miércoles, 8 de enero de 2014

Consecuencias filosóficas y morales de la Reencarnación

¿ Qué consecuencias filosóficas y morales se desprenden de la la reencarnación? La idea de la reencarnación del espíritu inmortal, aporta múltiples y profundas consecuencias morales,dando un sentido mas profundo de nuestra realidad individual y existencial dentro del Universo, porque por ella se cumple el propósito moral de nuestra existencia , tal como lo es la evolución del Ser. Esta idea nos lleva a comprender la necesidad de llegar a amar a toda la Creación y a nuestros semejantes, siendo cada vez mas solidarios y altruistas , en coherencia con el conocimiento de la ley del Amor y de la ley de las consecuencias de nuestros actos durante la vida, pues por ella sabemos que el ayudar a los demás supone estar ayudándonos a nosotros mismos. Estos principios éticos nos señalan que al ser naturalmente libre el espíritu humano, podemos actuar siempre plenamente conscientes de nuestra íntima libertad para pensar y decidir, por lo que cada individuo debería ser instruido sobre las consecuencias de sus actos, pero sin imposición alguna en aras del respeto a su libertad. Esta libertad de acción viene a ser utilizada proporcionalmente a su grado de desarrollo ético individual. De la idea de la reencarnación, se deduce la gran importancia de poner en nuestras vidas los sagrados principios evangélicos de la Caridad y de la Fraternidad humanas. La honradez de vida que se plantea ante nuestras conciencias se desprende del conocimiento de la reencarnación y de las demás leyes espirituales que la acompañan es la esencia misma del sentido moral que debe primar en cada ser humano. La persona honrada y buena hace el bien por el bien mismo, sin buscar aprobación ni recompensa, ignorando odios y venganzas, y perdonando siempre; el honrado es afable con todos y caritativo para con los más débiles; la tolerancia y el respeto son la bandera que ondea en su corazón. Los conceptos éticos y morales que se desprenden de la idea reencarnacionista y de las demás leyes espirituales, tal como las presenta el Espiritismo, podrían contribuir enormemente al progreso espiritual del Ser humano y por tanto de toda la sociedad humana, porque la aceptación de la existencia del Espíritu y de su reencarnación, resultan un serio oponente a los conceptos materialistas y egoístas de la vida, que por sus nefastas consecuencias son la mayor plaga que sufre la Humanidad. Por la reencarnación, comprendemos como evolucionamos de existencia en existencia humana, haciendo del progreso espiritual el objetivo esencial de la vida , pudiéndonos perfeccionar continuamente a través de nuestro esfuerzo por adquirir cada vez una mayor capacidad intelectual y moral, siempre de modo ilimitado, lo que nos abre un vasto e ilimitado horizonte de progreso moral y espiritual. Quien tenga asumidos los principios éticos y morales que aporta el sentido espírita de la reencarnación, procurará en vez de imponer castigos o venganzas a los culpables de cualquier delíto, instruirlos para su reforma moral como enfermos del alma a los que se debe ayudar a sanar, removiendo sus conciencias y previniendo sus acciones, porque sabrá que la venganza y el castigo son inútiles para su mejoramiento y regeneración. Además sabrá creer y confiar en los mecanismos de actuación de la Justicia Divina, porque comprenderá como cada mala acción lleva implícita en sí misma su propio castigo o corrección. El conocimiento espírita sobre las leyes de la reencarnación y la de Causa y Efecto, nos llevan a comprender la necesidad que todos tenemos de rechazar pensamientos y sentimientos negativos, así como del esfuerzo por ayudar a los demás y de lo necesario e importante que es mantener el cuerpo físico en buen estado, considerando que es un valiosísimo instrumento para nuestra evolución. Si la reencarnación fuese mas comprendida y aceptada por la humanidad dejaría de tener sentido en nuestro mundo la existencia de lacras como el racismo, la xenofobia y todos los separatismos, incluidos el machismo y el feminismo tan de moda actualmente. Nadie podría despreciar a nadie por diferencias de la clase que sean , porque sería como despreciarse a sí mismo ya que en el pasado o en el futuro cada uno podríamos ser o haber sido como lo que ahora nos diferencia. El conocimiento de las leyes que rigen la Vida, sobre todo el de la Reencarnación y la de Consecuencias, nos lleva a saber desprendernos de todo lo que nos empequeñece o rebaja moralmente, enseñándonos cómo debemos vivir en armonía con nosotros mismos, con la Naturaleza y con los demás, dándonos a realizar esfuerzos para crecer espiritualmente cada vez más. Así llegaremos a comprender la igualdad absoluta y la solidaridad que debe unir a los seres humanos a través de nuestras vidas colectivas, lo que supone una lucha contra el orgullo y el egoísmo que nos impiden esta unión. Cuando comprendemos y aceptamos la idea de la reencarnación junto a las demás leyes cósmicas que le dan forma y sentido, aunque a veces es difícil, llegamos a sentir una mayor benevolencia y comprensión hacia los que son mas débiles o imperfectos moralmente , así como hacia los que a veces nos molestan con sus pasiones y defectos humanos. También nos lleva a comprender el por qué debemos asumir con ánimo y resignación, el dolor o las circunstancias desfavorables de la vida así como las desigualdades e injusticias que suframos, porque estas no son caprichos arbitrarios de Dios o producto de la casualidad, sino que las generaron nuestros propios actos del pasado . Asimismo otras veces constituyen por si mismas pruebas necesarias para nuestro progreso espiritual. También llegamos a comprender la necesidad de desarrollar la paciencia y la resignación ante los problemas de la vida, sabiendo que son pruebas que debemos asumir y superar para nuestra evolución espiritual, y que cada cosa llega en su momento adecuado y cuando debe de llegar. En cualquier caso , lo que sucede es siempre para nuestro bien aunque a veces venga disfrazado de mal. Por eso debemos siempre aceptar todo lo que nos venga en la vida, aunque no lo comprendamos sin pedir nada más y sin rebelarnos ante el dolor o ante las injusticias humanas que padecemos , porque ya sabemos que no son casualidades ni mala suerte, sino que son pruebas necesarias para nuestro fortalecimiento espiritual, que en cualquier caso, siempre son para nuestro bien. Por supuesto esto no significa que no debamos luchar contra la injusticia humanamente hablando, pues a veces estas pruebas son precisamente para que nos sacudamos la indolencia, desarrollemos nuestra voluntad y nuestra inteligencia, y nos fortalezcamos en el esfuerzo por erradicarlas. El conocimiento de la Reencarnación y las consecuencias morales que se desprenden de ella así como de las demás leyes espirituales que la acompañan, nos debe conducir al bien y a la virtud, escapando así del engranaje de la ley de Consecuencias por la que cada acción , buena o mala, genera una reacción particular del mismo signo. Todo lo dicho hasta aquí se podría concretar en: Que tenemos el derecho y el deber de ser íntimamente libres y de gobernarnos a nosotros mismos y a nuestros actos, en cualquier área de actividad. -Que somos siempre responsables de las consecuencias de nuestras obras. Que tenemos el derecho y el deber de procurar ser felices y de hacer felices a los demás.. Que nuestros derechos terminan allí en donde comienzan los derechos ajenos. Que debemos respeto y amor a los demás tanto como a nosotros mismos. Que tenemos obligación de cuidar nuestras de nuestras facultades y nuestra salud -Que debemos Amor a la Vida , a la Verdad y a la Libertad. -Que la honradez total en la vida es algo básico fundamental.. Que debemos guiarnos en la vida por un sentido ético y justo,rechazando la tentación de beneficiarnos de privilegios e injusticias. Que debemos considerarnos como simples depositarios y responsables por las riquezas que tengamos, y beneficiar con ellas a quienes lo necesiten. Que debemos dejar siempre una puerta abierta al arrepentimiento y no condenar nunca a nadie. Que debemos tratar a los demás como queremos ser tratados nosotros mismos. Que debemos perdonar siempre de corazón y engrandecer nuestro espíritu devolviendo bien por mal. Que podemos disfrutar solamente de los placeres que no perjudiquen ni hagan mal a nadie ni a nosotros mismos. Que debemos amar la Naturaleza respetando sus leyes y todos sus sistemas ecológicos, respetando a los seres que la habitan. Que debemos aceptar en conciencia que cada día que amanece , supone una nueva y maravillosa ocasión de hacer algo por los demás, o de reconciliarnos con ellos. Cada día es una nueva oportunidad , como un regalo diario que se nos hace para que nos podamos sentir en paz y felices, haciendo algo por los demás o por nuestro propio mejoramiento. El conocimiento y aplicación de todos estos conceptos espirituales , son puramente cristianos y un factor determinante para la transformación de la actual conciencia planetaria a fin de poder alcanzar en el futuro de este mundo nuestro, una vida mas armónica y feliz dentro de sociedades humanas mas justas, fraternas, libres y solidarias en el nuevo Mundo de Regeneración que un día no muy lejano será este planeta. - Jose Luis Martín- “No desees hablar. Bien está hablar poco; mejor aún es callar del todo, a menos que estés perfectamente seguro de que lo que vas a decir es verdadero, bueno y útil. Antes de hablar, considera atentamente si lo que vas a decir reúne estas tres cualidades, si no es así, guarda silencio” -Krishnamurti- ************
Iniciativa; la diferencia entre cambiar o estancar… Vivimos en una sociedad consumista, impregnada de exaltación de los placeres por todos los lados que miremos. Con la cultura heredada de la infancia, nuestra propensión a lo fácil y a la satisfacción inmediata, prevalece sobre la disciplina y la responsabilidad. En este contexto, la paciencia y la perseverancia se quedan en segundo plano. Tenemos aversión a la disciplina, a todo lo que nos restringe e incomoda, a cualquier límite de la realidad. La palabra disciplina tiene el mismo origen de la palabra discípulo y significa la capacidad de aprender con los errores y, por lo tanto, de cambiar. Como nos fue enseñada como algo que ocurre de fuera para dentro, de manera autoritaria y ajena a nuestra voluntad es así como todas las nuestras obligaciones se tornaron pesadas y casi un sacrificio. Aprender con nuestros errores debería ser placentero, divertido, excitante. Es a lo que Jesús se refería cuando dijo: “Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga ". Quien ve la vida con amor, todo lo ve como oportunidad de aprendizaje y crecimiento. El peso de nuestra carga es proporcional al esfuerzo que hacemos para no dejarla, por miedo a lo nuevo, de perder nuestro estado actual. Nuestra mayor resistencia a los cambios es que no queremos ser incomodados, sacados de nuestra “zona de confort”. Y la iniciativa es la que permite romper círculos viciosos que vamos construyendo en el transcurrir de la vida y que tanto nos pesan, sin darnos cuenta. Las consecuencias de un retraso, de empujar adelante nuestras transformaciones, son la frustración y la insatisfacción. Para nuestro crecimiento, tenemos un desafío para lo que no fuimos preparados: integrar el momento actual con las consecuencias futuras. En el fatalismo aprendemos que el destino ya esta escrito y las cosas son porque son. El espiritismo viene a romper al final del siglo XIX esta idea perniciosa plantada por la iglesia y enseñar que todo tiene una causa, que no existe la casualidad. A cada uno según sus obras… La búsqueda del placer inmediato y constante, sin previsión de mañana, nos remete en el futuro a una frustración todavía mayor. El hombre es un animal que anticipa el dolor y se tortura con eso. Los espíritus desencarnados nos ofrecen innumerables narrativas de sus experiencias y comentan los sufrimientos mentales que han tenido, por preocuparse con cosas que nunca pasarán. El papel del pensamiento, cuando es sano, es ofrecer el nexo de nuestra situación, uniendo el pasado, el presente y el futuro. En verdad vivimos en el presente y solo en el presente. Jesús predica en base a su sentido existencialista, nos dijo que a cada día le basta lo suyo. Como nuestra existencia es un proceso continuo, no podemos perder la memoria de lo que aprendemos ni desdeñar de lo que puede sucedernos. Vivir el presente no significa hacer solo lo que nos da la gana, independientemente de las consecuencias. Ser responsable significa responder tanto a nuestras necesidades y deseos, en cuanto a las obligaciones. La verdadera libertad es el encaje fiel entre lo que deseo, lo que puedo y lo que debo. La consolidación y ampliación de nuestra conciencia esta directamente relacionada con ese concepto. Esta permanencia ilusoria en los mismos hábitos, en la misma forma de vivir, en la misma inmovilidad tiene un nombre: acomodación. La acomodación es lo contrario de la iniciativa, objeto de este ensayo. Todos nosotros sabemos que cambios debemos hacer en nuestras vidas. La dificultad está en abrir la mano de la llamada zona de confort, aquel espacio psicológico, irreal, aparentemente sólido, e involucrarse en lo desconocido de lo nuevo, de la reforma. El contrario de la vida no es la muerte, pues por la doctrina espirita, sabemos que ella no existe. El contrario de la vida es el estancamiento, la repetición. El espíritu nunca retrocede en la evolución, pero puede estancarse y esto si, equivale a la muerte, pues el tiempo desperdiciado, no se puede volver atrás, y es entonces cuando el dolor nos impulsa otra vez adelante. Nosotros nos estancamos por miedo. Miedo de errar o miedo al arrepentimiento. Y ahí perdemos la capacidad de soñar, o sea, la esperanza. Lo que nos mueve en la vida es saber que nuestro destino personal, es el desenvolvimiento continuo y esto depende solamente de nosotros. El acomodado contumaz acaba invariablemente constreñido por la depresión. La depresión es fruto del apego excesivo al confort inmediato, por esto hay tantos hermanos con los cofres llenos y con el alma vacía, que buscan rellenarla con la búsqueda incesante de nuevas sensaciones en la carne. La historia de la humanidad enseña entre los instrumentos que utiliza para lograr esas sensaciones, las drogas e toda suerte de libertinaje. Muchos imaginan la depresión como algo que aparece de repente y sin control por nuestra parte. La depresión es el resultado de un proceso de la vida, sobretodo, de los cambios que no hicimos en el debido momento. Pequeñas paralizaciones del crecimiento personal nos llevan a la inercia, a la acomodación y a la tristeza. El verdadero placer es fruto de la auto-superación continua. Vivir es crecer continuamente. En todos los sentidos, la curiosidad, la creatividad y la iniciativa son factores fundamentales para la felicidad. De ahí la importancia de los limites en la educación de los hijos. Es nuestro deber enseñar que libre, no es aquel que hace lo que le gusta, sino que es aquel que le gusta lo que hace. Y si fuimos muy "protegidos" en la infancia, todavía hay tiempo para generar una reflexión positiva. Vamos a facilitarnos la meta de ser cada día un poco mejores que ayer. Todos los grandes hombres y mujeres que hicieran algo por la humanidad, empezaron por darse cuenta un día de la importancia de actuar, en vez de permanecer en estado letárgico repitiendo padrones de comportamiento, rompiendo con la inercia, y se pusieron manos a la obra. Oigamos el llamamiento del Espíritu de Verdad y hagamos nuestra parte en la consolidación de ese nuevo tiempo para nosotros mismos y para la humanidad. Cassio *************************** No temas a los amigos que te atacan, teme a los que te adulan. Anónimo *****************************
LOS TORMENTOS VOLUNTARIOS 23. El hombre va incesantemente en busca de la felicidad que se le escapa sin cesar, porque la felicidad perfecta no existe en la Tierra. Sin embargo, a pesar de las vicisitudes que forman el cortejo inevitable de esta vida, podría gozar por lo menos de una felicidad relativa, pero él la busca en las cosas perecederas y sujetas a las mismas vicisitudes, es decir, en los goces materiales, en vez de buscarla en los placeres del alma, que son un goce anticipado de los placeres celestes imperecederos, en lugar de buscar la paz del corazón, única felicidad real de este mundo, está ávido de todo lo que puede agitarle y turbarle; y, ¡cosa singular! Parece crear a propósito tormentos que estaría en su mano evitar. ¿Acaso, habrá tormentos mayores que los causados por la envidia y los celos? Para el envidioso y el celoso no hay reposo; están perpetuamente con fiebre; lo que ellos no tienen y lo que los otros poseen les causa insomnio; los éxitos de sus rivales les da vértigos; su emulación sólo se ejerce para eclipsar a sus vecinos; toda su alegría está en incitar en los insensatos como ellos la cólera de los celos de que están poseídos. ¡Pobres insensatos, efectivamente, no sueñan que tal vez mañana les será preciso dejar todas esas futilidades cuya codicia envenena su vida! No es a ellos que se aplican estas palabras: “Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados”, porque sus cuidados no son de aquellos que tienen compensación en el cielo. Por el contrario, ¡cuántos tormentos se ahorra el que sabe contentarse con lo que tiene, que ve sin envidia lo que no tiene, que no pretende parecer más de lo que es! Siempre es rico, porque si mira hacia abajo en vez de mirar hacia arriba, siempre verá personas que tienen menos aún; vive tranquilo, porque no se crea necesidades quiméricas, y la calma, en medio de los huracanes de la vida, ¿no será felicidad? (FÉNELON, Lyon, 1860). - El Evangelio según el Espiritismo-

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