domingo, 16 de abril de 2017

La Envidia



Contenido de blog en el día de hoy:          

    : Droga,veneno mortal (Comunicado mediúmnico )
    - Parentesco corporal y parentesco espiritual
    - Manifestaciones visuales
    - La Envidia



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                                    DROGA, VENENO MORTAL
 
                                                         ( comunicado mediúmnico )

   En el Nombre de Dios, hermanos míos, necesito contaros mi triste y desafortunada historia que tuve que padecer en mi última encarnación.

  Yo era una chica de quince años, soñadora y alegre, una de tantas chicas que a mi edad le encantaba vivir y ser féliz, hasta que entré en un instituto de formación para aprender un oficio para mi futuro. Todo hasta aquí iba muy bien, mis estudios, mis amistades, hasta que conocí en ese mismo instituto a un chico y pronto nos hicimos novios. Él para mi, era un muchacho fuera de serie, el hombre que muchas chicas han soñado, el típico guapo, pero todo cambió cuando comenzó a tener malas compañías; yo por el amor que le tenía, no pude dejarlo y esto fue mi perdición pues empezó a meterse en el mundo de las drogas, Veneno mortal, hoy, en vuestra esfera terrenal !.  Yo le suplicaba una y otra vez que lo dejara, pero no quería oírme. Le aconsejé que fuese a un centro de rehabilitación, pero él no lo dejaba, decía que el vicio era más fuerte que él, sintiendo en su interior como una fuerza que lo arrastraba hasta los lugares en donde se abastecía de aquel veneno. Yo como sentía por él un amor ciego, a veces lo acompañaba, y al final, para ser breve, también caí en las redes de aquel degradante vicio.

   Cuando me vine a dar cuenta, pobre desdichada de mí, ya estaba metida de lleno en aquel turbulento Mundo y hasta yo misma me compadecía de mi, al ver todo un futuro destrozado, en una edad tan temprana.

   Después de mucho tiempo haciendo sufrir a mi familia, me dieron a elegir entre la rehabilitación o la droga ,y yo, llena de egoísmo, no acepté el amparo que me ofrecían y mi familia decidió echarme de casa, pues tanto habían padecido que ya no tenían fuerzas para seguir soportando.

   Mi novio, al igual que yo, nos vimos solos, desechos y abandonados por todos, nadie nos acogía, no nos querían, todo era rechazo por donde quiera que íbamos; fuimos a un Centro de Acogida para drogodependientes, pero a las dos semanas de estar allí nos fuimos, pues la tentación era más fuerte que nosotros, asi que voovimos a estar tirados por las calles, pasando necesidades, hambre y frío, que es lo que nosotros, por desgracia, nos merecíamos por nuestro egoísmo y por no haber querido luchar contra nosotros mismos para salir de  la droga.

  Una mañana fría de invierno, cuando dormíamos en un portal, mi novio se puso muy enfermo y tuve que pedir socorro a los vecinos de ese mismo sitio para poder llamar al médico, luegoi se lo llevaron a Urgencias; el médico me dijo que estaba muy mal y que no sabía si saldría de esta, pues tenía pulmonía, además de tener las defensas muy bajas, ya que también, y por la mala gestión que había hecho de su vida, había, contraído el sida, ya sabéis a qué enfermedad me refiero pues por desgracia, en vuestra vida terrenal existe. A los tres días de ingresar en el Hospital, desencarnó, viéndome sola, abandonada y desesperada, pero tanta fuerza tenía la droga para mi, que ya no era capaz de dejarla; intenté ir a un Centro, pero en la entrada me dí la vuelta también, e intenté volver con mi familia, pero no esta segura de hacerlo, así que para poder salir adelante tuve que prostituirme y de ese modo me contagié del sida y de otras tantas enfermedades más.

   A mis dicisiete años era una chica que parecía tener más de cincuenta, pues de ser joven, pasé a ser una persona deteriorada, demacrada por los vicios y por las enfermedades venéreas y por la mala vida que había llevado, así que ya con mi cuerpo, no podía ganar dinero, pues estaba en las últimas; me dediqué a mendigar por las calles, comiendo de lo que me daban, hasta que una mañana de invierno, fría y de lluvia, vagando por las calles, caí en medio de la calzada junto a una casa, pues estaba cansada y enferma; una señora que salió me ovio en el esta que me encontraba, me atendió y me llevó al Hospital; luoego mi familia se enteró de lo que me pasó y en donde estaba y fueron a verme, ¡ os podéis imaginar amados hermanos, cuando mi madre me vio en ese estado !, la pobre lloraba sin consuelo y le pedí perdón por todo lo que le había hecho sufrir, así como a los demás familiares que allí se encontraban. Mi madre abrazándome me prometía que cuando me pusiese buena me llevaría a casa y  me intentaría sacar de la droga, pero a la semana de estar en el Hospital, desencarné, corriendo el mismo infortunio que mi novio.

  Ahora desde este Plano Espiritual donde estamos sufriendo todo el mal que cometimos, os rogamos que os acordéis de nuestros pobres Espíritus en vuestras , ya que nos alivia saber que no estamos solos en este Plano de Rehabilitación Espiritual, esperando que nuestro Padre Celestial nos dé una nueva oportunidad de volver a reencarnar en otro cuerpo y así poder saldar todas las deudas que contrajimos.

 Esperando que así sea, pedimos y suplicamos a toda la juventud que se encuentra en vuestro Plano Terrenal, que no caigan en la trampa que nosotros caímos por nuestro egoísmo con nosotros mismos y con el prójimo, ya que destrozamos nuestros cuerpos y nuestras familias.

  Hermanos metidos en la droga, luchad por vuestras vidas; no dejéis que la droga sea vuestra dueña y señora, luchad contra ella. ya que ese malsano vicio no es modernismo ni libertad, es todo lo contrario, es  vuestra prisión y posteriormente vuestra aniquilación. Sed fuertes y no caer en las garras de ese veneno mortal que poco a poco os va quitando la vida, llevandoos en edad temprana a la fría tumba.

  Hermanos, nuevamente os pedimos que oréis mucho por nuestros Espíritus, pues vuestras oraciones nos animan a que no perdamos las esperanzas y nos dan fuerzas para soportar la enorme tristeza que nos produce pensar en la mala gestión que hicimos de nuestra estancia en el Plano Terrenal.

  Que nuestro Padre Celestial se apiade de nuestros Espíritus y nos de la Paz y nos conceda la bendita oportunidad de poder elevarnos espiritualmente.

  Benditos seáis todos en el Nombre de Dios y que Él os guarde para que no caigáis en lo mismo que caímos nosotros.

  Hasta siempre hermanos, gracias por escuchar esta triste historia que desde este plano os hemos narrado.

  De unos hermanos arrepentidos y en estado de Rehabilitación Espiritual.

    - (Comunicación recibida por la hermana Purificación, la noche del 21-09-2000)

Art. aportado por Hno. Bras - Alborada Espítira -

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            PARENTESCO CORPORAL Y                         PARENTESCO ESPIRITUAL 

Los lazos de sangre no establecen,necesariamente,los lazos entre los Espíritus,porque el Espíritu existía antes de la formación del cuerpo;no es el padre quien crea el Espíritu de su hijo,pues no hace mas que darle una envoltura corporal;pero debe ayudar a su desarrollo intelectual y moral para hacerlo progresar. 

    Los Espíritus que se encarnan en una misma familia ,sobre todo entre parientes próximos,muchas veces son Espíritus simpáticos,unidos por relaciones anteriores,que se manifiestan por su afecto durante la vida terrestre;pero puede suceder también que éstos Espíritus sean completamente extraños unos de otros,divididos por antipatías igualmente anteriores,que se traducen de la misma forma por su antagonismo en la tierra,para servirles de prueba.Los verdaderos lazos de familia no son,pues ,los de consanguinidad,sino lo de las simpatía y la comunión de pensamientos que unen a los Espíritus antes,durante y después de la encarnación.De donde se sigue que dos seres de padres diferentes,pueden ser mas hermanos por el Espíritu que si lo fueran por la sangre;pueden atraerse,buscarse,gozar juntos,mientras que dos hermanos consanguíneos pueden rechazarse,como se ve todos los días,problema moral que sólo el Espiritismo podía resolver por la pluralidad de las existencias (Cap:IV item 13) 

    Hay,pues,dos clases de familia:las familias por lazos espirituales y las familias por lazos corporales;las primeras son duraderas,se fortalecen por la purificación y se perpetúan en el mundo de los Espíritus,a través de las diversas emigraciones del alma,las segundas son frágiles como la materia,se extinguen con el tiempo y muchas veces se disuelven moralmente,desde la vida actual.Fue eso lo que Jesús quiso hacer comprender,diciendo a sus discípulos.He aquí a mi madre y a mis hermanos,es decir,mi familia por los lazos del Espíritu,porque cualquiera que haga la voluntad de mi Padre,que está en los cielos,es mi hermano y mi madre. 

    La hostilidad de sus hermanos está claramente expresada en lo que relata San Marcos,puesto que dice:se proponían apoderarse de Él bajo el pretexto de que había perdido el espíritu.Al anunciarle su llegada,conociendo sus sentimientos con respecto a Éj,era natural que dijera,hablando de sus discípulos desde el punto de vista espiritual:"He aquí a mis verdaderos hermanos",su madre se encontraba con ellos y generaliza la enseñanza,lo que no implica de ninguna manera que pretendiese que su madre según el cuerpo,no le era nada según el espíritu y que no tuviese por ella sino indiferencia;su conducta,en otras circunstancias,probó suficientemente lo contrario. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO


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             MANIFESTACIONES VISUALES 

Por su naturaleza y estado normal el periespíritu es invisible, lo que tiene de común con una porción de fluidos que sabemos que existen, y que nunca, sin embargo, hemos visto. Pero, lo mismo que ciertos fluidos, puede también sufrir modificaciones que le hacen perceptible a la vista, sea por una especie de condensación, sea por un cambio en su disposición molecular. Hasta puede adquirir las propiedades de un cuerpo sólido y tangible, pero puede súbitamente volver a su estado etéreo e invisible. Se puede formar una idea de este efecto por el del vapor, que es susceptible de pasar de la invisibilidad al estado brumoso, después líquido, luego sólido y «viceversa». 
    Estos diferentes estados del periespíritu son resultados de la voluntad del espíritu, no de una causa física exterior, como en el gas. Cuando un espíritu aparece es porque pone su periespíritu en el estado referido para hacerlo visible. Mas no basta siempre su voluntad; necesítase, para que pueda operarse esta modificación del periespíritu, un concurso de circunstancias independientes de él. Necesítase, además, que el espíritu tenga permiso para hacerse ver de una determinada persona, lo que no siempre le es concedido, o no lo es más que en ciertas circunstancias por motivos que no podemos apreciar. 
      Otra propiedad del periespíritu que depende de su naturaleza, etérea, es la «penetrabilidad». Ninguna materia le sirve de obstáculo, las atraviesa todas, como atraviesan la luz los cuerpos transparentes. De ahí que no haya clausura que pueda oponerse a la entrada de los espíritus, quienes van a visitar al prisionero en su calabozo con la misma facilidad que al hombre que está en medio del campo. Las manifestaciones visuales más comunes tienen lugar durante el sueño; estas son las «visiones». Las «apariciones» propiamente dichas tienen lugar en estado de vela cuando se disfruta de la plenitud y completa libertad de las facultades. Se presentan generalmente bajo una forma vaporosa diáfana, a veces vaga e indecisa; al principio, se ofrecen con frecuencia como un reflejo blanquecino cuyos contornos se dibujan poco a poco; otras veces, las formas están claramente acentuadas, y se distinguen los más tenues rasgos de la cara, hasta el extremo de poder dar una muy precisa descripción. Los movimientos y el aspecto son semejantes a los del espíritu durante su vida. Pudiendo tomar todas las apariencias, el espíritu se presenta bajo aquella que mejor puede darle a conocer si tal es su deseo. Así es que, aunque como espíritu no tenga ningún defecto corporal, se presenta defectuoso, cojo, herido, con cicatrices, si esto es menester para patentizar su identidad. Otro tanto sucede con el vestido. El de los espíritus, que nada han conservado de los apetitos terrenales, se compone ordinariamente de un ropaje de largos pliegues flotantes, y su cabellera es ondulante y graciosa. Los espíritus se presenta a menudo con los atributos característicos de su elevación, como una aureola, alas los que pueden considerarse como ángeles, un aspecto luminoso y resplandeciente, mientras otros tienen los que recuerdan sus ocupaciones terrestres. Así un guerrero podrá aparecer con su armadura, un sabio con un libro, un asesino con un puñal, etc. Los espíritus superiores tienen una figura hermosa, noble y tranquila; los más inferiores tienen algo de feroz y bestial, y en ciertas ocasiones conservan las huellas de los crímenes que han cometido o de los suplicios que han sufrido. Esta apariencia es real para ellos, es decir, que creen ser lo que parecen, lo cual es un castigo. El espíritu que quiere o puede aparecerse, toma a veces una forma más precisa aún, teniendo todas las apariencias de un cuerpo sólido, hasta el punto de producir una ilusión completa y de hacer creer que se tiene delante un ser corporal. En ciertos casos y bajo el influjo de ciertas circunstancias, la tangibilidad puede hacerse real, es decir, que se puede tocar, palpar, sentir la misma resistencia, el mismo calor cuerpo vivo, lo que no es un óbice a aparezca con la rapidez del rayo. Pudierase pues, estar en presencia de un espíritu con el que se cambiase palabras y actos de creyendo tratar con un mortal, sin sospechar que es un espíritu. Cualquiera que sea el aspecto bajo el cual se presente un espíritu, aun bajo la forma tangible, puede en el mismo instante ser visible más que para unos cuantos. En una reunión, podría pues, presentarse sólo a unos o a varios miembros; y de dos personas que estuviesen juntas, puede la una verle y tocarle y la otra no ver, ni sentir nada. El fenómeno de la aparición a una sola persona entre muchas que se hallan reunidas, se explica por la necesidad de una combinación entre el fluido periespiritual del espíritu y el de la persona, para que se produzca. Para esto es preciso que haya entre esos fluidos una especie de afinidad que favorezca la combinación. Si el espíritu no encuentra la aptitud orgánica necesaria, dicho fenómeno no puede producirse; pero si existe, el espíritu es libre de aprovecharla o no, de donde resulta que, si dos personas igualmente favorecidas bajo este aspecto se encuentran juntas, el espíritu puede realizar la combinación fluídica con aquella a quien quiere presentarse; no haciéndolo con la otra, ésta no lo veras. Lo mismo pasaría con dos individuos que tuviesen un velo ante los ojos. Si un tercer individuo quiere hacerse ver solo a uno de los dos, a él levantaría el velo; pero si tal individuo fuera ciego, ya podría levantársele el velo, que no le sería por ello dada la facultad de ver. 
     Las apariciones tangibles son muy raras, pero las vaporosas son frecuentes, sobre todo en el momento de la muerte. Parece que el espíritu libre se apresura en volver a ver a sus parientes y amigos como para decirles que vive a pesar de ello. Evoque cada cual sus recuerdos y veráse cuántos hechos auténticos de este género, de los cuales no se daba cuenta, han tenido lugar no sólo de noche durante el sueño sino en pleno día en estado de la más completa vela.

- Allán Kardec- (Los Fundamentos del Espiritismo)

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         MANIFESTACIONES VISUALES 

Por su naturaleza y estado normal el periespíritu es invisible, lo que tiene de común con una porción de fluidos que sabemos que existen, y que nunca, sin embargo, hemos visto. Pero, lo mismo que ciertos fluidos, puede también sufrir modificaciones que le hacen perceptible a la vista, sea por una especie de condensación, sea por un cambio en su disposición molecular. Hasta puede adquirir las propiedades de un cuerpo sólido y tangible, pero puede súbitamente volver a su estado etéreo e invisible. Se puede formar una idea de este efecto por el del vapor, que es susceptible de pasar de la invisibilidad al estado brumoso, después líquido, luego sólido y «viceversa». Estos diferentes estados del periespíritu son resultados de la voluntad del espíritu, no de una causa física exterior, como en el gas. Cuando un espíritu aparece es porque pone su periespíritu en el estado referido para hacerlo visible. Mas no basta siempre su voluntad; necesítase, para que pueda operarse esta modificación del periespíritu, un concurso de circunstancias independientes de él. Necesítase, además, que el espíritu tenga permiso para hacerse ver de una determinada persona, lo que no siempre le es concedido, o no lo es más que en ciertas circunstancias por motivos que no podemos apreciar. 
     Otra propiedad del periespíritu que depende de su naturaleza, etérea, es la «penetrabilidad». Ninguna materia le sirve de obstáculo, las atraviesa todas, como atraviesan la luz los cuerpos transparentes. De ahí que no haya clausura que pueda oponerse a la entrada de los espíritus, quienes van a visitar al prisionero en su calabozo con la misma facilidad que al hombre que está en medio del campo. 
      Las manifestaciones visuales más comunes tienen lugar durante el sueño; estas son las «visiones». Las «apariciones» propiamente dichas tienen lugar en estado de vela cuando se disfruta de la plenitud y completa libertad de las facultades. Se presentan generalmente bajo una forma vaporosa diáfana, a veces vaga e indecisa; al principio, se ofrecen con frecuencia como un reflejo blanquecino cuyos contornos se dibujan poco a poco; otras veces, las formas están claramente acentuadas, y se distinguen los más tenues rasgos de la cara, hasta el extremo de poder dar una muy precisa descripción. Los movimientos y el aspecto son semejantes a los del espíritu durante su vida. Pudiendo tomar todas las apariencias, el espíritu se presenta bajo aquella que mejor puede darle a conocer si tal es su deseo. Así es que, aunque como espíritu no tenga ningún defecto corporal, se presenta defectuoso, cojo, herido, con cicatrices, si esto es menester para patentizar su identidad. Otro tanto sucede con el vestido. El de los espíritus, que nada han conservado de los apetitos terrenales, se compone ordinariamente de un ropaje de largos pliegues flotantes, y su cabellera es ondulante y graciosa. Los espíritus se presentan a menudo con los atributos característicos de su elevación, como una aureola, alas los que pueden considerarse como ángeles, un aspecto luminoso y resplandeciente, mientras otros tienen los que recuerdan sus ocupaciones terrestres. Así un guerrero podrá aparecer con su armadura, un sabio con un libro, un asesino con un puñal, etc. Los espíritus superiores tienen una figura hermosa, noble y tranquila; los más inferiores tienen algo de feroz y bestial, y en ciertas ocasiones conservan las huellas de los crímenes que han cometido o de los suplicios que han sufrido. Esta apariencia es real para ellos, es decir, que creen ser lo que parecen, lo cual es un castigo. 
    El espíritu que quiere o puede aparecerse, toma a veces una forma más precisa aún, teniendo todas las apariencias de un cuerpo sólido, hasta el punto de producir una ilusión completa y de hacer creer que se tiene delante un ser corporal. En ciertos casos y bajo el influjo de ciertas circunstancias, la tangibilidad puede hacerse real, es decir, que se puede tocar, palpar, sentir la misma resistencia, el mismo calor cuerpo vivo, lo que no es un óbice a aparezca con la rapidez del rayo. Pudierase pues, estar en presencia de un espíritu con el que se cambiase palabras y actos de creyendo tratar con un mortal, sin sospechar que es un espíritu. 
    Cualquiera que sea el aspecto bajo el cual se presente un espíritu, aun bajo la forma tangible, puede en el mismo instante ser visible más que para unos cuantos. En una reunión, podría pues, presentarse sólo a unos o a varios miembros; y de dos personas que estuviesen juntas, puede la una verle y tocarle y la otra no ver, ni sentir nada. El fenómeno de la aparición a una sola persona entre muchas que se hallan reunidas, se explica por la necesidad de una combinación entre el fluido periespiritual del espíritu y el de la persona, para que se produzca. Para esto es preciso que haya entre esos fluidos una especie de afinidad que favorezca la combinación. Si el espíritu no encuentra la aptitud orgánica necesaria, dicho fenómeno no puede producirse; pero si existe, el espíritu es libre de aprovecharla o no, de donde resulta que, si dos personas igualmente favorecidas bajo este aspecto se encuentran juntas, el espíritu puede realizar la combinación fluídica con aquella a quien quiere presentarse; no haciéndolo con la otra, ésta no lo veras. Lo mismo pasaría con dos individuos que tuviesen un velo ante los ojos. Si un tercer individuo quiere hacerse ver solo a uno de los dos, a él levantaría el velo; pero si tal individuo fuera ciego, ya podría levantársele el velo, que no le sería por ello dada la facultad de ver. Las apariciones tangibles son muy raras, pero las vaporosas son frecuentes, sobre todo en el momento de la muerte. 
     Parece que el espíritu libre se apresura en volver a ver a sus parientes y amigos como para decirles que vive a pesar de ello. Evoque cada cual sus recuerdos y veráse cuántos hechos auténticos de este género, de los cuales no se daba cuenta, han tenido lugar no sólo de noche durante el sueño sino en pleno día en estado de la más completa vela.

- Allan Kardec (Fundamentos del Espiritismo)

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                       LA ENVIDIA

Aparece un hombre de genio: es bondadoso, fuerte, magnánimo, útil para todo. Como el alba surgiendo del Océano, dora con los rayos de su ilustración las frentes de la multitud, aporta una idea al siglo que le espera, cumple su misión y trata de engrandecer lo espiritual, de disminuir las miserias y desea el progreso y es feliz si consigue que se piense algo más y se sufra algo menos.
¿Creéis que le van a coronar? Pues le silban. Escribas, sabios, retóricos, la aristocracia, el populacho, todos le silban a la vez, produciendo siniestra algarabía. Si es orador o ministro, le silban; si poeta, todos exclaman a coro: “Es absurdo, falso, monstruoso: causa indignación”.
Para sus contemporáneos y para las generaciones vinientes, va sembrando la gloria y recoge la afrenta. El progreso es el fin que persigue; el bien le sirve de brújula y piloto; se aísla en el puente del navío; los marineros ponen la proa hacia distintos puntos, y para llegar mejor al puerto; dijérase que se desvían de él. El hace lo mismo, y oye vituperios e imprecaciones; la ignorancia que todo lo sabe, lo denuncia todo; si se dirige hacia el Sur, se equivoca; si se encuentra con la tempestad; ¡cuántos se alegran!
Bajo tan enorme peso, al fin dobla la cabeza. Pasan los años y muere. Entonces la envidia, ese demonio vigilante, se le acerca, le reconoce, le cierra los ojos, se cuida de clavarle las manos en el ataúd, se inclina para convencerse de que verdaderamente está muerto, y enjugándose los llorosos ojos, exclama:
“¡Era un gran hombre!”.

VICTOR  HUGO
Revista Amor, Paz y Caridad
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