martes, 19 de mayo de 2015

Felicidad ahora, ¿Y después?



 
DIFICULTADES EN LA TAREA                 

El   servicio de divulgación del Espiritismo, enfrenta desafíos  y dificultades que te sorprenden.

Es muy fácil sembrar en el suelo preparado. Desafiadora, no en tanto, es tarea  de labrar el terreno de los corazones, cuidar de predisponerlos  para la siembra  del reino de Dios, cuando los intereses están volcados para la conquista de los recursos terrestres.
Educados para tener  y poder,  los seres humanos luchan denodadamente  por la posesión,  empeñándose en conquistar prestigio, recursos adinerados para disfrutar de las comodidades, los gozos  inmediatos, aunque entorpecedores y frustrantes. Se trata de una bella cultura filosófica,  portadora de seguridad, conforme  los padrones sociales de todas las épocas del pasado.
De ese modo, es natural que encuentres personas inescrupulosas que se utilizan de tu ingenuidad para sacar provecho inmediato, si pueden, especialmente  económico,  comprometiéndose apenas  de forma aparente, sin intereses real por la transformación moral intima para mejor.
Tú, que conoces a Jesús, aun te espantas ante la incredulidad conveniente de algunas almas reencarnadas, que permanecen  enredados en el materialismo religioso al que se vinculan igualmente  por aspiraciones inmediatistas.
Supones que son Espíritus enfermos, y tienes razón, porque el mal   en que se complacen es un estado primario de su evolución. La astucia   de que dan  muestras es hija de su instinto felino, en razón de la pobreza de la inteligencia para actuar correctamente. La forma en la que se conducen  corresponde a su nivel de conciencia del sueño que le confiere el estatuto de atraso moral y espiritual.
Mancomunados  con entidades perversas de la erraticidad inferior, on excelentes instrumentos utilizados  para la manutención en la Tierra  del estado de sufrimiento en que el planeta se encuentra, así como  el de us habitantes.
Burlándose  de todo y de todos, el tiempo también los desgasta  y los encamina en dirección a la muerte, por más larga que sea su peregrinación física, cuando, entonces, y solamente ahí, en la víspera del viaje  de retorno, se da cuenta  de la oportunidad aplicada indebidamente, cuando no lo hicieran destructivamente, despertando el deseo de recomenzar, de rehacer el camino, de recuperarse…
Como la inmortalidad es el triunfo de la vida,  tendrán oportunidad  de aprender por el sufrimiento   lapidador   de las depresiones  del espíritu, transitando nuevamente  por los mismos caminos, sin embargo en condiciones deplorables, que les constituirá bendiciones renovadoras…
Lamentaran los prejuicios  y se predispondrán  para la conquista de los valores eternos,  aquellos  que no se oxidan, que los ladrones  no roban  ni las polillas devoran.
Nadie quedará al margen de la ley del progreso, siendo arrastrado, cuando se obstina en permanecer avanzando contra la corriente.
La piedra y el trozo de madera  que intentan dificultar el curso del agua permanecen obstaculizándolo  hasta el mismo momento en que la  corriente se torna fuerte y dominadora.
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Nunca te  entregues al desanimo ante las dificultades en la tarea.
Con las facilidades adquiridas por las conquistas  de la ciencia y de la tecnología,  que tornaron al mundo  en una aldea global, conforme se refieren  muchos comunicadores,  los obstáculos para hacer el bien están siendo diluidos  por los recursos advenidos de esos notables  instrumentos, especialmente de naturaleza virtual.
Insiste, por tanto, en el programa que trazaste para tu existencia actual, porque son muchos otros  aquellos  que adhieren a Jesús  y que se permiten las modificaciones necesarias para la conquista del reino.
También tu ya transitaste por las mismas veredas en sombra  y equívocos  lamentables.
Ofrece de la gran noche del alma  las marcas profundas de los compromiso infelices, cuando te podrías haberlos vivenciados de manera edificante.
Convidado, sin embargo, por el Amor no Amado,  ahora dejaste arrastrar por su canto y encanto, entregándote a el y deseando que todos también lo conozcan.
Es normal, por consiguiente, que te aficiones a la labor  de los corazones endurecidos, a la transformación del ser humano  en carencia de fertilidad  y de labranza  cuidadosa, debiendo trabajar  con paciencia  y total confianza  en los resultados que advinieron  después de  tu esfuerzo, más que no te pertenecen.
Quien planta la col espera la cosecha mañana; quien planta el árbol fructífero igualmente anhela  por sus frutos, que no siempre tienen oportunidad de recoger;  más quien planta vidas  las entrega  a la corriente del tiempo,  sin la preocupación  de reunir  cualquier  tipo de beneficio inmediato.
Tienes la tarea que te impusiste de producir recursos útiles   para todos los que te rodean o que vengas tras tus  pisadas…
Haz lo mejor a tu alcance, distribuyendo simientes  de luz como el Sol bendito que besa el charco tomado del mismo cariño con que besa los pétalos  de la delicada rosa…
Bajo el comando de Jesús, las dificultades se tornan conquistas valiosas, así como los cardos  en la primavera  se cubren de delicadas flores…
La tuya es la tarea de servir y no dispones de otros medios, sino esos  que te inducen a producir  siempre con más entusiasmo  y alegría. Aun mismo cuando el servicio no te corresponda  al aspirado,  permanece con júbilo por la honra  de haber sido convidado  para su ejecución, sin ningún tipo de conflicto.
Delante de aquellos que producen confusión y esparcen desavenencias, mantente en paz interior y ayúdalos con bondad, porque ellos están enfermos e ignoran la dolencia que los devora.
Nadie es infeliz  por el deseo de serlo, más si por las circunstancias  que algunas veces se les escapa al discernimiento. Es cierto que se es responsable  por los hechos infelices  a que da lugar, así como por los deslices  a que se entrega. Esa, no en tanto,  es una cuestión que dice respecto a cada uno y no a tu juzgamiento. A ti te compete  auxiliar siempre y compadecerte continuamente  de los malos y de los males que engendran.
Alégrate, sin queja,  por la oportunidad de aplicar el tiempo que el Señor  te concede en la construcción de la nueva humanidad, en la cual te encuentras.
Acuérdate del apóstol Pablo  en sus duras peregrinaciones  al servicio del Evangelio, así como de todos aquellos  que se tornaron cantores de Dios, presentando el mensaje libertador.
Imítalos y homenajéalos por haber preparado  el camino  por el cual hoy recorres con facilidad, mientras que ellos tuvieron los pies y las almas dilaceradas por la aspereza  del suelo y por la perversidad humana  dominante  en la época en que vivieron…
En cierto modo, los tiempos aun  son muy parecidos, y, por eso mismo, estas convocado para el ministerio.
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 “No se cae una hoja de un árbol que no sea por la voluntad del Padre – afirmó Jesús.
Así también, el Padre acompaña tu devoción y tu esfuerzo, con inmenso amor, ofreciéndote los recursos inalienables para el existo de tu emprendimiento de iluminación y liberación de conciencias.
Cuanto mayores fueran las dificultades, mejores beneficios de advendrán al trabajo.
Avanza, cantando el mensaje de JESÚS a los oídos sordos del mundo, hasta el momento que se abran para escucharlos y recibirlos con alegría  y con sentimientos renovados.

NUNCA TE ENTREGUES AL DESANIMO POR LAS DIFICULTADES EN LA TAREA. INSISTE EN EL PROGRAMA QUE TRAJISTE  EN TU EXISTENCIA ACTUAL. HAZ LO MEJOR A TU ALCANCE, DISTRIBUYENDO SIMIENTES DE LUZ  COMO EL SOL  BENDECIDO QUE BESA EL CHARCO TOMADO POR EL MISMO CARIÑO CON EL QUE BESA  LOS PETALOS DE LA DELICADA ROSA…

DEL LIBRO DE Divaldo Pereira Franco  “Entrégate  a Dios” por el espíritu Joanna de Angelis.
Traducido por: M. C. 

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Valor de la fe

Todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, lo confesaré yo también delante de mi Padre, que está en los cielos. – Y el que me negare delante de los hombres, lo negaré yo también delante de mi Padre, que está en los cielos. (San Mateo, cap. X, v. 32 y 33).

14. Porque el que se afrentare de mí y de mis palabras, se afrentará de él el hijo del hombre, cuando viniere de su majestad, y con la del Padre, y de los santos ángeles. (San Lucas, cap. IX, v. 26).

15. El valor de la opinión se ha tenido siempre en estima por los hombres, porque es un mérito de desafiar los peligros, las persecuciones, las contradicciones y aun los simples sarcasmos a que se expone casi siempre el que no teme confesar muy alto las ideas que no son de todo el mundo. En esto, como en todo, el mérito está en razón de las circunstancias y de la importancia del resultado. Siempre hay debilidad en retroceder ante las consecuencias de su opinión y regenerarla, pero hay casos en que es una cobardía tan grande como huir en el momento del combate.

Jesús anatematiza esta cobardía desde el punto de vista especial de su doctrina, diciendo que si alguno se afrentare de sus palabras, también se afrentará de El; que El segará al que le niegue; que el que le confesará ante los hombres le reconocerá ante su Padre que está en los cielos; en otros términos: “Los que temerán el confesarse discípulos de la verdad, no son dignos de ser admitidos en el reino de la verdad”. Perderán el beneficio de su fe, porque es una fe egoísta que guardan para ellos mismos, pero que la ocultan por miedo de que les ocasione perjuicio en este mundo, mientras que aquellos que colocando la verdad sobre sus intereses materiales la proclaman abiertamente, trabajan al mismo tiempo para su porvenir y para el de los otros.

16. Lo mismo sucederá con los adeptos del Espiritismo, puesto que su doctrina no es otra que el desarrollo y aplicación de la del Evangelio; a ellos se dirigen también las palabras de Cristo. Siembran en la tierra lo que recogerán en la vida espiritual; allí recogerán los frutos de su valor o de su debilidad.

Allan Kardec ( El Evangelio según el Espiritismo)

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FELICIDAD AHORA, ¿Y DESPUÉS?

¿Usted acostumbra a afirmar que la felicidad huye de usted? ¿Que siempre  que usted está para conquistarla, ella se va, como el humo en el viento?
¿Usted no será por ventura de aquellos,  como muchos de nosotros, que coloca su felicidad en el futuro? ¿Algo que es proyectado y que un día, quién sabe, podrá ser alcanzado?
Tal vez justamente ahí reside la gran dificultad de ser feliz. No sabemos apreciar el momento que pasa,  o que tenemos, o que somos, donde estamos.
Veamos. Cuando andamos a pie, nuestra felicidad está en comprar un coche. No importa el tamaño, el color, el año. Lo importante  es que ruede, que nos lleve de un lado para otro, sin largas esperas en terminales de autobús.
Cuando, al final, conseguimos adquirir el coche y comenzamos a utilizarlo, pasamos  a desear tener uno mayor, más confortable, más económico, mejor, en fin. Y en eso pasa a residir nuestra felicidad
Ni siquiera nos damos un tiempo para estar felices  por tener el primer coche.  Hemos logrado una meta.
Cuando no tenemos casa propia, soñamos con ella. Quedar libres del fantasma del alquiler, podemos,  en nuestra propiedad, hacer lo que deseamos, sin precisar pedir autorización al propietario.
Un día, entonces, alcanzamos  nuestro deseo. Tenemos casa propia. En vez de quedar felices,  plantaremos un jardín,  para ir colocando pequeños mimos por aquí y por allí, adornando nuestro rincón particular, comenzamos a soñar con una casa mayor.
O, entonces, en un barrio mejor, con más comodidades. Al final, sería interesante que cada miembro de la familia tuviese su propio  cuarto  y su bañera.
Y soñamos, y soñamos.
Ahora, desear progresar es propio del ser humano. Desear mejorar las condiciones de vida es natural. Con todo, lo que no nos permite que seamos felices, en momento alguno,  es no valorizar la conquista realizada.
Y aprenderemos que la felicidad no está especialmente en tener cosas, más si en saber dar a ella su debido valor.
Más precioso que el coche, es la posibilidad de andar con las propias piernas.  Es tener brazos para estrechar, apretar contra el pecho a quien se ama.
Mejor que la casa donde se reside es gozar de la felicidad en el hogar, que quiere decir familia, lugar de morar, de expandirse, de crecer, de amar y ser feliz.
Es el secreto de la felicidad. Es porque encontramos seres  que nada o casi nada poseen y saben sonreír.
Es porque  las criaturas, que aun no encontraron en el esquema del consumismo, quedan felices por poder saltar, con los amigos.
Ellas olvidan si hace frio o calor, si la hora es de comer o de dormir. Lo importante es gozar hasta el último momento de la fiesta con los amigos. Por eso, todos los días, ellas nos lo dicen  con sus sonrisas: Es posible ser feliz en la Tierra
Salude el día con la oración de gratitud a Dios.
Usted está vivo.
Mientras la vida se expresa, se multiplican las oportunidades de crecer y ser feliz.
Cada día es una bendición nueva que Dios le concede, dándole prueba de amor.
Acompañe la sucesión de las horas, cultivando el optimismo y bienestar.

Redacción de Momento Espirita.

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 AMOR, ESENCIA DIVINA

El amor es un sentimiento superior en el que se funden y se armonizan todas las cualidades del corazón; es la coronación de las virtudes humanas, de la dulzura, de la caridad, de la bondad; es el nacimiento en el alma de una fuerza  que nos impulsa, por encima de la materia, hacia las  virtudes divinas; nos une a todos los seres y despierta en nosotros felicidades intimas que llegan mucho más lejos que todas las voluptuosidades terrenas.

El amor es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso alcanzado. En su punto de partida el hombre solo posee instintos. Una vez que adelanta y se corrompe, solo tiene sensaciones. Pero cuando se instruye y purifica, posee sentimientos. Y el punto culminante del sentimiento es el amor.

Amar, es ser leal, probo y concienzudo, con el fin de no hacer a los demás aquellos que no deseamos se hiciera con nosotros mismos.


Amar es sentirse vivir en todos  y por todos; es consagrarse hasta el sacrificio, hasta la muerte, a una causa a un ser.

El amor es la celestial atracción de las almas y de los mundos, la potencia divina que une los universos, los gobierna  y los fecunda. ¡El amor es la mirada de Dios!

El amor profundo como el mar e infinito como el cielo, envuelve a todos los seres. Dios es su Centro. Como el Sol se eleva indiferentemente sobre todas las cosas y da calor a la Naturaleza entera, el amor divino vivifica a todas las almas; sus rayos penetran a través de las tinieblas de nuestro egoísmo e ilumina con resplandores y temblores el fondo de todo corazón humano. Todos los seres han sido hechos para amar.

El amor a de sustentarnos en nuestras dudas, consolarnos en nuestros dolores, reanimarnos en los desfallecimientos; para así pedir a nuestro Padre que nos ayude a conquistar un porvenir mejor.

El amor es un tesoro que, cuanto más se divide, más se multiplica y se enriquece a medida que se reparte.

Cuanto más se esparce, más se agiganta. Se fija con más poder, cuanto más se irradia. Nunca perece, porque no se entibia ni se debilita, dado que su fuerza reside en el acto mismo de darse, de tornarse vida.

El amor es el oxigeno para el alma, sin el cual esta se extenúa y pierde el sentido de vivir. Es invencible porque triunfa sobre todas las vicisitudes y celadas.

Cuando es aparente, de caracteres sensualista, que solo busca el placer inmediato, se debilita y se envenena o se entorpece dando lugar a la frustración.

Cuando es real, estructurado y maduro, que espera, estimula, renueva, no se satura, es siempre  nuevo e ideal, armónico, sin altibajos emocionales, une a las personas, las reúne, las identifica en el placer general de la fraternidad, alimenta el cuerpo y dulcifica el yo profundo.

El placer legítimo proviene del amor pleno, generador de la felicidad, el amor común es devorador de energías y de formación angustiante.

El amor atraviesa diferentes fases: la infantil, que tiene un carácter posesivo, el juvenil, que se expresa por la inseguridad, el maduro pacificador, que se entrega sin reservas y se presenta pleno.

La ambición, la posesión, la inquietud genera inseguridad – los celos, la incertidumbre, la ansiedad afectiva, la cobranza de cariños y atenciones, la necesidad de ser amado, son características del amor infantil, la obsesión dominante, que piensa solamente en si en vez de en el ser amado.

La suave, dulce y tranquila confianza, la alegría natural y sin alarde, la exteriorización del bien que se puede y se debe ejecutar, la compasión dinámica, la posesividad la no dependencia, la no exigencia, son premios que otorga el amor pleno, pacificador, imperecedero.

El amor se expande como un perfume que se impregna, agradable. Suavemente, porque no es agresivo ni embriagador ni apasionado…

El amor debe ser siempre el punto de partida de todas las aspiraciones y la etapa final de todos los anhelos humanos.

El clímax  del amor se encuentra en el sentimiento que Jesús  ofreció a la Humanidad y que prosigue donando, en Su condición de Amante no Amado.
El amor suaviza el ardor de las pasiones canalizándolas correctamente hacia las aflicciones desvastadotas de que se revisten.

El amor es quien ilumina la faz oscura de la personalidad, conduciéndola al conocimiento de los defectos y auxiliándola en la realización inicial de la auto-estima, paso importante para vuelos más audaces y necesarios.

Se hace presente en el individuo le confiere belleza y alegría, proporcionándole gracia musicalidad, produciendo una irradiación de bienestar  que se exterioriza, tornándose vida, aunque las circunstancias sean de dificultad, problemas y dolores.

El amor  no tiene pasado, no se inquieta por el futuro. Es siempre hoy y ahora. No hay quien resista la fuerza dinámica del amor.

No se instala en el corazón de un momento para otro, hay  un proceso que recorrer.

Presenta sus preliminares en la amistad que despierta interés por otro  y se expande en la ternura, en forma de gentileza para consigo mismo y para con aquel a quien se dirige.

Es tan importante que, cuando está ausente, pierde el sentido de la belleza y de la vida que existe en todo. Es una luz permanente en el cerebro y paz continua en el corazón.

Instalemos el amor en el corazón para que vivifique el espíritu y  con su resplandor se expanda  a los alrededores, dando vida al suspiro de Dios que todos tenemos impulsándonos a crecer y evolucionar, amando y respetando la vida a nuestro alrededor, solo por el amor conseguirá el hombre llegar a Dios, es la fuerza que lo eleva, que lo impulsa y deja sin a penas darse cuenta de pertenecer al suelo porque desprendido de los intereses mundanos el hombre asciende rápidamente por esa fuerza llamada amor.

Es a través del amor, invencible amor, que el ser se espiritualiza y avanza en la dirección del infinito, plenamente realizado, totalmente sano, por tanto feliz.

La síntesis propuesta por Jesús en torno del amor, es de las más bellas psicoterapias que se conoce: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, en una trilogía armónica.

Debemos amar mucho para ser amados.”El amor es de esencia divina y desde el primero  hasta el último de los hombres, poseemos en el fondo del corazón la chispa de ese fuego sagrado”.

Así, en cualquier circunstancia del tiempo o lugar, en cielo claro o sombrío, en la salud o en la enfermedad, en la realización o en la caída, en el poder o en la dependencia, entre amigos o adversarios, para la plenitud y perfecta paz, amemos mucho más y distribuyamos siempre más amor, porque solo el amor tiene la substancia esencial para traducir la realidad del Padre en nuestras vidas.


EXTRAIDO del libro Amor Invencible Amor de Divaldo Franco y de la inspiración de Merchita

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