lunes, 17 de abril de 2017

Un 18 de abril de 1857.... el mundo cambió.


 Contenido de este Blog en el día de hoy:

- Facultad de Bicorporeidad
- ¿ Qué es el magnetismo animal?
- Mediumnidad y locura
- Un 18 de abril de 1857.... el mundo cambió


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                  FACULTAD DE BICORPOREIDAD


Dice André Luiz: “De nuestra conducta, de nuestra moral, depende nuestra tranquilidad espiritual, así como nuestra estabilidad emocional, porque no hay nada que perturbe más al médium, que un ejercicio equivocado de su facultad”. No hay nada más angustiante que rodearse de entidades perturbadoras, dispuestas a utilizar nuestras energías psíquicas, para seguir en el camino erróneo; el camino de la rebeldía y la indiferencia a Dios.

Necesitamos observarnos a nosotros mismos,  autoanalizarnos, preguntarnos, por si algún día descubrimos que somos portadores de facultades. De ser así, deberemos preguntarnos, ¿qué camino tomar? Si nuestra intención es buena, la respuesta no se hará esperar: Servir a nuestros semejantes, siendo puentes entre el Mundo Espiritual y el Terrenal. Por ejemplo, podríamos tener la facultad de bicorporeidad, que es el tema que voy a tratar. Facultad no muy extendida ni conocida en los días actuales. ¿Qué es esta facultad? La de aparecer en dos lugares a la vez; más abajo ampliaré esto.
De bicorporiedad dio numerosas muestras San Antonio de Padua que, estando en España, y al mismo tiempo que predicaba, su padre, que estaba en Padua, iba al suplicio acusado de un asesinato. En ese momento aparece Antonio de Padua, demuestra la inocencia de su padre y hace reconocer al verdadero criminal, quien fue juzgado. Se probó que en el mismo momento Antonio de Padua no había salido de España.  Se dan estos casos de bicorporiedad, facultad de poder estar en dos lugares a la vez, siendo que en uno está el cuerpo y en el otro, el periespíritu materializado.

Otro ejemplo de este grandísimo médium, Antonio de Padua es cuando: “relata su biógrafo, Padre Antonio, que San Antonio era aún fraile agustino, cuando, encontrándose en meditación profunda, un día tuvo la visión de Francisco de Asís que, desdoblado, se le apareció en Coimbra, sin embargo él estaba en Italia. Le apareció en una visión “milagrosa”, relatada por muchos historiadores, y le anunció, de parte de Dios, que él debía entrar en la religión de los frailes menores". Aún un caso más de este Espíritu Superior: “En Saint-Pierre de Aneyroix, cuando Antonio de Padua apareció en medio del coro para leer la lección del Breviario, estaba también a la vez en la iglesia predicando. Se notó, sin embargo, que él quedó inmóvil en el púlpito durante todo el tiempo de la lectura.” (Estos relatos se pueden encontrar en El Libro de los Médiums, cap. 7.)

 Allan Kardec en El Libro de los Médiums nos explica: “…Podríamos decir que el cuerpo 
puede vivir con la vida orgánica que es independiente de la presencia del Espíritu, y la prueba de esto es que las plantas viven y no tienen Espíritu.” Esta mediumnidad no es muy conocida, por ser una mediumnidad que se da escasamente en nuestros días, sin embargo la historia está repleta de ejemplos de dicha mediumnidad, como es el caso de Antonio de Padua, ya expuesto y el de Alfonso de Ligorio que fue canonizado antes del tiempo exigido, por haberse mostrado simultáneamente en dos lugares diferentes, lo que pasó por un milagro.  La Iglesia igual enviaba a la hoguera a estos médiums, palabra que no se conocía aún, pero el fenómeno sí se daba, que eleva a los altares a otros médiums, siempre la incoherencia y las contradicciones. No pretendo juzgar, pero sí recordar a tantos mártires, en su mayoría médiums, que sufrieron por no renegar de sus facultades y misiones.

Volvamos a El Libro de los Médiums, donde nos encontramos con este relato de Allan Kardec: “Habiendo sido evocado San Alfonso de Ligorio, e interrogado por nosotros acerca del hecho arriba manifestado, contestó a la siguiente pregunta: ¿Podría explicarnos este fenómeno? Sí, el hombre, cuando está completamente desmaterializado por su virtud, y que ha elevado su alma hacia Dios, puede aparecer en dos parajes a la vez. He aquí como, el Espíritu encarnado, sintiendo venir el sueño, puede pedir a Dios transportarse a un lugar cualquiera. Su Espíritu o su alma, como queráis llamarla, abandonan entonces su cuerpo seguido de una parte de su periespíritu, y de la materia inmunda en un estado vecino a la muerte. Digo vecino a la muerte porque queda en el cuerpo un lazo que une el periespíritu y el alma a la materia, y este lazo no puede ser definido. El cuerpo aparece en este estado al lugar que se le ha llamado…” Hoy en día sí podemos definir lo que es ese “lazo”; el lazo fluídico (también llamado cordón de plata por el esoterismo) que une al Espíritu a su cuerpo material, mientras está habitando la Tierra. Es un lazo de sustancias brillantes, que le permite al Espíritu ir a donde quiera o le permitan. Una observación de Allan Kardec, en dicho libro: “El alma no se divide en el sentido literal de la palabra; irradia por diferentes lados, y es así como puede manifestarse sobre muchos puntos sin estar dividida; es lo mismo que una luz que pueda simultáneamente reflejarse en muchos espejos”.

Tácito cuenta un hecho muy interesante que le ocurrió a Vespasiano: “Durante los meses que Vespasiano pasó por Alejandría para esperar la vuelta periódica de los vientos de verano y la estación en que el mar estaba más seguro, ocurrieron muchos prodigios por donde se manifestaba el favor del cielo y el interés que los dioses parecían tomar por este príncipe. Estos prodigios redoblaron en Vespasiano el deseo de visitar el lugar sagrado de Dios, para consultarle los asuntos del imperio.

Ordenó que el templo se cerrase para todo el mundo; luego que hubo entrado en él y fijado su atención en lo que iba a pronunciar el oráculo, percibió detrás de él a uno de los principales egipcios, nombrado Basilide, que sabía estaba impedido por enfermedad a muchas jornadas de Alejandría. Se informó de los sacerdotes si Basilide había venido al templo en ese día; se enteró por los demás si se le había visto en la ciudad; en fin, envió hombres a caballo y se aseguró que en dicho momento estaba a ochenta millas de distancia. Entonces no dudó ya que la visión fue sobrenatural, y el nombre de Basilide le sirvió para él de oráculo.” (Tácito, Historias, Lib. IV, cap. 81 y 82, traducción de Burnouf). Este ejemplo de Vespasiano está extraido de "El Libro de los Médiums", el mejor tratado de mediumnidad que tenemos a nuestro alcance. Como se ve, la bicorporiedad, se dio en todos los tiempos de nuestra historia y hay muchos casos registrados, afortunadamente.

Como vemos el tema es apasionante y necesitado de ser conocido, pues gracias a esa mediumnidad se pudieron realizar tareas extraordinarias y se dieron pruebas de la sobrevivencia del Espíritu a la muerte física.

También por causa de estos fenómenos causados por dicha mediumnidad, se le dio el nombre de hombres dobles, porque realmente parecía que hubiese dos, y había dos, pero no eran de materia orgánica. El cuerpo físico sí, obviamente, el Periespíritu sabemos que es de materia sutil y que tiene muchas propiedades, entre ellas, la plasticidad que permite el fenómeno de bicorporeidad.
Es nuestro deber divulgar todo cuanto tenga relación con el área de la mediumnidad y los médiums, pues en nuestros días podemos observar como aumenta el número de médiums; espíritas o no. Si hay conocimiento y esclarecimiento, no existirá el miedo, la irresponsabilidad, la indisciplina, etc. y por lo tanto tampoco fracaso en la tarea que vinimos a realizar como médiums de prueba, pues fracasamos en otra/s existencias como médiums. Que nadie se sienta desamparado y cuando surja el fenómeno mediúmnico pedir para ser guiados a quienes pueden orientar y apoyar a los que nada saben o saben poco, aunque cuanto más aprendemos, más cuenta nos damos de lo poco que sabemos.


Isabel Porras (Tomado del Blog El Ángel del Bien)

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¿Qué es el magnetismo animal?.

Se llama así a la energía   vivificante que  pueden transmitir  unas personas a otras, sin que la distancia física entre ellas sea un factor influyente en el que este proceso de transmisión energética  que está dentro de los márgenes de la Naturaleza, se cumpla.

      Este flujo de energía humana o “magnetismo”  fue descubierto y experimentado por Mesmer, que en un principio creyó que los fluidos invisibles que se transmitían de unos seres a otros, era el mismo fluido que ejerce la fuerza de atracción o repulsión de los imanes; de ahí su nombre.

   Esta  energía   actúa    y    se    transmite    como   un    fluido   que   posee    propiedades   eminentemente  curativas.

  Es el mismo fluido vital que ciertos magnetizadores, capaces de almacenarla naturalmente en su organismo, la transmiten bajo el nombre de bio-energía, o Prana, y en esta transmisión se cumple, naturalmente, la ley física de los vasos comunicantes: El fluido siempre circula desde el que tiene más hacia el que tiene menos, hasta equilibrar los niveles de ambos.

Así acontece cuando se trata de la bio-energía propia del magnetizador  que mediante su voluntad trata de transmitir estos efluvios imponderables hacia otra persona que presenta un bajo nivel de  su energía vital o algún desequilibrio en la misma. Como en este caso “transmite” un fluido suyo, al final puede quedar mermado de estas energías vitales él mismo, porque cada persona tiene unos niveles o cantidades diferentes, según sea su alimentación, su grado de salud o de enfermedad, si su vida se desarrolla en un ambiente sano, etc., y cuando estos están desequilibrados en su distribución orgánica, o son insuficientes en general, sobreviene la enfermedad física y psíquica; por eso  vemos que muchos de estos magnetizadores necesitan tener a mano agua fluidificada para reponer muy a menudo las energías que de ellos salen hacia sus pacientes u otras personas, y explica también la necesidad de mantener la salud con una vida saludable y sana, en la que no debe incluir ciertos alimentos y bebidas algo tóxicos para su organismo, pues esas energías que transmite para la curación y el restablecimiento de otras personas, no deben llevar contaminación alguna, porque el efecto de lo que se transmite podría no ser el deseado. 

Sin embargo cuando el fluido  transmitido a través de un médium sanador, procede de los planos espirituales, al no ser esta una energía acumulada en su organismo, la transmisión de la misma no le afecta física o psíquicamente, pues  él solo actúa en este caso como un canal transmisor de energías sanadoras que desde un plano espiritual, los Espíritus encargados de esa función, con  permiso de Dios, transmiten a través de él. En general la energía vital que transmiten, cuando hablamos de una mediumnidad de cura, en parte procede de ellos mismos y en muchos casos le es añadida desde el plano espiritual, dependiendo de las necesidades físicas y psíquicas del receptor.

 Como responsable de lo que transmite,  no deberá contaminar esas energías que a él le trasmiten para a su vez entregarlas a otra persona, para su mejora y sanación, por lo que deberá llevar una vida tranquila y sana, con una alimentación sana, sencilla y equilibrada.

    Este fluido  es  transmitido  al  enfermo    por   el   médium  curandero  o   sanador   durante   el   acto  de  sanación o magnetización,  dirigido   con la fuerza de su fe, de   su    mente y de su voluntad,   de modo que este fluido lo transmiten  normalmente a   través   de   los  chacras  de  sus  manos,  a  veces   masajeando sobre  la  zona enferma, y otras veces sin  llegar  a  rozar la piel del enfermo e incluso a notable distancia física de él. Curiosamente quien recibe este fluido suele experimentar una sensación física de “cosquilleo” o de calor sobre la piel de la zona tratada.

    Según  definición   de  los  espíritus  de los  Doctores Demeure, Corvisant, etc,  magnetizar es el acto de  dirigir  sobre  un   enfermo  o  sobre  el sitio  del mal, este agente fluídico, a  fin de  ocasionar  calor  o  movimiento.    Siguen  diciendo  estos  Espíritus:   

“El  agente magnético puede penetrar en todo el  cuerpo  del  enfermo  y  producir  en  él numerosos fenómenos; sus efectos son una aceleración en el movimiento  tónico y  también   en  la  circulación  de  todos  los fluidos;  por  estos hechos manejar el magnetismo  animal es  un  arte  y una  facultad”.   Y añaden: “Todos los hombres pueden  aprenderlo y    ejercerlo,  según la energía de su fuerza, de su voluntad y de su salud”.

           Según  manifestó un médium  en estado sonambúlico :  “El  hombre  lleva  en  sí mismo tanto   fluido como necesita para  existir; pero no siempre  tiene bastante para  transmitirlo a  los demás.  Este  fluido es elemental, ligero, sutil, de color blanquecino cuando  emana de nuestro cuerpo  y  cuando es  movido  con viveza  resulta  brillante.   Los  enfermos cuando   se  les magnetiza, lo atraen  según  sus    diferentes necesidades”.

- Jose Luis Martín-

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MEDIUMNIDAD Y LOCURA

Cómo distinguir límites y diferencias

Claudio C. Conti


Las personas que son acometidas de experiencias mediúmnicas pueden presentar pensamientos y sensaciones que, cuando no son debidamente identificados, debido a la falta de conocimiento del propio individuo, familiares y médicos, pueden culminar en consecuencias desastrosas. Nosotros aun tenemos la tendencia de analizar las situaciones bajo una óptica basada en los conceptos del siglo XIX, considerando todo como si fuera regido por las leyes de la Física Clásica. A esta tendencia, se acostumbra a denominar de “visión newtoniana”, pues es muy fácil para la mente humana, elaborar pensamientos sobre asuntos con los cuales estamos envueltos en nuestro día a día y objetos concretos, del tipo que podemos ver y sentir. Los conceptos de materia y espacio sufrieron cambios drásticos y es importante que también el ser humano sea visto en una connotación diferente: como proceso dinámico, pues el no es sólo un conjunto de órganos materiales sometidos a reacciones químicas y procesos eléctricos.

 Joanna de Ângelis, en el libro El Ser Consciente, dice que “Los avances de la Física Quántica, la Relatividad del Tiempo y del Espacio y la Teoría de la Inseguridad abrieron perspectivas psicológicas antes ni siquiera soñadas, teniéndose en cuenta el concepto del venir a ser” .Dice aunque “solamente cuando es estudiado en su plenitud – espíritu, periespíritu y materia – se pueden resolver todas las cuestiones y desafíos que lo compone…”.

Con estas consideraciones en mente, volvamos al asunto principal.

Cuando una persona comienza a ingerir bebidas alcohólicas, después de algunos tragos surge una sensación peculiar.

Antes aun del estado que se acostumbra a llamar “tonto”, la persona tiene la impresión de estar como fluctuando y parece que se encuentra fuera de la realidad.
Fijemos nuestra atención en esta sensación.
Consideremos, ahora, una persona que, sin ingerir ninguna cantidad de alcohol, sea acometida, súbitamente, de una sensación muy parecida con la descrita arriba y que la frecuencia con que ocurre va, gradualmente, aumentando. Después de algún tiempo, la sensación viene acompañada de pensamientos extraños, que no se consigue entender, pues se tiene la “seguridad” que tal pensamiento no le es propio. Con el paso del tiempo, estos pensamientos se vuelven más fuertemente establecidos en la mente, y la “seguridad” de antes volverse la “duda” de hoy.
Varias explicaciones son elaboradas: estrés, cansancio, preocupación… El estrés es una buena elección: dolencia de moda, nada que unas vitaminas y descanso no resuelva. Sólo que no lo solucionó. Entonces se pasa a la terapia.
Las sensaciones son, ahora, también acompañadas de ciertas acciones y trayectos, más allá de actos y palabras sin una razón aparente. Ocurren cambios bruscos de humor sin motivo alguno. Deja de ser “estrés” para volverse “depresión”.
La terapia no está ayudando mucho. Se hace necesaria alguna actitud más “fuerte”. Se inicia, entonces, el tratamiento con antidepresivos leves. Después de algún tiempo, la persona es también acometida de fuertes dolores de cabeza y luego aparecen convulsiones. Se aumenta, entonces, la dosis de los antidepresivos.

Por fin, considerado loco por aquellos que lo rodean, el individuo es relegado a los cuidados de una enfermera o clínica especializada. Según El Libro de los Médiums, “médium” sería la “persona que puede servir de intermediaria entre los Espíritus y los hombres”. Con todo, en menor o mayor escala, todos son médiums. Está claro que, en algunos, la mediumnidad se presenta de forma ostensiva, en cuanto que, en otros, ocurre de forma sutil, imperceptible. Por tanto, todos están sujetos al asedio de espíritus desencarnados, pero, para el médium no educado, es como si mantuviese la puerta permanentemente abierta, sin vigilancia, pudiendo entrar cualquiera.

La obsesión, que es la acción persistente de un espíritu sobre otro, comienza de forma imperceptible, y va aumentando gradualmente, tejiendo una tela en la que el individuo se enlaza.
La literatura Espírita está repleta de libros tratando de obsesiones y desobsesiones, auxiliando a espíritus que se encuentran sumergidos a esta molestia aun tan común en estos días y que se presenta en las más variadas intensidades.

Llegará el día en que todos los profesionales de la salud considerarán la obsesión como una de las causas de la locura y, aplicándose el tratamiento adecuado, el cuadro podrá revertirse, liberando no sólo al enfermo encarnado, sino también al enfermo desencarnado.

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