domingo, 1 de febrero de 2015

LA REENCARNACIÓN EN EL CRISTIANISMO Y EN LA BIBLIA


ACEPTAR LO INEVITABLE

La humildad es una fuerza que debe estar siempre presente en nuestros caminos. Ella estabiliza nuestras condiciones emocionales, abriendo para nosotros perspectivas nuevas dentro de aquello  que antes no aceptábamos. Ella nos abre las puertas del entendimiento para aceptar  lo inevitable, que es lo mejor para nuestra vida. Si retrocedemos ante ella, es por no conocer sus efectos  en la madurez de nuestro espíritu.  La reencarnación es uno de esos ejemplos, llegando al punto de los propios conocedores de la ley al detestarla, porque no quieren portar nuevos cuerpos dentro de la secuencia impuesta por la limpieza carmica. Esos sufrían más,  porque ella no va a dejar de existir, a pesar de las resistencias alimentadas por la ignorancia.
Podemos enumerar varias situaciones inevitables en el mundo  en el que ahora vives: el dolor, el trabajo obligatorio, la educación, la disciplina, el perdón, las inferioridades; las leyes del mundo, las lluvias, los vientos, las guerras, el hambre, la peste,  las agresiones de todos los tipos  y la temible vejez y decadencia del cuerpo físico. Sabiendo de estas, puedes deducir otras más que existen en el plano en que vives.
El observador inteligente reconoce un Dios único y bueno, justo y amoroso para con todos Sus hijos. Tal observador usa de la humildad, de la obediencia y acepta  lo inevitable, aquello que no puede ser cambiado. Después reconocerá que todo está de acuerdo con las leyes naturales que nos sirven a todos.
Gran parte de los problemas son formados por nuestras creaciones y nos cabe a nosotros mismos resolverlos, limpiando nuestros propios caminos. Si la Tierra está pasando por una fase de pruebas, es porque tal es necesario para la higiene carmica de los hombres. Son procesos  del despertar espiritual de las criaturas, y la fase más dura para la humanidad debe ocurrir al final de este siglo para el principio del otro.
Si los hombres se educan, aislando sus manos de los dispositivos mortíferos de las guerras fratricidas, la propia naturaleza cobrará las deudas hechas  por las invigilância de las almas  en el pasado más remoto, con lecciones dolorosas y justas para los rezagados que no pudieron aprender por amor.
Vamos a aceptar lo inevitable  y sacar de el las lecciones que nos puedan ofrecer, por los medios que la naturaleza descubrió ser los mejores para la humanidad. Nada ocurre  sin la presencia de Dios. el es el que ve primero y analiza las consecuencias. Tales catástrofes existen dentro de nosotros en las proporciones de nuestros  tamaños evolutivos  y espirituales. Basta analizar  los acontecimientos. Cuando un anciano de una familia entra en decadencia, el apego  de la misma desea contrariar las leyes de Dios y muchos blasfeman contra los sufrimientos necesarios  para el desprendimiento del alma.
Lo inevitable debe ser respetado, para no ser perturbada la armonía. Es de buen arbitrio  que desenvolvamos la fe, porque teniendo confianza en Dios, todo pasa  en la vida  bajo la forma  de construcción, y podremos sentir al Señor más visible en todos los hechos, con y por amor a Sus magnánimas leyes.
Todas las pruebas son tempestades pasajeras. La bonanza es eterna condición del espíritu inmortal.
 -Merchita-
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                    ¿Que es la felicidad?

   Religiones, corrientes psicológicas, espiritualistas y por supuesto el espiritismo, son caminos ofrecidos al ser humano para llegar a conseguir esa ansiada felicidad.
En estos tiempos difíciles de incerteza, confusión y cambios se tratan en muchísimos artículos en prensa, televisión o radio artículos sobre la felicidad y cómo conseguirla.
Es posible que sea aún el reflejo de esta sociedad consumista y que premia la inmediatez. La necesidad de obtener fórmulas o recetas que nos ofrezcan una solución rápida a tanta turbación y insatisfacción.
Pero también existe la posibilidad de que sea la necesidad de un cambio, la necesidad de adaptarse hacia un modo de vida que sea más acorde con un mundo más feliz y menos materialista.
Con este objetivo permitidme que comparta con vosotros algunas de las ideas que me han inspirado para confeccionar este pequeño texto que no tiene apenas otra pretensión que compartir con vosotros algunas ideas y vivencias personales. La gran inspiración  para escribir este artículo ha sido el encuentro que tuvimos con nuestro amado Divaldo, en el seminario que imparte anualmente en Bonn. El eje sobre el que se centró el seminario fue, precisamente, la felicidad.
Empiezo con la pregunta de qué es la felicidad, y ahí empieza la primera decepción al leer la definición de la real academia de la lengua española que reza: felicidad es el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Me parece que estaremos de acuerdo, en que no es una definición nada profunda, puesto que la posesión de cualquier bien, cuando
pasa el tiempo, no evita que volvamos a tener la necesidad de conseguir otro “bien” y por supuesto! Es prácticamente imposible tenerlo todo en esta vida!
Así que, tenemos que conformarnos con puntitos de felicidad! ¿Como cuando un niño recibe un regalo?
¿O hay que intentar conseguir desear la nada para ser verdaderamente feliz?
Esta es una idea muy oriental, en ella se basa la teología Zen, disfrutar absolutamente del momento, centrarse en el hoy, el ahora, y disfrutarlo. Es una idea que me parece muy importante recordarla. Estamos de acuerdo, que muchos de nosotros, somos incapaces de disfrutar de esa felicidad, simplemente por las preocupaciones, las inseguridades, los miedos,por el que será! Aunque el hoy sea perfecto!
Me temo, pero, con toda la humildad del mundo, que esta idea Zen compartida por gran parte de muchas otras corrientes orientales, como el budismo, se olvidan de un maravilloso recurso! el recurso de la fe.
Es posible que no lo necesiten por la obviedad que resulta saber que existe un Ser trascendental que lo tiene todo bajo control. Recordemos que nosotros somos incapaces de llegar a esa capacidad de control y de entendimiento que tiene ese Ser, por lo que debemos
sentir la misma seguridad que siente un niño cuando se siente acompañado y protegido por su padre. Sentir la presencia ignorada de Dios especialmente en estos días de cambios y incertidumbres!
Perderemos el trabajo? Nuestra relación de pareja?
Conseguiremos esa casa deseada? De qué sirve atormentarnos con nuestras dudas y miedos… ahí crece el germen de mucho sufrimiento, que podemos decir innecesario.
Llegados a este concepto, dispongámonos a disfrutar del ahora, del momento, aprovechar cada situación para sacar esa lección maravillosa, o esa superación personal, sacar esa positividad de cualquier situación negativa, os acordáis de la película de la vida es bella?
necesario, y no temamos convertirnos en personas ingenuas o ridículas.
Divaldo explicó con uno de sus muchos ejemplos, el caso de un famoso psiquiatra, Viktor Frankl, condenado a un campo de concentración nazi, y como superó ese tormento, descubriendo una herramienta fundamental para ser feliz ante cualquier circunstancia, por muy adversa que sea. Tener un objetivo, una meta, un propósito!! Este señor anunció que el hombre se autorealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida.
Es necesario recordar que nuestra vida tiene un sentido,Divaldo me recordó que esto es lo que nos hace ser felices, No son las propiedades materiales, es ese propósito que siente cada ser humano en su interior.
El que nos da fuerza para seguir y levantarnos, el que nos permite aceptar las pruebas que nos toquen vivir, sabemos que tienen un sentido, un propósito.
El espiritismo, tiene esas herramientas para profundizar en el conocimiento y en el entendimiento de muchas de las causas de nuestros sufrimientos y nos recuerda que todo ello tiene un propósito. Sin embargo,más allá de este concepto, que és básico, me gustaría recordaros otras herramientas que tenemos a nuestro alcance para ser felices.
Es necesario sentir ese propósito de nuestra existencia,en el día a día, no esperar a la desencarnación!
Recordemos que debemos cumplir nuestras misiones cotidianas, y recordemos qué propósitos dirigen nuestra vida, recordar cuáles son nuestros objetivos materiales, sociales y por supuesto espirituales. Si realmente, al leer este artículo, piensas que no existen ninguna “misión” para ti, ya sabes cuál es la causa de tu infelicidad! Por lo tanto, a buscar un propósito!
Por último, me gustaría recordar que la crisis económica ha demostrado de forma maravillosa algo que los espiritistas, espiritualistas, filósofos y incluso algunos científicos han ido anunciando ya hace un tiempo, todo está conectado.
Formamos parte de un ecosistema, a una red que está interconectada. Recordemos diariamente esta realidad y recordemos que para ser felices es necesario que la gente que nos rodea también lo sea. Sepamos que si nosotros sufrimos, al lado existe alguien, que también siente nuestro dolor. Siempre existe alguien que siente nuestro dolor, nuestro sufrimiento y también nuestra felicidad.
Y para no ser menos, y por si todo lo leído os ha pa- recido muy infuso, recordaré una receta rápida de la felicidad que ya prescribió Shopenhauer. Él nos dio tres consejos para ser felices: disfrutar de un encuen- tro amigable, realizar algo útil por otra persona y disfrutar de pausas periódicas para meditar.
Por último, me gustaría compartir con vosotros esta frase de Víctor Hugo, que habla sobre la felicidad y que me llegó al corazón: La suprema felicidad de la vida es saber que eres
amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo.
Que seáis felices!
Marina E. Castells
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La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión
-  Buda (Siddhartha Gautama)

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LA REENCARNACIÓN EN EL CRISTIANISMO Y EN LA BIBLIA


Uno de los temas menos entendidos en el mundo occidental es el de la reencarnación, que es una cuestión central en el espiritismo así como en muchas otras filosofías y religiones orientales, incluyendo la teosofía, el budismo, hinduismo y otras, por lo cual merece una atención especial.
Lamentablemente dentro del cristianismo este concepto ha sido muy mal interpretado en muchas ocasiones, llegando hasta el punto de haber sido declarado anatema en cierto momento histórico cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano.
Esto ocurrió a pesar de que el concepto de la reencarnación se encontraba claramente en la Biblia y era profesado por algunos padres de la Iglesia.
Afortunadamente, gracias a la investigación de muchos historiadores y eruditos, hoy sabemos cómo, cuándo y por qué ocurrió este aparente desacuerdo, entre la teología cristiana oficial y la doctrina de la reencarnación.
Para los que busquen confirmación científica de estas verdades, en los siguientes epígrafes daremos algunas referencias a estudios científicos actuales, como los del Dr. Ian Stevenson, que nos dan sólida evidencia para fundamentar la Reencarnación como un hecho cierto más allá de cualquier duda razonable

En la Biblia existen suficientes referencias al  fenómeno de la reencarnación las cuales permiten argumentar que el antiguo pueblo de Israel conocía el concepto e inclusive para algunas de sus sectas, la reencarnación era parte esencial de sus creencias.
Para los cristianos en particular, las citas más importantes sobre la reencarnación pueden ser encontradas en las propias palabras de Jesús Cristo en los Evangelios.

Veamos algunos ejemplos a continuación.
Nota: Las citas han sido tomadas de la nueva versión internacional en español. La línea en paréntesis es un breve comentario que enfatiza la implicación de la cita.
Durante el pasaje de la transfiguración, Jesús dice a sus discípulos:
Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos.
(Mateo 17, Marco 9, Lucas 9.)

Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.
Implicando que Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías.

A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento,y sus discípulos le preguntaron:
Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
(Juan 9:1-3.)
Implicando que el hombre había vivido previamente antes de nacer ciego en la presente existencia.

Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham? Ciertamente les aseguro que, antes que Abraham naciera, ¡yo soy!
(Juan 8:57-58.)
Implicando que Jesús es eterno habiendo vivido anteriormente.

De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
(Juan 3:3.)

Esta cita ha sido interpretada de varias formas dependiendo de la traducción. Para nosotros la cita sencillamente implica que el hombre debe nacer de nuevo, es decir, debe reencarnar.

Si Jesús Cristo y los primeros cristianos aceptaban la reencarnación, nos preguntamos entonces, por qué esta verdad se perdió en algún momento y por qué no forma parte de la teología cristiana oficial hoy en día.
La respuesta a esa pregunta hay que comenzar a buscarla en los eventos históricos que siguieron al Primer Concilio de Nicea en el año 325 AC, cuando el emperador romano Constantino decidió convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio.

 Tomado del libro  La Sociedad Espiritista Cubana “
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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