jueves, 21 de mayo de 2015

EL BAJO ASTRAL




                    Reflexión

¿ ESTAREMOS JUNTO A 

NUESTROS SERES  QUERIDOS 

CUANDO DESENCARNEMOS ?. 

Si el nivel de evolucion es mas o menos similar si podremos estar juntos, si es muy diferente, muy posiblemente no, depende. 
Hay que tener en cuenta que los espiritus que son mas superiores moralmente, si pueden, si Dios lo permite, descender a planos inferiores, para instrucción y ayuda de los espiritus mas atrasados moralmente, pero no se puede dar el caso contrario, por ejemplo, un espiritu con muchas imperfecciones aun y maldad, no puede ascender al plano donde estan espiritus mucho mas superiores moralmente, pues perturbarian la calma y la Paz de estos. 
De lo cual se desprende; que los espiritu mas elevados, pueden ver y descender donde estan los mas atrasados moralmente, pero un espiritu muy imperfecto y de muy baja moralidad, de ninguna forma puede ascender y estar con espiritus mucho mas elevados que el, hasta que este no se eleve mas moralmente. 
Si la moralidad es mas o menos similar, entonces si podrán estar juntos. 
Angeles C.M

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Psicoanálisis  Y  Espiritismo

Mercedes Cruz Reyes

La mayoría de los fenómenos  mediúmnicos  se encuadran en su apariencia, en la psicología  individual y profunda  del inconsciente, investigada  por Segismund Freud  y generalizada  bajo el término “psicoanálisis”.
Las comunicaciones de los espíritus  desencarnados, aunque tengan ciertas semejanzas,  no pertenecen al médium.  El médium es un transmisor  del psiquismo  del espíritu desencarnado.  En consecuencia,  el espíritu comunicante  es el que debe ser  psicoanalizado y no el médium,  que es un simple interprete  de la voluntad ajena.
Los espíritus desencarnados  que pueden ser  investigados, son los sufrientes, primarios, desajustados o perseguidores, que se comunican en las sesiones espiritas  para su tratamiento espiritual, puesto es un  inmejorable material respecto a los resentimientos y demás tendencias mórbidas freudianas.
El problema del espíritu desencarnado es muy complejo y de muy difícil solución, si lo comparamos  con el método psicoanalítico aplicado a los encarnados. Las personas enfermas de la mente  y pasible de éxito con la terapéutica freudiana, son los desajustados   o acomplejados con el “medio” en que viven, que después  de corregirles  mentalmente  e identificado  la causa mórbida  o la frustración enfermiza que desde la infancia los atormentaba, los pacientes,  se liberan de sus cadenas  o estímulos inconscientes  y perturbadores.
Pero  nada adelanta investigar al espíritu  desencarnado enfermo que se manifiesta a través del médium,  ni interiorizarse del inconsciente, si resurge  con  las raíces mórbidas  de los complejos y resentimientos  de culpabilidad que tenga.  En verdad las causas mórbidas no pueden removerse en el espíritu desencarnado, porque siempre estuvieron ligadas al mundo material en forma de crímenes,  calumnias, traiciones, pillaje, perversidades, avaricias, lujurias o tiranías.  Son deudas o “pecados” que practicó con el prójimo y no el producto de choques,  conflictos o desajustes, desde la infancia o juventud,  que más tarde se manifestarán  hiriéndolo en su mente disciplinada.

No estamos tratando de causas desconocidas  en la vida secreta  del inconsciente, sino de acontecimientos positivos y degradantes que están estigmatizados  en la conciencia  del espíritu manifestante bajo la forma de remordimientos, temores o desesperos.
En tal caso, el espíritu sufriente  no  vive a través del médium  una condición contradictoria o forjada por causa  de su inconsciente; el sufre los efectos de las maldades  practicadas con conocimiento de causa. El psicoanalista apenas podría identificarle  los cuadros mórbidos, pero no podría devolver  al paciente a la vida física  donde practico  sus delitos.  Nadie podrá liberarlo  del recuerdo de su acto censurable y consciente que practicó en el mundo material. Únicamente a través de nuevas existencias  se apagaran de su memoria  los efectos dañinos. Además sería imposible  rescatarlo de la región del astral inferior, donde se aloja  todo delincuente espiritual, por fuerza  y causa de su magnetismo denso.
El Espíritu enfermo puede suavizar sus angustias  y aflicciones por medio del tratamiento “evangélico” preceptuado por el Maestro Jesús, el médico de las almas y será inocuo a la cura por el método freudiano.
Freud era un psicólogo médico que intentaba entender y tratar lo que hoy en día llamáramos problemas de la personalidad y la conducta,  estudiaba más que nada el subconsciente en donde él creía que se encontraban los síntomas de sus pacientes.
El arsenal  freudiano  era inmenso y tenía rótulos para todas las actitudes, actividades y comportamiento humano.  El mundo se lleno de complejos, desde los más ridículos hasta los más complejos.
Había complejos, de pobreza, de riqueza, de inferioridad, de superioridad, de feminidad, de frustración, de todo lo que se le pueda ocurrir a la mente humana, , atribuidos a  efectos causados por los conflictos desde la infancia.  Ni el mismo Jesús, el más sabio y equilibrado de los hombres, escaparía a la manía freudiana. El Divino Maestro, no dejaría de ser un enfermo resentido, portador del, complejo mesiánico”, quizás producido por alguna arrasadora frustración   de dirigir desde la infancia.
Según Freud, cualquier hombre  debe tener su complejito enterrado en su inconsciente y que será descubierto por la pericia del sentencioso psicoanalista.
Es posible que en el médium haya algunos complejos freudianos , ya que tanto en la línea espirita  como en los terreiros  de la Umbanda  hay criaturas neuróticas,  esquizofrénicas,  exaltadas,  neurovegetativas e histéricas,  que tienen  un contacto empobrecido con el Más Allá y confunden sus propios resentimientos (complejos)  y alucinaciones como si fuesen la manifestación de los Espíritus.
Es indudable que el médium  en general reviste  las ideas de los espíritus con algo de su naturaleza anímica, pudiendo de formar  parte  de la comunicación  del espíritu, por su forma de pensar  y de sentir.  Evidentemente, una buena sacudida psicoanalista  tal vez podría sanear la mente complicada de muchos médiums, ajustándolos  en su función de verdaderos interpretes del Más Allá.
Podríamos poner como ejemplo, al médium indisciplinado en sus emociones y anonadado por el exceso de fantasías, motivado por las imágenes que bailan en su mente.  Cuando el médium es, fantasioso, histérico, exaltado, vegetativo, esquizofrénico, transfieren fácilmente para la actividad mediúmnica  los hechos o simpatías que más lo impresionaron en su vida. los grandes profetas,  los lideres,  los santos, los escritores, los artistas, gobernadores los que se destacan  en la vida material,  ejercen una gran impresión en los médiums  muy anímicos.  Estos médiums a través de supuestas manifestaciones mediúmnica  del Más allá,  aun continúan manifestándose  con insistencia  en ciertos trabajos espiritas, copiando las mismas características  que hace siglos debían tener en vida.
 Bajo tales condiciones, predominan las ideas fijas, los falsos mecanismos, auto exaltaciones, resentimientos, fobias  y sublimaciones engañosas. Aunque esos médiums actúen sin mala fe,  son improductivos  y hasta siembran perjuicios por confundir lo sensato con lo ridículo, lo verdadero con lo falso. El método del psicoanálisis freudiano, sin duda, `podría ayudar a esos médiums en lo que respecta al drenaje  de sus propias contradicciones  y complejos, manifestados a cuenta de la supuesta mediúmnidad
La diferencia  que se observa  entre el psicoanálisis  de Freud  y el Espiritismo de Allan Kardec  es la de que el psicoanalista se limita a investigar en la intimidad humana  y hace “resurgir” del subconsciente , resentimientos o complejos  que han sido adquiridos en una sola existencia  terrestre,  mientras que el Espiritismo  estudia la personalidad  humana en una  área más extensa,  porque analiza  y esclarece acontecimientos  mórbidos y característicos de otras vidas pasadas.  Freud  investigaba en las personas factores mórbidos desde la cuna  hasta el presente, en un lapso de tiempo, ignorando, que la verdadera individualidad del hombre se genera en el tiempo y en el espacio,  remontándose  algunos milenios a otras. Freud clasifico innumerables fenómenos  de carácter enfermizo en sencilla distancia de una corta vida terrena. Hechos mórbidos fijados en la contextura  inmortal del periespiritu fueron analizados  como conflictos de la infancia del paciente. Mientras Freud trataba de examinar  la personalidad humana  a través de los hechos  sucedidos   en la precariedad  de una sola vida carnal, el Espiritismo se remonta a los milenios para estudiar al espíritu inmortal.
Al investigar ciertos estados mórbidos del espíritu examinaban también  el pasado milenario del  espíritu, que está en el subconsciente.  El subconsciente  es el “deposito” de los deseos, impulsos, emociones y estímulos que permanecen guardados y que luego transmite el subconsciente.  Es una especie de “guardarropa”  de la memoria  instintiva en donde los Espíritus  acostumbran a archivar  todo cuanto  les impresiona y domina. La herencia de los instintos  animales también  se guarda en ese deposito  de la individualidad humana, que actúa en forma  de automatismo, que además, puede actuar sin la aprobación de la conciencia. El hombre aun nutre  y repara los perjuicios  ocasionados  a su edificio celular sin necesidad de tener conocimiento consciente, porque el subconsciente trata del asunto en forma satisfactoria, esclarecido por la experiencia milenaria.
 Freud confundió las adquisiciones mentales y emotivas del espíritu, a través de  varias encarnaciones  en la tierra,  como hechos oriundos  de una sola existencia humana. A pesar de su terminología brillante, investigación sincera y obstinada, apenas investigó  un fragmento  del espíritu inmortal.  El como otros tanto investigadores, ignoraban  que la mayoría de los disturbios nerviosos, mentales  o emotivos se radicaban fundamentalmente en el periespiritu preexistente y sobreviviente después de la muerte del cuerpo  físico.
Los psicoanalistas  no podrán liberar a sus pacientes de sus complejos, cuyo origen se pierden en la trama secular  o milenaria  de las encarnaciones pasadas. Son disturbios generados por el odio, egoísmo, orgullo, por la ambición, la crueldad,  venganza o codicia. En tales casos, los brillantes postulados de Freud  son incapaces de solucionar  los problemas espirituales, sensibles  únicamente a la medicación del Evangelio de Cristo. Jamás, los sentimientos y actos pecaminosos producidos por el espíritu en sus anteriores vidas, pueden lograr  satisfactorias  soluciones  con la investigación de los hechos ocurridos en la infancia del hombre,  situados en el plazo de una sola existencia carnal.
EL Espíritu encarnado sufre el asedio constante  de los estímulos enfermizos de las anteriores existencias, los criminales, las prostitutas, los calumniadores,  etc. guardan en su memoria periespiritual  las escenas de sus fechorías, de sus crímenes, de sus maldades, son tiranos que ambulan  desesperados  por las calles de las ciudades, huyendo inconscientemente  de los gritos de sus víctimas seculares. Jamás Freud  y sus seguidores podrán identificar  el origen  de esas características, recurriendo   a los hechos  vividos en la infancia, o indagando en los conflictos emotivos de sus progenitores. Tendrán que penetrar  en el pasado reencarnatorio del alma eterna.
La terapéutica espirita  es muy superior  al análisis freudiano, porque además  de remontarse a las causas “pre reencarnatorios” aun ofrece  el eficiente medicamento  del Evangelio para higienizar al espíritu eterno. El psicoanálisis convence  al paciente que determina perturbaciones  que provienen  de los acontecimientos y conflictos vividos durante la infancia. El Espiritismo, mientras tanto, señala la delincuencia  del espíritu en el pasado y le ofrece la oportunidad  de reajustarse  por la  sumisión al proceso Karmico de las vidas sucesivas. El espíritu  es clasificado como deudor, pero también recibe  el endoso espiritual para liquidar  su debito conforme sea su capacidad  y entendimiento.
El beneficio que aporto Freud, fue que dio comienzo a un verdadero proceso de investigación y cirugía para la mente enfermiza, señalando  a los científicos modernos  el proceso  y fundamento de innumerables anormalidades radicadas exclusivamente  en la actividad mental del ser. El nos hizo sentir el fabuloso poder  de la mente,  así como las debilidades del espíritu,  y que ambos pueden llegar a enfermar al cuerpo que anima.
Hoy en día sabemos que la mente humana no se puede descuidar, que hay que cuidarla tanto como al cuerpo humano, la cirugía  del cuerpo evoluciona  hacia la cirugía del espíritu; en el futuro, será función del médico  operar  determinada afección mental,  tal como lo hace hoy para operar un quiste, o apéndice. Las excrecencias  y deformaciones  que se producen alrededor  del alma, tienen sus raíces mórbidas en el pasado, así como el cáncer afirma sus ramificaciones en las entrañas  del organismo carnal.

Extraído del libro  “La Misión del Espiritismo” de Ramatis.  

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                      EL "BAJO ASTRAL "

Hay legiones compactas de seres irresolutos e ignorantes que, no siendo perversos para corresponderles las zonas purgatorias y de purificación más dolorosa, no son lo suficiente nobles como para corresponderles el primer plano superior de la relativa felicidad. Y en esos ambientes viven, entre otros, muchos de los que fueron personalidades en nuestro mundo terrenal, y en constante inconformidad y rebeldía ante esa clase de vida, en la que suelen ser mofados, ridiculizados y hasta insultados, por otros seres inferiores de esos mismos ambientes, lo cual es para ellos motivo de sufrimiento y desesperación en muchos de los casos.
Los materialistas y comodones, cuyo objeto en su vida humana ha sido el de “pasarlo bien”, viviendo solamente para sí mismos, desoyendo la “voz” de la Conciencia que les llama a las realizaciones fraternas; se encuentran en ambientes oscurecidos y aislados, al igual que otras almas de las mismas condiciones. Y ante la privación de aquella vida a la que estaban acostumbrados, comienza para ellos un período de tormentos, cuya duración varía en cada caso.
Muchos hay que, al no encontrar el cielo al que se sentían con derecho, por haber pertenecido a alguna de las organizaciones religiosas, al sentirse frustrados por el engaño en que han vivido, caen en un estado de rebeldía que les hace sufrir, por la condición penosa en que se hallan.
En los planos inferiores, existe la ley del más fuerte. Pero, ahí la fuerza no es muscular sino mental, existiendo también en esos ambientes, inteligencias endurecidas con gran poder mental, que imperan dictatorialmente, con suma dureza, sometiendo a la esclavitud a los más débiles que, sin haber sido seres de maldad, pero sí ignorantes de las cosas espirituales o impregnados de egoísmo, orgullo y demás imperfecciones morales, caen en esas regiones, obedeciendo a fuerzas de atracción. Y entre esos seres de mal, existen organizaciones mafiosas de gran poder en las regiones de las sombras, estableciendo jerarquías en orden al poder mental y desarrollo intelectual; almas endurecidas que, por siglos y siglos vienen dominando ciertos sectores del astral inferior.
Y si bien no existe ese infierno eterno, sí, existen entidades maléficas, en grupos disciplinados, verdaderas organizaciones diabólicas en el astral inferior de cada región y país, cuya ocupación consiste en tratar de desviar del camino del bien y de las superaciones, a las personas bien intencionadas, valiéndose de múltiples mañas y hasta obsesiones a los humanos, para que, una vez pasados al astral, engrosar su bando de adectos (voluntaria o involuntariamente) a los que dominan con rígida disciplina esclavizante; así como atrapar a aquellas almas que pasan a la otra vida desamparadas. Y esas organizaciones maléficas tienen sus tribunales para juzgar y cárceles para esclavizar a aquellos que, por su condición de conciencia, caen en sus garras. Y casos hay que esas mafias se atacan entre sí, consecuencia de su ambición y demás pasiones.
Y esas organizaciones maléficas, tienen también escuelas de adiestramiento, dirigidas por psicólogos de baja ralea donde enseñan a sus novatos, envidiosos y cargados de odios (al igual que está aconteciendo actualmente en nuestro mundo físico) el arte de obsesionar, y les asimilan tareas sobre personas para obsesionarlas en algunos de los diversos modos y apartarlos del camino de rectificación moral emprendido.
Múltiples son los aspectos de esas organizaciones maléficas, que tantos estragos están haciendo en la sociedad de hoy, excitando las pasiones y bajas tendencias, o mediante la sugestión muchas veces obsesivas, hacia los placeres de los sentidos.
Esos diversos ambientes de los planos inferiores, están repletos de almas que, como humanos conocemos hoy en nuestra “sociedad de consumo”. Ambientes poblados de seres viciosos almas ruines y malvadas de toda índole; que son los ambientes a los que se sienten atraídos al pasar a la otra vida.
Por que, ¿a cuántos de los humanos viciosos y ruines, almas endurecidas de nuestro mundo, les interesa ese cielo felicidad?. Posiblemente, a ninguno.
Esos (en ambos sexos) prefieren ambientes iguales a los que están acostumbrados, y generalmente son los que van a englosar esas filas.
Puede que alguno de nosotros piense, ¿por qué esos seres no pasan a las zonas de sufrimimiento, al igual que otros que no han hecho más mal que ellos? Porque, son seres más atrasados, pocos evolucionados, cerca de la bestialidad, y por ende, más insensibles de una conciencia menos evolucionada. Y la conciencia desempeña un papel preponderante y decisivo en el mundo espiritual.
Sebastián de Arauco
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EL GRAN ENIGMA, DIOS y el Universo 
A veces se oye a ciertos profanos decir: "¡Yo no necesito a Dios!" Palabras tristes y deplorables, palabras orgullosas de los que, sin Dios, no serían nada, no hubieran jamás existido. ¡Oh, ceguedad del Espíritu humano, cien veces peor que la del cuerpo! ¿Habéis oído decir alguna vez a la flor: Yo no necesito del Sol? ¿Habéis oído decir al niño: No necesito padre; al ciego: No necesito la luz? 


Pues bien, ¡Dios no es solamente la luz de las almas; es también el amor! Y el amor es la fuerza de las fuerzas. El amor triunfa sobre todas las potencias brutales. Acordémonos de que si la idea cristiana ha vencido al mundo 
antiguo, si ha triunfado sobre la potencia romana, sobre la fuerza de los ejércitos, sobre el dominio de los césares, es por el amor. Ha vencido por estas palabras: "¡Felices los que tienen la dulzura, pues ellos poseerán la tierra!" 
Y, en efecto, no hay hombre por duro, por cruel que sea, que no quede desarmado frente a vosotros si se haya convencido de que queréis su bien, su dicha, que lo queréis de una manera real y desinteresada. 

El amor es todopoderoso: es el calor que hace derretir al hielo del escepticismo, del odio, del furor; el calor que vivifica a las almas adormecidas, pero prontas a estallar y a dilatarse bajo sus rayos. 

Notadlo: las fuerzas sutiles e invisibles son las reinas del mundo, las dueñas de la Naturaleza. ¡Observad la electricidad! No pesa nada y no parece nada, y, sin embargo, la electricidad es una fuerza maravillosa: volatiliza los metales y descompone todos los cuerpos. Lo mismo sucede con el magnetismo, que puede paralizar el brazo de un gigante. Igualmente el amor puede dominar a las fuerzas y reducirlas, puede trasformar el alma humana, principio de la vida en nosotros, asiento de las fuerzas del pensamiento. He aquí por qué Dios, siendo el foco del amor universal, es también la potencia suprema. 

León Denis 
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