miércoles, 23 de abril de 2014

Espiritismo y Cristianismo


El Espiritismo es auténtico 
Cristianismo

El Espiritismo tomando su punto de partida en las mismas palabras de Cristo, como Cristo tomó el suyo en las de Moisés, es una consecuencia directa de su doctrina. 

A la vaga idea de la vida futura, añade la revelación de la existencia del mundo invisible que nos rodea y puebla el espacio, y precisando así la creencia, le da un cuerpo, una consistencia, una realidad en el pensamiento. Él define los lazos que unen el alma al cuerpo, y levanta el velo que ocultaba a los hombres los misterios del nacimiento y de la muerte. Por el Espiritismo el hombre sabe de donde viene, a donde va, porqué está en la Tierra, porqué sufre en ella temporalmente, y ve en todas partes la justicia de Dios. Sabe que el alma progresa sin cesar a través de una serie de existencias sucesivas, hasta adquirir el grado de perfección que pueda aproximarle a Dios.
Con la reencarnación se destruyen las preocupaciones de razas y castas, puesto que el mismo Espíritu puede renacer rico o pobre, gran señor o proletariado, libre o esclavo, hombre o mujer. De todos los argumentos que se han invocado contra la justicia de la servidumbre y de la esclavitud y contra la sujeción de la mujer a la ley del más fuerte, no hay ninguno tan lógico como el hecho material de la reencarnación. Si, pues, la reencarnación funda sobre una ley de la naturaleza el principio de la fraternidad universal, funda también en la misma ley el de la igualdad de derechos sociales y por consiguiente el de la libertad.
 Los hombres no nacen inferiores y subordinados sino por el cuerpo; por el Espíritu son iguales y libres. De aquí el deber de tratar a los inferiores con bondad, benevolencia y humildad, porque el que hoy es nuestro subordinado, puede haber sido igual o superior nuestro, o quizá un pariente o un amigo, como también nosotros a la vez podemos venir a ser subordinados de aquel que nosotros mandamos.
 Quitad al hombre el Espíritu libre, independiente y sobreviviente al cuerpo, y haréis de él una máquina organizada, sin objeto, sin responsabilidad, sin otro freno que la ley civil, capaz de ser explotado, como un animal inteligente. No esperando nada después de la muerte; si sufre, no tiene en perspectiva más que la desesperación y la nada por refugio. Con la certeza del porvenir, con la de volver a encontrar a los que ha amado, con el temor de hallar otra vez a los que han ofendido, cambian completamente todas sus ideas. Si el Espiritismo no hubiese hecho otra cosa que sacar al hombre de la duda sobre la vida futura, ya habría hecho para su mejoramiento moral más que todas las leyes disciplinarias que le detienen algunas veces, pero que no le modifican o transforman.
 Haciendo caso omiso de la preexistencia del alma, la doctrina del pecado original no solamente es inrreconciliable con la justicia de Dios, que haría responsables a todos los hombres de la falta de uno solo; sino que sería un contrasentido, y tanto menos justificable cuanto que el alma no existía en la época a que se pretende hacer remontar su responsabilidad. Con la preexistencia y la reencarnación, el hombre al renacer trae el germen de las pasadas imperfecciones y de los defectos que aún no ha corregido, los cuales se traducen por sus instintos nativos, y por sus propensiones para tal o cual vicio. Aquí está su verdadero pecado original, cuyas consecuencias sufre naturalmente, pero con la diferencia capital de que lleva la pena de sus propias faltas y no de la falta cometida por otro; además, otra diferencia hay a la vez consoladora, animadora y soberanamente equitativa, que consiste en que cada existencia le ofrece los medios para redimirse por la reparación, y de progresar ya sea despojándose de alguna imperfección, ya sea adquiriendo nuevos conocimientos, y esto hasta que estando suficientemente purificado no tenga ya necesidad de la vida corporal, pudiendo vivir exclusivamente de la vida espiritual, eterna y bienaventurada.
 Por la misma razón el que ha progresado moralmente, trae al renacer, las cualidades nativas, del mismo modo el que ha progresado intelectualmente tras las ideas innatas de aquellos conocimientos; se identifica con el bien, lo practica sin esfuerzo, sin cálculo y por decirlo así sin pensarlo. El que está obligado a combatir sus malas tendencias, aún está en la lucha; el primero ha triunfado ya; el segundo está en camino de hacerlo. Hay pues virtudes originales, como hay saber original y pecado, o mejor, vicio original, es decir, inclinación, disposición, tendencia natural.
 Creemos que estas consideraciones son dignas de ser estudiadas, y en nuestra humilde opinión, nos parece que los hombres deberían fijarse más en estudiar su presente, que no en averiguar quienes fueron sus antecesores.
 Que venimos de Dios no cabe duda, ¿Si Dios no fuera Dios, quién sería? La clara prueba de que Dios existe; es que hay algunos hombres que lo niegan. En cuanto al sistema de las causas finales, estamos conformes hasta cierto punto nada más.
 El hombre, podrá ser el rey de la Tierra, la causa final de las especies orgánicas de este planeta, pero no la última creación del Eterno.
Esos mundos que en la noche silenciosa contemplamos en el espacio inmenso, y que parece que nos hablan de Dios por medio de figuras cabalísticas, tienen necesariamente que estar habitados, y muchos de ellos por humanidades más adelantadas que la terrena, porque el hombre de la Tierra no puede ser la última palabra de Dios, es completamente imposible: somos un compuesto de necio orgullo, de ridícula vanidad, no sabemos definir a Dios y le damos nuestras pasiones; no nos conocemos a nosotros mismos, y queremos conocer la causa creadora; no en balde dice una antigua sentencia, que no hay nada tan atrevido como la ignorancia.
Memorias por Amalia Domingo Soler
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                         CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO


919 – ¿Cuál es el medio práctico más eficaz para mejorarse en
esta vida y resistir a la solicitación del mal?

– Un sabio de la antigüedad os lo dijo: Conócete a ti mismo.
– Comprendemos toda la sabiduría de esta máxima, pero la
dificultad está precisamente en conocerse a sí mismo; ¿cuál es el medio de conseguirlo?
– Haced lo que yo mismo hacía durante mi vida en la Tierra:
al finalizar la jornada, interrogaba a mi conciencia, pasaba revista a lo que había hecho y me preguntaba si no había infringido algún deber, si nadie había tenido quejas de mí. Así fue como llegué a conocerme y ver lo que en mí debía reformarse. Aquel que cada noche,recordase todas sus acciones de durante el día y se preguntase el malo el bien que ha hecho, suplicando a Dios y a su ángel guardián que
le iluminasen, adquiriría una gran fuerza para perfeccionarse, porque,creedme, Dios le asistirá. Inquirid, por tanto y preguntaos lo que habéis hecho y con qué objetivo actuasteis en tal circunstancia; si habéis ejecutado alguna acción que no os atreveríais a confesar.
Preguntaos también lo siguiente si Dios quisiera llamarme en este momento, ¿tendría, al entrar en el mundo de los Espíritus donde nada hay oculto, que temer la presencia de alguien? Examinad lo que hayáis podido hacer contra Dios, contra vuestro prójimo y contra vosotros mismos. Las respuestas serán reposo para vuestra conciencia,o indicación de un mal que es preciso curar.
Por tanto, el conocimiento de sí mismo, es la clave del progreso individual. Pero, diréis, ¿cómo juzgarse? ¿No tenemos la ilusión del amor propio que amengua las faltas y las excusa? El avaro se cree económico y previsor, el orgulloso no cree tener más que dignidad.
Eso es verdad, pero tenéis un medio de comprobación que no puede engañaros. Cuando estéis indecisos acerca del valor de una de vuestras acciones, preguntaos cómo la calificaríais, si fuese hecha por otra persona; si la censuráis en otro, no podrá ser más legítima en vosotros, pues no tiene Dios dos medidas para la justicia. Procurad también saber lo que piensan los otros, y no olvidéis la opinión de vuestros enemigos; porque éstos no tienen interés en falsear la verdad y a menudo los pone Dios a vuestro lado como un espejo, para advertiros con mayor franqueza que un amigo. Aquel que tenga lavoluntad decidida de mejorarse, explore su conciencia a fin de arrancar de ella las malas inclinaciones, como de un jardín las plantas nocivas; que haga el balance de su jornada moral, como lo hace el comerciante de sus pérdidas y ganancias, y yo le aseguro que el uno le será más provechoso que el otro. Si pudiera decirse que ha sido buena su jornada, puede dormir tranquilo y esperar sin temor el despertar a otra vida.
Hacéos, pues, preguntas claras y terminantes y no temáis el multiplicarlas, pues bien pueden emplearse algunos minutos para conquistar la felicidad eterna.
¿Acaso no trabajáis diariamente con la mira de recoger medios que os permitan descansar en la ancianidad? ¿No es semejante descanso objeto de todos vuestros deseos, objeto que os hace sufrir trabajos y privaciones momentáneas? ¡Pues bien! ¿Qué es ese descanso de algunos días, perturbado por las enfermedades del cuerpo, en comparación al que espera al hombre de bien? ¿No vale esto la pena de hacer algunos esfuerzos? Ya sé que muchos dicen que el presente es positivo, e incierto el porvenir, mas precisamente esta
es la idea que estamos encargados de desvanecer en vosotros, porque deseamos haceros comprender ese porvenir de tal modo, que no deje duda alguna en vuestra alma. Por esto, primero llamamos vuestra atención con fenómenos aptos para excitar vuestros sentidos y luego os damos instrucciones que cada uno de vosotros está encargado de
divulgar. Fue con este objetivo que dictamos El Libro de los Espíritus.
SAN AGUSTÍN.

Muchas faltas que cometemos nos pasan desapercibidas. En efecto, si siguiendo el consejo de San Agustín, interrogásemos con más frecuencia nuestra conciencia, veríamos cuantas veces hemos faltado sin pensarlo por no examinar la naturaleza y móvil de nuestras acciones. La forma interrogativa es algo más precisa que una máxima que a menudo no nos aplicamos. Exige respuestas categóricas, afirmativas o negativas que no dejan alternativa; son otros tantos argumentos personales y por la suma de las respuestas puede calcularse la suma del bien y del mal que está en nosotros.
- El Libro de los Espíritus-
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¿Cuál es la más meritoria de todas las virtudes?
- Todas las virtudes poseen su mérito, porque todas son indicios de progreso en la senda del bien. Hay virtud cada vez que existe una resistencia voluntaria a las solicitaciones de las malas tendencias. Pero lo sublime de la virtud consiste en el sacrificio del interés personal por el bien del prójimo, sin abrigar segundas intenciones. La más meritoria de ellas es la que se basa en la más desinteresada caridad.
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MEDIUMNIDAD
Sus Problemas Actuales



Desde Kardec la teoría de los fluidos ha provocado divergencias entre los científicos y los espíritus. Se llegó a crear una prevención contra la palabra fluido y algunos espíritas ligados a actividades científicas, consideraron la teoría espirita al respecto, proponiendo modificaciones en la terminología doctrinaria.
El avance rápido de las ciencias en este siglo, mostró que la razón estaba con Kardec. El propio fluido magnético, que el descubrimiento de la sugestión hipnótica, parecía haber anulado por completo, retornó al campo de las hipótesis.
En la revolución conceptual provocada por Einstein, entretanto, la teoría del fluido universal no fue apartada del campo científico, más apenas colocada por él entre paréntesis, como problema pendiente para soluciones posteriores.
Hoy la situación es enteramente favorable al Espiritismo. La Física Nuclear nos presenta una imagen fluídica del Universo, verdadero dominio de los fluidos. Ellos se presentan como forma de energía en los campos de fuerza que estructuran el aparente vacío de los espacios siderales, como elementos mantenedores de la vida en los procesos fisiológicos, como flujos de partículas infinitesimales, dotadas de asombroso poder y hasta mismo como elementos constitutivos del tiempo y del pensamiento
La fase reciente de la Efluviografía, con el descubrimiento de las cámaras Kirlian de fotografías sobre campos imantados con energía eléctrica de alta frecuencia, y las recientes experiencias soviéticas con esas cámaras adaptadas a microscopios electrónicos de alta potencia, liquidaron esa vieja pendencia. Se abrió nuevamente en el campo científico el área de la fluídica.
Ya podemos pensar en términos de fluidos sin cometer ninguna herejía científica. Más sería temerario que quisiéramos definir la Mediumnidad como una especie de energía fluídica, pues su naturaleza se evidenció, desde el tempo de Kardec, como simples procesos de intermediación, o sea de relación.
La mediumnidad en sí, no es un tipo específico de energía, más se procesa, como todo cuanto existe, a través de energías espirituales y materiales en conjunción. El acto mediúmnico tiene hoy su dinámica operatoria bien conocida, que fue explicada por los espíritus a Kardec, a la rebeldía de las hipótesis por este formuladas.
El espíritu tiene en si mismo una forma de energía pura y sutil que no podemos captar y analizar a través de aparatos materiales. En la teoría espírita es el principio inteligente, dotado de potencialidades insospechables.
En nuestro estadio evolutivo sólo conocemos al espíritu por sus manifestaciones a través de energías por él usadas, más esas energías no son el espíritu y si las fuerzas de que él se sirve.

La esencia del ser es una realidad que escapa a todas las posibilidades cognitivas de la ciencia.

Sólo la Filosofía consigue abordarla a través de los métodos del pensamiento, más así mismo sin poder definirla como desea. En el Espiritismo nos socorremos con la expresión principio inteligente para definir esa esencia y su naturaleza, porque la inteligencia, como poder capaz de penetrar en la esencia de las cosas y darnos el conocimiento, es su aspecto más evidente para nosotros. En verdad, sólo nos conocemos por los efectos de lo que somos, no por lo que somos.
Las energías de la mediumnidad y su modo de actuar fueron definidas por Kardec, a través de sus pesquisas y con el auxilio de entidades espirituales superiores.
Esa definición atrevida, largamente combatida, criticada y ridiculizada por instruidos y no instruidos, esta hoy plenamente confirmada en su acierto por las pesquisas científicas de la Parasicología, de la Física Nuclear, de la Metapsíquica en el plano Fisiológico y así por delante.
El espiritismo se asienta, hoy, como ciencia avanzada que abalizó el avance de las ciencias, a partir de mediados del siglo pasado y aún tiene mucho que ofrecer en el futuro.
Las leyes que rigen los fenómenos mediúmnicos fueron esclarecidas por las pesquisas de Kardec, a pesar de las dudas y críticas irónicas de más de un siglo sobre esa innegable conquista científica, están actualmente confirmadas. Eso nos muestra la solidez de la obra kardeciana.
La acción del espíritu sobre la materia, que sufrió polémicas sofisticadas durante un siglo, a pesar de su evidencia en nuestra propia estructura orgánica, fue también ahora confirmada por las pesquisas de los científicos soviéticos en la Universidad de Kirov, en la URSS, materialistas y desconocedores de la Doctrina Espírita.
El impacto de ese descubrimiento provocó reacciones violentas del poder soviético, que sintió amenazada por ella la estructura ideológica del Estado. Cesaron las noticias sobre la gran hazaña científica, como una especie de excomunión de los responsables, más la divulgación hecha por los investigadores de la Universidad de Prentice Halla (EUA) que estuvieron en la URSS y entrevistaron a los científicos soviéticos, son suficientes para mostrarnos la grandeza del hecho
El mayor y más constante rechazo de los científicos a las conclusiones de las pesquisas espiritas sobre los fenómenos mediúmnicos se verificó en el área de los efectos físicos. Aún hoy, en el panorama parasicológico, la propia existencia de esos fenómenos es puesta en duda por científicos sistemáticos, que se apegan a las concepciones materialistas o a posiciones religiosas sectarias.
Para tener una idea de ese tipo de oposición, basta recordar la opinión expresa de un conocido físico paulista, profesor universitario, sobre el fenómeno de la materialización.
Dice él que el fenómeno es teóricamente posible, ante los conocimientos actuales de la Física, más que, para realizarlos sería necesaria una cantidad de energía sólo posible de obtenerse en un período de doscientos años.
Entretanto, como quedó demostrado en las experiencias científicas del Espiritismo, y puede ser comprobado en cualquier momento, el fenómeno de materialización es producido en pocos minutos. El engaño del físico fue esclarecido por un investigador espírita que demostró su error de clasificación científica.
La materialización no es un fenómeno físico, exigiendo doscientos años de funcionamiento de la Usina de Urubupunga, más un fenómeno fisiológico.
La acción del espíritu sobre el médium provoca la emanación del ectoplasma de su organismo. El ectoplasma, descubierto y denominado por Richet, Premio Nobel de Fisiología, no acumula materia en gran cantidad para formar un cuerpo físico real, más apenas reviste al periespíritu o cuerpo espiritual del espíritu, dándole la apariencia de un cuerpo real.
El físico opinó, por engaño, aunque de buena fe, sobre un fenómeno que no pertenece al campo de su especialidad y que ya fuera confirmado por un gran especialista. Toda la producción de fenómenos físicos en el campo de la mediumnidad son hechos por elaboración y aplicación de energías vitales y orgánicas del médium, con la colaboración involuntaria de los propios participantes de la reunión, en que se verifica la experiencia.
Los científicos soviéticos, fascinados por el éxito de sus pesquisas y ajenos a los problemas ideológicos, constataron oficialmente, en la famosa Universidad de Kirov, que el hombre posee un cuerpo energético que responde por la vitalidad y las funciones del cuerpo carnal. Verificaron que, en los casos de movimiento y levitación de objetos sin contacto, ese cuerpo energético expande corrientes de energía que impregnan los objetos a ser movidos a distancia del médium.
Son esas energías, cargadas de materia orgánica, que Richet llamó ectoplasma y que el Prof. Crawford, ce la Universidad de Belfast, catedrático de mecánica, consiguió observar en toda su compleja mecánica de expansión y acción, descubriendo objetivamente el funcionamiento de palancas de ectoplasma en la producción de los fenómenos.
Como se ve, la mediumnidad es un proceso de relación-inductiva, en que entran en juego energías psicofísicas y energías espirituales. En la Parasicología eso quedó probado a través de numerosas investigaciones.

El Prof. Rhine diferenció los dos tipos de energía al clasificar el pensamiento como extrafísico.
Las energías mentales son de naturaleza espiritual y provocan reacciones materiales en el cerebro. Las energías espirituales, que Rhine llamó erxtafísicas, no están sujetas a las leyes físicas. No sufren la acción de la gravedad, no se desgastan en su proyección a cualquier distancia y no son interceptadas por ninguna especie de barreras físicas.
Experiencias en contrario, realizadas en la URSS por Vassilev, con el fin de demostrar que no pasaban de un nuevo tipo de energías físicas, fracasaron por completo. De esa manera, la tesis espirita de la existencia de energías espirituales típicas quedó también comprobada científicamente.
Continúan, y es natural, los debates teóricos al respecto, más lo que importa en la Ciencia no son las opiniones y si los hechos. Y los hechos, como siempre, continúan fieles a la Doctrina Espirita.
La mediumnidad dispone de esos dos tipos de energía, más no es, en si misma, ninguna de ellas.
No hay una energía mediúmnica específica, más apenas la acción controladora de la mente sobre la materia. Esta acción es la misma que dio origen al mundo y a toda la realidad, cuando el espíritu (en el caso el principio inteligente) aglutinó las partículas de materia y les dio estructuras múltiples.
La relación espíritu-materia es una constante universal que se evidencia particularmente en los fenómenos vitales: en el vegetal, en el animal y en el hombre. Más el acto mediúmnico es el punto de concentración en que sus leyes se revelan con la debida claridad a los pesquisadores.
Es natural que los científicos ajenos a los problemas espiritas encuentren dificultades en aceptar esa tesis. Además de eso, como observó el Prof. Remy Chauvin, del Instituto de Altos Estudios de París, existe en el medio científico un caso alarmante de alergia al futuro.
Recientemente se proclamó en Río de Janeiro un nuevo tipo de fenómeno espírita, basado en el principio de la inducción. Se trataba de la inducción de los estados patológicos de espíritus inferiores a criaturas humanas. Ese fenómeno, tantas veces tratado por Kardec, nada tiene de nuevo y se encuadra naturalmente en el capítulo de las obsesiones.
Todo el proceso mediúmnico es de naturaleza inductiva. El espíritu y el médium funcionan como vasos comunicantes, en un sistema de relación inductiva de la mediumnidad. A propia hipnosis es también un proceso inductivo, lo que llevó a Kardec a acentuar la íntima relación entre hipnosis y mediumnidad. El obsesor consciente actúa hipnóticamente sobre el obsesado.
Estos problemas precisan ser estudiados con la debida atención por todos los que se entregan a trabajos mediúmnicos, mayormente cuando asumen responsabilidades de dirección. Muchos engaños y muchas desilusiones en la práctica mediúmnica provienen exclusivamente de la falta de conocimiento de la naturaleza y dinámica de la mediumnidad.

Autor: J. Herculano Pires

Traducido de la Obra “MEDIUMNIDAD (Vida y Comunicación)
                              
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