La distancia en el espacio y el tiempo
La vida muchas veces nos separa, y en esa distancia, muchas veces sufrimos, porque no nos habituamos a carecer de los seres que amamos y que son para nosotros la alegría de vivir.
No podemos con los conocimientos que tenemos otorgados por la doctrina espirita, sobre el cielo y el infierno, sobre la muerte y nuestra partida al más allá, sobre la inmortalidad del espíritu, formarnos ideas equivocadas ni fantasiosas sobre aquellos que nos anteceden en la partida al otro lado de la vida.
Pongamos un ejemplo sencillo, si estamos en una ciudad con nuestra familia, y partimos uno de nosotros a otra ciudad distante, estaremos comunicados por los medios que se ofrecen, como es el teléfono, la radio, en fin todos los medios a nuestro alcance de comunicación, pero no podremos estar juntos, hasta que de nuevo volvamos al mismo sitio, y sabemos que por un montón de causas que se pueden dar, no podremos vernos, esto lo vemos muchas veces, pues el hombre propone y Dios dispone. Como podría ser el caso de que nosotros estemos esperando al familiar que vuelve de nuevo, y por circunstancias ajenas a nosotros hayamos tenido que partir sin remedio y cuando ella llegue nosotros no estemos, entre muchas otras cosas, que pueden darse para no coincidir en la ventura que deseamos y que se nos escapa de las manos por el destino y sino de las personas y las cosas de la vida del espíritu.
Pienso y según los conocimientos de la Doctrina Espirita que en el plano espiritual sucede lo mismo, nosotros quisiéramos ver enseguida a los seres que partieron antes que nosotros, como son nuestros padres y hermanos, hijos, en fin a aquellos que amamos, nosotros podemos mandarles el beneplácito de nuestras oraciones, nuestros buenos deseos para con ellos, y ellos gozan de todo ello, porque si se les es permitido, leen en nosotros como en un libro abierto, entonces todo les llega, hasta incluso nuestra indiferencia, cuando no nos acordamos de ellos, ellos si ven de nosotros, nosotros somos los que no vemos de ellos, pero eso no quiere decir que cuando volvamos, nos encontremos con ellos, los podamos abrazar y gozar de su compañía, puede suceder que ellos hayan retornado a la tierra, en una nueva re-encarnación, además de otras circunstancias como puede ser nuestro nivel evolutivo, pues desde la alturas se puede descender para abajo, pero no podemos desde abajo subir a las alturas, hasta lograr el estado requerido para ello. Entonces deducimos, que cada uno estamos donde hemos de estar, y que nos sucederá todas las cosas buenas que merezcamos y que son para nuestro bien, pero no podemos soñar con sueños fantasiosos que a veces distan mucho de la realidad.
Por ejemplo, si somos ciudadanos normales, con pocos conocimientos científicos, si hay una reunión de científicos, todos exponiendo ideas científicas sobre el cielo y las estrellas, sobre el Cosmo, y nos dejan entrar a escucharles, si no sabemos nada de los temas que están tratando, nos aburriremos, no podremos objetivar sobre lo que expongan porque no tenemos conocimientos, así sucede con todo, nadie nos impide concebir la realidad, pero el estudio nos prepara para hacerlo, y si queremos a los nuestros, hemos de pensar que cada uno tenemos nuestro camino, nuestro tiempo, y si, pasaremos un tiempo juntos, pero cada uno ha de seguir su camino, para efectuar ese progreso, y poder estar con todos, en amor y virtud. Si, con todos, acaso podemos dudarlo, tenemos el ejemplo de nuestro hermano Mayor, que bajo de las alturas para ayudarnos, y que aun ninguno de nosotros ha podido ir hasta donde El está, El espera por nosotros, y solo cuando hagamos realidad, Su evangelio de amor y Luz en nuestras vidas, podremos elevarnos hacia las alturas y comprender todo de todas las cosas. El puede estar arriba, y supo estar abajo, porque todo sabe de todas las cosas, es como el Catedrático, que está por encima del profesor, y que puede ejercer cátedra en cualquier clase, por haber estudiado todas las asignaturas.
Todos somos hermanos, y conforme concebimos esa idea nuestro amor se convierte en un amor menos egoísta, y más realista, concebimos que la familia es una oportunidad de amarnos y equilibrarnos con los seres que nos rodean y conviven en ella, pero que unos se van y otros llegan y eso nada ni nadie ha podido evitarlo, hasta Jesús tuvo sus días para estar entre nosotros, y como nuestros seres queridos que partieron está arriba, pero no todos los que partimos nos reuniremos con El, eso se dara un día, todo depende de nosotros.
Entonces amigos, a estas alturas, y con los conocimientos que la doctrina espirita nos ofrece sobre el más allá, hemos de familiarizarnos con la muerte, hemos de amar con menos fanatismo, y si con más sensatez a aquellos que nos rodean y conviven con nosotros por un tiempo, porque no siempre estamos los mismos, ni somos los mismos, y si hemos de aprender a convivir con todo en amor y virtud como nos enseño el Maestro. Siempre amando y respetando, porque cada uno volamos por alturas diferentes y no podemos ver por encima del tiempo y de la razón de las cosas. Jesús nos amo a todos, pero eligió entre todos a los que podían acompañarles, para poder ejercer su misión, y se fue para prepararnos un lugar en el Cielo, pero no se nos olvide que hemos de adquirir los medios para poder habitarlo. Nadie está exento de esa labor, por tanto todos hemos de crecer en amor y virtud, para poder estar con El.
Tambien se deben dar circunstancias que desconocemos para poder estar al lado de aquellos que amamos, mientras tanto, hemos de seguir trabajando en el lugar que ocupemos, y en las circunstancias que la vida nos ofrece, porque todo el bien que hagamos contribuirá en nuestro bienestar y en el desarrollo a nuestro alrededor para con la vida y con Dios que nos creó.
- Merchita-
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Elucidaciones Espíritas
Jose Aniorte Alcaraz |
Si el Centro Espírita fuese bien comprendido por los espiritistas y estos se sintieran capaces de reconocer lo que en realidad es, cual es su función y el trabajo que deben de realizar, el Espiritismo ya sería hoy la filosofía espiritual más importante del planeta.
La expansión del Espiritismo debe ser incesante, con un ritmo modernizado y actual, siguiendo el progreso de la humanidad y los avances de la ciencia. La más importante misión que deben realizar los espíritas es el esclarecimiento de las mentes humanas, para que puedan adaptarse a un futuro mejor, asumiendo nuevas responsabilidades. El espírita se empeña en estacionarse en las ideas iniciativas del pasado, ya superadas por la realidad actual. Yo personalmente desaconsejo las reuniones espíritas en las que por el sistema de la oración, ven la luz y la dan por todas partes, y al mismo tiempo suplican como mendigos la ayuda del mundo espiritual. De esto se deduce que no se asiste a estas reuniones para estudiar la doctrina y romper la telaraña del fanatismo religioso. La mala interpretación religiosa que aún se da a la doctrina espírita, ha creado una mentalidad de dóciles ovejas.
Muchas asociaciones que en un principio se inician con una idea espírita bien encauzada, al fin se dejan influenciar por espíritus, fanáticos de las religiones que pronto transforman el centro en un grupo de oración y plegaria; en estas asociaciones, las oraciones y las lecturas religiosas son los temas preferidos.
Allan Kardec siempre se manifestó contra la creencia fanática y contra la fe ciega e incoherente. Los espíritas no podemos estacionarnos; el conocimiento de un espírita tiene que renovarse continuamente, siguiendo el progreso de la humanidad.
Yo no soy antirreligioso, soy cristiano. Hace muchos años ofrecí mi vida a Jesús, y desde entonces soy un humilde servidor de Él. Hago esta aclaración para que no sean mal interpretadas mis palabras. Para mí el Espiritismo es una religión sin fanatismos, sin adoraciones y sin falsas interpretaciones, ésta es la religión de Jesús. Y Él nos dijo: “si quieres seguirme, ofréceme tu vida, como yo te ofrecí la mía”. ¿Esto se puede hacer? Yo os digo que sí, porque yo lo hice hace cuarenta y siete años y lo he cumplido hasta hoy con mucha felicidad
También en los centros espíritas, se debe estar vigilante, porque hay muchos espíritus fanáticos que aún persisten en sus medievales creencias religiosas y no pierden la oportunidad de influenciar a todos aquéllos que practican la mediumnidad en los grupos bien intencionados, pero que se dejan engañar por estos astutos y farsantes religiosos.
No debemos creer en todo lo que nos dicen los espíritus y sí tenemos que analizar detenidamente todas sus comunicaciones.
Hay muchas agrupaciones espíritas que se forman y trabajan sólo con el propósito de adoctrinar y dar luz a los espíritus perturbados del plano invisible, sin querer darse cuenta de que están más necesitados de esa ayuda los encarnados que los desencarnados.
Debemos reconocer que hay muchos espíritus sufriendo en las esferas más próximas a la Tierra, pero ese sufrimiento que inevitablemente tienen que soportar, es una consecuencia del sistema de vida que ellos quisieron vivir.
Y yo me pregunto: ¿qué es más sensato, ayudar al enfermo cuando aún tiene posibilidad de cura o esperar a darle el tratamiento cuando es inútil porque la enfermedad es irreversible?
Yo no soy insensible a los sufrimientos que padecen nuestros hermanos del espacio, pero todos conocemos las leyes divinas y también sabemos que si faltamos a ellas sufriremos sus consecuencias. Entonces insisto en que es preferible ayudar al
Espíritu cuando aún está encarnado, porque si quiere puede rectificar el rumbo de su vida.
Hay personas que acuden a un centro espírita solicitando la comunicación con un familiar querido, después de su muerte, y muchas veces, erróneamente se atiende a su pedido. Esto nunca se debe hacer, con esta ignorante actitud se atrae una influencia negativa sobre el grupo de espíritus burlones que engañan y contaminan el ambiente del centro.
En estos casos, el espírita bien preparado para realizar su trabajo, debe aconsejar que busque la consolación sentimental refugiándose en su propia fe, la que debe consolar íntimamente su corazón.
Hay un terrible obsesor del hombre, que se puede detectar muy bien, y se le conoce como: orgullo, vanidad, holgazanería, avaricia, ignorancia, mala voluntad… y conviene analizar si no está siendo víctima de esas energías corruptoras que muchas veces habitan en el interior de él mismo, cegándolo para que no vea su propia realidad
Con el Espiritismo se estimula la transformación interior de las criaturas, para que sean más esclarecidas y con esto dotarlas de una mente más lúcida y un corazón más puro.
El espírita debe mantener un comportamiento, dentro de unas normas naturales al respeto humano. Su conducta debe servir de ejemplo a sus semejantes; practicando las buenas acciones con bondad y sinceridad, se ganará el respeto de los demás.
Siempre tiene que existir un límite para la tolerancia; los espíritas no somos ovejas que se dejan conducir sin saber donde son conducidas.
Somos librepensadores que sabemos de donde venimos y adonde vamos, promovemos y defendemos nuestros principios porque conocemos la verdad y nadie nos puede engañar.
José Aniorte Alcaraz
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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GUERRAS Y AFLICCIONES ·
Francisco Cándido Xavier
Nuestra reunión pública, integrada por varios grupos de compañeros, tuvo por tema central la cuestión 745 de El Libro de los Espíritus. Los comentaristas presentes hablaron sobre los cuadros aflictivos de las guerras del pasado y de aquellas que aun hoy acontecen en el mundo. Figuras destacadas de los conflictos humanos fueron recordadas. Y el asunto como que envolvió a todos los amigos presentes, suscitando diversas opiniones.
Al término de la reunión, fue nuestro querido Emmanuel quien escribió las anotaciones finales de la noche, en la página Paz y Amor.
PAZ Y AMOR.
Recuerda a los que pasaron por el mundo, antes de ti, ayudando y auxiliando para que la vida fuera mejor.
Por otro lado, reflexionemos que no restan sino cenizas de aquellos otros que instalaron el odio y la venganza en si mismos, persiguiendo a los propios hermanos… Esos transitaron en los caminos terrestres, diseminando viudez y orfandad. Se vistieron muchas veces de oro y purpura, señalando, sin embargo, la retaguardia con las marcas infelices del luto y de la opresión. Fueron considerados vencedores y, no en tanto, desaparecieron dejando penuria y muerte en los propios pasos.
Aquellos, sin embargo, que te legaron el recinto acogedor en el que estás en el mundo, caminaron sufriendo y bendiciendo, disculpando y sirviendo. Considerando todo aquello que posees de bueno y de bello en la propia alma y reconocerás que las ideas más elevadas te surgen en la mente a la manera de fuentes inspiradoras, arrojando directrices, a través de las memorias que te dejaron, semejantes a mosaicos de luz.
Aquí, es la dedicación de los padres orientándote los primeros días; allí, es la tolerancia de los benefactores que te apoyaron en la escuela; más adelante, es el corazón amigo que te dio la bendición del afecto por mensaje de seguridad; allí, es el amor de alguien que partió para la vida mayor, hipotecándote confianza y cariño; y, algunas veces, más allá, es un niño que te entrego la cuna vacía, después de posar contigo por algún tiempo, para donarte, con besos llenos de ternura, las ansias de la vida imperecibles.
No te aflijas por la obtención de tareas enormes.
Agradece a todos los que te proporcionaran testimonios de paz y amor con el que sueñas entretejer un futuro mejor, y no te demores en el trabajo de elevar y construir.
El Señor no nos ruega lo imposible, más si espera seamos, aun hoy, la frase que reconforta, el silencio que comprende, el abrazo fraterno que levanta el coraje de los tristes o el apoyo de los que vaguean desamparados.
Efectivamente, son aún muy grandes las llamaradas de la inquietud que barren la Tierra. Observa, no en tanto, que nadie te reclama prodigios capaces de redimir el mundo de un instante para otro. Y ni Dios nos pide espectáculos de grandeza. Donde estuvieras, extiende el ladrillo de amor que puedas ofrecer para el edificio de la paz y, a fin de extinguir el incendio de las aflicciones humanas, da tu copa de agua fría.
Aquellos, sin embargo, que te legaron el recinto acogedor en el que estás en el mundo, caminaron sufriendo y bendiciendo, disculpando y sirviendo. Considerando todo aquello que posees de bueno y de bello en la propia alma y reconocerás que las ideas más elevadas te surgen en la mente a la manera de fuentes inspiradoras, arrojando directrices, a través de las memorias que te dejaron, semejantes a mosaicos de luz.
Aquí, es la dedicación de los padres orientándote los primeros días; allí, es la tolerancia de los benefactores que te apoyaron en la escuela; más adelante, es el corazón amigo que te dio la bendición del afecto por mensaje de seguridad; allí, es el amor de alguien que partió para la vida mayor, hipotecándote confianza y cariño; y, algunas veces, más allá, es un niño que te entrego la cuna vacía, después de posar contigo por algún tiempo, para donarte, con besos llenos de ternura, las ansias de la vida imperecibles.
No te aflijas por la obtención de tareas enormes.
Agradece a todos los que te proporcionaran testimonios de paz y amor con el que sueñas entretejer un futuro mejor, y no te demores en el trabajo de elevar y construir.
El Señor no nos ruega lo imposible, más si espera seamos, aun hoy, la frase que reconforta, el silencio que comprende, el abrazo fraterno que levanta el coraje de los tristes o el apoyo de los que vaguean desamparados.
Efectivamente, son aún muy grandes las llamaradas de la inquietud que barren la Tierra. Observa, no en tanto, que nadie te reclama prodigios capaces de redimir el mundo de un instante para otro. Y ni Dios nos pide espectáculos de grandeza. Donde estuvieras, extiende el ladrillo de amor que puedas ofrecer para el edificio de la paz y, a fin de extinguir el incendio de las aflicciones humanas, da tu copa de agua fría.
-Emmanuel-
EL LADRILLO DEL AMOR·
EL LADRILLO DEL AMOR·
J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
Ladrillo a ladrillo el hombre construye su casa, destinada a ser su refugio en el mundo. Allí dentro procurará desenvolver las instituciones que trae de la vida espiritual, en la creación paciente del hogar, en la convivencia amorosa de la esposa y de los hijos. La casa es su nido de amor. es el medio adecuado para la germinación de las simientes divinas sembradas por Dios en su corazón. El ego solitario y duro como la piedra, que caracteriza la individualización, será roto como las losas de la calzada por el poder sereno y suave de la hierba.
Primero la mujer es la que lo atrae por el magnetismo de la especie y, después, los hijos, que lo prenden por los lazos de afinidad, fuerzan naturalmente la expansión de su egoísmo, que es el amor en simiente, cerrado en si mismo. Como la simiente, su ego se rompe por las brechas de la cascada y el amor comienza a germinar. Es el proceso de socialización, que se desenvuelve. Del hogar el amor se expandirá para los demás familiares, para el medio social, para la humanidad.
Más antes de alcanzar el grado superior del amor al prójimo, enseñado por Jesús, la planta en desarrollo se enroscará en el muro o en la cerca y se enrolará como trepadera espinosa, defendiendo su reducto. Es la fase del socio centrismo, del apego al medio familiar y social, cuando los otros no aparecen como nuestros semejantes, más si como extraños. La reencarnación se incumbirá de romper más esa barrera. Y de casa en casa, de familia en familia, el hombre se abrirá finalmente para la amplitud universal del amor.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia del jornal Diario de S. Paulo, en la década de 1970
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