lunes, 15 de agosto de 2016

Terapia del Amor

ALIMENTESE DE AMOR


Augusto Cury escribió, “La vida sin amor es un libro sin letras, una primavera sin flores, una pintura sin colores…”


En este planeta amar sempre fue un gran problema. Todos los grandes músicos,escritores, pintores y maestros entendieron eso y la mayoria sintió eso en la piel y pagó con la vida. Este es un planeta donde amar incomoda, donde amar es pecado y siempre perjudicó los negocios macabros de las sociedades insalubres que manipulan la ilusión de la materia. Aquí las divisiones y guerras siempre estuvieron en primer lugar. El amor aquí siempre tuvo reglas, siempre fue manipulado,  siempre fue negado.
   Hasta hoy, muchas personas escogieron evitar el amor, cada una de ellas tenían motivos profundos, pero sin amor nos volvemos amargados, hipócritas, arrogantes, depresivos, orgullosos, ridículos, tiranos, esclavos, egoístas, fanáticos y enloquecidos. Pero cuando sustituimos nuestra naturaleza animal por la naturaleza del amor, todo resulta más fácil.
Si usted quiere cambiar de vida, solamente AME. Sí, exactamente, imagínese mañana amando la energía del amor que late en su pecho, pues esa misma energía está sustentando las galaxias, los planetas y equilibrando todo el Cosmos. La belleza sin amor está vacía, la política sin amor es perversa, una oración sin amor, no tiene vida.
Sí, y la vida sin amor... tampoco tendría el menor sentido. Si el camino que usted escogió está hecho con amor, el fin no tendrá importancia, el proceso tendrá corazón. La energía del amor puede ser silenciosa, pero es eficiente y potente como un trueno.

Visión de Luz


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Finalidad de las aflicciones 


...Por cierto, nadie atraviesa la existencia corporal sin experimentar aflicciones. 
Mientras tanto, recibirlas con discernimiento y valor es el deber que propicia al afligido la bienaventuranza. 
Emplea, entonces, todos los esfuerzos posibles para solucionar tus problemas y calmarte. 
Además de tus posibilidades surgen los recursos de Dios, que ignoras. 
Él sabe qué es lo más útil para ti, aunque en el dolor te parezcan tales providencias, muy penosas. 

- Juana de Angelis -

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      PEDAGOGÍA ESPIRITUAL


Combinar ilusión por conseguir unos objetivos concretos pero sin alejarse del realismo cotidiano, es una de las tareas, entre otras muchas, que nos trae el mundo espiritual cuando trabaja con los encarnados. A esto lo llamamos pedagogía espiritual.
Aunque es cierto que la codificación espírita es todo un tratado espiritual que apela al buen juicio, al raciocinio y al análisis; atributos imprescindibles para comprender la doctrina codificada por Allan Kardec y conducirse por un camino recto, también es verdad que en las manifestaciones mediúmnicas se producen, sobre todo al principio, fenómenos anímicos, y algunas comunicaciones de hermanos engañosos o mixtificadores, necesarios para ejercitarse en un análisis desprovisto de fanatismos, fantasías y todo aquello que pueda estimular la vanidad y el orgullo.
Siempre se ha dicho que la mediumnidad es una simple herramienta, muy útil cuando se utiliza adecuadamente, empero, no es un privilegio de nadie ni un síntoma de superioridad de unos sobre otros. Tampoco es un “atajo” para resolver por la vía rápida aquellos problemas comunes al resto de mortales. La única ventaja, si es que se puede considerar como tal, es la concienciación espiritual que nos aporta sobre el papel que juega la justicia divina en las vicisitudes de la vida, inevitables para todos.
El secreto del éxito en esto como en cualquier empresa reside en el trabajo, el esfuerzo y si es necesario, el sacrificio para superar las dificultades del camino. Por lo tanto, hemos de incidir en que nadie es superior a nadie.
No obstante, aquellos que se deciden a trabajar en la senda del bien, que conocen los mecanismos de intercambio con el mundo espiritual, viven un sinfín de experiencias. Incluso algunas pueden parecer extrañas y más propias, a simple vista, de hermanos engañosos que de seres espirituales de los planos superiores.
Pongamos algún ejemplo. Existe la experiencia de una gran espírita del pasado, en contacto formal y serio con el mundo espiritual a través de la mediumnidad, que en un momento determinado de su vida, de gran tribulación, preguntó a los “hermanos superiores”, a sus “guías” que cuándo iban a terminar los dolores, sus sufrimientos de la vida. La contestación fue más o menos la siguiente: “En el plazo de un año se resolverán todos sus problemas y será definitivamente feliz”.
Como se pueden imaginar la satisfacción para ella fue grande, porque era capaz, así se lo habían dicho, de saber con exactitud cuándo finalizarían sus penas. Fueron pasando los meses, ella continuó con su trabajo material y espiritual, avanzando siempre, pero con una esperanza añadida, una ilusión que cada día se le acercaba para cumplir un deseo, una esperanza, como era el fin de sus problemas. Fue pasando el tiempo hasta llegar a la fecha que ella había calculado para tal fin….
Desgraciadamente ese día no pasó nada, la vida transcurría igual. Dejó pasar algún tiempo más, pero no cambiaron las cosas. Hasta que un día se le ocurrió preguntar sobre el hecho esperado. El hermano que se manifestó le contestó más o menos lo siguiente: “Hermana, hay que confiar siempre en la bondad y misericordia de Dios. Tómalo como una prueba para desarrollar la paciencia, la resignación, aceptando las vicisitudes de la vida con ánimo y entereza. Piensa que durante todo este tiempo, esa ilusión por alcanzar este objetivo imposible, te ha ayudado mucho durante este último año que ha sido para ti especialmente difícil. El pensar en un final próximo, en una esperanza cercana te aliviaba y te daba coraje para seguir luchando. Este fue el sentido real y no otro de nuestras palabras. Reflexiona y comprenderás.”
Pudo haber sido un hermano engañoso, sin embargo con la explicación precedente todo adquiere un sentido lógico y positivo. El hermano espiritual relativizó el presente con una propuesta ilusionante para que ella pensara en un futuro mejor. Además, le sirvió también como experiencia para comprender que no existen plazos fijos, exactos, salvo rarísimas excepciones, que puedan marcar el devenir de determinados acontecimientos particulares o generales.
Tenemos otro caso mucho más famoso. El médium Francisco Cándido Xavier, cuando comenzó a trabajar con su guía espiritual Emmanuel. Francisco le preguntó cuál era su compromiso y este le comunicó que serían unos veinte libros a psicografíar. Cuando alcanzó el objetivo oró dando gracias a Dios y a su mentor por el trabajo realizado. Emmanuel se le volvió a hacer visible y le comunicó que serían treinta. Al completar el trabajo el médium se sintió muy feliz, nuevamente se le apareció su guía y le comunicó que el trabajo había que prolongarlo hasta los cuarenta o sesenta. Francisco afirmó: “Me asusté, ¿pero qué podía hacer?”
Una vez concluido el trabajo que se prolongó en el tiempo, el notable médium brasileño pensó que ya era suficiente, había concluido su compromiso espiritual y quedaba libre de responsabilidades. Una vez más el noble espíritu de Emmanuel se le presentó diciéndole con austeridad y severidad que ya no se pertenecía. Es decir, que a partir de ese momento no debía pensar en marcarse unos límites, puesto que esos límites sólo se los podía marcar Dios, concretamente a través de su compromiso con el Maestro Jesús. Debía pues de entregarse en cuerpo y alma a un trabajo con una finalidad superior. Siendo dócil y siempre dispuesto para las tareas encomendadas.
Seguramente, y a la vista de los hechos, de la experiencia de Cándido Xavier, si le hubiesen comunicado desde un principio que debía psicografíar indefinidamente gran cantidad de libros, quizás hubiera sido una carga psicológica muy grande para él. Fue una manera de aliviarlo, de dosificarlo, de dejar pasar el tiempo, los acontecimientos para que pudiera asimilar su trabajo. También como una prueba, puesto que a veces, los médiums, que al fin y al cabo son personas como las demás, pueden sufrir altibajos y caer en entorpecimientos que pueden condicionar el devenir de una facultad y su trabajo futuro.
El mundo espiritual superior conoce perfectamente las fragilidades humanas. Saben de las enormes limitaciones que supone el venir con una materia física, además de los entorpecimientos propios de las imperfecciones y debilidades que todos, en mayor o menor medida poseemos. Es por ello que dentro de la gran prudencia que les caracteriza, además de aconsejarnos y de orientarnos nos pueden hacer indicaciones que, a simple vista, parezcan engañosas.
Aunque no por ello, debemos de olvidar siempre la necesidad de estudiar, analizar y escrutar todo sin apasionamiento, sin fanatismos. Hay que tener presente que todos los médiums son vulnerables y que los espíritus no lo saben todo; como nos explica muy bien Allan Kardec en las obras de la codificación, especialmente en el Libro de los Médiums.
Por otro lado, dicha pedagogía espiritual también ha podido ser aplicable a ciertos mensajes que se han recibido en distintos puntos de nuestro globo en los que se marcan unos plazos respecto al Cambio de Ciclo en el que estamos inmersos, incluso, hablando de la “inminencia” de los acontecimientos. Seguramente con la finalidad de concienciar sobre la urgente necesidad de un cambio moral en nuestras vidas.
Los acontecimientos mundiales en gran parte, dependen del libre albedrío de los países, de sus gobiernos y sociedades. De hecho, ya se están produciendo cambios desde hace bastantes décadas. Cada uno de nosotros estamos en un nivel evolutivo que el mundo espiritual superior conoce perfectamente y saben lo que nos falta para estar en condiciones de poder formar parte de esa nueva sociedad, que supondrá el cambio definitivo a un mundo de regeneración. Aun así, pese a las advertencias: “Para algunos, mañana será tarde”.
También hemos de ser conscientes de que para ellos, inmateriales de otra dimensión, tienen otra percepción muy distinta del tiempo a como la tenemos nosotros. Observan lo que está ocurriendo en el astral, como preludio de lo que acontecerá más tarde en la materia.
En resumen: Para conseguir hechos concretos hace falta muchas veces propuestas  cercanas, casi palpables y más concretas. Algo que forma parte del trabajo pedagógico del mundo espiritual, consciente de las necesidades más urgentes y de nuestra fragilidad moral y material. Sepamos por tanto, darle el valor que merecen.
:José M. Meseguer
©2016, Amor Paz y caridad
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El fenómeno mediúmnico es de todos los tiempos y sería ocioso mostrar, en un estudio simple, el papel que le cabe en la génesis de todos los caminos religiosos. 
Sin embargo, importa señalar que los pueblos primitivos, sintiendo la influencia de los desencarnados hasta cargarlos en el abordaje psíquico, promueven medidas con que suponen garantizarles seguridad y tranquilidad en el reino de la muerte. 
Egipcios, asiriocaldeos, griegos, israelitas y romanos les rinden homenajes y consideraciones. 
Y para verlos y oírlos conservan consigo cierta clase de iniciados característicos. 
Equivaliendo a los médiums modernos, había sacerdotes en Tebas, magos en Babilonia, oráculos en Atenas, profetas en Jerusalén y arúspices en Roma. 
Administraciones y emprendimientos, embajadas y expediciones, ejércitos y escuadras se mueven, casi siempre, bajo invocaciones y predicciones. 
La civilización faraónica adquiere más vasto esplendor al pie de los túmulos. 
La comunidad ninivita consulta adivinos y astrólogos. 
Especifica la tradición que el alma de Teseo, en refulgente armadura, guiaba las legiones helénicas en Maratón. 
Cuenta el Viejo Testamento que dedos intangibles escriben terrible sen-tencia en el festín de Baltasar. 
La sociedad patricia celebra las fiestas lemurianas con el objetivo de apaciguar los Espíritus errantes. 
Sin embargo, casi todas las manifestaciones de intercambio entre los vivos de la Tierra y los vivos de la Espiritualidad, se evidenciaban mezcladas de sombra y luz. 
En el delirio de símbolos y amuletos, en nombre de los muertos, se estimulaban plegarias y libaciones, virtudes y vicios, epopeyas y bacanales. 
Con Jesús, sin embargo, recoge el hombre la necesaria criba moral para definir responsabilidades y objetivos. 
En su luminoso pasaje, el fenómeno mediúmnico, por todas partes, está convocado a la redención de la conciencia. 
Es así que sorprendemos al Divino Maestro afirmándose en actitudes claras y decisivas. 
No solamente induce a María de Magdala a que se libere de los perseguidores invisibles que la subyugan, sino también a crear en sí misma las cualidades consecuentes con que se hará, más tarde, la mensajeras ideal de la resurrección. 
Socorre, generoso, a los enajenados mentales del camino, liberándolos de las entidades infelices que los atenazan; sin embargo, él mismo se recrea con Espíritus glorificados, en la cima del Tabor. 
Promete a Simón Pedro auxiliarlo contra el asalto de las tinieblas y, tolerándole pacientemente las flaquezas en la hora de la negación, lo conduce poco a poco a la exaltación apostólica. 
Honrando la humildad de Esteban, que soporta sereno las furias que lo apedrean, le acciona los mecanismos de la clarividencia y el mártir percibe la presencia sublime, antes de rendirse a la imposición de la muerte. 
Se compadece de Saulo de Tarso, obsesado por seres crueles que lo transforman en desalmado verdugo, y se le aparece en espíritu, en el camino de Damasco, para enseñarlo, a través de largos años de renunciación y martirio, a convertirse en modelo vivo de bondad y entendimiento. 
Y continuando su ministerio divino, disponemos hoy en la Tierra de la Doctrina Espírita para restaurar sus lecciones como fuerza que educa el fenómeno psíquico, cribándole las expresiones y demostrándonos a todos que no bastan mediumnidades fulgurantes dirigidas al regocijo de la inteligencia, en la tribuna de las teorías o en el banquete de las convicciones, y sí que, sobre todo, es inaplazable nuestra purificación de espíritu para el levantamiento del Bien Eterno. 
Religión de los Espíritus -FRANCISCO CÂNDIDO XAVIER                                           Dictado por el espíritu EMMANUEL
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MANIFESTACIONES VISUALES 

Datos acerca de las apariciones 
100. — De todas las manifestaciones espíritas, las más interesantes son —¡qué duda cabe!— aquellas por las cuales los Espíritus pueden hacerse visibles. Gracias a la explicación de este fenómeno se verá que el mismo no es más sobrenatural que los restantes. En primer término ofreceremos las respuestas dadas por los Espíritus en lo que se refiere al tema.  
1.) ¿Pueden tornarse visibles los Espíritus? 
—Sí, y en especial durante el sueño. No obstante, algunas personas los ven también hallándose en estado de vigilia, pero esto es más raro. 

OBSERVACIÓN. — En tanto el cuerpo reposa, el Espíritu se desprende de los lazos materiales. Está más libre y puede con mayor facilidad ver a los otros Espíritus, con quienes entra en comunicación. Los sueños son recuerdos de ese estado. Cuando al despertar no nos acordamos de nada decimos que no hemos soñado, pero no por ello el alma ha dejado de ver y de disfrutar de su libertad. Aquí tratamos más especialmente de las apariciones que se producen en estado de vigilia. (Para más detalles acerca del estado del Espíritu durante el sueño, consúltese el § 400 y siguientes de El Libro de los Espíritus). 

2.) Los Espíritus que se manifiestan visualmente ¿pertenecen a una determinada categoría? 
—No, sino a cualquiera de ellas, tanto a las más elevadas como a las más inferiores. 

3.) ¿Es dado a todo Espíritu manifestarse en forma visual? 
—Todos pueden, pero no siempre tienen permiso, o voluntad de hacerlo. 

4.) ¿Con qué finalidad los Espíritus se muestran visibles? 
—Depende. Conforme a la naturaleza de cada cual, su objetivo puede ser bueno o malo. 

5.) ¿Cómo es posible que se les permita hacerlo cuando no es bueno su propósito? 
—En tales casos se hace para probar a aquellos a quienes los Espíritus se aparecen. Puede que la intención del Espíritu sea mala, pero el resultado será bueno. 

6.) Los Espíritus que con mala intención se manifiestan en forma visual, ¿qué se proponen? 
—Asustar, y muchas veces vengarse. 6 a.) Y ¿qué objetivo persiguen los Espíritus que se aparecen con buena intención? 
—Consolar a las personas que lloran su muerte. Probarles que existen y que están cerca de ellas. Dar consejos y, en ocasiones, pedir ayuda para ellos mismos. 

7.) ¿Qué inconveniente habría en que la posibilidad de ver a los Espíritus fuese permanente y general? ¿No sería este un medio para disipar las dudas de los más incrédulos? 
—Puesto que el hombre se halla sin cesar rodeado de Espíritus, el hecho de verlos continuamente lo perturbaría, dificultando sus actividades y quitándole su propia iniciativa en los más de los casos, en tanto que, al creerse solo, actúa con más libertad. Y en lo que respecta a los incrédulos, tienen bastantes medios para convencerse, si quieren sacar provecho de ellos y si el orgullo no los ha cegado. Bien sabéis que hay personas que han visto y que no por ello creen más, pues alegan que se trata de ilusiones. No os preocupéis por esa clase de individuos. Dios se encargará de ellos. 

OBSERVACIÓN. — Tanto inconveniente traería el vernos de continuo en presencia de los Espíritus como poder ver, en el aire que nos circunda, las miríadas de bacterias y virus que pululan en nuestro entorno. De donde debemos concluir que lo que Dios hizo bien hecho está, pues Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. 

8.) Si el ver a los Espíritus presenta inconvenientes, ¿por qué entonces en ciertos casos es permitido? 
—A fin de dar una prueba de que no todo muere con el cuerpo físico, y que el alma conserva su individualidad después de la muerte. Esa fugaz visión basta para proporcionar dicha prueba y atestiguar la presencia, junto a vosotros, de vuestros 
amigos fallecidos. Pero no tiene los inconvenientes que acarrearía una visión continua de los Espíritus. 

9.) En los mundos más adelantados que el nuestro, ¿es permanente la vista de los Espíritus? 
—Cuanto más se aproxima el hombre a la naturaleza espiritual, con tanto mayor facilidad entra en relaciones con los 
Espíritus. La índole grosera de vuestra envoltura hace más difícil y rara la percepción de los Seres etéreos. 

10.) ¿Es racional atemorizarse por la aparición de un Espíritu? 
—Quien reflexione al respecto comprenderá que un Espíritu, sea cual fuere, es menos peligroso que un encarnado. Además, los Espíritus van a todas partes y no necesitamos verlos para saber que los hay junto a nosotros. El Espíritu que se proponga hacer un daño podrá hacerlo sin dejarse ver, y aun en este caso obrará con mayor seguridad. 
No es peligroso por ser Espíritu, sino más bien por la influencia que puede ejercer sobre la mente de una persona, desviándola del bien e incitándola al mal. 

OBSERVACIÓN. — Las personas que hallándose solas o en la oscuridad tienen miedo, rara vez se dan cuenta de la causa de su temor. No podrán decir qué las amedrenta, pero seguramente que deberían temer más el encontrarse con hombres que con Espíritus, porque un malhechor es más peligroso estando vivo que después de muerto. Una dama conocida nuestra tuvo una noche, en su dormitorio, una aparición tan real que creyó estar en presencia de una persona y su primera sensación fue de terror. Luego, una vez segura de que allí no había ningún encarnado, se dijo para sus adentros: 
“Parece que no es más que un Espíritu. Puedo dormir tranquila”. 

11.) Aquel a quien un Espíritu se aparece, ¿podría entablar un diálogo con él? 
—Perfectamente, e inclusive es lo que siempre se debe hacer en este tipo de casos, preguntando al Espíritu quién es, qué desea y qué podemos hacer por él. Si se trata de un Espíritu desdichado y sufriente, la conmiseración que le tengamos lo aliviará. Y si es un Espíritu benévolo, quizá venga con intención de darnos buenos consejos. 

11 a.) En tal circunstancia, ¿cómo podrá respondernos el Espíritu? 
—Lo hace a veces con sonidos articulados, igual que una persona viviente: pero casi siempre se establece una transmisión directa del pensamiento. 

12.) Los Espíritus que se nos aparecen con alas, ¿las tienen realmente, o no son ellas otra cosa que una apariencia simbólica? 
—No poseen alas los Espíritus. Y tampoco las necesitan, ya que pueden trasladarse a cualquier parte, en su condición de Espíritus. 
Se aparecen de forma que pueden impresionar a la persona que es objeto de su manifestación. Los unos se muestran con ropas comunes, otros lo hacen envueltos en amplias vestiduras, y algunos con alas, como atributo de la categoría de Espíritus que representan. 

13.) Las personas que se nos manifiestan en sueños, ¿son en todos los casos las que aparentan ser? 
—Casi siempre se trata de las mismas personas con las que vuestro Espíritu se reúne, o que acuden a encontrarse con vosotros. 

14.) Los Espíritus burlones ¿no pueden adoptar la apariencia de las personas que nos son queridas, para inducirnos a error? 
—Toman apariencias fantásticas con el objeto de divertirse a expensas de vosotros. Pero hay cosas de las cuales no se les permite mofarse. 

15.) Siendo el pensamiento una especie de evocación, se comprende que provoque la presencia de un Espíritu. Pero ¿cómo se explica que muchas veces las personas en quienes más pensamos, deseando ardientemente volver a verlas, no se nos presentan nunca en sueños, mientras que vemos a otras que nos son indiferentes y en las cuales no pensábamos en manera alguna? 
—No siempre tienen los Espíritus posibilidad de manifestarse a vuestra vista, ni siquiera en sueños y pese a vuestro deseo de verlos: pueden impedírselo causas que son independientes de su voluntad. A menudo es también una prueba, de la que el más ardoroso deseo no puede eximiros. En cuanto a las personas que os son indiferentes, si bien no pensáis en ellas, es posible que ellas piensen en vosotros. Por lo demás, no podéis tener noción de las relaciones del Mundo Invisible: encontráis allí a un gran número de conocidos íntimos —de mucho tiempo atrás o de hace poco—, de los cuales no tenéis la menor idea cuando os halláis en estado de vigilia. 

OBSERVACIÓN. — Cuando no hay medio alguno de controlar las visiones o apariciones se pueden, sin duda, atribuirlas a alucinaciones. Pero si aquéllas se ven después confirmadas por los acontecimientos, no sería posible achacarlas a la imaginación. 
Tales son —pongamos por caso— las apariciones, en el momento de su muerte, durante el sueño o en estado de vigilia, de personas en quienes no pensamos en modo alguno y que, por diversos indicios, vienen a revelarnos las circunstancias de todo punto inesperadas de su fallecimiento. Con frecuencia se ha visto a los caballos encabritarse y negarse a seguir avanzando en presencia de apariciones que espantaban a sus jinetes. Si la imaginación interviene en alguna medida cuando se trata de seres humanos, es bien seguro que no tiene la menor participación en lo que se refiere a los animales. 
Además, si las imágenes que vemos en sueños fueran siempre efecto de nuestras preocupaciones de la vigilia, nada explicaría por qué tantas veces sucede que no soñemos con las cosas en que más pensamos. 

16.) ¿Por qué ciertas visiones son más frecuentes cuando nos hallamos enfermos? 
—También se dan en estado de perfecta salud. Pero en la enfermedad los lazos materiales se aflojan un tanto. El debilitamiento del cuerpo concede más libertad al Espíritu, el cual entra con mayor facilidad en comunicación con los otros Espíritus. 

17.) Las apariciones espontáneas parecieran menudear más en determinadas regiones. ¿Será porque ciertos pueblos están mejor dotados que otros para tener este tipo de manifestaciones? 
—¿Acaso existe un acta de cada manifestación que se produce en el mundo? Las apariciones, ruidos y demás ocurren por igual en toda la Tierra, pero exhiben características propias, según los diferentes pueblos en que se producen. 
En aquellos en los cuales la escritura se conoce poco —por ejemplo—, no hay médiums escribientes, mientras que abundan en otros pueblos. En algunos lugares se registran ruidos y movimientos de objetos con más frecuencia que comunicaciones inteligentes, porque estas últimas son allí menos apreciadas y buscadas. 

18.) ¿Por qué las apariciones se dan preferentemente en horas nocturnas? 
¿No será que el silencio y la oscuridad producen su efecto sobre la imaginación? 
—Es por el mismo motivo que os hace ver durante la noche las estrellas, que no divisáis a plena luz del día. El exceso de claridad puede borrar una aparición tenue. Pero 
constituye un error creer que la noche sea más propicia para este tipo de manifestaciones. Preguntad a todos aquellos que las han presenciado, y comprobaréis que la mayoría las tuvieron en horas diurnas. 
Apariciones diversas narradas a lo largo de la historia. 
OBSERVACIÓN. — Los hechos de apariciones son mucho más frecuentes y generales de lo que se cree. Pero muchas personas no los confiesan por temor al ridículo, y otras los atribuyen a una simple ilusión de los sentidos. Si en determinados pueblos parecen darse en mayor cantidad, se debe a que en ellos se conservan con más cuidado las tradiciones —verdaderas o falsas—, casi siempre amplificadas por la fascinación de lo maravilloso, a lo que se presta en mayor o menor grado el aspecto de los lugares. La credulidad induce entonces a ver efectos sobrenaturales en los fenómenos más comunes: el silencio que reina en los parajes solitarios, los torrentes que se precipitan barranca abajo, los rumores del bosque, las ráfagas de viento durante una tormenta, el eco multiplicándose en las montañas, las formas fantásticas que las nubes adoptan, las sombras y los espejismos; todo, en suma, engaña a las imaginaciones sencillas e ingenuas, que narran de buena fe lo que han visto o creído ver. Pero al lado de la ficción está la realidad. El estudio serio del Espiritismo conduce a despojar a ésta de todos los ridículos accesorios que la superstición le agrega. 

19.) La visión de los Espíritus ¿se produce en estado normal, o sólo durante el éxtasis? 
—Puede tener lugar en condiciones completamente normales. No obstante, quienes los ven suelen hallarse a menudo en un estado especial, cercano al éxtasis, que les otorga una especie de doble vista (véase El Libro de los Espíritus, 447). 

20.) Los que ven a los Espíritus, ¿lo hacen con los ojos? 
—Eso es lo que creen; pero, en realidad, la que ve es el alma. Lo prueba el hecho de que es posible verlos también con los ojo cerrados. 

21.) ¿Cómo puede un Espíritu hacerse visible? 
—Es el mismo principio que rige para todas las manifestaciones: se debe a las propiedades que posee el periespíritu, el cual es susceptible de experimentar diversas modificaciones, a voluntad del Espíritu. 

22.) El Espíritu, propiamente dicho, ¿puede tornarse visible, o necesita siempre valerse del periespíritu para ello? 
—En vuestro estado material los Espíritus sólo pueden manifestarse contando con el concurso de su envoltura semimaterial, o periespíritu. Éste es el intermediario mediante el cual actúan sobre vuestros sentidos. Con esta envoltura se aparecen a veces, adoptando una forma humana o cualquier otra, ya durante el sueño, ya en estado de vigilia, y tanto en la luz como en la oscuridad. 

23.) ¿Podríamos decir, entonces, que el Espíritu se hace visible por medio de la condensación del fluido de su periespíritu? 
—Condensación no es la palabra exacta. Este término constituye más bien una comparación que puede ayudaros a comprender el fenómeno, porque en rigor de verdad no existe condensación. Mediante la combinación de los fluidos se produce en el periespíritu una disposición especial, que no tiene analogías para vosotros, y que lo hace perceptible. 

24.) Los Espíritus que se aparecen ¿son siempre inaprensibles e inasibles al tacto? 
—Inaprensibles como durante un sueño, en su estado normal. Sin embargo, pueden causar impresión al tacto, dejar huellas de su presencia e incluso —en ciertos casos—, tornarse momentáneamente tangibles, lo que prueba que entre ellos y vosotros existe materia. 

25.) ¿Todas las personas son aptas para ver a los Espíritus? 
—En el sueño, sí; pero no en estado de vigilia. Mientras dormís, vuestra alma ve sin intermediarios. En cambio, cuando os encontráis despiertos, aquélla está siempre influida en mayor o menor grado por los órganos del cuerpo. De ahí que las condiciones no sean enteramente idénticas, en uno y otro caso. 

26.) ¿De qué depende la facultad de ver a los Espíritus cuando se está despierto? 
—Del organismo, de la mayor o menor facilidad que posea el fluido del vidente para combinarse con el del Espíritu. Por eso, no basta con que el Espíritu desee mostrarse, sino que hace falta, además, que encuentre la aptitud necesaria en la persona a la cual quiere manifestarse. 

26 a.) Esa facultad ¿puede desarrollarse con el ejercicio? 
—Sí, como todas las demás facultades. Pero es de aquellas con las cuales es mejor aguardar su desarrollo natural que provocarlo, para no correr el riesgo de sobreexcitar a la imaginación. La facultad de ver en forma general y permanente a los Espíritus es excepcional y no está dentro de las condiciones normales del ser humano. 

27.) ¿Es posible provocar la aparición de los Espíritus? 
—A veces sí, pero muy raramente. Casi siempre es espontánea. Para ello es menester estar dotado de una facultad especial. 

28.) ¿Pueden los Espíritus tornarse visibles bajo otra apariencia que no sea la de la forma humana? 
—La forma humana es la normal. El Espíritu podrá variar su apariencia, pero siempre dentro del tipo humano. 28 a.) ¿No podrían los Espíritus manifestarse con la forma 
de una llama? 
—Son capaces de producir llamas, resplandores o cualquier otro efecto para atestiguar su presencia en el lugar. Pero esas cosas no son en sí el Espíritu mismo. La llama suele ser, por lo general, un efecto óptico o una irradiación del periespíritu. En todo caso, se trata únicamente de una proyección de este último. Sólo en las visiones aparece completo el periespíritu. 

29.) ¿Qué pensaremos de la creencia que atribuye los fuegos fatuos a la presencia de almas o Espíritus? 
—Superstición producida por la ignorancia. La causa física de los fuegos fatuos es bien conocida. 29 a.) La llama azul que —según dicen— apareció sobre la cabeza de Servius Tullius cuando era niño, ¿es fábula o realidad? 
—Realidad. Era producida por su Espíritu familiar, que quería advertir a la madre. Ésta —médium vidente—, había visto una irradiación del Espíritu protector de su hijo. La percepción de los médiums videntes es mayor o menor, así como vuestros médiums escribientes varían también en lo que escriben. En tanto aquella madre sólo veía una llama, otro médium mejor dotado hubiera podido percibir al Espíritu mismo. 
30.) ¿Podrían los Espíritus presentarse con formas de animales? 
—Es posible que ocurra, pero se trata siempre de Espíritus muy inferiores que adoptan tales apariencias. En todo caso serían formas transitorias, porque es absurdo creer que un animal real, sea cual fuere, pueda ser la encarnación de un Espíritu. Los animales siguen siendo siempre animales, y no otra cosa. 

La película «Shutter» (Están entre nosotros) muestra la posibilidad de registrar la imagen de Espíritus en fotografías. 

OBSERVACIÓN. — Únicamente la superstición puede inducir a creer que ciertos animales sean encarnaciones de Espíritus. Hace falta una imaginación muy complaciente o excesivamente impresionable para ver algo sobrenatural en las circunstancias un tanto extrañas en que los animales se presentan a veces. Con frecuencia el miedo hace ver cosas inexistentes, aunque no siempre es el temor el origen de esas creencias. Conocimos a una señora —muy inteligente, por otra parte—, que prodigaba un excesivo afecto a un gran gato negro porque lo creía de una naturaleza superanimal. Jamás había oído hablar de Espiritismo. Si hubiese conocido esta Doctrina, le hubiera hecho comprender lo ridículo de la causa de su predilección por aquel animal, probándole la imposibilidad de semejante creencia. 
(preguntas de «El Libro de los Médiums» capítulo VI)
Revista espirita
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                      Terapia del Amor 

El mandamiento amar al prójimo como a ti mismo no es solo una obligación moral. Es una obligación fisiológica. Interesarse por los otros es biológico. 
Dr. James Lynch (74) 

Amar es la más excelente terapia para la erradicación de nuestros males. 
Hoy ya se comprueba científicamente que el amor es un potente inductor de la función inmunológica. 
Investigaciones demuestran que personas volcadas a trabajos altruistas viven por más tiempo, gracias a los anticuerpos espirituales que el amor proyecta en nuestro cosmos orgánico. 
El acto espontaneo de ayudar al prójimo provoca una explosión de endorfinas (75), demostrando que nosotros fuimos creados por Dios para el amor. 
Cuando amamos desinteresadamente, nuestro cuerpo funciona mejor, tenemos una sensación de bienestar increíble, la alegría de vivir nos invade y torna nuestros días más felices. Pero, cuando obramos con egoísmo, rabia y desprecio, contra el prójimo, huimos de nuestra configuración divina, y así nos sentimos aislados, carentes, no amados, y por todo eso, enfermos. 
El aislamiento y la soledad son responsables por el suelo donde muchas enfermedades comienzan a germinar. 
Fuimos concebidos por Dios para vivir en el amor, para vivir unos al lado de los otros en un régimen de ayuda mutua. Todas las veces que huimos del amor y de los relacionamientos, la salud huye también. 
Dar y recibir amor, cultivar buenas amistades y desempeñar tareas de apoyo social en su comunidad representan una protección para nuestra salud, una vez que son actividades que fortalecen las células inmunológicas. Ya la soledad y la sensación de abandono crean condiciones favorables para que virus y bacterias nos agredan con mayor facilidad. 
La caridad es curadora porque nos saca del aislamiento, mata nuestra soledad existencial. Dar un pedazo de pan, o incluso un simple apretón de mano, una mirada a quien está perdido en la multitud, puede hacer milagros por nuestra salud. Por eso, si desea la cura, comience ahora mismo con medidas muy sencillas: 
-convide a un amigo para cenar y conversar; 
-reúna toda la familia para aquel agradable almuerzo de domingo; 
-llame a un amigo que anda distante; 
-haga nuevos amigos; 
-alístese en algún trabajo voluntario, siendo útil a la comunidad donde Dios le colocó; 
-practique la generosidad en la familia, en el tránsito, en la escuela y en el trabajo; 
-tolere las imperfecciones ajenas. 
Así obrando, usted sentirá el amor haciendo milagros por usted. 
Dar un pedazo de pan, o incluso un simple apretón de mano, una mirada a quien está perdido en la multitud, puede hacer milagros en nuestra salud. 

(74) Citado por Dean Ormish, Amor & Sobrevivencia, Rocco. 
(75) Hormonas presentes en el cerebro, con acción analgésica. 

Libro “El Médico Jesús” 
José Carlos de Lucca
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