viernes, 14 de marzo de 2014

Medicación para el Espíritu

                           
        MEDICACIÓN PARA EL ESPÍRITU


La victoria contra las vicisitudes está al alcance de todos aquellos que se empeñan honestamente por conquistarla.

No debemos quejarnos ya que al hacerlo traducimos rebeldía a los códigos superiores de la vida. La queja es hija de la irritación y de la mala voluntad que contribuyen poderosamente para empeorar el cuadro de desequilibrio de aquel que debería ser candidato al esfuerzo de renovación mental, aplicando todos los recursos para preservar las fuerzas en el bien y en la esperanza, mediante cuyo método aspira a una psicosfera benéfica y libertadora.

Todos los males que padece el cuerpo proceden del Espíritu, desde el plano espiritual inspiran a los encarnados a recetar menos drogas, evitando así intoxicaciones orgánicas, para reequilibrar mejor el psiquismo del enfermo, que deben ajustar a la salud y preservarla.

La mayor incidencia de las enfermedades es derivada de los problemas socio-morales, del hombre, de las distonía nerviosas, de la falta de higiene, con alta incidencia parasitaria en niños y adultos. El esclarecimiento y la reeducación, encaminando al enfermo a otros sectores donde se pueda beneficiar, recuperándose con mayor seguridad debe ser la medida a tomar por los que se deciden a socorrer al alma enferma.

Depende mucho de la aptitud mental del enfermo, el que esa ayuda resulte beneficiosa, pues no ignoramos, que el pensamiento genera energías que transportan cargas vibratorias de acuerdo con la calidad moral de que se revisten las ideas. Manteniéndonos en ideas positivas y albergando optimismo, nos moveremos cada vez más en canales vibratorios que nos dejaran inmunes a la perturbación, pasando a sintonizar con otros géneros de ondas en las cuales se encuentran campos de vida propiciadores de bienestar, mereciendo mejor asistencia espiritual. Es de ley, que querer es lograr, desde que se sepa lo que se quiere y se mantenga firme el deseo por conseguirlo. Nunca falta apoyo a quienes ansían la ascensión.

Es fácil observar que los Espíritus conscientes del mal que hacen a los que persiguen cuando saben que a los que obsesionan están recurriendo a la ayuda médica para aminorar sus males, envisten contra sus posibles bienhechores, a fin de influirles; generando antipatía por el paciente y, cuando hay afinidad moral entre el médico y el verdugo desencarnado, este le lleva a equivocarse en el diagnostico o por lo menos a no dar la debida atención al problema, quedando en la superficialidad, que no le permite la correcta evaluación para un tratamiento eficiente.

Las inteligencias espirituales negativas son muy hábiles en la elaboración y práctica de los métodos de cobranza que se imponen, en la saña loca de conseguir los pérfidos resultados a que se agarran.

Quien posee el conocimiento de la vida espiritual, no debe caminar entre las sombras, a tenor de la luz que debe estar implantada en su razón, conduciendo los sentimientos y perfeccionándose. La sistemática predominancia de los instintos más agresivos, que fomentan el egoísmo en detrimento de otros valores más elevados, hace que se pierda el valor en la rampa de la insatisfacción con los consecuentes efectos de la rebeldía constante, sin el apoyo de la humildad que calma, ni de la legítima fraternidad que armoniza.

El problema de la evolución es pauta del deber personal, intransferible, no pudiendo nadie crecer en lugar de otro…

Nadie debe desconsiderar la responsabilidad, de los deberes morales, ya que son ellos los agentes que propician el crecimiento del ser, en el rumbo de la liberación de las aflicciones que lo prenden al potro del sufrimiento.

El odio no se encuentra inscrito en página alguna del Libro de la Vida, es de origen humano, en la franja limítrofe con la línea animal, en la que predomina el instinto… La inteligencia mal conducida, transforma la agresividad primitiva en programa de venganza y la racionaliza mediante sistemática compulsión siniestra, que transforma el impulso primitivo en odio que aguarda a la presa y piensa devorarla. Los animales, todavía, atacan, cuando son atacados o cuando tienen hambre y, muy raramente, por la preservación de la vida. El hombre, no. El elabora el plan, enloquece, poco a poco, hasta el momento de la venganza en la que dice complacerse. ¿Y después? La sensación del vació que le asalta la mente, antes repleta de lúgubres ideas, constituye para el, también una forma de reparación que le lleva al desvarió completo, hasta que la reencarnación le lleva de vuelta a la bendición del olvido. Los crímenes que se practican claman al Cielo y no son olvidados por la Divina Providencia. Sin embargo, los recursos reparadores se harán presentes por intermedio de otros métodos, los cuales no generan nuevas calamidades, ni desarmonizan los códigos de amor, que están vigentes en todas partes. Nadie tiene el derecho de levantar la maza de la justicia, haciéndose regularizador de débitos, porque casi todos tenemos compromisos en la retaguardia esperando por nosotros.

El amor ha de apagar las atizadas llamas del odio. No extinguiéndose jamás la vida, todo el empeño debe ser aplicado para disfrutar cuantos antes de la paz. No hay que perder la oportunidad de ser el que perdona, el que inicia el nuevo programa de la fraternidad que nos beneficiara muchos más que si lo hace otro, siendo siempre mejor dar que recibir. Y no olvidando nunca que el tiempo ofrece solución para las más difíciles situaciones.

Meditemos en todo ello y sepamos ver en nuestro cuerpo el arpa sublime en la que la sabiduría del señor nos enseña, siglo a siglo, existencia a existencia, día a día, la bendita ciencia del crecimiento y de la ascensión hacia la Vida Inmortal.

Trabajo realizado por Mercedes Cruz Reyes

Extraído del Libro de  Divaldo Pereira Franco “Cuadros de la Obsesión

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CONFLITOS DOMÉSTICOS· 

Emmanuel   psicografia de Francisco Cándido Xavier
No nos reportamos al divorcio para decirte que esa medida es impracticable.
Existen problemas tan profundos, en las resoluciones de carácter extremamente particular, que solo el entendimiento entre la criatura y el Creador, a través de la reflexión y de la oración, se consiguen resolver.
Sin embargo, si los conflictos caseros atormentan tu vida, haz lo posible por salvar la nave doméstica  de zozobra y perturbación.
Tal vez la compañera  te haya desconsiderado o herido… Es probable que el compañero te haya impuesto  agravio o desprecio. Todo habrá comenzado en un pequeño gesto de intolerancia. La migaja de amargura imito a la bola  de nieve,  convirtiéndose en muralla de hiel. Antes, sin embargo,   de que esa franja de sombra se convierta en niebla, compadécete y procura comprender al otro corazón que se te asocia en el hogar.

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¿Quién sabe  si la intransigencia, la infidelidad, la irritación o la  sequedad con la que te enfrentas serán fruto de tu propia frialdad, menosprecio, violencia o ingratitud?
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Para y piensa.
Medita en la ternura y en el apoyo que esperas recibir en casa, a fin de que no te falten fuerzas en la ejecución    de los propios deberes, en el día a día. Percibirás que la indulgencia y la bondad crean bondad e indulgencia donde surjan.
 Cambiémonos  nosotros mismos    para mejor y aquellos que comparten el camino no se detendrán insensibles.

Planta de nuevo la alegría y el bien, para que obtengas el bien y la alegría nuevamente.
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Da y recibirás.
Nadie se agrega con alguien, en las tareas de mejoramiento y de amor, sin motivo justo. Y nosotros que aprendemos a salvar el trigo  y la patata, los campos y las fuentes, sepamos preservar nuestra unión también. En ese sentido, entre tanto, no exijas de los otros la iniciativa para las realizaciones de la harmonía y de la seguridad. Da el primer paso y los otros te seguirán.

CEREBRO PARANORMAL· 
J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
La revista Realidad, de San Paulo, en un largo reportaje, consideró anormal el cerebro de Chico Xavier. En la crónica y en las notas abajo tenemos las respuestas del Hermano Saulo, dadas en dicha ocasión, a través del Diario de S. Paulo.
Considerar anormal el cerebro de Chico Xavier es simplemente ignorar  cuarenta años de pesquisas y descubrimientos en las ciencias psicológicas. Desde1930  las investigaciones parapsicológicas viene revelando  condiciones desconocidas del cerebro humano, particularmente en el campo de las funciones hasta entonces considerados como anormales. El viejo concepto de anormalidad fue profundamente modificado, así como el concepto  de las relaciones entre el cerebro y la mente. Pesquisas intensivas fueron realizadas en las grandes universidades de América, de Europa y de Asia, resultando en la acepción científica de la clasificación de paranormal   para condiciones cerebrales, situaciones mentales y funciones antes consideradas como anormales, patológicas o sobrenaturales.
La utilización del electroencefalograma para la verificación de los cambios ocurridos en el cerebro durante el trance hipnótico o mediúmnico dio resultados sorprendentes.  Sirvió para mostrar  que la percepción extrasensorial, la captación de pensamientos , la manifestación de espíritus a través de médiums exigen  condiciones cerebrales y corticales que parecen normales por no encuadrar en el proceso habitual  de nuestra vida en vigilia. Más la falta de correspondencia entre esas modificaciones cerebrales y el comportamiento del sujeto (la falta de sintomatología patológica)   mostró la  diferencia entre anormal y paranormal.  Charles Richet, bien antes, ya había observado que sería conveniente substituir las expresiones normal y anormal por habitual e inhabitual.
Aun mismo en los casos evidentemente patológicos se verifico  que el apartamiento de la causa paranormal (el alejamiento del obsesor) era suficiente para restablecer la normalidad cerebral. Claro, pues, que un electroencefalograma de un médium en trance  tendrá  que acusar diversas perturbaciones, según el tipo de manifestación mediúmnica en proceso. Esa es aun mismo una de las pruebas objetivas de la legitimidad de la comunicación.
Francisco Cándido Xavier no tiene un cerebro anormal, no es un enfermo mental.  Por el contrario, es un hombre normal, que no sufre accesos epilépticos, como el mismo dijo, que vive una vida regular y productiva, auxiliando a millares de criaturas a reajustarse en el mundo. (Véase, por ejemplo, el mensaje “Conflictos domésticos”.) Lo que el tiene  - gracias a Dios –es un cerebro paranormal, el cerebro del futuro, porque es el cerebro de los genios y de los santos.

ENERGIA Y MATERIALIZACIÓN
La materialización de espíritus sería imposible, según los cálculos hechos por el profesor Carlos Chohfi, del Departamento de Física de la Universidad Mackenzie. Para materializar a una persona de 70 kilos sería necesaria la energía producida  en 293años por la hidroeléctrica de Jupia. A pesar de eso, se materializa…
Es el caso de Galileo: Eppur sí mueve. Los cálculos del Prof. Chohfi se hicieron debido a materializaciones ocurrieron con Chico Xavier. Acontece, sin embargo, que la materialización de espíritus, a pesar de la fuerza de expresión, no es la formación de un organismo humano. Es simplemente la utilización del ectoplasma para dar al cuerpo espiritual la apariencia humana. Un problema no de física habitual, más si de aquello que el Prof. Friedrich Zollner llamó  física transcendental, y que hoy podríamos llamar Parafisica.
Según la metapsíquica, ese problema es de orden fisiológico. Las materializaciones  eran llamadas  por Allan Kardec de apariciones tangibles.  Como se ve, el ilustre físico opinó como físico, sin conocer la naturaleza extra física del problema.
RECADO PARA HAMILTON
El reportero Hamilton Ribeiro pidió a los espíritus una receta para una persona  y dirección inexistentes. Chico Xavier psicografió: “Junto a los amigos espirituales que le prestan auxilio, buscaremos cooperar espiritualmente a su favor. “Jesús nos bendice.”
Hamilton  cierra su reportaje preguntando: “¿Qué pensar de eso?” Más está evidente: el recado era para el mismo. La regla es esa. Chico ya lo explico muchas veces. Si el nombre del consultante es falso, los espíritus responden para el “solicitante”.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de S. Paulo, en la década de 1970.

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Revue Spirite: Un espíritu en el   entierro de su cuerpo

Los Espíritus siempre nos han dicho que la separación entre el alma y el cuerpo no se efectúa instantáneamente; algunas veces comienza antes de la muerte real, durante la agonía; cuando la última pulsación se hace sentir, el desprendimiento todavía no es completo; se opera más o menos lentamente según las circunstancias, y hasta su total liberación el alma siente una turbación, una confusión que no le permite darse cuenta de su situación; se encuentra en el estado de una persona que se despierta y cuyas ideas son confusas.

Este estado nada tiene de penoso para el hombre cuya conciencia es pura; sin entender bien lo que ve, está calmo y espera sin miedo el completo despertar; al contrario, es lleno de angustias y de terror para aquel que teme el futuro.
Decimos que la duración de esa turbación es variable; es mucho menos larga en aquellos que, cuando encarnados, ya han elevado sus pensamientos y purificado su alma; dos o tres días le son suficientes, mientras que en otros es preciso a veces ocho días o más. Frecuentemente hemos asistido a ese momento solemne y siempre hemos visto lo mismo; por lo tanto, no es una teoría, sino el resultado de observaciones, ya que es el Espíritu quien habla y quien describe su propia situación. He aquí un ejemplo tanto más característico como interesante para el observador, puesto que no se trata más de un Espíritu invisible escribiendo a través de un médium, sino de un Espíritu que es visto y escuchado en presencia de su cuerpo, ya sea en la cámara mortuoria o en la iglesia durante el servicio fúnebre.

El Sr. X... acababa de tener un ataque de apoplejía; algunas horas después de su muerte, el Sr. Adrien – uno de sus amigos – se encontraba en la cámara mortuoria con la esposa del difunto; vio nítidamente a éste, en Espíritu, pasearse de un lado a otro, mirar alternativamente a su cuerpo y a las personas presentes, y después sentarse en un sillón; tenía exactamente la misma apariencia que cuando encarnado; estaba vestido de la misma manera: redingote y pantalón negros; tenía las manos en los bolsillos y un aire de preocupación.

Durante ese tiempo su mujer buscaba un papel en el escritorio; su marido la observó y dijo: Por más que busques no encontrarás nada. De ningún modo ella sospechaba de lo que ocurría, porque el Sr. X..solamente era visible para el Sr. Adrien.

Al día siguiente, durante el servicio fúnebre el Sr. Adrien vio nuevamente a su amigo, en Espíritu, rondando el ataúd, pero no tenía más la vestimenta de la víspera; estaba cubierto con una especie de ropaje. Entre ellos se entabló la siguiente conversación. De paso, señalemos que de manera alguna el Sr. Adrien es sonámbulo; que en ese momento, como en el día anterior, estaba perfectamente despierto y que el Espíritu se le aparecía como si hubiera sido uno de los asistentes al entierro.

– Preg. Dime una cosa, querido Espíritu, ¿qué sientes ahora?
– Resp. Bien y sufrimiento.

– Preg. No te he entendido.
– Resp. Siento que estoy viviendo mi verdadera vida, y entretanto veo a mi cuerpo aquí, en este cajón; me palpo y no me siento, y sin embargo siento que vivo, que existo; ¿soy entonces dos seres?, ¡Ah! Dejadme salir de esta noche; es una pesadilla.

– Preg. ¿Has de permanecer por mucho tiempo así?
– Resp. ¡Oh! No, gracias a Dios, amigo mío; siento que pronto me despertaré; sería horrible de otro modo; tengo las ideas confusas; todo es nebuloso; pienso en la gran división que acaba de hacerse... Todavía no comprendo nada.

– Preg. ¿Qué efecto te produjo la muerte?
– Resp. ¿La muerte? No estoy muerto, hijo mío, estás equivocado. Yo me levantaba y de repente fui sorprendido como por una nebulosidad que descendió sobre mis ojos; después me desperté, e imagínate mi extrañeza al verme, al sentirme vivo y al ver al lado, sobre la losa, a mi otro yo acostado. Mis ideas estaban confusas; anduve para restablecerme, pero no pude; vi a mi esposa llegar, velarme, lamentarse y yo me preguntaba el por qué. Yo la consolaba, le hablaba, pero ella no me respondía ni me comprendía; era esto lo que me torturaba y lo que dejaba a mi Espíritu más perturbado. Sólo tú me has hecho bien, porque me has escuchado y comprendido lo que quiero; tú me ayudas a ordenar mis ideas y me haces un gran bien; pero ¿por qué los otros no hacen lo mismo? He aquí lo que me tortura...

El cerebro está oprimido ante este dolor... Iré a verla; quizás ahora me escuche... Hasta luego, querido amigo; llámame e iré a verte... Igualmente te haré una visita, amigo... He de sorprenderte... hasta luego.

Enseguida el Sr. Adrien lo vio acercarse a su hijo que lloraba: se inclinó ante él, permaneció un momento en esta posición y partió rápidamente. Él no había sido escuchado, y sin duda pensaba haber producido un sonido; estoy persuadido – agrega el Sr. Adrien – que aquello que él decía llegaba al corazón del niño; os probaré esto. Lo he visto después: está más calmo.

Allan Kardec - Revue Spirite - Diciembre de 1858

Nota – Este relato está de acuerdo con todo lo que ya habíamos observado sobre el fenómeno de la separación del alma; con circunstancias totalmente especiales confirma esa verdad de que después de la muerte el Espíritu aún está allí presente. No cree tener delante de sí un cuerpo inerte, mientras que ve y escucha todo lo que sucede a su alrededor, penetra el pensamiento de los asistentes, y entre éstos y él no hay sino la diferencia entre la visibilidad y la invisibilidad; las lágrimas hipócritas de ávidos herederos no pueden infundirle respeto. ¡Cuántas decepciones deben los Espíritus sentir en ese momento!

Revue Spirite
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