jueves, 3 de julio de 2014

POSICIONES MEDIÚMNICAS


   
          POSICIONES  MEDIÚMNICAS



  Cuando la fuerza energética espiritual alcanza la faja hominal, por lo tanto, empieza a participar del proceso de conscientizació n, aparecen muchos factores de importancia, destacándose, entre los mismos, como el de mayor interés en la vida social humana, la responsabilidad.
         Este factor estará siempre condicionado al grado de evolución del hombre. Cuando más evolucionado, mayor responsabilidad frente al proceso de la vida; cuando menos evolucionado, menos es la responsabilidad, por la ausencia de conocimientos y el reducido campo de sus experiencias.
         Cuando la fuerza energética espiritual abandona la faja fragmentaria del psiquismo, característica del sector animal, tiende a un proceso de totalidad reflejándose en una percepción psíquica de conjunto, donde los mecanismos del raciocinio, aún con escasa regulación, son acompañados por la intelectualidad y campo emocionales más ceñidos. En esta fase, los fenómenos paranormales, ya existentes desde el psiquismo fragmentario, se expresan mejor por el campo enriquecido de la conciencia.
         Si observamos el proceso evolutivo del psiquismo frente a los fenómenos mediúmnicos y naturalmente relacionándolos con una mayor “sensibilidad” del ser, tendríamos, como escalón inicial, el llamado mediumnismo; por el ejercicio y adecuado desenvolvimiento caminaríamos hacia una más expresiva posición, que podríamos denominar, con Kardec, mediumnato.
         En el mediumnismo tendríamos una faja fenoménica bastante amplia, alcanzando los parámetros de la escala animal. El animal no tiene mediumnidad, pero puede percibir innúmeros  fenómenos paranormales incluso en la categoría de mediumnismo; puede participar de videncias, audición etc., pero será incapaz de ser mediador de una idea, pero su psiquismo aún fragmentado  que no ofrece condiciones intelectivo – emocionales. Así, la faja fenoménica más evolucionada de los hechos paranormales, expresada en estructuras psíquicas más adecuadas y ejercitada en los senderos de la ética bien desarrollada, estará encuadrada en las vivencias armónicas de la mediumnidad, o sea del mediumnato.
         Dígase, también, que en la especie human, donde el psiquismo ya presenta condiciones de entendimiento por la intelectualidad, muchos fenómenos mediúmnicos, desordenados y sin alcance ético, deben ser encuadrados en simple mediumnismo; esto es, el fenómeno se da, pero aún con características rusticas y sin comportamiento adecuado, por no existir una real comprensión de su alcance y finalidad.
         En todo esto entra en juego un factor e mucha importancia que es la comprensión, por el sensitivo o médium, de las finalidades y razones del fenómeno mediúmnico. Fue ahí que la Doctrina Espírita tuvo capital influencia cuando muy situó toda la fenomenología del psiquismo que se tiene revelada, a nuestras percepciones, desde varios ángulos.
 Así, podemos hablar del comportamiento del médium, donde múltiples elementos deberán ser tenidos en cuenta: la educación, el carácter, el tipo psicológico, el medio ambiente del trabajo, el orientador y el de mayor importancia que es el conocimiento de la Doctrina Espírita.
         Delante de estos hechos, con innumerables parámetros, podremos evaluar la influencia sobre el desenvolvimiento del fenómeno mediúmnico que, siendo educado, presentará posibilidades cualquiera sea el camino seguido. Quien ya trae consigo la sensibilidad mediúmnica, con variaciones y matices de acuerdo con el biotipo psicológico y ampliadas en los ejercicios sustentados en bases morales guiadas con orden y armonía, es claro que irá presentando, día a día, una autentica conquista constructiva. De un simple vagido  de mediumnismo, en la especie humana, se puede alcanzar, por el trabajo adecuado, el mediumnato; mediumnato que traduce felicidad por el deber cumplido. En toda estructura de los procesos mediúmnicos, la ética de una moral sana asegura los cimientos de adquisiciones para el Espíritu, representando, también, proposiciones liberadoras en todas las latitudes y principalmente, en los casos de mediumnidad de prueba.
         Sin sombra de duda se concluye que la fenomenología mediúmnica, con su característica de espontaneidad, se refleja siempre por su propio impulso; esto es, la mediumnidad existe desde el inicio, en grados específicos de cada ser. Cabe al médium mejorar con ejercicios adecuados, educación, flexibilidad en la fraternidad y tantos otros factores positivos de la vida, la estructuració n del mecanismo. Es como si la mediumnidad, para desarrollarse en condignas condiciones, necesitase del bien como combustible ideal.
         Toda la estructuración del fenómeno mediúmnico, en síntesis, se realiza en la zona periespiritual, zona en la que el mensaje del Espíritu comunicante, encuentra connotaciones vibratorias con el receptor o médium. Éste, después del proceso de elaboración en los desconocidos parajes del inconsciente (o zona espiritual) transfiere, sin conocimiento del mecanismo, para la zona consciente, el tenor de la comunicación o el mensaje, que será revelado de acuerdo con sus propias condiciones psicológicas.
         Podemos decir que, por más seguro, ajustado y preciso que sea un mensaje, existirá siempre el “colorido” del médium. La máquina mediúmnica, aún sin modificar el tenor del mensaje, muestra la “impresión” metabolizada en su estructura Psicológica. De ahí, la predilección para este o aquel médium que mejor pueda traducir el componente intelectivo- emocional de los variados comunicantes.
         Cualquiera sea la variedad de mediumnidad que el sensitivo revele, deberá ser siempre estructurada en el trabajo fraterno y en el ajuste de propósitos evolutivos, a  fin de que el camino pueda ser recorrido manteniendo el objetivo y la finalidad.
         Nadie podrá alcanzar los grados mayores e ideales de la vida, sin vivenciar los grados inferiores  que le sirvieron de base y cimiento. Es en el trabajo condigno de todos los días, reservado a cada ser, que conseguiremos iluminar nuestros caminos y percibir mejor los horizontes excelsos que nos aguardan.

Dr. Andréa Dos Santos.- “Enfoques Científicos en la Doctrina Espírita”
Tomado de la revista “La Idea”
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COMUNICACIÓN MEDIÚMNICA

Unos no  creen en las comunicaciones de los espíritus, otros creen demás y quieren obtenerlas con la facilidad de una llamada telefónica. ¡Ni tanto en el cielo, ni tanto a la Tierra! ¿Si las comunicaciones entre las criaturas terrenas no siempre son fáciles,  que decir de las que se procesan entre los espíritus y los hombres? mucha gente procura  al médium como si el fuese una especie  de cabina telefónica. Más no siempre el circuito está libre  y muchas veces el espíritu llamado no puede atender.
No hay duda que estamos en la época profetizada por Joel, en que las manifestaciones se intensifican por todas partes. Ni todos los espíritus, sin embargo, están en condiciones de comunicarse con facilidad. Además de eso, la manifestación solicitada puede ser un inconveniente en el momento, tanto para el espíritu como para el encarnado.
La muerte es un fenómeno psicológico que ocurre de varias maneras de acuerdo con las condiciones ideo-emotivas de cada caso, envolviendo al que parte y a los que quedan. La cuestión 155 de El Libro de los Espíritus explica de manera clara la complejidad del proceso de desencarnación. Algunos espíritus se liberan rápidamente del cuerpo, otros se demoran al hacerlo y eso retarda la posibilidad de comunicarse.
Debemos recordar aun que los espíritus son criaturas libres  y conscientes. No estar al sabor de nuestros caprichos y ningún médium o director de sesiones tiene el poder de hacerlos atender a nuestras llamadas. Cuando quieren manifestarse, ellos lo hacen espontáneamente, y no es raro de forma inesperada. Se engañan los que piensan que pueden dominarlos. Ya enseñaba Jesús,  como vemos en los Evangelios, el espíritu sopla donde quiere y nadie sabe de dónde viene ni para donde va.
Es natural que los familiares afligidos procuren obtener la comunicación de un ser querido. Más conviene  que se recuerde la necesidad de respetar las leyes que rigen  las condiciones del espíritu en la vida y en la muerte. El intercambio mediúmnico es un acto de amor que solo debe realizarse cuando es conveniente para los dos lados. El Espiritismo nos enseña  a respetar la muerte como respetamos la vida, confiando en los designios de Dios. Solo la misericordia divina puede regular el dialogo entre los vivos de la Tierra y los vivos del Más Allá. Hagamos nuestras oraciones  a favor de los que partieron y esperemos de Dios la gracia del reencuentro que solo Él nos puede conceder.
Muchos religiosos condenan las comunicaciones mediúmnicas, alegando que ellas violan el misterio de la muerte y perturban el reposo de los muertos. Se olvidan de que los propios espíritus  de las personas fallecidas  procuran comunicarse con los vivos. Fue de esa procura de comunicación de los muertos, tan insistente en el mundo entero, que se iniciaron  es una forma natural las relaciones mediúmnicas entre el mundo visible y el invisible. El concepto erróneo de la muerte, como aniquilamiento o transformación total de la criatura humana, genera y sustenta esas formas de superstición. El espiritismo, reviviendo los fundamentos olvidados del Cristianismo puro, nos muestra que la comunicación mediúmnica es ley de la vida y nos libera  de los errores y temores supersticiosos del pasado.
Por el Hermano Saulo – Del Libro Dialogo de los Vivos, Médium: Francisco Cándido Xavier y J. Herculano Pires.
                                                 

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MOTIVOS DE RESIGNACIÓN


12. Con estas palabras: Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados, Jesús indica al mismo tiempo la compensación que espera a los que sufren y la resignación que hace bendecir el sufrimiento como preludio de la curación.

Estas palabras también pueden ser traducidas así: Debéis consideraros felices por sufrir, porque vuestros dolores en este mundo, son la deuda de vuestras faltas pasadas y esos dolores,soportados pacientemente en la Tierra, os ahorran siglos de sufrimiento en la vida futura. Debéis, pues, estar felices porque  Dios transformó vuestra deuda permitiendo pagarla en el presente, lo que os asegura la tranquilidad para el futuro.

El hombre que sufre es semejante a un deudor que debe una gran cantidad y a quien su acreedor dice: “Si me pagáis hoy, aunque sea la centésima parte de la deuda, os condono el resto y seréis libre; si no lo hiciereis, os perseguiré hasta que hayáis pagado el último óbolo”. ¿No sería más venturoso el deudor soportando toda suerte de privaciones para liberarse, pagando solamente la centésima parte delo que debe? En vez de quejarse de su acreedor, ¿no le agradecería?

Tal es el sentido de estas palabras: “Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados”; son felices porque pagan la deuda, después de pagar, quedarán libres. Pero si pagandocompletamente por un lado, se endeuda por el otro, no se alcanzará jamás la liberación. Cada nueva falta aumenta la deuda, porque no hay una sola, cualquiera que sea, que no lleve consigo su castigo forzoso, inevitable; que si no es hoy será mañana y si no en esta vida, será en la otra. Entre estas faltas debería ponerse en primer plano la falta de sumisión a la voluntad de Dios; pues, quien murmura en las aflicciones, y no las acepta con resignación y como una cosa que se debe merecer, quien acusa a Dios de injusticia,
contrae una nueva deuda que hace perder el beneficio que podría esperarse del sufrimiento; por esto será preciso empezar de nuevo,absolutamente como si a un acreedor que os atormenta, le pagaseis alguna cuotas, pidiéndole cada vez un nuevo préstamo.

A su entrada en el mundo de los Espíritus, el hombre es semejante también al obrero que se presenta el día de la paga. A unos el señor dirá: “He aquí el premio de vuestros días de trabajo”; a otros, a los felices de la Tierra, a los que hayan vivido en la ociosidad, a los que cifraron su felicidad en la satisfacción del amor propio y los placeres mundanos, él dirá: “A vosotros nada os corresponde, porque recibisteis vuestro salario en la Tierra. Id y empezad de nuevo vuestra tarea”.
13. El hombre puede aliviar o aumentar la amargura de sus pruebas por la manera como enfrente la vida terrestre. Sufre tanto más, cuanto más larga ve la duración del sufrimiento; así, pues, el que se coloca en el punto de vista de la vida espiritual, abarca de una sola ojeada la vida corporal; la ve como un punto en el infinito, le comprende la brevedad y dice que ese momento penoso pasará muy deprisa; la certeza de un porvenir próximo más feliz le sustenta y le anima, y en lugar de quejarse, agradece al cielo por los dolores que le hacen avanzar.
Por el contrario, para el que sólo ve la vida corporal, ésta le parece interminable, y el dolor pesa sobre él con toda su fuerza. El resultado de esa manera de enfrentar la vida es disminuir la importancia de las cosas de este mundo, de llevar al hombre a moderar sus deseos, a
contentarse con su posición sin envidiar la de los otros, de atenuar la impresión moral de los reveses y de las decepciones que experimenta; con esto adquiere una calma y una resignación tan útiles a la salud del cuerpo como a la del alma; mientras que por la envidia, los celos y la ambición, se tortura voluntaria.
(Tomado de "El Evangelio según el Espiritismo")

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