NUESTRO DESARROLLO
El desarrollo intelectual del ser no siempre es acompañado por el de la naturaleza emocional.
Culturalmente nos desarrollamos con relativa facilidad, cuando somos portadores de equilibrio mental, mediante el estudio, el ejercicio las lecturas. En cambio, la madurez psicológica, es más compleja, exigiendo de nuestra parte una continua actividad moral y cuidadosa realización personal.
Todos para alcanzar esa madurez tenemos el objetivo de conquistarnos a nosotros mismos.
El Apóstol Pablo, con admirable agudeza psicológica, advirtió: - No os dejéis engañar: malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”, y ciertamente, perturban el sistema emocional, contribuyendo para que se instalen los disturbios en la organización fisiopsiquicas de quien las cultiva.
Siendo la mente la fuente de donde proceden las malas conversaciones, ella exterioriza, simultáneamente, ondas de animosidad que desarmonizan los equipos sensibles por los cuales se manifiestan.
Las altas cargas magnéticas negativas, pro cualquier hecho en sí, desajustan los controles nerviosos, generando distonía de la percepción, que pasa a identificar solo el lado negativo de las personas y cosas, con el cual sintoniza.
El vicio mental de las conversaciones vulgares, licenciosas, provoca desequilibrio en el área de la salud, produciendo perturbaciones gástricas y hepáticas, como consecuencia de las tensiones y fijaciones mentales, que facilitan la producción irregular de sustancias componentes de la digestión, así como exagerada secreción biliar… Al mismo tiempo alteran el humor, favoreciendo el pesimismo, el derrotismo y la depresión.
El propósito del hombre de aplicar la terapia del amor en todos los desajustes es de vital importancia, ya que la contribución mental es relevante, porque de ella proceden las ordenes de comando y las directrices de comportamiento, para preservarse frente a sí mismo valorando sus capacidades de discernimiento. Si pensamos antes de actuar herraremos menos. Si establecemos derroteros y los seguimos, acertaremos más en nuestra forma de proceder y actuar.
Discernimiento sobre lo que debe y puede hacer sin permitirse elegir lo que le agrada, pero que no debe o aquello que debe, pero que no le conviene ejecutar. Procurando siempre pensar antes de actuar, delinear un programa cuidadoso, en el cual los improvistos no tengan lugar, ni tampoco el arrepentimiento tardío.
Pensar de manera saludable es un compromiso valioso para generar optimismo y paz, iniciándose así las acciones correctas que dan lugar a los buenos hábitos, con ello evitaremos los excesos del cansancio por la presencia de la irritación de la intranquilidad y el desgaste de energías.
Cultivemos la confianza y la alegría en el trato con los demás miembros de la sociedad – comenzando en el hogar – pese a las deslealtades morales y a los embates traicioneros del momento, a los que todos estamos sujetos.
Irradiemos simpatía y esperanza, produciendo un aura de paz que alienta y agrada a todos.
Usemos la conversación con elementos catalizadores de nuevas ideas de ennoblecimiento y de ventura, que estimulen la creatividad, el coraje, la perseverancia en el bien.
Desterremos de nuestro comportamiento, cuanto nos sea posible, la critica acida y destructiva, los conceptos groseros e irresponsables, las diatribas y los sarcasmos, que envenenan el corazón y enfermen el alma, porque se transfieren por los conductos del periespiritu hacia el cuerpo, en delicadas y complejas patologías orgánicas…
Recurramos a la oración, para facilitarnos la rehabilitación, sustente nuestro espíritu y restaure la paz, en cualquier conflicto. Preservar la paz, aun a precio muy alto, es importante no solo para uno mismo sino también para estimular a todos los que nos rodean.
La verdadera salud no se refiere solo a la armonía y al funcionamiento de los órganos, sino que se amplía abarcando la serenidad intima. El equilibrio emocional y las aspiraciones estéticas, artísticas, culturales y religiosas.
Procuremos pensar bien y correctamente, es el primer requisito a tener en cuenta, cuando elaboremos un programa bien estructurado de salud, a fin de que las palabras, en la conversación, no corrompan las costumbres, ofreciendo estimulantes y acciones edificantes para el bien general.
Amigos os deseo un FELIZ AÑO 1.916 con AMOR , PAZ Y ALEGRÍA.
Merchita
Extraído del libro “Autodescubrimiento” en la búsqueda interior de Divaldo Pereira Franco.
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Principios organizadores
...Cuando las personas crecen espiritualmente son capaces de cambiar de opinión para mejor, superando sus propios límites, y avanzando con coraje a la conquista de los valores que las liberan de los tormentos y de las pasiones inferiores.
Joanna de Ângelis / Divaldo Franco
Libro El Amor como solución
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ESPIRITISMO, CIENCIA DEL ALMA
En la Introducción de la Revista Espirita, inaugural, de enero de 1858, Allan Kardec escribió:
“Tal vez nos objeten la calificación de ciencia que damos al Espiritismo. Él no podría, sin duda, en algunos casos, tener los caracteres de una ciencia exacta, y ahí está, precisamente, el error de aquellos que pretenden juzgarlo y experimentarlo como un análisis químico, como un problema matemático: ya es mucho que tenga lo de una ciencia filosófica. Toda ciencia debe estar basada sobre hechos; pero sólo los hechos en sí no constituyen la ciencia; la ciencia nace de la coordinación y de la deducción lógica de los hechos: es el conjunto de leyes que los rigen ¿El Espiritismo llegó al estado de ciencia? Si se trata de una ciencia perfecta, sin duda, sería prematuro responder afirmativamente; pero las observaciones son, desde hoy, bastante numerosas como para poder, por lo menos, deducir los principios generales, y es ahí donde comienza la ciencia”.
Siempre se cuestionó lo que Allan Kardec quería decir como “ciencia filosófica”. Por el desarrollo de la cultura se puede admitir, sin miedo a equivocarse, que “ciencia filosófica” es, en verdad, lo que se convino en llamar de “ciencias humanas”, ramas del conocimiento, de investigación dirigidas hacia la persona humana, con parámetros y métodos propios, paralelamente a las ciencias físicas, a las ciencias duras, exactas.
Por lo tanto al llamar el Espiritismo de Ciencia del Alma, proponiendo que sea configurado en las bases de una ciencia humana específica y especial, estamos acompañando el pensamiento del fundador del Espiritismo.
Entonces, el Espiritismo es una ciencia del alma, una ciencia humana cuyo objeto es explicar el ser humano como un alma, su estructura, su actuación y su evolución. Con ese carácter puede desarrollar un espíritu crítico y explorar la realidad esencial del ser humano dentro de la ley natural, de la naturalidad de los procesos evolutivos, a través de la reencarnación, como un alma atemporal, inmortal y en crecimiento.
- Jaci Regis-
Recibido a través del Canal de CEPA
Traducción: Pura Argelich
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“Fe inalterable solo es la que puede encarar la razón, cara a cara, en todas las épocas de la Humanidad.”.- Allan Kardec -
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Evolución del Espirita
En un principio el Espiritismo, apareció bajo un carácter estrictamente fenoménico. En aquellos momentos, era más importante dar, que hacer pensar a la humanidad, acerca de la existencia o no del denominado mundo de los muertos.
El espiritista de aquella época, era más bien un curioso que buscaba el fenómeno por simple distracción, ignorante a todas luces de la importancia y responsabilidad que una manifestación espiritual tiene. Acorde con esta actitud, los individuos que asistían a dichas sesiones, no tenían conciencia de que junto al fenómeno, se intentaba crear una responsabilidad y una nueva actuación moral en aquellos que eran capaces de comunicarse con el “Más Allá”.
El siguiente paso sería el decisivo, se hacía necesaria una orientación y un camino a seguir, por ello llegó a la tierra el codificador.
Al mismo tiempo, que se marcaban pautas de conducta y se daban respuestas a las múltiples preguntas que el hombre se hacía a través de las leyes espirituales: Reencarnación, Causa y Efecto, etc.; la codificación, venía a configurarse como una nueva revelación de los planos espirituales, capaz de comprometer al hombre que siguiera sus enseñanzas, a un cambio profundo en su fuero interno y en sus actuaciones de cara a los demás.
Una vez la codificación fue concluida y dada a conocer por el mundo; aquellos que asistían a las sesiones de Espiritismo por simple curiosidad y que no quisieron aceptar el nuevo mensaje, fueron poco a poco distanciándose de aquellos otros que con una mentalidad más abierta, supieron analizar y aceptar como propias las nuevas ideas que la codificación aportaba. Estos últimos intentaron llevar un cambio a sus vidas, asesorados por los espíritus de luz con los que se comunicaban y guiados por el nuevo código moral que, desde lo Alto, acababa de derramarse sobre la tierra, para la renovación del hombre.
A partir de este momento, aquél que quería ser Espiritista, se debía de comprometer en conciencia, a una nueva actitud moral; esto, quizás disminuía el número de adeptos, pero sin embargo beneficiaba a la doctrina, porque se estaba seguro de una mayor calidad que cantidad.
Pese a todo, si el Espiritismo no ha alcanzado todavía objetivos de grandeza, no podemos caer en el error de achacar esto a la mala imagen y propaganda que de él se ha hecho. Hemos de reconocer, que en este sentido, los Espiritistas tenemos también gran parte de culpa; puesto que muchas veces hemos contribuido a empañar el mensaje de la doctrina con nuestra actuación personal, al no haber intentado en nosotros esa renovación moral que es la base de la codificación.
Por ello, es necesaria una reactivación; reactivación que contemple aspectos tan importantes como: una mentalidad más abierta, una mayor adaptación a los tiempos y circunstancias que hoy vivimos, un olvido de los prejuicios sociales así como de todo aquello que pueda limitarnos a divulgar ampliamente la doctrina.
Y sobre todo, es necesario basar esa renovación en un ofrecimiento sincero y sencillo hacia los demás, en un respeto hacia las otras ideas o corrientes que puedan tener los que vengan a escucharnos y por último en un olvido de vanidades y orgullos para incorporar en nosotros permanentemente el patrón de la humildad.
Aspectos muy importantes de la nueva situación sería, el intentar ponernos al corriente de las necesidades espirituales que esta sociedad tiene, para de esta forma poder dar a todo aquel que se nos acerque, lo que más le pueda servir para su realización espiritual; no caigamos en el error de ofrecer aquello que nosotros no podemos dar, intentemos ponernos en el lugar de los demás, para de esa forma practicar mejor la caridad.
El espírita debe ser consciente de cuál es su misión y responsabilidad: estamos llamados a ser la luz de una humanidad en crisis, y esto, solamente lo podremos realizar, si primero hemos conseguido internamente la paz que, queremos y tenemos la obligación de dar a los demás.
Así pues, podemos concluir diciendo que a lo largo del tiempo, se han ido observando cambios en la actitud del espírita, estas modificaciones han sido motivadas por multitud de circunstancias: sociales, de mentalidad, espirituales, etc...
No obstante, siempre y cuando hayan servido para una mayor comprensión y análisis de las verdades divinas y del desarrollo del Amor en el hombre, es obvio, que dichas modificaciones han sido altamente beneficiosas.
Tomado del Congreso Nacional de Espiritismo 1981
Publicación De La Asociación Parapsicològica
Villenense
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¡ QUÉ PENSARÁN !....
No permitas que lo que piensen de ti te afecte. Eso es solo la percepción de la otra persona y no tiene nada que ver con lo que tú eres en realidad. Cuando yo por fin comprendí esta realidad, empece a saber lo que era realmente ser libre.
- Mercy Ingaro -
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Comenzamos un nuevo año llenos de
proyectos , metas e ilusiones. Pero veremos transcurrir los días y los meses, y
tal vez comprobemos al final del mismo que este ha sido un año más que
transcurre como todos hasta aquí.
Creo que debiéramos fijarnos metas
definidas y concretas de lograr si no del todo, al menos en parte, unos
objetivos claros con respecto a nuestra reforma interior que es la base
fundamental para hacer que el Espiritismo sea no solamente una bella doctrina y
teoría que estudiamos y aceptamos desde fuera, sino que asumimos desde dentro, trabajando en
nosotros mismos e intentando un progreso personal y espiritual, que no termina
de llegar y concretarse.
Al verdadero espírita se le conoce por
sus obras y estas no pueden manifestarse de modo positivo si no es mediante
unos logros internos reales y definidos que a su vez nos capaciten para
alcanzar nuevas metas.
Yo humildemente propongo a todos los que
nos consideramos espíritas, o al menos queremos serlo, fijarnos sobre otras
muchas metas la de luchar contra el defecto del orgullo en este año. Para esto
deberemos cada día hacernos un profundo análisis de nuestras reacciones,
hábitos, motivos, gestos y reacciones, para identificar este grave defecto
moral y espiritual que es como tierra fértil para el desarrollo y mantenimiento
de otros defectos morales que no podremos erradicar de nosotros sin antes haber
alcanzado la humildad, que es el antídoto contra este grave mal del alma que de
tantas formas se manifiesta en nosotros y tan solapadamente. Esto que puede
parecer tan simple, es mucho más complejo de lo que parece, pues el propio
defecto nos hace difícil el identificarlo a cada paso.
El campo de trabajo es amplio, pues
comienza en nuestro propio interior cuando nos relacionamos con el entorno
social y propio de cada uno. La importancia de relacionarnos o agruparnos con
personas afines a nosotros radica en que nos será mas fácil identificar esta
grave tara moral y así , con la humildad que estaremos dispuestos a ofrecer
desde nuestros corazones, ir venciendo y superando este mal.
Deberemos tratar de que se nos note de
verdad que somos espíritas estando en
medio de una sociedad muchas veces materialista y atea, pero sin contaminarnos
por ella. Todavía los espíritas nos
dejamos arrastrar muchas veces por las
corrientes mundanas, pero debemos tener conciencia clara de que tenemos la gran
responsabilidad de dar siempre lo mejor de nosotros, siendo apoyo y luz para
tantas personas que se nos crucen en el camino de la vida buscando sin saberlo,
la luz del conocimiento avalado con nuestro ejemplo.
Con el desarrollo de la democracia en
España, al cabo de los años hemos visto como multitud de personas que durante
años han ocultado , por represión social,
unas inclinaciones homosexuales con las que se identificaron
desde siempre, se han ido desenmascarando sin importarles más la opinión o
calificación del resto de la sociedad. Y esto lo han podido hacer porque en lo
social ya gozamos de unas libertades y liberaciones que antaño no existieron
durante tantos años.
Si este colectivo, tal como se dice, “ ha salido del armario” mostrando con
libertad lo que sienten respecto a su identidad sexual, creo que ya es momento
de que el gran colectivo de los espíritas , salga también de “su armario”, y se
identifiquen sus miembros socialmente como tales, sin vergüenzas ni temores de
ser tomados por locos, brujos o desquiciados.
Ya han pasado los años en que por estos temores, muchos espíritas y
grupos espíritas se llamaban “parapsicólogos”. No se trata de ir luciendo en un
cartel o en una camiseta la identidad de nuestras creencias, ni
de ir proclamando nuestras ideas
doctrinarias aunque no vengan a cuento en el entorno en donde nos estemos
ubicando en un momento determinado; esto
daría de nosotros una imagen mas bien negativa de fanatismo religioso o
sectario. Me refiero mas bien a que no
debemos ocultarla o disimularla cuando llegue el caso.
Debemos ser espiritistas con todas las
consecuencias que esto conlleva y con la gran responsabilidad moral y de imagen
ante los demás, que a partir de conocer
nuestra identidad de creencias mirarán “con lupa” nuestros actos y reacciones
para encontrarnos “el fallo”, que tantas veces encontrarán, pero que deberemos
tener siempre la humildad de reconocer y corregir, haciendo ver que no
presumimos de perfección, pero si que luchamos por ella contra nuestras propias
tendencias.
Mientras tanto, tenemos también la
obligación de formarnos en profundidad en el auténtico Espiritismo, pues para
dar antes hay que poseer y no se puede dar a los demás la luz de un conocimiento que no se tiene bien
fundamentado. Por eso será importante la formación en grupo o en familia sobre
cada uno de los libros que componen la Codificación de Kardec, analizando y
meditando sobre la mas profunda esencia de los mismos.
Sabemos que uno de los principales
objetivos del Espiritismo es el de “dar Luz” a seres desencarnados durante las reuniones mediúmnicas que en
tantos Centros Espíritas se practican. Pero para adoctrinar a los demás antes
es necesario que el adoctrinamiento del Espiritismo haya penetrado en
profundidad en uno mismo. De ahí la necesidad del estudio y de la reforma
interior.
También considero tan necesaria esta
formación y esta mejora individual de cada
espírita, precisamente porque soy de la opinión de que está muy bien esa
ayuda que se brinda a los desencarnados, pero no hay por qué esperar a que lo
sean para ayudarles. Por tanto creo que esa ayuda de iluminar sus conciencias
se puede y debe hacer cuando nosotros y ellos mismos todavía nos encontramos
todos encarnados en este mundo. Dice un
sabio refrán que “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”; por tanto esa
ayuda que se brinda después de la muerte a quienes ya no vemos, vamos a
brindarla ya a los que en este mundo si vemos cuando nos salen al paso en el
día a día, de modo que el camino que ahora avancen con nuestra ayuda será
trabajo adelantado de cara al gran cambio que supondrá para todos el vernos
existiendo en un “más allá” en donde
gracias a la Luz del conocimiento avalado por nuestro ejemplo de ahora,
ya no nos sentiremos tan perdidos.
Que el Padre y el Maestro Jesús con sus
buenos Espíritus nos acompañen a lo largo de este año, haciendo que nuestras
esperanzas y proyectos de mejora y evolución, se hagan realidad.
- Jose Luis Martín -
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