miércoles, 14 de octubre de 2015

Alegrías y Tristezas

UNA OPERACIÓN SIN ANESTESIA

Del Libro “Lindos casos de Becerra de Menezes”,
De Ramiro Gama. – Librería Allan Kardec,
San Paulo, Brasil. 13° edición, 1998.

Un hacendado y rico y poderoso llamó con desesperación a nuestro hermano Antonio Francisco, quien pasaba en ese momento, a caballo, por los caminos de la estancia. Le explicó que se trataba de un caso muy grave que sólo podía ser resuelto en ese momento y en ese lugar, con la mayor urgencia.
Un indo, trabajador de su estancia, tenía el pie atravesado por una cuña enorme de madera. Ardía de fiebre y sudaba de dolor.
Antonio Francisco llevaba en su maletín de mano solamente algunas gasas, algodón, yodo y ampollas de agua destilada. Ninguna inyección antitetánica, ninguna pinza, solamente un bisturí que no tenía filo.
Entró en una de las habitaciones de la enorme casa y allí estaba el indio gimiendo, acostado en una estera con la enorme cuña clavada en el pie. Ese horrible gancho entraba por la suela del pie derecho y llegaba hasta el tobillo, sin dejar ningún apoyo para poder intentar arrancarlo. Le resultaría imposible hacer la operación, con los pobres elementos que tenía, sin dolor y con éxito….imaginaba, si llegaba a morir el pobre indio...Oró, pidió al querido Dr. Bezerra de Menezes, en nombre de Jesús, de la Virgen María y de Dios, que la ayudasen en ese momento tan grave.
Y vino la inspiración. Comenzó a actuar. Llenó la jeringa con agua destilada, afirmando, para que todos, inclusive el indio, lo oyesen, que esa era una inyección de analgésico. Dio la inyección y comenzó a operar con ese bisturí sin filo…
Actuaba como si una fuerza extrañaba lo comandase. El enfermo paró de gemir, no sentía el bisturí entrando en la carne, buscando el gancho. Era admirable, emocionante. Durante dos horas Antonio Francisco operó auxiliado por el Espíritu del querido Dr. Bezerra de Menezes. Consiguió sacar la enorme cuña, haciendo una gran abertura en el pie del indio, que nada sentía, inundó de yodo la brecha, envolvió el pie con gasas y dio por concluido el servicio, diciendo:
- Mañana estará usted bien, si Dios quiere.
- si Dios quiere – repitió el indio – Doctor, no sentí ningún dolor, ¡su inyección fue realmente milagrosa!
Nuestro amigo Salió del cuarto preocupado, si llegase a empeorar…
Al día siguiente, fue a verlo y encontró el pie sin, fiebre, y deshinchado. Después de unos días, el herido volvió al trabajo. No tenia nada. Estaba totalmente curado.
¡Gracias a Dios! ¡Bendito sea nuestro querido Bezerra, el médico de los pobres!

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ESPÍRITU

 De latín spiritus, compuesto de spirare: soplar. En el sentido especial de la Doctrina Espírita, los Espíritus son los seres inteligentes de la Creación, que pueblan el Universo fuera del mundo corporal.

La naturaleza íntima de los Espíritus nos es desconocida; ellos mismos no pueden definirla, ya sea por ignorancia o por insuficiencia de nuestro lenguaje.

En este aspecto, somos como los ciegos de nacimiento con relación a la luz.

Según lo que los Espíritus nos dicen, el Espíritu no es material en el sentido vulgar de la palabra; pero tampoco es inmaterial en el sentido absoluto, porque el Espíritu es algo y la inmaterialidad absoluta sería la nada. Por lo tanto, el Espíritu está formado de una sustancia, de la cual la materia grosera que impresiona nuestros sentidos no puede darnos una idea.

Se puede comparar al Espíritu con una llama o chispa, cuyo brillo varía según el grado de su depuración. Por intermedio del periespíritu que lo envuelve, el Espíritu puede adoptar todo tipo de formas.

 Tomado del libro Vocabulario Espírita

Adaptación Oswaldo E. Porras Dorta
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REFLEXIONES CON                       MERCHITA



           ALEGRIAS Y TRISTEZAS


Queridos amigos, hola buenos días, el sufrimiento forma parte de nuestras vidas, el nos visita y casi siempre lo hace sin pedirnos permiso, porque si lo hiciera nunca nos parecería bien para recibirle.
Siempre el hombre camina en busca de la felicidad que se le escapa, porque la felicidad real en la Tierra no existe. Sin embargo en las vicisitudes que forman el cortejo  inevitable en nuestras vidas, es donde podríamos encontrar una felicidad relativa; porque muchas veces lo que nos parece un sufrimiento, una contrariedad, es a veces una llamada de atención, para cambiar ciertas cosas, y una de ellas la mayoría de las veces es el rumbo de nuestras vidas.
Todos hablamos de nuestras desgracias, todos la hemos experimentado y creemos conocer su carácter múltiple. Sin embargo lo que nos parece una desgracia la mayoría de las veces no lo es. Nosotros vemos la desgracia, en la miseria,  en el hogar sin fuego, en la enfermedad, en el acreedor que llama a nuestra puerta, en la cuna del niño que falleció, en la traición del amigo, en el orgullo  resentido, sobre todo del menesteroso que quisiera ser más de lo que es y solo consigue ser un pobre desvalido sin oficio ni beneficio, todo esto, y por aun muchas otras cosas, nos sentimos desgraciados  los humanos.  Pero según el Evangelio esto es una desgracia para aquellos que solo  ven el presente; pero la verdadera desgracia consiste antes en las consecuencias de una cosa, que en la cosa misma.
Es decir si alguna contrariedad viene a visitarnos y esta nos produce tristeza, si viéramos sus consecuencias, quizás no opinaríamos igual. Es una desgracia muy grande el perder a un hijo recién nacido, pero a cuantas madres les hemos oído decir, más valdría que no hubiera nacido, porque ese hijo, siempre está enfermo, es un maleante, un asesino, un delincuente, que les parte el corazón a todas horas. El hijo que al poco de nacer parte para la otra vida, vive los minutos que debía vivir, Dios sabe qué hacer con sus criaturas, pues sabemos que nada sucede porque si.
Muchas de nuestras alegrías, derivan en tristezas. Para juzgar una cosa, es menester ver sus consecuencias. De esto deducimos que para saber lo que es realmente feliz o desgraciado para nosotros los hombres, es preciso  transportarnos más allá de esta vida; pues todo lo que nos parece una desgracia, cesa con la vida, y encontramos su compensación en vidas futuras.
La desgracia, es el placer, la alegría, el ruido, la vana agitación, la loca satisfacción de la vanidad, que acallan nuestra conciencia, que comprimen la acción del pensamiento y que nos aturde sobre el porvenir; la desgracia es el opio del olvido al cual el hombre llamamos con todos nuestros deseos.
Las almas que son indiferentes y están dominadas por el egoísmo son las verdaderamente desgraciadas, Porque a Dios no se le engaña, no se esquiva su destino; y las pruebas más temibles que la jauría  del hombre desencadena , acechan su reposo y lo sumerge de repente en la agonía que es la verdadera desgracia.
Entonces el Espiritismo nos esclarece, y nos muestra la realidad de las cosas, nos enseña la verdad y nos marca el error que muchas veces está desfigurado por nuestra ceguera. Entonces ante la adversidad, debemos actuar como el bravo soldado que lejos de huir de la lucha, la enfrenta con valentía, agradece los improperios y los contratiempos que lo pueden ayudar a crecer, que la paz que no puede darnos glorias ni ascensos.
¿Qué nos importa ser perdedores en la vida, si ganamos el cielo, que le importa al soldado perder sus armas en la lucha, quedarse desnudo en la adversidad si sale de ello glorioso y vencedor? ¿Qué nos importa perder los bienes materiales que son perecederos, si conseguimos  entrar triunfantes por haber tenido fe y conseguimos entrar triunfantes en el reino de Dios?
Sepamos ser buenos luchadores en la adversidad, recordemos siempre, que Dios escribe derecho en renglones torcidos, cuantos ingratos mantenemos una actitud indiferente hacia hermanos que nos aman, y llegado el momento en que otro ocupa nuestro lugar y estamos a punto de perderlos, vemos su valor, y cambiamos de reacción, volcándonos en amor lo que antes era petulancia y desdén. Ese dolor, esa contrariedad, nos duele, pero es gracias a ella, que nos damos cuenta de cuánto los amamos, de lo mucho que significan en nuestras vidas, y si podemos recobrar su amor y cariño, al paso del tiempo, cuando la nube paso, agradecemos el que esa persona que intentaba ocupar nuestro lugar, nos hizo valorar a la persona que desdeñábamos y a la que no tomábamos en consideración. Dejamos de odiarla, por lo que intentaba robarnos, y la bendecimos porque es gracias a ella que nosotros despertamos. Así sucede en un montón de cosas, en el viaje frustrado, al cual no pudimos acudir por la visita inoportuna, y en el cual perecen  sus ocupantes, por un accidente siniestro.  Infinidad de cosas que nos contrarían en el momento que suceden y nos hacen sufrir, después al paso del tiempo las bendecimos, porque vemos en que derivaron. Por eso ante todas las situaciones de la vida, debemos actuar debidamente, hacer nuestra parte, de una forma civilizada, para que nunca tengamos que arrepentirnos y sentirnos desgraciados de verdad, por no haber sabido responder como un buen cristiano, que sabe resignarse y luchar ante la adversidad.
Amigos os deseo un lindo jueves, que Dios nos ilumine a todos. Un abrazo fraternal de Merchita. 
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                                                    Expectativas del Duelo 
Varias personas me han pedido que publique los síntomas que son inherentes del duelo o luto después de una perdida. Por lo general el dolor que el duelo causa necesita más tiempo de lo que la mayoría de las personas piensan para ir aminorando. (mínimo 1 año). Este dolor causara mucho cansancio y agotamiento, por la cantidad de nuestra energía que utiliza. 
El luto se manifestará en todos los campos de la vida; psicológicamente, socialmente, físicamente y hasta espiritualmente. Se puede sentir por instantes, que se está volviendo loco(a), sufriendo dificultad para pensar o tomar decisiones. Es posible que se tenga combinaciones de ira y culpa, depresión y irritabilidad, frustración y enojo, o por lo menos algunas manifestaciones de estas emociones. La obsesión e intensa preocupación pueden formar parte del diario vivir, como también ciertas fechas y eventos pueden traer brotes de dolor. Todos esos sentimientos encontrados harán que afecten las interacciones sociales. También se puede experimentar una serie de reacciones físicas, como dolores de cabeza, espalda, estomago, etc. Lo mas probable en casi todas las personas es que empiece a experimentar un aumento en espiritualidad, religión o filosofía de vida. 
Durante ese primer año el dolor puede resucitar viejos problemas, conflictos y sentimientos, no resueltos en el pasado. Haciendo que el llanto llegue repentinamente, sin previo aviso y por diferentes razones, algunas veces sin tener que ver con la pérdida. 
Es natural llorar por lo que se ha perdido, no sólo por la persona que ya no esta, sino por la pérdida de las esperanzas, sueños y expectativas que teníamos y no serán compartidas con esa persona. 
Aunque lleguemos a procesar el duelo efectivamente, es posible que hasta dos o tres años después, el dolor del duelo siga resucitando de pronto, pero cada vez que ocurra debería de volverse menos intenso; si esto no ocurre es preciso que se busque ayuda profesional, con preferencia de un sicólogo, aunque los psiquiatras también pueden ayudar, por lo general ellos prescriben drogas que adormecen los sentimientos, haciendo que la recuperación sea mas lenta.

  
Mercy Ingaro

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