Allan Kardec definió el Espiritismo como “la doctrina que trata y estudia el origen, la naturaleza y el destino de los espíritus”. Lo cual quiere decir, ni más ni menos, lo que ya desde la más remota antigüedad se preguntaban los filósofos de aquellos tiempos, es decir: quién soy, de dónde vengo y a dónde voy.
El Espíritu, es el principio inteligente del Universo, la centella divina emanada de Dios, Su Creador, que desciende al mundo material para desarrollar el germen que posee en sí mismo con todos los atributos de la Divinidad y con todas las facultades que están destinadas a convertirle, por medio del trabajo y del esfuerzo personal, en un ser superior capaz de conquistar la Sabiduría y el Amor.
Esa chispa divina, como simple principio espiritual, sin conciencia de sí mismo, en su evolución, pasa por los tres reinos de la naturaleza: el mineral, el vegetal y el animal, deteniéndose en cada uno de ellos miles y miles de años, desarrollándose y adquiriendo las experiencias que cada forma de vida podía ofrecerle.
Esta evolución del principio espiritual, siempre ha ido unida a una evolución de la materia que le servía de instrumento y de medio de manifestación, en una transformación continuada hacia formas cada vez más complejas en lo morfológico y un desarrollo constante y progresivo en lo psíquico, a través de la acumulación de informaciones, porque todas las experiencias pasadas y todas las vivencias sufridas las ha ido archivando y recogiendo el principio espiritual en su psiquismo.
De esta manera y forma, después de múltiples y sucesivas repeticiones, el principio espiritual se va desarrollando, hasta tal punto que le faculta y prepara para dar el paso más importante en su evolución hasta el momento: la adquisición de conciencia propia.
Para ello, este principio espiritual, una vez finalizado todo este periplo de existencias de miles y miles de años, es preparado en el Mundo Espiritual, para sufrir la transformación necesaria que le convierta ya en espíritu individualizado, y poder continuar en su evolución dando un salto hacia un nuevo reino: el reino hominal, ensayando en una nueva forma aún más compleja y perfecta que las anteriores: el cuerpo humano, aunque, lógicamente, al principio sea en cuerpos primitivos y rudimentarios.
Es decir, que en el hombre, este principio espiritual, es ya un espíritu individualizado, con conciencia propia, que empieza a desarrollar su razón y que tiene la capacidad analítica de sentir y saber que existe por medio de su propio raciocinio
- Viviana Gianitelli-
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EL FARO LIBERTADOR - EMMANUEL
Siendo el Consolador prometido por Jesús, el Espiritismo llega hasta el hombre como un mensajero divino que le entrega las llaves para su propia liberación.
Rompe los límites que circunvalan el planeta bajo la forma de horizonte y descubre,rasgando la venda ilusoria que empaña su idea de la vida, un panorama del Universo poblado de innumerables mundos.
Destruye los grados de incomprensión que le hacen considerarse un caballo pensante habitando en un valle de lágrimas, y le habla de la justicia perfecta y la bondad infinita del Creador, que concede oportunidades iguales a todos sus hijos en los distintos y variados planos de la Creación, curándolo de la ceguera que obnubila su entendimiento y enseñándole a reconocer que él mismo es la causa de todo el bien o mal que encuentre en su camino.
Funde las cadenas que lo retienen en las tinieblas y sujeta su inteligencia a falsos principios de condena y gracia, impropiamente atribuidos a la Excelsa Providencia, y le ofrece en cambio el conocimiento de la reencarnación del Espíritu, como medio de su perfeccionamiento gradual en la Tierra o en otros mundos.
Frente a la muerte, corta los grilletes de la tristeza que aprisionan sus sentimientos ante la tenebrosa perspectiva del eterno adiós, a la vez clarifica el raciocinio con la consoladora luz de la sobrevivencia, más allá de la existencia física.
Resolviéndonos los problemas de la evolución y del Ser, del dolor y del destino, el Espiritismo es un verdadero faro liberador que derribe murallas separatistas, detiene corrientes de angustia, elimina claustros del pesimismo y suprime los cautiverios de la ignorancia.
Si te encuentras, como nosotros, entre aquellos que tanto reciben de la NuevaRevelación, preguntémonos qué le brindamos en su servicio y apoyo como expresión de nuestra cooperación y amor, porque siendo el Espiritismo obra y autoridad de Cristo entregada a nuestra conciencia endeudadas, es natural que su función y los resultados que de él derivan sea responsabilidad que está en nuestras manos.
Emmanuel-
Aportación de Mario Roberto Salgado Barrientos ****************
Progreso
físico y moral
El
progreso es una condición de la Naturaleza humana, y nadie tiene
poder para posponérsele. Es una fuerza viva que las malas leyes
pueden retrasar, pero no ahogar.
El
hombre no pude permanecer para siempre en la ignorancia, pues todos
debemos llegar a la meta que la Providencia nos señala. El ser se
va ilustrando por la fuerza misma de las circunstancias.
El
que eleva el pensamiento por encima de su propia persona admira los
designios de la Providencia, que del mal hace surgir el bien. Es la
tempestad que purifica la atmosfera después de haberla agitado.
Nuestro
planeta, así como todo lo que existe, está sujeto a la ley del
progreso. Progresa físicamente por la transformación de los
elementos que lo componen, y moralmente, por la depuración de los
Espíritus encarnados y desencarnados que lo pueblan. Estos dos
progresos se efectúan paralelamente, uno lento, gradual e
insensible; el otro, caracterizado por cambios más bruscos, con cada
uno de los cuales se opera un movimiento ascensional más rápido
que marca con caracteres ostensibles los periodos progresivos de
la humanidad.
Todo
esto se efectúa por la Voluntad de Dios, en virtud de una Ley, es el
producto de una voluntad inmutable. De esto se deduce, que desde el
momento en que la humanidad está madura para ascender un grado, se
puede establecer que los tiempos señalados por Dios han llegado.
Dios
vela constantemente por la ejecución de sus Leyes, y los Espíritus,
que pueblan el Espacio, son sus ministros encargados de los detalles,
conforme con las atribuciones inherentes a su grado de adelanto.
El
hombre, gracias a su inteligencia a alcanzado un gran progreso en lo
que respecta a la ciencia, al arte y el bienestar general; pero les
queda hacer un inmenso progreso: que
es el Hacer reinar entre si la caridad, la fraternidad y la
solidaridad para asegurar el bienestar moral.
Es
el periodo actual, uno de los más importantes de la humanidad, donde
se establecerán un nuevo orden de cosas. La generación futura,
libre de las escorias del viejo mundo, y formada por elementos más
puros, estará animada por ideas y sentimientos muy diferentes de
los que nutren la generación actual, que se va a pasos agigantados.
El
viejo mundo habrá muerto y vivirá en la historia, como sucede hoy
con la Edad Media y sus costumbres barbarás e ideas supersticiosas.
Las
lecciones del Cristianismo primitivo se conservan vivas y renacen en
los principios de la Doctrina Espirita, que penetra en las bases del
comportamiento humano e implica una revisión de los principios
morales, sin la cual la revisión jurídica, económica y social no
sería lograda con eficacia.
La
pobreza y la riqueza se han visto obligadas a convivir, a través de
los tiempos.
La
vida de Jesús, así como la de los apóstoles y la población
cristiana de Jerusalén, era la demostración práctica y real de
las enseñanzas que predicaban la fraternidad y la vida comunitaria.
Es
evidente que los tiempos son distintos y que con el progreso técnico
y científico, la revolución industrial y los cambios sensibles en
la forma de vida y de la convivencia, no se podría reproducir la
misma atmosfera y exigir de los hombres que viviesen como los
apóstoles.
No
obstante, los principios que fundamentaban aquella forma de vida, el
sentido de cooperación y de solidaridad, el amor a los humildes y
necesitados, la repartición de los bienes con el semejante, el
predominio del sentimiento sobre las ganancias, del amor sobre el
odio, son inmutables en el transcurso de los siglos y señalan el
verdadero sentido cristiano de la vida.
El
Espiritismo no predica una novedad cuando hace una llamada a la vida
simple y fraternal.
Personalidades
inolvidables como San Vicente de Paul y San francisco de Asís son,
desde hace siglos, ejemplos imborrables de ese amor cristiano.
Como
continuidad histórica del Cristianismo, el espiritismo con su
sentido evolucionista, marcha hacia adelante y no tuvo ninguna duda
en afirmar con Kardec que “Tiende a establecerse un nuevo orden de
cosas, y los mismo que se oponen a ello, coadyuvan a él sin saberlo.
Para
el espiritismo, los bienes son concedidos en custodia y su usufructo
evidencia valores espirituales que son acreditados a quienes
comprenden que esos bienes no les pertenecen, ya que el hombre es un
mero instrumento en el uso de la propiedad al servicio del conjunto
social.
Atravesamos
un momento difícil, durante el cual todos los que tienen conciencia
del deber de solidaridad, tendrán que sacrificar su bienestar
personal para guiar a sus semejantes por el camino arduo del
progreso.
La
gran Ley de la evolución que rige a todos los seres, debe también
servir de base a toda la organización social. Cada uno tiene
derecho a una situación relativa con sus aptitudes y sus cualidades
morales. Con todo, la adquisición que traemos de nuestras vidas
anteriores puede y debe pulir y perfeccionar.
Lo
esencial es hacer conocer al hombre, antes que nada, de donde viene
y hacia dónde va, es decir cuál es la finalidad real de la vida y
su destino. Solamente entonces surgirá, con toda claridad y en
todas sus consecuencias, esa solidaridad que liga a todos los seres
en todos los grados de su ascensión, impulsándolos por su propio
bien, a regresar a la Tierra y a los demás mundos en las
condiciones más diversas, a efecto de adquirir las cualidades
inherentes a esos medios y muchas veces, incluso, para rescatar
deudas de un pasado culposo.
Las
Doctrinas del pasado, solo nos trajeron oscuridad e incerteza, el
Espiritismo proyecta una viva claridad sobre el camino a recorrer; en
el encadenamiento de nuestras vidas sucesivas él nos muestra el
orden, la justicia y la armonía que reinan en el Universo.
TRABAJO
REALIZADO POR MERCHITA
EXTRAÍDO
DEL LIBRO SOCIALISMO Y ESPIRITISMO DE LEÓN DENIS
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