lunes, 12 de octubre de 2015

FENÓMENOS ESPÍRITAS




                  LO QUE SON LOS ÁNGELES
Amalia Domingo Soler 
“La Luz que nos guía 

¡Injusticia en el Hacedor Supremo! Esto encuentra siempre el alma que estudia y profundiza sobre las afirmaciones dogmáticas del catolicismo. Detengamos hoy nuestro pensamiento en uno de los puntos más flacos, más erróneos de su Génesis, o sea, sobre la Creación Angélica. Meditemos y comparemos. 
 El Dios católico, crea, porque sí, (siempre porque sí) desde el principio, a unos seres revestidos por Él, al crearlos, de una luz deslumbradora, de una pureza inmaculada, destinados a gozar eternamente del mayor de los bienes, o sea, de su presencia, sin haber hecho nada para merecer tan grandioso premio: Estos son los ángeles. Y va creando las pobres almas humanas destinadas a gozar también de su presencia, si sortean los mil y mil peligros de su accidentada vida terrestre, sin dejar manchada su vestidura espiritual al pasar por la Tierra, yendo, sin misericordia ni 
remisión, para el Infierno eterno, en la mayoría de los casos. Esto enseña el catolicismo; y ahora la razón humana dice: ¿Es que no son criaturas de Dios, iguales ante su amor, los ángeles y las almas humanas? ¿Es que son menos hijas suyas estas últimas que las primeras? Si se confirma que no son iguales, hay que reconocer un lado débil en el Ser Supremo, pues ha creado seres privilegiados, para un goce perpetuo y seres destinados a todos los sufrimientos de la Tierra, y la mayor parte de ellos, después de la vida terrestre, a tormentos eternos y crueles en el infierno. Con esta afirmación, se confiesa que existe el privilegio en la Creación: Dios no ha sido ni Justo, ni Bueno, ni Paternal, al crearnos desiguales. 
Si se afirma que son iguales ante Dios los ángeles y las almas de los hombres, acude precisamente otra pregunta contundente y lógica, al raciocinio: Entonces, ¿Por qué tal diferencia de destino entre seres iguales? ¿Por qué gozan unos eternamente, sin haberlo merecido, siendo así que las pobres almas humanas tienen que conquistar ese goce en las luchas y en los combates de la vida, en la travesía de ese proceloso mar que es la existencia terrestre, exponiéndose muchas de ellas a caer en el infierno eterno, al tratar de alcanzar el Cielo? En un caso como en el otro, tanto si se afirma la igualdad entre los seres creados, como si se les supone desigual, desmerece en gran manera, a los ojos del hombre que estudia y raciocina, la infinitud de Justicia y de Bondad de los atributos divinos. Efectivamente, con la doctrina católica, siempre resulta Dios más pequeño que ciertos seres humanos que profesan a todos sus hijos igual cariño y les hacen partícipes, sin distinción alguna, de todos los bienes de que disponen, procurando, dentro de su pequeñez, la mayor igualdad para todos ellos.  
El dogma católico siempre tiende a achicar la concepción de Dios en las almas pensadoras, presentando para su aceptación, como verdades reveladas, creencias absurdas e inaceptables para la razón, puesto que demuestran haber en Dios notoria injusticia y limitación de bondad. La creación angélica es uno de los puntos flaquísimos del catolicismo; un niño algo instruido, comprende enseguida esa debilidad y puede demostrarla. Por eso mismo, no queremos hacer más hincapié acerca de lo erróneo, de lo 
destructora que es dicha afirmación de su Génesis. Este trabajo tiene un objeto más alto: Es el de comparar. ¿Qué dice la ciencia espírita respecto al particular? Dice que no existe la creación angélica como la presenta el catolicismo. Dice que, como Padre Universal amorosísimo de todos los seres, Dios no ha creado ni la desigualdad de esencia, ni la desigualdad de destino, entre sus criaturas, o sea, entre sus hijos, puesto que todas las almas, es decir todas las chispas espirituales desprendidas de su Foco Potencial, desde la eternidad más remota, han sido dotadas todas, absolutamente todas, de iguales facultades para alcanzar el fin para que fueron creadas. Ninguna ha sido mejorada en el reparto paterno, no existiendo por tanto el privilegio en la Creación. Todas han recibido las facultades de pensar, sentir y querer. Su destino es el mismo: Desarrollar indefinidamente esas facultades en sentido progresivo, con tendencia constante a mayor espiritualización de su ser, es decir, a llegar al estado de Espíritu puro, o sea, al estado angélico, digámoslo así. Luego, ¿Existe ese estado en la creación? Sí, existe el estado Angélico. Pero a él no llega ningún ser por privilegio ni por sorpresa. Todos, absolutamente todos los grados de pureza, que son necesarios para elevarse hasta allí, han de ser conquistados por todos los seres, sin distinción ni privilegio alguno, a costa de los propios esfuerzos de cada uno.  
El estado de pureza espiritual y de goce inherente a esa pureza, no son un regalo de Dios, hecho porque sí, a algunos de sus hijos, sino que es el premio que aguarda a todos los seres que han luchado, batallado y vencido. 
 Los ángeles, los espíritus puros, son almas que han pasado, como las nuestras, por la dolorosa peregrinación de las encarnaciones terrestres; son las almas humanas, purificadas y elevadas por el sufrimiento, por el martirio, por el sacrificio. Con esta explicación racional y lógica, queda enteramente satisfecha la razón humana. 
 Ningún ser resulta privilegiado en la creación; todos son de igual esencia y creados para un mismo destino, para un mismo fin: La felicidad Universal, como resultado, como premio de los esfuerzos hechos por todos para conquistar la pureza y la elevación que 
necesitan alcanzar para gozar de ese estado superior. Como siempre, en este caso, la ciencia espírita respira lógica, justicia, igualdad. Restituye al Ser Supremo, lo suyo, lo que en Él es inalterable, la infinitud de sus atributos de Justicia y de Bondad, que el catolicismo deja al descubierto en la mayoría de sus dogmas y de los puntos de su doctrina.  
Para el espiritista que sabe que esto es la verdad, Dios es el Padre Amoroso y Justo que ha tratado con la misma ternura a todos sus hijos. Igual punto de partida ha sido el de todos los seres; idéntico destino el suyo; un mismo porvenir les aguarda; iguales medios tienen para conquistarlo; no existiendo, por lo tanto, ni el capricho, ni la casualidad, ni el privilegio en la obra del Excelso Creador. Es más; sabe también el que bebe en la pura fuente del Espiritismo, que, no solamente no es posible el capricho en el Universo, sino que tanto lo físico como lo moral, la materia como el Espíritu, todo en él están regidos por leyes matemáticas, admirables y precisas, sabias, justas y previsoras, como el Adorable Legislador que las ha dictado. 
 Sabe que el Espíritu vive, se mueve, cae, se levanta, anda, progresa, se purifica y se eleva, impulsado por esas mismas leyes y dirigido por una de ellas, la del Progreso indefinido, que es la que rige su continua ascensión a través del infinito. Como consecuencia natural de su creencia, el espiritista venera y bendice al Padre Universal, que lo ha creado para tan grandioso fin y procura, dentro de la pequeñez de sus medios, adelantar en todo lo posible y hacer progresar a los seres que le rodean; pues en todos, y absolutamente todos, aún en los que se titulan sus enemigos, ve a sus hermanos muy queridos, hijos, como él, de su Amorosísimo Padre Celeste, y trata de procurar, para ellos como para él, la mayor suma posible de bienes. 

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                            FENOMENOS ESPÍRITAS


Exteriorización del ser humano; Telepatía; Desdoblamientos; Los fantasmas de los vivos.


El hombre es aun para si mismo un misterio vivo. De su ser, no reconoce y no utiliza más que la superficie. Su persona encierra profundidades ignoradas en donde duermen  fuerzas, conocimientos, recuerdos acumulados en existencias pasadas, todo un mundo de ideas, de facultades, de energías que la envoltura carnal oculta y apaga; pero que se despiertan y entran en acción durante el sueño normal y el sueño magnético. Este es el misterio del Psiquis. Así como el día sucede a la noche, la vida libre del alma sucede a la permanencia en la prisión corporal.
Pero el alma se desprende también en el sueño, vuelve a encontrarse en su conciencia dilatada, en la conciencia que ella misma se ha labrado a través de las edades; vuelve a apoderarse de si misma y se considera como un objeto de asombro. Cuando contempla su pasado, encuentra todas las adquisiciones mentales, todas las riquezas acumuladas en el curso de su evolución y que la reencarnación había sepultado. Lo que el cerebro concreto no tenía el poder de expresar, lo manifiesta su cerebro fluídico, lo irradia con una intensidad tanto más viva cuanto más completo sea el desprendimiento. El sueño no es otra cosa, en realidad, que la salida del alma del cuerpo. En el sueño ordinario se aleja un poco; solo en parte recobra su independencia y queda casi siempre estrechamente ligado al cuerpo.
En el sueño provocado, el desprendimiento se acentúa en todos los grados. Bajo la influencia magnética los lazos que unen el alma al cuerpo se aflojan poco a poco. Cuanto más profunda es la hipnosis, en el trance, más el alma se desprende y se eleva. Se acrecienta su lucidez; su penetración se extiende, el círculo de percepciones se ensancha. Al mismo tiempo, las capas oscuras, las regiones ocultas del yo se dilatan, se iluminan, entran en vibración, todas las adquisiciones del pasado se despiertan.

Edgard Cayce
Las facultades psíquicas, visión a distancia, audición, adivinación, entran en juego.-

      En los estados superiores del trance, llegamos a los últimos confines, a los extremos límites de la vida física. El ser vive ya la vida del espíritu y ejerce sus poderes. Un grado más y el lazo fluídico que une el alma con el cuerpo quedarían roto. Seria el desprendimiento absoluto, la muerte. La acción del alma a distancia sin el auxilio de los sentidos se revela también en la por los fenómenos de transmisión del pensamiento y telepatía. Las vibraciones de nuestro pensamiento proyectadas con intensa voluntad, se propagan a lo lejos y pueden influir en organismos que tengan afinidad con el nuestro y suscitando después una especie de choque de retorno, volver al punto de emisión. Así dos almas en un mismo ritmo psíquico, pueden sentir y vibrar al unísona a veces de cerca o de lejos, entablar un diálogo misterioso cambiar pensamientos demasiado sutiles para ser expresados con palabras; imágenes, mensajes, llamamientos flotan o vuelan en la atmósfera fluídica entre esas almas que, a pesar de la distancia, se sienten unidas, penetradas por el mismo sentimiento y hacen radiar la una a la otra los efluvios de su personalidad psíquica. A veces el alma, durante la vigilia y también en el sueño, se exterioriza, se objetiva en su forma fluídica y aparece a distancia. De ahí, el fenómeno de los fantasmas de los vivos.
     Los desdoblamientos de los vivos han sido comprobados en todos los tiempos. El ser humano, desprendido de las ligaduras carnales por medio de la oración, las aspiraciones elevadas y una vida sobria y pura, adquieren mayor actitud para exteriorizarse. La existencia del alma se revela por hachos. El cuerpo no es una condición indispensable de su vida, y sí está ligada a él durante su paso por la Tierra, ese lazo no es más que temporal. Después de la separación del organismo físico, continúa manifestándose mediante fenómenos del orden espírita.

Sueños premonitorios. Clarividencia. Presentimientos.-

   El alma para emanciparse; se desprende del cuerpo carnal durante el sueño y se traslada a un plano más o menos elevado del universo, en donde percibe, con el auxilio de sus propios sentidos, los seres y las cosas de aquel plano. El sueño se puede dividir en tres categorías principales. El sueño ordinario, puramente cerebral, el espíritu flota en la atmósfera, sin alejarse mucho del cuerpo, se sumerge en pensamientos e imágenes que ruedan por el espacio, impregnándose de ellas recogiendo impresiones confusas, sueños extraños e inexplicables. Son sueños de infinita diversidad, según el grado de emancipación del alma. Sueños profundos o etéreos. El espíritu escapa de la vida física, se desprende de la materia y recorre la superficie de la Tierra y la inmensidad. Busca a los seres amados, a parientes, amigos, a sus guías espirituales. A veces va al encuentro de almas humanas desprendidas como él de la carne durante el sueño. De esto raras veces traen impresiones del cerebro físico por impedirlo su impotencia vibratoria. Quedan, huellas en la conciencia en forma de intuiciones, presentimientos e influyen más de lo que se cree en la dirección de la vida, inspirando resoluciones y a nuestros actos. A lo sueños etéreos puede unirse el fenómeno de éxtasis o arrebatamiento.
Es como un estado mórbido, es uno de los más bellos privilegios del alma amante y creyente, que en la exaltación de su fe reúne todas sus energías, se desprende momentáneamente de las ligaduras carnales y se lanza a las regiones en donde lo bello se despliega en sus manifestaciones infinitas. La felicidad de los estáticos, las alegrías que gozan contemplar las magnificencias del más allá, bastarían por si solas para demostrarnos la magnitud de los goces que nos reservan las esferas espirituales. La clarividencia o adivinación es la facultad del alma de percibir en estado e vigilia, los sucesos pasados y futuros, lo mismo en el dominio físico que en el mundo intelectual. El presentimiento es la intuición vaga y confusa de lo que debe suceder. Cada uno de nosotros, tiene una puerta abierta, por donde penetra la luz del infinito. En el estado (sueño, éxtasis, trance), el circulo de nuestras percepciones, se puede ensanchar en proporciones incalculables, entramos en relación con la inmensa jerarquía de las almas y de las potestades celestes.

Visión y audición psíquica en estado de vigilia.-

Una de las cosas que expone en este capítulo es que se debe distinguir cuidadosamente la clarividencia de la visión medianímica. El vidente está bajo la influencia del espíritu que obra en él en vista de la manifestación que debe producirse. Los médiums videntes y auditivos transmiten los deseos del espíritu. El estado de adelanto de un espíritu, se revela a primera vista en el espacio por la oscuridad o resplandor de su envoltura. Ciertos médiums, pueden apreciar el sentido psíquico las vibraciones más sutiles de los espíritus y hasta percibir las armonías penetrantes de los espacios y de los mundos los conciertos de los espíritus presentes. Puede decirse que la intervención de lo alto la comunión del cielo y de la tierra se afirman de mil maneras en las concepciones del pensamiento y del genio para el triunfo de lo bello y la realización e lo divino.

Fuerza psíquica; Los fluidos; El magnetismo.-

Existe en cada uno de nosotros un foco invisible cuyas radiaciones varían de amplitud y de intensidad según nuestras disposiciones mentales. La voluntad puede comunicarles propiedades especiales; este es el secreto del poder curativo de los magnetizadores. Los mediums de efectos físicos exteriorizan esta fuerza con gran abundancia, pero todos las poseemos en diversos grados. El magnetismo, tomado en sentido general es la utilización, bajo el nombre de fluido de la fuerza psíquica, por aquellos que la poseen en abundancia. El magnetismo es un don de la naturaleza y de Dios. Regular su uso y prescribir los abusos, está bien.
Prohibir su aplicación seria usurpar los derechos de la acción divina, atentar a la libertad del progreso de la ciencia y hacer obra de oscurantismo. El magnetismo es una potencia que desata lazos del alma y le abre las puertas del mundo invisible; es una fuerza que dormita en nosotros y que, utilizada avalada por una impulsión gradual, por una voluntad fuerte y persistente, nos desprende del peso carnal, nos libera de las leyes del tiempo y del espacio, dándonos poder sobre la naturaleza y sobre los seres. El sueño magnético tiene grados que se escalonan desde el sueño ligero hasta el éxtasis y el trance.

Fenomenos espontáneos. Casas encantadas. Tiptología.-

Estudiando las manifestaciones espíritas se impone una necesidad, la de una clasificación metódica y rigurosa. Vaga y confusa al principio en los fenómenos de las casas encantadas, la personalidad oculta empieza a afirmarse en la tiptología, después en la escritura; se precisa en la incorporación medianímica y se hace visible en las materializaciones. En este orden se podría dividir en dos categorías; los hechos físicos y los intelectuales. En el primero el papel del médium es pasivo; es el foco de emisión de donde emanan las energías con cuyo auxilio los invisibles obran en la materia y manifiestan su presencia. En los demás fenómenos el médium representa un papel más importante. Es el agente de transmisión de los pensamientos del espíritu, su estado psíquico, sus aptitudes, sus conocimientos influyen a veces notablemente en las comunicaciones obtenidas. El fenómeno de las casas encantadas es de los más frecuentes y más conocidos. Se le encuentra por todas partes.

Fenómenos físicos. Las mesas.

Los fenómenos físicos se presentan bajo formas sumamente variadas. La fuerza que sirve para producirlas se presta a todas las combinaciones, penetra en todos los cuerpos, atraviesa todos los obstáculos, salva todas las distancias. Bajo la acción de la voluntad potente, puede descomponer y recomponer la materia compacta. Las mesas pueden llegar a ser instrumento de espíritus eminentes. Caso bastante raro, son las almas de escasa inteligencia las que se manifiestan por este procedimiento. Sus comunicaciones suelen ser triviales y hasta groseras y sin valor alguno. Los espíritus superiores se sirven de la mesa por excepción o por falta de otro medio. El contacto y la manipulación de los fluidos necesarios para las manifestaciones de este genero, impone cierto malestar a los espíritus de naturaleza sutil y delicada, pero también, con mucha frecuencia, su solicitud, el cariño que nos profesan les hacen vencer muchas dificultades. Las manifestaciones de la mesa no son más que el vestíbulo del Espiritismo, un encaminamiento hacia fenómenos más nobles y más instructivos.

Escritura directa o Psicografía, estructura mediúmnimica.

La escritura es también un medio por el cual los espíritus pueden comunicarse con nosotros hay dos formas distintas: la escritura directa o psicografía y la escritura medianimica. La psicografía es la más segura y la más fácilmente realizable, puesto que puede producirse a plena luz. El médium no sale de su estado normal, hasta el punto de que parece no tener acción alguna en la producción del fenómeno. La escritura medianimica es tan antigua como la historia. Los mediums escribientes han de ser clasificados en tres categorías distintas, según la naturaleza de sus facultades. Los autómatas puros; estos no tienen conciencia de lo que escriben; la influencia del espíritu se ejerce únicamente sobre su brazo; sus movimientos son rápidos y bruscos, y es costoso a veces leer lo que han escrito.
Los escribientes semi mecánicos, en quienes el cerebro recibe también la impresión, como la mano, tienen conciencia de lo que escriben, y las palabras llegan a su cerebro en el momento que se trazan sobre el papel. Los escribientes intuitivos, en donde únicamente el cerebro se haya bajo la influencia del espíritu. Esta facultad es incierta, a veces engañadora, pues los pensamientos del sujeto se mezclan con los del inspirador oculto y resulta difícil distinguir los unos de los otros.

Trance e incorporaciones.-

El estado de trance es un grado de sueño magnético que permite al cuerpo fluídico exteriorizarse, desprenderse del cuerpo carnal, viviendo entonces el alma, siquiera por unos momentos, una vida libre, independiente. La separación, sin embargo, no es jamás completa, pues la separación absoluta sería la muerte. Un lazo invisible continúa reteniendo el alma con su envoltura terrestre. Es semejante al hilo telefónico que mantiene la relación entre dos puntos más o menos separados, este lazo fluídico permite al alma libre transmitir sus impresiones por medio de los órganos del cuerpo dormido. Mientras dura el trance, el médium habla, anda, escribe, automáticamente; pero de ninguno de estos actos le queda el más pequeño recuerdo al despertar. El estado de trance puede ser provocado ya por la acción de un magnetizador, ya por la de un espíritu. Bajo el influjo magnético, se aflojan los lazos que mantienen unidos los dos cuerpos.
El alma, con su cuerpo sutilísimo, se emancipa poco a poco, recobra el uso de sus potencias escondidas, comprimidas por la materia. Cuanto más profundo es el sueño, más se acentúa esta especie de desprendimiento. Las radiaciones de lo psíquico crecen y se extienden, aparece un estado de conciencia distinto, con distintas o nuevas facultades. Todo un mundo de recuerdos y de conocimientos, enterrados en las profundidades del yo, se despierta potente. El médium puede, bajo el imperio de una voluntad superior, reconstituirse en una existencia pasada, revivirla con todos sus detalles, con las actitudes, el lenguaje, los atributos que caracterizaron esa existencia. Al mismo tiempo, entran en juego, los sentidos psíquicos. Se producen la visión y la audición a distancia, tanto más claras y precisas cuanto más completo es el desprendimiento del organismo. En el cuerpo del médium, abandonado momentáneamente, puede producirse una substitución de espíritu.
Es el fenómeno de la incorporación. El alma de un difunto, hasta el alma de un vivo dormido, puede ocupar el lugar del espíritu del médium y servirse de su organismo material para comunicar por medio de la palabra y del gesto con las personas de nuestro mundo. El estado de trance facilita la sugestión. En los fenómenos de la escritura y de la mesa, el médium queda en plena posesión de su yo, de su voluntad y hasta puede rechazar las inspiraciones que recibe. Con el desprendimiento no sucede lo mismo. El alma se ha retirado y el cerebro queda libre, a merced de todas las influencias. El fluido de un magnetizador, por su particular estado vibratorio, más que ayudar contraria al fluido de los espíritus, estos se ven obligados a un trabajo de adaptación o de depuración que malgasta sus fuerzas indispensables para la manifestación. Un magnetizador, cuyo fluido no sea puro, cuyo carácter no sea recto y de perfecta moralidad, aun sin quererlo, puede influir sobre el sujeto en sentido muy desfavorable.

Apariciones y materializaciones de Espíritus.-

Los modos de acción del espíritu varían según los recursos ofrecidos por el medio en que opera. Los fenómenos de materialización deben ser, pues, clasificados en tres ordenas distintas. En primer lugar, los casos en que el doble fluídico exteriorizado del médium es utilizado y empleado por el espíritu hasta el punto de reproducir el aspecto que este tuvo en la tierra y hasta los rasgos de su fisonomía. El espíritu, por su voluntad se refleja, se fotografía, digamoslo así, en la forma fluidica del médium; es una transfiguración más o menos completa, según el poder del manifestante. En segundo lugar, el espíritu, con ayuda de los fluidos ambientes, crea formas temporales que anima y dirige fuera, sin incorporarse. Y finalmente, se ofrecen los casos, mucho más numerosos, en que el espíritu concreta y materializa su propia envoltura fluídica, hasta el punto de reaparecer tal y como era en su existencia terrestre. La materialización es entonces una especie de reencarnación pasajera. El papel de los médiums difiere esencialmente según los casos de que se trata. Pasan por los grados de trance, gradación que coincide con las cantidades de elementos fluídicos que han de prestar a los espíritus. Muchas veces se vio en la casa Mrs. Esperance y de Mrs. Compton, los espíritus se apoderaron de la totalidad de estos elementos. En otras circunstancias, los espíritus llevan ya consigo todos los elementos de la materialización, y el médium permanece despierto.

Identidad de los Espíritus.-

Desde el punto de vista exterior u objetivo, las pruebas dadas por las apariciones y las materializaciones no pueden dejar lugar a dudas. No obstante, en el orden subjetivo, en lo que se refiere a los demás modos de manifestación, tienen casi siempre un carácter demasiado vago, pues están desprovistas de hechos exactos, de revelaciones definidas susceptibles de establecer la identidad de los manifestantes formando la convicción de los experimentadores. El habitante del mundo invisible tiene muchos obstáculos que vencer para manifestarse en el nuestro. Los medios de que dispone para instruirnos y convencernos son muy restringidos, y raramente le permiten establecer con toda claridad los rasgos característicos de su individualidad. No se puede manifestar sin el auxilio del médium, y el médium inconsciente, introduce casi siempre una parte de si mismo, de su mentalidad en las manifestaciones espíritas. Las pruebas de la supervivencia se presentan abundantes a aquellos que las buscan con sincero corazón, con inteligencia y perseverancia. De este modo, la noción de la inmortalidad va surgiendo, poco a poco, de las sombras acumuladas por los sofismas, y las negaciones, y se afirma el alma humana en toda su realidad imperecedera.
El universo infinito se convierte en nuestra patria eterna. La vasta perspectiva de los tiempos se desenvuelve ente nuestras miradas como campo de nuestros trabajos, de nuestros estudios, de nuestros progresos. Y cuando ha penetrado esta certeza en nuestro espíritu, no hay descorazonamiento, no hay temor, que pueda alcanzarnos, ni en esta vida, ni en las vidas innumerables que el destino nos obliga a recorrer.

Extraído del libro "En los Invisible" 
León Denis 
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"Oh! Bendito el que siembra Libros...
libros a manos llenas... 
Y manda al pueblo a pensar!
El libro cayendo en el alma 
Es germen —que hace la palma, 
Es lluvia —que hace al mar." 
Richard Simonetti 
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¿ Utilizamos en esta vida, lo aprendido en el pasado ? 

   Todas las experiencias del ser humano van dejando como un poso de conocimiento en lo mas profundo de su Ser, y este conocimiento lo acumula el Ser espiritual  durante sus vidas en este mundo que son  como  peldaños subidos en su escalera evolutiva . Estas necesarias experiencias y aprendizajes necesarios, a cada uno de nosotros nos sirven , siempre que sepamos escuchar la voz de la conciencia, que es la memoria del alma.  Si  esto no fuese así  porque  el olvido del pasado fuese total y no quedase de él ningún residuo de lo aprendido en el fondo de la conciencia espiritual del ser humano, la reencarnación carecería de sentido, y sin embargo la reencarnación es una realidad demostrada y plena de sentido. Tantos casos de los llamados “niños prodigio, así lo demuestran a diario, pues las habilidades y conocimientos  innatos demostrados prematuramente, nos hablan de la evidencia de que han venido a este mundo con un bagaje de ciencia, moral y aptitudes  artísticas o de otra índole, que solamente pudieron ser adquiridos en el pasado.
    Nacemos con un nivel de conciencia humana pendiente de desarrollarse  manifestándose en un cerebro físico  virgen, pero con un subconsciente que no está grabado en el cerebro físico, sino en el psíquico o espiritual, y en el que se guardan los recuerdos y experiencias importantes o traumáticas vividas en existencias anteriores. Este  archivo almacenado en nuestra parte subconsciente, conforma nuestro almacén de conciencia humana  y supone un vasto archivo  de conocimientos y experiencias que a veces se manifiestan en forma de reacciones personales ante lo imprevisto , así como las  ideas innatas. 

- Jose Luis Martín -

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“ Se valora el contenido de una idea por los rechazos que produce cuando es   presentada en    comunidad.”
 Hessen- (Filósofo Alemán) 

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                                   EL SEXO EN LA REENCARNACIÓN. 

El espíritu en sí mismo, como ser espiritual, es asexual, carece de sexo; pero, sí lo contiene el cuerpo que le envuelve: alma o psicosoma.
   Este es un cuerpo fluídico, de sustancia etérea, más o menos sutil, más o menos densa, según su condición moral; conservando el sexo de su última existencia terrena, ya que, en cuanto a la forma, es análogo al cuerpo físico.
 Cada alma humana conserva su característica sexual intrínseca. 
 Sigue sintiéndose como mujer o como hombre, según cual haya sido; con los mismos gustos y tendencias, ya que el alma no cambia (mentalmente) con el simple tránsito a la vida espiritual.
   El sexo en la reencarnación, está supeditado a la necesidad de progreso espiritual del ser reencarnante, y generalmente se efectúa en el mismo sexo durante un número de veces NO prefijado, sino cuando ello es necesario para un mayor progreso del Espíritu y de acuerdo con el programa a realizar o destino en cada nueva vida.

   Como el Espíritu tiene que pasar por todas las experiencias a fin de adquirir la sabiduría que el mundo pueda ofrecerle, llega un momento de su vida inmortal, que necesita ensayar, que necesita vivir la vida del sexo opuesto.
   Entonces se efectúa el cambio, en el plano astral, mediante la ayuda de guías espirituales superiores, colaboradores en la obra divina de progreso de la humanidad (1). Para ello, necesita condicionar, con los fluidos del alma reencarnante, el molde fluídico o periespiritual que da forma a los elementos celulares, fijando el sexo, según fue explicado al tratar del proceso reencarnatorio, y situándolo en el vaso uterino de la que va a ser la madre (ésta en estado de sueño), a cuyo molde o modelo dínamo-espiritual van uniéndose, por atracción, las moléculas orgánicas en el proceso de gestación, hasta completar la formación del feto (2).

   Aun cuando esta tesis no está admitida por la ciencia oficial todavía, ya que el sexo del feto es atribuido a la influencia de los cromosomas sexuales (X-Y); otras fuentes del conocimiento sostienen que el sexo es fijado ya en el molde fluídico del reencarnante. 
  Naturalmente que, el psiquismo de la nueva personalidad sufre, en grado mayor o menor, el cambio de sexo cuando éste se efectúa; según sea también su grado de evolución.
  De aquí que, presenciemos con alguna frecuencia, ciertos casos de mujeres con ademanes varoniles y hombres con ademanes femeniles, a más de otras anomalías, tales como aversión al sexo opuesto, afición al propio sexo y otras más, que son consideradas como psicopatías congénitas por los psicólogos y psiquiatras. Y esta aversión al sexo opuesto, es la que produce el mayor número de célibes voluntarios.
  Cuando el Espíritu ha vivido muchas vidas humanas en un mismo sexo, resulta peligroso para él, salirse ya del estado que ha formado en él una segunda naturaleza.
   La energía del sexo es de origen psíquico. Y esa energía psicogenética, genera cargas magnéticas de atracción hacia el sexo opuesto, en relación al grado de energía propia; la cual es necesario controlar.
   Otro aspecto que, aun cuando ajeno a la reencarnación, consideramos de suma importancia dar a conocer, relacionado con el sexo del alma o psicosoma. Es el caso de aquellos individuos que, falleciendo impregnados de fluidos concupiscentes, continúan con los mismos deseos que tenían antes de desencarnar. Y a estos seres, les es difícil adaptarse a la nueva vida, ya que, careciendo de cuerpo físico para satisfacer el deseo, sufren fuertes angustias y son causa de múltiples perturbaciones a los humanos.
   Y éste es el origen de los llamados íncubos (masculino) y súcubos (femenino) que acuden a las personas con deseos sexuales no satisfechos o caídos en la lujuria, atraídos por las vibraciones —ondas pensamiento— de estas personas, uniéndose algunas veces a su aura magnética, por afinidad; y pueden ser causa de grandes trastornos y hasta aberraciones sexuales. Son los demonios a que aluden las diversas iglesias del cristianismo.

Sebastián de Arauco.
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