miércoles, 15 de enero de 2014

DIVALDO FRANCO Y EL SACERDOTE


Cierta vez, fui a un sacerdote a confesarme (antes de hacerme espírita). Le conté sobre mis comunicaciones con los muertos. Para él eran fuerzas demoníacas intentando alejarme de la Iglesia. Me vino una amargura de Dios y comencé a preguntar:
- Soy un buen católico, buen sacristán, adoro la Iglesia, hago ayuno, paso la semana de la Pascua sin comer hasta el mediodía. Si Dios no puede con el diablo, ¿yo voy a aguantar? El diablo va a vencerme. ¿Cómo un chico de 17 años, del interior, ingenuo, puede vencer al diablo si ni Dios lo consigue?
Entré en depresión y me quedé con amargura de Dios. Me confesé al sacerdote:
- Yo voy a matarme. Nuestra Señora del Carmen va a tener pena de mí, me va a colocar el escapulario y me sacará del infierno.
Él me miró despacio y respondió:
- No tomes ninguna actitud ahora. El demonio a veces nos perturba para probar nuestra fe; cuando no lo consigue, abandona. Vuelve para la Iglesia.
Era un hombre honesto, creía piadosamente en sus ideas.
Un día al confesarme con él, vi aproximarse a un Espíritu. Tuve otro conflicto:
- ¿Cómo puede el diablo entrar en la sacristía?
De hecho yo veía siempre a los Espíritus. En el momento de la eucaristía la ostia se hacía luminosa cuando era colocada en mi boca. A veces, en Feria de Santana, veía al clérigo Mário Pessoa aureolado. En mi comprensión (católico), él era un santo. Las personas en la hora de la fe se iluminaban y yo juzgaba todo una alucinación.
Cuando el Espíritu entró, exclamé:
- ¡Mire, el diablo está viniendo, y es mujer!
- ¿Tú ves alguna señal particular en el rostro de ella? – me preguntó el sacerdote.
- Veo una verruga encima del labio.
- ¿Y qué más?
- El cabello está partido por la mitad, recogido en un moño detrás.
- ¿Y qué más?
- Veo un chal sobre los hombros, con puntas, un chal negro de cuadros.
- Puedes quedarte tranquilo, es mamá.
Ella “incorporó” y conversó con el sacerdote. Cuando desperté, él me aclaró:
- Divaldo, mamá vino a alertarme. Tú misión no es aquí, vas a seguir la tarea que Dios te confió, porque el bien está en todos los lugares.
Me quede más turbado, porque yo no era espírita, tenía miedo, me sentía de cierto modo alejado de la Iglesia, pero continuaba frecuentándola y al Centro Espírita.
Tenía conflictos de fe, principalmente cuando murió mi hermana, por suicidio. Mamá fue a encomendar misa a ese mismo sacerdote, un hombre bueno, y oyó de él:
- Doña Ana, no puedo celebrarla, porque el suicida está en el infierno y Dios no lo saca de allí.
Fue cuando aprendí la primera lección de lógica y de psiquiatría, con una mujer iletrada – mí madre:
- Padre, entonces yo reniego de su Dios. Si Él no es capaz de perdonar no es digno de ser Dios. Soy lavandera modesta y analfabeta, pero la hija que perdí, yo la perdono; ¿cómo es que Dios, que la tiene, no la perdona? Digo más, quien se mata no está en su juicio.
Más tarde yo sabría que muchos portadores de psicosis maniaco-depresiva PMD, van para el suicidio.
Aprendí mucho con ese hombre, con mamá, y cuando yo le dije que no iría más a la iglesia, ella me respondió:
- Dios está en todos los lugares. Si tú fueras justo y obraras con rectitud, Él estará contigo. Haz el bien, hijo mío, porque la verdadera religión es aliviar el sufrimiento ajeno.
A partir de ese acontecimiento me integré lentamente al Espiritismo.
Divaldo Franco
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¿El Ser espiritual lleva en si mismo el conocimiento de la ley moral?

Los seres humanos , según nuestro individual nivel evolutivo, llevamos naturalmente grabados en la conciencia algunos rudimentos de la ley moral y somos capaces de razonar sobre ellos, asumiéndolos conscientemente.
Como estos rudimentos morales son mas o menos extensos y desarrollados ,por eso cada persona lo percibimos en distintos grados de intensidad en forma de satisfacción íntima ante una buena acción, o si nos equivocamos cometiendo un mal acto, la conciencia nos acusa en forma de remordimiento y de pesar, como una señal de alarma por la que nuestro espíritu nos avisa así de nuestro error.
No se debe confundir la ley Moral que todos portamos naturalmente en nuestra conciencia en mayor o menor grado, con el sentido del bien y del mal o con el sentido del pecado que nos inculcaron las religiones, señalando a este como una ofensa hecha a Dios . Este concepto debemos desterrarlo y debemos considerar que el Espíritu humano es casi infinitamente pequeño e insignificante, como para ofender a lo que es infinitamente grande y superior que nos creó de Su Esencia como seres espirituales con nuestras conciencias como incipientes semillas, por desarrollar a través de un largo proceso como lo es el de la evolución a través de las múltiples existencias humanas, hasta alcanzar mayores cotas de perfección para aproximarnos a nuestra Fuente de Origen, como lo es Dios, infinito en todos Sus atributos de Perfección..
Es evidente que todas las conciencias no son iguales en cuanto a su grado de desarrollo y de evolución moral y ética. Ello se debe a que existen muy diversos grados de evolución moral y de desarrollo espiritual , en los que todos estamos implicados, y es que la edad de cada espíritu es diferente a la de los demás, lo que supone haber vivido un número mayor o menor de vidas humanas, además de que el esfuerzo por auto-mejorarse en cada una de las existencias, también es diferente de unos a otros.
Sabiendo que nuestros destinos futuros individuales dependen de los actos buenos o malos que llevemos grabados en la conciencia según la Ley Moral a la que nadie puede engañar, cuando infringimos esta ley moral cada vez vamos oscureciendo esa conciencia con sus facultades, encadenándonos con nuestras propias manos a mundos y estados de dolor.
El hecho de que la ley moral la llevemos en la conciencia y se vaya desarrollando y ampliando progresivamente junto a esta, es una muestra más de la Sabiduría y del Amor Divinos que así lo han dispuesto para que el alma humana no se atrase en su evolución, pues este desarrollo moral actúa como la energía impulsora para que nuestro crecimiento en perfección espiritual, resulte dinámico y activo. Al mismo tiempo esto nos explica el por qué el alma se puede estancar voluntariamente por un periodo, pero nunca retrogradar, pues lo ganado forma parte del patrimonio natural del espíritu.

- José Luis Martín-
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Tú tienes que ser el cambio que quieres ver en el mundo”
-Gandhi-
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                                         ESTAMOS EN PLENA TRANSFORMACIÓN SOCIAL


Jamás la necesidad de luz se hizo sentir de manera más urgente. Una intensa transformación se opera en el seno de las sociedades. Después de haber sido sometido durante una larga secuencia de siglos, a los principios de autoridad, el hombre aspira cada vez más a liberarse de todo enredo y de dirigirse a sí mismo. Al mismo tiempo que las instituciones políticas y sociales se modifican, las creencias religiosas y la fe en los dogmas, se vuelve debilitada. Y una de las consecuencias de la libertad en su aplicación a las cosas del pensamiento y la conciencia. La libertad, en todos los dominios, tiende a sustituir la coacción y el autoritarismo y a guiar las naciones para horizontes nuevos. El derecho de algunos
se vuelve derecho de todos; pero para que ese derecho soberano esté conforme con la justicia y traiga sus frutos, es preciso que el conocimiento de las leyes morales, venga a regular su ejercicio. Para que la libertad sea fecunda, para que ofrezca a las acciones humanas una base cierta y duradera, debe ser complementada con la luz, por la sabiduría y por la verdad. La libertad, para los hombres ignorantes y viciosos, ¿no sería como un arma dejada en manos de un niño?. El arma, en ese caso, frecuentemente se vuelve contra aquel que en la puerta lo hiere.
-Antonio Amancio Oliveira-

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