El espiritismo no pretende conclusiones finales sobre los dramas de la vida humana, pero quiere exponer su visión de los grandes problemas con los que convivimos y las responsabilidades que acarreamos por ignorar la parte espiritual de nuestra vida, la que consideramos los espíritas como la más importante.
No olvidemos que, tarde o temprano, todos dejaremos este planeta y nos presentaremos ante nosotros mismos sin más vestimenta que nuestra conciencia. Obviar el problema de la supervivencia no hace sino empeorar nuestra situación al hacernos creer que somos libres de disponer de todo a nuestro alcance, pero como dijo San Pablo: todo nos está permitido, mas no todo nos conviene.
El mundo entero se desangra por culpa de los errores cometidos en nombre de la libertad personal. Pero esa libertad tiene unos límites, especialmente delicados y descuidados cuando el ser afectado no puede defenderse.
En el doloroso asunto del aborto se utiliza el argumento de la nulidad del ser, de su no existencia, cuando está más que demostrada la validez de la vida incluso a partir del zigoto, con la fecundación del óvulo, pues la ciencia reconoce en esa primigenia célula todas las propiedades que la llevarán a convertirse paulatinamente, primero en embrión, en feto, en niño y más tarde en adulto. Vida, vida en estado puro. Cualquier paso que interrumpa la serie desde su origen está eliminando al ser adulto que un día llegará En el doloroso asunto del aborto se utiliza el argumento de la nulidad del ser, de su no existencia, cuando está más que demostrada la validez de la vida incluso a partir del zigoto, con la fecundación del óvulo, pues la ciencia reconoce en esa primigenia célula todas las propiedades que la llevarán a convertirse paulatinamente, primero en embrión, en feto, en niño y más tarde en adulto. Vida,vida en estado puro. Cualquier paso que interrumpa la serie desde su origen está eliminando al ser adulto que a ser, con todos sus derechos y obligaciones.
La falta de preparación espiritual, la omisión de las leyes divinas, las presiones del entorno social, son factores determinantes para que se produzcan gran número de abortos anualmente, resultando de eso muchos corazones dañados por la resolución equivocada de interrumpir la vida en desarrollo.
La oportunidad de cada nueva vida es muy pocas veces valorada desde nuestra perspectiva, pero gracias a las comunicaciones de los espíritus sabemos que detrás de cada nueva vida hay muchos años de planificación y esfuerzo.
La madre Teresa de Calcuta siempre luchó contra el aborto, le pedía a las madres que le dieran a los niños si ellas no los querían. Los defensores del aborto opinaban que ya había demasiados niños en la India, a lo que ella respondía: “¿Acaso crees que hay demasiadas flores en el campo, o demasiadas estrellas en el cielo?”
El miedo a perder oportunidades, comodidades, condicionantes sociales, suelen ser las causas que
empujan a las madres a deshacerse de sus hijos, todo ello consecuencia del desconocimiento de los auténticos mecanismos de la vida.
Siendo conscientes de que no estamos aquí solo para disfrutar la vida, sino también para aprender, mejorar y dar la oportunidad a nuestros hijos de que sigan con su evolución personal podremos ir evolucionando en nuestra mentalidad que prima en lo que tenemos y se olvida de lo que podemos lograr dando una oportunidad a la vida.
El espiritismo hace un llamamiento a la figura entrañable de la maternidad, puerta sagrada por la que todos pasamos para llegar a este mundo de pruebas. Lejos de intentar criminalizar a los actores contra la vida incipiente, pero firme contra el acto del aborto, el espiritismo nos enseña con imágenes trágicas y dolorosas el sufrimiento de los niños rechazados y de las madres tardíamente arrepentidas
que quieren despertarnos hacia la idea de que toda vida es sagrada y que todos los seres espirituales necesitan esa oportunidad para enmendar errores pasados y poner en prueba las lecciones aprendidas en otras vidas. La llegada de un hijo siempre es una bendita oportunidad que nos concede Dios Padre, al rechazarla, realmente estamos olvidando un compromiso con la vida, y no debemos olvidar que no se trata de “mi vida” sino que ahora es “nuestras vidas”.
En muchos relatos desde el mundo espiritual se refieren los trabajos de preparación de una nueva vida física que ha de acoger a un espíritu. En el libro “Mensajeros de la luz” dictado por André Luiz al médium Xico Xavier, describe un caso de reencarnación y los trabajos necesarios para cumplir con éxito el intento de una nueva vida. Es importante remarcar que el impedimento más importante al desarrollo de un feto es la falta de afinidad mental del futuro hijo con la madre que ha de acogerlo. Es muy habitual que las relaciones de vidas anteriores con experiencias negativas, conlleve el rechazo emocional por parte de la madre e incluso del padre, pudiendo su recuerdo subconsciente llevar a
producir el deseo de aborto o, en casos más graves, al aborto espontáneo.
El espiritismo quiere ayudar estos momentos claves en la vida de muchas mujeres, realizando un llamamiento a su misión sagrada de maternidad, pero sin deseo de dogmatizar ni anatemizar cualquier postura, pues el libre albedrío es propiedad inalienable de cada uno de nosotros, pero es preciso recordar que también nos pertenece la responsabilidad de nuestros actos.
Cuando una madre siente rechazo hacia la vida que cobija ha de pensar y meditar en ese ser que quiere formar parte de su familia, que viene ansioso de amor y cariño. Es posible que esté necesitado de esos brazos acogedores que en otra ocasión rechazó o los hizo sufrir, y venga ahora, en la tierna figura de un bebé a buscar el perdón y el amor, del que tanto necesitamos todos.
Cada nueva vida es una bendita ocasión que ensaya un nuevo acto de la eternidad, hagamos un llamamiento a todas las madres de esta humanidad sufriente que se siente perdida por no atender a su futuro espiritual. Es la figura materna la que inspira más amor, más ternura, ella se sacrifica por sus hijos, sin pedir nada, es el amor más próximo al amor divino, es el puerto espiritual donde siempre hallaremos refugio ante las tempestades de la vida. Siempre están en nuestra memoria y sus recuerdos
nos traen imágenes de nuestra infancia, nítidas,entrañables, imperecederas, que nos inunda el corazón
dolorido por la edad por el deseo imposible de volver a esa edad.
Es por eso que comprendemos los momentos de flaqueza y ante el reto de dar cabida a una nueva vida, a una historia en blanco por escribir, algunas madres no se vean con fuerzas para conseguirlo y decidan, equivocadamente,huir de su responsabilidad.
Oramos por ellas y por sus hijos rechazados, porque en la vida eterna que nos ha descubierto el espiritismo no hay falta que no se corrija ni amor que no crezca.
Y sabemos que llegará el día en que madre e hijo se reencontrarán, y en el momento de acunarlo en sus brazos por primera vez, ya superados los miedos, las lágrimas rodarán por sus mejillas sin saber explicarse muy bien, porqué ese trocito de vida tan pequeño, ese ser indefenso que acaba de nacer, le despierta en el pecho una sensación de alegría que le hacen pensar…
“Por fin estamos juntos y te prometo que voy a ser la mejor madre del mundo” sin soltar ni un momento a su hijo, a pesar de las protestas del padre.
El espiritismo nos presenta la dualidad cuerpo-espíritu no como dos elementos equivalentes sino que da más importancia a la parte espiritual, alma o espíritu, que a la parte física, el cuerpo material.
A través de la parte científica de esta doctrina se comprueba la correlación de la vida física y sus consecuencias con las causas de los defectos morales de otras vidas. Allan Kardec supo dar al espiritismo un cuerpo doctrinario utilizando métodos científicos en sus estudios y asombrando al
mundo por la solidez de la enseñanza de los espíritus,destacando que los cimientos de la obra espírita no son otros que el evangelio de Jesús.
El amor, la humildad, la honradez, la prudencia, la caridad, la misericordia, la benevolencia y la fe razonada, son claves en la aparición del espiritismo como tal, pues es una palabra de nuevo cuño, aunque su práctica, la comunicación con el mundo espiritual a través de los mediadores o médiums, cuenta con miles de años de historia.
El cuerpo físico es una herramienta para su progreso espiritual, pues le es necesario al espíritu someterse a las duras pruebas de la carne para fortalecerse y mejorar, y ese cuerpo, si se le niega por la práctica del aborto, supone un gran contratiempo para el ser.
La Tierra es la escuela de la vida, donde ensayamos lo que hemos aprendido gracias al patrimonio del tiempo que Dios nos concedió. No hemos de desperdiciarlo ni tampoco arrogarnos el pretendido derecho de decidir sobre la vida que no es nuestra.
Los padres tienen unas obligaciones para con sus hijos, y si no cumplen conforme a sus responsabilidades tendrán que atenerse a las consecuencias de una mala educación y de los daños que causaron a los demás por su descuido y negligencia.
Así mismo aquellos que cumplan con su cometido serán satisfechos con la alegría de ver a sus hijos en el buen camino del progreso eterno.
Un psicólogo recibió la petición de un matrimonio de médicos conocidos suyos, de atender a su hijo, de 15 años, pues su adolescencia estaba resultando muy turbadora y de gran rebelión hacia sus padres.
Tras un primer examen decidió aplicar el método de la hipnosis regresiva por ver si en el subconsciente del chico hallaba indicios del problema que hizo surgir la rebeldía.
Las primeras sesiones no aportaron nada nuevo, hasta que decidió probar hacerlo regresar hasta momentos antes de su nacimiento. La actitud del hijo cambió y hablaba con gran resentimiento: “me quieren matar”decía. ¿Quién te quiere matar? Preguntaba el psicólogo.
“Ellos, mis padres” respondió.
La sorpresa de los padres al enterarse fue mayúscula y decidieron explicar la historia al colega médico: Ellos se conocieron mientras acababan sus estudios y no querían comprometerse para no entorpecer sus carreras, pero su atracción fue tan intensa desde el principio que no pudieron resistirse.
Los encuentros se sucedieron y finalmente ella se quedó embarazada. Decidieron en secreto el aborto tras meditarlo y se propusieron realizarlo en la clínica de una ciudad apartada de su residencia, pues querían evitar el escándalo, para luego seguir con sus vidas.
El día que estaba prevista la intervención se trasladaban en coche cuando sufrieron un accidente que hizo necesaria la hospitalización de ella. Todo quedó al descubierto al realizarse unos análisis y la opción del aborto quedó finalmente descartada.
Descubierta la causa del rechazo del hijo hacia los padres se pudo trabajar para que todas sus vidas recuperaran el equilibrio necesario.
Queda patente que el hijo había sido consciente de todo el proceso de intento de aborto y que le produjo un sufrimiento que quedó grabado en su subconsciente.
Primeramente oculto por el mismo proceso de la reencarnación, al llegar a la pubertad y volver a
disponer de parte de su memoria subconscientemente, afloró en modo de rebelión el disgusto por el intento de eliminarlo.
Jesucristo predicó la mansedumbre y la humildad. De ambas carecemos al pensar en el aborto, pues es aplicar violencia contra un ser indefenso, y orgullo al creernos propietarios de algo que es un don de Dios para cada uno de nosotros, la vida.
Jesús Valle
Centro espírita Manuel y Divaldo
Reus - Tarragona
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LA VIDA EN SOCIEDAD Y EL VOTO DE SILENCIO
"769. Se concibe que, como principio general, la vida en sociedad sea una cosa natural. Pero, como también están en la Naturaleza todos los gustos, ¿por qué habría de ser condenable el del aislamiento absoluto, si algunos hombres encuentran satisfacción en él?
- Satisfacción de egoístas. Hay asimismo individuos que se complacen en embriagarse. ¿Los apruebas? Dios no puede considerar grata una vida mediante la cual uno se condena a no ser útil a nadie.
770. ¿Qué pensar de los hombres que viven en absoluta reclusión con el objeto de sustraerse al contacto pernicioso del mundo?
- Doble egoísmo.
770 a. Pero, si ese enclaustramiento tiene por finalidad una expiación, al imponerse ellos una privación penosa, ¿no es meritorio su acto?
- Hacer mayor bien que el mal que se haya hecho, he ahí la mejor de las expiaciones. Con su aislamiento, al evitar un mal, incurre en otro, puesto que pone en olvido la ley de amor y caridad.
771. ¿Qué debemos pensar de aquellos otros que huyen del mundo para consagrarse al alivio de los desdichados?
- Ésos se elevan al rebajarse. Tienen el doble mérito de colocarse por encima de los placeres materiales y hacer el bien por medio del cumplimiento de la ley del trabajo.
771 a. Y ¿aquellos otros que buscan en el retiro del mundo la tranquilidad que exigen ciertos trabajos?
- Ese no es el enclaustramiento absoluto del egoísta. No se aíslan de la sociedad puesto que por ella trabajan.
772. ¿Qué pensar del voto de silencio que prescriben ciertas sectas, desde la más remota antigüedad?
- Preguntaos más bien si el don de la palabra está en la Naturaleza y por qué Dios lo ha concedido. Él condena el abuso y no el uso de las facultades que ha otorgado. Sin embargo, el silencio es útil. Porque en el silencio te recoges. Tu Espíritu se torna más libre y puede entonces entrar en comunión con nosotros. Pero el voto de silencio es una tontería. Sin duda alguna, los que conceptúan esas privaciones voluntarias como actos virtuosos tienen buena intención, pero se equivocan, porque no comprenden suficientemente las auténticas leyes de Dios.
El voto de silencio absoluto, así como el voto de aislamiento, privan al hombre de las relaciones sociales, que pueden proporcionarle ocasiones de realizar el bien y cumplir la ley del progreso
- Allan Kardec- EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS-
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EL ESPÍRITA Y LA CUESTIÓN SEXUAL.
Los hombres hicieron del sexo un motivo de escándalo. Convirtieran el
sexo en una cosa impura y repelente. Pero el sexo es una manifestación del
poder creador, de las fuerzas productivas de la Naturaleza. El espírita no puede
encarar la cuestión sexual como un asunto prohibido. El sexo es la propia
dialéctica de la Creación y existe en todos los Reinos de la Naturaleza. El
paganismo llegó a hacer del sexo motivo de adoración. Los pueblos primitivos
manifiestan un gran respeto y asumen una actitud religiosa delante del sexo.
Mas para esos pueblos, todavía bien próximos de la Naturaleza, el sexo no está
sujeto a los des-reglamentos, a los abusos y a la perturbación, del mundo
civilizado.
El cristianismo condenó el sexo e hizo de él la fuente de toda
perdición. Mas el Espiritismo reconsidera la cuestión, colocándose en un medio
término entre las exageraciones de paganos y cristianos. El espírita sabe que
el sexo es un gran campo de experiencias para el espíritu en evolución, y que
es a través de él que la ley de reencarnación se procesa, en la vida terrena.
¿Cómo, pues, considerarlo impuro y repelente?
En El Libro de los Espíritus, Kardec comenta: «Los Espíritus se
encarnan hombres o mujeres, porque no tienen sexo. Como deben de progresar en
todo, cada sexo, como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes
especiales, y nuevas ocasiones de adquirir experiencias». Como vemos, el sexo
es considerado por el Espiritismo en su justo lugar, como un medio de evolución
espiritual. El espírita, por eso mismo, no puede continuar a encarar el sexo
como lo hace el común de los hombres. No puede abusar del sexo, ni
despreciarlo. Debe antes considerar su valor y su importancia en el proceso de
la evolución. Todavía existe, en el medio espírita, mucha prevención contra los
asuntos sexuales. Mas es necesario que esa prevención sea alejada, a través de
una comprensión más precisa del problema.
No hay motivo para hacerse del sexo un asunto-tabú, mas también no se
debe exagerar en ese terreno, pues muchas criaturas se escandalizarían. Debemos
acordarnos de que, por millares de años, a través de generaciones y
generaciones sucesivas, el sexo fue considerado, en la civilización cristiana
en que nacimos y vivimos, un campo de depravación, de perdición de las
criaturas. La simple palabra sexo provoca en mucha gente una situación de
ambivalencia: interés oculto y repulsión instintiva. Por eso mismo, la
educación sexual debe ser encarada seriamente en los medios espíritas y no
puede ser dejada al margen de la pedagogía espírita. La mayor dificultad para
la cuestión sexual está en el hogar, en la vida familiar. Los padres espíritas
no saben, generalmente, como preparar a los hijos para la llamada «Revelación
del sexo». El régimen del silencio continúa a imperar en nuestros hogares,
creando mayores dificultades para la solución del problema. La simple
prohibición del asunto crea un clima de misterio en torno de la cuestión
sexual, aumentando los motivos de desequilibrio para los adolescentes.
Los padres a su vez, sufren también de inhibiciones, decurrentes de un
sistema equivocado de educación, a que estuvieran sujetos. En la familia, la
actitud más acertada es la de no responderse con mentiras doradas a las
indagaciones de los niños sobre cuestiones sexuales. Mas no se debe, tampoco,
responder de manera cruda. Sería una imprudencia queremos salir de un sistema
de tabúes para una situación de franca rudeza. Hay muchas maneras de hacer a la
criatura sentir que el problema sexual no es más importante ni menos importante
que los demás. Cada madre o padre tienen que descubrir la manera más
conveniente a emplear en su medio familiar. La regla más cierta es la respuesta
verdadera, de manera indirecta. Si la criatura pregunta: «¿Cómo la gente
nace?», se debe responder, por ejemplo: «De la misma manera que los gatitos».
Comenzando así, poco a poco, los propios padres van descubriendo la técnica de
vencer las dificultades, sin embaucar que crearían un ambiente de excitación
peligrosa. En las escuelas espíritas, el problema debe ser colocado con el
mayor cuidado, pues la situación es aún más melindrosa; los niños de una clase
pertenecen a diversas familias, con diferentes costumbres.
Es peligrosa la llamada «actitud científica», generalmente seguida, en
los bachilleratos, por los profesores de ciencias. La frieza científica no
tiene en consideración las sutilezas psicológicas del problema. Lo ideal sería
que el asunto fuese discutido previamente en reuniones pedagógicas, entre los
profesores de ciencias, de psicología, de moral y el orientador pedagógico. En
la verdad, el problema es más de pedagogía que de ciencias. El buen pedagogo
sabrá conducirlo con el tacto necesario, sin producir choques peligrosos y sin
permitir que el asunto caiga nuevamente en el plano del misterio. Cuanto a los
jóvenes, deben promover cursos y seminarios concernientes a la cuestión
tratada, siempre con la asistencia de un profesor experimentado, de moral
elevada y reconocido buen sentido. Los jóvenes tienen una gran necesidad de
buena orientación sexual, pues están en la fase de mayor manifestación de esas
exigencias y, si no son bien orientados, podrán caer en lamentables
equivocaciones.
El joven espírita, empero esclarecido por la doctrina, no está menos
sujeto a desequilibrios sexuales. Sabemos que esos desequilibrios tienen dos
fuentes principales: los abusos y vicios del pasado, en encarnaciones
desregladas, y las influencias de entidades peligrosas, muchas veces ligadas a
los jóvenes por el pasado delictivo. Por eso mismo, el problema sólo puede ser
tratado de manera elevada, con gran sentido de la responsabilidad. Los médicos
espíritas pueden ser grandes auxiliares de las Juventudes Espíritas en ese
sector. Cuando a los espíritas adultos, no están menos libres de que los
jóvenes. Son víctimas de una educación defectuosa, de un ambiente moral
dominado por la hipocresía en materia sexual, y traen a veces agravadas por ese
ambiente las herencias del pasado. Precisan acostumbrarse, en el medio
espírita, a encarar el problema sexual de una manera seria, evitando las
actitudes negativas, que dan entrada a las influencias peligrosas. Encarando el
sexo sin malicia, como una función natural y una necesidad vital, el espírita;
al mismo tiempo, se corrige y modifica el ambiente en que vive, alejando del
mismo los espíritus viciosos y maliciosos, que no encuentran más pasto para sus
abusos.
El mejor medio de ahuyentar esos espíritus, y de encaminarlos también
a una reforma íntima, es la creación de una actitud personal de respeto por los
problemas sexuales y el cultivo de un ambiente de comprensión elevada en el
hogar. Esa misma actitud debe ser llevada para los ambientes de trabajo, por
más contaminados que ellos se encuentren. El espírita no debe huir despavorido
delante de las conversaciones impropias, pues con eso demostraría incomprensión
del problema y provocaría mayor interés de los otros en perturbarlo. Más no
debe, tampoco, estimular esas charlas, con su participación activa. Su actitud
debe ser de completa naturalidad, de quien conoce el problema y no se espanta
con las conversaciones del mal gusto, pero también de quien no encuentra
motivos para alimentar esas conversas y de ellas participar. Siempre que sea
posible, y con sentido de la oportunidad, él debe procurar mudar el rumbo de la
conversación, para asuntos más provechosos, o mismamente para los aspectos más
serios del problema sexual. La mente viciosa se complace en las conversaciones
deletéreas, en las imágenes grotescas, en las expresiones carentes de respeto.
Escandalizarse delante de esas cosas, o rechazarlas con violencia, es siempre
perjudicial y anticaritativo, pues esas personas son las que más necesitan de
amparo y orientación. Lo más cierto es procurar un medio de ayudarlas a
libertarse de esa viciación. Y lo más eficaz es orientar la conversación
viciosa para aspectos respetables, como las consecuencias de los vicios, las
situaciones dolorosas en que se encuentran personas conocidas y la conveniencia
de tratarse el sexo con el respeto debido a las fuerzas de la Naturaleza.
En los casos dolorosos de inversión sexual, el espírita se ve
generalmente en dificultad. Lo más cierto es apelar para los conocimientos
doctrinarios y para el poder de la oración. Ayudar al hermano desequilibrado a
luchar corajosamente para su propia recuperación, procurando corregir la mente
viciosa y mantenerse lo más posible en actitud del que espera y confía en la
ayuda de los Espíritus Superiores. Trabajos mediúmnicos pueden favorecer
grandemente esos casos, cuando realizados con médiums serios, conscientes de su
responsabilidad y de recta conducta moral. No disponiéndose de elementos así,
de absoluta confianza, es mejor abstenerse de esos trabajos, insistiendo en la
educación progresiva del hermano infeliz, a través de oraciones, lecturas y
estudios, conversaciones instructivas y pases espirituales, aplicados de manera
metódica, en días y horas ciertas. Si el hermano enfermo colabora, con su buena
voluntad, los resultados positivos luego más se harán sentir. Porque nadie está
condenado al vicio y al desequilibrio, a no ser por su propia voluntad o falta
de voluntad para reaccionar.
Nuestro destino está vinculado a la manera por la que encaramos el
sexo. Bastaría eso para demostrar la importancia del problema. Inútil que
queramos huir a él. Lo necesario es modificar profundamente las viejas y
viciosas actitudes que traemos del pasado y que encontramos de nuevo en la
sociedad terrena, todavía pesadamente esmagada por sus propias imperfecciones.
Encaremos el sexo como una manifestación del poder creador, tratándolo con el
debido respeto, y mudaremos a nosotros mismos, a los otros y a la sociedad en
que vivimos. El espírita debe ser el elemento siempre apto a promover esa
mudanza, y nunca un acomodado a las situaciones viciosas que dominan a las
criaturas y las esclavizan, por toda parte, en la tierra y en el espacio. En
conclusión: El problema sexual debe ser encarado por el espírita con
naturalidad, en vista de la naturalidad de la función creadora; el sexo debe
ser considerado como fuente de fuerza, vida y equilibrio, debiendo por eso
mismo ser respetado y no deturpado; entre el des-reglamento del pagano y el
preconcepto del cristiano dogmático, el espírita debe mantenerse en el
equilibrio de la comprensión exacta del valor del sexo; las fuentes de la vida
no pueden ser des-respetadas y afrontadas por la malicia y la impureza de los
hombres.
Miguel Vives
Extraído del libro "Tesoro de los Espíritas"
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La idea de
la reencarnación del espíritu
inmortal, aporta múltiples y profundas consecuencias morales, dando un sentido
más profundo de nuestra realidad individual
y existencial dentro del Universo, porque por ella se cumple el propósito moral de
nuestra existencia, tal como lo es la evolución del Ser.
Esta
idea nos lleva a comprender la necesidad de llegar a amar a
toda la Creación y a nuestros semejantes, siendo cada vez más solidarios y
altruistas, en coherencia con el conocimiento de la ley del Amor y de la ley de las
consecuencias de nuestros actos durante la vida, pues por ella sabemos que el ayudar a los demás supone
estar ayudándonos a nosotros mismos. Estos principios éticos nos señalan que al ser naturalmente libre el
espíritu humano, podemos actuar siempre
plenamente conscientes de nuestra íntima libertad para pensar y decidir,
por lo que cada individuo debería ser
instruido sobre las consecuencias de sus actos, pero sin imposición alguna en
aras del respeto a su libertad. Esta libertad de acción viene a ser
utilizada proporcionalmente a su grado de desarrollo ético individual.
De la
idea de la reencarnación, se deduce la gran importancia de poner en
nuestras vidas los sagrados principios
evangélicos de la Caridad y de la Fraternidad humanas.
La
honradez de vida que se plantea ante nuestras
conciencias se desprende del conocimiento de la reencarnación y de las demás
leyes espirituales que la acompañan es
la esencia misma del sentido
moral que debe primar en cada ser humano. La persona honrada y buena hace el bien por
el bien mismo, sin buscar aprobación ni recompensa, ignorando odios y
venganzas, y perdonando siempre; el honrado es afable con todos y caritativo para con los más
débiles; la tolerancia y el respeto
son la bandera que
ondea en su corazón.
Los conceptos éticos y morales que se
desprenden de la idea reencarnacionista
y de las demás leyes espirituales, tal como las presenta el Espiritismo, podrían contribuir
enormemente al progreso espiritual del Ser humano y por tanto de toda la
sociedad humana, porque la aceptación de
la existencia del Espíritu y de su reencarnación, resultan un serio oponente a
los conceptos materialistas y egoístas de la vida, que por sus nefastas
consecuencias son la mayor plaga que
sufre la Humanidad.
Por
la reencarnación, comprendemos como
evolucionamos de existencia en existencia humana, haciendo del progreso espiritual el objetivo esencial de la vida, pudiéndonos
perfeccionar continuamente a través de nuestro
esfuerzo por adquirir cada vez una
mayor capacidad intelectual y moral, siempre de modo ilimitado, lo que nos abre un vasto e ilimitado horizonte de progreso moral y espiritual.
Quien tenga asumidos los principios éticos y
morales que aporta el sentido espírita de la reencarnación, procurará en vez de
imponer castigos o venganzas a los culpables de cualquier delito, instruirlos para su
reforma moral como enfermos del alma a los que se debe ayudar a sanar,
removiendo sus conciencias y previniendo
sus acciones, porque sabrá que la venganza y el castigo son inútiles para su
mejoramiento y regeneración. Además
sabrá creer y confiar en los mecanismos de actuación de la Justicia Divina, porque comprenderá
como cada mala acción lleva
implícita en sí misma su propio castigo o corrección.
El
conocimiento espírita sobre las leyes de la reencarnación y la de Causa y
Efecto, nos llevan a comprender la necesidad que todos tenemos de rechazar
pensamientos y sentimientos
negativos, así como del esfuerzo por
ayudar a los demás y de lo necesario e importante que es mantener el cuerpo
físico en buen estado, considerando que es un valiosísimo instrumento para nuestra
evolución.
Si
la reencarnación fuese más comprendida y aceptada por la humanidad dejaría de tener sentido en nuestro mundo la
existencia de lacras como el racismo, la
xenofobia y todos los separatismos, incluidos el machismo y el feminismo tan de
moda actualmente. Nadie podría
despreciar a nadie por diferencias de la clase que sean, porque sería como
despreciarse a sí mismo ya que en el pasado o en el futuro cada uno podríamos ser o haber sido como lo
que ahora nos diferencia.
El
conocimiento de las leyes que rigen la Vida, sobre todo el de la Reencarnación
y la de Consecuencias, nos lleva a saber
desprendernos de todo lo que nos empequeñece o rebaja moralmente, enseñándonos
cómo debemos vivir en armonía con nosotros mismos, con la Naturaleza y con los
demás, dándonos a realizar esfuerzos para crecer espiritualmente cada vez más.
Así
llegaremos a comprender la igualdad
absoluta y la solidaridad que debe unir a los seres humanos a través de
nuestras vidas colectivas, lo que supone una lucha contra el orgullo y el
egoísmo que nos impiden esta unión.
Cuando
comprendemos y aceptamos la idea
de la reencarnación junto a
las demás leyes cósmicas que
le dan forma
y sentido, aunque
a veces es
difícil, llegamos a sentir
una mayor benevolencia y
comprensión hacia los
que son más
débiles o imperfectos moralmente , así
como hacia los que
a veces nos
molestan con sus pasiones
y defectos humanos.
También nos lleva a comprender el por qué debemos
asumir con ánimo y resignación, el dolor o las circunstancias
desfavorables de la vida así como las desigualdades e injusticias que
suframos, porque estas no son caprichos arbitrarios de Dios o producto de la casualidad, sino que
las generaron nuestros propios actos del pasado . Asimismo otras veces
constituyen por si mismas pruebas necesarias para nuestro progreso espiritual.
También llegamos a comprender la necesidad de
desarrollar la paciencia y la resignación ante los problemas de la vida,
sabiendo que son pruebas que debemos asumir y superar para nuestra evolución
espiritual, y que cada cosa llega en su momento adecuado y cuando debe de llegar. En cualquier caso,
lo que sucede es siempre para nuestro
bien aunque a veces venga disfrazado de
mal. Por eso debemos siempre aceptar
todo lo que nos venga en la vida, aunque no lo comprendamos sin pedir nada más y sin rebelarnos ante el
dolor o ante las injusticias humanas que padecemos, porque ya
sabemos que no son casualidades ni mala suerte, sino que son
pruebas necesarias para nuestro fortalecimiento espiritual, que
en cualquier caso, siempre son para nuestro bien. Por supuesto esto no
significa que no debamos luchar contra la injusticia humanamente hablando, pues
a veces estas pruebas son precisamente para que nos sacudamos la
indolencia, desarrollemos nuestra
voluntad y nuestra inteligencia, y nos fortalezcamos en el esfuerzo
por erradicarlas.
El
conocimiento de la Reencarnación y las consecuencias morales que se desprenden
de ella así como de las demás leyes espirituales que la
acompañan, nos debe conducir al bien y a la virtud, escapando así del engranaje
de la ley de Consecuencias por la que cada acción , buena o mala, genera una
reacción particular del mismo signo.
Todo lo dicho hasta aquí se podría
concretar en:
– Que tenemos el derecho y el deber de ser íntimamente
libres y de
gobernarnos a nosotros mismos y a
nuestros actos, en cualquier área
de
actividad.
- Que somos siempre responsables de las consecuencias de nuestras obras.
– Que tenemos el derecho y el deber de procurar ser felices y de hacer
felices a los demás..
– Que nuestros derechos
terminan allí en donde comienzan los derechos
ajenos.
– Que debemos respeto
y amor a los demás tanto
como a
nosotros
mismos.
– Que tenemos obligación de cuidar nuestras de nuestras
facultades y
nuestra salud
- Que debemos Amor a la Vida, a la Verdad y a la
Libertad.
- Que
la honradez total en la vida es algo básico fundamental..
- Que debemos guiarnos en la vida por un
sentido ético y justo,
rechazando la
tentación de beneficiarnos
de privilegios e
injusticias.
- Que debemos considerarnos como
simples depositarios y responsables
por
las riquezas que tengamos,
y beneficiar con ellas a quienes lo
necesiten.
- Que
debemos dejar siempre
una puerta abierta
al arrepentimiento y
no condenar nunca
a nadie.
– Que debemos tratar a los demás
como queremos ser tratados nosotros
mismos.
– Que debemos perdonar siempre de corazón y
engrandecer nuestro
espíritu
devolviendo bien por mal.
– Que podemos
disfrutar solamente de los placeres que no perjudiquen
ni hagan mal a nadie ni a nosotros
mismos.
– Que debemos amar la Naturaleza respetando
sus leyes y todos
sus
sistemas ecológicos,
respetando a los seres que
la habitan.
– Que debemos aceptar en conciencia que
cada día que amanece, supone
una nueva y
maravillosa ocasión de
hacer algo por los demás, o de reconciliarnos con ellos. Cada día
es una nueva oportunidad , como un
regalo diario que se nos hace
para que nos podamos sentir en
paz y felices, haciendo algo por los demás o por
nuestro propio mejoramiento.
El
conocimiento y aplicación
de todos estos principios espirituales , son puramente cristianos y un
factor determinante para la
transformación de la actual
conciencia planetaria a fin de
poder alcanzar en el futuro de este mundo nuestro, una
vida más armónica
y feliz dentro de sociedades humanas más justas, fraternas,
libres y solidarias en el
nuevo Mundo de Regeneración que un día no muy lejano
será este planeta.
- Jose Luis Martín -
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“No desees hablar. Bien está hablar poco;
mejor aún es callar del todo, a menos que estés perfectamente seguro de que lo
que vas a decir es verdadero, bueno y útil. Antes de hablar, considera
atentamente si lo que vas a decir reúne estas tres cualidades, si no es así,
guarda silencio”.
-Krishnamurti-
**********************
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