obteniendo como premio de su afán, que a los cinco años yo leyese correctamente, haciéndome leer en voz alta dos horas al día. Nuestros espíritus se unieron de un modo tan admirable que sólo con mirarnos adivinábamos nuestros pensamientos». (Amalia Domingo Soler, Mi vida).
Amalia escribió sus primeras poesías a los diez años de edad y a los 18 publicó sus primeros versos.
Amalia no llegó a casarse y a los veinticinco años, con el fallecimiento de su madre, empezó la fase más difícil de su existencia. Los recursos que su madre disponía, prácticamente se agotaron en el tratamiento de su salud y las relaciones con sus familiares. De esta forma, además de la soledad, empezaron para Amalia días de gran penuria. Las soluciones propuestas por sus familiares le fueron imposibles de aceptar: entrada en el convento o boda arreglada con un señor de mucha más edad, en buena situación financiera.
De esta forma, se dirigió a Madrid, capital del país, con la esperanza de encontrar mejores condiciones de supervivencia, con sus poesías y con un trabajo modesto. Sus dificultades fueron inmensas, incluso pasó hambre y tuvo de recurrir a instituciones de caridad, pues eran rarísimas las posibilidades de trabajo honrado para una chica pobre y desamparada. En ese periodo, en el desespero del hambre y de la soledad, piensa incluso en matarse. En una noche de gran amargura, en que había perdido incluso la noción de Dios y se debatía en la duda del destino de su madre, ésta se le aparece y le causa una viva impresión.
Impresionada por la visión de su madre, se acuerda de la religión y busca confort en las iglesias. Es sin embargo junto a una iglesia luterana que encuentra el apoyo que busca. La palabra de sus pastores y la convicción de sus fieles le traen de nuevo la fe y el consuelo de la confianza en Jesús.
El esfuerzo de escribir versos, los pequeños trabajos de costura, unidos a la difícil condición en que vivía, le empeoraron significativamente la vista y sólo gracias al tratamiento hecho por un médico homeópata, se salvó de la ceguera. Fue también este médico quien le habla por primera vez de unos «locos», adeptos a una novedad llamada Espiritismo, y le presta un ejemplar del periódico espírita «El Criterio». Lo curioso es que el médico era materialista y le habla del Espiritismo para consolarla de sus aflicciones.
Es leyendo un artículo de este periódico, que ella se convence de la verdad del Espiritismo y busca más informaciones. Estudia lo que le llega a las manos sobre el Espiritismo y para poder tener acceso a las revistas espíritas, empieza a escribir artículos para ellas. El primero de sus trabajos espíritas es una poesía para el periódico «El Criterio», que aunque no fue publicada, le valió una carta del editor - Vizconde de Torres Solanot - con un libro de su autoría (Preliminares del Espiritismo).
Es en el periódico espírita «La Revelación», de la ciudad de Alicante, que por primera vez sale publicado un texto de Amalia Domingo Soler, una poesía. Su primer artículo doctrinario, «La Fe Espiritista» sale por el «Criterio», en su número 9, de 1872. Sus artículos llamaron la atención y al poco tiempo se integra al movimiento espírita español, participando de las reuniones.
Fue el 31 de marzo de 1875 - aniversario de la desencarnación de Allan Kardec - que en el salón de la Sociedad Espiritista Española, delante de los miembros de esta sociedad, Amalia lee su poesía «A la Memoria de Allan Kardec» y - como registra en sus memorias - pasa a ser parte de las filas de los propagandistas de la Doctrina Espírita.
Gran escritora, con textos que hablan tanto al corazón como a la razón, es de espíritu tan extraordinario como su talento con las letras, conquistó totalmente las simpatías de los espíritas españoles. Fernández Colavida la obsequia con la colección de las obras de Allan Kardec. Los espíritas de Alicante la invitan a quedarse con ellos, bajo su protección, dedicándose exclusivamente a la divulgación de la Doctrina.
Amalia, creyendo firmemente que sería errado vivir del Espiritismo, continua trabajando de día y escribiendo de noche. Permanece en Madrid hasta que se muda a Barcelona, el 10 de agosto de 1876, invitada por el grupo espírita «Circulo La Buena Nueva» y con la esperanza de encontrar mejores condiciones de trabajo en la capital Catalana, ya entonces ciudad emprendedora y de gran actividad económica.
Tres meses después de llegar a Barcelona, nuevamente los problemas de visión volvieron a atormentar a Amalia y casi ciega encuentra amparo en la familia de Luis Lach, presidente del Círculo. Le dieron abrigo y condiciones de dedicarse íntegramente al Espiritismo. En las reuniones del Círculo, Amalia conoció a Miguel Vives, médium extraordinario, a través del cual recibió mensajes de su madre. También entre los espíritas barceloneses conoció al médium sonámbulo Eudaldo, que se convirtió en su colaborador y a través del cual recibió gran número de mensajes, inclusive los que fueron reunidos en el libro «Memorias del Padre Germán». El Padre Germán, guía espiritual de Amalia, se presentó por primera vez el 9 de mayo de 1879 y la publicación de sus memorias fue hecha en partes a partir del 29 de abril de 1880.
El 22 de mayo de 1879 sale el primer número del periódico «La Luz del Porvenir», dirigido por Amalia Domingo Soler. En el primer número salió el artículo «La idea de Dios» que fue denunciado a las autoridades y provocó la suspensión del periódico durante 42 semanas (volvió a ser publicado antes debido a un decreto del rey Alfonso XII).
Las memorias de Amalia Domingo Soler fueron escritas en 1891, bajo la orientación del Padre Germán. Hasta aquella fecha ella había escrito 1286 artículos, que fueron publicados en periódicos en España y en el exterior. «El Criterio» y «El Espiritismo», de Madrid; «La Gaceta», de Cataluña; «La Luz del Porvenir» y la «Revista de Estudios Psicológicos» de Barcelona; «La Revelación», de Alicante; «El Espiritismo», de Sevilla; «La Ilustración Espírita», de Méjico; «La Ley del Amor», de Mérida de Yucatán; «La Revista Espiritista», de Montevideo; «La Constancia», de Buenos Aires; los «Annali dello Spiritismo», en Italia; «El Buen Sentido», de Lérida y otros de los cuales no hay más registro.
El 29 de abril de 1909, desde Barcelona, Amalia retorna al plano espiritual, lo que no significa que se apartara de su labor en pro del Espiritismo. El 10 de julio de 1912, por intermedio de la médium María - que colaboró con ella en vida, sustituyendo a Eudaldo - completó sus memorias y, en los viajes del médium Divaldo Pereira Franco a España, ha transmitido mensajes de orientación y coraje a los espíritas españoles.
El balance de la obra de Amalia Domingo Soler es difícil de hacer, pues sus frutos todavía continúan surgiendo. El movimiento Espírita español de finales del siglo XIX, obra de Amalia y de otros grandes pioneros, abrigó el primer Congreso Espírita Internacional en 1888, influenció los movimientos nacientes en varios países de lengua española de América Latina y - como precedente histórico - es la base para el actual renacimiento del espiritismo hispano.
Carlos Alberto Iglesia
Transcrito del site www.geae.inf.br
Libros de Amalia Domingo Soler:
Memorias de una Mujer.- Autobiografía, destinada a dar a conocer la serie de penalidades por las que pasó en su vida, así como el camino recorrido en su búsqueda de la verdad de esta vida. Contiene también hermosas poesías que expresan su arte poético.
Hechos que prueban.- Obra en la que muestra cómo cada destino individual tiene sus raíces en el pasado del Ser, y nos describe cómo cada hecho que acontece en la vida de los pueblos responde, históricamente considerado, a esa ley universal denominada de causa y efecto.
¡ Te perdono !.- Libro de gran espesura, que contiene el proceso de un Ser que dicta desde el espacio las secuencias de una serie de sus vidas, enlazadas por un mismo entramado, que tiene como objetivo el darnos a conocer la trascendencia de todo cuanto son los contenidos de nuestros actos, pensamientos y sentimientos. Concluye el libro con la siguiente expresión:
«.... un despertar sin gloria, porque vio a la luz del día del infinito que, a pesar de haber hecho tantos prodigios y de haber asombrado al mundo con sus curaciones milagrosas, y de haber escrito inspirada por el Espíritu Santo, y de haber sido la admiración del mundo por su talento sin rival, por sus excepcionales virtudes, por haberle dado un nuevo rumbo a la nave de la Iglesia, por haber sido la reformadora de las congregaciones religiosas; a pesar de tanto saber y de ser, al parecer, un alma privilegiada, al llegar al espacio ¡ cuán grande fue su sorpresa! al ver que aún tenía que estudiar la ciencia más difícil: ¡El saber perdonar!»
Sus más hermosos escritos.- Una obra póstuma que recoge una amplia diversidad de sus escritos dirigidos a la prensa, donde podemos apreciar su sensibilidad hacia el dolor humano, y su tesón como periodista en apoyo de la mujer. Cortos relatos de la más diversa índole.
Cuentos Espiritistas.- Historias y narraciones extraídas del corazón de la realidad de la vida, que justifican a su autora haber sido llamada, además de «la insigne cantora del Espiritismo», «la cronista de los pobres». En ellos nos comenta la cruda realidad de la vida, con un lenguaje poético, vivo y conjugado con la esperanza en el porvenir y en la vida espiritual, la cual constituye su mensaje de fondo.
Memorias del Padre Germán.- Secuencias salteadas de la que fue una de las últimas existencias terrenales del espíritu que vino guiando a Amalia desde el espacio. Espíritu que con sus ejemplos nos ayuda a sostenernos en la aceptación de un destino de servicio hacia el plan «humanidad» que tanto necesita nuestra especie.
Ramos de Violeta.- Obra especialmente poética, editada en dos tomos, donde Amalia continúa hablándonos de todo aquello que motiva a su espíritu literario. En esta ocasión abunda especialmente en su género poético, haciendo alarde de lo que muy especialmente le caracterizó en muchas de sus vidas anteriores.
Las grandes virtudes.- Pequeño libro de ocho cortos «cuentos para niños» .... que perfectamente saben transmitir a «los mayores».
Tomado de la Revista Espírita
Durante los siglos en que el sol no se ponía en el vasto imperio español - que cubría las Américas y se extendía por el Pacífico - la ciudad donde Amalia nació, Sevilla, era el principal puerto de acceso a los territorios más allá de los mares. Riquezas de todos los rincones fluían por sus almacenes y de allí seguían para financiar las incontables guerras que tramaron sus reyes.
Fue justamente después del desmoronar de ese imperio, herido mortalmente por las guerras napoleónicas y por la pérdida de la mayoría de sus colonias americanas, que nació Amalia, el 10 de noviembre de 1835. Estaba en el trono de España una niña, la reina Isabel II, con su madre María Cristina - como regente. Este reinado se convirtió en un periodo extremadamente conturbado, marcado por ministerios de corta duración, crisis religiosas, epidemias y una guerra civil - las guerras Carlistas - cuyas secuelas todavía se harían sentir en el siglo siguiente.
Consecuencia directa de tantas dificultades fue la penuria económica que caracterizó la vida de gran parte de la población.
Es en este escenario problemático que pasa la infancia de Amalia Domingo Soler. Infancia que no puede ser considerada feliz. Ya antes de nacer, tiene su primera gran pérdida, pues su padre parte a un largo viaje y no regresa jamás. A los ocho años de edad queda ciega, siendo curada a los tres meses por un farmacéutico. Los problemas con la vista la siguieron durante toda la vida, siempre amenazándola con la ceguera.
Los años siguientes de su vida pasaron con relativa seguridad, amparada por la madre, con quien tenía gran afinidad:
«En mis ojos, que quedaron muy imperfectos, no se lo que veía, pero lo cierto es que se consagró en absoluto a mi y no tuvo otro afán sino el de hacerme feliz, celando para no descuidarse, ni un poco con mi educación; basta decir que cuando cumplí los dos años ella empezó la penosa tarea de enseñarme a leer, obteniendo como premio de su afán, que a los cinco años yo leyese correctamente, haciéndome leer en voz alta dos horas al día. Nuestros espíritus se unieron de un modo tan admirable que sólo con mirarnos adivinábamos nuestros pensamientos». (Amalia Domingo Soler, Mi vida).
Amalia escribió sus primeras poesías a los diez años de edad y a los 18 publicó sus primeros versos.
Amalia no llegó a casarse y a los veinticinco años, con el fallecimiento de su madre, empezó la fase más difícil de su existencia. Los recursos que su madre disponía, prácticamente se agotaron en el tratamiento de su salud y las relaciones con sus familiares. De esta forma, además de la soledad, empezaron para Amalia días de gran penuria. Las soluciones propuestas por sus familiares le fueron imposibles de aceptar: entrada en el convento o boda arreglada con un señor de mucha más edad, en buena situación financiera.
De esta forma, se dirigió a Madrid, capital del país, con la esperanza de encontrar mejores condiciones de supervivencia, con sus poesías y con un trabajo modesto. Sus dificultades fueron inmensas, incluso pasó hambre y tuvo de recurrir a instituciones de caridad, pues eran rarísimas las posibilidades de trabajo honrado para una chica pobre y desamparada. En ese periodo, en el desespero del hambre y de la soledad, piensa incluso en matarse. En una noche de gran amargura, en que había perdido incluso la noción de Dios y se debatía en la duda del destino de su madre, ésta se le aparece y le causa una viva impresión.
Impresionada por la visión de su madre, se acuerda de la religión y busca confort en las iglesias. Es sin embargo junto a una iglesia luterana que encuentra el apoyo que busca. La palabra de sus pastores y la convicción de sus fieles le traen de nuevo la fe y el consuelo de la confianza en Jesús.
El esfuerzo de escribir versos, los pequeños trabajos de costura, unidos a la difícil condición en que vivía, le empeoraron significativamente la vista y sólo gracias al tratamiento hecho por un médico homeópata, se salvó de la ceguera. Fue también este médico quien le habla por primera vez de unos «locos», adeptos a una novedad llamada Espiritismo, y le presta un ejemplar del periódico espírita «El Criterio». Lo curioso es que el médico era materialista y le habla del Espiritismo para consolarla de sus aflicciones.
Es leyendo un artículo de este periódico, que ella se convence de la verdad del Espiritismo y busca más informaciones. Estudia lo que le llega a las manos sobre el Espiritismo y para poder tener acceso a las revistas espíritas, empieza a escribir artículos para ellas. El primero de sus trabajos espíritas es una poesía para el periódico «El Criterio», que aunque no fue publicada, le valió una carta del editor - Vizconde de Torres Solanot - con un libro de su autoría (Preliminares del Espiritismo).
Es en el periódico espírita «La Revelación», de la ciudad de Alicante, que por primera vez sale publicado un texto de Amalia Domingo Soler, una poesía. Su primer artículo doctrinario, «La Fe Espiritista» sale por el «Criterio», en su número 9, de 1872. Sus artículos llamaron la atención y al poco tiempo se integra al movimiento espírita español, participando de las reuniones.
Fue el 31 de marzo de 1875 - aniversario de la desencarnación de Allan Kardec - que en el salón de la Sociedad Espiritista Española, delante de los miembros de esta sociedad, Amalia lee su poesía «A la Memoria de Allan Kardec» y - como registra en sus memorias - pasa a ser parte de las filas de los propagandistas de la Doctrina Espírita.
Gran escritora, con textos que hablan tanto al corazón como a la razón, es de espíritu tan extraordinario como su talento con las letras, conquistó totalmente las simpatías de los espíritas españoles. Fernández Colavida la obsequia con la colección de las obras de Allan Kardec. Los espíritas de Alicante la invitan a quedarse con ellos, bajo su protección, dedicándose exclusivamente a la divulgación de la Doctrina.
Amalia, creyendo firmemente que sería errado vivir del Espiritismo, continua trabajando de día y escribiendo de noche. Permanece en Madrid hasta que se muda a Barcelona, el 10 de agosto de 1876, invitada por el grupo espírita «Circulo La Buena Nueva» y con la esperanza de encontrar mejores condiciones de trabajo en la capital Catalana, ya entonces ciudad emprendedora y de gran actividad económica.
Tres meses después de llegar a Barcelona, nuevamente los problemas de visión volvieron a atormentar a Amalia y casi ciega encuentra amparo en la familia de Luis Lach, presidente del Círculo. Le dieron abrigo y condiciones de dedicarse íntegramente al Espiritismo. En las reuniones del Círculo, Amalia conoció a Miguel Vives, médium extraordinario, a través del cual recibió mensajes de su madre. También entre los espíritas barceloneses conoció al médium sonámbulo Eudaldo, que se convirtió en su colaborador y a través del cual recibió gran número de mensajes, inclusive los que fueron reunidos en el libro «Memorias del Padre Germán». El Padre Germán, guía espiritual de Amalia, se presentó por primera vez el 9 de mayo de 1879 y la publicación de sus memorias fue hecha en partes a partir del 29 de abril de 1880.
El 22 de mayo de 1879 sale el primer número del periódico «La Luz del Porvenir», dirigido por Amalia Domingo Soler. En el primer número salió el artículo «La idea de Dios» que fue denunciado a las autoridades y provocó la suspensión del periódico durante 42 semanas (volvió a ser publicado antes debido a un decreto del rey Alfonso XII).
Las memorias de Amalia Domingo Soler fueron escritas en 1891, bajo la orientación del Padre Germán. Hasta aquella fecha ella había escrito 1286 artículos, que fueron publicados en periódicos en España y en el exterior. «El Criterio» y «El Espiritismo», de Madrid; «La Gaceta», de Cataluña; «La Luz del Porvenir» y la «Revista de Estudios Psicológicos» de Barcelona; «La Revelación», de Alicante; «El Espiritismo», de Sevilla; «La Ilustración Espírita», de Méjico; «La Ley del Amor», de Mérida de Yucatán; «La Revista Espiritista», de Montevideo; «La Constancia», de Buenos Aires; los «Annali dello Spiritismo», en Italia; «El Buen Sentido», de Lérida y otros de los cuales no hay más registro.
El 29 de abril de 1909, desde Barcelona, Amalia retorna al plano espiritual, lo que no significa que se apartara de su labor en pro del Espiritismo. El 10 de julio de 1912, por intermedio de la médium María - que colaboró con ella en vida, sustituyendo a Eudaldo - completó sus memorias y, en los viajes del médium Divaldo Pereira Franco a España, ha transmitido mensajes de orientación y coraje a los espíritas españoles.
El balance de la obra de Amalia Domingo Soler es difícil de hacer, pues sus frutos todavía continúan surgiendo. El movimiento Espírita español de finales del siglo XIX, obra de Amalia y de otros grandes pioneros, abrigó el primer Congreso Espírita Internacional en 1888, influenció los movimientos nacientes en varios países de lengua española de América Latina y - como precedente histórico - es la base para el actual renacimiento del espiritismo hispano.
Carlos Alberto Iglesia
Transcrito del site www.geae.inf.br
Libros de Amalia Domingo Soler:
Memorias de una Mujer.- Autobiografía, destinada a dar a conocer la serie de penalidades por las que pasó en su vida, así como el camino recorrido en su búsqueda de la verdad de esta vida. Contiene también hermosas poesías que expresan su arte poético.
Hechos que prueban.- Obra en la que muestra cómo cada destino individual tiene sus raíces en el pasado del Ser, y nos describe cómo cada hecho que acontece en la vida de los pueblos responde, históricamente considerado, a esa ley universal denominada de causa y efecto.
¡ Te perdono !.- Libro de gran espesura, que contiene el proceso de un Ser que dicta desde el espacio las secuencias de una serie de sus vidas, enlazadas por un mismo entramado, que tiene como objetivo el darnos a conocer la trascendencia de todo cuanto son los contenidos de nuestros actos, pensamientos y sentimientos. Concluye el libro con la siguiente expresión:
«.... un despertar sin gloria, porque vio a la luz del día del infinito que, a pesar de haber hecho tantos prodigios y de haber asombrado al mundo con sus curaciones milagrosas, y de haber escrito inspirada por el Espíritu Santo, y de haber sido la admiración del mundo por su talento sin rival, por sus excepcionales virtudes, por haberle dado un nuevo rumbo a la nave de la Iglesia, por haber sido la reformadora de las congregaciones religiosas; a pesar de tanto saber y de ser, al parecer, un alma privilegiada, al llegar al espacio ¡ cuán grande fue su sorpresa! al ver que aún tenía que estudiar la ciencia más difícil: ¡El saber perdonar!»
Sus más hermosos escritos.- Una obra póstuma que recoge una amplia diversidad de sus escritos dirigidos a la prensa, donde podemos apreciar su sensibilidad hacia el dolor humano, y su tesón como periodista en apoyo de la mujer. Cortos relatos de la más diversa índole.
Cuentos Espiritistas.- Historias y narraciones extraídas del corazón de la realidad de la vida, que justifican a su autora haber sido llamada, además de «la insigne cantora del Espiritismo», «la cronista de los pobres». En ellos nos comenta la cruda realidad de la vida, con un lenguaje poético, vivo y conjugado con la esperanza en el porvenir y en la vida espiritual, la cual constituye su mensaje de fondo.
Memorias del Padre Germán.- Secuencias salteadas de la que fue una de las últimas existencias terrenales del espíritu que vino guiando a Amalia desde el espacio. Espíritu que con sus ejemplos nos ayuda a sostenernos en la aceptación de un destino de servicio hacia el plan «humanidad» que tanto necesita nuestra especie.
Ramos de Violeta.- Obra especialmente poética, editada en dos tomos, donde Amalia continúa hablándonos de todo aquello que motiva a su espíritu literario. En esta ocasión abunda especialmente en su género poético, haciendo alarde de lo que muy especialmente le caracterizó en muchas de sus vidas anteriores.
Las grandes virtudes.- Pequeño libro de ocho cortos «cuentos para niños» .... que perfectamente saben transmitir a «los mayores».
Tomado de la Revista Espírita
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