jueves, 9 de octubre de 2014

Conflictos familiares


PROBLEMAS Y DISGUSTOS EN LA FAMILIA
En el nido domestico se dan los conflictos familiares porque  sus miembros tienen en común una historia compartida. Existen muchos tipos de familias. Algunas tienen padre y madre y otras tienen sólo uno de ellos. Algunas veces no hay padres y los abuelos crían a sus nietos. Algunos niños viven con familias sustitutas, adoptivas o políticas.
Cualquier tipo de problemática surgida entre los diferentes miembros de una familia puede requerir de una atención profesional por la gravedad y las consecuencias que se pueden derivar de estas desavenencias. Las familias son mucho más que grupos de personas que comparten los mismos genes o la misma dirección. Deben ser una fuente de apoyo y aliento. Eso no significa que todos se lleven bien todo el tiempo. Los conflictos son parte de la vida familiar.
Es necesario estudiar de donde derivan los conflictos, y ver cómo solucionarlos, la terapia de conflictos familiares consiste en realizar una evaluación precisa de la interacción familiar que permita establecer cuáles son los elementos desencadenantes de los conflictos para a continuación abordar con los diferentes miembros de la familia los necesarios cambios tanto de interpretación de las conductas de los demás como en los comportamientos disfuncionales.
Los conflictos profundos se dan cuando los componentes de la familia pasan demasiados tiempos juntos, y también sucede por una falta de comunicación entre los mismos.
Para evitar o solucionar estos conflictos lo mejor es evitar utilizar un lenguaje inadecuado, enojarse, gritar ya que al enfadarnos solemos decir cosas de las cuales después nos arrepentimos.
 “Mejorar, sin desanimo, los contactos directos o indirectos con los padres, hermanos, tíos, primos y demás parientes, en los combates del mundo, para que la Ley no venga a cobrarle nuevas y más enérgicas experiencias en próximas encarnaciones. (André Luiz, libro, Conducta Espirita”, psicografia de Waldo Vieira)
 La reencarnación es la abertura que la providencia divina concede a la criatura, para que emprenda nuevas experiencias y cuente con otras oportunidades de aprendizaje y lecciones, que puedan atestar, en el tiempo, mayor avance en la escala evolutiva, rumbo a la felicidad a que todos estamos destinados.
 Nuestro nacimiento en la Tierra solo es posible mediante la participación de un hombre y de una mujer. No en tanto, para mayor seguridad en el proceso reencarnatorio, mirando crear todas las posibilidades necesarias al progreso del Espíritu que a de reencarnar, decidió el Código Divino por el establecimiento de la familia, la célula primera de la sociedad.
 Entonces, padres, hijos, hermanos, tíos, abuelos, primos y otros forman los lazos de la consanguinidad, creando estrictos hilos de compromisos unos para los otros. La familia, por tanto, precisa ser el nido acogedor donde podamos reposar nuestras esperanzas, sueños, propuestas, objetivos, buscando la concretización de las metas de crecimiento y prosperidad espiritual.
  Por tanto el deber urgente de cada uno de nosotros, mirar la forma de contribuir decisivamente, para que nuestra familia consiga cumplir con sus responsabilidades, ósea, la de ofrecer recursos y mecanismos para la estabilidad de todos sus miembros.
 ¿Si Jesús, con su notable sabiduría, nos enseñó que es preciso amar asta aun misma a los enemigos, como entonces, no debe ser nuestro amor para con nuestros familiares?
 Moisés, en el Decálogo, anotó que es indispensable honrar padre y madre, informó que no debemos cometer adulterio y aun nos advirtió para que no deseemos ala mujer de nuestro prójimo. Tres observaciones preciosas contenidas en los diez mandamientos que recibió del Creador, por vía mediumnica, hablando exactamente de los compromisos y responsabilidades familiares.
 De esa forma, menospreciar los lazos familiares, actuar de manera que comprometamos el reducto doméstico son comportamientos y actitudes extremadamente infelices, que más tarde o más temprano, responderán con las naturales consecuencias desagradables, generando desequilibrios y aflicciones.
 Sabiendo eso y conociendo las orientaciones y las advertencias  advenidas de la Providencia Divina seamos entonces en el contexto de nuestra familia el miembro participativo, fraterno, cariñoso, amigo y conciliador.
 No esperemos que nuestros parientes piensen como nosotros, hagamos como nos gustaría que nos hiciesen, seamos como desearíamos que fuesen, pues a medida que consigamos convivir con las diferencias, respetando a cada familiar como el es, sin duda, sin duda, nuestros seres queridos sabrán, también, entender como somos nosotros.
 Hagamos uso de la paciencia con aquellos que son intrigantes y obstinaciones, utilicemos el perdón con aquellos que nos ofenden y dañan, descubramos la fraternidad a favor de aquellos que saben y pueden menos que nosotros, extendamos las manos  a los que no consiguen acompañarnos en el camino del progreso, aprendamos a respetar los puntos de vista y opiniones de aquellos que diverjan  de nuestra manera de interpretar la vida y las situaciones, y, en todos los momentos y ocasiones, permitamos que el amor pueda nortear todos nuestros comportamientos y acciones, objetivando fortalecer, cada vez más, los lazos de cariño y ternura que precisan existir en el contexto de todas las familias.
 Si las sabias leyes de Dios decidieron que nadie deba nacer solo es porque en el aislamiento, las oportunidades de victoria son menores, mientras tanto en el abrigo confortador de la familia, dentro de las funciones reales del grupo consanguíneo, tiene la criatura humana  mayores y mejores condiciones de vencer todos los desafíos y obstáculos que surgen en el camino.
Demuestra interés por tu familia, y a la vez, que también que eres capaz de valerte por ti mismo.
Trata de mantener una buena comunicación con todos, manteniendo siempre el buen dialogo. Siempre debes tener empatía, ya que solo de esta manera puedes comprender a los demás.
No veas a tu familia como enemigos, ellos siempre querrán ayudarte, escucha sus consejos y bríndales los tuyos, pero también ten siempre bien presente que nadie tiene derecho a manejar tu vida, como así tú tampoco tienes el derecho de manejar la vida de los demás
En la familia Dios unió a aquellos que por varios motivos precisan estar juntos. Contribuyamos, entonces, para la paz en el ámbito del hogar.
Mercedes Cruz Reyes.
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            Soberbia

Todos los vicios son malos, pero es la soberbia la más temible, pues siembra tras de sí todos los demás vicios. Cuando penetra en el alma, se adueña de ella, se acomoda a su gusto y se fortifica en ella hasta el punto de hacerse inexpugnable. Ella es la hiedra monstruosa siempre preñada y cuyos vástagos son monstruosos como ella. Todo el que se deja inundar por ella, es un desgraciado porque no podrá liberarse de ella sino es a costa de terribles luchas, a consecuencia de sufrimientos dolorosos, de existencias oscuras, de todo un porvenir de envilecimiento y de humillación, pues es el único remedio para los males que engendra la soberbia. Este vicio constituye el azote más grande de la humanidad. De el proceden todos los desgarramientos de la vida social, las rivalidades de clases y de pueblos, las intrigas, el odio y la guerra. Inspirador de locas ambiciones, ha cubierto la tierra de sangre y de ruinas, y es también es el quien causa nuestros sufrimientos de ultratumba, pues sus efectos se extienden hasta más allá de la tumba.
No solo nos desvía la soberbia del amor a nuestros semejantes, sino que hace imposible todo mejoramiento, abusando de nuestro valor y cegándonos con nuestros defectos. Solo un examen riguroso de nuestros actos y de nuestros pensamientos nos permite reformarnos. Y el soberbio es el que menos puede conocerse. Engreído de su persona, nada puede desengañarle, pues aparta con cuidado todo aquello que puede esclarecerle; odia la contradicción, y solo se complace en la sociedad de los halagadores. Corrompe las obras más meritorias. A veces, incluso las torna perjudiciales para quienes las realizan. El bien, realizado con ostentación, con un secreto deseo de ser aplaudido y glorificado, se vuelve contra su autor.
En la vida espiritual, las intenciones, los móviles ocultos que nos inspiran a hacer las cosas reaparecen como testigos, abruman al soberbio y reducen a la nada sus meritos ilusorios. La soberbia nos oculta toda la verdad. Para estudiar con fruto el Universo y sus leyes, se necesita, ante todo, la sencillez, la sinceridad, la rectitud del corazón y de la inteligencia, virtudes desconocidas por el soberbio. El hombre sencillo, humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a la verdad, a pesar de su inferioridad posible de sus facultades, que el presuntuoso, vano de ciencia terrestre y sublevado contra la ley, que le rebaja y destruye su prestigio. La enseñanza de los Espíritu nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz, la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y los débiles de este mundo se encuentran allí más levados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados. Los unos llevan consigo lo que constituye la verdadera superioridad: las virtudes, las cualidades adquiridas con el sufrimiento; en tanto que los otros han de abandonar a la hora de la muerte títulos, fortuna y vano saber. Todo lo que constituye su gloria y su felicidad se desvanece como el humo. Llegan a los espacios pobres, despojados, y esa súbita desnudez, contrastando con su pasado esplendor, aviva sus preocupaciones y sus grandes pesares. Con una profunda amargura, ven por encima de ellos, en la luz, a aquellos a quienes desdeñaron y despreciaron en la Tierra.
La soberbia, la ávida ambición no puede atenuarse y extinguirse sino mediante vidas atormentadas, vida de trabajo y de renunciación, en el transcurso de las cuales el alma soberbia en si misma, reconoce su debilidad y se abre a mejores sentimientos. En las horas de peligro, todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden en su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Solo su valor moral los distinguirá. El más grande en la Tierra puede convertirse uno de los últimos en el espacio, y el mendigo puede vestir un traje resplandeciente. No tengamos la vanidad de los favores y de las ventajas pasajeras. Nadie sabemos lo que nos reserva el mañana.
León Denis

Extraído del libro “Después de la Muerte”
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EL ESPIRITISMO SEGÚN LEÓN DENIS

El Espiritismo, en suma, es todo el estremecimiento de la vida invisible; representa a un universo viviente que hasta ahora se ignoraba, salvo por parte de unos pocos, y del que sabemos y sentimos que existe, se agita, palpita y vibra en nuestro entorno, llenando el espacio con pensamientos radiantes, pensamientos de amor, inspiraciones geniales. Y cada vez más lo sentiremos vivir y obrar, merced al desarrollo de facultades que van a multiplicarse, incrementarse y convertirse en patrimonio de gran número de personas. Por ellas adquiriremos, asimismo, la certidumbre preciosa de la protección y sostén que desde el Más Allá se extiende sobre nosotros; la prueba de que la solicitud de lo Alto alcanza a todos los peregrinos de la vida en su penoso viaje terrenal. 
En la lucha que se ha iniciado en pro de la ascensión de la humanidad, la grandiosa batalla de las ideas, el Espiritismo es el más fuerte de los combatientes, porque en él se reencuentran la vida y la muerte, y la Tierra y el Cielo se reúnen y se ligan para las lides del pensamiento. Luchemos, pues, con coraje, sabiduría y prudencia. El Mundo Invisible está con nosotros. Elevemos nuestro grito de esperanza y confianza en la eterna y  consciente justicia que gobierno los mundos. ¡Creamos, tengamos esperanza y actuemos! 

LEÓN DENIS
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   ¿ Espiritismo cristiano o solo Kardeciano ?

Parece que el Espiritismo, siendo doctrina abierta y universal, tendemos a calificarlo como cristiano, dejando así fuera de él a quienes ostenten otras religiones no cristianas. 
No lo debemos ensasillar bajo ese nombre, haciéndolo nuestro con exclusión de quien no sea cristiano. Porque los Espíritus traen su mensaje de Verdad para la Humanidad entera y nosotros, tenemos raices cristianas, pues la gran mayoría de los espíritas procedemos de las iglesias Católica y  Protestante, principalmente. Si los Espíritus Superiores, con permiso de Cristo o de Dios mismo, hubiesen planificado venir en medio de otra religión, no cristiana, lo hubiesen podido hacer, pero probablemente debido a prejuicios y recelos religiosos, no hubiese progresado tanto y no se hubiera extendido tanto por todo el mundo con el fin de impulsar la transformación moral necesaria en las décadas en las que ya estamos sumidos, dejando atrás el viejo modelo de sociedad en todo el mundo, con sus trasnochadas religiones.

La cuestión es que el Espiritismo es el Consolador que prometió Jesús que nos enviaría en Su nombre, y los principios morales que proclama tienen un caracter universal, pues son aplicables a todas las sociedades humsnas del mundo, con independencia de las religiones particulares que cada una siga mayoritariamente.

Jesús es Maestro indiscutible de la Humanidad, y Kardec se nos reveló como discípulo superior, modelo para nosotros, que deseamos alcanzar la meta de la perfección. Los otros Enviados o Profetas que han venido a la Humanidad o a un sector de ella, son como nosotros  discípulos del Maestro, pero de un grado espiritual muy superior al de los mejores humanos de la Tierra. Estos  han venido en otras épocas diferentes a la de Jesús, no para fundar religiones, sino para enseñar unas enseñanzas morales puras y sencillas que pronto mejoraron el nivel moral de los pueblos que las recibieron, para ir preparando a esa parte de Humanidad para alcanzar unos niveles morales suficientes y necesarios para poder asimilar en otro momento, con más luz de conocimiento y de espiritualidad, la doctrina del Maestro, reflejada en los Evangelios. 

  Si tal doctrina evangélica se hubiese asimilado en su totalidad y practicado en todas las sociedades del mundo a donde se divulgó, el mundo se habría podido evitar los terribles episodios de horror y guerras que llevamos padecidos, y la transición planetaria sería un cambio imperceptible, pero como no ha sido así, me temo que el cambio será traumático, pero inexcusable.  Y sin embargo, en nombre del evangelio y de las otras religiones, se ha hecho correr mucha sangre y mucho dolor, por no haber aplicado la esencia moral común que pregonizaban todas ellas.

Considero por tanto, que le llamamos Espiritismo Cristiano, porque la enseñanza y principios morales son los de Jesús- el Cristo-, pero no perdamos de vista a los demás hermanos de la Humanaidad, que nacieron en otras latitudes de diferente religión; religión en general, creada alrededor de una figura que en los elevados planos espirituales donde estaba Jesus, planificaron el avance moral de la Humanidad terrestre, o sea, un equipo de Espíritus Superiores, en donde el Maestro o Director, era y es Jesus el Cristo. Así. el Espiritismo, debe ser Espiritismo Kardecista y nada más, porque Kardec no excluye ni compite con ninguna religión haciendo  prosélitos desde ellas; si lo "cristianizamos", aunque solo sea por la palabra "cristiano" que lo acompaña ahora, estaremos poniendo freno y barreras a tantos y tantos millones de personas procedentes de otras religiones, tal como el Taoismo, el Budismo, los Musulmanes, las religiones indias, etc. Todos son también hijos del mismo Dios que nosotros, y Cristo no los excluye de su lado, no quiere que "El buen Pastor" deje perder una sola de sus ovejas, y nosotros tampoco debemos quererlo. Al fin y al cabo es solo cuestión de palabras que llevan a forjar más religiones humanas, y no es una nueva religión lo que la Humanidad necesita, sino que lo que urge es una verdadera transformación moral  

El siguiente tramo, procede de Juana de Angelis,( Después de la Tempestad), a través del médium Divaldo Pereira Franco,y dice lo siguiente:

El Espiritismo, a semejanza del cristianismo, es claro como el Sol. Los errores que puedan aparecer en su nombre corren por cuenta de la invigilancia de médiums ociosos y emocionalmente perturbados, pero no alcanzan a la esencia de la Doctrina. Atraviesan por el movimiento tales profecías asustadizas, que agradan a una zona de mentes inquietas u ociosas y marchan al olvido.

Sin embargo, la Revelación, en toda su elocuencia, permanecerá como el faro bendito para los tiempos venideros del mañana, clareando rutas e iluminando conciencias en los rumbos de la Verdadera Vida.


- Jose Luis Martín-
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