CONCEPTUANDO LA
LIBERTAD
Nadie puede vanagloriarse de ser enteramente libre, todos
los grandes como los pequeños nos necesitamos unos a los
otros.
Desde que dos personas se reúnen, ambas tienen derechos
que respetar, por lo tanto no tienen libertad absoluta. La
condición en que el hombre podría gozar de la libertad seria cuando estuviera de
ermitaño en un desierto.
Todos tenemos el derecho de hacer todo lo que creamos conveniente para la conservación y
el desarrollo de nuestras vidas. Pero al convivir en sociedad, el hombre tiene el deber de
respetar ese mismo derecho en cada uno de sus semejantes.
Todo el que haga que una persona esté completamente sujeta a sus deseos, está ejerciendo
una iniquidad contraria a la ley de Dios. La esclavitud es un abuso de fuerza, que desaparece
con el progreso, como desaparecerán todos los abusos.
A medida que vamos comprendiendo lo que está bien y lo que está mal, adquirimos mayor
responsabilidad sobre nuestros actos.
El Cristianismo nos ha demostrado que ante Dios, solo existe una especie de hombres y que
por el color de su piel, por sus costumbres, o de la sangre, no son diferentes unos de los
otros ante Dios, y si lo son por la mejor comprensión que tengan de las cosas y
principalmente por la bondad que impriman en sus actos.
La esclavitud en la actualidad, gracias a Dios, ha sido abolida y con ella el privilegio que
tenía el señor de maltratar impunemente al esclavo, en los tiempos actuales, todos somos
ciudadanos, pudiendo disponer, libremente de nuestros destinos.
El hombre por el pensamiento disfruta de una libertad sin límites, no tiene trabas para
pensar en lo que quiera, si puede mantener su manifestación, pero no anonadarlo.
Tenemos libertad para pensar lo que queramos, pero también sabemos que hay que dar
cuenta al Padre de nuestros pensamientos.
Cuando pensamos mal, nuestra conciencia es la que nos acusa, pues muchas veces no
realizamos aquello que pensamos porque las circunstancias no nos lo permiten, pero si
pudiéramos lo haríamos, y eso cuenta para Dios.
El hombre es el arquitecto de su futuro, Dios le ha dado el libre albedrio para elegir el
rumbo que quiere dar a su vida, por lo tanto el prepara sus alegrías o sus dolores.
Aunque su existencia está sometida a determinadas circunstancias de acuerdo con la
programación que se haya efectuado al otro lado de la vida, antes de que reencarnara, si
hay elección de pruebas en la Tierra, el Espíritu establecerá por si mismo una especie de
destino, de ahí que el libre albedrio no tenga una medida absoluta sino relativa.
Su condición social, los obstáculos, las malas compañías, las tentaciones, los sinsabores son
situaciones de su propia existencia predominando su soberana voluntad.
Las cosas las podrá tener muy difíciles, pero dentro de cualquier dificultad, o impedimento,
si actúa como es debido, dentro de ellas, triunfará sobre las dificultades, sin que estas
puedan interferir a hacerlo un rebelde, por el contrario ellas le ayudaran a crecer, a
reafirmarse en el bien.
La calma en todas las situaciones adversas es la mejor herramienta, para ver las cosas bajo
perspectivas más positivas, menos complejas.
La libertad nos es necesaria, para poder construir nuestro destino. La libertad y la
responsabilidad son correlativas y aumentan con el progreso del hombre. A más
conocimiento, mayor responsabilidad.
Somos libres para inclinarnos por diferentes concepciones de la cultura humana, pero por
causa de las leyes universales de acción y reacción, en algún momento de nuestro eterno
existir, recogeremos la responsabilidad de haber sembrado la desesperanza en las
conciencias, y todo por el fatuo materialismo ideológico (de consecuencias tan negativas
para el colectivo humano, como los excesos de la fe ciega).
El sabio se considera ciudadano del mundo, según él la libertad consiste en el sometimiento
y aceptación de la necesidad, se abstiene absolutamente de las pasiones y los placeres.
Según los estoicos solo el sabio es libre, ya que él no se opone a los designios de la
naturaleza y de esta forma se hace partícipe de la razón universal. Sabio es aquel que logra
la libertad interior. Los estoicos hablan de la suerte de resignación ante los supuestos males
del mundo:
*No es defensor ni ayuda a los que se entrega por completo a los placeres
*Es necesario entregarse al bien que no deja penetrar en si nada que daña.
*Soportar las adversidades con paciencia, voluntad y conscientes de que las dificultades son
leyes naturales.
*Todo aquel que contradice la naturaleza es obligado a hacer lo que se le manda, por lo
tanto es más inteligente quien cumple los designios en forma voluntaria.
*Nacemos con la obligación de soportar las cosas propias de los mortales y no perturbarnos
por cosas que no podemos lograr o evitar. (Obedecer a Dios)
La verdadera libertad es la virtud, se considera bueno no oponerse, de esta forma se te
promete y o estarás obligado a nada y tampoco necesitarás nada, eres libre. No vas a
intentar nada en vano, no se te puede impedir nada, todo sale de acuerdo a tu juicio y nada
malo te sucede.
Algún día será posible la libertad, pero es necesario un cambio de mentalidad, es necesario
que la gente se preocupe por cosas y no de banalidades o prejuicios se necesita una
mentalidad que de espacio a diferencias aceptando que cada ser humano es distinto.
Empezar a preocuparnos de nosotros mismos, de vivir nuestra vida, dando espacio a los
demás para que vivan la de ellos y hagan lo que sientan, sin la preocupación constante
de críticas o malas miradas. Creemos también que dentro de nuestra libertad es
necesario respetar la del otro para poder vivir tranquilos y armónicamente.
El apóstol Pablo refiriéndose a los gentiles les hablo expresivamente: El mayor valor de la
independencia relativa que disfrutamos reside en la posibilidad de servirnos unos a los
otros, glorificando el bien.
independencia relativa que disfrutamos reside en la posibilidad de servirnos unos a los
otros, glorificando el bien.
El hombre gozará siempre de libertad condicional y, dentro de ella, puede alterar el
curso de la propia existencia, por el buen o mal uso de semejante facultad en las
relaciones comunes.
Rarísimas son las criaturas que saben elevar el sentido de la independencia a expresiones de vuelo espiritual hacia el infinito. La mayoría de los hombres caen, desastrosamente en la primera y nueva concesión del Cielo, transformando a veces, hilo de velludo en cadenas de bronce.
Sin duda estamos aún muy lejos de una vivencia mundial de integral respeto a las libertades humanas; aunque, ya las aceptamos como un ideal a ser alcanzado, eso es ya un gran paso, pues tal concordancia ha de llevarnos, antes o después, a ese estado de paz y de felicidad a que todos aspiramos.
Merchita
EXTRAIDO DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS " Y DE OTRAS FUENTES.
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Analizando la Materia y
al ser en su radio de acción
La Naturaleza, en sus diversos aspectos, nos ofrece un eterno
encanto.
La materia es tan solo el agente de que se sirve el espíritu
para realizar sus objetivos. A través de una serie de fenómenos, esa materia puede
purificarse y llegar a un estado que permite confundirla con el principio primordial de la
vida. Se podría creer que la materia se convierte en espíritu, porque ella es animada, pero
nunca posee, por sí misma, un principio propio de vida.
La materia vive por reflejo, sigue la evolución de la vida y le sirve de soporte. La chispa
emanada del foco divino evoluciona en la materia, recorriendo el Espacio y vuelve a su
punto de partida, más pura y más luminosa.
El materialismo ha quitado a la Ciencia el carácter de grandeza y de elevación moral que
la haría digna de recibir la revelación suprema, de recoger el depósito sagrado. El
espíritu materialista, ensoberbecido con una conquista tal, se levantaría contra Dios.
Pero el día en que, impregnado de un espíritu nuevo, el sabio haya asimilado esas
radiaciones superiores que sintetizan toda la vida universal, reverenciará la obra Divina.
Es así como, en los planos superiores de la vida espiritual, el pensamiento, la voluntad y
la fuerza se unen para realizar la obra sublime del cosmos, esa obra cuyo concierto
encanta y arrebata a todos cuantos descubren sus leyes.
Desde la Tierra, solo podemos percibir algunos detalles, pero en el Más Allá las
perspectivas aumentan y permiten que nuestros amigos invisibles conversen con
nosotros con más competencia y amplitud sobre este magno asunto. Son ellos los que
nos inician en las grandes obras que se elaboran en lo invisible y en los progresos que se
preparan para la Ciencia humana en el conocimiento de las fuerzas universales.
“Desde el Más Allá, – nos dicen ellos – se emanan haces fluidicos de grupos de espíritus
desencarnados y muy evolucionados que procuran siempre traspasar las nubes hechas
de materia que envuelven la Tierra. Nosotros ya hemos producido algunas fisuras y
por esas grietas o salidas esperamos despertar las chispas divinas que adormecen en el ser
humano.”
“En el transcurso de los siglos, muchas existencias se han desarrollado sobre vuestro globo
, un complejo de pasiones, de esperanzas y de fe, cuyas radiaciones constituyen una
atmósfera fluídica que, frecuentemente, es como una barrera en torno a la Tierra. Cuando
el aire se rarifica o se degrada en vuestro mundo, la vida se hace inestable y, a
veces, se parte. Una correlación debe partir del Espacio, pero cuando la vida invisible no
puede entrar en contacto con la vida material, el equilibrio se rompe, pueden ocurrir
perturbaciones, sucesos trágicos, en el sentido de una evolución puramente material.”
León Denis nos dice que desearía abrir una ventana para hacernos comprender la
marcha de los acontecimientos sobre la Tierra, para ello es preciso un impulso del alma,
la plegaria, la fe que ilumina el camino y destruye los fluidos materiales que forman una
barrera.”
“El Espiritismo es el gran inspirador de la fe. Es preciso utilizarlo con sinceridad.
Habiendo más núcleos espíritas, más adeptos serán convencidos y de ese modo, hallarán
en sí facilidades para la proyección de los fluidos vitales y regeneradores, bajo el punto
de vista moral. Cada centro espírita, cada alma ardiente auxiliará con una fe viva, a atraer
haces radiantes. De ese modo, podremos traspasar la capa material que os envuelve
y purificar un ambiente aún tan cargado de elementos impuros”.
“Hasta el momento se han producido grietas, pues hay algunos focos iluminados; hay,
por otro lado, regiones bastante sombrías. Mientras la obra de destrucción prosigue, los
lugares sombríos se iluminan poco a poco. Tenemos la esperanza de que, si las
perturbaciones se vuelven mayores, una nueva orientación se produzca en el espíritu
de aquellos que dirigen los destinos de las naciones.”
A medida que el hombre vence las rampas difíciles que conducen a las cumbres de
la Ciencia y del conocimiento, él ve la majestad del cosmos, y el esplendor de sus leyes se
le aparece bajo aspectos cada vez más imponentes. Llega a comprender que el espíritu
domina y rige el mundo, que la Naturaleza es su esclava. Las fuerzas son solamente
agentes que sirven para realizar sus vastos planes y alcanzar el objetivo pretendido.
Él comprende que su alma no es más que un reflejo de la
Inteligencia Suprema que gobierna el Universo y que, a ejemplo suyo, él puede
comandar la materia, las fuerzas radiantes y, evolucionando él mismo, trabajar para hacer
progresar, para espiritualizar todo lo que le rodea, para elevar seres y cosas en dirección a
estados siempre más perfectos.
Entonces, ya no es en las cosas exteriores, pasajeras e inciertas donde coloca su
objetivo esencial, la finalidad de su vida. Él se dedica a accionar, por un desarrollo
constante de sus facultades y de sus cualidades morales, las potencias y los recursos que
adormecen en la médula de su ser.
Las instituciones políticas y sociales, las formas de los gobiernos y de las sociedades
permanecerán vacías durante mucho tiempo, mientras el hombre no se perfeccione. Esto
no está fuera de nosotros, sino que es dentro de nosotros donde reside el secreto de la
felicidad. Como dice la sabiduría antigua: “Sabrás que los males que devoran a los hombres
son fruto de su elección y que esos infelices buscan, lejos de sí, los bienes cuya fuente
poseen.”
Estudiemos, pues, con persistencia, las leyes del Universo y las fuerzas prodigiosas
que encierra; es penetrando el secreto de esas leyes y comprendiendo el control de esas
fuerzas como el hombre podrá entrar en la gran comunión universal, cuyo principio está en
Dios y fuera de la cual no hay felicidad.
Sin embargo, hay todavía pocos hombres que conocen la verdadera finalidad de la
existencia y la ley de su destino. La gran masa humana, en vez de reaccionar contra la
materia, sufre, servilmente, su yugo. Inmersa en las tinieblas, está sometida al imperio
de los sentidos y solamente busca los placeres físicos. Y es que, para vencer las influencias
groseras, para entrever el futuro del alma, enjuiciar su papel y su objetivo, es preciso
enterarse de la vida en el Más Allá, haber entrado en relaciones profundas con el mundo
invisible, haber recibido las enseñanzas de las grandes almas que han alcanzado las
cumbres de la sabiduría y de la luz.
Ahora bien, solamente un pequeño número de estudiosos reúnen esas convicciones. Éstos
han adquirido la certidumbre y la confianza, que son las fuerzas, por excelencia, para los
momentos de luchas y de pruebas.
Todos los días, observamos a hombres que el laico califica como sabios y que, cuando
quieren tratar de las cosas espirituales y de la vida en el Más Allá, demuestran una
vacilación que asombra.
Y es que para abordar, con competencia, esas cuestiones profundas, no basta ni
siquiera el estudio, es preciso haber madurado en el dolor.
El sufrimiento – despertador de consciencia – es la llave que abre nuestro entendimiento
a la comprensión de las leyes eternas que rigen la vida y la muerte.
Poco a poco, a medida que el hombre avanza en la vía sagrada, la superioridad de su
espíritu sobre la materia se afirma, al mismo tiempo que la fuerza creadora, de la cual
Dios ha depositado una parcela en el hombre. En la evolución grandiosa de sus
facultades y de sus cualidades morales, él llegará a realizar, dentro de sí, y a su
alrededor, el reino de la justicia, de la sabiduría y del amor, que es el objetivo final, en
función del cual todas las cosas han sido formadas.
Trabajo realizado por M. C. R.
Extraído del libro de “León Denis” El Espiritismo y las Fuerzas Radiantes.
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LEY DE CAUSA Y EFECTO.
Reflexión.
En el caso de los espíritus que están en sufrimiento, el sufrimiento
En el caso de los espíritus que están en sufrimiento, el sufrimiento
no es un castigo de Dios.
Castiga la misma ley de causa y efecto.
Todo hecho o acción tiene un efecto, bueno o malo, según la
Castiga la misma ley de causa y efecto.
Todo hecho o acción tiene un efecto, bueno o malo, según la
causa.
Una buena acción tiene un efecto positivo y bueno, del mismo modo, una mala acción, tiene un
Una buena acción tiene un efecto positivo y bueno, del mismo modo, una mala acción, tiene un
efecto negativo o malo.
En el caso de los espíritus que están en sufrimiento, tienen que darse cuenta del mal que
En el caso de los espíritus que están en sufrimiento, tienen que darse cuenta del mal que
causaron y expiarlo.
En el caso de un criminal, puede estar constantemente, aunque no lo quiera en la escena del
En el caso de un criminal, puede estar constantemente, aunque no lo quiera en la escena del
crimen, viendo el mal que ha causado, hasta que tome verdadera conciencia y se produzca el
arrepentimiento.
Al mismo tiempo, al tomar conciencia y arrepentirse también evoluciona.
Los espíritus siguen conservando su estado de progreso o inferioridad .
Tal cual somos como espíritus encarnados así mismo seremos como espíritus desencarnados.
Angeles C.M
Al mismo tiempo, al tomar conciencia y arrepentirse también evoluciona.
Los espíritus siguen conservando su estado de progreso o inferioridad .
Tal cual somos como espíritus encarnados así mismo seremos como espíritus desencarnados.
Angeles C.M
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La gratitud
La gratitud es uno de los sentimientos que menos nos trabajamos habitualmente. Tendemos a pensar que la gratitud es un sentimiento consecuencia de recibir un bien o un favor, pero pocos ven la gratitud como una actitud que necesita cultivarse en el día a día.
Muchas veces, no nos mostramos agradecidos pensando que no tenemos nada que agradecer, cuando realmente lo que ocurre es que nos falta la actitud de gratitud ante la vida.
La gratitud es a la vez un sentimiento que trae luz y calor a nuestro interior y una emoción exterior, que en ocasiones incluso es capaz de hacernos cambiar nuestras pautas de comportamiento con la finalidad de mostrar agradecimiento.
Reflexionemos sobre la gratitud y comprendamos su profunda influencia sobre la psicología humana, su relación con la alegría, la esperanza y la fe, su oposición al orgullo y al egoísmo, y la necesidad de cultivarla.
Gratitud y alegría
Todos los aspectos o sucesos que nos ocurren en nuestra vida tienen algo que debemos agradecer por nuestra parte. Ver esto es fundamental para cultivar la alegría a través de la gratitud en nuestro interior. De esta forma, no necesitamos nada material para tener gratitud en la vida. Únicamente debemos hacernos conscientes de todo lo que nos es dado y que todo lo que tenemos a nuestro alrededor empezando por nuestra vida, es todo lo que necesitamos realmente para nuestro adelanto espiritual. Realmente no poseemos nada, somos usufructuarios de todo lo que tenemos, puesto que nada es nuestro para siempre, salvo nuestras conquistas íntimas. Cada minuto de nuestra existencia es una victoria de la vida como generadora de experiencias sobre las tinieblas de la ignorancia y por lo tanto, cada minuto es motivo de alegría y gratitud. De esta forma, la gratitud muestra la capacidad de estar alegres sin motivo especial alguno.La pérdida que nos genera tristeza de forma natural, no debe alterar nuestro estado de gratitud. Podemos estar tristes, naturalmente, pero agradecidos, puesto que de todo se aprende. Todas las pruebas de la vida tienen un porqué y un objetivo para nuestro adelantamiento moral, la mayoría de las cuales fueron programadas antes de nuestro nacimiento, en la fase de preparación de la actual encarnación, y nos fueron presentadas para nuestro consentimiento. Muchas veces, cuando renegamos de nuestra suerte, estamos renegando de aquello en que nos comprometimos y por tanto, estamos fallándonos a nosotros mismos y toda la espiritualidad que tanto esfuerzo realiza por nuestro adelanto. Debemos agradecer todo el bien y el mal que nos ocurre, porque el verdadero mal es no agradecer y despreciar todas las oportunidades de crecimiento. Desde este punto de vista, la ignorancia primero ataca a la gratitud, nos ciega ante la realidad y luego nos lleva al egoísmo.
Gratitud, orgullo y egoísmo
No se puede ser grato y egoísta a la vez en la misma circunstancia.Si no ves la forma de dejar de ser egoísta piensa en cómo actuarías siendo agradecido, practícalo y aprende. Si tenemos necesidad de comportarnos egoístamente, es porque nos falta la seguridad que nos da el conocimiento espiritual de la gratitud por saber que estamos protegidos, apadrinados por la espiritualidad superior.
La gratitud, por los sentimientos de unión que genera, es contraria al orgullo. Nos cuesta ser gratos con quienes más orgullo desarrollamos hacia ellos. Nuestro orgullo se debilita cuando tenemos que agradecer algo y muchas veces nos cuesta tanto que casi somos incapaces de hacerlo. El orgullo puede no permitirnos recibir una ayuda simplemente para luego no tener que agradecer. La gratitud es por tanto un gran enemigo del orgullo porque tiene la fuerza de destruirlo desde dentro, por la fuerza del deber y su falta puede considerarse un buen indicador del nivel de nuestro orgullo. La gratitud es, por tanto, una demostración de humildad.
El orgullo espiritual, tan difícil de descubrir a veces, se destapa claramente cuando somos incapaces de ser agradecidos ante un acto hacia nosotros de caridad, un buen consejo o una enseñanza que podamos recibir. Nuestro orgullo espiritual, ante una circunstancia o mensaje esclarecedor, a veces se siente agredido y hace que nos cerremos a su entendimiento para evitar que nos sintamos agradecidos.
Este orgullo nos hace pensar que sabemos todo y que poco tenemos que agradecer al que predica por el ejemplo. La capacidad de agradecer nos acerca a los demás y nos habilita para escuchar de forma más activa, con mayor implicación.
El orgullo que manifestamos en nuestro hogar también se descubre cuando analizamos los sentimientos de gratitud hacia nuestra familia. ¡Cuántas veces somos ingratos con nuestros padres porque nos creemos con derecho a recibir todo lo que nos dan! Somos ingratos con nuestros hijos cuando no valoramos su esfuerzo o nos imponemos sobre ellos en base a nuestra posición de adulto dominante.
El mandamiento de honrar a tu padre y a tu madre sólo se puede cumplir demostrando gratitud hacia ellos. Este agradecimiento nos permite ver el deber donde otros ven una carga. De la misma forma, la gratitud hacia Dios nos impulsa a cumplir nuestro deber ante las vicisitudes de la vida como la mejor forma de agradecimiento por todo lo concedido.
Gratitud y reforma moral
El sentimiento de cumplir con el deber como muestra de agradecimiento, es una verdadera palanca que nos impulsa hacia la reforma moral.En ocasiones un espíritu endurecido en el error, alcanzando la hastiedad, no encuentra forma alguna de practicar el bien en su desesperación. El dolor llega a ser tal que en un momento de lucidez pide ayuda de corazón y es ayudado. Desde ese momento la gratitud será la palanca que le motivará para cumplir el deber como necesidad de agradecimiento. Sólo cuando se siente en deuda ayudado descubre la necesidad de ayudar, cuando siente la ayuda recibida se propone esforzarse para dar. Se siente en deuda y empieza a sentir el deber que le espera. La necesidad de cumplir el deber como agradecimiento empieza una espiral de buenas acciones que desembocará en su propia rehabilitación. El bien llama al bien en un circuito infinito que nos llevará juntos de camino hacia la eternidad.
Gratitud y esperanza
La gratitud es un remedio de muchos males porque nos permite cambiar el punto de observación desde una perspectiva más espiritual. Cuando nos quejamos mostramos nuestra falta de gratitud, porque si la queja demuestra un mensaje de insatisfacción a los que me rodean o hacia Dios, la gratitud es un mensaje de satisfacción que alimenta la esperanza.
Si no sabes dejar de quejarte, cambia de actitud y se agradecido. No es posible quejarse y dar gracias a la vez. La queja es un reclamo del que no tiene suficiente mientras que el agradecimiento muestra la satisfacción del que tiene esperanza.
La queja constante sobrecarga a los demás mientras que siendo agradecidos les damos fuerzas para que sigan cumpliendo con su deber.
Análogamente con la queja, no podemos criticar a quien me inspira agradecimiento. Agradezcamos y no critiquemos puesto que todos estamos justamente en la posición en que merecemos estar y nuestro futuro dependerá de la calidad que alcancemos en nuestras relaciones humanas.
Gratitud y Fe
Mientras que la Fe Ciega puede convivir sin la gratitud y sin amor, alimentada por el miedo y el desconocimiento que brinda la ignorancia, la Fe Razonada, al contrario, se desarrolla ante el asombro creciente que nos brinda el Conocimiento. Esta iluminación que produce el Conocimiento sobre la conciencia, despierta la gratitud hacia el Creador alimentando la Fe que llamamos razonada, al sustentarse completamente en la ciencia. Por lo tanto, la Fe no existe sin gratitud hacia el Creador. La gratitud a Dios es la palanca que nos eleva espiritualmente conforme interiorizamos la necesidad de cumplir nuestro deber como agradecimiento. Conforme más agradecidos nos sentimos hacia Dios mayor es el deseo de entregarnos a su causa, desprendiéndonos de nuestros intereses, posesiones, ego, etc.La gratitud es el impulso que nos empuja a desprendernos y a cumplir el deber en todos los niveles espirituales por los que vamos avanzando.
Demos gracias en todo momento.
José Ignacio Modamio
C.E. "Entre el Cielo y la Tierra"
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