LOS EJEMPLOS DEL MAESTRO
Entre las anotaciones de los Evangelistas, encontramos constantes exhortaciones de Cristo, que solamente pueden ser entendidas si son estudiadas detenidamente.
Así, leemos en Mateo: No todo el que Me dice “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, más si aquel que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.
Más de una vez Jesús insiste en la enseñanza de que no es el exterior de la persona, la religión que sigue, la nacionalidad, ni cualquier cosa extérna lo que le concede el logro de la perfección.
Enfatiza, sin embargo, la necesidad de la vivencia interior.
Por eso mismo, El se sirve de una casa construida en la roca, firme, segura, inquebrantable, a pesar de la tormenta, los vientos y lluvias torrenciales.
El ser que se estructura en las enseñanzas de Cristo será siempre el mismo, en cualquier circunstancia.
Mientras aún nos ofendemos, cuando agredimos cuando alguien nos ofende, calumnia, traiciona, estamos demostrando no haber entendido plenamente las enseñanzas de Jesús.
Vivimos aun nuestra propia personalidad.
Muchos portamos la apariencia de la virtud. Parecemos calmos, mientras que por dentro somos un volcán. Basta un pequeño pero de la otra persona, una contrariedad mínima y explotamos, permitiendo la erupción del volcán en la furia.
Algunos traducimos nuestras acciones por ejercicios de la caridad.
Con todo, establecemos reglas rigurosas para que las criaturas beneficiadas por nuestros gestos prosigan recibiendo nuestros folletos.
Decimos servir, pero imponemos condiciones a los servidos, que deben pautar en sus actos, según nuestra voluntad.
Cuando no proceden así, los despojamos de nuestra asistencia, pues esperamos de ellos gratitud constante y reconocimiento perenne.
Con tales actitudes demostramos que pertenecemos, por ahora, a los que aparentan tener virtudes, más no las conquistaron en profundidad.
Parece que seguimos a Jesús, a quien tenemos constantemente en los labios, sin todavía tener-Lo en la intimidad de nuestra alma.
Mientras estemos comerciando, esto es, que sirviendo al prójimo estemos ansiando para nosotros mismos las bendiciones del cielo, no estaremos ejerciendo el verdadero amor y desprendimiento prescritos por Jesús.
Por tanto, solamente cuando nuestros actos estén basados en el cumplimiento integral de la voluntad del padre, que es amor, en la obediencia natural y alegre de todas las enseñanzas del Evangelio, habremos alcanzado la verdadera virtud.
Con todo, no nos desanimemos, y prosigamos ejercitándonos, día a día, porque la perfección es conquista de los años, de la meditación y de la constancia en el bien.
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La Doctrina cristiana significa acción. Jesús, nuestro Modelo y Guia en toda Su vida, mientras vivió con los hombres, demostró servir, sin buscar gratitud o aguardar recompensas.
El único título que Jesús aceptó fue el de Maestro. A los que nos decimos Sus discípulos nos cabe seguirle la ejemplificación y las enseñanzas.
Redacción de Momento Espirita
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Entrevista :
1 - Divaldo, películas como "Sexto Sentido" retratan el caso de niños con mediumnidad ostensiva. ¿Cuándo podríamos identificar el caso de un "niño médium"?
El Espiritismo es una ciencia experimental y todos los casos, a fin de merecer credibilidad, deben pasar por el tamiz de la observación, del estudio y de la confirmación.
Sin duda, en el período lúdico, el niño tiene la imaginación muy rica y crea imágenes, hechos fantasiosos, que tienen que ver con su propio desarrollo psicológico.
De este modo, cuando un niño informa que ve seres espirituales, la mejor metodología es la observación, acompañando sus narrativas con tranquilidad y confiriéndolas con la realidad.
A través de la conversación natural y sin disfraces, se debe explicarle que dicho caso es verdadero y que debe mantenerse perfectamente tranquilo, evitando la generación de miedos injustificables o de deslumbramientos innecesarios.
2 – ¿Qué deben hacer los padres cuando detectan que su hijo es un "niño médium"? ¿Pueden llevarlo a la evangelización, sesión mediúmnica, tomar pase, etc.?
Los padres que perciban mediumnidad en sus hijos aún niños, deben considerar el fenómeno como natural, conduciéndolos a los estudios de la evangelización espírita infanto-juvenil, recurriendo a los pases, cuando hubiera necesidad, manteniendo el estudio del Evangelio en el hogar y orientándolos con naturalidad.
Una buena sugerencia es evitar que los niños participen en reuniones mediúmnicas de cualquier naturaleza, puesto que, encontrándose en fase de desarrollo psicológico y sin discernimiento para las profundas consecuencias de la mediumnidad, la prisa por educar la facultad puede ocasionar graves daños en el comportamiento infantil.
3 – ¿Cómo deben actuar los dirigentes de los Centros Espíritas cuando reciben niños médiums en su institución? ¿Cómo CONDUCIRLOS correctamente?
La actitud más compatible con la metodología educacional propuesta por la Doctrina es conducir a actividades de evangelizació n espírita, a conversación saludable de orientación moral y espiritual.
4 – Muchos niños afirman que hablan con un "amigo invisible", ¿se trata de mediumnidad?
Desde que exista comunicación entre un encarnado y otro desencarnado, estamos ante un fenómeno mediúmnico. En este caso, constatamos, cuando es auténtica la información infantil, que se trata de un intercambio de esta naturaleza.
5 – En Hechos, 2:17 vemos la afirmativa de Jesús: "Y en los últimos días, dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán, y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños;" Observamos, hoy en día, muchos niños con actitudes y sensibilidad espiritual; ¿estamos en estos tiempos mencionados en el evangelio?
¿Se trata del surgimiento de una nueva generación de Espíritus reencarnando con mediumnidad elevada?
Nos encontramos en los denominados días anunciados por las Escrituras. Esta profecía de Joel, repetida por Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, es uno de los más bellos argumentos de anuncio de la mediumnidad generalizada, eliminando los viejos conceptos de don, privilegio, concesión especial, y conduciéndola a la realidad de conquista intelecto-moral del Espíritu en su proceso de evolución.
En todas las épocas siempre hubo niños médiums, y ahora, en la gran transición de mundo de pruebas y expiaciones para el mundo de regeneración, Espíritus de otra dimensión reencarnan en la Tierra, a fin de adelantar este proceso iluminativo.
Allan Kardec, en "La Génesis", en el capítulo XIV, se refiere a esta nueva generación.
Psicólogos, psicoterapeutas, educadores modernos se sorprenden con muchos de los niños actualmente reencarnados, lo que viene dando margen a estudios profundos, algunos de los cuales resultaron en las indebidas denominaciones de niños índigo y cristal, así como de otros con diversos trastornos que vienen siendo cuidados de manera especial, en los cuales se ocultan fenómenos espirituales variados.
6 – ¿Los niños médiums pueden sufrir obsesión?
Claro que sí, porque infantil es solamente el cuerpo. Los Espíritus que habitan los cuerpos son viajeros del tiempo y del espacio, portadores de títulos de ennoblecimiento y de graves débitos para con las Leyes Divinas. Es natural que estando incursos en delitos, experimenten desde la infancia la presencia de sus cobradores entonces desencarnados.
7 – En los Estados Unidos, los fenómenos de Hydesville, contaron con la participación de niños médiums: las hermanas Fox y en el trabajo de la Codificación Espírita en Francia, Allan Kardec contó con la colaboración de diversos niñas médiums como las hermanas Baudin. ¿Por qué sucedió?
Estas jóvenes que participaron en los fenómenos de Hydesville y de la codificación del Espiritismo eran mayores de 13 años, encontrándose en la adolescencia. Pienso que los nobles guías de la humanidad las prefirieron, con el objetivo de demostrar que no eran ellas las responsables por las profundas respuestas que daban a las preguntas que les eran formuladas, en vista de la falta de cultura y de conocimientos generalizados.
Además, estando con el inconciente actual liberado de impresiones perturbadoras, eran más fácilmente conducidas por los desencarnados que utilizaron sus facultades.
8 – ¿Los niños médiums, cuando se convierten en adultos, continuarán siendo médiums?
Siendo la mediumnidad una facultad orgánica que el cuerpo reviste de células, prosigue durante el desarrollo infanto-juvenil, edad adulta, provecta hasta la desencarnació n, pudiendo sufrir alteraciones, bloqueos e inclusive pérdida, como enseña el noble Codificador. Normalmente, los niños médiums prosiguen en el ejercicio de la facultad cuando alcanzan la edad de la razón, lo que sucedió, por lo menos, con aquellos que quedaron conocidos y prosiguieron en la labor mediúmnica.
9 – Finalmente, ¿podría contarnos su experiencia como niño médium y cómo fue útil en su vida actual?
Conviviendo con los Espíritus desde los cuatro años y medio de edad, nunca me perturbé con su asistencia en el período infantil. Solamente, más tarde, cuando comencé a identificar aquellos que eran portadores de sentimientos malos y perversos, fue que experimenté conflictos y aflicciones.
Gracias al conocimiento del Espiritismo y a su estudio sistematizado, he podido mantenerme en equilibrio posible, a través de los tiempos, marchando en dirección del amor inefable del Padre.
- Entrevista Divulgada por Juan Carlos Mariani -
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Evolución Anímica
Todo el que sabe mirar la Naturaleza con ojos filosóficos descubre que ella es la gran educadora, donde reside toda la verdad, y observando ve los secretos que permanecen velados para los ignorantes. Nada aparece súbitamente y en el estado perfecto, así lo dicen las leyes que rigen las múltiples evoluciones de la materia física o viva.
El sistema solar, nuestro planeta, los vegetales, los animales, el lenguaje, las artes, las ciencias, todo, lejos de haber brotado espontáneamente, es el resultado de una larga y gradual ascensión, desde las formas rudimentarias hasta las modalidades que en nuestros días conocemos.
En el alma humana, sucede lo mismo, vemos en la Tierra que pasa por fases de diversas manifestaciones, desde el salvaje hasta el genio de las naciones civilizadas.
El alma tanto en el ser humano como en el animal es indivisible, dado que los primeros fulgores del instinto son los signos reveladores de su acción. A partir de los animales simples como los zoófitos, ha adquirido sucesivamente el periespiritu, mediante transformaciones incesantes, sus propiedades funcionales.
La envoltura del alma es el “periespiritu”, tanto en los animales como en el hombre, individualiza al principio pensante por medio del fluido universal que lo constituye.
Este punto poco estudiado, ha sido corroborado y comprobado, con la intervención de médiums videntes, que el alma animal no se destruye con la muerte.
Si el principio inteligente del animal sobrevive a la materia, si goza de individualidad, es posible aplicarle las mismas reglas que rigen al alma humana, explicándose así todo.
Por medio del Espiritismo se comprobó experimentalmente la necesidad de la reencarnación del alma humana; la ley de continuidad en los seres vivos, permite creer que el alma del animal está sometida a ese mismo proceso: de este modo el principio inteligente animaría sucesivamente organismos y más organismos cada vez más perfeccionados, a medida que fuera adquiriendo capacidad para dirigirlos.
El Espiritismo, no inventa nada, al proclamar la existencia del periespiritu, demuestra que tal órgano reproduce fluídicamente la forma corporal de los animales, que es permanente en medio del flujo perpetuo de las moléculas vivas y, consecuentemente que en él es donde radican los instintos y las modificaciones de la herencia. Por ser inmutable, pese a los incesantes cambios de que es testimonio el hombre contiene – digámoslo así - los estatutos y las leyes que dirigen la evolución del Ser; no se disgrega con la muerte, sino que se constituye la individualidad póstuma del principio intelectivo; tomando en registro todas las modificaciones que le proporciona las numerosas y sucesivas existencias, acabando por hacerse apto, después de haber recorrido toda la serie, no solo para organizar y dirigir organismos muy complicados, sino para hacerlo sin conocimiento del alma.
Si no sabemos como están constituidos los seres vivos, es difícil comprender el papel de periespiritu y del sistema nervioso. Los médicos, los naturalistas y los filósofos hablan constantemente en sus escritos de las sustancias vivas, de moléculas orgánicas, de materia organizada, de tejidos, de órganos, etcétera; pero pocos dan una definición precisa de tales frases.
En los animales superiores se advierte la carne, los huesos, los tendones, los nervios, los vasos, las membranas, etcétera. Se ha adquirido la certeza de que el organismo de un vegetal o animal cualquiera, proviene de la reunión, de la asociación de un número inmenso de células, y las partes diferentes del cuerpo animal o vegetal son debido a las modificaciones que las células sufren.
En química, por descomposiciones sucesivas, los productos más complejos pueden siempre reducirse a los elementos primordiales, a los cuerpos simples de que están formados; en historia natural, la célula aparece como el residuo último de toda clase de residuos. La molécula orgánica, es el elemento anatómico por excelencia de que están formados todos los seres vivos.
La célula esta compuesta de tres partes: aunque varia en su forma, siempre se compone de tres partes 1ª) un núcleo solidó que está en el interior 2ª) un liquido que baña al núcleo, y la 3ª) una membrana que lo envuelve todo.
La parte esencial, la parte verdaderamente viva, es el líquido, al que se ha dado el nombre de protoplasma; de manera que este líquido gelatinoso es el que constituye realmente el fundamento de la vida orgánica. En tanto él vive en los millones de células que forman un cuerpo, el cuerpo vive también; cuando él muere en una parte cualquiera de las células que componen un miembro, el miembro muere; si se destruye, en fin, el protoplasma en la totalidad de las células, el cuerpo entero muere.
Si la teoría de la evolución es exacta, la vida debió principiar en la Tierra por la formación del protoplasma. Este hecho se verifica en nuestros días. Las exploraciones de los grandes fondos submarinos han dado a conocer una sustancia gelatinosa que parece ser la primera manifestación vital".
Los notabilísimos trabajos de Haeckel respecto a tales seres rudimentarios, confirman plenamente las deducciones de Darwin y dan al transformismo una base seria.
El modo de reproducción de las células es muy simple: cuando a alcanzado cierto volumen, se producen una o muchas divisiones en su masa, se fracciona en dos o más partes, y cada una de ellas, se hace independiente, se nutre y crece como la célula, madre, hasta que llega el momento que a su vez da nacimientos a otras células semejantes. Algunas veces las células originarias de la primera nos se separan, sino que forman una serie de células asociadas, que dan nacimiento a su vez a otras y otras, también unidas, según el grado de vitalidad que posean. Esto es lo que acontece a los animales, vegetales y al hombre.
Aun en las asociaciones más complejas las células que constituyen un ser vivo no pierden por completo su independencia: cada una de ellas vive por su cuenta, y las diversas funciones fisiológicas del animal, no son otra cosa que la resultante de los actos cumplidos por un cierto grupo de células.
El objeto de todo organismo es vivir, y cada parte concurre a la consecución de este resultado en la esfera que le es propia. Se puede comparar el cuerpo vivo a una manufactura, cada órgano a un conjunto de obreros y cada obrero a una célula. Cada obrero tiene que efectuar un trabajo especial, pero uniendo las piezas elaboradas de este modo, se obtiene el objeto manufacturado.
"La comunidad, como el individuo, tiene su unidad abstracta y su existencia colectiva; es una reunión de individuos, frecuentemente en número inmenso, que no obstante puede ser considerada como un individuo solo, como un ser único, aunque compuesto. Y es así, no solamente para la abstracción más o menos racional, sino para la realidad, materialmente, lo mismo para nuestra inteligencia que para nuestros sentidos, porque está constituida como un ser organizado, de partes continuas y recíprocamente dependientes, todas ellas fragmentos de un mismo todo, aunque cada una por sí sea a su vez un todo más o menos bien circunscrito; todas ellas miembros de un mismo cuerpo, aunque cada una constituye un cuerpo organizado, un pequeño colectivo...
"Como la familia y la sociedad, la comunidad puede estar muy diversamente constituida. La fusión anatómica, y, por consecuencia, la solidaridad fisiológica de los individuos así reunidos, puede estar limitada a unos pocos puntos y a unas pocas funciones vitales, o extenderse a la casi totalidad de los órganos y de las funciones. Todos los grados intermedios pueden presentarse también, y se pasa por gradaciones insensibles de seres organizados en quienes las vidas colectivas permanecen aún casi independientes y los individuos claramente diferenciados, a otras en que los individuos son de más en más dependientes y mixtos, y tras éstas a otras en que todas las vidas se confunden en una vida común y las individualidades propiamente dichas desaparecen más o menos completamente en la individualidad colectiva".
Los animales superiores son estas individualidades colectivas, aunque sólo desde el punto de vista vital. Hemos visto ya que la fuerza vital es un principio y un efecto: un principio porque es necesario un ser vivo para comunicar la vida, y un efecto, porque una vez fecundado el germen, las leyes físicas y químicas se encargan del mantenimiento de la vida. Aquí no caben equívocos: la fuerza vital tiene existencia propia, puesto que cada ser puede reproducirse en un semejante suyo, y puesto que no se puede dar vida artificialmente a un compuesto inorgánico. Más todavía: suponiendo que se llegara, por ejemplo, a fabricar un músculo sensible de manera que produjese los mismo fenómenos que un músculo ordinario, el músculo fabricado no podría regenerarse, como acontece incesantemente en el organismo vivo. Luego, aunque el principio vital opere y se mantenga por medio de leyes naturales, no cabe ninguna duda de que es distinto de tales leyes. Aquel principio es una fuerza, una transformación especial de la energía; no goza de existencia sobrenatural, pero sí es el producto necesario de la evolución ascendente, el primer grado, no de la organización, pero sí del mantenimiento, de la reparación de la materia viva. Pueden hallarse indicios de este principio reparador hasta en la materia bruta: un cristal está capacitado para cicatrizar sus heridas. Pasteur ha puesto este hecho en evidencia (véase Comptes rendus, del 16 de mayo de 1881).
Si a un cristal roto en cualquiera de sus partes se le coloca en la disolución a que debe su origen, se observará que no solamente crece en todas sus caras, sino que se inicia un trabajo de reconstitución mucho más activo en la parte lesionada, hasta que el daño queda reparado; una vez conseguido esto, se reestablece la simetría. Si se colora el agua madre con una sustancia violeta, por ejemplo, se verá distintamente el trabajo suplementario que se realiza para la reconstitución de la parte destruida.
El principio vital, por consiguiente, es una fuerza esencialmente organizadora y reparadora y, en los vegetales y los animales, él es quien repara las células destruidas por el uso, siguiendo un plan determinado. Podemos considerarle en cierto modo como el desenvolvimiento, el grado superior, la transformación exaltada de esa fuerza que en los cuerpos brutos conocemos por afinidad. Además, el fluido vital obra sobre las moléculas que produce el fantasma magnético. Si se niega la existencia de una fuerza vital, aunque invisible e imponderable, no es posible comprender cómo un cuerpo vivo conserva una forma fija, invariable, según la especie a que pertenezca, a pesar de la renovación incesante de las moléculas del cuerpo.
En tanto la vida es difusa, como en los animales inferiores; en tanto todas las células pueden vivir individualmente sin necesitarse unas a otras, el principio inteligente no se revela en ellas de un modo claro, puesto que en estos seres rudimentarios no se observa sino la irritabilidad, es decir, la reacción a una influencia externa sin sensibilidad apreciable; pero desde el momento en que el sistema nervioso aparece, se concentran en él las funciones animales, la comunidad viviente se transforma en individuo, y el principio inteligente toma a su cargo el gobierno del cuerpo, manifestando su presencia por los primeros fulgores del instinto.
Extraído del libro Evolución Anímica de Gabriel Delanne
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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