miércoles, 11 de diciembre de 2013

LA SALUD



La salud puede compararse con una residencia, que denuncia las condiciones de su morador, o incluso con un instrumento, que reproduce en sí mismo el cuidado o la desidia de las manos que lo ejecutan.
La falta cometida produce en nuestra mente un estado de perturbación, al que no sólo confluyen las fuerzas desordenadas de nuestro arrepentimiento,sino también las ondas de pesar y acusación de la víctima sumadas a las de quienes se asocian a su sentimiento, que instaura desarmonías de considerables proporciones en los centros del alma, lo que repercutirá sobre nuestro equipamiento físico.
Un descontrol de esta índole presenta grados diferentes, y provoca lesiones funcionales diversas.
La cólera, la desesperación, la crueldad, tanto como la intemperancia, crean zonas mórbidas de naturaleza específica en el cosmos orgánico, e
imponen a las células la distonía mediante la cual se anulan casi todos los recursos de defensa, en tanto que se abren surcos fértiles para el cultivo demicrobios patógenos en los órganos cuya capacidad de resistencia disminuye.
De esta forma, la tuberculosis, el cáncer, la lepra o las ulceraciones, aparecen muchas veces como fenómenos secundarios, cuando la causa primera se halla en el desequilibrio de los reflejos de la vida interior.
Los síntomas mentales depresivos siempre influyen en las células en estado de mitosis, y establecen en ellas factores disgregantes.
Por otra parte, es importante reconocer que el relajamiento de la nutrición impone al cuerpo pesados tributos de sufrimiento.
Mientras estamos encarnados es natural que las vidas infinitesimales que constituyen nuestro vehículo de existencia, retraten las sustancias que
ingerimos. En ese trabajo de permuta constante, recibimos una inmensa cantidad de bacterias patógenas, que instaladas cómodamente en el mundocelular pueden determinar problemas infecciosos de diversas características, que nos obligarán a cosechar, de retorno, los resultados de nuestraimprevisión.
Pero no sólo ahí, en el dominio de las causas visibles, se halla el origen de los procesos patológicos multiformes.
Nuestras emociones morbosas más profundas, cualesquiera sean, generan estados de enfermedad.
Los reflejos de los sentimientos poco dignos que alimentamos recaen sobre nosotros mismos, después de haberse convertido en ondas mentales, y
alteran el trabajo de las células nerviosas que, instaladas en la piel, en las vísceras, en la médula y en el tronco cerebral, desempeñan las más avanzadas funciones técnicas. Téngase en cuenta, además, que cuando esos reflejos desafortunados se esparcen sobre la corteza encefálica, producen alucinaciones que varían entre la fobia oculta y la locura manifiesta, por medio de las cuales los reflejos de aquellos compañeros - encarnados o desencarnados - que comulgan con nuestro modo de proceder y de ser, pueden llegar hasta nosotros con sugestiones destructivas directas o indirectas, y conducirnos a deplorables fenómenos de alineación mental, en la obsesión común, aun cuando en el juego de las apariencias podamos presentarnos como personas espiritualmente sanas.
No nos olvidemos, pues, que únicamente los sentimientos rectos pueden esbozar pensamientos rectos; si éstos faltan el alma se enferma, por carencia de equilibrio interior, y expresa a través del aparato somático los desvaríos y las perturbaciones consecuentes.
Francisco Cândido Xavier

PENSAMIENTO Y  VIDADICTADO POR EL ESPÍRITU EMMANUEL
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LOS LAZOS DE FAMILIA Y EL MÁS ALLÁ

18. Los lazos de familia no son destruidos por la reencarnación, como piensan ciertas personas; al contrario, se fortifican y se estrechan; el principio opuesto es el que los
destruye.
Los Espíritus en el espacio forman grupos o familias unidas por el afecto, la simpatía y la semejanza de inclinaciones; esos Espíritus, felices porque están juntos, se buscan; la encarnación sólo les separa momentáneamente, porque después que vuelven a la erraticidad se encuentran como los amigos al regresar de un viaje.
Inclusive, con frecuencia, se siguen en la encarnación, donde se reúnen en una misma familia, o en un mismo círculo, trabajando en 
conjunto para su mutuo adelanto. Si unos están encarnados y otros no, no están menos unidos por el pensamiento; los que están libres velan por los que están cautivos; los más adelantados procuran hacer progresar a los rezagados. Después de cada existencia, han dado un paso en el camino de la perfección,  puro y que ya no es turbado por el egoísmo ni por las nubes de las pasiones.
De este modo pueden recorrer un número ilimitado de existencias corporales, sin que nada perturbe su mutuo afecto.
Entiéndase que se trata aquí del afecto real de alma a alma,el único que sobrevive a la destrucción del cuerpo, porque los seres que no se unen en este mundo sino por los sentidos, no tienen ningún motivo para buscarse en el mundo de los Espíritus. Sólo son duraderos los afectos espirituales; los carnales se extinguen con la causa que los hizo nacer; pero esta causa no existe en el mundo de los Espíritus, mientras que el alma existe siempre.
En cuanto a las personas unidas por el sólo móvil del interés,no están realmente unidas en nada, la una a la otra: la muerte las separa sobre la Tierra y en el cielo.
19. La unión y el afecto que existen entre parientes, son indicio de la simpatía anterior que les aproximó; también se dice,hablando de una persona cuyo carácter gustos e inclinaciones no tiene ninguna semejanza con el de sus parientes, que ella no es de la familia. Diciendo eso, se enuncia una verdad más grande de lo que se cree. Dios permite en las familias estas encarnaciones de Espíritus antipáticos o extraños con el doble objeto de servir de prueba para los unos y de medio de adelanto para los otros.
Además, los malos se mejoran poco a poco con el contacto de los buenos y por los cuidados que de éstos reciben; su carácter se suaviza, sus costumbres se purifican, sus antipatías se deshacen y así es cómo se establece la fusión entre las diferentes categorías
de Espíritus, como ocurre en la Tierra, entre las razas y los pueblos.
20 El temor al aumento indefinido de la parentela, como consecuencia de la reencarnación, es un temor egoísta, y prueba que no se siente un amor bastante grande para tenerlo a un gran número de personas. Un padre que tiene muchos hijos, ¿acaso no les ama tanto como si tuviera uno? Pero tranquilícense los egoístas, pues ese temor no tiene fundamento. Del hecho que un hombre haya tenido diez encarnaciones, no se sigue que encontrará en el mundo de los Espíritus diez padres, diez madres,diez mujeres y un número proporcionado de hijos y de nuevos parientes; encontrará siempre los mismos objetos de su afecto,que se le habrán unido en la Tierra con títulos diferentes, o tal vez con el mismo título.
21. Veamos ahora las consecuencias de la doctrina de la no-reencarnación. Esta doctrina anula, necesariamente, la preexistencia del alma; siendo las almas creadas al mismo tiempo que el cuerpo, no existe entre ellas ningún lazo anterior;son completamente extrañas unas a las otras; el padre es extraño a su hijo; la filiación de las familias se encuentra de este modo
reducida a la sola filiación corporal, sin ningún lazo espiritual.
No hay, pues, ningún motivo para vanagloriarse de haber tenido por antepasados tales o cuales personajes ilustres. Con la reencarnación, antepasados y descendientes pueden ser
conocidos, haber vivido juntos, haberse amado y encontrarse reunidos más tarde para estrechar sus lazos simpáticos.
22. Esto es en cuanto al pasado. En cuanto al futuro, según uno de los dogmas fundamentales que se desprende de la no reencarnación,el destino de las almas está irrevocablemente fijado después de una sola existencia; la fijación definitiva del destino implica la cesación de todo progreso, pues si hay algún progreso no hay destino definitivo; según hayan vivido bien o mal, van inmediatamente para la morada de los bienaventurados o para el infierno eterno; son así, separados para siempre, y sin esperanza
de aproximarse jamás, de tal modo, que padres, madres e hijos,maridos y mujeres, hermanos, hermanas, amigos, nunca están seguros de volverse a ver; esta es la ruptura más absoluta de los lazos de familia.
Con la reencarnación y el progreso, que es su consecuencia,todos los que se han amado se reencuentran en la Tierra y en el espacio, y marchan juntos para llegar a Dios. Los que fallan en el camino, retardan su adelanto y su felicidad, pero no se ha perdido toda esperanza; ayudados, animados y sustentados por aquellos que los aman, saldrán un día del cenagal en que están sumergidos.
Con la reencarnación, en fin, hay solidaridad perpetua entre losencarnados y los desencarnados, con estrechamiento de los lazos afectivos.
23. En resumen, cuatro alternativas se presentan al hombre para su futuro de ultratumba; primera: la nada, de acuerdo con la doctrina materialista; segunda: la absorción en el todo
universal, de acuerdo con la doctrina panteísta; tercera: la individualidad con la fijación definitiva de su suerte, según la doctrina de la Iglesia; y, cuarta: la individualidad con progreso indefinido, según la Doctrina Espírita. De acuerdo con las dos primeras, los lazos de familia se rompen después de la muerte y no hay ninguna esperanza de reencuentro; con la tercera, hay la oportunidad de volverse a ver con tal de que estén en un mismo medio, ese medio puede ser tanto el infierno como el paraíso;con la pluralidad de existencias, que es inseparable del progreso gradual, hay la certeza en la continuidad de relaciones entre
aquellos que se amaron, y esto es lo que constituye la verdadera familia.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC CAP IV.

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                        Compadecete y ora

Aquel amigo no vio tus dificultades ni comprendió tus intenciones
Se irritó, acusándote, despreciándote...
Y no conseguiste disculparte ante las implicaciones de la prueba en que te encuentras.
No te defiendas ni reclames en esecaso tan estrictamente personal.
Compadecete.
En silencio pide a Dios que te bendiga y fortalezca. Él no sabe que tal vez mañana deberá encontrarse ante pruebas más difíciles.

(Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, CEU)


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