sábado, 3 de marzo de 2018

¿Todos los karmas se manifiestan igual?



Hola amigos: 
Esta  tarde podemos ver aquí:
-Argumentos espíritas sobre la existencia de vida fuera de la Tierra                                                          - Entre la Tierra y el Cielo                                                                                                                                       -La Tercera Revelación
- ¿Todos los karmas se manifiestan igual?


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ARGUMENTOS ESPIRITAS SOBRE LA EXISTENCIA DE VIDA FUERA DE LA TIERRA
La vida y el universo son magníficos misterios. Dádiva de Dios, que no podemos, ni vamos,  a comprender de manera tan simple. Hace dos mil años, Jesús proclamo que “hay muchas moradas en la Casa de mi Padre”. (1) Actualmente no es difícil  que comprendamos que Dios creó Su Casa  (el Universo), en cuya morada están los incontables planetas. La cuestión fundamental es: ¿Nosotros estamos solos en el Universo?  Los astrónomos afirman que están próximos  a responder esa cuestión que siempre persiguió la humanidad, desde el inicio de la civilización.
El director del observatorio astronómico del Vaticano (2), padre José Gabriel Funes, afirmó que Dios puede haber creado seres inteligentes en otros planetas, del mismo modo  como creo el Universo y los hombres. “Eso no contradice nuestra fe, porque no podemos colocar limites a la libertad creadora de Dios”, acrecentó Funes, en  la entrevista al periódico L´Osservatore Romano, órgano oficial de prensa de la Santa Sede”. (3)
Una de las ramas científicas que más han crecido, desde los años 50, haciendo audaces pesquisas, ampliando mucho el acervo de sus conocimientos, es la Astronomía. De ella derivan, o con ella intervienen, la Astrofísica, la  Astro química, la Exobiología (estudio  de la posibilidad de vida fuera de la Tierra). Simón “Pete” Worden, astrónomo, que lidera el Centro de Pesquisas Ames de la NASA, afirma  que nosotros [en la Tierra] no estamos solos, pues hay mucha vida [por el Universo]. Desde 1995, la Astronomía registró  el descubrimiento de 400 nuevos planetas, pertenecientes a otros sistemas planetarios, mucho más allá  de este del cual formamos parte. En la conferencia anual de la Sociedad  Astronómica Norteamericana, en cada descubrimiento,  envolviendo los planetas de fuera de nuestro Sistema Solar (exo-planetas), apuntan para la misma conclusión:  orbes, como la Tierra, son probablemente, abundantes, a pesar del violento Universo de estrellas explosivas, agujeros negros  abrumadores y galaxias en colisión.
El hecho es que estamos en la Tierra, en uno de los nueve planetas del Sistema Solar. Sin embargo  pese a sus más de 6 sextrillones de toneladas  y presentar una superficie de 510 millones de kilómetros cuadrados, ni por eso es el mayor de estos planetas que giran alrededor del Sol. Júpiter, por ejemplo, es 1300 veces mayor. Sobre este planeta, Kardec escribió que “muchos espíritus, que animaron  a personas conocidas en la Tierra, dijeron estar reencarnados en Júpiter” (4)
James Jeans, uno de los mayores astrónomos de nuestro siglo, afirma, en el libro The Universe Around Us (Universo alrededor de nosotros) que: el número de sistemas planetarios , en todo el Espacio, es inimaginablemente grande. Billones de ellos pueden constituir réplicas, casi exactas, de nuestro  sistema Solar, y millones de planetas pueden constituir otras réplicas casi exactas a la Tierra. Ahora, porque solo  existiera vida aquí en el orbe, un planeta que tiene un   volumen 1.300.000 veces menor que Júpiter; que dista  de la luna aproximadamente  380…  Km. “Marte, está distante de nosotros (en la Tierra)  cerca de 56.000.000 de km, en la época de su mayor aproximación; Capella es 5.800 veces mayor que nuestro [planetilla]; Canopus tiene un brillo ochenta veces superior al Sol”.  (5) Hay estrellas tan brillantes, cuya luz tiene una intensidad  1 millón de veces mayor  que la luminosidad solar.
El Sistema Solar posee 9 planetas con 57 satélites. En total, son 68 cuerpos celestes.  Y, para que tengamos noción de su insignificancia, ante  el restante Universo, “nuestro Sistema compone un minúsculo espacio de pequeña Vía Láctea” (6), o sea, un aglomerado de, aproximadamente, 100 billones de estrellas, con, por lo menos, cien millones de planetas, que, según Carl Seagan,  en lo mínimo, 100 mil de ellos con vida inteligente y mil con civilizaciones más evolucionadas que la nuestra. (7)
Las últimas observaciones del telescopio Hubble (en órbita),  elevaron el número de galaxias conocidas. Se sabe, hoy en día, existen, por el Universo observable, por lo menos, 10 billones de galaxias. En 1991, en Greenwich, en Inglaterra, el observatorio localizó un quásar (posible nido de galaxias) con la luminosidad correspondiente a 1 cuatrillón de soles [eso mismo, 1 cuatrillón]. Creer que solamente la Tierra tiene vida es suponer que todo ese inmensurable Universo haya sido creado sin utilidad alguna,  y sería una imposibilidad matemática que, en un Universo tan inimaginable, no se hubiese desenvuelto vida inteligente, nada más que en este pequeño planeta. Más allá de eso, sería un incomprensible desperdicio de espacio.
Concretamente, la Tierra es, sin duda, el “único” local habitado que sabemos con certeza que tiene vida, pues, al final, estamos aquí. No en tanto, las pruebas materiales, da la posibilidad fuertísima de haber vida en muchos otros lugares. Astrónomos descubrieron señales de materia orgánica en otros planetas; meteoros caen en los montes, con variados compuestos orgánicos esenciales  para la vida, siendo, tal vez, el más famoso de ellos  el meteorito de Murchison; y, ni precisando ir tan lejos, la Tierra, misma, nos muestra que la vida existe, también, en los lugares más inhóspitos  y sorprendentes y bajo las condiciones más hostiles, como se ve en el caso de las formas de vida extremadas, presentes en ambientes extremos, como los geisers, los mares polares fríos y los lagos altamente salinos.
Según Allan Kardec, “repugna la razón creer que esos innumerables globos que circulan en el espacio no son sino masas inertes e improductivas.” (8) La Ciencia viene descubriendo, incesantemente, planetas situados  en otros sistemas solares. En el campo de las investigaciones científicas “el Espiritismo jamás será sobrepasado, porque, si  nuevos descubrimientos  le demostraran que está en el error  acerca de un punto cualquiera, él se modificaría en ese punto. Si una nueva verdad se revelara, él la aceptaría.”(9)
La proposición de Kardec, de la pluralidad de los mundos habitados, continúa tan actual como en la fecha de su  publicación. Por tanto, el Espiritismo sostiene la tesis de la existencia de vida fuera de la Tierra. Se destaca que, antes de que la ciencia humana y las religiones tradicionales admitiesen esa posibilidad, los Espíritus revelaron, en la cuestión 55, de "El Libro de los Espíritus, “que son habitados los mundos que giran en el espacio y que la Tierra está  muy lejos de ser el único planeta que mantiene vida inteligente”. (10)
A propósito, el Espíritu Emmanuel confirma que, “en los mapas zodiacales, se observa, diseñada, una gran estrella en la Constelación de Cochero, que recibió, en la Tierra, el nombre de Cabra o Capella. Magnifico sol entre los astros que nos son más vecinos, este, en su trayectoria por el infinito, se hace acompañar, igualmente, de su familia de mundos, cantando las glorias divinas de lo ilimitado. Su luz tarda cerca de 42 años para llegar  a la Tierra, considerándose, de ese modo, la regular distancia existente entre Capella y nuestro planeta. Hace muchos  milenios, uno de los planetas de Capella, que guarda muchas afinidades con el globo terrestre, había llegado a la culminación de uno de sus extraordinarios ciclos evolutivos.” (11)
Reafirma  Emmanuel que “algunos millones de Espíritus rebeldes existían allá, en el camino de la evolución general, dificultando la consolidación de las penosas conquistas de aquellos pueblos llenos de piedad y virtudes, pero una acción de saneamiento general los alejaría de aquella humanidad, que  hiciera justicia a la perpetua concordia, para edificaciones de sus elevados trabajos. Las grandes comunidades espirituales,  directoras del Cosmos, deliberaron, entonces, localizar aquellas entidades, que se tornaron pertinaces en el crimen, aquí en la Tierra distante, donde aprenderían a realizar, con el dolor y con el trabajo penoso de su ambiente, las grandes conquistas del corazón, impulsando simultáneamente, el progreso de sus hermanos inferiores de la Tierra.” (12)
Aquellos seres, explica el mentor de Chico Xavier: “angustiados y afligidos, porque dejaban tras de sí,  todo un mundo  de afectos, no obstante sus corazones empedernidos en la práctica del mal, serian exiliados  a la faz oscura del planeta terrestre; andarían despreciados en la noche de los milenios del pesar y de la amargura; reencarnarían en el seno de las razas ignorantes y primitivas, recordando el paraíso perdido en los firmamentos distantes. Por muchos siglos, no verían la suave luz de Capella, pero trabajarían en la Tierra acariciados por Jesús y confortados en su inmensa misericordia.” (13) Sobre eso Agustín afirmó en el siglo XIX que “no avanzar es retroceder, y, si el espíritu no se hubiera reafirmado bastante en la senda del bien, puede recaer en los mundos de expiación, donde, entonces, nuevas y más terribles pruebas lo aguardan”. (14)
-Jorge Hessen-
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                                       ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO
    Nos dice el Espíritu Manuel P. de Miranda, en el libro Senderos de Liberación, que «El origen del ser se pierde en las remotas eras de la Creación, cuando el psiquismo fue generado y comenzó a evolucionar, atravesando los reinos mineral, vegetal, animal, hoy hominal y mañana angélico, en dirección al porvenir sin límites.» 
   La Ciencia nos enseña que la evolución de las especies se ha producido a lo largo de milenios, de una manera lenta, progresiva y gradual, desarrollando formas cada vez más perfeccionadas, en una sucesión continua cuyos anillos tienen su punto de contacto con el que le precede y con el que le sigue, hasta llegar, después de innumerables siglos, al ser humano, el último eslabón de toda esa inmensa cadena evolutiva. 
   La Doctrina Espírita, por su parte, complementa dicha información añadiendo que toda esta larguísima epopeya evolutiva hasta alcanzar la fase humana ha sido la consecuencia de otra evolución, ignorada por la Ciencia: la evolución del psiquismo espiritual, que preside, condiciona y ha posibilitado, en todo momento, la evolución de las especies tal y como la conocemos hoy en día. Es decir, que la evolución es simultánea e interdependiente, la evolución es física pero, sobre todo, la evolución es espiritual. 
   Para facilitar una mejor e imprescindible visión global de la evolución, tanto en la parte física como en la parte espiritual, se debe tener siempre muy presente la advertencia que nos hace el Espíritu André Luiz, en el libro Evolución en dos mundos, cuando nos afirma que «No podemos limitar la experiencia del principio espiritual al plano físico, dado que, a través del nacimiento y muerte de la forma, sufre constantes modificaciones en los dos planos en que se manifiesta». 
   El principio espiritual, en esa larga peregrinación entre la Tierra y el Cielo, ha sufrido constantes modificaciones y mutaciones adaptativas en su “cuerpo astral”, las cuales refleja, automáticamente, en todas y cada una de sus nuevas experiencias en el mundo material, provocando, consecuentemente, la génesis orgánica en la esfera física. 
   De las informaciones y revelaciones que hemos ido recibiendo de la Espiritualidad Amiga podemos conocer que el principio espiritual, desde el mismo momento de su creación, ya lleva en su intimidad una especie de chip en el que está perfectamente marcada la finalidad para la que ha sido creado, con todas las infinitas posibilidades de desenvolvimiento con que Dios lo ha dotado y que lo deberá ir desarrollando paulatinamente en sus continuos contactos con la materia.
A partir de sus primeras manifestaciones, el principio espiritual ha de constituir un proceso único, obedeciendo a una disciplina y a una Causalidad Absoluta, que es Dios, donde tendrá que vivir la más fantástica de todas las odiseas, entre la Tierra y el Cielo, es decir, entre la esfera física y las esferas extrafísicas: la construcción y el modelaje de cuerpos cada vez más perfectos que le sirvan como medio de expresión y de exteriorización, a medida que sienta la necesidad de expresar mayores avances y nuevas facultades, conforme al impulso de ese chip, de ese molde mental, que lleva consigo desde su creación, hasta concretarse, después de innumerables milenios, en la especie humana. 
   Y para alcanzar esa meta que le aguarda, el principio espiritual, rudimentario y básico en sus inicios, recorrerá los reinos inferiores de la naturaleza, estacionándose en cada uno de ellos innumerables años. Allí se irá elaborando e individualizando, escalando muy lentamente, peldaño a peldaño, en múltiples y sucesivas repeticiones y experiencias en una metamorfosis continuada hacia formas cada vez más complejas en lo morfológico y una expansión constante y creciente en lo psíquico. Partirá de la inconsciencia total hasta alcanzar las últimas etapas de la escala animal, donde la realización del psiquismo ha hecho un inmenso progreso y los primeros albores del raciocinio y de la inteligencia, preámbulo del ser humano, empiezan a ser visibles, lo que prepara y faculta al principio espiritual para dar el paso más importante en su evolución hasta el momento, donde «sufre una transformación y se convierte en Espíritu, inaugurándose el periodo de la humanidad» (El Libro de los Espíritus, ítem 607-b). 
   La cuestión nº189 de El Libro de los Espíritus nos aclara que «En su origen, no tienen los Espíritus más que una existencia instintiva y apenas tienen conciencia de sí mismos y de sus actos. Sólo poco a poco se desarrolla la inteligencia». Como consecuencia de ello, a partir de las primeras experiencias del Espíritu y, durante muchísimo tiempo, existirá un largo periodo de transición en el que los rasgos y características provenientes de la animalidad aún estarán demasiado arraigadas en el ser humano, donde la lucha en esas primeras encarnaciones tendrá por móvil esencial, por encima de cualquier otra necesidad, exactamente las mismas cuestiones que en el animal, es decir, la satisfacción de todos los instintos y sensaciones materiales relacionados con la supervivencia y la conservación. 
   Pero la evolución es una ley divina ineludible, de manera que, instado y orientado por los Amigos de la Espiritualidad que lo custodian en su marcha, aquél ser humano primitivo que hasta entonces se regía sólo por instintos procedentes de la fisiología, con el transcurso del tiempo, empieza a indagar sobre las causas y el porqué de las cosas. La idea moral de la vida, más allá de las meras cuestiones de la supervivencia del día a día, comienza, por primera vez, a preocupar en la mente del ser humano, en el que irán surgiendo poco a poco otras necesidades y otras inquietudes más allá de las puramente de subsistencia, que le abrirán nuevas expectativas y lo harán evolucionar donde, paulatinamente, el instinto, el intelecto y el sentido moral se irán equilibrando. 
   El Espíritu, a partir de entonces, a medida que vaya incorporando nuevas actitudes en su existencia, logrará poco a poco despertar su conciencia y, por esa conciencia despierta, aparece el libre albedrío, la responsabilidad y los principios de la Ley de Causa y Efecto, que asegura al Espíritu la libertad de elección pero imponiéndole, al mismo tiempo, los resultados de esa elección, tanto en la esfera física como en el mundo espiritual. 
   El Espíritu, por tanto, no podrá, en una sola existencia como ser humano, desarrollar el sentido moral y alcanzar la perfección en el Amor y en el Conocimiento a la que está destinado, sino que necesitará de muchas experiencias, de todas las que sean necesarias. Empezará a escribir el libro de su Vida, página a página, reencarnación tras reencarnación, forjando poco a poco su historia, grabando en su propia intimidad todas sus derrotas y todas sus conquistas, todas sus miserias y todas sus grandezas, rumbo a ese porvenir sin límites que le aguarda. 
   Y, de este modo, reencarnación y desencarnación se irán alternando en la gran epopeya espiritual entre la Tierra y el Cielo, donde la cuna pondrá de manifiesto, en cada nuevo proceso reencarnatorio, que el pasado de cada uno de nosotros siempre nos acompaña y está presente, recibiendo, el Espíritu reencarnante el cuerpo físico adecuado para que pueda enfrentar las circunstancias y situaciones, favorables o no, pero que son las necesarias para el éxito en los trabajos y en el aprendizaje que le aguarda en su nueva jornada física. 
   Por otro lado, después de la tumba, el Espíritu se ha de encontrar, exactamente, con el resultado de su conducta y proceder en la Tierra en la precedente jornada corporal. Esas consecuencias comienzan en el mismo proceso de su desprendimiento del cuerpo material, así como en la posterior turbación espiritual; determinando, todo ello, el estado feliz o desventurado del Espíritu, así como su correcta adaptación al nuevo plano de vida que le aguarda, situándose en el correspondiente plano vibratorio, de acuerdo a su comportamiento mientras hizo uso del cuerpo físico. 
   Y, así, tantas veces como sea necesario, tantas reencarnaciones como cada uno de nosotros necesite, siendo el Espíritu, en todo momento, en ambos planos, heredero de sí mismo, de todo su pasado y de todas sus obras. Una vez llegado a este punto, de una manera serena, pero responsable y consciente, debemos preguntarnos: ¿hasta dónde podemos llegar en nuestra evolución espiritual? 
   En la cuestión nº116 de El Libro de los Espíritus se nos afirma, de una manera rotunda y contundente, que «todos los Espíritus llegarán a ser perfectos». En el libro Volví, el Espíritu que se presentó a nosotros como el Hermano Jacobo, nos dice que «toda criatura humana conquistará las condiciones del Sabio y del Ángel, en mayoría de edad divina». ¿Qué quiere decir, exactamente, eso de ser perfecto y de alcanzar la condición de Sabio y de Ángel? Dios, para mostrarnos cuál es el camino para alcanzar ese objetivo final al que estamos todos destinados, a lo largo de los tiempos, nos ha enviado diferentes profetas, sabios, misioneros..., siendo Jesús, de entre todos ellos, «el tipo más perfecto que Dios ha ofrecido al ser humano para que le sirviese de guía y modelo» (El Libro de los Espíritus, nº 625). 
   Jesús, nuestro Amigo y Maestro, modelo y guía de la humanidad, nos reveló algo realmente extraordinario y significativo que nos ha de indicar, claramente, hasta dónde podemos llegar en nuestra evolución espiritual: «En verdad os digo: el que cree en Mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores que éstas hará» (Evangelio de San Juan, 14:12). Jesús, profundo conocedor de las Leyes de Dios, con esas palabras nos dejó claramente expuesto que las perfectas Leyes Divinas funcionan igual para todos los seres. Es decir, Jesús también empezó desde cero, igual que todos nosotros, y necesitó de un aprendizaje, igual que todos nosotros, hasta llegar a ser el guía y modelo de la humanidad, del mismo modo que todos nosotros, algún día, alcanzaremos la perfección y esa condición de Sabio y de Ángel a la que hacía referencia el Hermano Jacobo. 
   Nos encontramos, todos nosotros, ahora, a esta altura de la evolución, a medio camino entre los instintos de la bestia, más o menos reprimidos y educados, y ese objetivo real de nuestra marcha, de la crisálida del ángel, del ser radiante y puro que podemos llegar a ser a través de la renovación moral y del esfuerzo constante. 
   El Espíritu de Verdad nos marca la siguiente directriz: «¡Espíritas! amaos: he aquí el primer mandamiento; ¡Espí- ritas! instruíos: he aquí el segundo» (El Evangelio según el Espiritismo, cap. VI, ítem 5). ¿Os podéis imaginar, aunque sea por un solo momento, si este ejemplo fuera contagioso y se expandiera como una epidemia por todas partes del mundo, lo que podría llegar a significar? Pues dejemos de imaginar y empecemos a trabajar para que ello pueda ser posible, porque el Espiritismo sólo es beneficioso y útil para aquél de quien se pueda decir: “Éste, sin duda, está luchando para ser hoy mejor que ayer”.
    Amalia Domingo Soler, la poetisa del Espiritismo, decía que hemos de llegar a Dios por el Amor y por la Ciencia. En consecuencia, practiquemos la caridad para ser buenos y estudiemos para ser sabios, avanzando en dirección a ese porvenir sin límites al que hacíamos referencia al principio, en nuestra gran epopeya espiritual entre la Tierra y el Cielo.
-Alfredo Tabueña-(Revista Espírita nº 8 de la FEE)

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LA TERCERA REVELACIÓN   


     El Espiritismo es la última revelación divina recibida por los hombres, de acuerdo con la promesa de Jesús en el Evangelio de Juan: " Yo rogaré al Padre y Él os dará otro Consolador, a fin de que esté para siempre con vosotros".(14:16).
Su misión es guiar a los hombres a la Verdad, restableciendo la enseñanza de Cristo en su pureza primitiva, y abriendo nuevos horizontes a la comprensión humana de la vida: Tengo aún mucho que deciros, pero no lo podríais soportar ahora; cuando viniere el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la Verdad; porque no hablará por sí mismo, pero dirá todo lo que tenga oído y os anunciará las cosas que han de venir. Él me glorificará, porque ha de recibir lo que es mío y vosotros lo habréis de anunciar" (16:12. 13 y 14).
Con Moisés, los hombres recibieron de lo Alto la 1ª Revelación de la realidad de la vida. Esa revelación, que fue reunida por los hebreos en la gran codificación de la Bíblia, sobrepasó a todas las formas religiosas de su tiempo y condujo al pueblo hebreo a la concepción de un Dios Único.
 Pero en la propia Bíblia encontramos el anuncio de la 2ª Revelación, del advenimiento del Mesías, que se cumplió con la venida de Jesús,ofreciendo al mundo la más elevada forma de religión hasta entonces posible. Y fue el propio Mesías quien anunció, como vemos en el Evangelio de Juan. La 3ª Revelación, destinada a restablecer sus enseñanzas, que serían alteradas por los hombres, y la ampliación de acuerdo con las nuevas necesidades de la evolución terrena. 
La 1ª y la 2ª Revelaciones fueron personales y locales, transmitidas por Moisés y Jesús a un determinado pueblo: el hebreo, encargado de transmitirlo a los demás pueblos. 
La 3ª Revelación no fue personal ni local, sino espiritual y universal. Los Espíritus la dieron en todo el mundo, a través de sus comunicaciones, y Allan Kardec la codificó, como los hebreos codificaron la Bíblia y como los cristiano codificaron el Evangelio. Los hebreos reunieron los varios libros escritos sobre la 1ª Revelación y de ellos hicieron La Torá y la Bíblia, que hoy conocemos. Los cristianos tuvieron que reunir los varios libros escritos sobre la 2ª Revelación, o sea, los relatos de los cuatro evangelistas, las epístolas y el Apocalipsis. formando el Evangelio del Nuevo Testamento. Los espíritas, por las manos de Kardec, el misionario, reunieron las comunicaciones más esclarecedoras de los Espíritus del Señor, que constituían la Falange Luminosa del Espíritu de Verdad, y con ellas formaron la Codificación del Espiritismo.
      Así como la 1ª Revelación fue rechazada por muchos hebreos, teniendo Moisés que actuar con energía para imponerla a su pueblo, la 2ª Revelación fue también rechazada por casi todo el pueblo hebreo, al punto de precisar Paulo llevarla a los gentiles para que se difundiese por todo el mundo. Así también la 3ª Revelación fue rechazada por judíos y cristianos, siendo aceptada solamente por una minoría. Y así como las iglesias judáicas de la época, llamaron a Jesús embustero e instrumento del diablo, llevándolo a la condenación y al suplicio, así también las iglesias cristianas de hoy llaman a Kardec embustero y al Espiritismo, instrumento del diablo, intentando aniquilarlo. Pero así como las dos primeras revelaciones triunfaron, la tercera también triunfará. Porque esa es la Voluntad del Padre que está en los Cielos.
     (J. Herculano Pires – Obra: El Infinito y el Finito)
[ Art- tomado de la Revista Verdad y Luz 

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¿ Todos los karmas se manifiestan igual ?

          La Ley de Causa y Efecto, también conocida en la Ciencia de la Física como  Ley de Acción y Reacción o  tercera ley de Newton, determina que dos cuerpos que obran uno sobre otro desarrollan dos fuerzas que actúan en la misma dirección, que son de igual intensidad, pero de sentidos opuestos.
.Esta Ley funciona en todos los aspectos de la vida, no solamente en las reacciones físicas o químicas, por lo que todos los actos,  buenos o malos, según sean,  pueden crear  efectos de la misma clase, aunque no necesariamente inmediato, sino que pueden ser de  carácter Acumulado  o Pendiente  desde otra existencia anterior. El Karma ( los efectos),  también puede ser calificado como Maduro, lo que  supone a grandes rasgos el destino del Ser humano en la  vida,  y asimismo puede ser  Incipiente, o sea, en sus inicios, que es cuando las consecuencias se originan  a partir de  acciones  actuales y cuyos frutos  se recogerán en el futuro, ya sea  dentro de la vida  presente o en otras existencias por venir. 

Estos  karmas a su vez,  poseen  el aspecto de la  Retribución   y el de la Continuación. Por  el de Retribución  cosechamos unos efectos de la misma clase que lo que anteriormente se sembró como causa de esa cosecha, y por el de Continuación, la acción que lo generó perdura  y mantiene sus efectos en el tiempo, de modo que se manifiestan a lo largo de varias existencias humanas; por ejemplo si la acción ha sido negativa en contra de la ley del Amor, los efectos negativos perdurarán durante las vidas humanas necesarias hasta que el Ser repare  voluntariamente  esa acción, bien  por medio del Amor o si no por el camino del dolor. En su aspecto positivo permite que los esfuerzos por conquistar valores, no se pierdan con la muerte, sino que perduren  formando parte del patrimonio espiritual del Ser.
      La manifestación de  la Ley de Consecuencias puede  aplazarse  o postergarse durante una o varias vidas  por diversos motivos, para luego aparecer después en  alguna existencia posterior.  Incluso a nivel físico, por el aspecto Continuativo aún pueden persistir a  lo largo de los tiempos algunos rasgos o defectos físicos que se tuvieron  en una vida anterior, y que se mantendrán mientras dure la deuda kármica.
          Por  su  aspecto de Retribución los actos  positivos o negativos, son retribuidos o castigados de modo proporcional y adecuado al bien o al daño causados.  Su efecto es el comparado al funcionamiento de  un  boomerang, o sea que  una vez lanzada  la causa,el efecto  regresa a  quien la lanzó.
A su vez, dentro del aspecto Retributivo del  karma existe  el efecto Organísmico, por el que aparecen dolencias y enfermedades sobre los mismos órganos físicos de los que se abusó en  alguna vida anterior; por ejemplo cuando alguien  nace con el  hígado delicado o enfermo porque en alguna vida anterior castigó este órgano con excesos de alcohol, etc.   Otro efecto es el Simbólico; por ejemplo cuando alguien   “se hizo el sordo” ante peticiones o súplicas de los demás  durante  una vida anterior,  y como consecuencia,  en otra  vida  posterior  nació como persona  con defectos de audición.
Todos estos son ejemplos de lo que puede ser, pero no pretendo indicar  en absoluto que todos los sordos de nacimiento lo sean por este motivo, ni que  los enfermos de nacimiento lo sean por algo similar;  como ya he explicado, muchas veces  no se trata de deudas kármicas sino que se trata de Seres que aceptan su enfermedad o disminución física o psíquica,  no como una expiación, sino como una prueba para superarse a sí mismo y  ayudar a los que les rodean en la vida.
     Las consecuencias de esta ley pueden  ser  emocionales o  físicas.  Las primeras  se manifiestan en forma de incompatibilidad mental con las demás personas : Neurosis, depresión, paranoia ,etc. Las físicas  se manifiestan  físicamente como, por ejemplo, se presentan  en  algunos casos de sordera, reuma, ceguera, etc.

- Jose Luis Martín-

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                       “El Karma de la crueldad es el más terrible de todos”.

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