miércoles, 24 de febrero de 2016

La influencia oculta de los Espíritus


                  

¿El  Ser espiritual lleva en sí mismo el conocimiento de la ley moral?

           Los seres humanos, según nuestro individual nivel evolutivo, llevamos naturalmente grabados en la conciencia algunos rudimentos de la ley moral  y somos capaces de razonar sobre ellos, asumiéndolos conscientemente.
           Como estos rudimentos morales son más o menos extensos y desarrollados ,por eso cada persona lo percibimos en distintos grados de intensidad  en forma de satisfacción íntima ante una buena acción, o si nos equivocamos cometiendo un mal acto, la conciencia nos acusa en forma de  remordimiento y de  pesar, como una señal de alarma por la que   nuestro espíritu  nos avisa  así de nuestro error.
No se debe confundir la ley Moral que todos portamos naturalmente en nuestra  conciencia  en mayor o menor grado, con el sentido  del bien y del mal o con el sentido del pecado que nos inculcaron las religiones, señalando a este como una ofensa hecha a Dios . Este  concepto debemos desterrarlo y debemos considerar que el Espíritu humano es casi infinitamente pequeño e insignificante, como para ofender a lo que es infinitamente grande y superior  que nos creó de Su Esencia como seres espirituales con nuestras  conciencias como incipientes semillas, por desarrollar a través de un largo proceso como lo es el de la evolución a través de las múltiples existencias humanas, hasta alcanzar mayores cotas de perfección  para  aproximarnos  a nuestra Fuente de Origen, como  lo es Dios,  infinito en todos Sus atributos de Perfección..
Es evidente que todas las conciencias no son iguales en cuanto a su grado de desarrollo y de evolución moral y ética.  Ello se debe a que  existen muy diversos grados de evolución  moral y  de desarrollo espiritual, en los  que todos estamos implicados, y es que la edad de cada espíritu es diferente a la de los demás, lo que supone haber vivido un número mayor o menor de vidas humanas, además de que el esfuerzo por auto-mejorarse en cada una de las existencias, también es diferente de unos a otros.
Sabiendo que nuestros destinos futuros  individuales dependen de los actos buenos o malos que llevemos  grabados en la conciencia según la Ley Moral a  la que nadie puede engañar,  cuando  infringimos esta  ley moral cada vez vamos oscureciendo esa  conciencia con  sus facultades, encadenándonos con nuestras propias manos a mundos y estados de dolor.
El hecho de que la ley moral la llevemos en la conciencia y se vaya desarrollando y ampliando  progresivamente junto a esta, es una muestra más de la Sabiduría y del Amor Divinos que así lo han dispuesto para que el alma humana no se atrase en su evolución, pues este desarrollo moral actúa como la energía impulsora para que nuestro crecimiento en perfección espiritual, resulte  dinámico y activo. Al mismo tiempo esto nos explica el por qué el alma  se puede estancar voluntariamente por un periodo, pero nunca retrogradar, pues  lo ganado forma parte del patrimonio natural del espíritu.

- Jose Luis Martín -

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        “Tú tienes que ser el cambio que quieres ver en el mundo”
                                                           -Gandhi-

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 ALGUNOS CONSEJOS..NECESARIOS 

PARA NUESTRO CRECIMIENTO 

ESPIRITUAL!

No hacerle daño a ninguna criatura viviente. Considerar que este, nuestro planeta es una entidad viva a la cual debemos respetar, cuidar, amar.

Olvidar las ofensas por grandes que hayan sido. Tenemos que perdonar de todo corazón, sin agravios ni resentimientos de ninguna clase. Limpiar el aura de toda energía que nos pueda perturbar, de todo recuerdo, de toda imagen desagradable.

Hacer todo el bien que podamos sin esperar nada a cambio. Esa es la Ley del Amor: la Ley que rige y se coloca delante y por encima a todas las demás leyes.

Colocar a Dios (en la forma que lo veamos o concebimos) primero, por encima de todo lo demás. No debemos actuar sin Él, sin su orientación y sus consejos. Debemos someternos a Su Voluntad, igual que los niños que aman y que respetan a sus padres. Espiritualmente, no somos tan adultos todavía. Recién comenzamos abrir los ojos y a ver. Tengamos y vivamos en Fe firme, sin titubear, sin flaquear, sin caer.

Hacer más por nosotros mismos, mas trabajo con uno, mas observación de los cambios internos, de las debilidades, las frustraciones, las penas, los llantos, las alegrías. Conozcámonos mejor. Empleemos más tiempo en el silencio, en la conversación con los maestros.

No nos demos a los excesos de ninguna manera. Actuemos siempre con prudencia, con atino, con cuidado. Previniendo las consecuencias de nuestros actos, de las palabras. Reconociendo el poder de las energías que se crean en nosotros y soltamos hacia los demás....energías buenas o energías malas, todo depende.

Si no podemos tener buenas compañías es mejor estar solos. La buena lectura, la música agradable, la alegría de vivir, de sonar, de amar. Es bueno pensar, pero pensar bien...buscar a Dios en todo momento...desechar lo malo, limpiar la mente de toda frustración y malos recuerdos. La soledad se puede convertir en ese taller de trabajo tan necesario y del que tan necesitados estamos todos.

Que seas feliz! Detente por un momento, recobra tus fuerzas, calibra tus metas y fija el rumbo que deseas seguir...no te desanimes por los fracasos, son parte importante del crecimiento. Las caídas son muy necesarias para el que aprende a caminar.

Bueno, te diría mas...pero por ahora creo es ya suficiente. Que tengas un hermoso día!
Gracias!
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La influencia oculta de Espíritus en nuestros pensamientos y acciones.
 ¿Los Espíritus influyen en nuestros pensamientos y nuestras acciones?
“En ese sentido, su influencia es mayor de lo que creéis, porque muy a menudo son ellos los que os dirigen."
(Pregunta 459 del Libro de los Espíritus)
 
Los buenos espíritus nos invitan a realizar y vibrar en el bien. Nos sostienen en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con coraje y resignación. Los espíritus menos esclarecidos, nos invitan al mal: para ellos es un placer vernos sucumbir y caer en el mismo estado en el que ellos se encuentran. Las comunicaciones ocultas son verificadas por la buena o mala influencia que ejercen sobre nosotros sin saberlo dejando a nuestro juicio el libre proceder, la elección de seguir la inspiración que nos parezca la mejor. Por eso es importante cultivar la máxima que Jesús nos enseñó: "Orar y vigilar". Así vamos a poder discernir de mejor forma las buenas inspiraciones de las malas.
(Extracto de la sección VI de la introducción del Libro de los Espíritus)

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 AFECTO DE LOS ESPÍRITUS POR CIERTAS PERSONAS.

484 – ¿Los Espíritus aman preferentemente a ciertas personas?
– Los Espíritus buenos simpatizan con los hombres de bien, o susceptibles de mejorarse; los Espíritus inferiores con los hombres viciosos o que pueden llegar a serlo. De aquí su afecto, a causa de la semejanza de sensaciones.
485 – ¿El afecto de los Espíritus hacia ciertas personas es exclusivamente moral?
– El afecto verdadero no es nada carnal; pero cuando un Espíritu se aficiona a una persona, no siempre es por afecto, pues se puede mezclar allí un recuerdo de las pasiones humanas.
486 – ¿Se interesan los Espíritus por nuestras desdichas y prosperidades? ¿Los que nos desean el bien se afligen con los males que experimentamos durante la vida?
– Los Espíritus buenos hacen todo el bien posible y son felices con todas vuestras alegrías. Se afligen con vuestros males cuando no los soportáis con resignación; porque entonces no os producen resultado, pues venís a ser como el enfermo que rechaza la medicina amarga que debe curarlo.
487 – ¿Cuáles de nuestros males afligen más a los Espíritus,los físicos o los morales?
– Vuestro egoísmo y vuestra dureza de corazón, pues de ahí deriva todo. Se ríen de todos esos males imaginarios que nacen del orgullo y de la ambición, y se regocijan por los que han de abreviar vuestro período de prueba.
Sabiendo los Espíritus que la vida corporal es transitoria y que las tribulaciones que la acompañan son medios para llegar a un mejor estado, se afligen más por las causas morales que nos alejan de ellos, que por los males físicos, que son pasajeros.
Los Espíritus se inquietan poco con los infortunios que sólo afectan a nuestras ideas mundanas, como nosotros con los disgustos pueriles de la infancia.
Los Espíritus que ven en las aflicciones de la vida un medio de progreso para nosotros, las consideran como la crisis momentánea que ha de salvar al enfermo. Compadecen nuestros sufrimientos, como nos compadecemos con los de un amigo. Pero, viendo las cosas desde un punto de vista más justo, las aprecian de otro modo que el nuestro, y mientras los buenos levantan nuestro ánimo en interés de nuestro futuro, los otros, para comprometerlo, nos excitan a la desesperación.

488 – Nuestros parientes y amigos que nos precedieron en la otra vida, ¿nos tienen más simpatías que los Espíritus que nos son extraños?
– Sin duda, y con frecuencia os protegen como Espíritus, según su poder.
– ¿Son sensibles al afecto que aún les conservamos?
– Muy sensibles; pero olvidan a los que los olvidan.


EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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