martes, 4 de noviembre de 2014

Tanatología


             EL KARDECISMO HOY

El espiritismo está lejos de haber dicho su última palabra en cuanto a sus consecuencias, pero es inquebrantable en su base, porque esta base está asentada sobre los hechos”. “Marchando con el progreso, el espiritismo jamás será superado, porque, si nuevos descubrimientos le demostraran que está equivocado sobre un punto, se modificaría en ese punto; y si una nueva verdad se revela, la acepta”. (La Génesis, carácter de la revelación espírita, N° 55)

Con estas palabras, Allan Kardec insiste en los principios fundamentales que ha puesto en evidencia y que constituyen las bases del espiritismo experimental y filosófico. Además, expresa claramente que el espiritismo nunca será dogmático y por tanto, si fuera necesario, deberá plegarse a los cuestionamientos en función de nuevos descubrimientos que vengan a contradecir uno u otro de sus principios. Se encuentra allí el sentido de una postura intelectual lógica y rigurosa, que ha permitido la eclosión de un cuerpo de doctrina meticulosamente elaborado a partir de la experiencia y la reflexión, dentro de un espíritu de análisis y síntesis donde nada fue dejado al azar.
Sin duda alguna fue necesario todo el rigor del pedagogo Rivail convertido en Allan Kardec, para descifrar el sentido de las manifestaciones póstumas a fin de extraer de ellas un conjunto de leyes naturales.
Las informaciones recibidas fueron analizadas y organizadas por un trabajo metódico y razonado, con la participación de algunos médiums de confianza, para permitir la realización de la obra fundamental El Libro de los Espíritus.
Ninguna otra gran obra, ni antes ni después de Allan Kardec, ha dado cuenta de los grandes principios metafísicos del universo a partir de la comunicación con los espíritus. Hubo pues, un antes y un después de Allan Kardec; antes, existía aún la gran nebulosa de teorías diversas, mal definidas e influenciadas por las religiones, aunque ya personajes brillantes como Emmanuel
Swedenborg (1688-1772) o Jean Reynaud (1806-1863) habían sido, de alguna manera, precursores del espiritismo.
En primerísimo lugar, se debe a Allan Kardec el hecho de haber introducido la comunicación espírita en los campos de la ciencia y la filosofía, a partir de un estudio que recurre a la lógica y la razón, dentro de una reflexión intelectual y moral. Aún aquellos que se han alejado de su pensamiento, como Charles Richet y otros
metapsiquistas, han reconocido en él al precursor de una conducta nueva e inédita, la de un hombre riguroso que se ha colocado sobre un terreno experimental e intelectual, con una grandeza de miras que ya no tenía nada en común con las concepciones habituales del esoterismo y del misticismo religioso. Adoptó la palabra espiritismo para desmarcarse del espiritualismo anglosajón; hizo entrar los fenómenos en una nueva era, la de la experiencia y la reflexión intelectual. Y, contrariamente a las posiciones dogmáticas tomadas en su nombre, él mismo se cuidó mucho de todo dogmatismo, ubicando al pensamiento espírita dentro de una perspectiva evolutiva, donde el espiritismo nunca debería ser sobrepasado por el progreso. Y es esta noción la que, todavía hoy, genera debates: ¿sería el kardecismo una doctrina detenida en el más allá, en la no habría más nada que descubrir? El propio Allan Kardec deseaba que su doctrina no se convirtiera en marchando con el progreso, nunca será rebasado…”
Si bien el kardecismo es y sigue siendo un aporte considerable en sus bases esenciales, ha sido necesario, sin embargo, afinar ciertas nociones, lo que a menudo hemos tenido oportunidad de hacer en esta revista, como por ejemplo todo lo que se refiere a los términos de expiación, prueba y resignación
Sin desnaturalizar el conjunto de principios puestos de relieve por Allan Kardec, los progresos y transformaciones de nuestras sociedades han impuesto reajustes en cierto número de puntos y precisiones complementarias sobre temas sociales como el suicidio, la eutanasia, el aborto o la homosexualidad. ¿Es eso injuriar al fundador del espiritismo? Ciertos espíritas lo creen, encerrándose en un dogmatismo neo-religioso que se aleja del fondo mismo de un pensamiento abierto y progresista que siempre debe ser capaz de interrogarse acerca de lo que ya no estaría de acuerdo con los progresos científicos, intelectuales y sociales de nuestras civilizaciones.
Así, aún hoy, subsisten querellas escolares entre los dogmáticos y los progresistas, por el hecho de que el ser humano a menudo necesita marcos muy establecidos y referencias inmutables y definitivas. Por el contrario, es preciso interrogarse permanentemente sobre conocimientos, a veces mal meditados, que pueden convertirse en lecciones recitadas de memoria.

La evolución de los conceptos

Respecto a la cuestión de las pruebas y expiaciones, volvamos sobre el tema con algunos argumentos complementarios. Para comprender estas nociones, es preciso en primer lugar situarse en el contexto histórico de la época de Allan Kardec: el espiritismo nacía en un universo judío-cristiano bajo el Segundo Imperio en Francia. ¿No hacía falta entonces una necesaria transición para pasar de una espiritualidad a otra, del catolicismo al espiritismo? La idea podría afinarse en tiempos futuros más favorables, y por otra parte, eso es lo que ha venido ocurriendo progresivamente en la historia espírita después de Allan Kardec. Al leer la obra del fundador, se experimenta cierta dificultad en conciliar la resignación ante la prueba y la responsabilidad activa del libre albedrío. Es como si hubiera hecho falta encontrar un término medio en una transición entre la religión y el espiritismo, como si hubiera hecho falta adaptar progresivamente al Dios de la religión a otra concepción de la divinidad. Y ya en la época, la contradicción fue ruda; nada le fue escatimado a Allan Kardec que había franqueado una frontera inaceptable para la religión. Es sobre esto que hay que reflexionar cuando la noción de expiación, heredada de la religión, ya no conviene a nuestro pensamiento espírita de hoy. La simple relación de causa a efecto es una noción mejor adaptada, noción ya desarrollada por Allan Kardec y que de hecho se basta a sí misma.
Hay otro elemento de importancia a hacer entrar en juego, y es que la comunicación espírita se ha perpetuado en el tiempo y a través de testimonios individuales de espíritus, hemos podido discernir mejor este principio natural de la relación de causa a efecto. Un espíritu que hace su balance en el más allá y que viene a participar en sesión espírita, se convierte en un elemento determinante de comprensión.
Cuando, por ejemplo, un espíritu mide sus fracasos o sus inconsecuencias, si se arrepiente amargamente de ellos, no siente por ello la capa de plomo de un juicio divino y de un castigo. Siente ante todo lo que él es, lo que no ha hecho y debía haber hecho; es confrontado a su propia naturaleza, a su libre albedrío y a sus debilidades, pero no está sujeto a un juicio de los espíritus superiores o de Dios. Sólo tiene en sí mismo la respuesta a su propia naturaleza que ha incumplido y que deberá superar, no por expiación, sino tomando por sí mismo nuevas resoluciones para una nueva encarnación. En sí, la divinidad es la ley de la naturaleza que se impone de entrada al espíritu que se encuentra frente a su propia verdad. He aquí lo que hace la diferencia, y no es inconveniente revisar en la obra inicial un vocabulario que deja entrever un severo juicio divino. Precisar y afinar ciertas nociones no es injuriar a Allan Kardec, puesto que él mismo había anticipado esta eventualidad.

Las conclusiones del congreso de Santos

En el mismo orden de ideas, la Confederación Espírita Panamericana - CEPA - siempre ha militado por una reflexión actualizada de los conceptos espíritas y su último congreso, en Santos, Brasil (del 5 al 9 de septiembre de 2012), se realizó sobre el tema: Las perspectivas contemporáneas de la teoría espírita de la reencarnación.
Resalta de este congreso, dentro de la síntesis de reflexiones comunes y compartidas, un cierto número de conclusiones aquí resumidas:

- Las estadísticas muestran que la creencia en la reencarnación y su aceptación como hipótesis científica y filosófica, se expande en todos los continentes, independientemente de las tradiciones culturales y religiosas de sus respectivos pueblos y naciones.

- Episodios cada vez más frecuentes de recuerdos espontáneos de probables vidas pasadas, en particular entre los niños, así como la hipnosis regresiva y las experiencias mediúmnicas que acceden a presuntas vidas anteriores, ofrecen hoy una rica fuente de estudios que refuerza la teoría reencarnacionista.

- La aceptación de la hipótesis palingenésica, en particular a partir de un enfoque racional y filosófico, apoyado por indicios o evidencias que se verifican en el campo de la ciencia experimental, vienen a confirmar las propuestas fundamentales del espiritismo, enunciadas en las obras de Allan Kardec y en las obras complementarias de filósofos, científicos, escritores y pensadores que, después de él, han desarrollado una filosofía espírita dentro de una perspectiva progresista, laica y de libre pensamiento.

- Estamos ante un nuevo paradigma filosófico y científico que merece el estudio, la profundización de la investigación y la aplicación práctica en todos los campos del conocimiento del ser humano.

- La reencarnación no es para considerarla como un dogma religioso, sino como un conocimiento capaz de dotar al individuo y la sociedad de una responsabilidad personal y colectiva respecto al progreso individual y social.

- A la luz de la filosofía espírita, la reencarnación puede ser vista como un poderoso instrumento para buscar la justicia social, reduciendo progresivamente las desigualdades y las injusticias. Éstas jamás deben ser interpretadas como consecuencia de una presunta justicia divina, sino como el resultado del orgullo, el egoísmo y el desprecio por las leyes naturales. La propuesta ética espírita combate estos tropiezos humanos y contribuye a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

- A diferencia de antiguas creencias como la metempsicosis o de concepciones reencarnacionistas inspiradas en el cristianismo, el hinduismo u otros, la palingenesia espírita indica que el espíritu reencarna para progresar y no para pagar sus faltas. Así, la visión espírita es esencialmente pedagógica, ejerciendo un rol importante en la educación progresiva del espíritu inmortal, contribuyendo igualmente a la toma de conciencia de la humanidad en el sentido de evitarle el consumismo excesivo y la falsa prosperidad.

- La palingenesia espírita es un instrumento de conocimiento de sí, de educación y progreso ético individual y colectivo. De acuerdo con las leyes naturales, especialmente con los valores de justicia, amor y caridad, la reencarnación según el espiritismo, contiene elementos de convicción científicos, filosóficos y éticos de carácter universal. La evolución consistirá en un acercamiento de los pueblos y las culturas en favor del progreso, la paz y la fraternidad”.

Nuestra asociación suscribe totalmente esta visión reactualizada de la reencarnación, a partir de reflexiones sobre la aplicación de una moral espírita que esté conforme con los principios fundamentales del kardecismo, y que, al mismo tiempo, esté en concordancia con los progresos científicos y las evoluciones sociales de nuestro tiempo.

Jacques Peccatte

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                EL ESPIRITA Y SU                                        POSICIONAMIENTO SOCIAL

                 Ser espírita, es tener en sí la convicción y la certeza de la existencia del alma y de su supervivencia más allá de la muerte; es comunicarse con esa misma muerte; es aportar, por una parte, la ayuda de los espíritus sufrientes y por otra, recibir el fruto de la reflexión de aquellos que, conscientes de su vida espiritual, vienen a compartirla con nosotros.      

Igualmente, ser espírita es actuar. En efecto, si bien el mundo de los espíritus tiene su existencia propia en otra dimensión, no por ello está tan desvinculado del mundo de los humanos. Los espíritus observan nuestro planeta y vienen en sesión para alertarnos sobre nuestro mundo y sobre nuestra condición. Vivimos en un planeta inferior en evolución moral donde reinan el orgullo, el egoísmo y la voluntad de dominar al otro para someterlo mejor. Los mensajes que se nos dan nos ayudan a comprender la razón de la vida, de las vidas sucesivas, de nuestra presencia en esta Tierra y del vínculo fraternal que existe entre todos sus habitantes, pues todos proceden del pensamiento divino. 
Hemos vivido ya, y porque ya hemos vivido, hemos podido vivir en otras comarcas, en otras latitudes y por consiguiente, haber tenido un color de piel diferente o un sexo diferente. Hemos podido ser hombre o mujer, vivir en África, en la India o incluso hasta en China.  

Nuestra psicología, nuestra forma de pensar, nuestros temores, nuestras angustias, nuestros gustos o nuestros centros de interés son el resultado de todo ese pasado, vivido y registrado en nuestra memoria espiritual. 

En ese caso, ser espírita nos hace tener una visión diferente sobre los hombres y mujeres que componen por la población de nuestro planeta. El miedo al extranjero, dentro de su diferencia tanto física como social o religiosa, y la idea racista que de él deriva se atenúa en pro del reconocimiento de un hermano, él también reencarnado, para avanzar por su camino evolutivo.

Los seres humanos que somos deben aprender a vivir juntos dentro del respeto y la dignidad de cada uno, en el seno de una sociedad mundial donde la dominación, bien sea ésta religiosa, militar, social o financiera, sería abolida. Así, un reparto equilibrado permitiría a todos vivir y desarrollarse juntos. Ciertos espíritas se comprometen entonces, según las afinidades y atracciones de unos u otros, en organizaciones humanistas que trabajan, por ejemplo, por la supresión de la pena de muerte y dan su apoyo a los reclusos norteamericanos que esperan su ejecución en el corredor de la muerte; se incorporan a asociaciones, como la ayuda a los más desposeídos, y participan en diversas manifestaciones para tener siempre más justicia social.

Con sus cadenas de pensamiento, los espíritas luchan por la paz en el mundo y por el fin de las dictaduras y de todas las injusticias, y saben aunar así el combate de los humanistas y no espíritas que también han comprendido que sólo se crece junto con los demás.

Los espíritas piensan y trabajan por una sociedad más justa, en ello el compromiso espírita es igualmente un compromiso social.

Extracto de un mensaje de Jean Jaurès en 1989:

El espiritismo abraza todos los campos referentes a la naturaleza de los hombres. Por consiguiente, el espiritismo no puede ser, y nunca ha sido, apolítico. Quien afirme lo contrario no conoce bien y no ha estudiado la fórmula espírita, o hasta más grave aún, se engaña a sí mismo…

¿Estarían ustedes solos dormidos en un mundo que cambia, en un mundo que vive? ¿Serían indiferentes a las injusticias sociales? No pueden y lo saben bien. Al saberlo, ya hacen política
Hacer política no consiste simplemente en hablar y charlar. Consiste en comprometerse y en ser, tan claro como se pueda, en el sentido de su compromiso. La fórmula espírita, que es cristiana, sólo puede ser una fórmula de reparto, justicia, libertad y dignidad para todos los hombres, para todos los pueblos y todas las razas…

Ustedes siempre están invitados a un mejor ser, es decir a otro mundo, y allí están invitados como agentes y participantes. Ayúdennos en la lucha social, ayúdennos en la transformación de la sociedad. No se disfracen de falsos revolucionarios. Sean verdaderos revolucionarios y no tengan miedo a la palabra.

Revolucionario no quiere decir homicida o sanguinario.

Revolucionario quiere decir tener el corazón, la inteligencia y el ardor, tener el coraje y la voluntad de hacer evolucionar al planeta completo. Es juntos como lo conseguiremos…”

CATHERINE GOUTTIÈRE

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TANATOLOGÍA

La Dra. Elizabeth Kübler-Ross comenzó su trabajo en Tanatología haciendo una investigación respecto de la muerte, con un equipo de trabajo inicialmente comprendido por cuatro seminaristas.
Dra. Kubler Ross
Quiso acercarse a los pacientes terminales, sin leer nada sobre la materia; más bien quería observar y aprender de ellos directamente. Ella platicaba con el paciente y los seminaristas se ubicaban alrededor de su cama observándola y tomando notas.
Su investigación se basó principalmente en:
° No tener ideas preconcebidas.
° Estar en una actitud de mente abierta.
° Llegar a un darse cuenta personal.
° Sensibilizarse a las necesidades de los enfermos terminales y sus familiares o personas que los rodearan.
° Realzar la percepción para aprender.
Este trabajo con los seminaristas se convirtió con el tiempo en seminarios interdisciplinarios sobre la muerte y los moribundos, en los que trabajaba con el personal de un hospital en Chicago: capellanes, enfermeras, voluntarios, médicos, etc., los  mismos que tenían trato con los enfermos.
Cuando los grupos se hicieron más numerosos, adaptaron un cuarto especial para llevar a cabo las entrevistas, de manera que el grupo de estudiantes pudieran observar desde la habitación contigua.
Esto, desde luego, con el consentimiento del enfermo. Posteriormente a la entrevista, se llevaba a cabo una discusión.
Su experiencia práctica la llevó a descubrir que las observaciones y las posteriores discusiones daban los siguientes resultados:
° Los estudiantes se hacían conscientes, de la necesidad de considerar la muerte como una posibilidad real, no sólo para otros, sino también para ellos mismo.
° Fue la manera como pudieron desensibilizarse, lo cual sucedía lenta y dolorosamente. Sucedió que algún estudiante que se presentaba a observar una entrevista por vez primera, se saliera antes de que concluyera. También sucedió que se dieran explosiones de rabia o coraje, contra otros participantes, o contra quien llevaba a cabo la entrevista.
° Pudieron manejar conflictos durante la discusión, tales como el identificarse con el enfermo por cuestiones de edad, por ejemplo.
° Conforme los integrantes del grupo se conocían más y veían que ningún tema era tabú, las discusiones se convirtieron en una especie de terapia de grupo, en las que se lograba hacer conciencia, confrontar y apoyar.
Dos años después, el seminario se convirtió en un curso acreditado por la escuela de medicina y el seminario de teología, al que eventualmente asistían profesionales de la salud de otros lugares. Como podemos observar el trabajo en la Tanatología se realiza en equipo.
La Tanatología puede brindar su mayor potencial de ayuda, cuando se recurre a ella en períodos precoces, a la detección de la enfermedad terminal. Si se inicia la consulta con el paciente en las últimas fases del proceso se suele restringir mucho la posibilidad de ayuda.

EL SURGIMIENTO DE LA NUEVA TANATOLOGÍA

Las variantes tradicionales de la tanatología se ocupan de los cadáveres. La nueva Tanatología que surgió hace más de tres décadas, se ocupa de las personas: atención a los pacientes terminales, sus familias y allegados.

Hay dos profesionales que son claves en este surgimiento: Cicely Saunders y la Doctora Elizabeth Kübler-Ross.
Se entiende por “hospice” el movimiento desarrollado en 1967 por la Dra. Cicely Saunders, enfermera, en Inglaterra. Esta modalidad de trabajo sostiene que la persona que va a morir puede y debe ser asistida para aliviar el dolor y otros síntomas físicos y psíquicos provocados por la enfermedad y sus vicisitudes.
Los hospices representan algo más que un lugar físico en donde una persona va a morir con dignidad; es
Los Hospices son también una actitud frente al paciente y su familia, que siempre toma en cuenta:
 1.- El control del dolor y de otros síntomas que se presenten.
2.- La persona con enfermedad terminal es una persona, no una cosa que puede manipularse, por lo tanto es el paciente el que participa activamente, junto con el equipo interdisciplinario de Tanatología que lo acompaña, en las decisiones fundamentales, como la continuación o no de un tratamiento o donde recibirlo.
3.- El paciente tiene el derecho de saber el estado de su enfermedad y los tratamientos que le suministran. Esto no quiere decir que se lo abrume, con información no solicitada, sino que un equipo sensible establece una buena comunicación con el paciente y su familia, contestando lo que el paciente pregunta, y dicho de una forma veraz, pero sabiendo hasta donde, esa persona puede tolerar esa información. Y en forma acumulativa.
4.- El apoyo a la familia, que es fundamental para poder ayudar a la persona con enfermedad terminal.
Cada uno de los miembros de la familia reacciona con pautas individuales, de acuerdo a su estructura psicológica, a la historia personal y a los vínculos con el enfermo. Algunos tratarán de sobreprotegerlo y así lo aíslan o agobian con atenciones no solicitadas; otros desaparecen con distintas justificaciones. Se hacen a veces más evidentes los sentimientos negativos (rivalidad, rencores, etc.)
5.- El equipo actúa, ayudando en los procesos de aflicción y duelo, detectando los casos de duelos patológicos, y sugiere la terapia adecuada.

ASPECTOS MULTIDISCIPLINARIOS
La intervención con los enfermos terminales es multidisciplinaria, puesto que son varias las áreas que necesitan apoyo:
° Médica.- cuya función es dar al enfermo aquellos paliativos que le permitan estar con el mínimo dolor y sufrimiento. (Cuidados Paliativos)
° Tanatológica.- ayudando al enfermo en el aspecto emocional. También dando a poyo a sus familiares y allegados.
° Legal.- Para que el enfermo pueda dejar resueltos este tipo de asuntos.
° Espiritual.- Que puede incluir no solamente el aspecto religioso, sino también el aspecto espiritual del sentido de la vida, del sufrimiento o de la muerte.

¿EN QUÉ ME PUEDE AYUDAR UN TANATÓLOGO?
El tanatólogo es el profesional capacitado para ayudar en el proceso de duelo, así como en cualquier tipo de pérdidas significativas, a la persona que muere y a aquellas que lo rodean.
Otra la finalidad del tanatólogo, es procurar que al paciente o cualquier ser humano que sufra una pérdida, se le trate con respeto, cariño, compasión y que conserve su dignidad hasta el último momento.
El tanatólogo debe de tener la capacidad para “ponerse en los zapatos del otro”, con respeto, confidencialidad, cordialidad, en pocas palabras con calidad humana para poder ofrecer al paciente el apoyo que él busca.
El tanatólogo entiende, conoce el tema de la muerte y ayuda brindando apoyo durante todo el proceso de muerte, en la elaboración del duelo y así lograr vivirlo de una manera positiva.
Todas las teorías y toda la ciencia del mundo, no pueden ayudar a nadie tanto como un ser humano, que no teme abrir su corazón a otro.
Elizabeth Kübler- Ross

CONCLUSIONES
La Tanatología ayuda tanto a los pacientes terminales como a los familiares y allegados desde que el familiar es diagnosticado, durante el proceso y posterior a la muerte para la elaboración del duelo.
Así también la Tanatología se enfoca a cualquier pérdida significativa que tenga el ser humano, es por ello que la importancia de la Tanatología hoy en día es indiscutible, contemplando que a lo largo de nuestra vida enfrentamos diversos tipos de pérdidas, muertes, separaciones, pérdidas de miembros, pérdida de salud, de ilusiones ante una discapacidad, es por ello que su campo de acción es muy amplio.

Revista Digital Universitaria 

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