Los trabajos mediúmnicos de Sanación
Los
llamados trabajos mediúmnicos de sanación se realizan
privadamente en el ámbito del Espiritismo, por ciertos grupos
espíritas en donde existen médiums sanadores con capacidad
de transmitir al enfermo, energías vitales y curativas, a partir de
su propia energía vital, potenciada por fluidos de energía
sanadora procedentes del plano espiritual. Esto lo llevan a cabo
mediante el pase magnético
Esta actividad es una variante de la que realizan los
curanderos, con la diferencia de que en ella no suele participar
solamente el médium sanador, sino varios médiums que se sientan
en círculo alrededor del enfermo que queda en posición
frontal al médium que administra los “pases
magnéticos”. Este grupo de mediums participantes, permanece
durante el “trabajo” en silenciosa oración, emitiendo
vibraciones de amor y de salud hacia el enfermo.
Como se ha dicho, estas vibraciones son
potenciadas y dirigidas por un Equipo Espiritual, formado por
Seres que desde su plano de existencia, invisible para nosotros,
participan en el trabajo de sanación. El ambiente de estos
“trabajos”, debe ser cálido y recogido, y podrá ir acompañado
y potenciado por una suave música ambiental, predominando en la
estancia los colores azul y verde, porque estos colores emiten
ondas luminosas de efecto relajante, con lo que colaboran en la
sanación.
El acto en sí de los pases no supone ningún
ritual, ni se precisa ningún uso de ropas especiales o de ceremonias
ni liturgias; lo más parecido si acaso, es cuando tras unos
minutos de recogimiento e invocación espiritual por parte
de los médiums en el ambiente descrito, el citado médium
“pasador” hace movimientos circulares o en lento vaivén con
sus manos extendidas sobre el punto o zona en donde está
localizada la enfermedad (hígado, corazón, columna, etc), sin
rozar en absoluto la piel del enfermo. Lo mas importante es el
trabajo mental del médium que transmite los fluidos reparadores.
Durante estos trabajos especiales que se darán en unas
salas habilitadas al efecto, llamadas “salas de cura”, los
mediums participantes se abstendrán por completo de tomar o de
haber tomado ese día, bebidas alcoholicas, excitantes, tabaco , o
comidas pesadas de digerir, porque los fluidos o energías que han de
transmitir, tienen por objeto devolver la salud de alguien, y estas
energías no deben estar contaminadas por estos elementos deletéreos
o perniciosos.
Cuando entre los médiums participantes hay algunos
clarividentes, informan al resto del trabajo que ven que realiza el
equipo espiritual, e incluso a veces describen como utilizan en el
plano donde habitan sus propios aparatos quirúrgicos con los que
a veces intervienen sobre el periespíritu del enfermo, o bien otros
que utilizan para examinar con mas detalle al paciente que está
siendo tratado. Estos detalles del plano espiritual, no los
suele percibir el médium pasador, sino que solamente siente un
enorme bienestar cuando el trabajo de sanación en grupo,
colaborando con los Seres del plano espiritual, está bien hecho.
Hay otra modalidad de "trabajos de sanación"; estos son los llamados "a distancia", en los que se ponen unas listas de papel con los datos del enfermo o enfermos: el nombre, la dirección, edad, sexo, enfermedad o dolencia, etc. Se invoca a los Espíritus sanadores y se les ruega que envíen a esas personas necesitadas de salud, sus fluidos de sanación, para que si es Voluntad Divina, al no impedirlo alguna deuda pendiente con la ley de Causa y Efecto, recuperen la salud física y/o mental.
Es
normal que este tema cuya descripción parece fantasiosa, cause
escepticismo en mucha gente, por desconocimiento de la realidad
espiritual y su colaboración con el mundo de los que nos
llamamos vivos, pero el caso es que los resultados nos
indican que estos pases magnéticos que se incluyen en los “Trabajos
de sanación”, funcionan, bien mejorando la enfermedad o bien
curándola finalmente por completo tras las sesiones que cada
enfermo precise.
- Jose Luis Martín-
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“Es muy útil hacer
una primera prueba: es preciso que el operador se coloque frente a la
persona enferma, que ponga las manos sobre sus espaldas, las deslice
a lo largo de los brazos hasta las manos, que tendrá cogidas
durante algunos instantes, para que el fluido circule del uno al
otro y pueda ponerse en armonía”
-
Espíritu
del Dr. Demeure-
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SEXO,
SUBLIME TESORO
El Espíritu tiene dos puntos de fuerzas muy importantes y potentes.
El primero es la mente; los pensamientos que pueden crear forma/idea.
Y la segunda fuerza es la sexual, por ser la que nos posibilita
procrear, formar vida, principalmente.
En el libro de los Espíritus, en la pregunta 200, Allan Kardec
pregunta a los Espíritus, ¿Tienen sexos los Espíritus? R. Como
la comprendéis vosotros, no; porque los sexos dependen del
organismo. Existe entre ellos amor y simpatía; pero fundados en la
semejanza de sentimientos. Y
seguimos con la 201, El Espíritu que animó el cuerpo de un hombre,
¿puede en una nueva existencia, animar el de una mujer, y viceversa?
R. Sí; unos mismos
espíritus animan a los hombres y a las mujeres.
El sexo está presente en las criaturas desde
la fase infantil.
En esa fase, enteramente poblada de reflejos, ansiedades y fantasías,
es responsabilidad de los padres apoyar a sus hijos en estas
dificultades, que son generadas inconscientemente. Desde los seis
meses, la ciencia ha descubierto hace tiempo, que el bebé produce
fantasías de forma rudimentaria, como rudimentaria es la percepción
de todo lo que le rodea. Ahí imperan los instintos. Cuando pasa unos
años, el niño experimenta el natural deseo de tocarse a sí mismo o
a sus amiguitos/as. Hacen preguntas referentes a las diferencias
entre los niños y niñas.
En estos casos, desde el principio los padres deben comprender la
fase por la que pasan sus hijos, y siempre tiene que haber honestidad
en las informaciones y respuestas para ellos. Si más adelante fueran
descubiertos masturbándose, esa situación debe ser analizada entre
padre e hijo, o entre madre e hija. Los padres deben informar a sus
hijos que en ellos hay una revolución hormonal, por otra parte
natural, pero sin estimular al adolescente a que continúe con esa
práctica; al contrario, deben ser informados con tranquilidad y les
sugerirán que cuando sientan esa necesidad, busquen hacer algo que
les guste: deporte, estudios, actividades que llenen a los jóvenes.
Vamos a pasar de los jóvenes a los ancianos, para tocar el tema de
los adultos con mayor amplitud más adelante.
Se sabe que el envejecimiento físico disminuye el vigor, con la
pérdida de células orgánicas. Muchas personas mayores sienten
angustia ante el hecho de que la sociedad pueda creer que, por sus
edades, ellos no puedan tener relaciones sexuales. Los que ya son de
edades avanzadas, muchas veces son impulsados a la inhibición
sexual, porque los jóvenes y adultos creen que es “indecente”
el sexo en la vejez. Si ya no hay apetencia sexual, siempre quedará
la relación amorosa, los abrazos, besos y caricias. ¿Por qué
negarles esto?
Vamos
a hablar, recordando las sabías palabras de Allan Kardec,en la Revista Espírita del año 1866, que somos, principalmente,
Espíritus inmortales; “los sexos sólo existen en el organismo.
Son necesarios para la reproducción de los seres materiales, pero
los Espíritus, siendo creación de Dios, no se reproducen unos por
otros, razón por la que los sexos serían inútiles en el mundo
espiritual”. Como estamos en diferentes condiciones evolutivas,
podemos saber: Los Espíritus
misioneros,
siendo ya Espíritus Superiores, no manifiestan sus energías
sexuales totalmente, y el erotismo, que
es
la capacidad de sentir placer a través de la respuesta sexual, es
decir a través del deseo sexual, la excitación sexual y el orgasmo,
fue
dominado, pues no hay un ascendiente polarizador masculino o
femenino. En esa situación, en la cual la asimilación de las
experiencias como hombre o como mujer, ya se integró en ellos, la
reencarnación ya no será necesaria. Cuando reencarnan para una
misión, estos seres son sensibles, calmados, sin conflicto alguno.
Inspiran paz y confianza. Sus ademanes no son enérgicos, sino
suaves. Muchos eligen la castidad según la misión; no es forzada,
sino sublimada. También pueden llegar a casarse y constituir
familia, cuando están reencarnados.
Brevemente
hablaremos de los Espíritus
equilibrados
que, después de
algunas reencarnaciones en un mismo sexo deben encarnar en otro,
obviamente habrá, por parte de los Espíritus encargados de esta
tarea, la ayuda y activación de su nueva configuración sexual. Por
sus merecimientos no tendrán problemas sexuales.
Los
Espíritus
moderadamente equilibrados,
en ellos el cambio de sexo se dará en un organismo con el centro de
fuerza genésico deficiente, ¿qué quiere decir esto? Podrán,
cuando reencarnen, tener tumores benignos con éxito en una
operación. Estas deficiencias pueden ser problemas con la próstata, útero,
ovarios, mamas, cálculos renales, porque pueden ser una forma de
rescate doloroso del pasado, donde tuvieron desequilibrios sexuales.
Los
Espíritus
encarnados desequilibrados:
en ellos el sexo será desvariado; el poder de la
libido sobre la razón,
descuidaran su salud, irresponsabilidad delante de situaciones que
hayan creado; placer y lujuria por encima de las relaciones sexuales
naturales. Por la Bondad Divina, aunque todo lo que hicieron en el
pasado y en el mundo espiritual fue una agresión a las Leyes
Divinas, como correctivo educador, el organismo se presentará defectuoso, con
muchos problemas en las relacione sexuales, sentirán angustia,
tendrán enfermedades variadas. Su psiquismo les traerá
reminiscencias del pasado, y ante la exigencia del cuerpo, podrán
volver a caer en los mismos errores del pasado, al respecto del abuso
del sexo. El sexo, por ser un gran donador energético, es un
poderoso moldeador psíquico, de ahí que si derivan en la lujuria,
estas personas tendrán graves problemas y conflictos sexuales.
En el sexo practicado con amor, hay un intercambio de fluidos y
energías muy positivas. Dios nos dio la capacidad de crear vida,
pero también la de sentir placer, siempre que esto se dé entre dos
personas responsables, que mantienen un lazo amoroso sano.
El sexo por el sexo,
sólo trae conflictos orgánicos, psicológicos y espirituales, pues
en las personas que lo practican hay la negativa costumbre de la
promiscuidad, de la cual pueden derivar enfermedades venéreas,
desgaste físico, y ya en un punto más extremo, abusos a mujeres y
niños, algo que siempre sucedió en nuestra historia y que hoy en
día, por desgracia, está totalmente de actualidad y, como no,
grandes obsesiones. Los
órganos genitales no son los elementos básicos para definir la
sexualidad de los seres humanos,
ellos son instrumentos pasivos, obedeciendo al control mental. No son
ellos los que deciden nuestra sexualidad, pero sí nuestra estructura
psicológica. Nos dice André Luiz, en el libro Evolución en dos Mundos: “El
sexo es, por tanto, mental en sus impulsos y manifestaciones,
transcendiendo cualquier impositivo de la forma en que se expresa.”
Dice
Emmanuel, en el libro, Religión
de los Espíritus:
“Si la simpatía sexual preanuncia la disolución de obras morales
respetables, es imprescindible que el amor le guíe los recursos para
manifestaciones más altas, por cuanto, siempre que la atracción
genésica es más poderosa que el amor, surgen las crisis de largo
curso, retardando el progreso y el perfeccionamiento del alma, cuando
no le embargan los pasos en la locura o en la frustración, en la
enfermedad o en el crimen.”
Es importante saber que los programas
divinos de la reencarnación con la finalidad de rescatar deudas,
tiene medios infalibles para unir a dos seres. Estén donde estén,
no importa; si están predestinados a la unión amorosa de
convivencia, en el momento oportuno, se encontrarán, a pesar de las
circunstancias por las que hayan pasado. Esa predestinación se debe
al compromiso que hicieron en el mundo espiritual de estar juntos y
formar familia, si ese es el caso en particular.
El Espíritu Miramez, nos dice en el libro de Francisco de Asís, lo
siguiente: “El sexo
no tiene cadenas, ni armas, afecta a la familia, amigos, conocidos y
desconocidos. No retrocede delante de la fuerza, esa fuerza domina a
reyes y sacerdotes, no retrocede ante las guerras. No tiene
importancia el tiempo y vence la furia de los mares. Esa fuerza, mis
hijos, es el Sexo. Se manifiesta en variadas formas, pero
es el mismo sexo.”
Está claro que esa segunda fuerza
poderosa en el Espíritu rompe barreras inimaginables.
Dios, el supremo Creador del
universo, no creó a sus hijos para el dolor, sino para la evolución,
en la ruta del amor, sin embargo hay muchos desvíos en el camino
hacia la ascensión. Al respecto de esto podemos hablar del tema
vampirismo,
asociándolo al tema del sexo. Dice Herculano Pires, en su libro
Vampirismo, Psiquiatría y Espiritismo, lo siguiente:
“En
el autovampirismo la víctima de sí misma se come por dentro, devora
y succiona sus entrañas, ese es un fenómeno típicamente sensorial.
Excitado por las sensaciones internas de las exigencias genésicas
del cuerpo. El ritmo
repetitivo de la actividad sexual sube de la libido como un monstruo
ávido e insaciable, dominando todo lo sensorial y alcanzando a la
mente, donde la
visión espiritual es perturbada y contagiosa, entregándose al
delirio de las imágenes alucinantes de gozos y éxtasis sensuales.
Es la propia víctima, entonces, que atrae a los vampiros que la
acechan. Se forma, de tal manera, un circulo vicioso que lleva a la
víctima a su autodestrucción.” Esto no es fantasía, no es
ciencia ficción; es la realidad que hemos vivido por milenios y
seguimos viviendo. Embrutecidos en muchos aspectos, el sexo siempre
ha estado presente embruteciéndonos aún más, llevándonos a
cometer atrocidades. Hemos dado cabida a toda clase de fantasías,
sueños, deseos y practicas; practicas muchas veces aberrantes. Se ha
practicado el incesto con familiares tan cercanos como uniones entre
hermanos, padres con sus hijas, madres con sus hijos, etc.
Tenemos
los casos de las monarquías del Antiguo Egipto, por ejemplo,
Cleopatra, quien gobernó en matrimonio, primero con uno de sus
hermanos y luego con otro; Edipo
y su madre Yocasta. Nerón y su madre Agripina la Menor (o
Agripinila) mantuvieron una relación incestuosa. Calígula cometió
incesto con sus 3 hermanas: Agripinila, Drusilla y Julia Livia. Como
vemos los abusos en el sexo han convertido a seres en desequilibrados
físicos y espirituales, a lo largo de siglos y siglos, por el
potencial que tiene la fuerza sexual. Dice Emmanuel, en el libro El Consolador: “En vez de la educación
sexual por la satisfacción de los instintos, es imprescindible que
los hombres eduquen su alma para la comprensión sagrada del sexo”.
Delante de lo que el Espiritismo nos ofrece en la actualidad, en el
campo del esclarecimiento sexual, la visión de los seres humanos
sobre la misión sagrada del sexo aún es muy limitada y oscura,
reinando una profunda ignorancia; son una minoría los que practican
el sexo por amor, chocando con la mayoría que se sumerge en el sexo
viciado, minando su periespíritu y, por tanto, su cuerpo.
Es bueno recordar unas líneas del Libro Nuestro Hogar: “Las almas
femeninas no pueden permanecer inactivas aquí. Es preciso aprender a
ser madre, esposa, misionera, hermana.” “Yo no sabía explicar la
gran atracción por la visita al departamento femenino de las Cámaras
de Rectificación. Se reservan estas cámaras – explicó el
compañero bondadosamente – sólo a entidades de naturaleza
masculina. André Luiz”
No hay que olvidar que es a través
de los medios magnéticos del sexo que los seres humanos y todos los
seres de los reino inferiores se atraen unos a los otros, formando
parejas y, por deducción, formando familia. Nos dice Emmanuel:
La energía sexual, como recurso de la ley de atracción, en la
perpetuidad del Universo, es inherente a la propia vida, generando
cargas magnéticas en todos los seres, en base a las potencialidades
creativas de la que se reviste”. También André Luiz nos trae más
luz sobre el tema de la unión física, en el libro Acción y
Reacción: “En la Tierra es vulgar la fijación del gran asunto en
el equipo genital del hombre y de la mujer. Con todo es preciso no
olvidar que mencionamos el
sexo como fuerza de amor
en las bases de la vida, totalizando la gloria de la Creación.”
Cuando el sexo es practicado con equilibrio, sanamente y
amorosamente, el intercambio de energías, de fluidos en la pareja,
promueve en todas partes la evolución y la felicidad. Felicidad que
todos perseguimos y que una inmensa mayoría de seres humanos,
confunden con placer físico, en erotismo, pasiones terrenales, etc.,
y de esa forma se condenan ellos mismos al sufrimiento de expiaciones
muy dolorosas. André Luiz nos recuerda que “El sexo es, por
tanto, mental en sus impulsos y manifestaciones”.El Espiritismo por
sus enseñanzas nos libera, ya que nos desvela horizontes nuevos para
el amor humano, elevándolo a niveles más altos de relación.
Y aunque somos muy pequeños
aprendices en la escuela del amor, poco a poco nosotros podremos
intuir las maravillosas emociones sublimadas que la Ley de Dios nos
ira enseñando. Porque, en definitiva, lo que deseamos y necesitamos es Sublimar
nuestra sexualidad y, a través de cientos de encarnaciones y mucho
dolor, por vía de la intuición, ya son muchos los que aprenden a
darle al sexo la importancia justa que tiene. Grandes genios de la
historia supieron canalizar la fuerza sexual, dedicándose a la
música, la pintura, literatura; en definitiva a las cosas bellas de
las que nos hemos beneficiado todos. El sexo es un sublime tesoro que
Dios nos concede, aprendamos a utilizarlo con equilibrio.
Un ejemplo muy importante fue
Chico Xavier que, cuando sentía en su juventud las fuerzas sexuales interponiéndose
en su tarea mediúmnica, les hablaba a sus genitales y les decía:
Hermanos míos, yo tengo un compromiso que cumplir y de mucha
responsabilidad, no me impongáis vuestra fuerza, porque le pido a
Dios que me ayude a poderos suavizar.”
Antes de todo, busca a Dios, en la oración, según la fe que
cultivas, y Dios que creó el sexo en nosotros, para engrandecimiento
de la creación, en la carne y en el espíritu, nos enseñará cómo
dirigirlo: Emmanuel
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HOGAR ESCUELA DE BENDECIDAS LECCIONES
El nido domestico sin ninguna duda es la generosa oportunidad para la procreación
digna de nuevos cuerpos físicos, que tanto auxilia a los Espíritus desajustados del Más Allá,
afligidos por conseguir olvidar en el organismo de la carne los remordimientos torturantesde pasado tenebroso.
Jesús tuvo la capacidad en el Espíritu para amar a todos los seres, se mantuvo soltero y fue el más sublime amigo, hermano y guía de toda la Humanidad, cuando existe una capacidad como en este caso, acobarda la idea fundamental de constituir familia consanguínea y normalmente egocéntrica, sin que esta actitud represente un aislamiento condenable Durante su desencarnación Jesús no sufrió por la separación de la familia carnal, porque en su vida su corazón estaba liberado de la parentela física. Manifestó muy bien ese gran amor hacia todos, cuando formulo la sibilina indagación a su madre de esta forma: ¿Quién es mi madre, y quienes son mis hermanos?
Cuando la madurez espiritual permite entrever las existencias pasadas, verificamos que nuestro tradicional sentimentalismo humano está en contradicción evidente con las cualidades del heroísmo y liberación del espíritu divino que nos rige por los destinos y caminos del mundo planetario.
La evocación de vidas pasadas, con el consecuente avivamiento, sorprende profundamente, ante los dramas exagerados que representa delante del cuerpo físico que sirvieron en el pasado a consecuencia de la rutinaria separación de las familias consanguíneas que habíamos constituido en la Tierra. Verificamos entonces que la muerte física es el fin de un periodo de aprendizaje del espíritu en la carne. La pérdida del cuerpo material no destruye el lazo de amistad ni los odios milenarios del espíritu, porque este es el eterno sobreviviente de todas las muertes.
Cuando se comprende la realidad de la vida espiritual, se ríe por las veces que se ha llorado sobre los cuerpos de los familiares terrenos, comprendiendo que solo fueron vestimentas provisorias, que se hubo de devolver periódicamente al guardarropa prosaico del cementerio. Es un llanto milenario que las criaturas de todas las razas entregaron junto a los lechos de los enfermos y sobre los sepulcros carcomidos, en la crasa ignorancia de la realidad espiritual. La muerte es la liberación y la tumba el laboratorio químico que devuelve a la circulación a las moléculas cansadas por el uso. Cuanto mayor es la ignorancia del alma, en lo tocante a la muerte física, tanto más critica y dramática se volverá la hora en donde la criatura debe devolver el cuerpo prestado y reclamado por el almacén de aprovisionamiento de la madre tierra.
Los que creen en la reencarnación y son conscientes de la realidad espiritual casi no lloran por los que parten hacia el otro lado de la vida, y tampoco temen a la muerte, porque reconocen en ella la intervención amiga que libera al espíritu, auxiliándolo para que vuelva a iniciar un nuevo camino en el verdadero mundo, que es el Más Allá.
Nuestros parientes físicos, a medida que van desencarnando, prosiguen en el Más Allá con las tareas a que nosotros estamos ligados para la felicidad en común. Los que parten con antecedencia, preparan el ambiente feliz para aquellos que se demoran más tiempo en la carne. Delante de esta verdad no hay justificación alguna para los desmayos histéricos, los gritos desgarrados y las clásicas acusaciones escandalosas contra Dios por la partida de nuestros seres queridos.
En la tierra el principal motivo del sufrimiento, reside en la gran ignorancia espiritual. Los siglos se acumulan constantemente y los hombres continúan repitiendo las cosas que hace siglos hicieron, prefieren expoliar en nuevas pruebas por la ociosidad de pensar y la indiferencia que prestan al saber. Constantemente las almas terrenales suben y bajan en el mismo grado de evolución a través de innumerables encarnaciones.
Hay un acentuado desinterés por parte de la humanidad con respecto a su felicidad espiritual, se sienten invadidos por gran tristeza al comprobar lo lento que ascienden, y se mueve prejuiciosamente por los caminos espinosos de la vida física.
Solamente la incesante liberación y renuncia valerosa a las ilusiones de la carne, es realmente lo que nos desata de las cadenas de la vida `planetaria, y que nos ayuda muchísimo en las más variadas desencarnaciones en los ciclos reencarnatorios.
Aunque estemos encarnados, podemos vivir en parte, el ambiente del astral superior o inferior, al cual iremos a morar después de desencarnados. Los hábitos elevados y cultivados durante la vida física son ejercicios que nos desarrollan la sensibilidad psíquica para que podamos sintonizar más tarde con la esfera del Más Allá, como también es el resultado del entrenamiento de las bajas pasiones, que representan la medida exacta del afincamiento que tengamos en los charcos tenebrosos del astral inferior.
A medida que nos vamos liberando de los preconceptos, pasiones y caprichos humanos, también nos desinteresamos por la garantid que ofrece nuestra identidad personal, a través de las formas en el mundo de la materia. Se comprende entonces que todos los seres son hermanos y que el exclusivismo por la familia consanguínea no representa la realidad sobre la verdadera familia, que es la espiritual. Aunque los hombres se diferencien por sus organismos físicos y razas, todos provienen de una sola esencia original, que los creo y los hace hermanos entre si, por más que se quiera contradecir esta afirmación.
El hogar tanto puede ser oficina de trabajo para las almas afinizadas desde el pasado remoto, como una oportuna escuela correctiva de caminos espirituales que se renueva entre adversarios al encontrarse encadenados a través de muchos siglos.
Procuremos dentro del ámbito familiar aprender las lecciones oportunas que en el se dan, hacer los ejercicios con mucho primor, pues nada más doloroso y frustrante que obtener el fracaso en la escuela para de nuevo tener que iniciar las tareas en próximas existencias.
La vida continua si, pero de las condiciones en que queremos seguir viviendo depende del hoy, del ahora, pues nunca se nos olvide que estamos construyendo nuestro futuro.
Trabajo realizado por Merchita extraído del libro “El Sublime Peregrino” de Ramatis
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