¿ Cuando deja de ser necesaria la Reencarnación ?
En nuestro planeta actual, todavía clasificado como de pruebas y expiaciones, deja de ser necesaria la reencarnación cuando el Ser ya se ha perfeccionado y evolucionado lo suficiente asimilando todas las lecciones que le puede ofrecer este mundo, y una vez que la Ley de Consecuencias ha equlibrado todas sus deudas morales erróneas; a partir de ese nivel evolutivo espiritual alcanzado, ya no habrá nada que obligatoriamente lo atraiga de nuevo a este mundo, a no ser que voluntariamente y según el dictamen de la Ley del Amor, planifique voluntariamente y sele conceda alguna existencia como misionero para ayudar a otros seres espirituales aquí encarnados que lo necesiten.
Cuando el Ser llega a este punto evolutivo que le aleja de la obligación de las reencarnaciones repetidas y dolorosas por lo general, en este mundo o en otros de la misma categoría, aún después, continúa evolucionando y reencarnando en otros mundos más adelantados, con unas materias mas o menos sutiles o diferente a las actuales, según el nivel evolutivo de sus Espíritus. En esos mundos de mayor nivel evolutivo, podrán encontrar nuevas lecciones para su elevación y continuidad evolutiva.
La evolución del Ser es ilimitada, y cuando para continuar la misma ya no le es necesario ninguna clase de mundo material o físico, prosigue en nuevas etapas, progresando en otros mundos inmateriales, cada vez más sutíles, invisibles para la mirada del ser humano terrestre, pero tan reales como el nuestro de materia más grosera, y mucho más evolucionados y desarrollados que este que ahora habitamos nosotros.
Es de señalar que hasta llegar al punto de no necesitar de la Reencarnación en esta clase de mundos de Expiación y de Pruebas, como lo es la Tierra actualmente, aún necesitaremos de muchas otras vidas en las que poder saldar deudas espirituales, pendientes del pasado, y desarrollar, aprender y asimilar toda clase de virtudes , adquiriendo toda la Sabiduría que este plano físico nos pueda ofrecer, a través de nuestro esfuerzo en pos de un grado de perfeccionamiento espiritual que nos permita y nos dé aptitud para merecer y poder formar parte de otros mundos y planos superiores y más perfectos de lo que lo es este nuestro de ahora , y esto posiblemente no lo lograremos de hoy para mañana, pero sí a través de mucho tiempo y esfuerzo a lo largo de muchas vidas.
- Jose Luis Martín-
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“Dios ha dado alas a vuestros espíritus para que vuelen por el inmenso cielo del amor y la libertad. ¡ Qué triste es que cortéis vuestras alas con vuestras propias manos y que vuestro espíritu sufra arrastrándose por el suelo como un gusano!.
- Khalil Gibran –
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CIVILIZACIÓN Y PROGRESO
Desde la más remota antigüedad, encontramos en el seno de los pueblos un ideal superior de progreso. Este, como es natural, surge a través del trabajo intensivo de los miembros de las sociedades, del esfuerzo colectivo y conjugado de todos los órganos que componen las comunidades.Mientras, de por medio con esa dinámica evolutiva, queremos resaltar la situación de aquellos que, en la condición de auténticos promotores de la Civilización y del Progreso, impulsan naciones, transforman ideas, crean sistemas de mejoramientos para las condiciones de vida de individuos y pueblos, y como que cargan en sí las más potentes virtudes del adelantamiento y del avance de ideas y realizaciones, dejando sobre la faz de la Tierra las señales indiscutibles de su superioridad intelecto-moral traducida en obras de real interés individual y colectivo.
Hubo, hay y habrá siempre criaturas así, que según sabemos, son Espíritus iluminados, enviados a la Tierra con la misión expresa y la afinidad principal de hacerla progresar.
No pretendemos aquí hacer citas de aquellos pueblos en cuyos países florecieron obreros y héroes de todos los matices, pero sólo resalta que, habiendo el Orbe Terreno alcanzando un alto índice de conocimientos técnico-científicos, no lograron sus habitantes asentarlos sobre bases sólidas.
Pasaran, se multiplicaran y se alternaran mensajeros y vanguardistas de la Civilización y del Progreso, sin embargo, la gran, la inexcusable verdad es que el corazón del Hombre permanece cerrado a los apelos de lo Alto, en una terrible crisis abúlica del sentimiento, sufriendo de visibles acromegalia en su cuerpo asociativo.
Antes de extendernos más sobre tan importante cual palpitante asunto, recurramos a la Codificación Kardecista y atendamos para la orientación que, en ese sentido, nos vienen de lo Más Alto.
Veamos los desdoblamientos de la pregunta 780 de El Libro de los Espíritus y las sapientísimas respuestas de los Espíritus Reveladores, dadas a Allan Kardec:
¿El progreso moral acompaña siempre el progreso intelectual?
“Deriva de este, pero no siempre lo sigue inmediatamente.”
a) - ¿Cómo puede el progreso intelectual engendrar el progreso moral?
“Haciendo comprensibles el bien y el mal. El hombre, desde entonces, puede escoger. El desenvolvimiento del libre albedrío acompaña el de la inteligencia y aumenta la responsabilidad de los actos.”
b) - ¿Cómo es, en este caso, qué muchas veces, sucede ser los pueblos más instruidos los más pervertidos también?
El progreso completo constituye el objetivo. Los pueblos, sin embargo, como los individuos, sólo paso a paso lo alcanzan. En cuanto no se les haya desarrollado el sentido moral, puede incluso ocurrir que se sirvan de la inteligencia para la práctica del mal.
Lo moral y la inteligencia son dos fuerzas que sólo con el tiempo llegan a equilibrarse.”
Delante de tan oportunos e importantes esclarecimientos, concluimos fácilmente que el fenómeno actualmente presentado en el Globo Terráqueo deja de ofrecer dificultades de apreciación y entendimiento.
El verdadero progreso de un pueblo, de una nación se estribaría necesariamente en sus conquistas morales e intelectuales y, cuando tal no se verifica, se presentan anomalías en el seno de las colectividades, en forma de convulsiones de toda especie.
Teniendo en cuenta que esas ponderaciones se aplican a todos los pueblos, se desprenderá de ahí el lastimoso aspecto que ellos nos presentan, por efectos de los desvaríos del Hombre que envileció su propia conciencia y su sentido de responsabilidad, dando a los descubrimientos científicos una aplicación para la guerra, como si el exterminio fuese ley de Muerte para la Vida.
Sobre la Civilización, veamos aun, en El Libro de los Espíritus, la pregunta 793 y su respectiva respuesta:
¿Por qué indicios se puede reconocer una civilización completa?
“La reconoceríais por el desarrollo moral. Creéis que estáis muy adelantados, porque habéis hecho grandes descubrimientos y obtenido maravillosas invenciones; porque os alojáis y vestís mejor que los salvajes. Todavía, no tendréis verdaderamente el derecho de deciros civilizados, sino cuando de vuestra sociedad hubieseis barrido los vicios que la deshonran y cuando vivierais como hermanos, practicando la caridad cristiana. Hasta entonces, seréis sólo pueblos esclarecidos, que han recorrido la primera fase de la civilización.”
Ante tales afirmaciones, emanadas de Espíritus sublimes, fundadas por el consenso de la lógica, nos resta solamente confesar que lejos estamos de las verdaderas metas de la Civilización, de aquella que ha de imperar en el futuro, como de la regeneración del Planeta.
A nosotros, espíritas, compete el deber inalienable de, a la luz del Evangelio de Jesucristo, luchando por la implantación de los principios cristianos, acrisolar virtudes y huyamos a las esdrújulas fórmulas de renovación calcadas en extremismos de violencia, consciente de las luminosas palabras de André Luiz: “El hombre renovado para el Bien es la garantía sustancial de la felicidad humana.”
-Iaponan Albuquerque da Silva- Fuente: Revista Reformador – non/2001
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" La sabiduría superior tolera, la inferior juzga; la superior alivia, la inferior culpa; la superior perdona, la inferior condena. Tiene cosas que el corazón solo habla para quien sabe escuchar."
- Chico Xavier -
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La
inmortalidad del Espíritu y la reencarnación
Hace
algunos días, recibimos un e-mail con el título “Entendiendo la
muerte”, que decía así:
Nadie
quiere morir, ¿no es así? Hasta un suicida o enfermo terminal desea
vivir, sin embargo, con calidad. Eso es lo que existe de más
intrínseco en nuestro corazón: el deseo de vida. Ya decía el
dictado popular: "Si la muerte es descanso, prefiero vivir
cansado". ¿Pero qué ocurre en la muerte? Existe vida además
del túmulo? Brasil es un terreno fértil para creencias basadas en
la comunicación con los espíritus y en la reencarnación.
Investigaciones indican que un 80% de las personas creen que el
espíritu va para algún lugar después de la muerte y 69% piensan
que los muertos "buenos" están en un paraíso, al lado de
Dios. Ahora, si las personas no mueren como dicen algunos, pero
quedan reencarnando y van para el paraíso, ¿por qué todos tienen
miedo de morir? Por qué la muerte causa tanto temor?
La
Biblia enseña que solo Dios es inmortal (1 Timoteo 6:14-16).
La
creencia en la inmortalidad del alma surgió de la primera mentira en
la Tierra, dicha por el Diablo, el padre de la mentira (Juan 8:44).
Él usó la serpiente como médium y dijo a Eva: "Ciertamente no
moriréis" (Génesis 3:4). Tal declaración fue totalmente contraria con lo que Dios dijo: "Ciertamente moriréis"
(Génesis 2:17).
Como
vimos en las preguntas de este estudio, para entender la muerte
necesitamos saber primero lo que es la vida. Según Génesis 2:7, la
vida es: POLVO DE LA TIERRA + ALIENTO DE VIDA = ALMA VIVIENTE. La
Biblia dice que, en la muerte, ocurre un proceso inverso al de la
creación de la vida (Eclesiastés 12:7), el alma muere, o sea, el
ser humano muere (Ezequiel 18:4). Entonces
el alma no es una entidad extracorpórea.
La
palabra traducida por aliento o espíritu, en el texto hebraico es
ruach y en el griego es pneuma. Esos términos pueden significar
"viento", "soplo", "aliento",
"temperamento", "coraje" o “respiración",
inclusive de animales. En el que se refiere al hombre, jamás en la
Biblia las palabras pneuma y ruach denotan una entidad inteligente,
con existencia fuera de un cuerpo físico.
La
Biblia no apoya la idea de la reencarnación, pues "a los
hombres está ordenado morir una sólo vez, viniendo tras eso el
juicio" (Hebreos 9:27).
En
más de 50 versículos, la Biblia compara la muerte a un sueño
(Salmos 88:10-12; 115:17; 146:3, 4; Isaías 38:18, 19). El
propio Jesús dijo que Lázaro estaba durmiendo (Juan 11:11-14).
Algunos
cristianos interpretan erróneamente a Lucas 23:42,43, cuando Jesús
dice al ladrón en la cruz: "En verdad te digo que hoy estarás
conmigo en el paraíso." Según ellos, el ladrón fue para el
cielo aquel día, comprobando así, la vida después de la muerte. En
el texto original, sin embargo, no existe la palabra "que".
Ella fue añadida por el traductor para dar sentido al texto. En el
griego antiguo, no existía coma o punto. Por eso, cabe al traductor
escoger en que lugar de la frase colocará la coma. Siendo así, el
mejor sentido del texto es: "En verdad te digo hoy, estarás
conmigo en el paraíso". Eso es porque el texto de Juan 20:17
nos muestra que Jesús y el ladrón no fueron para el Cielo aquel
día. De ese modo, percibimos que el texto no enseña que recibimos
la recompensa inmediatamente después de la muerte, pero sí, a la
vuelta de Jesús (Apocalipsis 22:12). (Texto del email que nos fue
enviado el día 11 de junio de 2015, a las 12:27 PM.)
Samuel
y Elias reaparecieron vivos después de haber muerto
Bien,
en relación a la muerte, sabemos que además del cuerpo físico
tenemos un Espíritu inmortal, y que este, cuando estamos en el
cuerpo de carne, es llamado alma.
La
ciencia nos demuestra que aquello que llamamos “muerte” es
solamente la cesación del funcionamiento de órganos vitales
necesarios al mantenimiento de la vida de nuestro envoltorio
corporal.
En
el Viejo Testamento, en 1Sm 28, 7-15, gracias a la pitonisa de
En-Dolor (o Endor en la versión católica), Samuel, ya muerto,
aparece al rey Saúl. Es claro: es su Espíritu que se hace visible,
demostrando así que está vivo.
Ya
en la Nueva Alianza, más exactamente en Mt 17,1-13, Jesús con sus
discípulos Pedro, Santiago y Juan, subiendo el monte Tabor, se
encontraron con Moisés y Elías que ya habían muerto. Delante de
ese episodio bíblico, queda comprobada la vida después de la
muerte.
Para
la pregunta: "¿existe vida más allá de la tumba?", si
respondiéramos esa indagación como espírita que somos, diríamos
que SÍ, y citaríamos las colonias espirituales narradas en el libro
"Nuestro Hogar", que fue psicografiado por el médium
minero Francisco Cândido Xavier y dictado por el espíritu André
Luiz; sin embargo, para los fundamentalistas, sólo mencionaremos la
Biblia y la parábola del "Rico y Lázaro", que fue contada
por Jesús y está en Lc 16,19-31, la cual comprueba indudablemente
la supervivencia después de nuestro pasaje aquí por este orbe.
Esa
conversación de: “si hiciera el bien va para el Cielo, el malo
para el Infierno”, para algunas personas, prueba la vida después
de la muerte. Sin embargo, a la vez, vemos que esta es una historieta
para dar miedo a los niños. En cuanto al argumento de que “el
Cielo queda encima y el Infierno abajo”, el mismo no es válido.
Sabemos que nuestro planeta es redondo, y a través del movimiento de
ROTACIÓN, aquello que está encima, 12 horas después está abajo.
Por otro lado, la Ciencia ya escudriñó el subsuelo y comprobó que
en el nada fue encontrado.
El
Cielo no es un lugar, sino un estado de espíritu
Dirán
algunos: “¡Pero la creencia en el Cielo y en el Infierno es
bíblica!” Responderemos a esos: También leemos en la Biblia: Lc
17,20-21: “Siendo Jesús preguntado por los fariseos sobre cuándo
vendría el reino de Dios, les respondió: El reino de Dios no viene
con apariencia exterior; ni dirán: ¡Helo aquí! o: ¡Helo allí!
pues el reino de Dios está dentro de vosotros”. Bueno, en algunas
Biblias, en vez de leer la palabra "dentro", se lee
"entre", pero en ambos casos vemos que "el reino de
Dios " o, como quieren unos, “el Cielo”, realmente no es
un lugar circunscrito, y sí un estado de espíritu. Bien,
podemos afirmar seguramente que, como el cielo, el Infierno
igualmente lo es.
En
muchos casos, oímos por ahí el siguiente diálogo: “¿Cómo está
su vida?” “¡Una maravilla! ¡Un mar de rosas! ¡Un cielo
esplendoroso!” O: “¿Cómo está su vida?” “¡Una droga! ¡No
podría estar peor! ¡Un verdadero infierno!” Pues bien, eso
confirma las palabras de arriba.
Más
adelante, la Biblia, en Ju 6,63, nos muestra que nuestra carne, la
cual es la indumentaria del Espíritu, no tiene valor, por lo tanto es en el Espíritu donde que debemos buscar la importancia de nuestra vida. En la misma
obra literaria el apóstol Juan nos habla claramente que Dios es
Espíritu (Ju 4,24). He ahí nuestra semejanza con el Creador, pues
también somos Espíritus y lo seremos siempre, sea viviendo en la
carne o fuera de ella.
Aún
en ese nos es dicho, en Lc 20,27-38, que algunos saduceos, hablando
sobre la situación de una mujer que se habría casado con siete
hermanos, preguntaron al Divino Rabí de cuál de ellos ella sería
esposa cuando ocurriera la resurrección de los cuerpos. Les dijo
Jesús de forma clara que solamente se casan aquellos que aún están
vinculados a un cuerpo físico. Sin embargo, los que ya se encuentran
en el Plano Espiritual no se unen maritalmente, por ser esa unión
algo que ocurre estrictamente entre seres unidos a la materia.
Además, si Dios es Dios de vivos (Lc 20,37-38), entonces todos los
que murieron físicamente continúan, en el otro lado de la vida,
espiritualmente vivos. Fue lo que Jesús quiso decir en ese pasaje
citando a Abrahám, Isaac y Jacob, que ya habían muerto, como
estando plenamente vivos. Esto queda claro cuando Jesús nos habla en
Lc 20,38: “Ahora, Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; porque
para Él viven todos”. O sea, todos los encarnados y desencarnados.
Esteban
rogó a Jesús que recibiese su Espíritu
En
el Gólgota, en la conversación que Jesús tuvo con el “buen
ladrón”, no nos interesa si existía o dejaría de existir la
palabra “que”, no nos cabe saber donde la coma debe estar, ni
mucho menos cuando él fue para el Paraíso. Lo que nos importa es
que el Sublime Maestro lo llevó para el Paraíso. No viene al caso
si fue hoy, mañana, de aquí a 5, 10, 15, 20, 50, 100, 200, 500 o
1000 años, lo que demuestra que existe vida después de la muerte es
que Jesús lo llevó.
Esteban,
uno de los mártires del Cristianismo, en el auge de la lapidación a
que fue condenado por el Sanedrín, “en oraciones” rogó al
Divino Jardinero que recibiera su Espíritu tras su expiración que
se aproximaba acelerada (At 7,59). Esa petición sólo se justifica
si el moribundo vislumbrase una continuación de la vida.
Hay
igualmente aquellos que se apoyan únicamente en las Escrituras
Sagradas para afirmar que la INMORTALIDAD es solamente atribuida a la
Divinidad Mayor (1Tm 6,14-16). A los mismos, corroboramos
inapelablemente que esos individuos, afirmando eso, están rebajando
al Creador a la estatura moral del hombre. “¿Cómo es así?” -
preguntarán algunos. Explicamos: hoy, la física cuántica, no
trabaja más con la hipótesis de un Universo, sino de
Multiuniversos. Basta que usted lea autores como Marcelo Gleiser(1).
En consonancia con la Ciencia, el Universo tiene un formato
cilíndrico y fue formado hace aproximadamente 15 mil millones de
años. Eso supone que tenemos más o menos 200 mil millones de
galaxias. Una de esas es la nuestra, la “Vía Láctea”, la cual
no es considerada grande, porque posee únicamente 100 mil millones
de estrellas, y el Sol, que preside nuestro sistema planetario, es
una de las menores. Él, el Sol, tiene 8 o 9 planetas que giran en
torno a él; uno de ellos, el planeta Tierra, es uno de los que posee
menos masa, y es en el que vivimos. Resumiendo: la Tierra es un
planetita, que gira en torno a una estrellita, que integra un grupo
de 100 mil millones de estrellas, componiendo una galaxia, entre
cerca de 200 mil millones de galaxias en uno de los Universos
posibles.
¡Vean
como nosotros somos importantes! ¡Y hay gente que cree que Dios hizo
todo eso solamente para que nosotros existamos! ¡Eso que es un Dios
inteligente! ¡Que entiende muy bien de la relación de “coste y
beneficio”! ¡Hizo mil millones de estrellas, galaxias, sólo para
que nosotros existamos!.............
Pablo
declaró a los filipenses que morir es una ventaja
“¿Y
qué tiene todo eso que ver con la Biblia, más exactamente con 1Tm
6,14-16, o sea que sólo el Altísimo tiene la inmortalidad?” -
indagarán muchos.
Bien,
cuando lo “apóstoles de los gentiles” escribió la referida
epístola a Timoteo, la Ciencia no tenía el conocimiento del
Universo que tiene actualmente. Entonces, cuando vayamos a
interpretar la Biblia tenemos que adaptar sus escritos a nuestros
tiempos. De lo contrario, si siguiéramos el lado “invidente de la
letra”, estaremos, como mínimo, rebajando al Creador a la estatura
del hombre, y del hombre antiguo.
Creemos
que este hecho descrito en 1Tm 6,14-16, o sea, que sólo Dios es
inmortal, no es verídico; pues, si así fuera, ¿por qué entonces
San Pablo, en carta a los Filipenses, en el 1º capítulo, en el 21º
versículo, afirma que “morir sea un logro”?
Otra
cosa: hablan que la Biblia no apoya la idea de la reencarnación, y
citan Hb 9,27: "a los hombres está ordenado MORIR sólo una vez, viniendo tras eso el juicio". ¡Pero está claro! En una
determinada existencia el hombre muere solamente una vez; ahí,
reencarna y muere nuevamente; y así sucesivamente, hasta alcanzar la
categoría de los Espíritus Puros. Sería contrario a la
reencarnación si Hb 9,27 hablara: "a los hombres está ordenado
VIVIR una sóla vez”. ¡Pero no es de esa forma! Entonces, ese
versículo no habla contra las vidas múltiples y tampoco es
contrario a la vida después de la muerte, como quieren los
antiespíritas.
Todo
nos lleva a creer que el Espíritu sea inmortal. Y que, ya que fuimos
agraciados con la inmortalidad, nos parece lógico evolucionar vida
después de la vida. De
esa forma también queda corroborada la reencarnación.
Concluimos
haciendo una pregunta al autor del e-mail mencionado en el preámbulo
de este texto. Según él, no existe “vida después de la muerte”
y mucho menos las “existencias múltiples”. Caso eso sea verdad,
indagamos: ¿por cuál motivo tenemos que hacer el bien?
(1)
Marcelo
Gleiser (Río de Janeiro, 19 de marzo de 1959) es un físico,
astrónomo, profesor, escritor y guionista. Conocido en los Estados
Unidos por sus lecciones e investigaciones científicas, en Brasil es
más popular por sus columnas de divulgación científica en la Hoja
de S. Paulo,
que es uno de los principales
periódicos del país. Escribió siete libros y publicó tres
coetáneas de artículos. Participó de programas de televisión
en Brasil, Estados Unidos e Inglaterra. En 2007, fue elegido miembro
de la Academia Brasileña de Filosofía. (Fuente: Wikipédia.)
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EL
AMANECER DEL
AMOR
Cuando
el día amanece y el sol comienza a clarear todo, las estrellas se
apagan, una a una, los pájaros comienzan a cantar saludando la luz,
toda la naturaleza despierta… Las flores se abren llenando el aire
de perfume, los peces se dirigen a la superficie atraídos por la
claridad, el viento aun está soplando frió, clareándolo todo, la
mayoría de los humanos duermen aun. Algunos apenas se levantan muy a
desgana, para cumplir el horario del trabajo. La rueda de la vida da
una vuelta más y una nueva etapa se inicia…
Muchos
reciben este nuevo día con esperanza: van a reencontrar amores que
partieron, van a festejar una victoria, van a realizar un sueño, van
a cumplir una meta, están seguros de resolver un problema.
Otros
no tienen siquiera la voluntad de levantarse de la cama para
enfrentar un día más, que sospechan y creen hasta que será igual
que los anteriores, sin color, sin brillo, sin ninguna novedad. Se
fuerzan a despertar, pero ya están sin esperanzas, ya no creen en la
renovación traída por la propia vida, a cada instante. Son viejos
en cuerpos que no siempre están gastados, son seres amargados que no
aprendieron a amar las pequeñas cosas, como apreciar la belleza
siempre presente en este planeta.
¡Feliz
de aquel que saluda el nuevo día con esperanza! Que se entrega al
flujo de los nuevos acontecimientos que no puede controlar, con
confianza y tranquilidad, teniendo la seguridad de que siempre
ocurrirá lo que sea mejor, incluso que eso no sea agradable.
La
paz viene de esta seguridad de que nunca se está sólo, de que
formamos parte de un plan sabio y muy bien elaborado, de que un día
todos llegaremos a sentirnos completamente felices, no importa cuanto
tiempo lleve esto.
Partir
es también llegar a algún lugar. Cuando perdemos alguna cosa,
alguien está ganando y cuando sonreímos, muchas veces hacemos a
alguien llorar. En la relatividad de las cosas está todo lo bailado
de la vida, donde estamos siempre moviéndonos para algún lugar,
donde nuestros sentimientos siempre se modifican, ahora más alegres,
ahora más tristes, sin que en la mayoría de las veces podamos
comprender el porqué.
En
esta caminata, doblando esquinas, cruzando caminos, tropezando con
espinos y a veces cayendo en agujeros, vamos viviendo, encontrando
personas que nos ayudan, otras que nos acusan, algunas que abusan,
otras que nos amparan, nos abrazan y nos aman.
Lo
importante es no desanimarnos nunca, no parar nunca. Es preciso
continuar, no dejar de andar.
La
felicidad vive en el corazón que está en paz, que ama a todos y a
todo, que sabe perdonar y, principalmente, que aprendió a esperar
con confianza por días mejores.
El
acaso no existe, todo ocurre por una razón. Confiando en esto nos
sentiremos fuertes y acogeremos lo nuevo como a una visita
inesperada, pero bienvenida. Observaremos nuestros sentimientos
delante del que nos llega, procuraremos aprender con todo lo que
ocurre, pues aquí estamos en una escuela, donde muchas veces un
segundo puede enseñar mucho más que una hora…
¡Los
sueños, que los guardemos! Son estrellas que brillan e iluminan
nuestras mentes. Cuando la tristeza por alguna razón llegara,
acordémosno de ellos y dejemos que nos muestren como nuestro futuro
será, ¡pues la tempestad ha de pasar!
Maria
Cristina Fraga Tanajura
Texto
Extraído de “CONSTRUYENDO
LA VIDA”
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