viernes, 30 de octubre de 2015

Carl Jung y el Espiritismo


Existe en nuestra psique una desconocida dimensión


                                 

Jung y el Espiritismo


Los fenómenos espiritistas han sido estudiados por diferentes científicos. Muchos de ellos, de prestigio internacional. Basta citar a los Premios Nobel, William Crookes y Charles Richet, para evidenciar la seriedad científica de tales investigaciones. Entre las personalidades que han tratado de encontrar la naturaleza de los fenómenos mediúmnicos se encuentra el psicólogo suizo, Carl Gustav Jung (1875-1961). 
 Jung, poseía una profunda erudición y una amplia cultura humanista. Durante los años comprendidos entre 1907 y 1912, fue el discípulo predilecto de Freud de quien se separó por discrepar acerca de la libido sexual. Para Jung, la libido era un seudónimo de la energía psíquica que tanto impulsa al ser humano hacia el instinto como hacia la más alta espiritualidad. Tras separarse de Freud definitivamente en 1913, creó la llamada Psicología Analítica y se dedicó a interpretar la alquimia, los símbolos, mitos y fenómenos parapsicológicos.
 El primer contacto que tuvo Jung con el espiritismo fue en su época de universitario. Por aquel entonces, Jung tenía 21 años y leyó todo tipo de libros referentes al espiritismo que pudo conseguir, incluidos siete volúmenes del famoso clarividente, Swendenborg. Y en el verano de 1898, estando en casa de sus padres, presenció -por vez primera- la fenomenología paranormal. El tablero de la mesa del comedor se rompió inexplicablemente por la mitad y un cuchillo de acero, que estaba guardado en un cajón, se partió en cuatro trozos.
 Estos hechos le impresionaron vivamente y le impulsaron a investigar el espiritismo. Algunas semanas después, unos familiares le invitaron a participar en las sesiones espiritistas organizadas en torno a una prima suya de 15 años que moriría a los 27 años de tuberculosis. Una vez dentro de este círculo, Jung acudió regularmente todos los domingos durante dos años a las sesiones. Y sus observaciones las expuso años después, en 1902, en su tesis doctoral titulada Psicología y patología de los fenómenos llamados ocultos, donde viene a concluir que los espíritus eran complejos del inconsciente personal, con un importante grado autónomo, del inconsciente personal
 Los Siete Sermones a los Muertos
 Durante el año 1916, diferentes fenómenos de polstergeist fueron presenciados por Jung y su familia en su vivienda de Küsnacht, Suiza. Su hija mayor vio una figura blanca atravesar la habitación y su otra hija le confesó asustada que algo había levantado su manta dos veces, mientras dormía. Luego, durante el día, el timbre de la puerta sonó estrepitosamente sin que nadie lo hubiese pulsado. Y en medio de este ambiente, Jung tuvo la sensación de que la atmósfera estaba enrarecida.
 “Y de pronto -explica Jung en sus memorias- todo se llenó de espíritus. Estaban incluso bajo la puerta y se tenía la sensación de apenas poder respirar”. Naturalmente, le acuciaba la pregunta de qué es lo que pasaba. Y entonces ellos gritaron a coro:“Venimos de Jerusalén, donde no hallamos lo que buscábamos”. Ante este tipo de respuesta, Jung se sintió inspirado y durante tres tardes escribió el opúsculo gnósticoSiete Sermones a los Muertos. Los espíritus abandonaron el lugar una vez que terminó esta pequeña obra en la que -según el propio Jung- se preludiaba lo que tenía que comunicar al mundo acerca del inconsciente.

 Jung era también médium
 El empirismo científico de Jung le llevó a investigar de 1920 a 1925, diferentes fenómenos de psicocinesia, telecinesia y ectoplasmia producidos por el gran médium, Rudi Scheneider. También investigó al médium O. Schel. Pero además de la colaboración de estas dos personas, Jung pudo analizar, de una manera más directa los fenómenos espiritistas, en su propia persona. Como ya ha quedado de manifiesto, Jung a sus 41 años constató que era médium en el suceso de los Siete Sermones a los Muertos.
 Pero a lo largo de su vida, Jung experimentó muchos otros fenómenos. Encontrándose solo en su torreón suizo de Bollingen a comienzos de 1924, escuchó, durante más de una hora, diferentes sonidos rítmicos que parecían provenir de los objetos existentes dentro del torreón, pero también de las plantas del jardín. Sonidos que denominó como melodías de la naturaleza. Y poco tiempo después, en la primavera de ese mismo año, mientras dormía tranquilamente en Bollingen, ruidos de pasos, risas y charlas le despertaron. Pero, al mirar a través de la ventana, descubrió que no había nadie fuera. Intrigado, preguntó a los lugareños que le contestaron que quienes le habían despertado formaban parte del “ejército de Wotan, de las almas descarriadas”, espíritus que solían rondar por aquellos lugares frecuentemente.
 Y en 1944, a la edad de 69 años, Jung sufrió un infarto cardíaco durante el cual tuvo una experiencia extracorporal. De pronto se encontró en pleno espacio. Divisaba varios continentes desde una distancia -que luego comprobó- de casi 1.500 kms. de altura. Y en este estado encontró en el espacio una roca con un santón que le sirvieron para autoconocerse mejor. Pese a encontrarse muy bien fuera de su cuerpo, se vio obligado a regresar y durante tres semanas quedó defraudado al ver que estaba vivo. Y durante la convalecencia experimentó también diferentes fenómenos subjetivos o Psi-Gamma.
 Igualmente, Jung llegó a ver el fantasma de su mujer y el de un maestro chino llamado Lau Nai Süan que había iniciado a Richard Wilheim, en el conocimiento de la filosofía del yoga chino y de la psicología del I Ching, libro que Wilheim traduciría y comentaría en su edición alemana y que fue prologado por Jung. También habría que mencionar que Jung tuvo diversas precogniciones así como visiones hipnagógicas ectoplásmicas.


La explicación junguiana del Espiritismo
Las primeras conclusiones de Jung acerca del espiritismo se encuentran en la ya mencionada tesis doctoral de 1902, así como en el ensayo titulado Los Fundamentos Psicológicos del Espiritismo que data de 1919. Posteriormente, complementó estas explicaciones con su teoría de la «sincronicidad» expuesta, con la ayuda del Premio Nobel de Física, W. Pauli, en la obra La Interpretación y Naturaleza de la Psique (1952). Y, por último, también se pueden encontrar algunas opiniones sobre los fenómenos mediúmnicos en sus memorias.                                El espiritismo nace a finales del siglo XIX, en plena época racionalista. Incluso se dio la coincidencia que, en el mismo año en que suceden los mensajes tiptológicos con las hermanas Fox, Carlos Marx publica El Manifiesto Comunista (1848). El materialismo científico y el marxismo marginaron y hasta desecharon como absurdas a las creencias religiosas. Lo irracional y lo espiritual quedó aplastado por la diosa Razón. Esta preponderancia, en la cultura colectiva, de unos presupuestos materialistas y totalmente racionales, motivó una respuesta complementaria psíquico-espiritual surgida de las capas más profundas y arcaicas de la psique humana (llamada por Jung, Inconsciente Colectivo). Pues bien, entre los diversos movimientos espiritualistas que surgieron impetuosamente, como queriendo contrarrestar al materialismo, apareció el espiritismo.



El Inconsciente Colectivo, puede considerarse como aquel trasfondo de la psique donde se encuentran sintetizadas todas las creencias, impulsos, pautas de conducta y vivencias de la Humanidad a lo largo de su historia. Sus contenidos estructurales, los arquetipos, son núcleos energéticos que penetran de múltiples maneras, y siempre de forma arquetípica, en el campo de la consciencia.
 Los arquetipos, precisamente por disponer de energía psíquica ya en sí, pueden fascinar al ego y apropiarse de la energía psíquica accesible por la consciencia, por el ego. Entonces se puede crear una disociación de la personalidad. Pues bien, serían, fundamentalmente, los arquetipos de la inmortalidad, de la magia y el de la reencarnación, junto con el arquetipo de los espíritus, quienes provocarían las manifestaciones mediúmnicas. Estos arquetipos, impulsarían a los contenidos afectivos del inconsciente personal (deseos, pensamientos, lecturas olvidadas, sentimientos, etc.) a salir del estado represivo en el que se encuentran. Arquetipos y contenidos afectivos del inconsciente personal saltarían al campo de la consciencia y se apropiarían de la energía psíquica del ego. Esto motivaría disociaciones de la personalidad y los fenómenos mediúmnicos quedarían al descubierto.
 La percepción extrasensorial (telepatía, clarividencia, precognición, retrocognición, etc.) han sido explicadas por Jung con su teoría de la sincronicidad. Según Jung, existe en nuestra psique una parte que puede acceder a una especie de quinta dimensiónpsicoidea en la que existe un continuo espacio-tiempo y donde no existe la ley de causa y efecto. La teoría de la relatividad de Einstein y los últimos descubrimientos de la física cuántica así parecen presumirlo. Nuestro inconsciente puede acceder a esta esfera psicoidea sobre todo en los estados de trance mediúmnico e hipnótico, y provocar con ello, fenómenos de sincronicidad. Y entre éstos hay que incluir a los fenómenos espiritistas. Esta es, muy resumida, la aportación de Jung en el campo de las investigaciones sobre el Espiritismo.
Ángel Almazán de Gracia
Publicado en la revista Karma 7 
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"El respeto es la base; no puede haber confianza, no puede haber amor, no puede haber amistad, si antes no hubiese respeto."
( desconozco el autor )

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                       SONAMBULISMO 

                                          Facultad intrigante poco debatida

Una neozelandesa consiguió dirigir y enviar mensajes (1) por el celular (mientras “dormía” al volante), en completo estado de trance sonámbulo (2). He aquí un tema desafiador para la reflexión espirita, por cuanto el sonambulismo [del latín somnus- sueño y ambulare= marchar, pasear] consiste en un estado de emancipación  del alma más completo que el sueño. El sueño es un sonambulismo imperfecto. En el sonambulismo, la lucidez del alma, esto es, la facultad de ver, que es uno de los atributos de su naturaleza, es más desenvuelto. El alma ve las cosas con más precisión y nitidez, el cuerpo puede actuar bajo el impulso  de la voluntad del alma. El olvido  absoluto en el momento del despertar es una de las señales características del verdadero sonambulismo, visto que la independencia del alma y del cuerpo es más completa que en el sueño.
Allan Kardec informa en la introducción del libro de los espíritus que se interesó por el sonambulismo y magnetismo desde su juventud. En aquella época el tema era observado en todo el continente europeo, despertando interés académico  en numerosos estudiosos. El Marqués de Puysegur, uno de los más célebres discípulos de Franz Antón Mesmer, provocaba la “crisis Hipnótica” y aprovecho ese periodo de “sueño provocado”  para curar a sus pacientes. Durante el trance, ciertos sonámbulos podían dictar recomendaciones sobré el diagnóstico y el tratamiento de enfermos allí presentes.
El siglo XIX, por tanto, más allá de despertar el interés de la comunidad científica, el “magnetismo” fue bastante estudiado en las obras espiritas. El Codificador, un investigador del magnetismo desde los 18 años de edad, redefinió algunos conceptos sobre el tema. Palabras como “espíritu” y “médium” ya existían, entre tanto Kardec les dio otra acepción visando estratificar los marcos de la Doctrina  que venía al mundo  bajo las orientaciones de los Instructores desencarnados.
El “médium” en la concepción hipnotizadora, significaba  una persona  que se colocaba bajo el control de un magnetizador. Todavía, Kardec anota en el cap. XIV de El Libro de los Médiums  que “médium” es todo aquel  que siente, en un grado cualquiera, la influencia de los espíritus.
Comparemos el término “médium sonámbulo”: para los seguidores de Mesmer era una facultad que permitía  a una persona entrar en trance sonámbulo bajo la influencia magnética. Kardec al estudiar  el tema percibió  algunas variables del trance sonámbulo. Primero percibió cuando el sonámbulo actúa espontáneamente bajo la influencia de su propio Espíritu (animismo)  es la propia alma que, en los momentos de emancipación, ve, oye y percibe, fuera de los límites de los sentidos. Por otro lado, el médium sonámbulo, puede ser instrumento de una inteligencia extraña; cuando es pasivo y lo que dice no viene de sí. En suma, el sonámbulo expresa su propio pensamiento, mientras que el médium expresa  el de otra. 
Recordando aquí que el espíritu que se comunica con un médium común igualmente  puede hacerlo con un sonámbulo; porque el estado de emancipación del alma facilita esa comunicación. Muchos sonámbulos ven impecablemente los espíritus  y los presentan con tanta exactitud, como lo hacen los médiums videntes. Pueden dialogar con ellos y transmitirnos sus ideas. Lo que narran, fuera del ámbito de sus conocimientos particulares, les es con certeza recomendado por otros Espíritus.
 En Brasil el sonambulismo aun es poco comprendido porque es raramente investigado, de ahí la dificultad de muchos dirigentes de reuniones mediumnica en identificarlo. Infelizmente es un tema menospreciado por la mayoría de los espiritas. Conocemos el caso de un sonámbulo que se cayó desde el séptimo piso del edificio en el que residía. El infeliz cayó sobre la copa de un árbol y solo se dio cuenta al despertar cuando llegaba a la casa de socorro  con la medula  completamente dañada. Nunca más consiguió andar. Existen muchas personas bajo el impacto de las crisis de sonambulismo.
Entendemos que el asunto merece ser examinado y debatido con más frecuencia, mirando el abrigo y socorro a los portadores de esa facultad, que muchas veces padecen  inmensas dificultades, por no haber mayor número  de estudiosos para socorrerlos.
Como percibimos el sonámbulo natural es espontaneo al paso que el sonambulismo magnético es voluntario y por eso puede  ser provocado. Uno no suprime  al otro ya que, en ambos persiste la facultad del alma en emanciparse, ocurre apenas otra directriz, que disciplina el fenómeno. La educación mediumnica también permite al médium que, por su voluntad, ella tenga control voluntario sobre el espíritu que va a manifestarse por él.
Siendo así, puede considerarse el sonambulismo como siendo una variedad de la facultad mediumnica. Ambos caminan juntos y, en los dos fenómenos  encontramos al alma, emancipada y libre para manifestarse.  Reiteramos que el sonámbulo  actúa bajo la influencia de su propio Espíritu, es su alma que,  en los momentos  de emancipación, ve, oye y percibe, fuera de los límites de los sentidos. El médium al contrario, como dije antes, es instrumento de una inteligencia extraña;  es pasivo y lo que dice no viene de sí. El sonámbulo expresa su propio pensamiento, mientras que el médium expresa el de otro. Los Sonámbulos son médiums independientemente de  entrar en trance anímico y, en esa condición, “incorporan” espíritus sufridores, o no, más lo hacen también en el transcurso de ese trance, cuando se desdoblan y ocurre la psicofonía sonámbula. Pasan, así, del trance anímico al trance mediúmnico.
Enfatizamos que la deficiencia en el  de estudio  de esa facultad es una falta gravísima en el movimiento espirita, cara a los expedientes que proporciona  el auxilio a espíritus que padecen, sea porque el médium, en trance, se desplaza a regiones distantes, o próximas, donde existen intensos sufrimientos, sea porque lo permite “[cuando los Mentores espirituales concuerdan con la aplicación de ese recurso] someter al espíritu rebelde a la regresión de la memoria, cuando “incorporado” al médium en trance sonámbulo y, en casos así, el actúa en la condición de médium, ejercitando la psicofonía sonambulica.” (3) 

El sonámbulo puro, cuando cae en manos desavisadas, puede producir bellos fenómenos, más es menos útil  en la construcción  espiritual del bien. Por cuanto, “la psicofonía inconsciente, en aquellos que no poseen méritos  morales  suficientes para la propia defensa, puede llevar a la posesión, siempre nociva, y que por eso, apenas se evidencia integral en los obsesos  que se rindieron a las fuerzas vampirizantes.” (4)
-Jorge Hessen-
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                   DE LAS MEMORIAS DE AMALIA 
                       DOMINGO SOLER

La Tierra es un vergel de flores; sólo en sus troncos guarda las espinas, y esos troncos y espinas no los confecciona Dios, sino que son la obra de vuestras imperfecciones. Cuando el hombre quiera ser feliz, lo será; su felicidad consiste en el sagrado cumplimiento de sus deberes. Cuando el hombre comprenda que su paso por la tierra es un trabajo de prueba, empezará su verdadera labor, fatigando el cuerpo y ensangrentándose las manos, para arrancar las espinas del tronco de la inmortalidad, del orgullo, la envidia, etc., que él mismo ha fabricado.
Es un trabajo duro, pero para dejar el planeta limpio de imperfecciones, la obra ha de ser puramente vuestra.
El hombre, sólo él es quien ha hecho crecer las espinas; sólo él ha convertido ese jardín en un campo árido y sin placer ninguno. Pero el hombre se cansará de sufrir, sí; se cansará de llorar, y fatigado en la playa" de su vida, escuchando el lenguaje de su conciencia, empezará su redención. Después de redimido bendicirá los contratiempos de la vida; bendecirá la tierra ingrata que con el arado en la mano ha ido removiendo y socavando, buscando el fruto de la semilla que él mismo sembró. Entonces es cuando cada espíritu se encargará de quitar las piedras que ha puesto en su camino; entonces será el planeta Tierra ese vergel que os he mencionado antes, ¡Ah! y entonces ¡qué hermoso será descender a la tierra! Todo se regularizará y marchará como es debido que marche, porque vuestro mundo también está enlazado con la rueda de otros mundos. También a los otros planetas les ha tocado pasar por la misma rotación que el vuestro, y ahora disfrutan sus moradores de esa plácida calma que necesitan los espíritus para comprender a Dios.

Amalia Domingo Soler 
Memorias
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· ¿Que es la Fe razonada?
La fe razonada, es la que se apoya en los hechos y en la lógica, no deja en pos de sí ninguna oscuridad; se cree porque se está seguro, y no se está seguro hasta que se ha comprendido; esta es la razón porque es inalterable, "porque no hay fe inalterable sino la que puede mirar frente a frente a la razón en todas las épocas de la humanidad". A este resultado conduce el Espiritismo, y por esto vence a la incredulidad, siempre que no encuentra oposición sistemática e interesada. (Evangelio según el Espiritismo)

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EL ESPIRITISMO Y LA FAMILIA

La existencia es la oportunidad que Dios da al ser para su expiación y progreso. La familia es el mundo que rodea al ser, en ella se encuentran como autores los padres sin ellos el espíritu  no puede retornar a la vida.

El hombre debe por eso honrar y respetar a sus padres, nada más nacer le hacen el regalo más preciado la vida, que para algunos locos no tiene  valor pero nosotros los espiritas sabemos que es el  tesoro más importante del ser. Las vidas, le demuestran que Dios le espera y que solo el mal  alarga la distancia, pues el mejoramiento le aria penar menos y llegar antes. El alma es la que se conduce y de cómo lo haga depende su alegría futura o desdicha.

No todos los padres son buenos, pero sabemos  que a Dios le corresponde el juzgarlos y pedirle cuentas a ambos de la labor con sus hijos, ellos traen compromisos y si no los realizan pueden dañar el progreso del niño, pueden retardarlo y cuando regresan al espacio, el castigo de estos padres es ver a su hijo sufriendo y se sienten culpables, para que ello no nos suceda hemos de comenzar desde temprana edad a educarles y dirigirlos bien, para que sus debilidades no tomen raíces profundas en su corazón y les dañe durante toda su vida.

Todo hijo debe honrar a sus padres sean buenos o malos porque al contrario de cómo hacemos con el enemigo que es ignorarle, no podemos hacer esto con nuestros padres, ni aunque sean malos, a un mal padre, tiene que haber siempre un buen hijo.

La vida de un ser es lo más importante, por muy difícil que nos resulte  el traerle hemos de hacerlo porque todos sabemos que aquello que merecemos está latente esperando oportunidad para manifestarse y aunque eludiéramos una existencia porque no nos agradara su contenido, esta nos espera porque es la que nos sirve para realizar las tareas de nuestra redención. El renegar de los malos padres, en una familia conflictiva donde hemos nacido, es despreciar las armas para liberarnos de las deudas del ayer.

Hay hijos ingratos, que tratan mal a sus padres, y muchas veces las madres se lamentan desesperadas, con un dolor que lamentan dicen que no logran comprenderles, sus hogares destruidos y las rencillas constantes hacen que sus corazones se sientan al borde de la desesperación.

Si el espirita debe ser prudente, virtuoso, tolerante, humilde abnegado y caritativo, entre sus hermanos del ideal y en el seno de la Humanidad! Cuanto más lo debe ser en la familia!.

Si son sagrados los deberes que hemos de cumplir entre nuestros hermanos y en la Humanidad, mucho más lo son los que tenemos que cumplir en la familia. Porque debemos considerar que, más allá de los vínculos que en esta existencia nos unen con lazos insolubles, tenemos siempre historias pasadas, que se enlazan con la historia presente.

Los que no son espiritas atribuyen todo a la casualidad. Nosotros sabemos, sin embargo, que no hay efecto sin su causa, y que las contrariedades o las alegrías de hoy son la continuación de nuestras vidas pasadas. Por eso, el espirita  debe ver en su familia un grupo que le fue dado en custodia, y para el cual tiene muchos deberes a cumplir y muchos sacrificios a realizar. Por eso, el esposo debe ser el apoyo y el sustentáculo de la esposa; debe amarla, respetarla, protegerla, aconsejarla, orientarla y proporcionarla en todas las circunstancias de la vida, lo que sea necesario. También el debe obediencia, amor, respeto y todas sus tendencias, sin faltar jamás al respeto y a la obediencia, que debe al que Dios le dio como guía en este mundo de dolor.

Cuando entre los esposos hay temperamentos opuestos, o un mal genio que torna difícil la unión, es espirita debe escudarse en su prudencia, con tacto y paciencia a toda prueba. Debe estar unido a lo Alto, tener mucho amor al Padre, recordar siempre la paciencia y la abnegación del Señor, y permanecer en contacto con su Guía Espiritual, por medio de la oración y por la práctica de la indulgencia hacia los que le atormentan. Por muy difícil que esto nos resulte, no debemos rebelarnos, procurando sacrificarnos y si fuese necesario, recordar, que lo que hoy nos sucede es el resultado del ayer, y si lo hacemos obtendremos una gran recompensa.

Hubo dos hermanos, que sufrieron mucho con sus familias, nunca consiguieron la tolerancia de los familiares, siendo constantemente objeto de burlas y desprecios por parte de sus seres más queridos. Y de estos dos hermanos, ya desencarnados, se recibieron comunicaciones que, moralmente hablando, son de enorme elevación y demuestran una felicidad muy grande.

El sacrificio en la Tierra de ellos fue muy grande, pues nada hay tan doloroso como el vernos despreciados y ridícula rizados por aquellos que amamos. Pero esos sacrificios, y sufrimientos son recompensados doblemente, por nuestro Padre, nuestro Dios, que todo tiene en sus manos, todo sabe y todo puede. Estas situaciones suelen ser excepcionales y pocos se encuentran en ellas. Lo más común en el espirita es el ser padre de algunos hijos, y su misión no está exenta de peligros, siendo necesario a veces una abnegación a toda prueba, dirigida por el buen sentido espirita.

Muchas veces todos los hijos no son buenos como todo padre desea y acarrean disgustos y sinsabores, que inciden en un gran sufrimiento. Los padres, entonces, necesitamos saber sufrir, teniendo mucho cuidado en mantener el mismo afecto para todos los hijos, tanto para los buenos, como para los que nos disgustan. El espirita debe sentir el mismo amor por todos sus hijos. Y no debe olvidar que los más necesitados de su misericordia son los menos provistos de bondad y comprensión. Hay hijos que llevamos por la mano a todas partes, y hay otros que no basta cogerlos por la mano, es preciso arrastrarlos.

Es verdad que a veces el padre no puede tratar a todos los hijos de la misma manera, en virtud de la diferencia de conducta y de comprensión de los hijos. Pero el padre y la madre deben mantener el amor en sus corazones, y si es posible, mucho más fuerte por el hijo que más lo necesita, sea por atraso moral o por otros motivos. Pues todo espirita que tenga hijos  no debe olvidar que no los tiene por acaso. No fue por casualidad, más obedeciendo a un plan providencial para su bien y el de sus hijos, que ellos nacieran. Quién sabe si fuimos enemigos, o tenemos deudas que ajustar, y por eso Dios los ha puesto en nuestro camino, unidos por los lazos de la familia, para satisfacer un pago que de otra manera no podríamos hacer.

¡Quien sabe si la mujer abandonada de otras existencias, que sirvió apenas para satisfacer caprichos, viene ahora a reclamar el apoyo a que tiene derecho! Por eso el espirita, debe tener el mayor cuidado en la educación de todos sus hijos, más aun, ha de velar por los hijos que le vienen cargados de imperfecciones y son la causa de grandes disgustos.

¡Cuantos casos hay, entre los encarnados, que si pudiésemos conocerlos, nos harían bajar la cabeza y ponernos de sobre aviso! En la verdad no podemos conocerlos. Nos basta saber, sin embargo, que no hay efecto sin causa, y que Dios, en su infinita sabiduría, nada hace de inútil ni de injusto. Así, cuando el hombre encuentra una esposa mala, o la mujer encuentra un mal marido, no es por acaso, más por una sabía determinación. Si un buen padre tiene malos hijos, no se trata de castigo, más de las consecuencias de una ley justa.

El espirita que conoce todas esas cosas y todavía muchas otras, no puede considerar la vida como un simple paseo, sino como una secuencia de hechos  que lo herirán hasta lo más profundo del alma, que lo harán sufrir y derramar lágrimas. Mas justamente por eso debe ser fuerte, de ánimo firme, compasivo y abnegado, caritativo para con todos, y muy especialmente para con las imperfecciones de sus hijos, depósitos sagrados que el Padre les concede, para que sea su protector y guía, a fin de hacerlos avanzar por lo menos un paso, en el caso de no poder hacer más.

Un hijo nuestro puede ser un gran enemigo de otras existencias, o un amigo cariñoso. Y no hay duda que, en las profundidades de nuestra alma, resuenan aun los recuerdos del pasado. El Espiritismo es eficiente, para hacernos progresar, pues su solución definitiva es que debemos amar, amar y amar.

Si, amar a los que no nos quieren, a los que nos odian, a los que nos protegen o nos persiguen, a los que nos hacen el bien o nos desean el mal. El espirita que consiga tener el amor como ley y lo ponga en práctica, no estará en tinieblas. Su vida terrena fluirá plácidamente, y después de ella alcanzara la felicidad.

Cuando el espirita no tiene esposa e hijos, pero tiene aun a los padres, no debe olvidar el deber de tributarles todo el respeto, cariño y amor.

Es necesario encarecer la importancia de los cuidados paternales, bajo la luz de la realidad espiritual, tan descuidada, olvidada por los progenitores.

Al igual que vacunamos a los niños para prevenirles de ciertas enfermedades, no debemos olvidar la grandeza de la cual es constituida la Doctrina de Jesús, como bendita medicación profiláctica, a fin de que los hijos tengan estructura para conseguir vivir en el mundo con los valores morales espirituales, asimilados en el hogar bien orientado.

Cuando llevamos a las guarderías, colegios a nuestros hijos, en la fase infantil, surgen en ellos problemas de carencias, ansiedades e inseguridades, conforme su estructura psicológica y emocional. Durante la primera infancia, más que nunca, será muy importante que el niño recoja la ternura de la convivencia del hogar, con su madre, cuando no sea posible que este con los padres.

Debemos bendecir al hijo, cada mañana, cada anochecer, sin que él sea un peso, un estorbo. Es junto a nuestros hijos que las madres encontramos las más exuberantes oportunidades de avanzar, en espíritu, para alcanzar los campos luminosos del progreso, los cuales anhelamos. La mujer no vive solamente para sí. La mujer madre vive por sí y por sus hijos y deberá guardar la certeza de cuanto ella influirá sobre las vidas de los suyos, este o no consciente de eso.

La mujer tenemos que prepararnos para un mejor entendimiento de nuestra propia vida y de su misión. Si es viable y oportuno, trabajar fuera de casa pero sin sumergirnos en la manía de la fuga del hogar, sin razón y sin lógica.

Junto a nuestros hijos, hemos de tener cuidados de maestra y de hermana, de enfermera y de madre resguardándolos – por lo menos mientras sean pequeños- de los conflictos y tormentos dispensables de la Tierra. Observemos a nuestros hijos y amémoslos, sin sentimentalismos ridículos que más representan desajuste emocional que real bienquerer.

Es incalculable el número de criaturas que llegan a la edad adulta manteniendo los padrones psicológicos de las fajas infantiles. En el hogar, en la forja domestica de los caracteres padres y madres o tutores, pueden y deben establecer programas educacionales, tranquilos y sabios, para que homenajeen a la vida terrena con la dedicación vivida delante de los educandos.

Es común encontrar en las veredas domesticas las conocidas crisis de irritación y cólera; tristezas y aborrecimientos resbalando para la depresión; excesos de euforia derivando en desentendimientos; bromas impensadas desbordando para la ofensa que lastima, tanto como la habladuría no caritativa determinando malestares y arrepentimientos y así en adelante.

Cuando estamos tranquilos, ofrecemos al conjunto nuestra contribución pacificadora; cuando nos juzgamos con el derecho de embravecernos; de vociferar de imponer y de dañar, descargamos nuestra ponzoña mental en el ambiente, provocando disturbio general.

Como es muy raro que en los momentos de perturbación alguien se preserve vacunado contra esa posición fluídica dañina, sufrimos terriblemente la actuación negativa del desequilibrio.

Nadie puede creer poder vivir en un hogar sin cualquier indisposición física o moral, o sin padecer uno u otro estilete de las sombras que, apoyándose en las imperfecciones individuales, promueven verdaderos conflictos y desajustes entre los comensales de la familia.

Solo el que haya desarrollado mayor nivel de comprensión y de vigilancia encontrara elementos para frenar la onda nociva de las energías deletéreas, y con mucho esfuerzo, sabrá percibir la acción nefaria de los hermanos invisibles de baja postura moral.



En la familia, todos los tipos de vicios, materiales y morales, suelen servir de alimento para las obsesiones en casa...

Los celos, el egoísmo, la vanidad, el apego desenfrenado a personas y cosas se vuelve fabulosas bases para que se instalen los anzuelos  de la actuación perturbadora de las tinieblas. Los gritos y los mutismos de hielo, tanto como la indiferencia y el sentimiento de posesión suelen ser, de la misma manera, notables materiales fomentadores de la desarmonía domestica.

Aunque reconozcamos que nadie es perfecto, es impostergable el deber, de quien conoce las lecciones de Jesús, el trabajo de auto corrección, procurando no pesar con sus problemas sobre la vida de los entes queridos. Es necesario evitar, todo lo que pueda hacer a nuestro hogar infeliz. No desequilibremos la estabilidad de nuestro nido de afectos. Procuremos ser agentes de alegría, de la cooperación amiga, de la comprensión fraternal, sin negarnos a las observaciones correctivas, señaladas con mucho cariño.

Cuando en la familia perdemos el sentido de la existencia por caminos nocivos, la estructura de la sociedad se sumerge en desvanes de la incoherencia, de la criminalidad de la ignorancia moral.

Cuando el amor verdadero entra en el hogar, ilumina a la familia y se hace posible la materialización de la buena voluntad, del espíritu de cooperación, del entusiasmo con la victoria del otro, de la participación de las luchas comunes.

El amor introducido en el corazón de los que aman, no padece interese mezquinos, renuncia cuando sabe que de esta manera podrá auxiliar mejor, sabe callar para apaciguar infructíferas querellas o consigue hablar para aclarar y enaltecer, construir y bendecir.

El hijo ingrato es dilacerado del corazón de los padres, impío verdugo que no se conmueve con las doloridas lagrimas maternas ni con las angustias sumadas y penosas del sentimiento paterno.

Con la desagregación de la familia, que se observa generalizada en la actualidad, la ingratitud de los hijos se hace responsable por la presencia de variados canceres morales, en el abatido organismo social, cuya terapia se presenta compleja y difícil.

Muchos padres no preparados para el ministerio que encaran en relación a la descendencia, cometen errores graves, que influyen considerablemente en el comportamiento de los hijos, que a su vez, se rebelan contra estos, crucificándolos en el madero áspero de la ingratitud, de la rebeldía y de la agresividad continua, culminando, no raramente, en escenas de pugilato y vergüenza.

Muchos progenitores, igualmente, inmaduros o versátiles, que transitan por el cuerpo excitados por el tormento de placeres incesantes – que los hacen olvidar las responsabilidades junto a los hijos para entregarlos a siervos remunerados, en cuanto se corrompen en la liviandad – responden por el desequilibrio y desajuste de la descendencia, en la desenfrenada competición de la utópica y moderna sociedad.

Aun así, hay hijos que recibieron de los genitores las más proliferas demostraciones y testimonios de sacrificio y cariño, aspirando a un clima de paz, de salud moral, de equilibrio domestico, nutridos por el amor sin fraude y por la abnegación sin fingimientos, y se revelan, de pronto, fríos, exigentes e ingratos.

Si frente a padres irresponsables la ingratitud de los hijos jamás se justifica o procede, la proporcionada por aquellos que todo reciben y todo niegan, solamente encuentra explicación en la reminiscencia de los desajustes pretéritos de los Espíritus, que, a pesar de ser reunidos otra vez para recuperarse, avivan las animosidades que vierten del inconsciente y se corporifican en forma de antipatía y aversión, impulsando a la ingratitud que los arroja a las rampas infelices del odio disolvente.

La familia es bendita escuela de educación moral y espiritual, oficina donde se tallan caracteres, laboratorio superior en el que se caldean sentimientos, estructuran aspiraciones, refinan ideales, transforman heridas antiguas en posibilidades preciosas para la elaboración de deberes edificantes.

Por ello, el hogar, aun cuando es señalado por los dolores derivados del mejoramiento de las aristas de los que lo constituyen, es fragua purificadora donde deben forjar las bases seguras de la Humanidad de todos los tiempos.

Cuando el hogar se marchita y la familia se desorganiza, la Sociedad se debilita y estentórea.

De noble significación, la familia no son solamente los que se aman, a través de los vínculos de la consanguinidad, sino también, de la tolerancia y solidaridad, que deben donarse los equilibrados y afables a los que constituyen los eslabones débiles, perturbadores y en desfallecimiento, en el clan domestico.

A los padres caben siempre los deberes impostergables de amar entender hasta el sacrificio a los hijos que les llegan por las vías sacrosantas de la reencarnación, educándolos y depositándoles en las almas las simientes fértiles de la fe, de las responsabilidades, instruyéndolos y en ellos inculcando la necesidad de la búsqueda de elevación y felicidad. Lo que derive serán consecuencias del estado moral de cada uno, que no les caven prever, recelar o sufrir por anticipación pesimista.

A los hijos compite amar a los padres, aun cuando sean negligentes o irresponsables, por cuanto es del código Superior de la Vida, el impositivo: “Honrar padre y madre”, sin excluir a los que lo son apenas por función biológica, más aun así, por cuyo intermedio la Excelsa Sabiduría programa necesarias pruebas redentoras y punzantes expiaciones liberadoras.


Ante el hijo ingrato, sea cual sea la situación en que se encuentre, guarda piedad para con él y dale más amor...

Agresivo y furioso, exigente e impío, transformado en enemigo tan insensible como odioso, ofrece, aun, paciencia y más amor...

Si te hablaran sobre traumas que trae de la infancia, en complejos que proceden de esta o aquella circunstancia, como efecto de la libido tormentosa con que los simplistas y descuidados pretenden excusarlo, culpándote, recuerda, en silencio, que el Espíritu  precede a la cuna, trayendo grabados en los tejidos sutiles de la propia estructura gravámenes y conquistas, elevación y delincuencia, pudiendo, entonces, comprenderlo mejor, ayudarlo más, disculparlo con eficiencia y socorrerlo con propiedad, prosiguiendo con eficiencia y socorrerlo con probidad, prosiguiendo a su lado sin pesar y alentado en el programa con la familia infeliz y los hijos ingratos, rescatando por el sufrimiento y amor tus propios errores, hasta el día en que , redimido, puedas reorganizar el hogar feliz a que aspiras.

La familia incuestionablemente, constituye el más notable núcleo de liberación y aprendizaje para los espíritus llegados al mundo de las densas energías en las actividades de la renovación individual.

El polo familiar representa iluminado estuario de bendiciones y hermosuras, como puede convertirse en un terreno pantanoso de fuerzas aterradoras, en función de los individuos que lo forman, cuando están dispuestos al crecimiento y a la liberación o cuando hacen del seno domestico un palco para disipaciones y alucinación.
- Merchita -
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                FIDELIDAD HASTA MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

                                                    

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