miércoles, 2 de mayo de 2018

El disparate del Suicidio



Hoy os presento :

-Si quisieras
-Intuición de las penas y goces futuros
-Atributos de Dios
-Síntomas de la Mediumnidad
- El disparate del  Suicidio


                                     
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                         SI QUISIERAS 


Dices que el mundo es un cúmulo de males infinitos; entretanto, si quisieras edificar el bien en tu alma, respira a partir de ahora en la región del mundo mejor que surgirá de ti mismo. 

Dices que la casa donde resides es una forja de sufrimiento por la incomprensión de familiares que ignoran tus ideales; no obstante, si quisieras servir con paciencia y bondad, y dar ayuda a cada uno sin reclamar retribución, poco a poco todos conocerán tus principios a través de tus actos, y tu hogar se convertirá en un nido de bendiciones. 

Dices que la ingratitud reside en el campo donde trabajas, al punto que lo transforma en un lugar de suplicio, pero si quisieras consagrarte a tu deber con humildad y tolerancia, notarás que tu ejemplo obtendrá el respeto y el cariño de los otros, de modo que tu tarea se convertirá en un manantial de alegría. 

Dices que has perdido la fe, a causa de aquellos que enseñan la virtud sin practicarla; sin embargo, si quisieras cumplir con devoción tus obligaciones, la fe brillará en tu corazón, como una fuente de júbilo intransferible. 

Dices que no dispones de recursos para ayudar al compañero que enfrenta una lucha mayor, pero si quisieras reposar unos minutos menos en tus quehaceres diarios, podrás convertir algunas horas de la semana en auxilio o consuelo para tus semejantes, con lo que conquistarás la simpatía y la colaboración de muchos. 

Nunca te quejes, por ningún motivo. 

Recuerda que la vida al igual que el tiempo, es una concesión de Dios dirigida a ti y, por encima de toda prueba o angustia, la vida y  el tiempo habrán de responderte con la bendición de la luz o con la experiencia de la oscuridad, según tú quieras. 


André Luiz 

Médium Francisco Cândido Xavier y Waldo Vieira 
Extraído del libro “El Espíritu de la Verdad”  Cap. XXV – Ítem 5 

                                                                      
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  INTUICIÓN DE LAS PENAS Y GOCES

                         FUTUROS
 
                                

– ¿De dónde procede la creencia que se encuentra en todos los pueblos, de las penas y recompensas futuras? 
– Siempre es lo mismo: presentimiento de la realidad dado al hombre por el Espíritu encarnado en él; porque, sabedlo, no en vano os habla una voz interior. Vuestro error está en no escucharla lo suficiente. Si pensaseis en ella más a menudo, os tornaríais mejores. 
961 – En el momento de la muerte, ¿cuál es el sentimiento que predomina en la mayoría de los hombres: la duda, el miedo o la esperanza? 
– La duda en los escépticos endurecidos, el temor en los culpables y la esperanza en el hombre de bien. 
962 – ¿Por qué hay escépticos, siendo así que el alma da al hombre el sentimiento de las cosas espirituales? 
– Hay menos de los que se creen: muchos se hacen los despreocupados por orgullo durante la vida, pero en el momento de la muerte, no son tan fanfarrones. 

La consecuencia de la vida futura es la responsabilidad de nuestros actos. 


La razón y la justicia nos dicen que, en el reparto de la felicidad a la que aspira 
todo hombre, los buenos y los malos no pueden ser confundidos. Dios no puede querer que los unos gocen sin trabajo de los bienes a que sólo con esfuerzo y perseverancia llegan los otros. 
La idea que Dios nos da de su justicia y de su bondad por la sabiduría de sus leyes, no nos permite creer que el justo y el malvado estén en un mismo nivel ante sus ojos, ni dudar que reciban un día, aquél la recompensa y éste el castigo del bien o del mal que haya hecho. Y por esto los sentimientos innatos que tenemos de la justicia nos dan la intuición de las penas y recompensas futuras. 

El Libro de los Espíritus. Allan Kardec.


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                               Atributos de  Dios

Dios es eterno, único, inmaterial, inmutable todopoderoso, soberanamente justo y bueno. Debe ser infinito en todas sus perfecciones, porque si supusiésemos imperfecto uno solo de sus atributos, no sería ya Dios 
Allan Kardec.
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   SÍNTOMAS DE LA MEDIUMNIDAD
 Manuel Philomeno de Miranda

La mediumnidad es una facultad inherente a todos los seres humanos, que algún día aparecerá de forma más ostensiva, de la que ocurre en el presente momento histórico.
Muchas enfermedades de difícil diagnóstico, por la variedad de síntomas, tienen sus raíces en los disturbios de la mediumnidad de prueba, esto es, aquélla que se manifiesta con la finalidad de invitar al espíritu a rescates aflictivos de comportamientos perversos o daños realizados en existencias anteriores. Por ejemplo, en el área física: dolores en el cuerpo, sin causa orgánica; cefalalgia periódica, sin razón biológica; problemas de sueño –insomnio, pesadillas, pavores nocturnos con sudor-; taquicardias, sin motivo justo; colapso periférico sin ninguna disfunción circulatoria, constituyendo todos ellos o apenas algunos de ellos, perturbaciones que derivan de la mediumnidad en surgimiento o con sintonía desequilibrada.
A medida que se perfeccionan los sentidos sensoriales, favoreciendo con más amplio caudal de comprensión del mundo objetivo, se amplía la embrionaria percepción extrafísica, motivando el surgimiento natural de la mediumnidad.
No pocas veces, es detectada por características especiales que pueden ser confundidas con síndromes de algunas psicopatologí as que, en el pasado, eran utilizadas para combatir su existencia.
No obstante, gracias a los notables esfuerzos y estudios de Allan Kardec, así como de una pléyade de investigadores de los fenómenos paranormales, la mediumnidad viene siendo observada y perfectamente aceptada con respeto, con respecto a benditas contribuciones que faculta al pensamiento y al comportamiento moral, social y espiritual de las criaturas.
Sutiles o vigorosos, algunos de esos síntomas permanecen en determinadas ocasiones generando mal estar y sinsabor, inquietud y trastorno depresivo, en cuanto que, en otros momentos surgen en forma de exaltación de la personalidad, sensaciones desagradables en el organismo, o antipatías injustificables, animosidades mal disfrazadas, como consecuencia de la asistencia espiritual de que se es objeto.
En el comportamiento psicológico, aún se presentan: ansiedad, fobias variadas, perturbaciones emocionales, inquietud íntima, pesimismo, desconfianzas generalizadas, sensaciones de presencias inmateriales –sombras y bultos, voces y tocamientos- que surgen inesperadamente, en tanto que desaparecen sin ninguna medicación, representando disturbios mediúmnicos inconscientes, que son provocados por la captación de ondas mentales y vibraciones que sintonizan con el periespíritu del enfermo, procedentes de entidades sufridoras o vengadoras, atraídas por la necesidad de rehacer los conflictos en que ambos –encarnado y desencarnado- se ven envueltos.
Esos síntomas, generalmente pertenecientes a los capítulos de obsesiones simples, revelan la presencia de facultad mediúmnica en desarrollo, requiriendo los cuidados pertinentes a su educación y práctica.
Sin embargo, no todos los individuos en los que se presentan síntomas de tal porte, necesitan ejercitar la facultad de que son portadores. Después de la conveniente terapia que es enseñada por el estudio del Espiritismo y por la transformació n moral del paciente, que se hacen indispensables al equilibrio personal, recuperan la armonía física, emocional y psíquica, prosiguiendo,  con otra visión de la vida y diferente comportamiento, para que no le acontezca nada peor, conforme elucidaba Jesús, después del atener y la recuperación de aquéllos que Lo buscaban y tenían el cuadro de sufrimientos anterior.
Sin embargo, gran número de portadores de mediumnidad, tienen un compromiso con la tarea específica, que le exige conocimiento, ejercicio, abnegación, sentimiento de amor y caridad, a fin de atraer a los espíritus nobles, que se encargarán de auxiliar a cada uno de en el trabajo del ministerio iluminativo.
Trabajadores de última horanuevos profetas, transformándose en los modernos obreros del Señor, están comprometidos con el programa espiritual de modificación personal, así como de la sociedad, con vistas a la Era del Espíritu inmortal que ya se encuentra en sus cimientos afincados en la corteza terrestre.
Cuando sin embargo, los disturbios permanecen durante el tratamiento espiritual, conviene que sea tenida en consideración la psicoterapia consciente, a través de especialistas propios, con el fin de auxiliar al paciente-médium a realizar el auto descubrimiento, liberándose de los conflictos y complejas perturbaciones, que son consecuencia de experiencias infelices tanto del ayer como del hoy.
El esfuerzo por el perfeccionamiento interior aliado a la práctica del bien, abre los espacios mentales a la renovación psíquica, que se enriquece de valores optimistas y positivos que se encuentran en el Espiritismo, favoreciendo a la criatura humana con la alegría de vivir y de servir, al tiempo que la misma adquiere seguridad personal y confianza irrestricta en Dios, avanzando sin cualquier impedimento rumbo de la propia armonía.
Naturalmente, cuando se está encarnado, el proceso de crecimiento espiritual ocurre por medio de factores que constituyen el tejido celular, que siempre puede padecer enfermedades, desconciertos, problemas que forman parte de la psicoesfera terrestre, dentro de la condición evolutiva de cada uno.
La mediumnidad, sin embargo, ejercida noblemente, se transforma enbandera cristiana y humanitaria, conduciendo mentes y corazones al puerto de seguridad y de paz.
La mediumnidad, por tanto, no es un trastorno del organismo. Su desconocimiento, la falta de atención a sus impositivos, generan disturbios que pueden ser evitados, o cuando se presentan, reciben la conveniente orientación para que sean corregidos.
Tratándose de una facultad que permite el intercambio entre los dos mundos –el físico y el espiritual- proporciona la captación de energías cuyo tenor vibratorio corresponde a la calidad moral de aquéllos que la emiten, así como de aquellos otros que las captan y transforman en mensajes significativos.
En este capítulo, no pocas enfermedades se originan de este intercambio, cuando proceden de las vibraciones de entidades enfermas o perversas, que perturban el sistema nervioso de los médiums incipientes, produciendo disturbios en el sistema glandular e incluso afectando el inmunológico, facultando el campo para la instalación de bacterias y virus destructivos.
La correcta educación de fuerzas mediúmnicas proporciona equilibrio emocional y fisiológico, aportando salud integral a su portador.
Es obvio que no impedirá la manifestación de los fenómenos consecuentes de la Ley de Causa y Efecto, de los que necesita el espíritu en su proceso evolutivo, pero facultará la tranquila conducción de los mismos sin daños para la existencia, que proseguirá en clima de armonía y salud, a pesar de los acontecimientos impuestos por la necesidad de evolución personal.
Cuidadosamente atendida, la mediumnidad proporciona bienestar físico y emocional, contribuyendo para mayor captación de energías revitalizantes, que alzan la mente a las regiones felices y nobles, de donde se pueden obtener conocimientos y sentimientos inhabituales, que embellecen el espíritu y lo enriquecen de belleza y de paz.
Superados, por tanto, los síntomas de inicio de la mediumnidad, surgen las responsabilidades ante los deberes que irán a constituir el clima psíquico dichoso del individuo que, comprendiendo la magnitud de la situación, crecerá interiormente rumbo del Bien y de Dios.
 
Mensaje de Manuel Philomeno de Miranda, psicografiado por el médium Divaldo P. Franco, en la reunión mediúmnica realizada en el Centro Espírita en la ciudad de Paramirim (BA), Brasil, el 10 de julio de 2000.
Extraído del libro "Reencontro com a vida".
Traducido por Xavier Llobet
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

                                                     


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 EL DISPARATE DEL SUICIDIO
Cualquier muerte física nos causa, en primer término, un sentimiento de vacío y duda, principalmente cuando tenemos una filosofía de vida materialista o sin ninguna creencia en el porvenir. Vivir el presente es una manera de liberarnos de las ansiedades de la vida futura y no tiene nada que ver con vivirlo sin responsabilidad, respeto o consciencia. El dicho ya decía: ‘Cosecharemos lo que plantemos’, y plantamos las acciones en el presente para cosechar en el futuro. Pero, ¿qué tiene que ver la muerte con la temporalidad de la vida? 
El Espiritismo, a través de los mensajeros amigos del mundo invisible, ha refutado todas las filosofías materialistas o de “vuelta al todo”1 , que propugnan que la vida se acaba en esta existencia. Tales pensamientos no han podido probar que todo lo que conocemos se ha agrupado por acaso o porque algunos privilegiados nacen perfectos y otros no tanto. 
Ningún ser vivo, en este planeta, escapa a esta ley natural de progreso, de evolución, la ley de las reencarnaciones sucesivas, en estos momentos encarcelados en el cuerpo físico y privados de nuestra propia memoria evolutiva, que tiene como principal objetivo hacer que aprendamos con el presente. No existe ninguna medicina más efectiva que vivir el presente, pero necesitamos olvidar el pasado, o bien, dejarlo exactamente donde debería estar: en el pasado. Y no es una acción fácil para nosotros, espíritus en temprana edad para amar. 
Todavía tenemos miedos, ansiedades, egos desequilibrados, envidia, celos, angustias. No sabemos afrontar esos sentimientos de manera racional, tampoco tenemos apoyo u orientación de familiares o de la sociedad para entenderlos y trabajarlos de manera consciente, de manera indulgente con nosotros mismos. De ahí la causa de la falsa esperanza de terminar con el dolor, olvidando completamente el presente y sus posibles acciones benéficas de progreso, para vivir el pasado. Ese pasado que nos aprisiona el alma, nos causa dolor físico, nos quita la fe, la vida desechable del consumismo, el escape inmediato a la drogadicción, la gratificación vulgar por las acciones materiales, la futilidad de la vida humana. 
No es nada fácil entender el dolor como una oportunidad de evolución, principalmente cuando este dolor acecha tu alma cada día de tu vida, donde poco o nada se pueda hablar de él, y vivir este presente de la vida se torna tortura del pasado y desesperanza del futuro. 
«Mejor lo dejo». Grave equivocación… de la sociedad, que nos da la espalda a la vida apoyando vivir el momento (muy diferente de vivir el presente) hasta morir…; de la familia «pues ya se le pasará, es una fase…»; de los amigos, «qué más da, ya que sólo se vive una vez…» de sí mismo «pues no tengo nada a perder…» 
La vida, con su complejidad y perfección, vivida sin expectativas de futuro, por falta de perspectiva del presente, ciega a la observación consciente de todo a nuestro alrededor, deja de tener sentido y nos aleja de las leyes naturales, del respeto por la vida. Según la Organización Mundial de la Salud, cada 40 segundos muere una persona por suicidio y se estima que hasta 2020 más de 1,5 millones de personas perderán sus vidas por esta misma causa. 
¿Y cuáles son las causas del suicidio? Pregunta muy compleja para ser contestada por nosotros, simples mortales, estudiosos de la medicina del cuerpo, pero lejos de entender la magnitud de la medicina del alma. Porque los motivos son muchos e individuales, igual que nosotros, percibimos el dolor de maneras muy diferentes, sean inconscientes, silenciosos, enmascarados o planificados. 
El Espiritismo trae consigo el mensaje de alerta y esperanza, igual que un médico que nos da el resultado de un examen y la medicina prescrita para la posible cura. En la vida presente, aunque no seamos conscientes del todo, no sabemos por qué tenemos pruebas tan duras, sean físicas, morales, dinerarias o psicológicas, pero no nos ausenta de la responsabilidad y, muchas veces, fue nuestra propia elección esta vida que tenemos. ¿Y cuando el hastío de la vida no tiene causas plausibles? Nos contestan los espíritus mentores de la codificación que es la consecuencia de la ociosidad y de la falta de fe.
 Al igual que las causas, sus consecuencias tampoco son iguales, ya que nuestros planes de vida son únicos e individuales. Querer que el sufrimiento se acabe dependerá de cómo afrontemos esta vida presente, si la utilizamos para corregir nuestras faltas, ayudar al próximo, a perdonar y comprender que todo lo que hacemos hoy serán medicinas para el mañana. No existe ningún medicamento milagroso que no sea el amor y la fe. Sabemos que, sea de la manera que sea, las consecuencias de partir antes de la fecha prevista son dolorosas, pero no eternas. No existe el infierno que no sea creación de nuestras propias mentes y acciones; es la consecuencia de nuestros actos presentes. 
Pero si la verdadera vida es después de la carne, ¿qué problema hay si dejamos el cuerpo físico cuando nos apetezca, siguiendo nuestro libre albedrío? Vale la reflexión. Según los espíritus superiores, el sacrificio de la propia vida sólo es meritorio cuando su objetivo es salvar la vida del prójimo o ser útil a los semejantes sin interés. 
Existen consecuencias físicas que repercuten en nuestro cuerpo espiritual y en nuestro propio espíritu, ser inteligente de las experiencias, desde el dolor moral que dejará huellas profundas en los seres que dejaremos atrás, el dolor psicológico del no cumplimento de la prueba, un dolor físico causado por ese eslabón que une la carne al espíritu, en el momento de la descomposición de los órganos, la desorientación y la angustia, hasta el dolor profundo de la conciencia cansada de sufrir, que busca ayuda y la encuentra en las manos sabias de los seres queridos que oran y que aman, haciendo que su recuperación se reinicie para una nueva vida en la carne, dentro del ciclo de la vida eterna, de esta vida de evolución. Las consecuencias no fueron inventadas por nosotros, los espiritistas, son relatadas por decenas de seres humanos, como tú y como yo, que se han comunicado, en varios lugares del planeta, en varios ámbitos religiosos, contándonos la equivocación de romper este ciclo de aprendizaje de la encarnación. 
¿No sería la vida en la carne parte de la vida eterna, ley perfecta de la evolución de las especies y del espíritu? 
¿No fue nuestro libre albedrío el que eligió las pruebas de hoy o las consecuencias de la falta de él lo que nos llevó a tener que cumplirlas en el presente actual? 
La ley de amor siempre está presente en todos los aspectos de la vida eterna. No existe sufrimiento que no se abrevie con el amor, no existe medicina más eficaz que el amor, no existe culpable, verdugo o víctima, tenemos todos el deber y el derecho de amar. Así que empecemos a amarnos a nosotros mismos, con defectos y virtudes, con o sin dinero, con o sin pareja o familia. Amé- monos. Y no de forma egoísta, sino de manera indulgente y en búsqueda de esta perfección eterna que solamente alcanzaremos con nuestro propio esfuerzo. 
Si te sientes triste, angustiado y sin ganas de vivir, busca a tu médico, o a un amigo en quien confíes, o a un especialista que pueda acogerte sin prejuicio, sea o no religioso. No dejes que este dolor te frene la vida, tu presente y tu maravilloso futuro. Aprender a vivir el presente es regalo de la vida eterna, causa de muchos aciertos y lleno de consecuencias felices. ¿Dejarás que te amemos hoy? 
-Andrea Campos Hernandes-

Bibliografía KARDEC, A. 
El Libro de los Espíritus [En línea: www.espiritismo.es] Organización Mundial de la Salud [http://www.who.int/es] PEREIRA, Y. Memorias de un Suicida [En línea: www.espiritismo.es] XAVIER, F.C. Nuestro Hogar [En línea: www.espiritismo.es] 
1 Volver al todo, al Universo, perdiendo la individualidad y las experiencias vividas por el espíritu. Es el mal entendimiento de la individualidad del espíritu y de las experiencias del principio inteligente, el alma-grupo, que experimenta la “vuelta” al todo, pero acción que desaparece después de la transición de alma-grupo a espíritu.
(Revista nº 12 de la FEE)
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