miércoles, 4 de febrero de 2015

Fe y destino

APARIENCIAS, REENCARNACIONES SUNTUOSOS Y PASES
El Blog dos Espíritas
Por José Herculano Pires


Podemos ir aun más lejos y preguntar: ¿quien se conoce a sí mismo y puede evaluarse con seguridad? Si nuestros estudios  y nuestras prácticas espiritas aun no nos dieron siquiera la comprensión de la inferioridad de nuestro planeta, de la precariedad de los juicios humanos, de nuestra incapacidad para dominar los problemas de orden superior del plano espiritual, es evidente que precisamos de una revisión inmediata  y profunda de nuestra posición doctrinaria.
En esa misma línea de pensamiento  debemos encarar los problemas  del conocimiento de nuestras encarnaciones anteriores. Esa cuestión viene también sirviendo como posible criterio evolutivo a  médiums y predicadores. Estos,  a su vez, encuentran  apoyo para su posible autoridad en la doctrina en sus posibles recuerdos de vidas anteriores. Más de que recursos disponemos  para penetrar con seguridad  en ese problema, investigando nuestras vidas pasadas y hasta aun mismo las vidas pasadas de los otros? El único criterio de que disponemos  nos fue dado sabiamente por Kardec: que examináramos las condiciones actuales para que supiéramos en qué condiciones vivimos en el remoto pasado.
Ese criterio se  basaría en el principio de la evolución y en el imperativo de conócete a ti mismo. Más nuestra ignorancia en relación a  la posición del Espiritismo  en el mundo, es tanta que nos olvidamos de la inutilidad de los títulos y posiciones  del pasado para querer saber  quien fuimos  y no lo que fuimos. Queremos tener la certeza, aun mismo por  la auto- sugestión, de que fuimos  esta o aquella figuras histórica importante – un príncipe, un cardenal o por lo menos un asistente, una reina  o un gran guerrero – porque así nos sentimos mejores y hacemos que los hombres actuales nos consideren  con más respeto. Eso quiere decir simplemente que  cambiamos  los valores espirituales por  los valores materiales preventivos.
No preguntamos por nuestra humildad, moralidad, espiritualidad, bondad y pureza del pasado, preguntamos por la vanidad, arrogancia, criminalidad e inmoralidad. Sabemos muy bien  que los grandes de entonces, en la trágica historia humana, fueron feroces dominadores, y queremos  presentarnos aun hoy mismo con las insignias  de la grandeza brutal de otros tiempos.  Como decía Aristides Lo bo, el gran periodista paulistano, materialista y traductor de obras filosóficas, que acabo aceptando el Espiritismo y profiriendo en la Biblioteca Municipal una memorable palestra sobre su conversión; “Lo que extraño en el medio espirita es que he encontrado a muchos  sinvergüenzas reencarnados, más a ningún campesino honesto o basurero”.
Si nos fuese necesario recordar las encarnaciones anteriores, es evidente que las recordaríamos. Esos recuerdos están en nosotros mismos, gravadas en nuestra profunda conciencia. Más para nuestro beneficio las recordaciones del pasado son filtradas al pasar de la conciencia subliminar a la conciencia supra liminal.
El filtro protector solo permite que pasen por la línea divisoria del umbral los resultados de nuestras experiencias anteriores en forma de aspiraciones, aptitudes, tendencias, vocaciones, y sobre todo los propósitos  de no regresar jamás aquellas condiciones negativas que debemos olvidar. Este problema de las reencarnaciones  anteriores  es siempre disfrazado por la declaración de que el recuerdo sirve para  probar  el principio de la reencarnación. En realidad, lo que en general se busca no es eso,  más si  una base mayor y tanta más impresionante como aureolada por lo maravilloso, para nuestro prestigio actual en el medio espirita                      
Nos olvidamos, sin embargo de que la revelación de esas supuestas recordaciones sirve para ridicularizarnos  también para ante los espiritas de buen sentido  y la gran mayoría no espirita. Y lo que es peor: sirven para ridicularizar la teoría de la reencarnación y al propio Espiritismo ante los medios culturales. Acontece lo mismo en la cuestión de los pases. Es natural nuestra tendencia para la simulación, el disfraz.
Ingeniero dedico  abundante estudio sobre esa cuestión. En las competiciones de  la vida tienen mucha importancia la apariencia. Somos siempre tentados  por el prestigio de las apariencias. El funcionario subalterno de una repartición publica aturde al público con exigencias de toda especie, enteramente  innecesarias, para hacer valer la importancia de su cargo, lo que vale decir su importancia.  Se forman numerosas órdenes honorificas para conceder  comendas  y laterías variadas a los compradores de importancia.
Personas de pocos recursos gastan  lo que no pueden para hablar grosso en el medio social. Es conocida la preferencia  de los hombres  de pequeña estatura  por los automóviles cola de pez. Las Universidades se llenan de alumnos para la conquista de un titulo  que les de prestigio, poco interesados en el conocimiento para adquirir, su desenvolvimiento cultural. Los fardones académicos transforman  a muchos escritores  de valor en momias comedoras de galletas.
Es tan natural esa tendencia que generalmente no se percibe el ridículo  de todas  esas cosas. es también natural que esa tendencia exista en el medio espirita, a pesar  de todas las advertencias doctrinarias sobre  la efemeridad de las glorias mundanas. El ejemplo de Jesús, el rabí popular que no procuró las vestiduras  del Templo, fue soterrado  por los honores otorgados después de la muerte que le confirieron, transformándolo hasta incluso en un tercio de Dios. Sin embargo, una tercera parte de Dios proyectada en la Tierra podía darse el lujo de no ligar para las cosas del mundo. Más nosotros los hombres, no podemos hacer eso.
Toda la suntuosidad del Templo  y de las prerrogativas, que Jesús rechazo, fue transformada en la suntuosidad de las iglesias cristianas y en las ordenaciones sacerdotales  con su jerarquía y su ritualismo complicado.
En el Espiritismo los hombres  irían a perder de un momento para otro  esa tendencia de la especie. Como la doctrina no permite los beneficios del sistema eclesiástico,  era necesario arrojar algunos sustitutivos. Uno de ellos, es el de las graduaciones mediúmnicos  y el de las reencarnaciones suntuosas.  Surgieron y surgen  constantemente las complicaciones en la práctica.
El pase se tornó popular por su eficacia.  Más es tan simple un pase que no se puede más que darlo.  Se crearon entonces las complicaciones. Son necesarios cursos especiales, con lecciones de anatomía y fisiología, para que una criatura de buena voluntad extienda las manos  sobre una cabeza sufridora. Más como imponer las manos  es cosa muy simple,  se crearon también las técnicas del pase, con palabrería fantasiosa y gesticulaciones de gimnástica sueca, que los humildes pasistas  han de aprender  con especialistas en educación física.
Véase la mezcla que se consiguió hacer, en una especie de liga metálica en que entran diversos refuerzos. El resultado fue  la transformación del pase en una exhibición de habilidades en ritmo de bale. Nadie se acuerda que el pase no es una técnica, más si una donación fluídica de amor. El pase espirita es apena  la imposición de las manos enseñada y practicada por Jesús. No es pase magnético, es pase mediúmnico.
La palabra mediúmnica ya dice que no es  el pesista quien da el pase, son los espíritus  a través de los médiums. Un pesista es un médium y pide asistencia de su guía al dar el pase. Más cuando  el guía encuentra el pase estilizado, estandarizado, transformado  en un ritual de vudú,  desiste y espera  que el sufridor procure un local de simplicidad cristiana, en el que el pueda actuar con eficacia.
Los círculos mediúmnicos con el paciente  en el medio presuponen  una concentración de fuerzas. Los médiums  ya no son más médiums, son pilas eléctricas  ofreciendo energías. No son los espíritus  quienes saben  lo que el enfermo necesita. Son los estudiantes sin experiencia de la anatomía y la fisiología del magnetismo y la gimnasia con la participación de rituales bailados  de los templos egipcios.
Las personas que desean realmente iniciarse en el Espiritismo deben comprender, ante todo, que Espiritismo es simplicidad y buen sentido. Fuera de eso lo que tenemos son escenarios  que desvirtúan la doctrina. Son esas invigilância las que amenazan  la practica espirita. Nadie desea que los espiritas sean ignorantes, más es evidente  que deben ser  imples y sencillos, comprendiendo que ni Salomón se vistió   con la belleza  de las flores sencillas  del campo. Hemos de superar el fermento de los fariseos, si queremos realmente  hacernos dignos del Espiritismo.

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FE Y DESTINO
Mercedes Cruz Reyes
La descreencia nos lleva a dejar a un lado los valores primordiales que debemos procurar dentro de la familia a procurar los desordenes  que nos corroen, porque al no tener fe en el futuro, solo buscamos los goces efímeros de la vida. En cambio con la Doctrina Espirita que nos enseña la inmortalidad del alma nos reanima la fe en el porvenir, se presenta como un campo en el cual seguiremos viviendo y al cual llevaremos nuestros enseres, sean buenos o malos, y al saber que los buenos nos darán goces y que los malos solo podrán ofrecernos dolores y angustias nos anima a sufrir resignadamente y a procurar los valores morales que son los que nos elevaran por encima de las miseria humanas.
Basta que miremos a los pájaros de nuestro país durante los meses de invierno, cuando el cielo está sombrío, cuando la tierra está cubierta con un blanco manto de nieve, agarrados unos a los otros, en el borde de un tejado, ellos se acarician mutuamente, en silencio. La necesidad los une. Con todo, en los bellos días, con el sol resplandeciente y la provisión abundante, ellos pián cuanto pueden, se persiguen, se baten, se machucan. Así es el hombre. Dócil y afectuoso para con sus semejantes en los días de tristeza, con la posesión de los bienes materiales  muchas veces se torna olvidadizo e insensible.
Una condición modesta hace más bien al espíritu deseoso de progresar, de adquirir las virtudes necesarias para su progreso moral. Lejos del torbellino de los placeres  fugaces, el juzgará mejor la vida, dará  a la materia lo que es necesario para la conservación de sus órganos, sin embargo  evitará caer en hábitos perniciosos, se torna presa de innumerables necesidades ficticias  que son el flagelo de la humanidad. El será sobrio y laborioso, contentándose con poco, apegándose a los placeres de la inteligencia y a las alegrías del corazón.
Fortificado así contra los asaltos de la materia, el sabio, bajo la pura luz de la Razón, verá resplandecer su destino. Esclarecido en cuanto al objetivo de la vida  y al porque de las cosas, quedará firme y resignado ante el dolor, que aprovechará para su depuración y su progreso.
Enfrentará la prueba con coraje, sabiendo que ella es saludable, que ella es el choque que rasga nuestras almas  y que solo por este rasgón se derrama todo cuanto de hiel  y amargura hay en nosotros.
Y si los hombres se ríen de él, si él es víctima de la intriga y de la injusticia, el aprenderá a soportar pacientemente sus males, alzando su mirada para vosotros; ¡oh! Nuestros hermanos más viejos, para Sócrates bebiendo la cicuta, para >Jesús crucificado y para Joanna en la hoguera. Habrá consolación en el pensamiento que los mayores, los más virtuosos y los más dignos sufrieron y murieron por la humanidad.
Después de una existencia bien completada, llegará la hora solemne  y es con calma, sin disgusto que verá la muerte, la muerte que los hombres rodean con un siniestro aparato, la muerte, espantajo de los poderosos y de los sensuales y que, para el pensador austero, es la liberación, la hora de la transformación, la puerta que se abre para el imperio luminoso de los espíritus.
Ese pórtico de las regiones extraterrestres será penetrado con serenidad  si la conciencia, separada de la sombra de la materia, se yergue como un juez, representante de Dios, preguntando:  “¿Qué hiciste de la vida?” y el responde: “Luche,  sufrí, ame! Enseñé el Bien, la Verdad y la Justicia; di a mis hermanos  el ejemplo de lo correcto y de la dulzura; alivié  los dolores de los que sufren y consolé a los que lloran. Ahora, que el Eterno me juzgue, pues estoy en sus manos!”
Hombre, mi hermano, ten fe en tu destino, porque el es grande. Confía en las amplias perspectivas porque el pone en tu pensamiento la energía necesaria para enfrentar los vientos  y las tempestades del mundo. Camina, valiente luchador, sube la cuesta que conduce a esas cimas que se llaman Virtud, Deber y Sacrificio. No pares en el camino para coger las florecillas del campo, para brincar con los guijarros dorados. Para el frente, siempre hacia adelante.
Mira en los esplendidos cielos esos astros brillantes, esos soles incontables que cargan en su evolución prodigiosa, brillantes cortejos de planetas. Cuantos siglos acumulados fueron precisos para formarlos y cuantos siglos serán precisos  para disolverlos.
Pues bien, llegará un día en que todos esos soles serán extinguidos, o esos mundos gigantescos desaparecerán para dar lugar  a nuevos globos y a otras familias de astros emergiendo de las profundidades. Nada de lo que ves hoy existirá. El viento de los espacios habrá barrido para siempre el polvo de esos mundos, sin embargo tú vivirás siempre, prosiguiendo tu marcha  eterna en el seno de una creación renovada incesantemente. ¿Que será entonces, para tu alma depurada  y engrandecida, las sombras y lo cuidados del presente? Accidentes fugaces de nuestro caminar que solo dejaran, en el fondo de nuestra memoria, recuerdos tristes y dulces.
Ante los horizontes infinitos de la inmortalidad, los males del pasado y las pruebas sufridas serán  cual nube pasajera en medio de un cielo sereno.
Considera, por tanto, en su justo valor, las cosas de la Tierra. No las desdeñes porque, sin duda, ellas son necesarias  para tu progreso, y tu misión es contribuir para su perfeccionamiento, mejorándote a ti mismo, más que tu alma no se agarre  exclusivamente  a ellas y que busques, ante todo, las enseñanzas en ellas contenidas.
Gracias a ellas comprenderás que el objetivo de la vida no es el gozo, ni la felicidad, sin embargo si es el desenvolvimiento por medio del trabajo, del estudio y del cumplimiento del deber, de esa alma, de esa personalidad que encontrarás en el más allá  del túmulo, tal como la hayas hecho, tú mismo, en el curso de esa existencia terrestre.

Extraído por Mercedes Cruz de  diversos libros espiritas
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ANTE DIOS TODO ES POSIBLE 
La salud de alguien, el éxito, tus necesidades, son convenientemente atendidas porque Dios es el poder. Así, cuando hayas hecho el máximo a tu alcance y los resultados no sean conforme esperabas, no te exasperes y aguarda un poco más. Ese no era el momento y si hubieras logrado el éxito, este no te sería conveniente. Permite, pues, que se haga la voluntad de Dios y no te desanimes jamás.

Joanna de Ângelis ~ Divaldo Pereira Franco
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LAS NECESIDADES DE LAS SESIONES ESPIRITAS
J. Herculano Pires
Zoom 100%Conocimiento, armonía y seriedad en la tarea, son esenciales
 La realización de las sesiones mediúmnicas en los centros o grupos espiritas, es una necesidad doctrinaria. Las sesiones no son hechas con la finalidad pura y simple de "oír espíritus", como piensan las personas poco informadas sobre la doctrina. La primera finalidad de las sesiones, es que se destinan al socorro espiritual de criaturas necesitadas, tanto encarnadas cuanto desencarnadas.
¿Por que la realizan varias religiones, en sus ceremonias y en sus sacramentos?
El Espiritismo no tiene ceremonias, ni fórmulas sacramentales, pero posee también su manera de relación con el invisible. Esa manera  es la sesión mediúmnica.
 Hay personas, también entre los espiritas, que censuran las sesiones mediúmnicas de incorporación, realizadas semanalmente en los centros.
Creen que las comunicaciones son pocas, y las mistificaciones son muchas en esos trabajos. Otras entienden que, en general, en los medios incultos, en los centros y grupos de criaturas simples, no hay comunicaciones de espíritus, más simples manifestaciones de histerismo y otras formas de morbidez psíquica o nerviosa.
 La experiencia nos ha demostrado, sin embargo, que mismo en los medios más incultos, donde impera la credulidad ingenua, se ha verificado hechos notables de identificación espírita y de socorro eficiente a los necesitados. 
Las imperfecciones en el trabajo mediúmnico no es privilegio de los medios incultos. Hay grupos de personas ilustradas que se entregan a formas inadecuadas de trabajos prácticos, por falta de conocimiento de las obras básicas del Espiritismo.
Dirigentes vanidosos, que confían más en sus propias ideas, o en la orientación de guías que les ensoberbecen la vanidad a través de constantes elogios, cometen mas disparates que dirigentes ingenuos y analfabetos.
Tanto en los grupos incultos, como en los de personas ilustradas, lo que vale es la intención, apoyada en un verdadero sentimiento de humildad. Los vanidosos incultos o ilustrados perjudican los trabajos mediúmnicos.
 Mediumnidad es sensibilidad. Los médiums, son más sensibles, mientras más sujetos están a las influencias de los espíritus y las del ambiente. El director de los trabajos y los frecuentadores también ejercen su parte, y ésta es tanto mayor, cuanto mas recargado se muestre el ambiente, cuanto más cargado esté de las ideas personales de sus componentes.
Hay reuniones en que los espíritus, casi no tiene oportunidad de expresarse, porque las ideas del grupo cierran completamente el ambiente, como un cielo nublado impide el transito normal de los aviones.
Los médiums se tornan, entonces, juguetes de la influencia del medio. Muchas mistificaciones nada más son el resultado de la opresión de esos medios,   sobre la sensibilidad de los médiums. 
Esas dificultades del trabajo práctico, alimentan la desconfianza de muchas personas en relación a la Mediumnidad.
Pero los obstáculos existen para ser transpuestos. Los espiritas suficientemente concientes de sus responsabilidades doctrinarias no pueden entregarse a las dificultades. Los trabajos mediúmnicos, como decimos antes, son necesarios. No se puede comprender Espiritismo, sin el ejercicio de la mediumnidad.
Porque toda la doctrina, se asienta en los hechos de naturaleza mediúmnica, y porque esos hechos, constituyen la forma natural de manifestación de las inteligencias invisibles, nos sirven de medio de para conocerlas y de tratar con ellas. 
El adoctrinamiento de espíritus sufridores o inferiores, no es una ilusión, pero es una realidad ampliamente constatada.
Nos preguntan algunas personas, qué poder poseemos para adoctrinar espíritus. El poder natural que Dios, concede a todos los hombres que saben cultivar la fraternidad y las buenas intenciones. Los espíritus adoctrinados en las sesiones, son criaturas inferiores, entidades sometidas a vicios o perturbadas por ideas preconcebidas, mirando los prejuicios que alimentaran en la vida terrena.
 Adoctrinar esos espíritus no es más que aclararlos a respecto de su verdadera situación espiritual y de sus deberes morales. Cosa que, habitualmente, los hombres de buen sentido, viven haciendo en la tierra, con las personas débiles a las que dan consejos y orientación.
 No hay, pues, nada de sobrenatural en las sesiones mediúmnicas de adoctrinamiento. Lo que hay es simplemente la práctica de la fraternidad. En su primera epístola a los corintios, tratando de las manifestaciones espirituales que se verificaban en las reuniones del cristianismo primitivo, el apóstol Paulo enseña como debemos comportarnos en las sesiones mediúmnicas:
 Un corazón puro, la mente volcada para el bien, y la firme confianza en el auxilio de los Espíritus Superiores, son las condiciones esenciales para a realización de eficientes trabajos mediúmnicos.
El corazón puro implica humildad. Y la humildad nos libera de los engaños y de las mistificaciones, que siempre nos acechan a través de la vanidad.
Y sea en los medios incultos, o entre personas ilustradas, cuando que están presentes los atributos y el conocimiento de las obras de Kardec, las sesiones mediúmnicas, solo pueden producir beneficios,  inmensos beneficios.
 J. Herculano Pires
 Adaptación: Oswaldo Porras 
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