miércoles, 26 de febrero de 2014

El sentido de algunas frases de Jesús



“ Yo no he venido a traer la paz sino la guerra” Esta frase del maestro Jesús, que solía hablar siempre en parábolas y alegorías para ser comprendido por quien estuviese en condiciones de madurez espiritual como para comprender su mensaje, como tantas otras, esta afirmación evangélica ha sido mal comprendida a lo largo de los siglos de Cristianismo. Esto dio lugar a diversas interpretaciones y a que se fueran formando alrededor de ellas, grupos y sectas que se enfrentaron entre sí por la razón de la fuerza en vez de solucionar sus diferencias con la fuerza de la razón, dando así lugar a tantas guerras y conflictos por la egemonía de cada religión, dando como resultado, tanta violencia, tantos crímenes y a tantas muertes, olvidando que no es eso precisamente lo que vinieron a enseñar los Profetas, Mesías y Enviados que han venido al mundo en diferentes épocas para enseñarnos la ley de Dios fundamental para todo el mundo: La Ley del Amor. Evidentemente el odio y las luchas fraticídas no fueron el mensaje que dejó Jesús, pues el suyo fue un mensaje de Amor, de Perdón y de un camino a seguir por cada ser humano para el propio adelantamiento ético y moral, que en su conjunto impulsase a una transformación global de la sociedad humana hacia más y mejores niveles de convivencia, justicia y perfección. Tras estos veintiún largos siglos que han transcurrido desde que Jesús Cristo habitó fisicamente entre nosotros, vemos con preocupación como la sociedad humana sigue estancada por esa falta de comprensión de la Ley del Amor y del verdadero sentido fraterno, por causa de sus viejos egoísmos, envidias, y malquerencias que impiden la realización de una sociedad en donde el Amor y la fraternidad sean su única ley. Así nos encontramos en un momento crítico en que el natural proceso evolutivo nos empuja cada vez más fuertemente hacia un nuevo mundo de Regeneración, con una nueva sociedad impregnada de unos valores éticos que deberemos conquistar cada uno individualmente para merecer ser parte de ella y dejar atrás como el recuerdo de una pesadilla, este mundo de expiación y de pruebas con una sociedad llena de horrores y de injusticias, que a nadie puede hacer sentirse plenamente feliz. El problema que nos plantea este cambio, es que podría haber sido realizado de forma gradual, sin convulsiones ,violencias y desequilibrios planetarios, y sin embargo vemos como esto no está siendo así. Los tiempos del final de esta vieja sociedad humana con sus defectos y vicios, así como del nacimiento de otra nueva forma de vivir y convivir, mucho más fraterna y solidaria a todos los niveles, son llegados y desgraciadamente a la Humanidad este cambio nos ha sorprendido con nuestros deberes de transformación y mejora moral sin hacer. Como bien señala Kardec, no es la doctrina de Jesús la que ha fallado, sino todos nosotros que enlodados por defectos morales, no hemos querido seguir siempre la recta senda del Amor y de la fraternidad que nos dejó trazada el Divino Maestro. Su recomendación fue el que considerásemos a todos los hombres como hermanos y que tratásemos de ser siempre misericordiosos unos con otros, haciéndonos todo el bien posible. Le dijo también a su discípulo Pedro que el que a espada mata, a espada muere. Sencillamente estaba señalando que existe una ley natural que siempre se cumple y que hoy nosotros conocemos como la ley de acción y reacción, ley de Causa y Efecto o ley del Karma. Asimismo Jesús conocía que dada la condición humana, estos enfrentamientos y guerras religiosas por la diversidad de interpretación de sus enseñanzas acontecerían casi como una escusa por la conquista de los poderes e influencias terrenales, y que aun tendrían que pasar siglos para que estas enseñanzas empezaran a ser bien comprendidas y aplicadas. De modo que cuando fue el momento adecuado llegó a la Humanidad el Consolador prometido y enviado por El, para que nos esclareciese con sus enseñanzas. Este es el Espíritu de la Verdad representado por diversos Espíritus Superiores que bajo la dirección del pedagogo Rivail- Allan Kardec – dieron luz a la llamada Codificación Espírita. El dijo que no vino a traer la paz sino la guerra. Guerra fraticida entre hermanos, que en Su nombre o en el nombre de Dios han hecho correr ríos de sangre entre ellos a causa de las discrepancias de interpretación de .sus palabras. Y Jesús lo sabía con antelación, pero esta clase de conflictos por causa de sus palabras, serían una prueba más para la evolución espiritual de la humanidad, hasta que fuesen comprendiendo los elevados conceptos de ética y moral que Él nos legó para nuestro bien. Ante la profunda e impensada situación de lo que sería el futuro de la humanidad si estos ejemplos del Maestro Jesús y esa Ley principal que Él nos enseñó, los activamos en nosotros mismos, no podemos sino darnos cuenta de la gran superioridad moral e intelectual de Jesús, que en nuestros días se muestra en todo su esplendor y grandeza. -Jose Luis Martín-

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EUTANASIA Y SUICIDIO, ALGUNOS APUNTES  ESPÍRITAS

 Notícia recente relata que a Justiça da Inglaterra absolveu Bridget Kathleen Gilderdale, pelo crime de tentativa de homicídio, por ter induzido, ao suicídio, a filha Lynn Gilderdale, portadora de esclerose múltipla, que se comunicava, apenas, através de sinais, e estava, há dezessete anos, aprisionada em uma cama. (1) A corte foi informada de que Lynn já havia tentado se matar antes e registrado um pedido para que não mais fosse ressuscitada. Gilderdale confessou ter auxiliado a filha a suicidar-se depois de ter tentado, sem sucesso, convencê-la a permanecer viva. A decisão do Tribunal de Lewes, no condado de East Sussex, ganhou as páginas dos principais jornais ingleses porque, dias antes, a mesma justiça britânica condenou Frances Inglis à prisão perpétua por ter induzido a morte, com injeções de heroína, o filho que havia sofrido lesão cerebral e estava sob tratamento intensivo, desde 2007, gerando o debate sobre mudanças nas leis que tratam de suicídio assistido, eutanásia e homicídio. Enquanto o juiz do caso Gilderdale declarou apoio à ré, o juiz Brian Barker do caso de Inglis disse que "não há na lei nenhum conceito sobre assassinato misericordioso - isso continua sendo assassinato". Sem entrar no mérito jurídico, a manchete nos induz a comentar, doutrinariamente, sobre a eutanásia e o suicídio. A eutanásia, como sabemos, é uma prática que não tem o apoio da Doutrina Espírita. Kardec e outros autores, como Joanna de Ângelis, já se posicionaram sobre esse tema. Muitos médicos revelam que eutanásia é prática habitual em UTIs do Brasil, e que apressar, sem dor ou sofrimento, a morte de um doente incurável é ato freqüente e, muitas vezes, pouco discutido nas UTIs dos hospitais brasileiros. Apesar de a Associação de Medicina Intensiva Brasileira negar que a eutanásia seja frequente nas UTIs, existem aqueles que admitem razões mais práticas, como, por exemplo, a necessidade de vaga na UTI, para alguém com chances de sobrevivência, ou a pressão, na medicina privada, para diminuir custos. Nos Conselhos Regionais de Medicina, a tendência é de aceitação da eutanásia, exceto em casos esparsos de desentendimentos entre familiares sobre a hora de cessar os tratamentos. Médicos e especialistas em bioética defendem, na verdade, um tipo específico de eutanásia, a ortotanásia, que seria o ato de retirar equipamentos ou medicações, de que se servem, para prolongar a vida de um doente terminal. Ao retirar esses suportes de vida, mantendo, apenas, a analgesia e tranquilizantes, espera-se que a natureza se encarregue da morte. A eutanásia vem suscitando controvérsias nos meios jurídicos, lembrando, no entanto, que a nossa Constituição e o Direito Penal Brasileiro são bem claros: constitui assassínio comum. Nas hostes médicas, sob o ponto de vista da ética da medicina, a vida é considerada um dom sagrado e, portanto, é vedada, ao médico, a pretensão de ser juiz da vida ou da morte de alguém. A propósito, é importante deixar consignado que a Associação Mundial de Medicina, desde 1987, na Declaração de Madrid, considera a eutanásia como sendo um procedimento, eticamente, inadequado. No aspecto moral ou religioso, sobretudo espírita, lembremos que não são poucos os casos de pessoas desenganadas pela medicina, oficial e tradicional, que procuram outras alternativas e logram curas espetaculares, seja através da imposição das mãos, da fé, do magnetismo, da homeopatia ou mesmo em decorrência de mudanças comportamentais. Criaturas outras, com quadros clínicos de doenças incuráveis, uma vez posto o magnetismo em atividade, também conseguem reverter as perspectivas de uma fatalidade, com efetivas melhoras, propiciando horizontes de otimismo para suas almas. Não cabe ao homem, em circunstância alguma, ou sob qualquer pretexto, o direito de escolher e deliberar sobre a vida ou a morte de seu próximo, e a eutanásia , essa falsa piedade, atrapalha a terapêutica divina nos processos redentores da reabilitação. Nós, espíritas, sabemos que a agonia prolongada pode ter finalidade preciosa para a alma e a moléstia incurável pode ser, em verdade, um bem. Nem sempre conhecemos as reflexões que o Espírito pode fazer nas convulsões da dor física e os tormentos que lhe podem ser poupados graças a um relâmpago de arrependimento. Dessa forma, entendamos e respeitemos a dor, como instrutora das almas e, sem vacilações ou indagações descabidas, amparemos quantos lhe experimentam a presença constrangedora e educativa, lembrando sempre que a nós compete, tão-somente, o dever de servir, porquanto a Justiça, em última instância, pertence a Deus, que distribui conosco o alívio e a aflição, a enfermidade, a vida e a morte, no momento oportuno. Sobre o suicídio, o Espiritismo adverte que o suicida, além de sofrer no mundo espiritual as dolorosas conseqüências de seu gesto impensado, de revolta diante das leis da vida, ainda renascerá com todas as sequelas físicas daí resultantes, e terá que arrostar, novamente, a mesma situação provacional que a sua flácida fé e distanciamento de Deus não lhe permitiram o êxito existencial. É verdade que, após a desencarnação, não há tribunal nem Juízes para condenar o Espírito, ainda que seja o mais culpado. Fica ele, simplesmente, diante da própria consciência, nu perante si mesmo e todos os demais, pois nada pode ser escondido no mundo espiritual, tendo o indivíduo de enfrentar suas próprias criações mentais. O suicídio é a mais desastrada maneira de fugir das provas ou expiações pelas quais devemos passar. É uma porta falsa em que o indivíduo, julgando libertar-se de seus males, precipita-se em situação muito pior. Arrojado, violentamente, para o Além-túmulo, em plena vitalidade física, revive, intermitentemente, por muito tempo, os acicates de consciência e sensações dos derradeiros instantes, além de ficar submerso em regiões de penumbras, onde seus tormentos serão importantes para o sacrossanto aprendizado, flexibilizando-o e credenciando-o a respeitar a vida com mais empenho. André Luiz cita, nas suas obras, que "os estados da mente são projetados sobre o corpo através dos bióforos, que são unidades de força psicossomáticas que se localizam nas mitocôndrias. A mente transmite seus estados felizes ou infelizes a todas as células do nosso organismo, através dos bióforos. Ela funciona ora como um sol, irradiando calor e luz, equilibrando e harmonizando todas as células do nosso organismo, e ora como tempestades, gerando raios e faíscas destruidoras que desequilibram o ser, principalmente, em atingindo as células nervosas"(2) A questão 920, de O Livro dos Espíritos, registra que a vida na Terra foi dada como prova e expiação, e depende do próprio homem lutar, com todas as forças, para ser feliz o quanto puder, amenizando as suas dores.(3) Recordemos que Jesus nos assegurou que "O Pai não dá fardos mais pesados que nossos ombros" e "aquele que perseverar até o fim, será salvo". (4) O verdadeiro cristão porta-se, sempre, em favor da manutenção da vida e com respeito aos desígnios de Deus, buscando não só minorar os sofrimentos do próximo - sem eutanásias/claro! - mas, também, confiar na justiça e na bondade divina, até porque, nos Estatutos de Deus não há espaço para injustiças. Somos responsáveis pela situação em que o mundo se encontra. "Todos os suicidas, sem exceção, lamentam o erro praticado e são acordes na informação de que só a prece alivia os sofrimentos em que se encontram e que lhes pareciam eternos."(5) Jorge Hessen *********************
¿Por qué auto descubrirnos? Perturbada por las preocupaciones a las que presta demasiada importancia la opinión de otros, la apariencia, la conquista de las cosas externas, la convivencia social y disputas insignificantes, la persona se descuida a sí misma y permanece ignorando su realidad profunda, sus potencialidades latentes. Como considera con óptica pesimista que sólo la suya es una existencia laboriosa y difícil, pierde los parámetros del equilibrio para un análisis correcto sobre los acontecimientos y resbala en el abismo de la autocompasión, de las depresiones, de la desdicha. Su autoestima se desvanece y vaticina la ruina de la jornada. Es por eso que no se esfuerza por revertir el orden de los pasatiempos pesimistas que vitaliza durante largos períodos de ocio físico y mental. La vida se presenta con las mismas características para todos los seres vivos. Las ocasiones son más severas, las circunstancias surgen penosas, las enfermedades se manifiestan desgastantes, los problemas caracterizan períodos que deben ser enfrentados con naturalidad y valor, como si fueran impuestos que se deben rescatar por el honor de existir. Con excepción de coyunturas expiatorias de la miseria socioeconómica, de las enfermedades congénitas y degenerativas, de los comportamientos físicos, mentales y morales consecuentes de las reencarnaciones marcadas por la locura, los acontecimientos aflictivos se convierten en experiencias iluminadoras para el crecimiento interior. Esas pruebas constituyen recursos que impulsan la evolución. Si no fuera así, la Tierra sería el paraíso anhelado, y la vida física se tornaría de naturaleza eterna. Su fragilidad e impermanencia, las transformaciones biológicas a las que está sujeta, dan testimonio de la limitación de su curso y de la finalidad educativa para el yo superior que la organiza. Es necesario efectuar un examen profundo, serio, constante del Sí, de su constitución, de los objetivos que debe perseguir, de los medios a utilizar, de cómo encontrar los recursos para lograrlo. Ese análisis tiene como meta lograr la auto concienciación, mediante la cual se liman las aristas y el curso del río existencial se desliza hacia el mar de la paz. Para ello, es imprescindible el autoexamen de los comportamientos mentales, emocionales y físico-sociales. Todo comienza en la mente, y ahí están las matrices de las próximas acciones. El ejercicio de pensar bien, eliminando las ideas perniciosas con las que se está viciado, constituye el paso decisivo para el autodescubrimiento. Interrogarse con más asiduidad respecto de quién se es y de cuáles son las posibilidades de las que se puede valer para el desarrollo interior, significa un medio adecuado para interpenetrarse. Sistemáticamente, se debe estar atento contra los hábitos perjudiciales de la autocompasión, de la censura del comportamiento de los otros, del castigarse y desvalorizarse a sí mismo, de la envidia y de los otros componentes del grupo de las pasiones que corrompen e insensibilizan. Llenar los lugares que quedarán vacíos con la eliminación de esos sórdidos cómplices mentales, con la presencia del altruísmo, de la fraternidad, del amor a sí mismo. Reconocerse destinado al triunfo y avanzar en su búsqueda sin afectación o presunción, es la próxima etapa del programa de autodescubrimiento. Reaccionar insistentemente contra los pensamientos que producen inquietud y establecer la confianza en el Poder del Creador, del cual procede, y en sí mismo, generará armonía y valor para los enfrentamientos, ante la convicción de que está destinado a la gloria estelar que logrará con el esfuerzo personal. Aquel que se conoce, sabe cuáles son los recursos que puede utilizar para cumplir con las tareas y funciones que le cabe ejecutar, y las acepta como parte del proceso existencial en el cual está insertado. Esa comprensión le da dignidad y lo enriquece de entusiasmo ante cada conquista, como perspectiva para la próxima victoria. Si identifica fragilidad en este o en aquel ángulo del carácter y de la personalidad, dirige sus resistencias morales hacia ese rumbo y se fortalece. Si se equivoca, no se lamenta, porque aprendió cómo hacerlo en otra oportunidad. Como no acepta el desequilibrio, no se culpa a sí mismo ni a nadie, porque descubre el valor del aprendizaje que inicia. Si acierta, no se jacta, pues sabe que largo es el camino a recorrer. El autodescubrimiento facilita la humildad ante la vida sin una postura humillante, porque permite la irradiación del amor dentro del Sí, consciente de su realidad y de origen divino. Juana de Angelis Médium Divaldo Franco Extraído del libro" Autodescubrimiento Desconocimiento de sí mismo"

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