RICHARD SIMONETTI
TSM – Estoy íntimamente comprometida en una relación con un hombre casado, quien corresponde a mis sentimientos y afecto. ¿Tiene algo de malo entregarse al amor, y mantener un contacto íntimo como si fuéramos marido y mujer?
Simonetti – Ésta es una evidente falta de consideración hacia los otros. El atenderse y amarse recíprocamente debería solamente tener lugar entre marido y mujer. Este matrimonio ahora peligra por este amorío o relación extramatrimonial. Esta amorosa comunión cuya existencia usted percibe, desvía a este hombre de su compromiso anterior. Sería conveniente que buscara la armonía dentro suyo, superando las fantasías inspiradas por la pasión y los espíritus mal intencionados.
TSM- ¿Qué le parece la idea de que nada sucede por casualidad? ¿Acaso no podemos deducir que haya alguna intervención espiritual?
Simonetti – En realidad todo tiene una razón y nada ocurre por casualidad. Las experiencias extramatrimoniales, sin embargo, son frutos de la pasión y de las tendencias animales del ser humano. Ellas pueden, de hecho, ser ocasionadas por la intervención espiritual, sin embargo, son ocasionadas por espíritus obsesores deseosos de perturbar los hogares humanos.
TSM – Un médium me informó que nosotros tenemos fuertes lazos que traemos de vidas anteriores.
Simonetti – ¿Se refiere a un médium o a un charlatán? Las experiencias dicen que aquellos fuertes lazos son a menudo una conexión del presente y que están vinculados sólo a la sensualidad, sin ninguna verdadera relación con el pasado.
TSM - ¿No tenemos todos el derecho a ser felices junto a quien amamos?
Simonetti – Sí, sin duda, siempre y cuando no comprometamos imprudentemente a nadie en nuestro camino. Póngase en el lugar de la esposa. ¿Usted cómo se sentiría si confirmara que su marido la estuviera abandonando por otra mujer?
TSM - ¿Esto significa que nadie debería casarse por segunda vez?
Simonetti – Los cónyuges anteriores pueden reconstruir otras uniones terrenales. Ellos pueden buscar nuevas experiencias cuando el matrimonio terminó por causa de intolerables desavenencias. Con frecuencia ésta es la consecuencia, como Jesús enseñó, de la dureza del corazón humano. Sin embargo, es diferente cuando la separación se produce debido a la intervención de otra persona y la participación con uno de los cónyuges.
TSM - ¿Qué piensa de mi situación, si él es todo lo que anhelo en esta vida?
Simonetti – Para favorecer nuestra felicidad, no deberíamos circunscribir nuestros deseos y aspiraciones a la concreción de un vínculo verdadero. Existen cuestiones mucho más importantes, como por ejemplo, nuestras realizaciones como hijos de Dios, nuestros incesantes esfuerzos por aprender, el perfeccionamiento de nuestra moral y, como en las enseñanzas de Jesús, vivir la Regla de Oro – haz a los otros lo que quisieras que te hagan a ti. (Y no por ejemplo, destruir un hogar.)
TSM - ¿Debo rendirme?
Simonetti – Rendirse significa renunciar a un derecho. Su situación es diferente. Por ende, su deber es soltar, desasir. Su deber es respetar a una familia, y no convertirse en responsable de su disolución. El no actuar de esa manera le ocasionaría grandes deudas kármicas y pesaría considerablemente en su biografía espiritual con futuras consecuencias.
TSM - ¿Qué ocurrirá si en verdad el karma de la esposa fuese ver cómo su esposo la abandona por otra mujer?
Simonetti – ¿Entonces en este caso y para este propósito, sería usted el instrumento de Dios?
No se engañe. La justicia divina no necesita utilizar a los seres humanos como vehículos para su realización. Nadie nace con el karma de ser traicionado. Aquellos que se involucran y eligen este tipo de situaciones son efectivamente instrumentos, instrumentos del demonio insidioso que vive dentro de nuestros corazones: el ego.
> Richard Simonetti es uno de los escritores Espiritistas más vendidos en Brasil y en todo el mundo. Él ha hecho llegar el Espiritismo al público en general, con un lenguaje claro y directo, lleno de hechos pintorescos y anécdotas. El señor Simonetti ha estado a cargo de uno de los más grandes centros Espíritas en Brasil.
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“Quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza".
Benjamin Jonson (1572-1637)-dramaturgo inglés
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LA ADORACION A LOS ANGELES Y ARCANGELES ES PARTE DEL PROCESO EVOLUTIVO DEL ESPIRITISTA?
Necesario es entender la base espiritual, filosófica y moral que constituye el andamiaje y fundamento explicativo de casi todos los asuntos Espiritas. La Ley de la Evolución.
“Nuestra mente fragmentaria difícilmente comprende la enseñanza espírita según la cual “todo se encadena en el universo”. (Andrés Luis)
El ignorar, desconocer y no entender el mecanismo y manifestación de esta Ley en los diferentes Planos físicos y espirituales ha traído como grave consecuencia una infinidad de teorías que no encajan en la comprensión de la misma. Citaremos algunas totalmente contradictorias a la Ley de la Evolución:
a) La existencia de un lugar infernal habitado por siempre y para siempre por: entidades maléficas y almas ignorantes.
b) La adoración a los hermanos mayores, ángeles y arcángeles, como seres creados por Dios especialmente para por siempre ser (aun desde sus comienzos) seres inmaculados, incomprendidos por la humanidad, seres de Luz y Amor que no pertenecen a la misma creación del hombre.
El mensaje de André Luis, renovando la lección esencial del Cristo, viene a recordarnos que no somos solo hombres, sino ángeles en formación.
Este mensaje tiene que ser entendido por aquellas buenas personas que creyendo ser verdaderos adeptos y estudiantes del Espiritismo Filosófico y Moral, se aventuran también a la practica de la adoración de ángeles sin comprender que ellos al igual que nosotros, somos y formamos eslabones evolutivos en una misma cadena.
.Como hombres sufrimos porque nos situamos en una zona intermediaria de la evolución, entre los animales y los ángeles. Nuestras angustias, nuestro tedio, nuestro desespero resulta del conflicto cuerpo-espíritu. Pero nuestras esperanzas se alimentan de las claridades celestes que se encienden progresivamente en nuestra alma. Nuestro cuerpo nos aísla del mundo, pero nuestro espíritu nos une a todas las cosas y a todos los seres.
Ese cuerpo se cierra en las sensaciones materiales, reducidas a la percepción sensorial. Mas nuestro espíritu se abre en las emociones espirituales que nos dan la percepción extra-sensorial. La solución de nuestros problemas esta así en nosotros mismos. La fase de transición que hoy vivimos en la Tierra exige de nosotros la comprensión global de la vida. Y el camino para esa comprensión es el servicio al prójimo, que nos une a los otros el desenvolvimiento de nuestras experiencias a través del trabajo, la busca de una visión nueva de la vida como proceso evolutivo en que los fines inmediatos son apenas medios para que alcancemos la finalidad real de la existencia.
Fraternalmente,
Rey Formoso
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“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como
los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de
vivir como hermanos”
Martin Luther King
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EL SENTIDO DE LA VIDA
La vida empieza a tener sentido cuando ayudas a otro a ponerse de pie y a andar.
Cuando respiras hinchando tus pulmones de aire, y notas que no estás solo a pesar de estar en el desierto. Cuando miras al cielo y ves las estrellas que dominan el firmamento, y comprendes que no estás solo, comprendes que la vida es mucho más que el simple palpitar de tu corazón.
La vida tiene sentido cuando andas, cuando evolucionas, y no dejas tras de ti amargura.
Cuando tras de ti has dejado amigos y hermanos, cuando has dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha conocido, es cuando la vida tiene sentido.
Si tras de ti has dejado odio, ésas serán las raíces que darán en el futuro frutos amargos; si la planta que crece tiene raíces de amor, los frutos serán dulces y serán tu alimento en el andar de cada día.
Apoya tu mano sobre el hombro de aquellos que andan contigo, porque si te sientes débil ellos te reconfortarán y si te sientes fuerte andarás más de prisa.
No te ates a las alabanzas. El que te quiere no te alaba, te apoya sin palabras. Sabrás quién es el que te quiere cuando te veas reflejado en él.
Busca tu gloria, en la gloria de los demás, y los demás buscarán su gloria en ti. Si hablas a los demás, que tu palabra sea limpia; pero no hables con orgullo, porque hacerlo es hablar con falsedad.
Usa todo lo que la naturaleza pone a tu alcance. No malgastes tu tiempo. Tienes poco tiempo; justo el que estás disfrutando ahora. Trata de conocerte. No te mal utilices. Busca dentro de ti la solución a tus problemas.
Si tienes que atarte, átate a ti mismo.
No culpes a los demás de tus propios errores. Sé tu propio juez; pero un juez justo. Si andas por un bosque ten cuidado, porque habrá ramas bajas, te puedes golpear contra esas ramas.
No es necesario que las cortes, simplemente agáchate un poco para volver a levantarte inmediatamente, la rama quedará frustrada en su intento de dañarte.
No pronuncies la palabra imposible!, porque todo es posible dentro de ti si vas dirigido positivamente, si vas dirigido negativamente, poco a poco te irás hundiendo; conseguirás tal vez logros parciales, inmediatos, pero te estarás hundiendo. Si vas positivamente, quizás los logros sean más a largo plazo, pero te estarás elevando.
Sólo pasa hambre el que no sabe que tiene dos manos. Si alimentas tu cuerpo para que te sirva, debes también alimentar tu alma, para que también te sirva. Un alma poco alimentada es un alma débil, sin fuerza. Un alma bien alimentada es un alma que genera energía, que contagia, que anima. Cuida bien todas aquellas cosas que afectan la evolución de tu alma. Nunca hables con miedo, porque las palabras se volverán contra ti. Si tienes miedo no hables, porque el miedo es también contagioso.
Habla mirando a los ojos, transmite tu fuerza en tu mirada. Si quieres saber cómo es Dios, mira volar un ave, mira crecer una flor, mira a los astros moverse, y verás que en ellos se expresa la perfección
Aportación de Marilys Fernandez Rodriguez
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"Vale más sembrar una cosecha nueva que llorar por la que se perdió".
Alejandro Casona (1903-1965)dramaturgo español.
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“El reino de Dios no viene con apariencia exterior”-Jesús-
( Lucas 17,20)
Las agrupaciones religiosas del mundo, casi siempre permanecen preocupadas por las conversiones ajenas. Los creyentes más entusiastas anhelan transformar las concepciones de los amigos. En vista de eso, en todas partes somos enfrentados por hermanos afligidos por la dilatación del proselitismo en sus círculos de estudios.
Semejante actividad no siempre es útil, por cuanto que en muchas ocasiones puede perturbar elevados proyectos en realización.
Afirma Jesús que el Reino de Dios no viene con apariencia exterior. Es siempre ruinosa la preocupación por demostrar pompas y números, vanidosamente, en los grupos de la fe.
Expresiones transitorias del poder humano no testifican el Reino de Dios. La realización Divina comenzará en lo íntimo de las criaturas, constituyendo gloriosa luz del templo interno. No surge a la apreciación común, porque la mayoría de los hombres transitan semi ciegos a través del túnel de la carne, sepultando los errores del pasado culpable.
La carne es digna y venerable, pues es vaso de purificación, recibiéndonos para el rescate precioso; entre tanto para los espíritus redimidos significa muerte o transformación permanente. El hombre carnal en vista de las circunstancias que le gobiernan el esfuerzo, puede ver solamente lo que está muerto o aquello que va a morir. El Reino de Dios entretanto, divino e inmortal, escapa naturalmente a la visión de los humanos.
( Capítulo de “Camino, Verdad y Vida”).
Vemos por doquier como en nuestros días surgen sectas y religiones antíguas y modernas, así como nacen o tratan de implantar otras nuevas. Parece que todas ellas se disputan el monopolio de la Verdad , de la religiosidad o del “Reino de Dios”, del que parecen disponer en exclusiva, dando por erróneas y anatematizadas a las demás concepciones, por lo que tratan de conquistar cada vez mayores cuotas de seguidores y adeptos, que al fin y al cabo son la fuente de ingresos de las religiones, o mejor dicho, del bolsillo de sus dirigentes.
Por eso, las religiones, en sus pretensiones de ser las únicas portadoras de toda la Verdad Absoluta, se volvieron intransigentes en sus interpretaciones de los libros sagrados y en sus dogmas, y creyendo que es una obligación moral o algo supremo que el mismo Dios les pide, han tratado siempre de hacer el mayor proselitismo posible, que a veces en su fanatismo por derribar las barreras de otros credos, ha llegado hasta la violencia. Por eso las religiones siempre han sido el principal detonante y excusa para entablar las guerras, los atropellos y las muertes , poniendo por delante el nombre de Dios, como si Dios fuese alguien a quien gustase la violencia y la guerra. Es como si la seguridad doctrinaria de las personas religiosas necesitara alimentarse o apoyarse de más adeptos que sostengan y comulguen de igual modo que ellos: La seguridad que ofrece el grupo a un ser social como lo es el hombre, y cuanto mayor sea el grupo, más seguridad siente dentro de él. Por eso existe un afán de proselitismo infinito, que a veces lamentablemente también, se aprecia en las filas espíritas, confundiéndolo con el natural entusiasmo que debe acompañar nuestras disertaciones y actos cuando estamos convencidos de la verdad que encierran, pero nunca debemos olvidar que siempre esta clase de verdades son de carácter subjetivo, particulares de cada espíritu cuando las conquista. Y este afán de conquistar las conciencias a base de creencias, en sí no es malo, siempre – claro está -, que estas creencias lo sean en valores morales y éticos. Sin embargo este afán, tantas veces ardiente y desmedido por conquistar las conciencias y creencias ajenas, tal vez esté reflejando un ansia de reafirmación de nuestras propias inseguridades íntimas en cuanto a conceptos y valores trascendentes.
Esto a veces no resulta un factor positivo para quienes soportan este afán “misionero” de quienes tratan con tanto énfasis de “salvar sus almas”, o de”guiarles hacia Dios” por el “camino recto”, pues una vez convencidos de cuestiones dogmáticas externas, sin una relevancia profunda, les puede llevar a creer o aceptar un Reino de Dios que les llega desde el exterior, envuelto en pompas, ceremonias y rituales religiosos , en los que su asistencia presencial o incluso participativa en ellos, ya les son suficiente para sentir a Dios o llegar a Él. Sin embargo el desarrollo espiritual o el Reino de Dios en cada persona, es algo que el hombre debe conquistar por sí mismo, trabajando dentro de sí, individualmente, en medio de las luchas de cada día y cuando el impulso evolutivo natural le induce a ello. Es entonces cuando el hombre hace preguntas y busca respuestas en las filosofías y en las religiones que encuentra en su camino, esperando solo respuestas concretas y claras sobre estas cuestiones, conforme surgen. Así el ser humano va buscando y dando forma en su conciencia a su parcela íntima de esa Verdad Una y Total que anhela.
Sin embargo el proselitismo de unos, envuelto a veces, hasta con ardor, de cierto afán de protagonismo y de fanatismo, lleva a los demás a recibir una información o unos planteamientos que no buscaba porque no sentía todavía su necesidad. Como consecuencia, esto les puede causar cierta turbación o confusión espiritual, o en otros casos, a provocar cierto estado de conformidad, que a su vez les lleva a adoptar una creencia que les viene de lo externo, pero que no es nacida y madurada en el interior de su alma, o les conduce a una actitud estática e inerte de comodismo espiritual, pero con la íntima inquietud ante la falta de aceptación real y profunda de una creencia para la que internamente no están todavía maduros para poder comprenderla y asumirla en lo más íntimo, lo cual les impide por mucho tiempo, el poder descubrir ese Reino de Dios que nace, crece y se agranda y madura en cada uno de nosotros, cuando asimilamos nuestra parcela de Camino, de Verdad y de Vida, particulares en cada uno, y en la justa medida del particular momento evolutivo personal.
Por supuesto, es conveniente y necesario, dar de comer al hambriento, no solo con el pan material, sino también con el alimento espiritual del conocimiento y esclarecimiento, pero no podemos ni debemos empachar de un conocimiento o de una fe que no solicita o no necesita todavía, si le damos más de lo que su madurez espiritual permite. En un vaso pequeño no se puede verter un jarrón de agua sin que esta desborde el vaso, por eso, hay que dar orientación, enseñanza y consejo moral, pero solo en la medida en que se nos requiere, y naturalmente, siempre que nosotros poseamos en cantidad suficiente de aquello que se nos reclama y teniendo presente que absolutamente nadie estamos en posesión de la Verdad absoluta. De otro modo, puede ser esto un factor decisivo de desviación o de desengaño espiritual en la otra persona, que tratará de seguir esperando o buscando el Reino de Dios fuera de sí mismo, con la inteligencia y la voluntad anestesiadas por los conceptos, preconcepetos y rituales que pretenden ser el camino mejor o el camino exclusivo para llegar al Padre, con la consiguiente responsabilidad que ello comporta.
La evolución espiritual no se desarrolla a saltos, sino de un modo gradual, paso a paso, tal vez, incluso lento, pero seguro para nuestras percepciones humanas, pues Dios no tiene prisa y conoce perfectamente que tenemos una eternidad por delante para seguir creciendo hacia Él.
Por tanto, no pretendamos acelerar el caminar evolutivo de quienes creamos en un escalón inferior al que nosotros ocupamos en la escala evolutiva espiritual, solamente por diferenciación en cuanto a creencias o conocimientos que consideramos escasos o equivocados. Los conocimientos no nos “salvan”, sino las acciones, y a veces personas de escasos conocimiento espiritual, desarrollan una actividad de entrega caritativa a los demás, y demuestran un nivel superior al resto de la media, precisamente por las virtudes que atesoran y demuestran con la actividad de sus vidas.
La materia nos es necesaria para evolucionar, pero precisamente esa misma materia es la que no nos deja ver ni comprender los objetivos claros de la evolución del ser espiritual y del sentido de la existencia humana. Por eso se afirma que el Reino de Dios es inmortal e inmaterial, por lo que escapa a los sentidos de la carne que es capaz de percibir solamente lo externo.
Cuando Emmanuel habla del hombre carnal, se refiere al común de las personas apegadas a este mundo físico, que solo pueden ver y pensar en la materia y desde la materia lo que les da una percepción muy corta y limitada. Sin embargo el Reino de Dios es espiritual, lo que significa que deberemos buscarlo y hallarlo desde nuestro espíritu, eterno e inmaterial y hacerlo con una mente clara, limpia de preconceptos, y utilizando ese gran libro sagrado que naturalmente Dios nos ha dado: la capacidad de razonar con la mente y de percibir con el corazón.
-Jose Luis Martín -
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