Hoy tenemos:
- Avistamientos: Señales en los cielos
-Sin la verdad no hay salvación
- Acción oculta de los espíritus.
-Lo que puedes hacer para interesar la espiritualidad en tu hijo
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AVISTAMIENTOS : SEÑALES EN LOS CIELOS
Cómo hemos comentado en otras ocasiones, en los medios de comunicación no tienen tanta resonancia como en otras épocas; (no podemos olvidar la contribución magnífica para la difusión de este tema en la década de los 70 y 80 de J.J. Benítez investigador y del psiquiatra Jiménez del Oso, entre otros). Quizás porque la actualidad nos mueve por otros derroteros que nos preocupan en mayor medida y nos parecen más necesarios, más próximos; sin olvidar también intereses que cercenan la curiosidad natural y desvían el punto de mira por este tema.
Sin embargo los avistamientos se suceden, y cada vez con mayor intensidad. Pocas personas saben, a tenor de los datos y casos recogidos, que la frecuencia de este tipo de manifestaciones se ha acrecentado y sigue en aumento. ¿Nos hemos preguntado el por qué?
Descartando los casos cuya explicación es puramente climatológica, atmosférica o de otra índole, no nos vamos a entretener en eso; los auténticos avistamientos demuestran una realidad que todavía no encaja para los planteamientos que muchas personas se hacen. Sin embargo el “modus operandi” de estas naves tripuladas es siempre el mismo, buscando con estos hechos, desde nuestro punto de vista, transmitir un mensaje diáfano y claro para todos aquellos que estén dispuestos a abrir sus mentes y corazones a esta realidad persistente que no nos abandona.
Por un lado, aquellos que han llegado a admitir la posibilidad de la visita de extraterrestres a nuestro mundo y su argumentación únicamente ha girado en torno a planteamientos materialistas han fracasado, ya que una visión tan limitada lo reduce todo a hipótesis, unas veces enrevesadas, otras veces a un callejón sin salida, y otras tan peregrinas como por ejemplo: “que vienen a por agua, o a por elementos agotados en sus planetas de origen, también hay quien dice que vienen a experimentar con los humanos, a colonizarnos sutilmente, etc.”
Por otro lado también existe la vertiente espiritualista pero en ocasiones un tanto mística, mezclando medias verdades con otros conceptos obscuros y extraños, bordeando la fantasía, que ha llevado a personas y grupos a considerarse los elegidos para un contacto definitivo y para la realización, como intermediarios, de una misión redentora para la humanidad. En consecuencia, un fanatismo producto de la falta de raciocinio y por el endiosamiento de sus líderes, que con el paso del tiempo, como es obvio, les ha conducido al desengaño y la frustración.
Otros lo admiten, llegan a hacer algunas reflexiones coherentes al respecto, pero no están dispuestos a comprometerse en un cambio en sus vidas, un esfuerzo interior de transformación moral, pues esto supondría asumir una responsabilidad a la que, de momento, no están por la labor.
Si partimos de unas bases espirituales como son: La existencia de un Dios Creador, y la trascendencia de la vida más allá del cuerpo físico. Si estudiamos las leyes universales, aquellas que rigen al Universo y su desenvolvimiento comprenderemos que hay algunas que son fundamentales para entender esta realidad discreta pero en proceso de expansión y notoriedad.
Empezaremos por la ley de evolución, a través de la cual todos los seres evolucionan. Nos centraremos en el ser humano cuyo progreso depende de sí mismo, habitando las distintas moradas que pueblan el universo: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”(San Juan, cap. XIV, v. 1 a 3). El ocupar una u otra dependerá de su grado de progreso espiritual, cual alumno que le asignan el aula que le corresponde a sus aptitudes y nivel así como con los compañeros de similares características.
Cómo es natural existen distintos grados de evolución así como hay planetas adecuados para albergar humanidades más o menos desarrolladas. Además, en base a la ley de la reencarnación y las múltiples oportunidades que se nos ofrecen, no sería lógico que estuviéramos condenados y recluidos en un mundo indefinidamente. Con el resto de planetas a de suceder exactamente lo mismo, por lo tanto existen distintos niveles.
Actualmente nos encontramos en un mundo de “expiación y prueba”, lo cual significa que existen una serie de condicionantes de inferioridad, consecuencia de las pasiones y deficiencias morales que todavía nos dominan. Es un mundo donde, como su nombre indica, venimos a reparar y expiar faltas del pasado, sometiéndonos al mismo tiempo a pruebas para adquirir experiencia y superarlas.
La siguiente fase es la de los mundos de regeneración, esta etapa permite una mayor libertad de movimientos respecto al entorno, no sólo del propio planeta sino también de otros del mismo o inferior nivel. Atendiendo a la ley del amor y de la fraternidad estas humanidades comprendidas, maduras y solidarias; conscientes de su realidad espiritual y de la necesidad de colaborar con otras humanidades más atrasadas, se prestan voluntariamente a realizar una labor callada y discretarespetando por encima de todo el libre albedrío de los demás. , realizando un trabajo a largo plazo, incrementándose con el tiempo hasta culminar en el proceso final de cambio de ciclo al que todos los mundos se deben de someter.
Hoy día este planeta está viviendo esa transición de cambio de mundo de “expiación y prueba” a mundo de “regeneración”. Dicho proceso no se completa de la noche a la mañana, sino que requiere de un tiempo de selección para sus habitantes, examinándose y catalogándose con absoluta justicia para que aquellos que lo merezcan puedan formar parte de esa nueva humanidad con otros planteamientos de orden moral y espiritual; o por el contrario tiene que repetir y completar su preparación y reparación de faltas en otro mundo de similares características al que hoy tiene el nuestro.
El testimonio visible de sus naves implica muchas cosas dignas de análisis y estudio, es la manifestación de la ley del amor y solidaridad entre los mundos, pero sobre todo son una invitación al cambio, a la posibilidad nada utópica de vivir con unos valores morales de respeto, bondad y solidaridad como el que ellos nos están demostrando.
Démonos cuenta cómo, a veces lo simple y sencillo puede ser tan profundo y bello, como lo son dichas exhibiciones físicas provenientes de nuestros hermanos mayores que nos tienden una mano y nos avisan de que no estamos solos, no estamos abandonados a nuestra suerte y de que tienen los recursos para intervenir, como ya lo están haciendo, para que este hermoso planeta no se deteriore de una manera irreversible. Esta es una escuela más que pertenece a Dios, nos ha sido prestada. Debido a nuestro orgullo y ambición creemos que podemos abusar de ella, pero todo tiene un límite. Nuestro libre albedrío no es absoluto, sobre todo cuando ponemos en riesgo el porvenir y la viabilidad de la tierra para el futuro prometedor que le espera. Cómo dijo Einstein: “Dios no juega a los dados” y esto no es una excepción. Estamos hablando de la “casa de todos”, la casa de nuestros hijos, de nuestros nietos y de las futuras generaciones, algo tan importante no puede estar en manos indefinidamente de unas cuantas élites inconscientes y materialistas. Pensemos en ello.
Este es, sin duda su mensaje principal, un mensaje de enorme esperanza para una humanidad que ha perdido el rumbo enzarzada en crisis de toda índole, ofuscada a veces, lo cual le impide a muchísimas personas comprender lo que está ocurriendo, no sólo a nuestro alrededor sino también lo que viene de arriba.
Para concluir, este tema merece una reflexión y un estudio serio, ya que a medida en que se desgrana y se profundiza se pueden descubrir realidades que no son para nada incompatibles a los planteamientos espirituales conocidos, solo falta encajar adecuadamente las piezas para contemplar a la luz de la razón y del conocimiento que, aunque estamos muy lejos de saber todas las cosas, existe una planificación perfecta, dirigida por los planos superiores para que la armonía, el progreso y los designios divinos se vayan cumpliendo como es deseo expreso del Creador.
J.M.M.C.
Amor, paz y caridad
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Sin caridad no hay salvación.
En tanto que la máxima: "Sin caridad no hay salvación", se apoya en un principio universal y prepara a todos los hijos de Dios al acceso en la felicidad suprema, el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", no se apoya en la fe fundamental en Dios y en la inmortalidad del alma, fe común a todas las religiones, sino "en la fe especial en dogmas particulares". Es exclusivo y absoluto; en vez de unir a los hijos de Dios, los divide; en lugar de excitar el amor de sus hermanos, mantiene y sanciona la irritación entre los sectarios de los diferentes cultos, que se consideran recíprocamente como malditos en la eternidad, aun cuando fuesen parientes o amigos en este mundo; desconociendo la grande ley de igualdad ante la tumba, los separa también en el campo del reposo.
La máxima: "Sin caridad no hay salvación", es la consagración del principio de la igualdad ante Dios y de la libertad de conciencia; con esta máxima por regla, todos los hombres son hermanos, y cualquiera que sea el modo de adorar a Dios, se tienden la
mano y ruegan unos por otros. Con el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", se
lanzan el anatema, se persiguen y viven como enemigos; el padre no ruega por el hijo, ni
el hijo por su padre, ni el amigo por el amigo; sino que se creen recíprocamente condenados para siempre. Este dogma es, pues, esencialmente contrario a las
enseñanzas de Cristo y a la ley envangélica.
9. "Sin la verdad no hay salvación", sería el equivalente de: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", y enteramente exclusivo, porque no hay una sola secta que no pretenda tener el privilegio de la verdad. ¿Qué hombre es el que puede vanagloriarse de poseerla por completo, cuando el círculo de los conocimientos se ensancha sin cesar y cuando las ideas se rectifican todos los días? La verdad absoluta es sólo patrimonio de los espíritus del orden más elevado, y la humanidad terrestre no podía pretenderla, porque no le es dado el saberlo todo; sólo puede aspirar a una verdad relativa y proporcionar a su adelantamiento. Si Dios hubiese hecho de la posesión de la verdad absoluta la condición expresa de la felicidad futura, este sería un decreto de proscripción general; mientras que la caridad aun en su más alta acepción, puede ser practicada por todos. El Espiritismo, de acuerdo con el Evangelio, admitiendo que puede uno salvarse, cualquiera que sea su creencia, con tal que observe la ley de Dios, no dice: "Fuera del Espiritismo no hay salvación"; y como no pretende enseñar aún toda la verdad, tampoco dice: "Sin la verdad no hay salvación", máxima que dividiría en vez de unir y perpetuaría el antagonismo.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
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ACCIÓN OCULTA DE LOS ESPÍRITUS
¿Por qué la acción de los Espíritus sobre nuestra vida es oculta y por qué, cuando nos protegen, no lo hacen de una manera ostensible?
- Si contarais con tal apoyo no obraríais por vosotros mismos, y vuestro propio Espíritu no progresaría.- Para que pueda él adelantar necesita experiencia y a menudo es preciso que la adquiera a sus expensas. Es menester que emplee sus fuerzas, sin lo cual sería como un niño al que no permiten que camine solo. La acción de los Espíritus que os quieren está siempre bien regulada, de modo de dejaros ejercer vuestro libre albedrío, por cuanto si no tuvierais responsabilidad no avanzaríais en el camino que debe conduciros hacia Dios.* Al no ver el hombre a su sostén, se confía en sus propias fuerzas.. No obstante, su guía vela por él, y de tiempo en tiempo le advierte que desconfíe del peligro.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC
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Lo que puedes hacer para interesar la espiritualidad en tu hijo
1. Aclara tus propias creencias. Tanto si practicas una religión organizada como si no la practicas, necesitarás decidir en qué crees para poder fomentar la espiritualidad en tu hijo. Eso no significa que tengas que tener todas las respuestas, pero podrías tomarte algo de tiempo para considerar estas preguntas: ¿Crees en Dios? ¿Crees que existe un elemento divino en la creación del mundo? ¿Qué crees que pasa cuando una persona muere?
Además de tus propias creencias, considera qué tipo de educación espiritual quieres para tu hijo: ¿Asistirá tu familia a una iglesia, sinagoga u otro lugar para venerar a Dios? ¿Quieres que tu hijo asista a los servicios religiosos regularmente? ¿Planeas mandarlo a una escuela religiosa? Si tú y tu pareja tienen diferentes religiones, es prudente decidir cómo enfocarán el tema de la espiritualidad con su hijo ahora, antes de que sea lo suficientemente grande como para confundirse con sus distintas opiniones.
”.
2. Incluye la espiritualidad en su vida desde muy temprana edad. “Los niños pequeños no comprenden quién es Dios, pero tampoco comprenden realmente quién es un abuelo o una abuela”, dice Neifert. “Aun así quieres que conozca a su abuelita, así que empiezas a hablarle de ella desde el primer día. Es lo mismo con la idea de Dios
De igual manera que tu hijo cree que su abuelita es una persona importante en su vida (incluso si la ve muy rara vez), te creerá que Dios también lo es. Y al introducir en su vida prácticas espirituales desde una edad temprana, como rezar juntos por las noches, tu pequeño las verá como una parte natural de la vida, y tú tendrás una influencia espiritual en él antes de que la tengan otras personas.
3. No finjas tener todas las respuestas. Cuando tu pequeño te pregunte a dónde va la gente cuando muere, contéstale sinceramente: “Nadie lo sabe con certeza, pero algunas personas creen que se van al cielo para estar cerca de Dios. Otros piensan que nacen otra vez en un cuerpo nuevo”.
Inevitablemente, tu hijo te preguntará lo que tú piensas. Si tienes una firme creencia, compártela con él. Si no, está bien admitir que hay preguntas para cuales la gente pasa toda su vida buscando una respuesta, y ésta es una de ellas.
4. Usa eventos cotidianos para enseñarle espiritualidad. Las grandes ideas no siempre requieren acciones grandes. Puedes demostrar que la espiritualidad es parte de la vida diaria, incorporándola en acciones y palabras cotidianas. Al abrir las cortinas por la mañana, podrías exclamar: “¡Mira qué bonito día ha creado la naturaleza!” Y a la hora de dormir, podrías decirle: “Que Dios te bendiga, mi amor”.
5. Haz que tu hijo ame la naturaleza. La naturaleza es un lugar excelente para encontrar una manifestación tangible de lo divino. “Los niños aprenden con todos sus sentidos: les encanta recoger una piedra, saltar en un charco o perseguir a una mariposa”, dice Neifert. Ayuda a tu hijo a ver la naturaleza como algo sagrado, demostrando tu propio amor y respeto por ella.
Cuando vayan a caminar en el bosque o disfruten de un picnic en la playa, recojan toda su basura (e incluso la de otros), y sean considerados con las criaturas en su hábitat. Planta un jardín con tu hijo y haz que sea parte de su rutina diaria revisar juntos el progreso de las plantas. Empieza a recopilar un montón de desechos para fertilizante orgánico para que tu pequeño vea las sobras de la comida convertidas en tierra que usarán en su jardín.
Enviado por Reinaldo Formoso-
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