miércoles, 12 de marzo de 2014

El Suicidio.-



Este es un tema duro y tal vez desagradable de abordar para algunas personas pero en el que se puede entrar a analizar bajo un enfoque de conocimiento espiritual, y nos facilita una honda enseñanza que puede servir para mejorar la vida íntima de muchas personas que alguna vez se dejaron tentar para tomar tan desdichado camino.
A muchas personas les desagradan estos temas relacionados con la muerte o con el más allá, y los evitan, pero sin embargo, estos son una realidad a la que no podemos dar siempre la espalda; quien así lo pretenda, posiblemente no sea nada mas que por una cobardía y una inmadurez espiritual y humana.
No cabe duda de que, en principio, el suicidio siempre supone una gran transgresión de las Leyes Divinas. Este acto viene a ser algo así como el arrojar a Dios a la cara el regalo de la vida.
En cualquier caso, al abordar el análisis de este tema, no debemos perder de vista que Dios es mucho mas justo, clemente y comprensivo de lo que el Ser humano es capaz de comprender, por lo que estas situaciones espirituales humanas, El las aborda conforme a su infinito Amor y Sabiduría.
El suicida humanamente se mata, pero el Ser espiritual que en él vive no muere; solamente rompe el contrato y el compromiso que tiene con la Vida, por lo que se ve sumido en un estado de fracaso y sufrimiento moral, lleno de remordimientos por el error de su irremediable acto suicida. Y así permanece hasta que su conciencia se reconcilia consigo misma y con las motivaciones que le empujaron a tomar esa grave decisión.
Viene a ser como un ente clandestino en el mundo espiritual, pues las leyes que regulan la armonía en ese mundo invisible, se ven contrariadas por su presencia antes del tiempo previsto para su regreso a ese mundo, y estas leyes establecen que sean incesantemente renovadas las oportunidades de corrección y de rehabilitación de los espíritus que cometen ese grave error.

El suicida reencarnado, se encontrará de nuevo con las pruebas de las que pretendió escapar con su acto, incluida la tentación de volver a practicarlo, pero con mucha más fuerza y lucidez para resistirlo, debido al adoctrinamiento recibido antes de su regreso. Durante la nueva vida que repetirá tras su acto, estos espíritus, ya como humanos, suelen presentar un estado indefinible de angustia, tristeza, inquietud e insatisfacción permanentes que atormentan su alma, su mente y su vida. De este estado retornará a la normalidad cuando finalicen las causas que lo provocaron, y esto veces es tras algunas penosas existencias en donde sus valores morales son comprobados mediante duras y penosas pruebas.
Debemos partir de la premisa de que no se puede saber lo que pasa por la mente del suicida en el instante en que toma la definitiva decisión de ejecutar su propia muerte, por lo que nunca debemos juzgar o condenar un acto cuya causa quedó en lo más íntimo de su conciencia y por ello solo Dios puede juzgarlo.
Sabemos que el Ser humano es un Espíritu reencarnado ,inmerso en un proceso evolutivo que se lleva a cabo mediante las pruebas que encuentra en cada vida física, y con las que se comprometió cuando planificó su vida humana Ante las dificultades de la vida, por graves que crea que sean, se pueden tomar dos caminos: o afrontarlas tratando de superarlas con fe y coraje, o desesperarse acobardándose y claudicar rindiéndose ante la lucha de estas pruebas. En este último caso el suicida toma la equivocada y grave decisión de pretender escapar por la puerta falsa de su último acto humano, de una forma desesperada y ciega, o lo que es peor, de modo frío y calculado creyendo que con su acto entra en un no existir y por tanto tampoco existen de ese modo los problemas o situaciones que le han hecho sufrir antes en esta vida..
Una de las principales causas de este error es el desequilibrio emocional, mental y psíquico de la persona, así como la ociosidad, o la total falta de fe en Dios, la saciedad que produce la posesión de todas las cosas materiales , o la ignorancia de un conocimiento espiritual. Desarmado de recursos optimistas y sin esperanzas, al no creer en otra cosa mas allá de su vida, el hombre no ve otra alternativa que la muerte, careciendo de fuerzas morales para afrontar los problemas para los que no está preparado. La cosa se agrava cuando a estas situaciones se añade una creencia materialista acompañada por una reacción psicológica contra los postulados religiosos que no solucionan los problemas graves de la vida con argumentos razonables y lógicos, apelando solamente a una fé sin contenido lógico, racional o sin bases científicas.
En todos estos casos existe una responsabilidad moral evidente, pero es de señalar que en otros muchos casos, existe además un factor kármico que se ve reflejado en los casos de obsesiones o posesiones por Seres espirituales del “bajo astral” ,que son enemigos encarnizados de sus víctimas y llevan con ellas a cabo una venganza hasta sus últimas consecuencias que finalmente desembocan en la obnubilación mental y en el suicidio. En este caso el suicida viene a ser una víctima del Ser espiritual que le empujó hasta este acto final, y este a su vez viene a ser un homicida. Todos sabemos de personas normales, sin problemas en la vida, con temperamento alegre y ánimo optimista, que bruscamente cambiaron de humor, se volvieron taciturnos, y un mal día se suicidaron.
El suicida que siempre tiene responsabilidad por su acto voluntario y comprende después con horror que en realidad no ha conseguido su propósito, porque con su muerte no ha cesado su existencia, y contempla su cuerpo muerto, pero él se siente vivo. Entonces comienza a comprender que se ha equivocado gravemente y de un modo irreversible, porque la muerte no tiene rectificación ni vuelta atrás.
El suicida al principio capta la idea de de su acto de modo insinuante; otras veces se hace más intensa, como un relámpago en la noche oscura de su desesperación, como una solución libertadora.
Tras el acto del suicidio comienza a actuar la Ley de Consecuencias. Al principio el suicida se encuentra solo y aturdido ante “la película de su vida”, y pronto comienza a comprender en profundidad lo grave de su error, al tiempo que en su cuerpo astral comienza a sentir permanentemente el dolor “físico” del acto del suicidio, quedando como perdido en medio de un estado de terror, oscuridad y sufrimiento, sintiendo o creyendo que ese estado no tendrá jamás un final.
De otra parte, el suicida también percibe el sufrimiento que su muerte causa a los Seres queridos que dejó en la Tierra, por lo cual sufre aun más y se siente culpable, sintiéndose atraido hacia ellos en medio de sus tinieblas.
El suicida suele volver a reencarnar de inmediato según el acervo de penosas consecuencias que su acto provocó, pero regresando con su nuevo cuerpo carnal en unas condiciones penosas de sufrimiento, consecuencia del gran desequilibrio que su acto suicida dejó marcado en su cuerpo astral.
Hay una clase de suicidio que es el que se lleva a cabo lenta y conscientemente mediante los vicios y la vida insana que van minando la salud seriamente. Este suicidio es mucho mas grave que el que lo ejecuta en un momento de desesperación.
Según la clase de suicidio- directo o indirecto -, este deja marcadas consecuencias orgánicas que se manifiestan en su nuevo cuerpo físico en forma de defectos congénitos, deformidades, sorderas, cegueras etc, que en todo caso suponen como una terapia de choque para la cura del alma.
Cuando nacemos, ya traemos programado un tiempo de vida determinado, y si la cortamos anticipadamente, la propia Ley del Karma nos obligará a volver nuevamente a vivir el tiempo de vida que nos faltó y quedó pendiente por el suicidio. Esto puede explicar la razón de las muertes naturales “prematuras” de niños o de jóvenes.
La falta de fe y conocimiento de que después de la muerte nos espera otra realidad, puede llevar a vivir una vida presente sin sentido, por lo que el suicidio pretende ser una salida lógica y normal a los problemas de una vida vacía.
La situación de cada uno es variable según las personales circunstancias que les llevaron a hacerlo: en unos se produce una expiación inmediata por un sufrimiento moral, y en otros la expiación se realizará en una nueva vida posterior mas difícil que la que cortaron voluntariamente.
El Espíritu, después del suicidio queda en los planos espirituales inferiores, a los que es atraído por ley de Vibración y Afinidad, y sufre experimentando las dolorosas sensaciones del acto de su muerte que quedaron grabadas en su cuerpo astral, así como un estado de turbación, de terror y mas tarde de arrepentimiento por su acto irreversible.
Hay casos en que después de su acto suicida, quedan ligados por un tiempo a su cadáver, a través del que llegan a sufrir y a sentir los horrores de su descomposición., y esto suele durar tanto tiempo, como tiempo de vida aún hubiese debido vivir.
En esta clase de muerte, la persistencia de los lazos que unen el periespíritu con el cuerpo físico, son mas prolongados y tenaces que en los casos de muerte natural, en los que los lazos de energía vital se aflojan gradualmente, por lo que para el suicida la turbación que sigue a la muerte es mas prolongada, así como la duración del tiempo en que aún se sienten en el mundo de los vivos.
Hay que considerar que la persona que es psíquicamente débil o que se acobarda ante la dureza de las pruebas de la vida, es acicateada e impulsada por Seres del Bajo Astral que fijan en su mente la idea del suicidio. Es un proceso de neurosis obsesiva que se va incrementando por la influencia de estas Entidades obsesoras.
Hay formas de suicidio que suelen pasar desapercibidas por estar disimuladas bajo una costumbre o uso social, como lo es el caso de la gente que “se vá matando lentamente” con conciencia de ello, al usar y abusar del consumo de alcohol, tabaco, drogas, colesterol, etc.
Otra forma de llevar a cabo lo que parece suicidio, que en realidad no lo es, es el cometido por motivos altruistas, como puede ser cuando alguien se entrega voluntariamente a la muerte por salvar la vida de otras personas. En este caso como digo, no es un suicidio, sino un acto heroico que tiene su premio en el mas allá..
Otras tienen el “atenuante “ moral de quitarse la vida bajo la influencia de depresiones psíquicas, obsesiones espirituales o bajo la influencia de una terrible pérdida ,que son pruebas incapaces de afrontar.
Otros suicidas, en realidad muchas veces no quieren suicidarse, sino llamar la atención de los demás para que atiendan sus problemas o sus necesidades de un modo dramático y por un error en su pretensión se encuentran con la muerte verdadera que en el fondo no pretendían
Si los Seres humanos cuando sienten la tentación de poner fin a los problemas de la vida, recurriendo a esta decisión cobarde, comprendiesen el grave error que van a cometer, no lo harían jamás , porque sabrían que no van a poner fin a su existencia real, y que continuarán existiendo, pensando y sintiendo, aunque ya no tengan el cuerpo físico que tenían. Debe ser, sin duda, una tremenda sensación de fracaso y hasta de desesperación cuando comprueben que no han logrado el propósito de sumirse en la nada y en el olvido.
El suicida, si antes de provocar su muerte se parase a pensar en el dolor que va a causar a sus Seres queridos, así como los sufrimientos y problemas en que se van a ver sumidos a causa de su muerte, normalmente no lo haría, y mas aún si supiese que esos dolores y sufrimientos que van a causar, los va a tener que sufrir él mismo en otras vidas futuras.
Una dificultad no desaparece del todo hasta que somos capaces de superarla, en cuyo momento deja de ser dificultad; esto quiere decir que los problemas que pretenden evitar con el suicidio, se los van a volver a encontrar en otras vidas hasta que sean capaces de superarlos del todo.
La persona con una fe y un conocimiento espiritual, si alguna vez siente esta tentación, debe elevar su pensamiento a Dios, pidiendo fuerzas y ayuda para superarlo , con la seguridad de que su sentimiento de llamada y socorro va a ser inmediatamente atendido por Seres de Luz que alejan de él la negatividad de los Seres oscurecidos que le incitan a este acto, y al mismo tiempo le inspiran la fuerza necesaria para adoptar las Cada suicida en potencia ,necesita de apoyo fraternal, terapia espiritual, comprensión moral de todos los que le rodean, y asistencia médica especializada, ayudándole a que cambie su actitud mental y a que se esfuerce por mejorarse moralmente. Así se elevará por encima de las vibraciones deletéreas que pueda recibir de otras mentes espirituales perturbadas que le asedien.
Tengamos en cuenta que los humanos debemos aspirar a imitar el modo de ser y actuar de nuestro Creador, y siendo así, el suicida no necesita de nosotros un juicio mas o menos severo, sino mucho Amor y comprensión, decisiones adecuadas para superar sus problemas, de modo que con la necesaria calma, fe y optimismo , ya no los verá tan graves o insolubles.
El mejor antídoto contra esta tentación es el adoptar una actitud optimista ante la vida, sabiendo que a pesar de que existan problemas, la vida puede ser muy bella, y es el mas preciado regalo que Dios nos hace para que podamos continuar nuestro proceso evolutivo.
Como epílogo a lo comentado, podríamos concluir con que debemos vivir la vida, por dura que esta sea, como un don divino, porque en ella junto a nuestro cuerpo físico, aprendemos a crecer hacia la Luz y hacia el Amor de Dios.

- José Luis Martín-
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... el que se quita la vida para evitar la vergüenza de una mala acción, tiene mas en estima la opinión de los hombres que la de Dios que le dio la vida y con ello no solo no borra una mala acción, sino que con esto, a esa añade otra.”
Allan Kardec -
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EL CAMINO DEL CONOCIMIENTO

El hombre en evolución siempre procura el conocimiento como un medio necesario para su propia existencia. Como ser racional el deja de seguir a instintos promovidos por el ambiente donde vive para, con el uso de la razón, desenvolver su mejor forma de vivir. La complejidad de ese proceso permite que todo ocurra de una manera que parece ser sutil, simple y al acaso.  Solamente es  posible divisa una pequeña luz de ese proceso si fuera analizado con base en la evolución del espíritu. Evidentemente los diferentes grados  evolutivos de cada ser humano, promueven las  diferentes grados evolutivos de cada ser humano, promueven  las   diferentes formas de búsqueda del conocimiento conforme la necesidad de cada uno. En la sobrevivencia  en un medio hostil, se adquieren los conocimientos imprescindibles a la continuidad de la vida. Toda dolencia tiene su cura gracias al conocimiento adquirido en su debido tiempo,   más nuevos desafíos aparecen indefinidamente, caso contrario, la búsqueda del conocimiento en esa área seria innecesaria. La necesidad de nutrición para la sobrevivencia del cuerpo, hace que el hombre camine en el avance tecnológico  en búsqueda de la cantidad de alimento para la manutención de la vida en el planeta. De la misma forma, se observa  la necesidad de la búsqueda del conocimiento  en todas las áreas de actuación de la vida del hombre en la Tierra. ¿Y en el comportamiento individual  y convivencia del hombre en sociedad? 
El conocimiento  es fruto de la  evolución de cada persona. Siendo así, el es generado de acuerdo con lo que cada uno desea en el momento. Si un individuo tiene sed y necesita de agua, el tendrá que beber de alguna forma, más muchos saben que un agua limpia  y potable  es mejor que el agua sucia y contaminada. La evolución de bienes materiales ocurre conforme las necesidades y el deseo de cada individuo.

Vamos a analizar la  vida bajo tres tipos básicos evolutivos. Para unos la voluntad predomina  sobre la razón en todos los sentidos y la vida parece caminar como una maquina programada para ejecutar un servicio. Se vive así  conforme camina la vida general de la comunidad. Las personas actúan individualmente y raramente ella se preocupa con el prójimo.  Se reza para que no aparezcan  dificultades y se hace todo de la forma más simple posible evitando el aparecimiento de cualquier problema  a su lado. Entretanto, las dificultades estan presentes constantemente y promueven sufrimientos que parecen perpetuar eternamente. Son personas incapaces de enfrentar una competición para una sobrevivencia mejor. Tiene miedo hasta de pensar, o sea, de usar la propia razón.  La fe es casi siempre incuestionable. Confía en Dios o en Entidades Superiores y aguarda pasivamente su destino. Las personas que viven de esa manera tienen mucha dificultad en competir por la propia sobrevivencia y viven en constante alerta intuitiva.
Los individuos que viven en un segundo tipo evolutivo,  buscan el conocimiento de la verdad a través de la certeza de que solamente la honestidad o la forma de vida en  comunidad sin perjudicar a nadie es el camino correcto a seguirse. No hay el comodismo, la  lucha por la  sobrevivencia cuestionando siempre el papel del prójimo. El hombre debe desenvolver su potencial para tener el derecho de vivir en sociedad. Aquellos que no procuran vivir con sus propios pasos, deben ser excluidos, pues no se puede admitir  que uno trabaje más a favor de otro que tiene la misma posibilidad de trabajo. La competitividad es marca definida en esa sociedad. se vive con el confort satisfactorio al padrón local. El conocimiento es una búsqueda constante a favor del mayor confort material, evitando los sufrimientos provocados por el medio donde viven.  Más el medio actúa siempre en acción de  nuevos desafíos, promoviendo un circulo vicioso.  Por ejemplo, se conoce la cura de una dolencia y surge otra con características intrínsecas  apropiadas con un grado nuevo de dificultad para solución. Se contraen locales más confortables en detrimento de la naturaleza y la propia naturaleza se modifica lanzando nuevos desafíos para mantenerse  adecuado. De la misma forma, la fe es incuestionable y el único obstáculo para la reflexión colectiva es el miedo de la muerte y la posibilidad de un juzgamiento desfavorable permitiendo a su vida en un local peor  de los que el posee en el momento.
En el último tipo, los individuos  nunca están satisfechos con lo que son y buscan el conocimiento de la verdad a cualquier costo. La vida parece ser momentánea y hay una preocupación mayor  no con el estado individual de las cosas y si con la satisfacción personal en ver la vida  como un todo en harmonía.  Su individualidad es considerada como esencial para el Espíritu, o sea, su voluntad propia es fundamental para la libertad de pensamiento.  La competitividad existe más con respecto al prójimo, inclusive sacrificándose en determinadas situaciones.  El confort debe ser fruto de su trabajo más se preocupa con la necesidad general donde vive. La fe es cuestionable y la razón es la línea maestra de toda su conducta, pues confía en la racionalidad del hombre como uno de los más fuertes medios a favor del hombre  como uno de los más fuertes medios a favor de la vida. la razón es considerada como dadiva de Dios, o si no, camina en busca de otra forma de pensamiento y nada es aceptado sin el cribo de su propia razón.

 Otras variables  ciertamente Innumerables existen entre esos tres tipos de personas. ¿Mas que importa eso? la procura de  la verdad es imprescindible  para una vida alegre y feliz.
El hombre camino de la verdad sigue al lado de la CIENCIA y a la medida que el planeta evoluciona, la ciencia despierta nuevos intereses anteriormente innecesarios. El tercer milenio será el marco de grandes avances de la ciencia en relación a la verdadera fuente de conocimientos necesarios para la evolución del hombre. Dogmas y fe ciega caerán por tierra y la caracterización  de la verdadera vida, que es del plano espiritual, despertaran los grandes temas científicos. El conocimiento del Espíritu, la vida después de la muerte, la vida antes de la vida terrena, la vida en otros planetas, las fuentes energéticas a servicio del hombre y de la naturaleza, la actuación de la medicina en la  auto cura  de enfermedades, la comunicabilidad entre las diferentes formas de vida existentes en el universo, el auto conocimiento y las relaciones de sociabilidad, etc., serán los temas  predilectos del conocimiento científico.
En esa procura constante de conocimientos, es  importante que tomemos iniciativas a favor de  una vida mejor, por analogía podemos decir que un gran campeón de ajedrez es capaz de derrotar a cualquier iniciado fácilmente. Más para juzgarse bien es preciso conocer el juego  y aprender sus reglas. Después de  que te guste jugar y comiences a practicar cuanto más practiques mayor será la habilidad del jugador. Llegará a un punto   que el no consigue derrotar a  otros adversarios, más ahí todos sus concurrentes atenderán a un verdadero estado de superioridad en el  juego en donde el placer es plenamente compartido con nuevos ideas y como paso a amar el juego del ajedrez el pasa a admirar, respetare incentivar a todos aquellos que quieren ser un gran jugador de ajedrez. Se sabe que atropellamientos y deshonestidad no llevan al  jugador adelante, pues el llegará a un punto y permanecerá por  mucho tiempo. al contrario, el amor al juego, la dedicación, la disciplina, la paciencia y el respeto son virtudes imprescindibles para el buen desempeño del  jugador. Siendo así, precisamos comprender bien las reglas de la VIDA para poder vivir cada vez mejor. El Espiritismo, en un lenguaje actualizado de Jesucristo y de otros importantes pensadores que ya pasaron por la Tierra, nos muestra las reglas básicas y nos incentiva a practicarlas en esta reencarnación.  La reflexión, una dadiva divina, es nuestra mayor técnica y nuevos conocimientos surgirán conforme nuevas necesidades evolutivas. 
Nos restan ahora dos preguntas para reflexionar cada uno: ¿En qué punto del camino evolutivo está usted en este momento? ¿Qué espera usted de aquí en adelante?...

Por Raúl Franzolin Neto - Publicado no Boletim GEAE Número 295 de 2 de junio de 1998.
Traducido al español por Merchita 
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Aprender y enseñar constituyen tareas de cada hora, para que colaboremos en el engrandecimiento del tesoro común  de sabiduría y amor.

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                        El perro Lord
  
Chico Xavier tenía un perro llamado Lord el cual conocía las personas amistosas, curiosas y las maliciosas que llegaban para visitar su dueño.
Chico cuenta la historia:

- "Sentí, en gran medida, la muerte. Me hizo gran falta. Era mi compañero inseparable de oración. Toda mañana y de noche, en determinada hora, iba a la habitación para orar. Lord llegaba poco después. Ponía las patas sobre la cama, bajaba la cabeza y quedaba así en actitud de reunión de oración conmigo.
Cuando yo terminaba la oración él también terminaba y se iba tumbarse en una esquina de la habitación.
En mis oraciones más sentidas, lord levantaba la cabeza y me enviaba sus ojos dulces, comprensivos, a veces llenos de lágrimas, como si dijera que me conocía el íntimo, la conexión a mi corazón.
Desencarnó. Lo enterré en el patio de la casa".


Chico cuenta que su perro Lord reencarnó 5 veces en su casa.
Quién conoce la espiritualidad sabe que los animales, muchas veces, permanecen junto a los amigos que los cuidaban cuando encarnados; se encuentran en el mundo espiritual y cuando es necesario regresan a la misma casa que una vez les dio la bienvenida para dar curso a su evolución.
Un día, un visitante preguntó al Chico si los animales tienen alma. Chico respondió:
- “¡Ah! Si. Los animales tienen alma y valen por los mejores amigos...”.-


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