SUICIDIO
En el suicidio intencional, sin las atenuantes de la molestia o de la ignorancia, hay que considerar no solamente el problema de la infracción ante las Leyes Divinas, pero también el acto de violencia que la criatura comete contra si misma, a través de la premeditación más profunda, con remordimiento más amplio.
Atormentado de dolor, la conciencia despierta en el nivel de sombra en cuestión y precipitó, soportando forzosamente las compañías que eligió para si propio, por el tiempo indispensable a la justa renovación.
Con todo, los resultados no se circunscriben a los fenómenos de sufrimiento íntimo, porque sugieren los desequilibrios consecuentes en las sinergias del cuerpo espiritual, con impositivos de reajuste en existencias próximas.
Es así que después de determinado tiempo de reeducación, en los círculos de trabajo fronterizos de la Tierra, los suicidas son habitualmente reinternados en el plano carnal, en régimen de hospitalización en la celda física, que les refleja las penas y angustias en la forma de enfermedades e inhibiciones.
Nos será fácil, de ese modo, identificarlo, en la cuna en que repuntan, entre mostrando la expiación a
que se acogen.
Los que se envenenaron, conforme los tóxicos de que se valieron, renacen trayendo las afecciones valvulares, los achaques del aparato digestivo, las enfermedades de la sangre y as dificultades endocrinas, tanto cuanto otros males de etiología oscura; los que incendiaron la propia carne amargan las agruras de la ictiosis o del pénfigo; los que se asfixiaron, sea en el lecho de las aguas o en las aguas corrientes del gas, exhiben los procesos mórbidos de las vías respiratorias, como en el caso del enfisema o de los quistes pulmonares; los que se ahorcaron cargan consigo los dolorosos disturbios del sistema nervioso, como sean las neoplasias diversas y la parálisis cerebral infantil; los que despedazaron el cráneo o acostaron la propia cabeza bajo ruedas destruidoras, experimentarán desarmonías de la misma especie, notadamente las que se relacionan con el cretinismo, y los que se tiraron de grande altura reaparecen portando los padecimientos de la distrofia muscular progresiva o de la osteítis difusa.
Según el tipo de suicidio, directo o indirecto, surgen las distonías orgánicas derivadas, que corresponden a diversas calamidades congénitas, inclusive la mutilación y el cáncer, la sordez y la mudez, la ceguera y la locura, que representan una terapéutica providencial en la cura del alma.
Junto de semejantes cuadros de probación regenerativa, funciona la ciencia médica por misionaria de la redención, consiguiendo ayudar y mejorar los enfermos de conformidad con los créditos morales que alcanzaron o según el merecimiento que dispongan.
Guarda, pues, la existencia como don inefable, porque tu cuerpo es siempre instrumento divino, para que en él aprenda a crecer para la luz y a vivir para el amor, ante la floración de Dios.
Libro "Religión de los Espíritus" -
Libro "Religión de los Espíritus" -
Psicografia Francisco C. Xavier, Espíritu: Emmanuel.
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"En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu de error".
I Juan 4:6
Cuando sabemos que el mantenimiento de vínculos con la paz divina, a pesar de todas las perturbaciones humanas, perdonar tantas veces como sea necesario para el tipo que nos hacen daño, olvidando el mal de construir bien, reforzar sinceramente a los que nos odian; cooperar espiritualmente, a través de la acción y la oración, el beneficio de los que os persiguen y nos calumnian, olvidando nuestros deseos particulares para servir en nombre de todos, manteniendo la fe en el Poder Supremo, en el corazón la luz inextinguible, perseverar en el bien constructiva, a pesar de mil golpes del mal en el acoso, la negación nosotros mismos para el brillo de la bendición divina en torno a nuestros pasos, teniendo nuestras dificultades, como los dones celestiales; conseguir oponentes por los instructores, elogiando las luchas que mejoran el alma, el jefe de la esfera mayor, la conversión de la experiencia terrena de la alegría en los establos por toda la eternidad, descubriendo ensejos para servir en todas partes, siempre ayudando y entender, sin la preocupación de ser comprendido y ayudado, al amar a nuestros vecinos, que hemos sido amados por el Señor, sin esperar recompensa, entonces vamos a conocer el espíritu de la verdad Nosotros, en la que alumbra el camino de la redención divina.
Emmanuel
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EL CONSOLADOR PROMETIDO
3. Si me amáis, guardad mis mandamientos. - Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que more siempre con vosotros. - El espíritu de la verdad a quien no puede recibir el mundo, porque ni lo ve, ni lo conoce; mas vosotros lo conoceréis; porque morará con vosotros, y estará en vosotros. - Y el Consolador, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mí nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo aquello que yo os hubiese dicho. (San Juan. cap. XIV, v. 15, 16, 17 y 26).
4. Jesús promete otro Consolador; es el "Espíritu de la Verdad", que el mundo no conoce aún, porque no tiene la suficiente madurez para comprenderle y que el Padre enviará para enseñar todas las cosas y para recordar lo que Cristo dijo. Sí, pues, el Espíritu de Verdad debe venir más tarde a enseñar todas las cosas, es porque Cristo no lo dijo todo: si viene a recordar lo que Cristo dijo, es porque lo habrán olvidado o comprendido mal.
El Espiritismo viene en el tiempo señalado a cumplir lo que Cristo prometió; el Espíritu de Verdad preside a su establecimiento, llama a los hombres a la observancia de la ley y enseña todas las cosas haciendo comprender lo que Cristo sólo dijo en parábolas.
Cristo dijo: "que oigan los que tengan oídos para oír", el Espiritismo viene a abrir los ojos y los oídos, porque habla sin figuras y sin alegorías; levanta el velo que dejó ex profeso sobre ciertos misterios, y viene, por fin, a traer un consuelo supremo a los desheredados de la tierra y a los que sufren, dando una causa justa y un objeto útil a todos los dolores.
Cristo dijo: "Bienaventurados los afligidos porque ellos serán consolados", pero ¿cómo se puede ser feliz, sufriendo sí no se sabe por qué se sufre? El Espiritismo enseña que la causa está en las existencias anteriores y en el destino de la tierra, donde el hombre expía su pasado; enseña también su objeto, indicando que los sufrimientos son como las crisis saludables que conducen a la curación y que son la depuración que asegura la felicidad en las existencias futuras. El hombre comprende que ha merecido sufrir y encuentra justo el sufrimiento; sabe que este sufrimiento ayuda a su adelantamiento y lo acepta sin murmurar, como el trabajador acepta el trabajo que debe valerle su salario. El
Espiritismo le da una fe a toda prueba en el porvenir, y la duda punzante no tiene acceso en su alma; haciéndole ver las cosas de lo alto, la importancia de las vicisitudes terrestres se pierden en el vasto y espléndido horizonte que abraza; y la perspectiva de la felicidad que le espera le da paciencia, resignación y valor para marchar hasta el término del camino.
De este modo el Espiritismo realiza lo que Jesús dijo del Consolador prometido: conocimiento de las cosas que hace, que el hombre sepa de dónde viene y a dónde va y por qué está en la tierra; recuerdo de los verdaderos principios de la ley de Dios y consuelo por la fe y la esperanza.
Evangelio segun el Espiritismo Cap VI, 3 y 4
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