Para hoy tenemos aquí :
- Pensamientos y atracciones
-Ley de Causa y Efecto
-La fe
-El recurso de la oración
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PENSAMIENTOS Y ATRACCIONES
El amor a la ciencia no basta, ha dicho el profesor Falcomer: se necesita también la ciencia del amor. En los fenómenos no se trata únicamente de elementos físicos, sino que intervienen también agentes espirituales, seres mortales que, como nosotros, piensan, aman y sufren.
En las profundidades invisibles se extienden la inmensa jerarquía de las almas, desde las más oscuras a las más radiantes; y depende de nosotros atraer las unas y alejar las otras.
El único medio consiste en crear en nosotros, con nuestro pensamiento y nuestros actos, un foco radiante de pureza y de luz. Toda comunión es obra del pensamiento, y el pensamiento es la esencia misma de la vida espiritual. Es una fuerza que vibra con una intensidad creciente, a medida que el alma sube desde el ser inferior al espíritu puro y desde el espíritu a Dios.
Las vibraciones del pensamiento se propagan a través del espacio y nos traen pensamientos y vibraciones similares. Si llegamos un día a comprender la naturaleza y la extensión de esta fuerza, no tendremos más que elevados y nobles pensamientos. Pero el hombre se desconoce a si mismo, como ignora los recursos inmensos de este pensamiento creador y fecundo que duerme en él y con ayuda del cual podría renovar el mundo....
En nuestra inconsciencia y en nuestra debilidad, con frecuencia no atraemos hacia nosotros más que seres malos, cuyas sugestiones nos conturban. Así es como llega a alterarse la comunión espiritual y se oscurece por culpa de nuestra inferioridad...Fluidos envenenados se extienden por el haz de la Tierra, y la lucha tremenda entre el bien y el mal se desarrolla en el mundo invisible lo mismo que en el mundo material....
La atracción entre los pensamientos y las almas es toda la ley de las manifestaciones psiquicas.
Todo es afinidad y analogía en el mundo de lo invisible. Los que buscáis el secreto de las tinieblas, elevad muy arriba vuestros pensamientos con el fin de atraeros a los genios inspiradores, a las fuerzas de lo bueno y de lo bello. y elevadlos no tan sólo en los momentos de estudio y de experiencia, sino siempre, a todas las horas del día, como ejercicio saludable y regenerador. No olvidéis que estos son los pensamientos que, lentamente, afinan y depuran nuestro ser, engrandecen nuestras facultades, nos hacen aptos para sentir las más delicadas sensaciones, fuente de nuestra felicidad en el porvenir.
LEÓN DENIS.
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LEY DE CAUSA Y EFECTO
( Acción y reacción)
Esta ley cósmica nos da las claves para poder comprender hasta donde alcanzan las consecuencias de nuestros actos, y nos enseñan, por tanto, a dirigir más consciente y convenientemente nuestras vidas en coherencia con lo que esta ley nos enseña.
Es también conocida popularmente como Ley del Karma.El karma es una Ley espiritual equivalente a la Ley de Consecuencias o Ley de Causa y Efecto. Es una Ley natural de justicia, reequilibradora y correctora del Ser espiritual, que actúa siempre retribuyendo y equilibrando el resultado de nuestros actos buenos o malos cometidos en esta vida. Podemos afirmar que esta ley acompaña al espíritu desde su primera encarnación en donde inició su camino evolutivo como ser humano..
Esta Ley está en la naturaleza misma del espíritu humano en donde precisamente por eso, su acción reguladora de las vidas humanas y de sus acontecimientos, es permanente.
La palabra “Karma”, tiene origen oriental que procede del Sánscrito “Karman”, y precisamente significa “Acción y Consecuencia”. Este nombre oriental es el más popularizado, pero en Occidente también se le conoce como Ley de Causa y Efecto, Ley de Consecuencias, Ley de Retribución, Ley de siembra y cosecha,etc.
También esta ley afecta a la materia, y es conocida en Física donde fue promulgada por Isaac Newton como Ley de Acción y Reacción. Dicha ley física fue promulgada así: “ A toda acción realizada en un determinado sentido, corresponde una reacción de la misma intensidad en dirección opuesta”, o sea, que es una ley equilibradora de los actos y sus consecuencias.
Por esta ley se ajustan y equilibran los méritos y los deméritos de cada uno. Conforme ahondamos en su comprensión, vemos más claramente como las casualidades en realidad no existen. En general todos los actos y situaciones que nos sobrevienen en la vida, obedecen a una Causalidad que determina la relación de esa causa con el efecto correspondiente que produce: Todo hecho pude ser considerado como un efecto o como consecuencia de algo y no hay efecto sin causa por lo que no hay casualidades sino solamente “causalidades”, aunque no siempre lo comprendamos así o lo aceptemos.
Es fácil llegar a comprender la lógica de que si tenemos libre albedrío y voluntad propia para dirigir conscientemente nuestras vidas, también debemos tener la responsabilidad de nuestros actos y sus consecuencias. Es una cuestión de justicia cósmica. Por ella, Dios deja al tiempo el cuidado de hacer derivar sobre cada uno de nosotros los efectos de las causas que los originaron. Funciona haciendo que cada uno recibamos obligadamente las consecuencias de nuestros actos de los que somos responsables, por cuanto hacemos voluntariamente a los demás o a nosotros mismos. Supone una especie de compensación de los actos del pasado a la que estamos sometidos todos los seres humanos, en el presente o en el futuro, tanto a nivel individual como colectivo.
Esta Ley de Consecuencias que nos corrige y nos incentiva en nuestras vidas es ante todo perfecta, inmutable, automática, soberanamente justa y además al mismo tiempo está relacionada estrechamente con la Ley del Amor, porque ofrece eternamente al Espíritu humano la posibilidad de evoluciónar aprendiendo a autogobernarse por la senda recta del Amor y librarse a su vez de las cosechas amargas del dolor. Esta Ley cósmica puede actuar corrigiendo o sancionando acciones negativas, pero también lo hace premiando y compensando las buenas acciones de consecuencias positivas en cada Ser humano, por tanto es una ley de Justicia. Su comprensión representa y engrandece el concepto de la Justicia Divina que siempre se cumple inexorablemente, pues para nadie existen privilegios ni concesiones.
Esta Ley cósmica de Causa y Efecto, nos explica el gran interrogante de las desigualdades humanas, y nos aclara los mecanismos de actuación de la Justicia Divina de forma sencilla, pero categórica: De lo que sembramos en este mundo libre y voluntariamente, recogemos la cosecha obligatoria buena o mala, antes o después. Hay quien equivocadamente cree que la muerte hace que muchos no recojan esas consecuencias buenas o malas de lo que en vida sembraron, pero esto es a causa de que olvidan que con la muerte no termina la vida del espíritu y que en la reencarnación de este en nuevas vidas es en donde recogerá el resultado de sus anteriores siembras, ya sea positivo o negativo, según se haya hecho.
La Ley de Consecuencias nos puede dar una idea de la infinita Inteligencia Justicia y Previsión de Quien la puso en marcha como medio de evolución del espíritu humano pues nos conduce en el proceso evolutivo al hacer que accedamos a un equilibrio espiritual, porque ella hace que repetidamente nos confrontemos siempre con los mismos problemas, hasta que finalmente asimilamos las lecciones necesarias y somos capaces de superarlos.
Asimismo esta ley administra los destinos de todos los Seres espirituales, proporcionándonos las circunstancias y las pruebas de la vida que necesitamos para progresar, aunque no siempre las aceptemos de buen grado ni comprendamos el por qué nos sobrevienen, pero que nos llevan a reflexionar sobre el tiempo pasado y el futuro. Simplemente nos plantea situaciones y circunstancias humanas, pero no actúa en contra de nuestra libertad, sino que la respeta totalmente, y es la respuesta obligada que obtenemos de aquello que hacemos voluntariamente en uso nuestro libre albedrío.
Por esta ley siempre se nos devuelve el bien o el mal, en esta vida o en otras futuras.
También nos hace comprender la lógica de la Reencarnación, mostrándonos que la vida es eterna y comprende muchísmimas existencias del Espíritu en el plano material, como ser humano. Por ejemplo,cuando explica como muchas de las fobias humanas en la vida presente, suelen tener su origen en traumas padecidos en el pasado, y como a través de las nuevas y a veces múltiples experiencias en la materia, finalmente el espíritu evoluciona reequilibrándose y adquiriendo nuevos valores y experiencias..
Finalmente comprendemos que esta ley siempre ha existido y ha actuado en la vida individual y también en la colectiva de los pueblos, que se han movilizado vida tras vida y generación tras generación mediante las consecuencias de sus propias actuaciones, comportamientos y actos.
- Jose Luis Martín-
“ Si quieres conocer el pasado, mira el presente que es su resultado. Si quieres conocer el futuro, mira el presente que es su causa.”
- Proverbio japonés -
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LA FE
“Os aseguro que si tenéis fe tan pequeña como un grano de mostaza, podréis decirle a esta montaña: “trasládate de aquí para allá”, y se trasladara. Para vosotros nada será imposible.”
- Mateo 17:20-
Las montañas son esos obstáculos que existen en cada uno de nosotros y que tenemos que ir librando en el día a día y, para ello, debemos de conquistar la fe, para que todo aquello que se nos presente en nuestro camino no se nos haga una gran montaña, sino todo lo contrario, un camino llano, y si hay obstáculos, poder sortearlos, sin que nos venzan. La fe tiene que ser, una fe razonada, no una fe impuesta por creencias, que tarde o temprano, llevan al olvido. La fe necesita de conocimientos acerca de la vida del espíritu y su implicación en la materia.
Porque es así, como se edifica dicha fe; es así como se comprenden muchos sucesos y pruebas que nos pasan. La fe tiene una cualidad que enseña al alma, de las capacidades de trascender “esas montañas”, esos obstáculos que la vida nos pone, la mayoría de veces como aprendizajes.
Tenemos que ser capaces y tener el coraje de abandonar los prejuicios que las religiones han creado en torno al problema de la fe en los hombres. Para así, desmenuzarla y comenzar a entenderla, bajo otro punto de vista.
Muchos días de nuestras vidas y, en los momentos difíciles o bien alzamos los ojos hacia arriba, pidiendo ayuda a Dios, o en un momento de recogimiento interior, pedimos nos ayuden en el problema o los problemas que se nos plantea en nuestras vidas o existencias a los planos espirituales.
Ello quiere decir, que nuestra conciencia sabe que existe un Ser Supremo, llámese Dios o Inteligencia Infinita, que es por naturaleza misericordioso, amoroso, al cual nuestras peticiones hechas desde el corazón, quiere esto decir, con verdadero sentimiento, son escuchadas en el espacio, porque todo esta creado, para que nada escape a la magnificencia del Divino.
La fe es necesaria para el tránsito de nuestras vidas, ya que de lo contrario, iremos abocados antes o después al sufrimiento. Ella está cargada de una gran fuerza, que mueve nuestra montaña interior, para que poco a poco, seamos capaces de progresar, de ser más fuertes interiormente, más firmes, más calmos y bondadosos y manifestarnos como humanos libres que persiguen una causa justa, divina, fraterna.
Los hombres tenemos una razón de ser, una responsabilidad para con nosotros y los demás, así como, para la sociedad. Y es la de progresar, la de mejorarnos cada día, un poco más si cabe y, no dejar lugar a la negatividad, la intolerancia, la agresividad, la envidia, el orgullo, el egoísmo, todas éstas manifestaciones que nos hacen todavía ser espíritus inferiores. Y que sólo en la fe, en las capacidades infinitas de los hombres, en la lucha por su progreso y evolución, reside esa fuerza motriz que es capaz de movilizarnos, de sensibilizarnos, para comenzar a caminar hacia un mundo nuevo, donde la igualdad, fraternidad, respeto, honradez, libertad y amor; cualidades todas del alma, puedan tomar asiento, y sustituir a aquellas que nos impiden el progreso.
La fe que es comprendida e interiorizada, y que sabemos de su capacidad y fuerza, es capaz de llevarnos a comprender el porqué de la misma vida, de nuestras existencias en este plano, en esta humanidad correctora, con todos sus matices y diversidad de acontecimientos, que nos ayudan a transformarnos sí o sí. Solo la incomprensión de los verdaderos valores humanos para los cuales fuimos creados, no toman toda la forma y se hacen patentes, robándonos la conquista del verdadero amor.
La fe, no es creer en teoría alguna, es la vivencia y comprensión de la misma vida, de la existencia que ahora nos ocupa. La fe está llena de conocimiento, de sentimientos que nos ayudan a transformarnos, a proporcionarnos la energía suficiente, para seguir
en la lucha, en la batalla más ardua y dolorosa que existe, la de uno mismo intentando ser mejor. Más honestos, más honrados, más fraternos y bondadosos, más delicados, más sociables, más justos y magnánimos.
en la lucha, en la batalla más ardua y dolorosa que existe, la de uno mismo intentando ser mejor. Más honestos, más honrados, más fraternos y bondadosos, más delicados, más sociables, más justos y magnánimos.
La fe que nos abastece una y otra vez del equilibrio mental y sentimental, así como espiritual, para que nada nos tumbe ante las diferentes pruebas que cada uno de nosotros tiene por delante. La fe nos dota, de esa cualidad del alma que la ha interiorizado, y que a los ojos de los demás, resulta ser un hombre diferente en sus manifestaciones, en sus ejemplos siendo consecuente entre lo que hace y dice.
Ten fe, y tu vida cambiará. Ten fe y conquistarás el mundo; nos habla del mundo interior, de nuestros tormentos y sufrimientos. La fe es la verdadera conquista del alma, preparada para darse a los demás, porque es ella la que nos guía.
La fe es una fuerza creadora, todo lo puede, todo lo vence, porque lleva en sí misma ese potencial de energía, de poder interior, que hace que ante las dificultades nos crezcamos, en pos de ser ejemplos vivos de la postura y actitud que hay que tener, ante dichas dificultades. Es un amigo, es un apoyo necesario en el transcurso de nuestras vidas es imprescindible en los dos planos, el material y el espiritual. Vale en ambos, porque en ambos, se libran grandes batallas espirituales.
La fe en la familia, en la amistad verdadera, la fe en la realización de los proyectos de la vida en general, la fe en el más allá, porque en cualquier momento, podemos marcharnos. Y si la fe está arraigada en nosotros, el viaje de vuelta a nuestro verdadero hogar, será dichoso.
La fe verdadera, es la que nos hace libres; libres para elegir nuestro camino en la vida y, si hay libertad, la fe hace presencia en todos nosotros y nos ayuda en ese camino evolutivo.
J.F.D.V.
( AMOR, PAZ Y CARIDAD-Febrero 2014)
“No hay fe inquebrantable sino aquella que puede mirar cara a cara a la razón en todas las épocas de la humanidad”.
Allan Kardec
*************************************************EL RECURSO DE LA ORACIÓN
La oración es el recurso admirable más accesible para permitir a la criatura la comunicación con el Creador. Puente invisible de energías sutiles, hace posible la unión del alma con el Progenitor Divino, por cuyo intermedio ésta absorbe las fuerzas y la inspiración para los cometidos difíciles de la existencia. No altera el campo de lucha ni aparta los testimonios que favorecen la evolución. Sin embargo, brinda resistencia para los embates, infunde coraje y vitaliza siempre. Amplía la visión de la realidad, al tiempo que robustece el entusiasmo de quien se entrega a ella.
Modifica la comprensión y el modo de encarar los acontecimientos, y produce sintonía con el Divino Pensamiento que todo lo gobierna. Quien ora, supera tensiones y se llena de paz. La oración crea las condiciones y las circunstancias para la meditación, que proyecta la psiquis hacia las esferas elevadas, equilibrando así la salud y las aspiraciones, puesto que orienta mejor el sentido de la existencia y el programa de la reencarnación.
Predispone al santo, sustenta al héroe, inspira al investigador, mantiene la vida y proyecta su luz en los paisajes sombríos o neblinosos que se presentan amenazadores. Por más que te sientas pleno, no pierdas el hábito de la oración, a fin de mantenerte equilibrado. Cuando atravieses dificultades o enfrentes rudas pruebas y severas expiaciones, recurre a su auxilio, y constatarás los beneficios que obtendrás.
Para mantener el ritmo de trabajo y conservar el ideal, es el medio más eficaz, de acción duradera, del que puedes disponer con facilidad. No sólo preservará tus fuerzas morales y espirituales, también atraerá la presencia de los Buenos Espíritus que se tornan instrumentos de Dios para la solución de muchos problemas humanos. Da continuidad a la oración valiéndote de la acción digna, que te mantendrá psíquicamente en el mismo elevado clima.
Quien ora se renueva e ilumina, pues enciende las claridades íntimas que se exteriorizan mediante vibraciones especiales. Cuando consigas experimentar el bienestar y la alegría que derivan de la oración, la buscarás con frecuencia y se convertirá en tu lenguaje poderoso de comunicación con la Vida Pulsante. Envuelto en sus irradiaciones, diluirás el mal que se te acerque, en beneficio de los malos que se aproximen a ti. Te sentirás de modo tal que orarás constantemente, haciendo de tu existencia un estado de plegaria.
Recurre a la oración en todos los momentos de tu vida. En la salud y en la enfermedad, en la alegría y en la tristeza, en la riqueza o sin recursos, en el éxito y en el fracaso, ora confiado en la respuesta divina. Al orar te elevarás, y en la energía de la plegaria recibirás todo cuanto te sea necesario para proseguir en la lucha y lograr la victoria.
La criatura busca a Dios mediante la oración y El le responde a través de la intuición de lo que debe hacer y de cómo hacerlo, a fin de que, haciéndolo, sea feliz.
La fuente Divina de energía se alcanza a través de la oración. Penetro en su seno mientras oro, y me renuevo con las fuerzas que me invaden. La energía superior me devuelve el equilibrio, y el campo vital se recompone, sustentando mi ser. Oro y me elevo a Dios, para instalarme, aunque sea por unos momentos, por encima de las miserias humanas.
Espíritu :Joanna de Ángelis
Médium: Divaldo Pereira Franco
Extraído del libro "Momentos de salud"
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