EL GENIO Y EL ARTE
El artista, de un modo general, vive casi siempre más en la esfera espiritual que propiamente en el plano terrestre.
Su psiquismo es siempre resultante de su mundo íntimo, lleno de recordaciones infinitas de las existencias pasadas, o de las visiones sublimes que consiguió aprehender en los círculos de la vida espiritual, antes de su reencarnación en el mundo.
Sus sentimientos y percepciones trascienden a los del hombre común, por su riqueza de experiencias en el pretérito, situación esa que, a veces, da motivos a la falsa apreciación de la ciencia humana, que le clasifica los transportes como neurosis o anormalidad, en sus errores de interpretación.
Es que, en vista de su posición psíquica especial, el artista nunca cede a las exigencias del convencionalismo del planeta, manteniéndose por encima de los preconceptos contemporáneos, deduciéndose que, muchas veces, en la demasía de inconsideración por la disciplina, a pesar de sus cualidades superiores, puede entregarse a los excesos nocivos a libertad, cuando está mal dirigida o falsamente aprovechada.
He aquí por qué, en todas las situaciones, el ideal divino de la fe será siempre el antídoto de los venenos morales, liberando el camino del alma para las conquistas elevadas de la perfección.
Hay artistas que triunfaron sin ningún amparo del mundo y se hicieron notables tan sólo por los valores de su vocación, sus obras traducen algún recuerdo de su vida en el Infinito, significan la concreción de esas remembranzas profundas.
Todavía, no siempre constituyen un rasgo de las bellezas entrevistas en el
Más Allá por la mentalidad que las concibió, y sí recuerdos de existencias anteriores, entre las luchas y las lágrimas de la Tierra.
Modelos humanos, trajeron a la luz nada más y nada menos que sus propias recordaciones perdidas en el tiempo, en la sombra apagada del paisaje de vidas que se fueron. Con relación a los escritores, a los amigos de la ficción literaria, no siempre sus concepciones obedecen a la fantasía, porque son hijas de evocaciones innatas, con las cuales recomponen el drama vivido por su propia individualidad en los siglos ya muertos.
El mundo de las impresiones de los artistas tiene permanentes relaciones con el pasado espiritual, de donde extraen ellos el material necesario para la construcción espiritual de sus obras.
Los grandes músicos, cuando componen piezas inmortales, pueden ser también Influenciados por recuerdos de una existencia anterior. Esta actuación puede verificarse en lo que se refiere a las posibilidades y a las tendencias, más, en el tema de la composición, los grandes músicos de la Tierra, con méritos universales, no obedecen a remembranzas del pretérito, sino a gloriosos impulsos de las fuerzas del Infinito, porque la música en la Tierra es, por excelencia, el arte divino.
Las óperas inmortales no nacieron del lodo terrestre, sino de la profunda armonía del Universo, cuyos cánticos sublimes fueron captados parcialmente por los compositores del mundo, en momentos de santificada inspiración.
Solamente de ese modo podréis comprender la sagrada influencia que la música noble opera en las almas, arrebatándolas, en cualquier ocasión, a las ideas indecisas de la Tierra, para las vibraciones de lo íntimo con el Infinito.
¿Los Espíritus desencarnados cuidan igualmente de los valores artísticos en el plano invisible para los hombres, ya que todas las expresiones de arte en la Tierra representan rasgos de espiritualidad, muchas veces extraños a la vida del planeta.
A través de esa realidad, podréis reconocer que el arte, en cualquiera de sus formas puras, constituye el objeto de atención cariñosa de los invisibles, con otras posibilidades que el artista del mundo está muy lejos de imaginar.
En el Más Allá, es con su concurso que se reforman los sentimientos más impíos, predisponiendo a las criaturas infelices a las experiencias expiatorias y purificadoras. Y es creciendo en sus dominios de perfección y de belleza que el alma evoluciona hacia Dios, enriqueciéndose en sus sublimadas maravillas.
Cualquier expresión emotiva debe ser disciplinada por la fe, porque su expansión libre, en la base de las incomprensiones del mundo, puede hacerse acompañar de graves consecuencias, ya que el artista de genio puede transformarse en instrumento del mal.
El hombre genial es como la inteligencia que hubiese alcanzado las más perfectas condiciones de técnica realizadora, por haber alcanzado los elementos de la espontaneidad; esa adquisición, sin embargo, no lo exime de la necesidad de progresar moralmente, iluminando la fuente del corazón.
En vista de que numerosas organizaciones geniales no hubieran alcanzado la culminación del sentimiento es que hemos contemplado, muchas veces, en el mundo, los talentos más nobles encarcelados en tremendas obsesiones, o anulados en desviaciones dolorosas, porque, encima de todas las conquistas propiamente materiales, la criatura debe colocar la fe, como el eterno ideal divino.
Todos los hombres deberán buscar los valores artísticos para su personalidad, a través de sus vidas numerosas el alma humana buscará la adquisición de esos patrimonios, porque es justo que las criaturas terrenas puedan llevar de su escuela de pruebas y de perfeccionamiento, que es el planeta, todas las experiencias y valores, susceptibles de ser encontrados en las luchas de la esfera material.
El arte evoluciona con los hombres y, representando la contemplación espiritual de cuantos la exteriorizan, será siempre la manifestación de la belleza eterna, condicionada al tiempo y al medio de sus expositores.
El arte, pues, será siempre uno solo, en su riqueza de motivos, dentro de la espiritualidad infinita.
Ponderemos, con todo, que, si existe hoy gran número de talentos con la preocupación excesiva de originalidad, dando lugar a las expresiones más extravagantes de primitivismo, esos son los cortejadores inquietos de la gloria mundana que, más distanciados del arte legítimo, no consiguen nada más que reflejar la perturbación de los tiempos que pasan, apoyando el dominio transitorio de la futilidad y de la fuerza.
Ellos, sin embargo, pasarán como pasan todas las situaciones inciertas de un cataclismo, como zánganos de la sagrada colmena de la belleza divina, que, en vez de espiritualizar la Naturaleza, buscan deprimirla con sus expresiones extravagantes y enfermizas.
El artista, de un modo general, vive casi siempre más en la esfera espiritual que propiamente en el plano terrestre.
Su psiquismo es siempre resultante de su mundo íntimo, lleno de recordaciones infinitas de las existencias pasadas, o de las visiones sublimes que consiguió aprehender en los círculos de la vida espiritual, antes de su reencarnación en el mundo.
Sus sentimientos y percepciones trascienden a los del hombre común, por su riqueza de experiencias en el pretérito, situación esa que, a veces, da motivos a la falsa apreciación de la ciencia humana, que le clasifica los transportes como neurosis o anormalidad, en sus errores de interpretación.
Es que, en vista de su posición psíquica especial, el artista nunca cede a las exigencias del convencionalismo del planeta, manteniéndose por encima de los preconceptos contemporáneos, deduciéndose que, muchas veces, en la demasía de inconsideración por la disciplina, a pesar de sus cualidades superiores, puede entregarse a los excesos nocivos a libertad, cuando está mal dirigida o falsamente aprovechada.
He aquí por qué, en todas las situaciones, el ideal divino de la fe será siempre el antídoto de los venenos morales, liberando el camino del alma para las conquistas elevadas de la perfección.
La perfección técnica, individual de un artista, así como sus más notables características, no constituyen la resultante de las actividades de una vida, sino de experiencias seculares en la Tierra y en la esfera espiritual, porque el genio, en cualquier sentido, en las manifestaciones artísticas más diversas, es la síntesis profunda de vidas numerosas, en que la perseverancia y el esfuerzo se esposaron para las más brillantes floraciones de la espontaneidad.
Los artistas, como los llamados sabios del mundo, pueden dirigir, igualmente, por las petrificaciones del convencionalismo terrestre, cuando en sus corazones no palpite la llama de los ideales divinos, pero, en la mayoría de las veces, han sido grandes misioneros de las ideas, bajo la égida del Señor, en todos los departamentos de la actividad que les es propia, como la literatura, la música, la pintura, la plástica.
Siempre que su arte se desate de los intereses del mundo, transitorios y perecible, para considerar tan solamente la luz espiritual que viene del corazón al unísono con el cerebro, en las realizaciones de la vida, entonces el artista es uno de los más devotos misioneros de Dios, porque sabrá penetrar los corazones en la paz de la meditación y el silencio, alcanzando el más alto sentido de la evolución de sí mismo y de sus hermanos en humanidad.
No debemos olvidar que el arte puro es la más elevada contemplación espiritual por parte de las criaturas. Ella significa la más profunda exteriorización del ideal, la divina manifestación de ese “más allá” que polariza las esperanzas del alma.
El artista verdadero es siempre el “médium” de las bellezas eternas y su trabajo, en todos los tiempos, fue tocar las cuerdas más vibrátiles del sentimiento humano, alzándolo de la Tierra hacia el Infinito y abriendo, en todos los caminos, el ansia de los corazones por Dios, en sus manifestaciones supremas de belleza, de sabiduría, de paz y amor.
-Emmanuel-
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EL TEMOR Y LA DUDA …
Hace poco tiempo, antes de que finalice el año me pregunté; Cuántas cosas no hiciste por miedo?
Me costó bastante tiempo podes asimilar que el temor está arraigado en mi incluso, cuánto había influenciado en mi persona, en mis decisiones, en definitiva, en mi vida.
Pensaba, cuántas veces no decía mi parecer en algo, por miedo al enfado ajeno.
Pensaba, cuántas veces pudiste decir algo que ayudase a otro y no lo hiciste por miedo a equivocarte.
Cuántas veces no sometí mi conciencia por temor a Dios, siendo él un cúmulo de amor y entendimiento.
Cuántas veces no pude decir, acontecimientos de mi vida, por al miedo al qué dirán.
Cuántas veces no obré por tener temor de antemano.
Cuántas veces no dije, “Te amo” o no, por temor a la desilusión ajena y la propia.
Cuántas veces dudé de mi propia existencia y el temor a enfrentarla.
Cuántas veces le temí a mi ángel de la guarda por su moral, pensando que sus palabras son un reto hacia mi alma, siendo ellas las más dulces escuchadas.
Cuántas veces no escribí por temor a nombrar la palabra temor para no influenciar a nadie que las lea.
Cuántas veces debí ser fuerte para no dejar rastros de temores en la visión de cuantos me conocen.
También, cuántas veces sentí el temor ajeno antes las adversidades de la vida.
Cuántas veces sentí el dolor de los niños que lloran por miedo, ante los primeros pasos de nueva vida. Como el temor de la madre en la crianza de sus hijos.
Cuántas veces temí vivir, pero sin embargo estoy aquí.
Hoy, no siento miedo, aun así siento temor de que alguien me diga algo.
La duda y el temor son cosas normales en las diferentes etapas de la vida material e Espiritual, hasta suele ser un regulador de los actos de nuestra vida, que obra en concomitancia con la creación y las experiencias pasadas otrora.
No tomen este escrito literalmente, pero si a alguien le llega alguna frase, pues sabremos que somos falibles y que solo las grandes enseñanzas y la verdadera moral, nos hace inmune al miedo y al temor, dándonos la certeza de ser lo más ecuánime posible en un mundo donde aún nos queda mucho por saber en base a las verdades Universales.
Éste es un escrito de alguien que dudó y tuvo miedo, solo que hoy, puedo reconocerlo, dándole gracias a Dios, por saber que existe la verdad, el heroísmo y la fortaleza para quienes ya no dudemos del verdadero camino que ya se vislumbra de el horizonte infinito..
Un afectuoso abrazo
Juan Carlos
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HIJOS CON DEFICENCIA
La expectativa que toma cuenta del periodo de gestación de la mujer es tan especial y admisible que se justifica la frustración o la amargura que
envuelve a tantos corazones, cuando constatan que sus vástagos,
ansiosamente aguardados, son portadores de deficiencia física o mental o la conjugación de ambas.
Es comprensible el dolor y la sorpresa que se
alojan en las conciencias y en las almas paternas , al comenzar a pensar en las limitaciones y conflictos, agonías y enfermedades que acompañaran a sus hijos
, marcados irremediablemente, por toda una existencia de dependencias y limitaciones.
¿Cuántos son los padres, tomados por el amor propio, que huyen de la
responsabilidad de cooperar con los hijos debilitados?
¿Cuantas son las madres que, transformadas en estatuas de dolor o rebeldía, abandonan a los hijos a la propia suerte, relegándolos a los vientos del destino?
Entretanto, se levanta un enorme contingente de padres y de madres que, al
identificar los dramas en los que se hallan los hijos insertados, se llenan de
ternura, de dedicación, viendo en los vástagos, enfermos en el cuerpo o en la
mente, la oportunidad de crecimiento y ennoblecida lucha en pro del futuro
feliz para todos.
Su hijo con deficiencia, no lo dude, es alguien que retorna a los caminos
humanos, después de infelices rutas de decrépito al orden general de la vida.
Sus hijos lesionados por las carencias corporales o psíquicas están en proceso de resarcimiento, habiendo dejado atrás, en las avenidas del libre albedrío, las
marcas del uso de la exorbitancia, de la insumisión o de la crueldad.
Acostumbradamente, los individuos que se valieron del brillo intelectual o de la
sagacidad mental para inducir al error, para destruir vidas en el mundo, para
hacer daño, intrigando y maldiciendo, reencarnan con los centros cerebrales lesionados, en virtud de haberse atormentado con sus practicas inferiores, provocando procesos de desarreglo en las energías del alma, localizadas en la zona de la estructura cerebral.
No solo intelectuales degenerados renacen con limitaciones psico cerebrales,
son los que vienen al mundo con esa limitación, sino también, los que resolvieron sumergirse en las fosas suicidas, destrozando el cerebro y sus núcleos importantes, manteniéndose con los fulcros de energías periespirituales bajo graves disturbios que deberán ser recompuestos por medio de la reencarnación
Individuos que, en el pasado, se lanzaron a la insana destrucción corporal, tirándose desde las alturas, o bajo pesados vehículos, o dejándose ahogar bajo la masa liquida, pueden retornar ahora en la posición de hijos de su carne, marcados por el medio, por la tetraplegia, por la ceguera, mudez, sordez u otras dramáticas situaciones que están situadas en el terreno de las teratologías.
El despotismo implacable puede generar neurosis o epilepsias; el dominio cruel de masas indefensas y desprotegidas puede producir los mismos efectos.
Los homicidios crueles pueden acarrear infortunados cuadros epilépticos, produciendo sobre la red psico nerviosa adulteraciones en las energías circulantes, provocando paneles de frecuencia variada, de carácter simple o crónico.
Sus hijos con deficiencias pueden estar en alguna de esas
condiciones, necesitados de su comprensión e asistencia, para que sean
capaces de superar las propias deficiencias, colocándose aparejados de
resignación y esfuerzo intimo para que se suplanten a si mismos,
caminando para Dios, después de ser atendidos los proyectos redentores de
la Divinidad.
Ame a sus hijos con Problemas del cuerpo o de la mente, o de ambos, cooperando con ellos, con mucha paciencia y con el tributo de la ternura, para que puedan salir victoriosos de la expiación terrena, avanzando para vuelos más altos rumbo a nuestro Creador.
Llénese de cariño, de paciencia, de tranquilidad interior, viendo en nuestros hijos enfermos las joyas bendecidas que el Padre confía a nuestras manos para que las pulamos.
Por otro lado, vale considerar que si usted los tiene en sus brazos para su asistencia y sus cuidados, paternales o maternales, es por razón de sus envolvimientos y compromisos con ellos.
Usted podrá haberlos recibido por renuncia y elevado amor de su parte, más, podría ser que usted este directamente ligado a las causas que determinaron los dramas de sus hijos, cabiéndole no alimentar remordimientos impropios, mas, si, auxiliarlos e impulsarlos para la propia recomposición, en cuanto a usted, igualmente, avanza para el Creador, sufriendo a su vez, el tener que verlo rescatar, sin otra opción que no sea abrazarlos y colocarse, usted y ellos, bajo la luz del amor a Dios, resignadamente.
Autora: Teresa de Brito
Adaptación: Jose Luis Martín
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NOTA PARA LOS AMABLES LECTORES Y SEGUIDORES DE ESTE BLOG :
POSIBLEMENTE HASTA EL PROXIMO JUEVES O VIERNES NO PODRÉ VOLVER A PUBLICAR DE NUEVO EN ESTE BLOG, POR MOTIVOS FAMILIARES.
Disculpadme por las molestias: Jose Luis Martín
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