miércoles, 14 de mayo de 2014

Las drogas en nuestra vida

Las drogas en nuestra vida


Las drogas son substancias entorpecedoras, excitantes, alucinógenas utilizadas con la finalidad de, primeramente y con carácter provisional, propiciar al usuario un pretendido estado psíquico que le parezca agradable. 
También son llamadas drogas las substancias farmacéuticas, cuyo fin es amenizar dolores, la cura de enfermedades, el bienestar del convaleciente.
 
En el día a día, cuando algo va mal, una de las palabras más utilizadas, posiblemente, sea: ¡Droga! ¡Que droga!
 
El énfasis se da en la pronunciación, tanto o más caracteriza como aquello es malo.
 
Las drogas, farmacéuticas o no, utilizadas de forma liviana, inducen a estados de alteración de la conciencia. Los usuarios las denominan viajes.

Viajes que dejan, de retorno, secuelas graves de orden físico y psíquico.
 
Infelizmente, es bastante expresivo el número de personas que las consumen.
 
Las instituciones médicas, religiosas, gubernamentales se han preocupado con esas estadísticas que demuestran el desprecio a la vida, la devaluación de sí mismo.
¿Qué será de nuestro mañana, cuando la juventud se entrega a la adicción, olvidando valores de intelectualidad, conquistas personales, enriquecimiento del espíritu?
 
¿Qué será de nuestro mañana, cuando niños, que deberían estar golpeando el balón, con las rodilla arañadas de caídas de bicicleta, carreras, prefieren drogarse, para sentir el placer que esas actividades les propiciarían, sin contraindicaciones?
 
¿Qué será de nuestro mañana, cuando los adultos se entregan a tal adicción, olvidando la nobleza de las luchas para alcanzar lo que sueñan? ¿Qué será, finalmente, de nuestro mañana, cuando ancianos, que deberían estar contando la riqueza de sus experiencias, deciden abrazar las drogas, olvidando valores y afectos?
 
¿Qué será...?

* * *
Mientras la preocupación crece en ese sentido, no menos preocupante es el panorama de otras drogas que vienen destruyendo amistades, instituciones, hogares.
Hablamos de la rabia que vitaliza venganzas mezquinas, asestando sus lanzas contra personas que nada más hacen que pensar en el bien del prójimo.
 
Recordamos la envidia que destruye programas de excelente calidad, cuyo único objetivo es consolar corazones, serenar ánimos, invitar al optimismo.

Todo porque el envidioso decide que es más fácil destruir, que esforzarse para alcanzar la cima del otro, y unirse con él, en las mismas y dignas luchas por el semejante.
 
Recordamos de la maldad que establece intrigas, esparce la cizaña de la mentira, destruyendo la honra de personas nobles y coloca sospechas en tareas de total renuncia.
 
Esa forma de actuar, en sordina, en la callada de la noche, lanzando petardos aquí y allí, de forma sutil, es droga que igualmente produce muchos maleficios.
 
Por todo eso, si usted no desea contaminarse, ni servil al mal, piense un poco.
 
Si las informaciones le llegan, destilando veneno, sobre personas e instituciones, use el buen sentido.

Analice lo que hacen los que están siendo usados, sus obras, sus hechos.
 
Coloque en la balanza de la ponderación lo que oye del acusador, sus actos, sus actitudes.
 
Piense que, en cuanto el otro está obrando en el bien, este está sembrando la intriga, el mal.
 
Y entonces, con lucidez, no se permita inocular por la droga de la rabia, de la envidia, de la maldad.
 
Vacúnese con la vigilancia y la oración, conforme la orientación de nuestro Maestro Jesús.
 
No haga viajes por el país de las sombras. No se deje enredar por el mal.
 
Sirva siempre al bien. Vibre en el bien. Esparza el bien y contagie a muchos, con su disposición de acertar, de ser mejor, en plena conciencia de sus pensamientos y actos.


Traducción del Grupo Espirita el Amor en Acción

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                    LA VIGENCIA DE KARDEC
Lic. Jon Aizpurua
NO ESTÁ EN DISCUSIÓN

Una de las cuestiones más difíciles y delicadas que se han presentado en el Espiritismodesde sus propios inicios se relaciona con sus posibilidades para mantenerse actualizado frente a los avances que se producen continuamente en todas las áreas del conocimiento, y, al mismo tiempo, preservar los principios básicos que garantizan su identidad doctrinaria y constituyen la razón misma de su existencia.
Identidad y cambio, son pues, los términos de una ecuación que exige una actitud abierta, equilibrada y prudente. Una actitud, precisamente, como la que adoptó en su tiempo Allan Kardec, el ilustre fundador y codificador de la Doctrina Espírita , y es por eso, que la lectura de sus obras nos inspira tanta confianza y seguridad en la correcta orientación que él trazó, siguiendo además las pautas que le proporcionaron espíritus de altísima elevación moral e intelectual. En El Libro de los Espíritus y demás textos que integran la Suma Kardeciana, encontramos de manera explícita los criterios que definen los rasgos progresistas de la naciente idea:
Doctrina evolutiva:
“El Espiritismo, avanzando con el progreso, nunca quedará rezagado, porque, si nuevosdescubrimientos le demostrasen que está en el error en algún punto, él se modificará en ese punto y si una nueva verdad se revelase, él la aceptará”
Científica, filosófica y moral:
“El Espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como cienciapráctica, consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus; como doctrinafilosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejantesrelaciones”
Abierta:
“El Espiritismo, so pena de suicidio no puede cerrar las puertas a ningún progreso”
Dinámica:
“La inmovilidad, en vez de ser una fuerza, se convierte en una causa de debilidad y rutina para quien no sigue el movimiento general; rompe la unidad, porque quienes desean ir hacia adelante se separan de los que se obstinan en quedarse atrás”
Racionalista:
“La fuerza del Espiritismo reside en su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y albuen sentido”
Arreligiosa:
“No teniendo el Espiritismo ninguna de las características de una religión, en la acepciónusual de la palabra, no podía ni debía presentarse con un título sobre cuyo valor inevitablemente se habría equivocado. Es por eso, que simplemente se dice doctrina filosófica”
Universalista y fraterna:
“La fraternidad debe ser la piedra angular del nuevo orden social. Pero, no habrá fraternidadreal, sólida y efectiva si no estuviese apoyada sobre una base indestructible; esta base es la fe; no la fe en tales o cuales dogmas particulares, que cambian con los tiempos y los pueblos se lanzan piedras porque, anatematizándose, mantienen el antagonismo, sino la fe en los principios fundamentales que todo el mundo puede aceptar: Dios, el alma, el futuro, el progreso individual indefinido y la perpetuidad de las relaciones entre los seres. Esta es la fe que da el Espiritismo y que será de ahora en adelante el centro en torno del cual se moverá el género humano” Tales características, claramente puntualizadas en estas citas de Kardec, representan la mejor garantía de que el Espiritismo, no solamente vino en el momento oportuno, superando dialécticamente las carencias y errores tanto del materialismo como de la religión; sino que llegó para quedarse, mostrando a la humanidad un camino cierto hacia nuevos y superiores destinos.
Cerca de siglo y medio ha transcurrido desde que fue codificado, y en todo ese tiempo, rico en transformaciones sociales, científicas, intelectuales, culturales, económicas y políticas, los postulados básicos que definen al Espiritismo, lejos de resultar lastimados por el impacto de esos cambios, se han fortalecido, pues han aparecido nuevas evidencias que confirman su autenticidad y veracidad.
Ahora, en la antesala del siglo XXI, con los nuevos enfoques de las ciencias naturales y de las ciencias sociales que han dado origen a concepciones emergentes como las que ofrecen la biología molecular, la física cuántica, la psicología transpersonal o la parapsicologí a, se está abriendo paso un nuevo paradigma del conocimiento que se define como holista, sistémico, dialéctico, ecológico y profundamente espiritualista.
Un paradigma donde se representa al Universo como la cristalizació n del pensamiento y la voluntad de Dios, como un infinito sistema en continua evolución, y al hombre como una compleja unidad bio-psico-socio- espiritual. En ese paradigma, los principios fundamentales que integran el cuerpo doctrinario del Espiritismo: Dios, espíritu, supervivencia, reencarnación, evolución, mediumnidad y pluralidad de mundos habitados, se ubican con perfecta comodidad.
Si esto es así, ¿qué se debe entender, entonces, por actualización del Espiritismo? Pues,Exactamente lo mismo que entendió y previó Kardec: mantenerlo siempre actual, de manos con el progreso y no a sus espaldas. Y eso es lo mismo que ya consideraron necesario pensadores de la estirpe de Léon Denis, Gabriel Delanne, Gustavo Geley, Ernesto Bozzano, Amalia Domingo Soler, Quintín López Gómez, Antonio Freire, Oliver Lodge, Cosme Mariño, Manuel Porteiro, Humberto Mariotti, Angelo Torteroli, Carlos Imbassahy, Herculano Pires, Deolindo Amorim, Soto Paz Basulto, Rosendo Matienzo Cintrón, Luis Zea Uribe, Ernesto Moog, Pedro Alvarez y Gasca, David Grossvater, Manuel Matos Romero, para mencionar solamente algunos de sus más insignes representantes en diversas épocas y naciones.
Actualizar el Espiritismo no implica, en forma alguna, la eliminación o la sustitución de ninguno de sus postulados centrales. Pero significa, eso sí, revisar la manera como sonentendidos e interpretados, y adecuarlos a las nuevas conquistas del Conocimiento científico. Encontramos numerosos temas y conceptos que apenas fueron insinuados en las obras kardecianas, y que requieren ser completados y desarrollados. La ciencia y sus aplicaciones tecnológicas han abierto rumbos que antes no existían y que el Espiritismo debe también incorporar. Y el lenguaje con que se comunican las ideas, con todas sus implicaciones semánticas y semiológicas, debe ser revisado, modificado y perfeccionado. Eso, que es tan obvio y elemental, y que provoca tanto escozor a los espíritas de  mentalidad conservadora y dogmática, ya lo hizo Kardec en su momento. En abril de 1857  publicó El Libro de los Espíritus conteniendo 501 preguntas y respuestas, y en 1860, dio a  conocer la que sería la segunda y definitiva edición con 1018 cuestiones. ¡Había revisado  diversas opiniones y más que duplicado el número de asuntos abordados! En 1858 publicó  Instrucción práctica sobre las manifestaciones espíritas, y después tomó la decisión de no  editar más esa obra y refundirla en El Libro de los Médiums. Tanto en sus libros como en la  Revue Spirite, Kardec reconoce, con la honestidad que le caracterizaba, que en numerosas  oportunidades se vio obligado a variar su opinión sobre ciertos temas e interpretaciones, e  invita a los espíritas a actuar siempre de ese modo para evitar que la doctrina quede  marginada del progreso en general. 
Para nosotros está muy claro que se debe resguardar la integridad de la doctrina y la fidelidad a las directrices que fueron trazadas por la espiritualidad superior, y que se debe permanecer alerta ante las “innovaciones” de extrañas procedencias que han tratado de infiltrarla, presentándose a sí mismas como “revelaciones superiores”, y que en verdad, nada aportan de interesante o constructivo, y por el contrario, introducen ideas absurdas y extravagantes que desacreditan a quienes las admiten.
La actualización del Espiritismo es un planteamiento y una actitud que se sintonizan plenamente con la letra y con el espíritu de las enseñanzas de su ilustre Codificador. No otra cosa haría él en estos momentos y no otra cosa nos está reclamando que hagamos. Esta convicción nos mueve a expresar con firmeza y serenidad que la vigencia de Kardec no está  en discusión, que su pensamiento es muy actual, y que el sentido dinámico y progresista de  su obra es la mayor garantía de que siempre estará en sintonía con el progreso. Es por eso, que la C. E. P. A. está convocando el XVIII Congreso Espírita  panamericano, que  va a realizarse con gran éxito en octubre próximo en la hermosa ciudad de Porto Alegre, con la intención de comenzar a discutir sobre el tema de la actualización, inaugurando  apenas un proceso que habrá de ser continuado en otros eventos, con la participación de  todos los espíritas que aman esta hermosa doctrina y desean verla siempre fresca, dinámica  y abierta.
La actualización del Espiritismo es una necesidad inaplazable y un desafío a la inteligencia, a  la cultura y a la sensibilidad de los espíritas. Marchamos hacia ese proceso enarbolando la bandera de Kardec y sintiendo en nuestras almas la inspiración de ese mundo espiritual  superior que orienta, anima e impulsa todo esfuerzo que contribuya a la  superación de la  humanidad.
Jon Aizpúrua
Editorial Revista América Espírita, número 56,
Recopilación: Cassio LopesAdaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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MIEDOS INFANTILES


Existen criaturas que tienen miedos inexplicables.
Sin que nadie las haya amedrentado  con figuras monstruosas, con la oscuridad o apagamientos, ellas demuestran temer la oscuridad, el mar, el rio, las armas.
Se asustan y corren aterradas para el cuello de los padres, o quedan paradas,  alto llanto,  frente a determinadas situaciones.
Hay hasta bebes que duermen tranquilos en el regazo materno.  La madre los deja en la cuna, los besa con dulzura y los tapa, llena de cariño.
Entretanto, cuando ella sale del cuarto y apaga la luz, ellos  despiertan a gritos, con tremendo temor, demorándose en calmarse, en la secuencia.
Algunas criaturas  tienen dificultades en la oscuridad. No consiguen entrar en un  lugar a oscuras, aun mismo acompañadas. Registran su descontento agarrándose a las manos de quien está con ellas y aun mismo así, lloran, piden con insistencia para que sea encendida la luz.
Algunos padres, deseosos de que sus hijos crezcan, sin miedos, los obligan  a enfrentar tales situaciones, llamándolos maricas, bobos, y otros adjetivos aun más infelices.
Obligan al hijo a entrar en una sala oscura y coger algún objeto, a propósito, enrabietándose si la criatura llora, grita  o no hace lo que le piden.
Para vencer el miedo al agua, lo adentran en el mar,  o en una piscina, con el hijo en los brazos, obligándolo a quedar allí. La criatura llega  al desespero, arañándose y gritando asustado.
Los miedos infantiles de ese orden  no son fruto de esta vida, pues son registrados desde los primeros meses, sin ninguno explicación razonable del ahora.
Son registros que el espíritu trae por haber sufrido algún mal, en vidas anteriores,  hasta incluso la muerte, en lugares oscuros o en el agua. Quién sabe   si sufrió desvanecimiento, quedando a oscuras por algún tiempo hasta consumarse  la muerte física.
O tuvo la muerte por ahogamiento, algunas veces hasta por imprudencia

Es porque tales miedos infantiles nos merecen    todo respeto y cuidado.
La criatura deberá ser llevada, con cuidado, con extremo cuidado, a comprender que ahora está segura.
Los padres podrán afirmarle esto, muchas, muchas veces, diciendo que los aman y que lo protegerán. Que ella no tiene que temer a la oscuridad, que ella siempre desaparece cuando encendemos la luz.
Llevarla al mar, para mojarse los pies despacito, saltar en la arena y, poco a poco, irle hablando de la necesidad de la prudencia más, también, que no hay motivo para tener tanto miedo.
Tal vez llevar al hijo a una piscina muy poco profunda y estar con el, incentivándolo a saltar en el agua.
Jamás en ninguna circunstancia, reírse de sus temores  o calificarlo  de forma negativa.
Son problemas muy profundos del espíritu y de forma delicada, cuidadosa y profunda deberán ser trabajados.

***
El hijo que nos llega es siempre un espíritu pidiendo ayuda para su crecimiento  interior. Confía en nosotros y por esto nos toma como padres.
No le fallemos en los momentos más importantes. Ayudémoslo a superar sus dificultades, con calma.
No nos importe el aplauso del mundo, ni si el no ostentará jamás medallas  del hombre más valiente o del mejor nadador. Lo importante es que se torne un hombre  equilibrado, superando las dificultades una a una, seguro y feliz.

Redacción de Momento Espirita

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