martes, 7 de octubre de 2014

Nuestras tareas de renovación


                     
NUESTRAS TAREAS DE RENOVACIÓN

Lo esencial en nuestras tareas de renovación, es trabajar, hacer, auxiliar y producir para el bien, huyendo de la posición de indolentes espectadores. Es razonable amparar a los que indagan  y auxiliar  a los que lloran, entre tanto, es imprescindible extender el brazo amigo a los que inician el aprendizaje, en plena  mañana de la vida humana,  para que aprendan en todos los ángulos de nuestra jornada evolutiva.
Comparemos la fe en Jesús y nuestra fe,  a fin de ejercitar, en nuestras necesidades de evolución, y olvidando nuestros oscuros caprichos y acepando de la sabia Voluntad  de Nuestro Padre.
Los obstáculos  son movimientos de renovación y progreso. Lo que pueda parecernos fracaso o desencanto es preparación para un mundo nuevo.
Estemos convencidos  de que nunca es tarde para que alguien sea feliz y que el Reino de Dios está dentro de nosotros. y con semejante luz, nos será posible olvidar  cualquier prueba y vencerlas, si nos situamos desde ahora en el Camino de la Vida Superior.
La verdadera felicidad  es siempre aquella que conseguimos crear para la felicidad del prójimo. Por eso debemos procurar en nuestros hogares, no crear la desarmonía, si conseguimos hacerlo, aceptemos  la casa en la que vivimos  como nuestra escuela de regeneración y de amor.
Sean los que sean los impedimentos  o pruebas que  nos señalen la vida,  serenemos el espíritu en la fe viva y permanezcamos en la tarea que nos fue reservada. Siempre que tengamos paciencia y confianza en los obstáculos, trabajando y sirviendo en la prestación de auxilio para tratar de solucionar fraternalmente los problemas de los otros,  Dios en régimen de urgencia solucionará  también  los nuestros.
 Todo lo que sea bueno y útil, bello y noble, hemos de procurar realizarlo más veces, porque cuanto más realicemos  en las áreas del bien, más ampliamente recibiremos los bienes de la vida. Pero si no podemos hacer las cosas grandes, conformémonos  por lo menos con lo mínimo de lo que podamos hacer, ya que las grande cosas requieren de las pequeñas para comenzar.
Si las crisis por las que pasamos afectan nuestra sensibilidad, no desanimemos y si soportemos con firmeza la tempestad espiritual en la que nos vemos, sin desertar del puesto de servicio en el que la Sabiduría de la Vida nos situó.
Probablemente con el problema no observamos los hilos invisibles que  entretejen los hechos para el bien, no en tanto, si permanecemos fieles a nuestro propio deber, actuando y sirviendo, en poco tiempo, reconoceremos, aun con las pruebas que sufrimos, que la Ley de Dios, hace siempre lo mejor,  en nuestro beneficio.
No nos acomodemos en la inercia, sigamos fieles en los servicios del Bien a los que nos abrazamos, procurando rehacer nuestras energías y levantándonos de las sombras de la tristeza y del desanimo.
Cumplamos los deberes, convirtamos nuestra experiencia personal en servicio a todos, transformando las horas, que Dios nos presta, en bendiciones de utilidad, belleza, gracia y harmonía y el futuro se constituirá para nuestra alma en  bendecido  camino celeste de ascensión.

-   Merchita -
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    LA SOBERBIA

Todos los vicios son malos, pero es la soberbia la más temible, pues siembra tras de sí todos los demás vicios. Cuando penetra en el alma, se adueña de ella, se acomoda a su gusto y se fortifica en ella hasta el punto de hacerse inexpugnable. Ella es la hiedra monstruosa siempre preñada y cuyos vástagos son monstruosos como ella. Todo el que se deja inundar por ella, es un desgraciado porque no podrá liberarse de ella sino es a costa de terribles luchas, a consecuencia de sufrimientos dolorosos, de existencias oscuras, de todo un porvenir de envilecimiento y de humillación, pues es el único remedio para los males que engendra la soberbia. Este vicio constituye el azote más grande de la humanidad. De el proceden todos los desgarramientos de la vida social, las rivalidades de clases y de pueblos, las intrigas, el odio y la guerra. Inspirador de locas ambiciones, ha cubierto la tierra de sangre y de ruinas, y es también es el quien causa nuestros sufrimientos de ultratumba, pues sus efectos se extienden hasta más allá de la tumba.
No solo nos desvía la soberbia del amor a nuestros semejantes, sino que hace imposible todo mejoramiento, abusando de nuestro valor y cegándonos con nuestros defectos. Solo un examen riguroso de nuestros actos y de nuestros pensamientos nos permite reformarnos. Y el soberbio es el que menos puede conocerse. Engreído de su persona, nada puede desengañarle, pues aparta con cuidado todo aquello que puede esclarecerle; odia la contradicción, y solo se complace en la sociedad de los halagadores. Corrompe las obras más meritorias. A veces, incluso las torna perjudiciales para quienes las realizan. El bien, realizado con ostentación, con un secreto deseo de ser aplaudido y glorificado, se vuelve contra su autor.
En la vida espiritual, las intenciones, los móviles ocultos que nos inspiran a hacer las cosas reaparecen como testigos, abruman al soberbio y reducen a la nada sus meritos ilusorios. La soberbia nos oculta toda la verdad. Para estudiar con fruto el Universo y sus leyes, se necesita, ante todo, la sencillez, la sinceridad, la rectitud del corazón y de la inteligencia, virtudes desconocidas por el soberbio. El hombre sencillo, humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a la verdad, a pesar de su inferioridad posible de sus facultades, que el presuntuoso, vano de ciencia terrestre y sublevado contra la ley, que le rebaja y destruye su prestigio. La enseñanza de los Espíritu nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz, la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y los débiles de este mundo se encuentran allí más levados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados. Los unos llevan consigo lo que constituye la verdadera superioridad: las virtudes, las cualidades adquiridas con el sufrimiento; en tanto que los otros han de abandonar a la hora de la muerte títulos, fortuna y vano saber. Todo lo que constituye su gloria y su felicidad se desvanece como el humo. Llegan a los espacios pobres, despojados, y esa súbita desnudez, contrastando con su pasado esplendor, aviva sus preocupaciones y sus grandes pesares. Con una profunda amargura, ven por encima de ellos, en la luz, a aquellos a quienes desdeñaron y despreciaron en la Tierra.
La soberbia, la ávida ambición no puede atenuarse y extinguirse sino mediante vidas atormentadas, vida de trabajo y de renunciación, en el transcurso de las cuales el alma soberbia en si misma, reconoce su debilidad y se abre a mejores sentimientos. En las horas de peligro, todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden en su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Solo su valor moral los distinguirá. El más grande en la Tierra puede convertirse uno de los últimos en el espacio, y el mendigo puede vestir un traje resplandeciente. No tengamos la vanidad de los favores y de las ventajas pasajeras. Nadie sabemos lo que nos reserva el mañana.
León Denis
Extraído del libro “Después de la Muerte”

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¿HAY ESPÍRITUS?

1. La duda concerniente a la existencia de los Espíritus,tiene como primera causa la ignorancia de su verdadera naturaleza.
    Se les figura generalmente como seres aparte en la creación, y cuya necesidad no está demostrada. Muchos solo los conocen por los cuentos fantásticos que han oído desde la cuna, poco más o menos como se conoce la historia por las novelas; sin investigar si estos cuentos, separados los accesorios ridículos, se apoyan sobre
un fondo de verdad, solo les impresiona lo absurdo; no quieren tomarse el trabajo de quitar la corteza amarga para descubrir la almendra y rehusan el todo, como hacen con la religión los que, por ver ciertos abusos, todo lo confunden en la misma reprobación.
     Cualquiera que sea la idea que se forme de los Espíritus,esta creencia está necesariamente fundada sobre la existencia de un princípio inteligente fuera de la materia, y es incompatible con la negación absoluta de este principio. Tomamos, pues, nuestro punto de partida en la existencia, la supervivencia y la individualidad del alma, de lo que el Espiritualismo es la demostración teórica y dogmática, y el Espiritismo la demostración patente. 

ALLAN KARDEC
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

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FANTASÍAS ESPIRITUALES


La principal característica de la Doctrina de Jesús es la ausencia de las fantasías. Teniendo como fundamento el amor, toda ella está estructurada en la simplicidad, sin exteriorizaciones aberrantes.

Ella vino a completar las enseñanzas de los profetas y a dar cumplimiento a la Ley instituida por Moisés y demás Emisarios, estando el Evangelio constituido de un cuerpo doctrinario de dulcificante esperanza y lenificadora paz.

No presentando ninguna agresión, ninguna embestida contra causas u hombres, doctrinas o éticas.
Ausculta al infeliz y lo anima a la prosecución de la jornada áspera de la evolución.

Ampara al desatinado y estimula al equilibrio con el que se podrá elevar a la victoria sobre las pasiones.

Todas sus lecciones están hechas de imágenes simples con un gran alto tenor de comunicación. Los textos más vigorosos no pierden la línea direccional de la pujanza del amor.
Cuando censura, embiste contra el error, amparando a quien se dejo victimar por el engaño.
Cuando condena, se dirige al egoísmo, auspiciando la reparación del egoísta.

Cuando llama, no atemoriza con amenazas, sino que antes, en voz imperativa, define las líneas de comportamiento a través de las cuales se hace posible la integridad moral del hombre.
No sistematiza técnicas ni sobrecarga de exégesis

Sus aspiraciones se inspiran en lirios del campo, redes del mar, aves del cielo, semillas de la tierra…
Varas, granos de trigo y mostaza, peces y panes, aceite, monedas y nácar inspiraron los poemas incomparables de las parábolas que conservan su grandeza…

.Molinos y asnos, lámparas, puertas y caminos, luz y tinieblas son las constantes enunciaciones que nortean sin margen para equívocos…

Dolores y problemas, enfermedades crueles y dramas tormentosos reciben cuidados especiales que luego se consubstancian en alegrías, salud, buen ánimo…

Espiritas perturbados y lúcidos aparecen a menudo en triunfal victoria de la vida sobre la muerte, sin vocerío verbalista ni discusión inoperante – comprobando la procedencia del esfuerzo individual a beneficio de cada criatura.

Son herederos de Dios los pacificadores, los pobres de espíritu, los perseguidos, los afligidos, los que lloran, los sedientos de justicia, los hambrientos, los limpios de corazón, los insultados, injuriados, y despreciados, en razón de ser fieles a la verdad, bienaventurados por triunfar sobre las vicisitudes transitorias….

Sustituyamos el temor por el amor a Dios.

El Señor de los Ejércitos es un Padre Amantísimo.

La Doctrina espírita ofrece un fenómeno congruente al restaurar los postulados del evangelio, dándoles actualidad.

Ninguna imposición, ningún constreñimiento surge en la razón objetiva con la que se afirma en el consenso del pensamiento universal.

Ciencia experimental de largo porte, establece vínculos entre la fe y la razón, que se completan, en armoniosa identificación.

Quien comprueba cree, quien sabe cree y quien cree se transforma para mejor.

Religión de amor y caridad, estatuye la legitimidad de la renuncia y de la abnegación como fundamentales para la vida perfecta.

Todo el contexto de la doctrina es contrario a la violencia, al temor, a la imposición.

Alienta al hombre en las luchas, más no le faculta al despotismo; ayuda al caído sin justificarle el disculpismo; atiende al enfermo y al perseguido, sin transferirles la necesidad de la reparación.

Lidiando con los Espíritus, advierte a los hombres en cuanto al Mundo de la Erraticidad, cuyos habitantes, procedentes en su gran mayoría de la Tierra, prosiguen con los hábitos y valores que les son propios…

No estimula fantasías rocambolescas ni profetismo apabullante.

Las premoniciones que proceden de sus textos fulgurantes son alcanzadas por la esperanza de la victoria del bien y fundamentadas en la perfecta identificación con la enseñanza de Cristo sobre el fin de los tiempos en que el mal desaparecerá, más los malos serán rescatados por la redención de ellos mismos.

No son Espíritus superiores aquellos que se atribuyen el derecho de inquietar a los hombres con pronósticos tenebrosos en relación al futuro o con fantasías exageradas sobre el progreso de la Tierra y la celeridad con que tal se dará.

Seamos cautelosos frene a las exageraciones de cualquier procedencia, profundizando reflexiones en las fulgentes paginas del evangelio y de la Doctrina Espirita, en las cuales obtendremos valor y recursos para el éxito de los intentos evolutivos.

Jesús es Maestro y Kardec se nos reveló como discípulo superior, modelo para nosotros, que deseamos alcanzar la meta de la perfección.

El Espiritismo, a semejanza del cristianismo, es claro como el Sol. Los errores que puedan aparecer en su nombre corren por cuenta de la invigilância de médiums ociosos y emocionalmente perturbados, más que no alcanzan a la esencia de la Doctrina. Atraviesan por el movimiento tales profecías asustadizas, que agradan a una zona de mentes inquietas u ociosas y marchan al olvido.

Sin embargo, la Revelación, en toda su elocuencia, permanecerá como el faro bendito para los tiempos venideros del mañana, clareando rutas e iluminando conciencias en los rumbos de la Verdadera Vida.

Divaldo Pereira Franco (Después de la Tempestad. Juana de Angelis).

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